Limit Breaker: Conquistando Mazmorras - 92
- Inicio
- Limit Breaker: Conquistando Mazmorras
- 92 - Capítulo XXII: Acusación y Juicio parte I
Por fin el día llega, y las expectativas son enormes. Los medios de comunicación abarrotan el lugar donde se llevará a cabo el proceso, guardias, cazadores, soldados y hasta agentes de las diferentes organizaciones gubernamentales de inteligencia se presentan para contener una posible amenaza por parte de Martin.
La eufórica excusa para mostrarse creíble ante su gente, los políticos y jueces permiten a civiles ir al edificio y presenciar en persona el enjuiciamiento a Martin.
Los jueces, ya posicionados en sus respectivos lugares, ordenan que traigan al acusado. A diferencia de los juicios clásicos, se puede tener la presencia de 3 jueces, hasta para los grandes y peligrosos criminales. En el caso de criminales de lesa humanidad o dictadores acusados de terribles hechos o crímenes, son juzgados por 5 jueces. Sin embargo, y de manera muy injusta y cuestionable, Martin seria acusado por al menos 10 jueces, cada uno habiendo firmado el papel de la sentencia ya premeditada.
Nadie sabe el entramado de ellos contra el cazador argentino y los civiles esperan que sea tan limpio como siempre han creído.
Las puertas del lugar se abren con una multitud de hombres bien armados, desde armas mágicas como de fuego. Muchos de los presentes se apartan a un lado, temiendo de aquel a quien derroto y hasta humilló a William, el héroe americano, y dejándolo en el hospital con graves heridas. Otros intentan tocarlo como una celebridad que pasa entre las masas de personas, reconociéndolo por ellos como su propio héroe. Curiosamente esas personas son latinoamericanos que supieron del intento de negociación del argentino y que posteriormente llevó al enfrentamiento.
De igual manera son apartados por miembros de la policía y seguridad, creando un cerco humano para evitar que sigan avanzando.
Martin es guiado hasta una mesa donde lo espera su abogado mientras que decenas de armas de toda clase le apuntan como si fuera la peor escoria de la humanidad. El cazador se voltea y mira que entre la multitud están los demás, a la expectativa de si intervenir o no dependiendo de lo que diga el veredicto final.
Los murmullos, que con la presencia del cazador se habían incrementado, son acallados por el juez que preside el juicio y procede a leer los cargos por los cuales Martin está allí y de manera injusta:
Charles: “Procederé a leer los cargos por los que se le acusa a Martin Felucci, oriundo de Argentina. Son exactamente 13 cargos y muy graves. Primer cargo, intento de asesinato de una figura pública e intocable, William Scott y quien en estos momentos descansa en el hospital. Esperamos que se recupere lo antes posibles. Segundo al séptimo cargo, terrorismo contra civiles inocentes de los cuales hubo al menos 24 muertos y 263 heridos. Octavo al décimo cargo, destrucción de propiedad pública americana entre ellos, el tan querido Central Park con un valor estimado de 23 mil millones de dólares en pérdidas y del décimo primero al décimo tercer cargo y los que más peso tienen en su totalidad, el asesinato masivo de funcionarios públicos de la nación que da un total de 679 muertos. Además, añadiremos un cargo más y es el genocidio del pueblo mexicano que gracias a dios no se ha podido efectuado, pero acabó con la ciudad de Tijuana completamente destruida y con miles de personas fallecidas que en paz descansen” — hace la señal de la cruz, mostrando humanidad junto con los demás jueces
Mientras que escucha lo que dicen de manera protocolar, Martin piensa con desagrado hacia ellos:
Martin: “Esto es absurdo. Saben que yo no soy y aun así pretenden que me haga cargo de los crimines propios. Encima de eso quieren mostrarse humanitarios siendo ellos quienes negaron ayuda a México”
Arakneida: “¿Martin?”
Martin: “Vaya, me alegro escucharte ¿pasó algo?”
