Limit Breaker: Conquistando Mazmorras - 66
- Inicio
- Limit Breaker: Conquistando Mazmorras
- 66 - Capítulo XXI: El Emperador Gigante de la Escarcha
En el mundo exterior, donde el tiempo transcurre muy lento y con relación al vacío en el que se encuentra Martin apenas han pasado 5 minutos desde que el cazador se había desmayado.
Julio decide tomar las riendas de la defensa del campamento, con el tiempo en contra y sabiendo que posiblemente sea necesario que Martin afronte sus asuntos, siendo el único que comprende la extraña naturaleza del poder, solo por las situaciones que se ve envuelto el joven:
Julio: “Estela, cuida de Martin”
Estela: “Entendido ¿tú que harás?”
Julio: “Hay que defender este lugar, sea como sea”
María: “Cielo ¿Qué debo hacer yo?” — se acerca a un costado
Julio: “Yo…no estoy seguro, no deseo que vayas al frente ni siquiera que combatas”
María: “Pero saber que no hare caso y seguiré lo que sienta” — exclama orgullosa
Julio: “Es por eso que te amo hermosa” — le responde encantado por la actitud de su esposa frente al peligro inminente
María: “Aunque en este caso seré de más ayuda con Estela, lo sé, mi magia de planta no sirve en este lugar helado” — reconoce sin un ápice de decepción
Julio: “Si, te encargo esto, toma a Macarena y ayuda tanto a Octavio como Marcos”
María: “Lo hare” — acepta el encargo sin problema y decidida
Una vez que María se aleja mientras ayuda a Marcos a caminar hacia un improvisado edificio construido por la poca magia de tierra y barrio que hay, Julio corre rápidamente a los muros de picos, donde lo esperan los pocos cazadores que quedan para defender el campamento.
Los monstruos se acercan lentamente, sin necesidad de apurar su paso, solo dejan que el miedo se apodere de los humanos con cada estruendosa pisada contra la nieve por parte de los enormes gigantes, los gritos de los gigantes más pequeños al mando de Ingor, y los esqueléticos sonidos de los elementales de hielo.
Así como en el ataque de la avalancha, el pánico agita la calma de los pocos humanos que quedan, pero esta vez no hay lugar a donde escapar o edificio donde ocultarse. Las únicas dos opciones son luchar para vivir o morir sin haber podido hacer nada más que ser un cobarde.
Julio inicia las indicaciones para defender posiciones, poniéndose a sí mismo en el frente junto con los de mayor poder de ataque. Los cazadores de elemento fuego de cualquier clase y rango son los que se apostan en el frente, siendo los de mayor posibilidad para enfrentar a los monstruos inclusive un rango mayor a ellos, excepto los de rango superior a A+. Por detrás aquellos de elemento rayo, que pueden tener efecto de sobrecarga contra los elementales, y así sucesivamente. Los últimos y que protegen o atacan desde la retaguardia son los de elemento hielo, agua y aire, siendo además los más débiles como para enfrentar a los monstruos donde esos elementos son su fuerte.
En poco tiempo, las fuerzas enemigas llegan al muro compuesto por enormes picas de madera, y con fuertes movimientos de sus mazas de batalla, los gigantes destrozan la primera defensa, mientras que los enormes titanes dan su primer paso dentro del terreno a defender.
Sin embargo, los cazadores de fuego atacan a los pies con potentes flechas de fuego, bolas ígneas y toda clase de ataques en base al elemento más peligroso y enemigo natural del hielo. Uno a uno, los titanes caen hacia atrás como si fueran fichas de dominó.
Aquellos gigantes que caen son apartados violentamente por los que se mueven por detrás, pero la férrea defensa de los cazadores de fuego y rayo atacan con más fuerza a los pies. Para la sorpresa de los humanos y el propio Julio, estos gigantes cubren sus pies con hielo mágico, mostrando un alto nivel de aprendizaje sobre las estrategias que se están empleando desde hace unos minutos, entonces, el ahora comandante ordena atacar al rostro, aunque no todos pueden alcanzar tal altura, sino más bien los que son cazadores de rango B+ o más logran impactar.
