Limit Breaker: Conquistando Mazmorras - 106
Mientras tanto en la sede central de Victory en Argentina.
Los rayos del sol del mediodía penetran por las ventanas del silencioso piso, donde no hay un alma excepto dos personas dentro que desocupadas intentan hacer algo productivo. Martin preparando informes para entregarle a Oscar, mientras espera la llega de Estela, Macarena, María, Daniel, Claustro y Lucas quienes fueron a comprar en una famosa franquicia de supermercados el suministro para el viaje a México e iniciar la investigación que les fue asignado.
Octavio camina de un lado al otro como si no supiera que hacer. Piensa y piensa. No es normal en Octavio mostrarse tan preocupado e incesantemente pensativo como si algo estuviera atormentándolo en su mente.
A su lado, Martin se le queda mirando sin entender que sucede con él por lo que cuando Octavio se percata de su presencia detiene los pasos que durante 20 minutos e incansablemente dibujo en todo el piso para pedirle:
Octavio: “Martin ¿podemos hablar un momento?”
Martin: “Si claro. ¿Pasa algo? ¿te sientes mal?
Octavio: “Estoy bien, supongo. Es solo que hay cosas que no sabes de mi y necesito que lo sepas ahora”
Martin: “De acuerdo. ¿Quieres ir a la oficina y contarme? Voy a preparar unos mates” — dice entusiasta por probar una nueva marca de yerba para el mate
Martin recoge el recipiente con el que llena de agua caliente, mientras que Octavio ayuda preparando la yerba como bien sabe, siendo excepcionalmente impresionante e inclusive Arakneida lo reconoce como el mejor preparador de mates en el gremio y el mundo entero. Aunque eso en particular sucede porque todos en el gremio son pésimos preparándolos y Octavio, inclusive en sus días de estudiante universitario, es un gran experto en la preparación. En fin, una vez preparado todo, Martin y Octavio se reúnen en la oficina con intercambios constantes de mate:
Martin: “Entonces ¿Qué sucede Octavio?”
Octavio: “Ese nuevo miembro de Victory, Claustro. ¿Sabes quién es?”
Martin: “No lo conozco bien, pero parece fuere y su mutación como cazador de clase bestia es asombrosa” — lo observa detenidamente a Octavio— “¿hay algo que quieras contarme?”
Octavio: “Vamos Octavio, es el momento de decirle que fuiste un imbécil bastardo de joven. Si no le dices ¿Cuándo podrá ser? Además…Claustro no está aquí para ayudar al gremio sino para hacerme la vida miserable…”— piensa y sus puños se cierran impotentes
Martin: “¿Octavio?” — rompe el trance de Octavio
Octavio: “Ah, perdón. Es que estaba pensando”
Martin: “¿Necesitas contarme algo? tu dime. Siéntete libre de contarme”
Octavio: “De acuerdo. Es tiempo de que sepas la clase de basura que fui en mi juventud…”
Le toma al menos una hora contarle lo que hizo como abusivo y la vida que en el camino dejó de existe. El arrepentimiento de haber arruinado vidas por su forma de ser y lo agradecido de haber sido reclutado por Oscar y en su defecto, por Martin para formar parte del grupo. Sin embargo, aún hoy en día es acosado por sus acciones, palabras y el resultado de nunca haber vislumbrado el alcance de cuan heridas se sentían esas personas. En realidad, Octavio vive todo el tiempo con el dolor en su alma del suicidio de su compañero.