Arakneida: “No, pero aquí hay alguien que quiere hablarte”
Estela: “Martin, soy yo”
Martin: “Me tranquiliza escucharte, amor. ¿Cómo están todos?”
Estela: “Muy bien. Escucha, hemos averiguado algo terrible”
Martin: “Te escucho”
Estela: “Tus sospechas son ciertas. No pretenden dejarte ir e inclusive ya firmaron la sentencia aun antes del juicio”
Martin: “Con que es así”
Arakneida: “Solo danos la señal y destruiremos todo”
Martin: “Aunque tuviéramos el suficiente poder como para hacer eso, no es lo correcto. Ellos están asustados, no solo porque William fue vencido sino por los crimines contra la humanidad que no quieren reconocer”
Estela: “¿Entonces que haremos?”
Martin: “Esperar”
Estela: “¿Esperar? ¿a qué o a quién?”
Martin: “Confía en mí. Saldremos de esto”
Una vez terminada la comunicación con las chicas, Martin recibe la orden de acercarse al estrado, algo muy ortodoxo para lo que es un criminal con múltiples cargos en sus hombres. Allí el juez Charles, el que lidera el juicio y también ejerce como portavoz de la escuela de leyes, se acerca y Martin, teniéndolo cara a cara y le pregunta:
Charles: “¿Sabes que no habrá chance de siquiera reducir la pena? Esto ya está decidido desde hace tiempo incluso antes de la fecha de esto — sonríe, mofándose del joven argentino
Martin: “Búrlate todo lo que quieras, al final no será más que una perversa mentira”
Charles: “Puede ser, pero es todo por nuestra querida nación. Una mera vida humana no se compara al peso de cientos de años de historia y héroes que aún siguen impolutos”
Martin: “Le tienes mucha fe a este engaño. Me pregunto ¿podrán mantenerlo aún aquí y ahora?” — le devuelve la sonrisa — “hasta quisiera ver el rostro que pondrán ustedes, parda de corruptos sin corazón, el momento en que todo salga a la luz y estos canales de tv lo pasen a todos los rincones del país y el mundo”
Charles: “Asqueroso sudaca. No nos subestimes ¿entiendes?” — pierde la paciencia, reflejándose en las venas de su frente visiblemente grandes — “nosotros somos la justicia aquí, los Estados Unidos de Norteamérica, no tienes poder, aunque lo desees, y fácilmente podríamos destruirlos como si fueran las cucarachas que son. No te dejes llevar solo porque tuviste un golpe de suerte con William o la mazmorra de la Antártida”
El escuchar los agravios contra su señor, Arakneida libera una fracción de su poder, ocasionando un terremoto en varias calles a la redonda hasta que Estela y Lorkamos la calman, tomándola de las manos:
Estela: “Cálmate” — murmura
Lorkamos: “Si, harás que nos descubran”
Arakneida: “Yo…lo siento”
Estela: “Tranquila” — se apoya en el brazo de Arakneida — “yo también quisiera golpearles en la cara, pero no hay de otra”
Arakneida mira como Estela se ha lastimado el labio por habérsela mordido y los ojos se muestra llenos de odio, sin poder contener la rabia de escuchar lo que ese juez le dice a Martin. Se da cuenta de que ambas tienen maneras diferentes de mostrarse iracundas, pero quien se contiene aún más que ella es la misma Estela, por esa razón Arakneida decide respetarla a ella y a Martin:
Arakneida: “Si, perdón por haber perdido un poco los estribos”
Charles continúa agraviándolo incluso amenazando con aumentar los cargos y años en su contra. Eso no agrada a la mayoría de los presentes quienes piensan en que el juez involucra sentimientos y una innecesaria soberbia por tener tal cargo en la justicia, abusando de su poder al amenazarlo:
Charles: “¡Silencio en el salón de la justicia!”