Mientras tanto, los gigantes de hielo, fuego y montaña de casi 5 metros de altura, son atacados por los cazadores de elementos diversos, como neblina, oscuridad, luz, veneno, entre otros, pudiendo impedir que avancen, a excepción de uno que sin dificultad pasa a pura fuerza bruta y moviendo su brazo de forma enérgica e impactando contra algunas personas, matándolas en el acto e hiriendo a muchas otras más, Ingor:
Ingor: “¡Jajaja! ¡¿eso es todo lo que tienen humanos?! ¡tráiganme al más fuerte de entre ustedes, quiero batalla, sangre y muerte!” — grita, eufórico al ver a las cazadoras defender su posición de loas elementales y gigantes, elevando la excitación del comandante — “¡sí, muje…!”
Sin darse cuenta, la cabeza de Ingor sale volando a varios metros de distancia, formando con su sangre color azul un largo camino hasta caer en la nieve. El monstruo aun conserva el conocimiento y mira una figura cabizbaja, vestido elegantemente y sosteniendo un cigarro en su mano derecha.
Julio mira ferozmente al sentenciado gigante por haber querido ultrajar a las cazadoras, y entre ellas, muchas jóvenes que fácilmente podrían haber sucumbido ante el rango del monstruo, pero por alguna razón el cazador cuyo rango es A+, ha mostrado un potencial rozando el S+, por lo que Ingor se lleva una gran sorpresa:
Julio: “Es extraño que aun sigas con vida” — se acerca a la cabeza, mientras por detrás el cuerpo aún sigue de pie, pero desvaneciéndose lentamente como si fuera parte de la tormenta de nieve —
Ingor: “T-Tu…hu…hu…humano ¿Cómo es…que?”
Julio: “¿Cómo fue que te decapité? Cielos, no lo sé” — llega hasta la cabeza cercenada y se agacha, mirándolo a los ojos — “me importa muy poco eso” — da una pitada al cigarro y exhala el humo en el rostro del monstruo — “pero si hay algo que mas odio es la actitud tan desagradable que has mostrado”
La característica expresión de Julio, llena de compasión, elegancia y entereza, desaparece mientras un destello de fuego se forma en ambos ojos y una serie de marcas el la frente y mejilla como si fueran escamas dan forma en la piel, acto seguido se pone de pie y extiende su mano abierta en dirección a la cabeza del monstruo:
Ingor: “¡E-Espera un…momento! ¡¿T-Tu…e-eres…un…despertado?! ¡P-Podemos…podemos arreglarlo!”
Julio: “Di lo que quieras, mi paciencia con las basuras como tu ha llegado a su fin”
A pesar de ser un caballero con todas las letras de la palabra, inclusive personas como él no son distintas a la gente común, actitudes tan desagradables como las de Ingor o Fabio lo llenan de odio irracional, por ese motivo no perdonaría a nadie que considere menos la vida ajena.
El cazador murmura una palabra y de la palma de su mano sale una poderosa llamarada, imposible de que pierda fuerza en el frio Antártico, incinerando la cabeza del monstruo y haciéndola desaparecer al igual que con su cuerpo, ambos ahora formando parte de la magia de la mazmorra:
Julio: “No quería usar Igner, ese ataque me consume mucho maná. Pero al menos pude acabar con es…”
De repente, Julio es golpeado con una fuerza tan bestial y violenta que es enviado varios kilómetros de distancia, lejos de la batalla. Con ambos brazos pudo protegerse de ataque y así evitar ser asesinado, pero las heridas son claras:
Julio: “¡Mierda! Ese ataque me ha dejado ambos brazos con los músculos casi rotos, si no hubiera usado también una intensa capa de fuego en la piel quizás los hubiera perdido o terminase con huesos rotos. ¿Pero quien fue el que me ataco? ¿huh?” — piensa y mira que a lo lejos una figura de casi 3 metros se le acerca — “¿q-que es lo que me está pasando?” — piensa preocupado mientras su cuerpo tiembla de terror — “esa criatura que se acerca, tiene una cantidad de magia incalculable, no…no puede ser…esa criatura es un monstruo entre monstruo…”
El gigante que no es tan grande como Ingor, se acerca lentamente y con cada paso que da el territorio resuena con poderosos estruendos, como si fuera el andar de una criatura inmensa de proporciones casi bíblicas.
