Limit Breaker: Conquistando Mazmorras - 110
De un mazazo destroza el suelo no una, sino varias veces con movimientos veloces que deja perplejos a Claustro porque jamás ha imaginado que tal masa de músculos que es Octavio pudiera tener esa velocidad tan alta al punto de obligarlo a esquivar con mucho esfuerzo.
Los segundos pasan y Octavio, completamente cegado por el enojo, continúa arremetiendo contra quién sería su compañero, pero también alguien que ha tomado el camino del acoso como un arma para la venganza. Por más que lo desee, Daniel no se mete ya que considera oportuno que ambos cazadores terminen de la manera que mejor les convenga las disputas, aunque solo tiene conocimiento por lo que Martin le dijo antes del viaje.
Con la fuerza abrumadora y el elemento de su poder, Octavio destruye el suelo hasta convertir en un sitio de guerra las afueras del hotel y hacer peligrar la estabilidad del edificio que apenas se mantiene y los ruidos alertan a quienes se encuentran dentro del lugar.
De repente, Octavio detiene sus incontables ataques y mira de frente a su rival, quien está exhausto y no parece haber usado sus habilidades, no aún:
Claustro: «¿Lo ves? Eres peligroso para la sociedad. No puedo creer que no se hayan dado cuenta»—dice primero mirando a Octavio y luego a Daniel.
Octavio: «Deja de decir estupideces. No sé qué más quieres de mí. ¡Tú no comprendes como me siento después de este tiempo!»
Claustro: «¡¿Tu que sabes?! ¡Eres el que destruyó la vida de mí amigo!» —grita enfurecido y agacha su cabeza— «Dices cosas absurdas por eso no le veo más sentido continuar hablando de esto. Es mejor solucionarlo de esta forma»—levanta su cabeza y extiende su mano derecha a un lado y de su espalda se forman tres colas color negra.
Daniel empieza a preocuparse por la escalada del conflicto. Ya no es una simple pelea, sino que ahora van a ir con sus poderes despertados:
Daniel: «Esto se está yendo de las manos. Será mejor que intervenga y someterlos cómo me pidió Martín»
Octavio gira y detiene con una simple mirada a Daniel que estaba a punto de interferir con su magia de gravedad.
En la entrada del hotel se reúnen empleados y varias personas que se encontraban hospedadas y ahora sacudidas por la pelea entre Claustro y Octavio tratan de escapar de allí. La policía, bomberos, ambulancias y hasta miembros del ejército mexicano se hacen presente pero solo la autoridad de los cazadores puede detenerlos.
Claustro expulsa una gran cantidad de maná color negro y se abalanza con garras hacia atrás para atacar con más fuerza. Octavio, por su parte, libera todo su poder de golpe y con la onda expansiva empuja a su rival contra el edificio, destrozando ventana y paredes. Una vez habiéndose defendido, Octavio suspira y le dice a Daniel:
Octavio: «Daniel, llama a Martín. Por favor dile que me detenga. No sé cómo explicarlo, pero siento como si estuviera a punto de descontrolarme»
Daniel: «Deja que yo detenga esto. No por algo fui el antiguo top 10 del mundo»
Octavio: «Daniel, no digo por eso sino porque siento como si algo en mí interior estuviera queriendo salir»—dice asustado
Daniel: «¿De qué hablas? ¿Qué es lo que te está sucediendo?»
La base del hotel estalla y salen volando escombros y vidrios por todos lados. Varios cazadores crean con sus magias techos para protegerse de los escombros que caen, así como también cubren a los paramédicos, policías y bomberos llegan para hacer su trabajo. Mientras tanto, Claustro sale del edificio a toda velocidad en 4 patas y con su propia energía mágica cubriéndolo por completo y dándole forma de zorro negro con rostro demoníaco. Octavio no hace más que mirar confundido esa apariencia, entonces Daniel recuerda algo que Arakneida le contó sobre una clase de cazador que puede usar magia salvaje o animal, es decir, usar características de animal con el maná en su cuerpo e inclusive todos en su totalidad adquieren orejas, cola, uñas, ojos y colmillos de animal. Una magia única entre los cazadores.