Lo que aun sorprende entre los presentes es cuan tranquilo está Martin, no responde ante tal cuestionable comportamiento de un funcionario público. Pero ante esa tranquilidad, Charles se mofa de algo mucho más personal:
Charles: “Ahora que recuerdo, la comitiva del acusado estaba con él durante el ataque. Lo mejor es sentenciarlos a todos juntos”
Cuando dice eso, toda la ciudad empieza a temblar. Las ventanas se quiebran hasta reventarse, los edificios se agrietan y una furiosa aura sale del argentino. Sus ojos se muestran con tal odio visceral y sed de sangre brota de su presencia, que ninguna persona, inclusive los cazadores se atreven a detenerlo.
El juez cae de su silla con los pantalones orinados mientras que los demás sucumben temerosos, otros se esconden debajo de la mesa, nadie está a salvo frente a tal ser humano sediento de sangre al escuchar que irían de manera injusta por sus más allegados.
Se acerca lentamente a Charles, con pasos que rompen el suelo:
Martin: “Mofarte de mí es algo que puedo tolerar, ya que me acostumbre a las burlas de compañeros cazadores, pero te equivocas al hacerlo con mis amigos y familiares. Conoce tu lugar maldito hijo de puta”
Estela: “¡Martin!” — le dice vía lazos, gracias a Arakneida
Martin: “¿Huh? Yo…” — agita su cabeza, vuelve en sí y ve que estaba sosteniendo del cuello a Charles y todos los uniformados lo tienen rodeado con las armas listas para atacar — “¿Qué me está pasando?” — lo suelta y regresa con calma a su asiento sin preocuparle los de alrededor
Charles: “¡Maldito mocoso! ¡Tu…tu sí que estás loco! ¡¿acaso no temes a pudrirte en la cárcel?!”
Uno de los jueces palpa el hombro de Charles y este se voltea a mirar de quien se trata:
Charles: “Oh, Michael ¿Qué pasa?”
Michael: “Juez Charles, entiendo la importancia de mostrar firmeza, pero también es importante que, así como somos la cara dura de la justicia, también hay que ser solidarios” — le dice mientras se le acerca al oído — “si quieres morir aquí solo por tu lengua demasiado larga, te recomiendo que evites esa actitud tuya. Vas a provocar que nos mate a todos”
Charles: “¡Ya lo sé con un demonio!” — suspira y luego seca el sudor de su cuello con un pañuelo — “no creo que esta audiencia requiera pruebas, ya que las cámaras de seguridad fueron destruidas por la insostenible energía mágica, además los testimonios son demasiado difíciles de obtener, por no decir que todos querían escapar lo más rápido y lejos de la pelea”
Mientras pronuncia esas palabras y en tono altanero, Julio, quien se encuentra con Estela, Arakneida, Lorkamos y Daniel, justo en medio de la audiencia, escucha cada palabra que sale de la boca de Charles con cierto odio debido a la enorme cantidad de mentiras, todo para poder encubrir el engaño lo mejor que puede.
La increíble impunidad de aquellos con poder le recuerda a como fue encarcelado durante años solo para beneficiar a uno o en este caso, a muchos y que necesitan limpiar su imagen a costa de una joven promesa como Martin.
Su enojo es visible en los ojos color café que desprenden una salvaje intención asesina, sorprendiendo a Estela, quien lo mira con cierto temor por aquella expresión vacía y de bestia enloquecida por ir y matar a todos los jueces. Ahora que su poder está al nivel de los altos rangos más fuertes y que no sería difícil provocar una masacre, pero siguiendo su estilo de alguien elegante y calmo, intenta respirar lentamente y limitarse a ver, confiando en Martin para solucionarlo:
Julio: “Tenderle una trampa de esta manera a Martin, es realmente” — murmura, llegando a oídos de Estela
Estela: “Te oyes preocupado Julio”
Julio: “¿Y tú no lo estás?”
