Limit Breaker: Conquistando Mazmorras - 74
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- 74 - Capítulo IV: En la oscuridad del nido más peligroso Parte II
Le ha tomado solo un puñetazo a la emperatriz para que Esfutyox se diera cuenta que la verdadera amenaza ya está en su mazmorra. Ni los subordinados que le son leales a un nivel feroz, ni los soldados quieren acercarse a los intrusos, temerosos de encontrar su final frente a él.
El camino hasta el palacio es directo, sin ataques ni nada que le impida llegar al emperador insecto. Gracias a la constante expulsión de aura de Martin y la marca imperial es que este llega a su enemigo.
Martin mira a su alrededor, encontrándose a miles de monstruos insectos que observan a la distancia:
“Percepción Imperial”
Como un sonar, Martin logra detectar no solo a los enemigos a su alrededor en un rango de muchos kilómetros, sino que clase, rango y el estado en que se encuentra, si es hostil, si es temeroso o neutral:
Martin: “Al menos 100.000 monstruos en un rango de 20km. La mitad está en estado de hostilidad y temor hacia mí y Arakneida. El resto observa” — analiza la situación
Esfutyox: “Maldito seas humano” — se levanta de los escombros mientras maldice al cazador — “tienes agallas como para lanzarte a mi territorio, pero esa fue tu gran equivocación”
Martin: “Emperador Insecto, Esfutyox” — piensa para sí mismo — “este tipo no parece fuerte, pero por lo que Arakneida me dijo antes de venir, su velocidad es de las más grandes a comparación con los otros enemigos que enfrentamos” — añade
Esfutyox expulsa su aura color amarillo acompañado de un chillido de insecto, chocando así con la roja de Martin y provocando fuertes cambios a la mazmorra. Los árboles son golpeados por fuertes ráfagas, así como terremotos sacuden la tierra y la energía mágica es enviada lejos de la mazmorra, hacia el portal en forma de relámpagos y vientos de maná que, si no fuera porque se encuentra en un desierto recóndito, cualquier persona podría morir al instante, cazador o civil.
Martin lo observa detenidamente, sin ser ajeno al poder de un emperador en todo su esplendor. Sabiendo que son seres peligrosos, decide enfrentarlo él mismo y evitar que alguien más lo haga. A pesar de que el emperador gigante de la escarcha fuera en cuestión de fortaleza un verdadero monstruo entre monstruos, Esfutyox se muestra como no solo alguien racional, dispuesto a entablar una conversación sino muy territorial:
Martin: “A diferencia de Glermorog, este emperador es muy agresivo, extremadamente agresivo. Lo mejor es manejar esto yo mismo” — piensa
Esfutyox: “Humano, espero que no mueras después de esto”
Martin: “Antes que nada quiero preguntarte algo, si te parece”
Esfutyox: “Soy un emperador generoso. Te daré la oportunidad de tener unas últimas palabras”
Martin: “¿Por qué elegiste este lugar para la mazmorra? ¿Qué es lo que tú y los otros insurgentes buscan? ¿Qué demonios está pasando?”
Esfutyox guarda silencio por la extraña pregunta.
Las expectativas del cazador a la respuesta del emperador hacen que Esfutyox pretenda tomar ventaja de ello con una cierta oferta, creyendo que será aceptada sin problemas:
Esfutyox: “Todas las respuestas que deseas están aquí” — señala a su cabeza con el dedo — “pero a cambio tendríamos que hablar de algo importante, algo que solo deseo”
Martin: “…”— no responde, confundido de lo que dice el emperador
Esfutyox: “Veo que no te intimido en lo más mínimo y a juzgar por lo que veo, Arakneida es tu subordinada, pero tampoco es la misma de antes. Mi propuesta es simple, me iré de aquí si me entregas a Arakneida. Ella es mi creación, una reina en todo su esplendor. Y como emperador que soy, podemos aparearnos para dar nacimiento a un ser perfecto ¿Qué dices? Es una propuesta bastante interesante la que te hago. Información de ellos, a cambio entrégame a le reina araña”
Si Esfutyox hubiera comprendido la situación, no hubiera cometido tal error, no solo Arakneida es una subordinada, aliada y familiar producto de esa habilidad imperial, sino que ahora es una miembro de la familia, por lo que decir tales cosas en tu presencia es un grosero error y no hace más que enfurecer a Martin.