El capitán de la primera división del pequeño gremio Estación de Sinaloa exclama en voz alta:
Luis: «Dios mío ¡Tenemos que salir de aquí!»— se voltea hacia los demás cazadores para que traten de moverse y salvar a todos
Detrás de Daniel aparece un portal y de este sale Martín con María y Lucas, los tres con rostros realmente molestos:
Martin: «Muchas gracias Theo»—sonríe levemente
Theo: «Ni lo menciones»
Octavio se avergüenza de que si amigo tuviera que ver tal escena entre dos compañeros que deben tratarse con respeto casi como una familia. El cazador se calma y baja su mazo, pero Claustro en su afán de querer acabar con la disputa salta hacia él y sus garras afiladas apuntando contra el cuello. Pero Martín intercede y levanta su mano abierta en dirección hacia el cazador:
Martin: «Sabía que tú eras complicado, pero no puedo dejar pasar esto. No puedo permitir que ocasiones tal problema»
Claustro: «¡Me importa una mierda lo que tú creas! ¡Voy a quebrar a Octavio quieras o no!»
Su poder se sale de control. Varias colas más surgen a las 3 que estaban presionando con un poder inusual.
Ahora las 7 colas del rango menor de un kitsune se han manifestado completamente y los ojos humanos de Claustro desaparecen para albergar los de una bestia.
Su rango que era C ahora pasa a ser A y peligrosamente sigue subiendo. El potencial oculto que nadie podría haber sabido ni el mismísimo Martín se manifiesta con la forma de un ser humano absorbido por una bestia:
Martin: “Esta bien, como desees” — expulsa una pequeña, muy pequeña porción de su poder y detrás de él sale una presencia con forma de aura y alas gigantescas
Claustro: “¿Qué mierda es eso?” — se queda sorprendido y es que al presenciar esa breve aparición que representa apenas una parte del poder real de Martin, es suficiente como para alertar el lado bestia del joven al punto de que su cuerpo no deja de temblar y sus orejas y cole bajan hasta parecer un cachorro asustadizo— “por alguna razón siento que si lo enfrento…mi vida correría peligro…no…definitivamente podría acabar muy mal para mi” — piensa sin poder mover un solo musculo
Martin sabe y entiende por lo que pasa Claustro y Octavio dónde una tragedia los ha unido de manera antagónica. Sin embargo, Martín siente que es su deber solucionar el asunto antes de crear conflictos más violentos:
Martin: «Como maestro de Víctory es mi deber solucionar de la mejor manera cualquier pelea y eso me lleva a interferir en esta. Odio la violencia, pero si para calmarte debo usarla…»—se queda en silencio hasta que decide terminar— «y lastimarlos»—sus palabras no son muy honestas ya que siente un profundo cariño por cada miembro de Víctory— «de cualquier manera pude encontrar una mejor forma de acabar con esto»— baja su mano y continua— «antes de venir hasta México hice una llamada a la Asociación Argentina de Cazadores y pedí toda la información tuya posible. Si, en un momento no había nada ya que jamás estuviste inscripto y ahí nos dimos cuenta que jamás hiciste la solicitud ni nada. Y tal parece que alguien dentro de la A.A.C te permitió acceder sin tener que pasar por la burocracia. En pocas palabras, así como hay quienes nos aceptan como gremio también los hay quienes no»—se aparta a un lado y se abre un portal que conectar al centro de la ciudad con la costa— «Aquí hay unas personas que quieren hablar contigo»
Del portal salen dos personas cercanas a los 50 años, un hombre y una mujer, de vestimenta modesta y educados al dirigirse a las personas. Claustro y Octavio se sorprenden al ver qué se tratan de los padres de aquel chico que sufría bullyng por parte de la peor versión del cazador. Claustro se acerca a ellos y comienza a llorar:
Claustro: «Señora Beatriz, señor Mariano, ¿Que hacen aquí?»