Se queda en silencio y con la mirada puesta en el juicio y particularmente con el perfil de Martin:
Estela: “No, estoy muy segura de que va a superar esto como siempre lo ha hecho” — responde con total confianza sobre su novio y una sonrisa de dibuja
Julio la mira y sonríe, encontrando muy interesante la gran confianza que tiene ella por el cazador e inclusive recordándole su propio matrimonio con María:
Julio: “Estaré afuera”
Estela: “Le pediré a Arakneida que te contacte si sucede algo”
Julio: “No te preocupes. A decir verdad, tú tienes una manera en confiar en él, yo tendré la mía” — le dice con una gran sonrisa en su rostro, después de haber tenido una expresión iracunda
Varias horas más tarde, los jueces acaban todo su repertorio de basado en la presentación de documentos, funcionarios que buscan demandar a Martin y varias personas más que ofrecen testimonio contra el chico. Sin embargo, estas personas no habían estado en el lugar de la batalla sino todo lo contrario, fueron escogidos por aquellos con intereses muy grandes en recuperar esa imagen llena de privilegios.
Conscientes de que mentir en tal evento es un crimen grave, esos testigos reciben una enorme cantidad de dinero aun sabiendo de que el peso de la opinión pública podría arruinarlos y hundirlos junto a los funcionarios. Por esa razón fueron escogidas personas de los suburbios más pobres y que necesitan realmente ayuda económica, aprovechándose de su condición.
Martin usa su habilidad para comunicarse con Arakneida y Estela a la espera de lo que los jueces decidan:
Martin: “Manténganse al margen de todo esto”
Arakneida: “Esta bien, pero ¿y si resulta que también quieren involucrarnos?”
Estela: “Dudo que se arriesguen a tanto, aunque la amenaza fue real”
Martin: “Es un hecho que la sentencia fue decidida hace días, pero no se la dejare tan fácil”
Estela: “Te apoyaremos”
Martin: “Gracias, Estela”
***PARTE II***
Tras todo el circo armado por esas personas, se toman un receso de 30 minutos para tomar una decisión sobre lo que pasara con él. Para evitar un posible conflicto por parte de aquellos que están coreando por el cazador, un enorme batallón de policías se forma en la entrada del edificio. Frente a frente, unos 1000 manifestantes protestan por la liberación de Martin, mientras que al menos 150 policías, 40 soldados, 15 cazadores y entre agentes del FBI y CIA se contabilizan al menos 30 de ellos protegen la entrada para evitar que la escala de violencia llegue hacia aquellos que deben velar por la justicia, desde el aspecto gubernamental y administrativo.
Dentro de la sala de conferencia, los corruptos jueces debatan sobre que sentencia darle, mientras se mofan un poco de las personas fuera del edificio y bebe café con donas:
Richard: “Jajaja, sí que te has lucido Charles. Todos esos inmigrantes e idiotas que apoyan al cazador, en verdad me sorprenden lo inocentes que son algunas personas”
Charles: “Ciertamente, aunque no dejo de sentir desprecio por ese mocoso, se atrevió a confrontarme a pesar de que tenía más de una veintena de armas sobre su cabeza. Esa valentía se termina hoy” — golpea la mesa y vocifera como un perro rabioso
Trevor: “Ya, ya, no uses tu saliva en cosas innecesarias. Ahora tenemos que darle una sentencia acorde y su actitud tan desafiante. Propongo incorporar más causas en su contra. Nos servirá aumentar los años de sentencia” — propone con tranquilidad
Glen: “Disculpen que recalque lo obvio, pero ¿se han vuelto locos?”