Incluso para alguien como Julio, que había asesinado a un monstruo muy poderoso como Ingor de rango A+, la presencia de ese pequeño, pero monstruosamente poderoso gigante, lo hace sentir pánico. Aunque desee mantener la compostura, le es muy difícil.
Mirándolo sin nada mas que hacer, el monstro se para justo frente a Julio, con rostro temeroso y cuerpo temblando a punto de colapsar de temor:
Glermorog: “¿Tu eres el que asesinó a Ingor? Debo felicitarte humano. Me agrada ver que hay humanos prometedores” — dice, curioso por el cazador
Julio: “T-Tengo que hacer algo, si no, todos estarán en peligro. Este monstruo es demasiado para que inclusive 1.000 cazadores puedan manejar” — piensa sin poder levantar la mirada
Glermorog: “¡Oye, humano! ¡¿Hola?!” — acerca su intimidante rostro a Julio, obligándolo a intercambiar miradas con el emperador — “aquí está tu mirada. Te decía, resulta interesante que hayas asesinado a Ingor, así que estaba pensando en que eres alguien fuerte, y hasta que aparezca el usuario imperial, podre entrar en calor contigo. Nada personal, solo quiero medirme ante los mas fuertes, y contándote a ti, hay 6 peligros potenciales y apenas 3 que pueden plantar cara, o al menos llegarme a las uñas de los pies”
Julio intenta mantener la calma para saber que hacer y como manejar la situación, mientras Glermorog piensa algo, con su maza golpeándole el hombre:
Glermorog: “Déjame pensar…¡ah, sí! Hagamos un juego interesante. Ingor por lo general aceptaba, pero acababa hecho pedazos y tenia que curar sus heridas, oh bueno mis hombres lo hacían” — se aleja unos metros y arroja el mazo de batalla — “quiero que uses el ataque con el que mataste a Ingor”
Julio: “¿Q-Que?” — piensa en shock, confundido por la petición
Glermorog: “Anda, vamos. Dispara con todo tu poder esa llamarada”
Julio: “’Este tipo es muy extraño. No puedo mover mis brazos y…” — mira a sus brazos y se da cuenta de que están curados
Glermorog: “Soy el emperador gigante de la escarcha, y esta es mi mazmorra. Te mencione sobre mis muchachos, pues aquí están, espíritus de hielo que se forman con la tormenta. No me agradezcas humano, ahora dispara…” — le pide en tono calmado — “o te asesino aquí y ahora” — amenaza con un notorio cambio en la voz
Julio: “Quizás sea mi final, pero no dejare que esto acaba así” — se dice así mismo, mientras piensa en su amada María — “¿quieres todo mi poder? ¡Entonces cómete esta infernal llamarada!”
Glermorog: “¡Si! ¡sin miedo, vamos!” — extiende sus brazos y cierra los ojos con una sonrisa a la espera del ataque
Julio: “Crimson Hades”
Al pronunciar estas palabras, ambas palmas de la mano se cubren de un fuego tan violento y destellos eléctricos color rojo y de estas liberan una poderosa llamarada que cubren los cielos, y todo el territorio donde ocurre esa magia es cubierta por una esfera de energía.
La onda expansiva llega hasta el campamento, derribando a todos lo que se encuentra en el camino.
