Limit Breaker: Conquistando Mazmorras - 111
Hace muchos años en Hong Kong en el seno de una familia acomodada nació Lee Bao, amado y esperado por dos padres amorosos y bondadosos, pero con la incertidumbre y el temor de ser capturados por las fuerzas especiales del gobierno chino. Y es que hacía pocos meses el gobierno chino en su afán de quebrar los intentos de independencia del país, comenzó un proceso de secuestro para con los niños y bebés recién nacidos con talento como cazadores y en ramas intelectuales como la tecnología.
Las razones fueron muchas pero la más popular se centraba en el arrebato del gran futuro para el país. Un día esa cruel operación llegó hasta donde vivía Lee Bao y su familia y como ambos padres tenían buena relación con ciertos círculos comerciales en China, permitieron acercarse al bebé para tomar nota del cómo será de adulto y teniendo posibilidad de estudiar en el extranjero. Inmediatamente detectaron que su poder mágico era absurdamente gigantesco y por esa razón optaron por asesinar a los dos padres y llevar al niño a unas instalaciones donde sería manipulado con falsas historias y el gobierno buscaría crear su enorme poder militar en base a cazadores.
Jamás conoció a sus padres, solo una enorme habitación blanca con banderas rojas sobre las paredes y las 24 horas del día mirando documentales y obligados a punta de pistola a ver discursos de los diferentes líderes que han aparecido para gobernar el país con el partido como su brazo armado.
Cada día era aburrido para el niño, quien crecía no solo en maná sino también en intelecto, permitiéndole comprender lo que estaba sucediendo hasta que un día mientras trabajaba en un ataque mágico, el primer de su vida, este se fue de control y acabó abriendo un agujero en la pared lo cual le permitió escapar de ese desconocido edificio que curiosamente se encontraba en el medio del campo. Aquellos niños con los que paso los primeros años de su vida salieron con él y juntos vivieron en los bosques.
Sin embargo, una familia, que los apoyo dándoles comida y permitiendo que se refugiasen en un cobertizo, los traicionó delatándolos con el gobierno por un puñado dólares. Una noche los soldados caen en la casa y solo uno pudo escapar, Lee Bao y sin mirar hacia atrás escapó hasta la ciudad donde entre los callejones oscuros y lluvia torrencial, hambriento y a punto de morir, sería recogido por un grupo de hombres y llevados a un extraño bar subterráneo donde se juega billar, mujeres bailan semidesnudas y en paredes se encuentran pancartas contra el gobierno. Sin saberlo, el chico había caído en una sede de la famosa mafia china conocida como la Tríada.
A partir de ese momento Lee Bao se convirtió en un miembro más y considerado como también parte de la familia, muy querido y con el correr del tiempo los líderes decidieron volverlo uno de sus comandantes y finalmente este lograría ser el gran sucesor que esperaban durante mucho tiempo. Ya como un joven de 15 años, pudo encontrarse con los perpetradores de la muerte de sus padres en unas instalaciones donde con su grupo de la Tríada fueron a dar sangre como parte de las campañas de salud pública.
El hecho fue trágico con 45 soldados muertos y más de 278 heridos de la misma unidad. Curiosamente los civiles aplaudieron ese accionar y como una ráfaga veloz las personas comenzaron a alentarlo y seguir su carrera hasta que toda la población coreó su nombre en uno de los tantos discursos anuales del líder supremo. El daño ya estaba hecho.
En menos de un año, Lee Bao pasó a convertirse en uno de los cazadores más famosos y al mismo tiempo despertaría una vez más su poder, convirtiéndolo en uno de los top 3 del planeta. Pero en su alma, algo le pasaba, no se sentía contento inclusive en la actualidad donde se ha convertido en el símbolo de esperanza de al menos 3 millones de sobrevivientes en China.