Finalmente le explica a Martin, quien escucha con sumo cuidado y sin juzgarlo, que pensó varias veces en abandonar Victory por el simple hecho de que sus fantasmas y la depresión lo hunden cuando surge:
Martin: “Es bueno que me lo hayas contado. Si hay algo que necesites puedes decirlo. Victory no solo es un gremio sino una familia. Nos apoyaremos siempre y eso nunca cambiará”
Ocatvio: “Si, de eso no hay duda. Ellos me comprenden muy bien y jamás me abandonarán” — sonríe silencioso, agradecido por haberse cruzado con personas tan buenas
Martin: “¿Todo esto se relaciona con Claustro?” — pregunta mientras bebe un poco de mate
Octavio: “Exacto, es la otra parte de mi historia. El era amigo de aquel chico que falleció. Desde que ocurrió esa tragedia no ha dejado de pensar en destruirme y la manera de hacerlo”
Martin: “Eso es…dolor…resentimiento…”— se rasca la barbilla, pensando como ayudar a Octavio. No puede encararlo a Claustro, por más que sea muchísimo más poderoso no podría intervenir en las peleas de sus compañeros— “¿Qué quieres hacer tú?”
Octavio: “De verdad no lo sé”
Martin: “Si él no hizo nada contra ti no puedo expulsarlo del gremio”
Octavio: “No pido que lo hagas”
Martin le da un empujón juguetón a Octavio:
Martin: “Eres uno de mis mejores amigos Octavio. Sabes que si necesitas algo no dudes en pedirlo, pero creo que esto es algo que merece que enfoques toda tu atención. Puedo apoyarte y ayudarte, sabes que también cuentas con cada miembro de Victory pero debes enfrentar tu mismo al pasado que tanto te agobia”
Vuelve a empujarlo, pero con más fuerza para darle mas valor a su amigo. Aunque no desea meterse en los conflictos personales de sus amigos y compañeros, el nuevo miembro del gremio puede resultar en ser alguien conflicto por lo que piensa en mantener una mayor atención sobre él sin atentar contra la determinación que muestre Octavio.
Martin le sirve un mate a Octavio para que calme sus nervios:
Martin: “¿Te sientes mejor?”
Octavio: “Ajá” — asienta con la cabeza
Martin: “Siento no ser de mucha ayuda”
Octavio: “Para nada. Me escuchaste y con eso me basta mucho”
Así como cualquier, que acepta las palabras de aquel en quien confía, acepta haría, Octavio busca una manera más madura de confrontar a Claustro en lugar de darle problemas a Martín. Pero no es como si fuera un problema para el cazador poder ayudar a su amigo.
Terminada la conversación, Octavio se pone de pie y camina hacia la puerta, no sin antes volver sobre sus pasos, muy brevemente y agradecerle a su gran amigo:
Octavio: «Gracias Martín, por escucharme. No quería molestarte a ti o a Estela»
Martin: «No tienes que disculparte ni agradecer nada. Sabes que siempre estaremos para ti. De eso se trata este gremio, no solo poder cazar y cerrar mazmorras»
Octavio: «Si» —responde con una grata sonrisa
Lejos de desconfiar en su amigo, Martín decide comunicarse con Oscar por teléfono para saber si te Claustro y sus antecedentes:
Oscar: «Ha pasado tiempo desde que recibí un llamado tuyo»— bromea
Martin: «Si, es que ser maestro de gremio me saca mucho tiempo. Gracias a ti»
Oscar: «Oh, vamos, ambos sabemos que fue la mejor decisión».
Martin: «No voy a negarlo. En fin, necesito que me ayudes con algo. Es sobre un cazador»
Oscar: «¿Que cazador?»—le resulta extraño que busque información sobre otro cazador
Martin: «Se llama Claustro. Es un cazador que recientemente llegó aquí»
Oscar: «Claustro… Claustro…creo haber escuchado de él, pero nunca que se haya certificado en la asociación de cazadores»
Martin: «¿Cómo dices?»—se sorprende de que lo que escucha de parte de Oscar
Oscar: «Hace cinco meses alguien con ese nombre te buscaba a ti y el gremio. No le vi coherencia porque tu nombre ya era conocido para ese momento. Podría ser un fan o no lo sé. ¿Pasa algo con el?»
Martin: «No, no pasa nada. ¿Puedo pedirte un favor?»