Beatriz: «Claustro, ha pasado tiempo. Creciste mucho»—sonríe de manera maternal
Mariano: «Perdón que hayamos interrumpido, pero sentimos la necesidad de que esto es algo que merece ser conversado tomando mate o café»—desvía su mirada hacia Octavio— «y eso va para todos sin excepción»—añade amablemente
Octavio: «Oh, yo…entiendo»—una lágrima cae de su ojo izquierdo y mantiene la cabeza gacha
Luego de eso y que los cuatro concurrieran a una cafetería de la costa, Lucas habla con las autoridades para explicar la situación y de paso también mostrar la autorización de que el equipo de Martín estuviera en el país y en esa precisa zona.
Mientras, Martin descansa junto a una silla ubicada frente al hotel. María se acerca intrigada por todo lo que ha pasado. Muchas cosas por cierto en tan poco tiempo y desea saberlo:
María: «Los padres del chico ¿Huh?»
Martin: «Quizás fue demasiado para la situación, pero no había de otra. Jamás involucraría a civiles inocentes»
María: «¿Crees que esto acabe bien? ¿Qué pasará si ese chico Claustro sigue con esas intenciones?»
Martin: «Creo que su forma de ver las cosas va a cambiar con esta conversación»
María: «Tienes mucha fe»
Martin: «Tengo confianza en ustedes más que tener fe»—mira a su compañera de gremio y sonríe feliz— «ustedes son mí familia y no hay nada que me interesa más que haya paz y sean felices»
María: «Si Estela escuchar esto te saltaría encima, jajaja»
Martin: «Seguramente, jejeje. La extraño. Quizás deba llamarla cuando lleguemos al hotel»
María: «Deberías»
Lo ve sonreír una vez más, esta vez con mucha vergüenza al conversar sobre la mujer que tanto ama, al fin y al cabo, son jóvenes y tienen todo el derecho de querer escapar al menos unos minutos de tanta y agobiante labor como cazadores y quienes administrar el gremio. Si surgiera la oportunidad de que ellos pudieran escapar unos días al menos para descansar, ninguno en Victory diría una queja y hasta todos cooperarían para ayudar en lo que se requiera.
Entonces una duda le surge a María entre tantas cosas que han pasado y ella apenas se percata:
María: “Martin ¿Cómo pudiste averiguar sobre Claustro?”
Martin: “Verás, como no había archivo ni nada, no podíamos saber si él era quien decía ser así que pedí a unos amigos en Europa que averigüen en la Comunidad de Cazadores Europeos. Mas que nada en España y encontramos expedientes en el Registro Nacional de Identidad Española que decían que Claustro estuvo viviendo en Valencia y luego se fue a vivir a Estados Unidos”
María: “Interesante trabajo de inteligencia”
Martin: “Fue bastante difícil, pero pudimos movernos rápido con Lucas. Semanas antes Oscar nos había contactado para avisarnos que un chico rondaba por la sede con preguntas extrañas sobre Octavio y Victory. Además, pudimos averiguar algo más interesante”
María: “¿Qué cosa?”
Martín: “Después de la muerte del chico, Claustro se mudó a la isla de Malta”
María: “¿Te refieres a la micronación frente a Italia? ¿Qué podría interesarle a un chico que quería venganza por la muerte de su mejor amigo?”
Martin: “Hace unas horas me llamaron de la Asociación Maltesa de Cazadores Europeos. Hasta principios de este año Claustro concurría a la Academia de Cazadores en Malta”
María: “Sabia algo de eso. Son academias que se fundaron para jóvenes y adolescentes que manifestaron muy prontamente su poder mágico. Una idea muy útil que se comenzó hace unos cinco años. Creo que el detonante fue una masacre producida en Canadá donde un chico sin querer asesino a 35 personas en su escuela por haber manifestado sus habilidades”
Martin: “Eso es en parte, pero ¿Por qué crees que solo Malta posee la única Academia para cazadores en el mundo?”