El gobierno jamás pudo hacer algo contra él, ni en poder ni en influencia, pero desde lo psicológico jamás estuvo preparado para que tantas personas dependan de su persona y por ello es que lentamente su moral y menta se ven colapsadas con la velocidad que llevó Kassio en destruir todo un país.
***PARTE II***
El ejército de no muertos, bajo el comando del humano traidor mantiene su posición alrededor del edificio donde los refugiados permanecieron durante muchos meses a la espera de sobrevivir y que alguien los ayude. Con la llegada del grupo de Julio y las habilidades de Arakneida de crear portales con su magia espacial, los niños, mujeres embarazadas, ancianos y enfermos pudieron escapar, dejando a los más capaces para la batalla y defensa del país.
Hace ya tres días que ningún enemigo se mueve y parece que seguirá así hasta que los miembros de la resistencia mermen su voluntad y caigan en el caos y desesperación.
Los alimentos, el agua escasean peligrosamente y el agotamiento se hace presente en el humor de la gente, porque las peleas son recurrentes y ocasiona discordia imprevista. Lee Bao intenta calmarlos como no líder de su país, pero el saber que el enemigo espera afuera el momento adecuado para asaltar el edificio, vuelve impredecible la situación.
Por su parte, Julio y su grupo se dividen para apoyar a cada grupo que vigila y protege las entradas.
Desde que los no muertos rodearon al edificio, Arakneida sostiene una leve, pero en constante aumento sospecha que, al no haber sido atacados aún, ellos pueden sufrir otro tipo de agresión, uno más peligroso e interno.
Julio nota como los ánimos caen por los suelos y muchos se muestras reacios a continuar luchando y en voz alta desean escapar de allí cueste lo que cueste. Inclusive muchos dicen temerosos que estarían dispuestos a traicionar con tal de salir con vida, abandonando su humanidad:
Julio: «Está gente está a punto de colapsar y aún no hemos tomado un plan de acción. Con la comida agotándose va a provocar que sucedan con regularidad esas cosas»—piensa preocupado y saca de su bolsillo una radio para comunicarse con Arakneida—»Arakneida, soy yo. Tenemos que reunir al grupo y hablar con Lee Bao»
Arakneida: «Entendido, pero sobre Lee Bao. Él desapareció hace un rato largo»
Julio: «Lo voy a buscar. Tu contacta a los demás. Nos reuniremos en la entrada donde encontré esos guerreros esqueletos»
Arakneida: «Está bien»
Julio recorre en silencio los pasillos del gran refugio subterráneo, encontrándose con muchos supervivientes ocultos, bebiendo y drogándose con sustancias muy peligrosas con tal de escapar de la penosa situación que viven.
El ambiente y el estado de ánimo, tan deprimente y crítico es evidente en el rostro de hombres y mujeres que se ven obligados a resistir por una especie de sentido del deber, justicia y amor por una patria que solo en su memoria sigue existiendo. Por historia y tradición más no instituciones o gobierno:
Julio: «Sabía que la gente estaba asustada y deprimida pero nunca imaginé que se llegara a este punto»—piensa mientras avanza entre cada vez más personas escondidas y consumiendo estupefacientes
Después de recorrer la zona en busca de Lee Bao, Julio lo encuentra junto a un río de agua de cloaca, mirando como el agua se mueve como si fuera natural propio de un bosque:
Lee Bao: «Curioso ¿No? Es lo más cercano a tener a la naturaleza en un lugar oscuro, maloliente y abandonado por dios debajo del suelo. Dime, Julio ¿Podremos solucionar esto? ¿Ganaremos está batalla?»
Julio: «Eso dependerá»—responde y camina hacia él
Lee Bao: «¿Depender de qué?»