Según documentos sobre la magia de los cazadores fuego elementales, el Crimson Hades es un ataque que concentra toda la magia del usuario y lo reconvierte en fuego que luego libera en forma de cañón. No muchos pueden usarlo, ya que exige una cantidad monstruosa de maná y también entereza física, adema de mental, por lo que es difícil ejecutar tal ataque. Al menos eso creía Julio, quien era apenas su segunda vez usándolo y la primera con tal magnitud:
Glermorog: “Quien lo diría ¡cof, cof!” — mueve su mano para despejar el humo, revelando que lo único que hizo fue dejar negra la cara del monstruo, pero además que eso, sin daño aparente — “veo que mis sospechas no son equivocadas. Eres un despertado” — mira a un Julio quemado por su propia magia, con la ropa rasgada, la parte superior había desaparecido sin dejar rastro y lo único que queda es el pantalón y los zapatos
Julio: “N-No…puede…ser…” — se queda perplejo al que no ha funcionado
Glermorog se acerca lentamente, calmo y satisfecho por el ataque hasta llegar al hombre:
Glermorog: “No hay duda, eres peligroso. Quizás no ahora, eso sí, pero debo liquidarte aun así”
El feroz monstruo mueve su mano hacia arriba sobre su cabeza y con las partículas mágicas de elemento hielo se forma un hacha y al balancearla en dirección al humano, busca darle fin de una manera brutal:
Julio: “Ah, supongo que no podía escapar, aunque quisiera. Lo lamento chicos, en verdad…lo lamento. Adiós amor mío, supongo que la idea de tener una familiar era algo demasiado lejano…pero al menos Victory fue una muy buena para nosotros, ¿o no, María?” — cierra sus ojos, aceptando su destino — “mi espíritu esta listo y mi corazón ruega porque seas feliz amor mío…” — deja escapar, sin una pizca de arrepentimiento
La tierra se sacude y la nieva se levanta muy despacio frente a la mirada atónita de Glermorog, quien detiene su ataque y se queda perdido en el extraño fenómeno:
Glermorog: “¿Qué es eso?” — toca la nieve que sigue alzándose de manera antinatural aun para la mazmorra
Daniel: “Te olvidaste de mí, ¡filho da puta!” — grita en español e insultándolo en portugués
Glermorog: “¡¿Huh?!” — se voltea
Cuando apeas se da vuelta, el emperador sale despedido contra una pequeña montaña e impactando en la base de esta. A diferencia de las magias de ataque, Glermorog no tiene conocimiento de tal elemento como lo es la Gravedad, siendo una que representa las pocas magias elementales de los humanos, perfeccionado por ellos y ahora usado por Daniel, por lo tanto, el fenómeno de la nieve y el repentino ataque bajo su guardia:
Julio: “D-Daniel” — cae en el suelo de rodillas
Daniel: “Julio, levántate, tenemos que escapar. Ese monstruo es demasiado para nosotros” — lo ayuda a levantarse
Julio: “Los demás ¿Cómo están?”
Daniel: “Estamos aguantando como podemos, pero las bajas son enormes en ambos lados” — le responde, sintiendo como el cuerpo de Julio tiemblan de miedo — “es la primera vez que lo veo así de colapsado. Jamás habría imaginado que Julio pudiera tener tanto temor de un monstruo, aunque no es para menos, inclusive yo, siendo rango SS+ siento como mi cuerpo quiere escapar de ese peligroso monstruo”
Una absurda cantidad de energía mágica explota por los aires a la montaña donde fue a parar Glermorog, y de entre los pedazos que vuelan, surge la figura del emperador sin ningún rasguño. Se acerca esbozando una sonrisa, con su mano extendida hacia la derecha crea una nueva arma, esta vez un martillo de huelo y con la izquierda mueve su cuello, tronando los huesos:
Glermorog: “A eso llamo un ataque repentino. Esa magia es misteriosa chico”
Daniel: “No tiene sentido, lo ataque con mucho poder mágico, se supone que no debería seguir en pie. Al menos tendría que tener los huesos rotos” — dice en shock
Julio: “Es un monstruo como ningún otro Daniel, tenemos que evitar que se acerca al campamento”
Daniel: “¡¿Qué?! ¡pero nos matara!”
Julio: “Nuestros amigos o nosotros, yo prefiero morir enfrentándolo que los nuestros caigan” — dice, aun adolorido y helándose por las bajas temperaturas
Daniel: “Los…nuestros…” — piensa en las palabras, donde ya es reconocido por Julio como alguien del gremio — “¡ja! Eres muy gracioso argentino. Te prestare mi ayuda, siéntete aliviado porque un alto rango mundial te ayudara”
Julio: “Cielos, deja de hacer tanto escándalo” — responde con una sonrisa adolorida
Daniel: “Jajaja, no puedo perder la oportunidad de mostrar mi valía” — sonríe — “aunque esa bestia…será un problema” — mira como la energía mágica del emperador es desbordante como nunca había visto en su vida, dando forma a la silueta de una criatura inmensa, mas grande que incluso el Monte Everest, y con ojos rojos tan siniestros como si se estuviera en presencia de una gran bota, y los humanos, apenas cucarachas esperando a no ser pisadas
Glermorog: “Entonces ¿comenzamos?” — sonríe de forma siniestra
Comments for chapter "66"
QUE TE PARECIÓ?