María se queda enmudecida, sabe que es una revelación demasiado fuerte como para continuar la conversación. Por un instante fugaz, el tiempo se detiene cuando Martin dice sin tardanza:
Martin: “Malta es un país que posee artículos extremadamente peligrosos para el ser humano, sea civil o cazadores” — afirma preocupado
María: “¿Qué clase de artículos? Si son peligrosos para los cazadores debieron ser de prueba o mucho peor…”—traga saliva antes de continuar— “no son artículos de nuestro mundo”
Martin asiente lentamente con expresión de lamento y una gota de sudor recorre el rostro:
Martin: “Claustro supo de algún lado sobre esos artículos y los robó haciendo 1 año de trabajo de investigación. Es por eso que esa extraña y siniestra forma oscura no era normal. Su descontrol y el que Octavio se haya agotado tan rápido a pesar de su forma física. Hay que estar muy alertas a partir de ahora porque todo será más complicado”
María: “Deberíamos preguntarle donde tiene el artículo. Es muy peligroso si aun lo conserva o lo asimilo completamente”
Martin: “Una vez regresemos a Buenos Aires hablaremos con Claustro. Por el momento vigilémoslo”
Con eso en mente, Martin se decide a no permitir que mas inocentes se vean involucrados en situaciones que los hagan sufrir y eso contando a Claustro y Octavio, quienes regresan atravesando un portal espacia, sin hablarse, pero con una calma que transmiten ambos muy similar a lo que se produce cuando una pelea está acabada y el perdón existe. No por algo la sonrisa en sus rostros es demasiado evidente:
María: “Parece que todo se ha calmado”
Martin: “Eso parece. Ahora tenemos un nuevo miembro en el gremio”
***PARTE II***
Dos horas antes en una cafetería de la costa, Octavio y Claustro se reúnen con los padres del chico que los une en un trágico hilo del destino de amistad, acoso y muerte.
Después de sentarse, Octavio y Claustro uno a lado del otro y Beatriz y Mariano del mismo modo, confrontando a ambos jóvenes. Uno que fue mejor amigo de su hijo y a quienes conocen muy bien y aquel chico que fue el causante de la muerte:
Mariano: “Pidan lo que quieran. Tendremos una conversación algo intensa así que no se contengan” — saca de su bolsillo la billetera
Claustro: “¡No, señor Mariano! ¡déjeme a mí pagar!” — se levanta de la silla
Beatriz: “Claustro, por favor siéntate que estamos en una cafetería familiar ¿sí?”
Claustro: “Si, disculpen” — vuelve a sentarse avergonzado y con una ligera mirada hacia Octavio, la expresión se vuelve rechazante
Mariano: “Entonces ¿Qué pedirán?”
Beatriz: “Yo quiero un café cortado y torta de chocolate” — dice al aplaudir con rostro feliz
Mariano: “Perfecto mi amor ¿y ustedes?”
Beatriz centra su atención en Octavio, a quien nota muy callado, distante y con la mirada gacha como si no se encontrara allí con ellos y es que es muy entendible ya que el joven cazador se encuentra con 3 personas que deben de odiarlo muchísimo. Uno intentó asesinarlo y quien sabe si las otras dos personas desean increparlo al conocerlo la primera vez.
Octavio siente de manera equivoca la punzante mirada sobre él pero se sorprende al ver que la mujer se levanta de repente y le acaricia la cabeza con rostro amable:
Beatriz: “No te contengas. Pide lo que quieras. Aquí no hay enemigos, solo personas que desean hablar para dejar de buscar enemigos del pasado que jamás existieron”
Octavio: “Y-Yo…”— se queda mudo por unos segundos, hasta que rompe en llanto y toma la mano de ambos padres— “perdónenme…por favor…por favor…perdónenme por lo que le hice a su hijo. No merezco nada, solo perdónenme de verdad…jamás quise que pasara eso…”
Claustro: “¡Tsk! Confiar en tu es algo que no vale la pena”
Mariano: “Claustro, cálmate. Estamos aquí para disfrutar de la comida y no para pelear”
Claustro: “¡Pero Mariano, este sujeto fue el que asesino a su hijo!”
Mariano: “¡Claustro ten mas respeto y míralo!” — le grita sin perder la calma y comprendiendo que ambos jóvenes tienen sus sentimientos en conflicto
Haciendo caso Claustro mira a Octavio y ve la sinceridad en sus ojos llenos de lagrimas como siente de verdad la culpabilidad de la muerte del chico. Sin dudas ve el llanto de quien siente remordimiento y ha logrado cambiar mucho en su vida.