Julio: “Muchas cosas, pero la que más hará la diferencia es nuestra voluntad de luchar”
Lee Bao: “Me temía eso. Quizás lo notaste en tu camino hacia aquí. Esta gente ya no siente que puede hacer algo. Muchos otros desean salvarse a si misma, dejando a su gente, familia y amigos con tal de no morir”
Julio: “O muchos sucumben a cosas que no lo valen”
Lee Bao: “Si, eso también”
El argentino no aparta la mirada en el agua que circula como un gran rio y rodea el refugio improvisado con lo que las personas pudieron reunir. Julio no deja de pensar en que hay algo más profundo que solo temor a la muerte y se nota en su principal líder y héroe nacional porque tras un enorme tiempo defendiendo a los inocentes de los no muertos, por fin la desesperación lo azota con fuerza hasta que su corazón se estruja ante la incertidumbre.
Julio se lamenta al no saber que hacer ya que cuentan con un enorme poder, pero no es tan fácil como parece. Nada lo es.
Si él pudiera hacer algo, dar su vida en batalla, por ejemplo, no habría problema porque siempre se le ha inculcado desde su infancia que dar la vida por su país es esencial para cualquier chino. Aunque el general el sentimiento nacionalista es algo usual en muchas personas del mundo, es particular en el país asiático con rasgos similares al extremismo. Pero el sentimiento de impotencia en el actual líder del país es demasiado grande y la frustración lo invade peligrosamente y esto lo ve Julio quien se preocupa de que no puede ayudar en la batalla.
De repente, Lee Bao rompe en llanto y cae de rodillas mirando hacia el agua, moviéndose hacia adelante como si desease arrojarse y desaparecer allí, sin más motivación y sintiendo el peso de la pérdida e inutilidad cómo líder frente a un enemigo que sigue sin comprender y que como si fuera un juego para la emperatriz del abismo, las vidas humanas no valen nada.
Luego Lee Bao se dirige hacia él y sonrojado se reincorpora a la conversación tratando de mostrarse entero, más por orgullo que por deseo propio:
Lee Bao: «Por cierto ¿Hay alguna información de los exploradores?»
Julio: «Para nada, pero hay un problema que he notado»
Lee Bao: «¿Qué problema?»
Julio: «Las drogas en el refugio van a provocar que haya peleas y bajo nivel para defendernos»
Lee Bao: «Un problema más no hará diferencia. Ya estamos… acabados…»
Al decir eso, Lee Bao le demuestra a Julio su poca intención a continuar y enfurece a Julio, quien se reúne con su grupo en el lugar pactado y comenta la situación:
Julio: «No puedo creer lo que dijo. Ni siquiera tuvo intención de retractarse. Lo peor de todo esto es que cada vez más y más gente está apoyando este pensamiento»—se queja muy molesto, caminando de un lado hacia el otro
Kargroot: «Está es una clara estrategia de Kassio para vencernos. Saben que en un combate directo aquí nosotros tendremos ventaja y el emperador es consciente de ello»
Arakneida: «Por eso no atacaron en estos días. Quieren sofocarnos y llenar a estas personas de incertidumbre»
Julio: «¡Lo peor de todo es que hace apenas unos días quería defender este lugar con su vida!»—se empieza a impacientar lo cual es muy extraño en alguien como él, caracterizado por su calmante madurez
Cromana: «Los humanos son complicados. Una situación descorazonadora y todo se va a la mierda»
Lorkamos: «No quiero sonar alguien que trae malas noticias, pero estuve patrullando antes de venir y vi a varias personas yéndose por una de las salidas»
Julio: ¡¿Que dices?!»
Lorkamos: «No pude detenerlos»
De repente, una cazadora superviviente se acerca a toda prisa con lagrimas en los ojos y desesperada, trayendo consigo la peor de las noticias que podría cambiar el rumbo de la misión y por consiguiente, la resistencia:
Arakneida: “¿Qué sucede Mei Zhu?” — pregunta al notar su expresión
Mei Zhu: “¡Por favor, es Lee Bao!”
Julio: “¿Qué ha pasado?”
Mei Zhu: “¡Lee Bao intentó suicidarse!”
Comments for chapter "111"
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