Por más orgullo que tenga Esfutyox al ser el segundo emperador más brillante, de nada sirve ante un cazador que se rige por lo sentimientos más humanos.
No teniendo eso en mente, va mucho más allá y enfurece a Martin con una segunda propuesta:
Esfutyox: “Si te interesa como amante, puedo dejártela siempre y cuando mis descendientes provengan de ella”
Una inagotable y feroz sed de sangre pone nervioso al emperador insecto, que reacciona naturalmente dando un paso hacia atrás. Las manos le tiemblan de temor y sudan al mismo tiempo que tensa sus hombros:
Esfutyox: “¿Qué demonios es esto?” — se pregunta
Martin: “Te lo diré desde ahora y que quede en claro” — dice en voz baja y con a cabeza agacha — “Arakneida no es ni mi subordinada ni mi amante. Ella es una preciada amiga y mi verdadero amor está esperando por mí en Buenos Aires. Así que ¿Por qué no hablamos seriamente, insecto?” — agrega serio
Esfutyox: “Veo que no eres más que un humano intrépido. No entiendes tu posición y…”
No lo piensa dos veces, Martin se acerca a Esfutyox por la espalda, sin que el insectoide se percatara de tal anormal velocidad, lo toma de la parte de atrás de la cabeza y empuja del rostro contra el suelo destrozando por completo el lugar.
Arakneida observa una enorme columna de tierra y polvo que se alza frente a la montaña rocosa. Sonríe al darse cuenta que su señor ha comenzado la batalla:
Arakneida: “Enfrenta a mi señor, Esfutyox, el no tendrá piedad. Sin duda alguna es el más fuerte de todo este lugar” — exclama orgullosa de Martin
Por primera vez, un mero humano pone de rodillas al orgulloso emperador insecto, doblegándolo contra el suelo y haciéndole morder el suelo, quebrantándole la dignidad que como soberano de los monstruos insectos posee.
Cada intento por levantarse hace que se hunda más y más en el suelo y al mismo tiempo el cráter que se había formado por el impacto de su cuerpo, se abre hasta el doble:
Esfutyox: “¡Maldito humano!” — maldice mientras intenta levantarse por la presión ejercida por el chico, hace que el cuerpo del emperador siga contra el suelo — “¡¿te atreves a mirarme desde arriba?!”
Martin: “¡Quiero respuestas! ¡¿Qué pretenden los insurgentes?! ¡¿Por qué decidiste crear tu mazmorra en mi país?! ¡solo responde maldita sea!” — presiona la cabeza del insecto con más fuerte
Esfutyox: “Te estas equivocando conmigo humano”
De su cuerpo saca púas para liberarse y en el aire lo ataca a Martin con las agarras, aprovechando la superioridad aérea de su clase, sin embargo, es repelido fácilmente al bloquear el ataque y luego lo golpea fuertemente contra la mandíbula:
Esfutyox: “Imposible, no puede ser que me haya neutralizado en mi terreno ¿Cuánto ha mejorado desde esa vez que apareció en la mazmorra arácnida?” — vuela por los aires a gran velocidad y cae contra el suelo en el bosque
Martin: “Creo que no tiene sentido continuar esta discusión” — murmura decepcionado — “pero es extraño, por más que lo intente no consigo respuestas por la guerra de los insurgentes. Ni el emperador gigante ni el insecto”
La impaciencia de Martin se nota en su rostro, cansado de no encontrar una respuesta a esa incógnita ¿Quiénes son los insurgentes? ¿Qué los motiva a invadir la tierra? Pero inclusive derrotar a los emperadores parece que no sea suficiente.
Un pequeño zumbido se escucha en su cabeza y de los oídos sale un pequeño hilo de sangre, acompañado de dolores intensos:
Martin: “¡Aaaaahgg! ¡¿Qué me ocurre?!”
Arakneida: “¿Mi señor? ¿se encuentra bien?” — le pregunta vía conexión con su señor
Martin: “N-No te preocupes. Llévate al humanoide lejos de la mazmorra”
Arakneida: “Pero ¿y tú?”