Entonces Claustro agacha su cabeza mientras escucha el consuelo de Beatriz para con Octavio y aprieta sus puños. Se muerde también el labio superior de la boca y empiezan a caer lágrimas de los ojos:
Claustro: “¿Él…está arrepentido? Entonces… ¿Qué estuve haciendo todos estos años desde que te fuiste de mi vida Emiliano? Solo pretendía vengarme y luego…alcanzarte a ti”
De repente siente una mano sobre su cabeza y levanta la mirada, encontrando a Mariano que lo consuela con la severidad, pero también amabilidad que un padre sabe darle a sus hijos:
Mariano: “¿Lo comprendes ahora? Nadie es tu enemigo. Tu mismo lo creaste a partir de una desgracia. Comprendemos el pecado de ser joven y tratar de encajar, pero…”— una lagrima cae de su rostro y rompe en llanto absoluto— “me alegro mucho de que por un momento nos hayan querido acompañar hasta aquí y escucharnos”
Beatriz: “Ya, ya, mi cielo. Recuerda la promesa que le hicimos a Emi” — lo consuela con caricias en la espalda
Mariano: “Nunca llorar por él ni lamentarnos. Lo sé” — sonríe y abraza a su esposa. Luego vuelve hacia los jóvenes— “como sabrán, la repentina partida de Emi nos ha hecho odiar la situación y debo reconocerlo Octavio, también queríamos venganza”
Beatriz: “Pero cuando vimos la carta de despedida de Emi supimos con el corazón encogido que su deseo no era que haya mas acoso ni venganza. Si, su deseo era que todos viviéramos felices. Y aunque su sueño era convertirse en cazador, es realmente admirable que su mejor amigo se haya convertido en uno. Por eso decidimos crear una O.N.G contra el acoso y ayudar a los acosadores a canalizar todo eso en esfuerzos por mejorar el mundo que tenemos”
Mariano: “La muerte de Emi nos hizo comprender que podemos ayudar a las personas. Algo que con él no pudimos y sentimos que lo mejor es impedir este derramamiento de sangre. Por eso contactamos con la A.A.C y nos derivaron con Martin, aunque nos pidieron nunca revelar que fuimos nosotros los que llamamos. El asunto es que también hubo una parte de la carta para cada uno” — saca los fragmentos de la carta y se las da la que corresponde a cada uno
Tras leer sus fragmentos, ambos vuelven a llorar esta vez emocionados de que Emiliano haya deseado que Claustro fuera el amigo que le hacia falta a Octavio y viceversa, ya que ambos quedarían desolados y aunque el caso del cazador fuera diferente ya que tiene a un gremio a quien considera como su familia, el novato siente una pesadez en su pecho y por un impulso muy humano le extiende la mano. Octavio se le queda mirando, no por desconfianza sino porque el también pensó en eso al terminar su fragmento:
Claustro: “¿Sabes? yo…yo creo que también me equivoqué. Lo siento y…me encantaría ser tu amigo” — le dice mientras evita la mirada de todos
Octavio: “Si…para mi seria un placer también” — sonríe y le extiende la mano
Claustro: “Mariano, Beatriz, quisiera contribuir a su O.N.G. Ahora que no estoy en Victory quisiera…”
Octavio: “Dudo que eso pase”
Claustro: “¿Por qué?”
Octavio: “Porque Martin jamás te expulsó ni nada por el estilo”
Mariano: “Y una cosa si me lo permiten. No los hemos traído aquí para que sientan la obligación de ayudarnos sino porque tenemos una petición que hacerles. Por favor, nunca olviden a Emi. Siempre quiso ser un cazador el que lo tengan presenten inclusive en sus batallas hará que su sueño se vuelva realidad. Se que les pido mucho y es extraño, pero…”
Ambos jóvenes se levantan de su silla y grita al unísono y enérgicamente:
“¡Por supuesto!”
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