Trevor: “Aquí vamos de nuevo”
Glen: “No seas tan condescendiente conmigo Trevor. Lo que planean va contra toda lógica constitucional y si me permiten decirlo por enésima vez ¿Cómo podríamos darle una sentencia al tipo que dejo en el hospital a nuestro máximo peleador? Explíquenme porque no comprendo la lógica que usan”
Charles: “No seas tan negativo Glen, entiendo que estes preocupado, siendo que tu hijo es miembro de Dark Eagle y fue apaleado en Nueva York. Si quieres puedes dar el primer golpe y anunciar la sentencia, pero si hay algo que no quiero es escucharte hablar de esas estupideces. Nuestra nación es intocable en muchos aspectos y seguramente el mocoso lo sabe. Así que deja de hablar y ponte a tono con la conversación”
Glen: “Charles, cuida el tono de tu voz y fundamentalmente, cuida lo que dices. No recuerdo haber estado en una reunión donde se votase por ti para ser líder. Somos un grupo y funcionaremos como tal. Lo que proponen es una locura y va contra toda ley posible”
Charles rasca su cabeza y suspira, mientras busca entre sus cosas algo para cerrar la boca de su colega con un poco más de ética y moral. Una vez encuentra un papel, lo coloca violentamente sobre la mesa y le dice en tono sarcástico:
Charles: “Vaya que es una locura, tanto que el que nos acusa acabó firmando el resultado del juicio antes de que se llevara a cabo ¿sabes algo Glen? Odio a quienes mancillen la buena reputación de nuestra querida nación, pero mucho más a quienes no se hagan cargo de sus acciones”
Glen: “Esa…no es mi firma…Charles ¿Qué fue lo que hiciste?”
Charles: “Jejeje ¿yo? Nada, solo me tome el atrevimiento de llenar algunos espacios. Imagino que ninguno de los que no firmaron realmente se sienten ultrajados ¿verdad?” — mira a cada juez y ninguno alza la mirada, optando por una actitud débil ante el amenazante colega — “bien, eso sería todo”
Glen: “Maldito canalla, no quedaras impune Charles”
Charles: “No hay de otra. El país debe protegerse cueste lo que cueste, aunque se deban arruinar vidas inocentes”
Louis: “¿Qué haremos con los esfuerzos del gobierno y gremios mexicanos como Whiplash y Guerreros Jaguar sumados al argentino y su asociación de cazadores?”
Charles: “No te preocupes por eso. El hecho de que no ha habido ninguna orden para liberarlo, nos da a entender que a pesar de los esfuerzos combinados de ambas naciones o de todo el continente, aún tenemos el poder suficiente como para ignorarlos. Déjalos, no valen la pena”
***PARTE III***
Una vez terminado el receso, todos los presentes vuelven a sus lugares y guardan silencio. La puerta detrás de las mesas de los jueces se abre y salen en fila hacia sus asientos, con rostro tan duros como piedra, mirada fría y sin síntomas de vergüenza por tal operación en contra de Martín:
Charles: “Luego de conversar con mis compañeros, y fue muy productivo debo decirlo. Hemos tomado una decisión que puede devolverle la paz y el sueño al ciudadano americano y también borrar el conflicto con nuestros vecinos del sur” — mira a Martin y con una sospecho sonrisa en su rostro, lo invita a levantarse — “señor Martin, por favor” — Martin le sigue el juego y se pone de pie, esperando a ver que dice — “bien, como todos saben, el estado no puede privarse de imponer la justicia, aunque eso lleve a tener una gran parte de los ciudadanos como enemigos. Sin embargo, esta es una nación fundada en la justicia, igualdad y sobre todo…el respeto por las instituciones. Eso nos llevó a decidir que alguien como Martin, quien atenta contra los principios básicos fundados en nuestra nación, no puede seguir entre nosotros, el pueblo civilizado. Por lo tanto, señor Martin, por el poder otorgado por el presidente, el colegio de abogados de Michigan y la justicia de Colorado, y por todas las instituciones involucradas, bajo el estatuto 45.298 de la nueva ley del congreso en la reformada constitución de los Estados Unidos, se lo condena a…”
De repente, el cazador levanta su mano y con una expresión alegre interrumpe:
Martin: “Disculpen, quisiera decir unas palabras” — su mirada es feroz e intimidante — “No planeo ir a prisión, así que…” — levanta su dedo medio en un claro gesto de desapruebo hacia los jueces y las leyes del país con las cámaras de diferentes medios del mundo apuntando a la escena — “váyanse a la mierda ustedes y este país corrupto, viejos del orto”
Comments for chapter "92"
QUE TE PARECIÓ?