Martin: “No te preocupes, vete. Ah, por cierto…” — le dice mientras observa como la mazmorra se va colapsando lentamente a pesar de que el emperador aún no ha caído — “deja de decirme señor o tratarme de usted si al final me vas a tutear. Solo trátame como lo sientas” — sonríe
Arakneida ayuda a David a salir de la mazmorra y en el camino sonríe feliz.
Un tremendo estruendo llega desde la parte de atrás de la montaña y una enorme grieta se abre a lo largo del camino hacia la salida de la mazmorra. La crisis en el territorio del emperador Insecto continua, destruyendo los alrededores del palacio imperial.
La repentina entrada del usuario de la marca imperial y el poder abrumadora de tanto Arakneida como Esfutyox, hace colapsar el territorio que no puede albergar tanta cantidad de maná como para soportarlo. Finalmente, Arakneida y David logran salir del lugar, pero la desestabilización no cesa, el daño ya está hecho.
Después de tal golpe, Esfutyox vuelve al ataque con sus garras al frente y en dirección al cuello de Martin, que en un movimiento rápido de sus manos desnudas no solo desvía el intento del emperador insecto por asesinarlo, sino que en el proceso le rompe el uno de los brazos y de un rodillazo al pecho rompe su armadura hasta hacerlo sangrar:
Martin: “Vuelvo a repetirlo ¿Qué quieren tu y los demás insurgentes? ¿Por qué te empecinaste en colocar tu mazmorra aquí?”
Esfutyox: “Tu…” —tose mientras se toma del pecho con intenso dolor — “maldito humano ¡deberías conocer tu puto lugar!” —se abalanza de nuevo para terminar con la vida de Martin
Martin: “Entonces ven”
Las explosivas patadas, puñetazos y lanzamiento de energía elemental de fuego que libera Martin de sus puños, hacen que todo el territorio tiemble sin poder soportar tal despliegue de poder. Esfutyox apenas le sigue el paso, ni la abrumadora velocidad que lo hace sentir orgulloso es capaz de superar a Martin.
De un puñetazo al rostro, hace volar por los aires al emperador. Martin da un salto mientras junta sus manos y en pleno aire golpea como si tuviera un martillo en lugar de manos a la espalda de la criatura, cayéndose al vacío a enorme velocidad e impactando contra el ya frágil suelo, que se resquebraja violentamente a medida que pasa el tiempo.
Sin tiempo para pensárselo, Esfutyox sale del suelo y vuela hacia el cazador a quien atrapa en el aire y lleva contra el palacio, atravesando todas las paredes hasta llegar al salón del trono y golpear con fuerza la estructura de piedra.
El cielo se cubre de un color rojizo y relámpagos negros caen, aniquilando todo lo que tocan, sean árboles o monstruos que intentan escapar o esconderse.
Martin se levanta sin dificultad de entre los escombros del trono destruido al igual que Esfutyox:
Esfutyox: “Es…inconcebible que te equipares a mi ¡Soy un emperador, tu solo un humano, un mero insecto que debería temblar ante mi presencia! Tendré que hacer reconocer tu lugar, porque no pareces entender por las buenas” — balbucea, nervioso por la superioridad del joven
Sabe que existe una enorme diferencia entre ambos y el hecho de que sea un humano hace que Esfutyox hierva de ira. La vista de Martin se tambalea misteriosamente, y a continuación todo su cuerpo se queda petrificado sin poder hacer frente al enemigo:
Martin: “¡¿Huh?! ¡q-que está pasando! ¡¿Por qué no puedo moverme?!” — piensa confundido
En su oído siente zumbidos de voces que resuenan en coro, pero ninguna comprensible. El insectoide aprovecha la situación para expulsar todo su poder y usar todas las armas que tiene en su haber, desesperado por derrotar al humano. De sus brazos salen pues venenosa. En la parte baja de la espalda una cola con aguijón se forma y las mandíbulas se vuelven grotescas y con la saliva convertida en acido corrosivo. Las garras se vuelven negras y también cubiertas de veneno, mientras que, de arriba de la cabeza, aquellas antenas que adornaban la parte superior son reemplazadas por cuernos. Finalmente, el tamaño se duplica, siendo mucho más grande que Martin y el color de la armadura pasa a ser rojo y negro:
Esfutyox: “Humano insolente, mira lo que me has obligado hacer. Jamás creí que tal cosa podría suceder, pero mírame. Ni en los millones de años de existencia una criatura inferior como tu ha podido obligarme a adoptar mi forma gladiador. Siente regocijo de morir por mi mano en mi forma más poderosa”
Martin mira preocupado como el emperador avanza muy lento por el peso de su transformación y que sus alas no se han modificado. Siendo así, la transformación de Esfutyox es una fusión entre un escarabajo con escorpión. Transformación enfocada en una alta concentración de veneno en todos sus miembros incluso en las púas.