Oscar: «No hace falta que lo pidas. Solo dime que necesitas»
Martin: «Necesito que averigües sobre este cazador»
Oscar: «Desconfías de esa persona»
Martin: «Confío en mí amigo»
Oscar: «Eso es suficiente para mí. Deja que mueva algunos contactos y averigüe todo acerca de él. También es asunto de la A.A.C si es alguien que no figura en el sistema, pero está en el gremio de Víctory»
Al día siguiente, Octavio regresa al gremio después de cumplir con unas compras a petición de María que consiste en varios artefactos mágicos como catalizadores en forma de cristales y también que cumplen la función de recipiente. Todo esto para uso en México.
En la puerta del edificio se encuentra con Claustro en brazos cruzados y mirada fulminante que busca desquitar algo más que irá sobre Octavio.
Claustro suspira y vuelve a dirigir su amenazante mirada hacia Octavio:
Claustro: «Haciendo compras ¿Huh?»
Octavio: «Si»—pasa por al lado de Claustro rumbo al ascensor
Claustro: «Espera un momento»—le corta el paso a Octavio con su mano apoyándose en la pared— «¿Porque no conversamos un poco? Imagino que no te habrás olvidado de nuestra pequeña conversación de la otra vez, ¿No?»
Octavio: «No quiero hablar. Déjame pasar por favor»—pide educadamente.
Claustro: «Insisto»—sonríe maliciosamente
Octavio se queda duro, mirando a Claustro. No sabe que decir o que acción tomar. Si lo obliga puede parecer como que es un ataque directo, pero si se deja tratar de esa manera tampoco es conveniente para la imagen dentro del gremio.
Octavio está acorralado por alguien que es un compañero en el gremio:
Claustro: «Si, tienes que sufrir cada día de tu vida como tú le hiciste pasar a él»
Octavio: «¿Es eso lo que quieres?»
Claustro: «No, no es suficiente»
De repente, la temperatura baja drásticamente y con eso los sentidos de Claustro, que, por su condición de cazador con poderes de animal, se entorpecen sin poder hacer nada. A su lado, Lucas se apoya contra la pared y cruzado de brazos con cara de pocos amigos y emanando un frío de su cuerpo que obliga a Claustro a moverse a un lado:
Lucas: «¿Qué crees que haces?
Claustro: «S-Solo estoy hablando…con…mí amigo…»
Lucas: «Pues no parece que fuera una conversación entre amigos»—lo mira fijamente. Claustro nunca imaginó que alguien como David fuera tan peligrosamente intimidante
Claustro: «¡Tsk! Me voy…a.…casa…»—se da media vuelta y camina lejos del edificio
Octavio: «Gracias»—dice entristecido
Lucas lo empuja con un leve golpe por la espalda para que vaya hacia el ascensor:
Octavio: «¿No tenías una cita? ¿Cómo se llamaba?»
Lucas: «Si. Se llamaba Gabriel. Ni me lo preguntes, ese tipo solo hablaba de sus gatos. ¿Puedes creer que tenga quince en un departamento? Cómo amante de los perros no puedo evitar preocuparme»
Octavio: «No te tenía de amante de los animales»
Lucas: «En su justa medida. Aunque veo que hay cierto cachorro que necesita manejar mejor su resentimiento y sed de venganza»
Octavio no responde, pero Lucas se dé cuenta de cómo la situación de recién fue suficiente para bajar los ánimos del cazador, catalogado como el martillo de Víctory:
Lucas: «Me sorprende que te haya doblegado de esa manera. No voy a preguntar ni indagar sobre el tema, pero ten cuidado. Personas así, que se dejan llevar por tales sentimientos negativos no hacen más que perjudicar a los demás»
Octavio: «Martín ¿Lo sabrá?»
Lucas: «Lo conoces desde hace más tiempo que yo, pero siento que él sabe eso y mucho más»
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