Nadie se abría fijado, pero Martin se da cuenta de una debilidad que es algo normal en los insectos y particularmente sufren las hormigas:
Martin: “Si…no hay duda de eso, debo atacarlo por ahí” — mira el cuello del monstruo — “pero no puedo moverme. Tengo que aguantar todo lo que pueda”
“Protección del Emperador”
Nivel de Poder Manifiesto: 35%
***PARTE II***
En el desierto de Salta, varios kilómetros lejos de la mazmorra imperial, Arakneida acomoda en el suelo al moribundo David, destrozado por las heridas y con miedo a morir y no poder saber quién es y no ver nunca más a las personas que le importan.
David se da cuenta de cuantas cosas desea, pero ese impulso que lo hizo ir al territorio de Esfutyox, cegado por el instinto de insecto y la dependencia hacia su señor lo hace comprender que no es humano y no hay nada para cambiar eso. Sin embargo, mira a Arakneida y su apariencia, su poder y lo serena que es, casi como si su nivel de intelecto fuera similar o superior a Esfuyox:
David: “P-Puedo…preguntar ¿quién eres?
Arakneida: “Soy Arakneida”
David: “¿Y esa persona que vino contigo?”
David tiene una fugaz visión de Martin aun sin saber quién es:
Arakneida: “Él es mi señor, Martin, el gran usuario imperial” — responde orgullosa
Arakneida se arrodilla en el suelo y sostiene la mano de David para acompañarlo en tal momento. El joven se sorprende del gran gesto de la emperatriz.
David: “Es aliviador que exista alguien así de asombroso ¿verdad?”
Con cada palabra, el intenso dolor en su cuerpo se multiplica peligrosamente y las hemorragias empeoran:
Arakneida: “Tienes que descansar. No te mueves y no hables. Yo estaré aquí”
David: “No tienes…que hacer esto…estás preocupada por él. Lo mejor sería que vayas”
Arakneida: “No es tan simple. Él no es alguien que se deje ayudar. Solo piensa en los demás, salvo en momentos que cree necesario que alguien lo haga. Supongo que es la razón por la que no quiso que me encargue de Esfutyox. El peso emocional de enfrentarlo sería desastroso para mí ya que al ser mi creador…pero qué más da, lo odio y si tuviera tal oportunidad, lo habría aniquilado yo misma”
David: “Es asombro…siento algo de envidia…hubiera sido genial haberlo conocido antes…”
Se queda estupefacto por la existencia de un humano, y por un breve instante cree que Martin sea la clave de esas visiones y recuerdos que lo golpean con violencia como si quisiera que David supiera cosas importantes sobre su propia y extraviada vida.
Sus plegarias son respondidas. Martin se acerca mientras a kilómetros se ven destellos y relámpagos de color purpura y a continuación una columna explosiva de fuerte color blanco se alza sobre el cielo, indicando que esa mazmorra ha sido completada, y apenas habían ocurrido veinte minutos desde que tanto Arakneida como David llegaron a aquel sitio del desierto.
Martin llega a su encuentro, con el cuerpo cubierto de heridas cortantes muy leves y la cabeza cercenada de Esfutyox en su mano derecha, aun goteando después de salir de la mazmorra:
Arakneida: “¡Martin! ¡¿estas bien?! ¡te veo muy herido!” — se asusta de verlo así
Martin: “S-Si…hummm…como explicarlo…tuve un percance en el camino antes de cruzar el portal para salir” — responde, rascándose la mejilla y sonriendo incomodo
Arakneida: “¿Per-canse?” — pregunta confundida
Martin: “Jajaja, no te preocupes. Es algo sin importancia así que olvidado por favor…” — le pide — “olvídalo” — se pone serio y le entrega a su compañera la cabeza de Esfutyox
Arakneida: “De acuerdo, hare lo que me pides” — toma la cabeza del emperador insecto
Martin: “Gracias” — agradece sonriente — “si le digo que algo extraño me ocurrió con la marca imperial y acabé petrificado unos momentos, Arakneida y Estela me van a regañar por exponerme al peligro” — piensa en estado de preocupación
Martin mira la condición en la que está David. Después de verlo mejor, lo reconoce y rápidamente se acerca a él para socorrerlo:
Martin: “¡Es él! Pero…no tiene sentido…” — se sorprende al ver que sigue vivo, pero con forma de monstruo y características humanas — “dime ¿Cómo te sientes? ¿crees poder levantarte?”
David: “Imposible” — niega con su cabeza — “mis piernas no responden y apenas pueden mis brazos” — responde, sintiéndose desgraciado por ser inútil
Martin: “¿Sabes quién eres? ¿si tienes familia o algo así?”
David: “¿Por qué esas preguntas?”
Martin: “Bueno, es que me recuerdas a alguien” — responde dudoso
En realidad, la razón por la que no quiere decirle nada o al menos sin una iniciativa de David, es porque posiblemente sus recuerdos fueran distorsionados y ya no tenga su identidad de humano y solo esté confundido por tener apariencia de uno. Solo es cuestión de tener respeto por aquellos desafortunados. Sin embargo, David dice algo que deja en shock a Martin:
David: “A decir verdad tengo ciertos recuerdos, muy extraños. Es sobre un muchacho…que, al verlo mejor…se parece un poco a mí. Se llama Lucas y…haaaa… — jadea de dolor — “también a ti te veo, pero a diferencia con ese muchacho, tu no me eres siquiera conocido. A pesar de que tampoco a Lucas…la diferencia es que con él siento algo, como si fuera un hijo o un hermano”
Arakneida y Martin intercambian miradas, el cazador no sabe cómo afrontar la situación. Lo que sabe es que David merece saber la verdad y la mejor manera es que lo sepa a través del cazador. Entonces, le explica todo y le cuenta sobre su pasado como humano, su muerte, el hermano que era su única familia, y todo lo que necesita saber. Lo cierto es que nadie puede escapar a un destino como lo es la muerte, pero tampoco a las responsabilidades de un ser humano. Por algo ha resistido a través de sus recuerdos y no se convirtió en un monstruo completo, manteniendo la cordura, inteligencia y todo lo que lo lleva a ser una persona:
David: “Ya veo, Lucas es mi hermano y quería vengarme…a pesar de que no era necesario. Ese tonto, le dije que sea feliz y no volviera” — algo en su interior hace que cascadas de lágrimas caigan entre sus mejillas
Arakneida: “¿Qué no volviera? ¿no era que habían peleado y tu deseaste no verlo nunca más?”
David: “Eso es lo que quería que el creyera…siempre me ha importado”
Martin: “David, tus heridas…” — le indica preocupado
David: “Lo sé, no me queda mucho. Por más que quisiera seguir vivo, no hay más que hacer. Pero ¿saben? Es irónico…haaaa… — vuelve a jadear, producto de esas heridas graves— “es la segunda vez que ese imbécil me asesina y yo…sin poder hacer nada” — se lamenta por lo que ha ocurrido y por dentro desea hacer mejor las cosas, pidiendo una oportunidad, una última oportunidad
Sabiendo de la cruel realidad y el triste destino que le depara a David, ya no formando parte del mundo humano sino un hibrido que, a la larga, acabará cediendo a sus instintos de monstruo, Arakneida se acerca y extiende su mano mientras propone serena:
Arakneida: “¿Quieres volverte mi familiar?”
Comments for chapter "74"
QUE TE PARECIÓ?
Ya espero con ansias 3l sigui3nte cap