Limit Breaker: Conquistando Mazmorras - 112
Tras la tragedia de Lee Bao, los cazadores argentinos se reúnen afuera donde yace él.
Cómo consecuencia de su decisión, la moral entre la resistencia está por los suelos y los suelos de victoria pisoteados por una mala jugada de la vida y el destino. Sin embargo, Kargroot sospecha que algo más, algo macabro sucedió como para que el cazador chino tomase tal decisión. Pero esas son sus creencias, tratándose de Kassio cómo enemigo cualquier cosa puede pasar.
Julio aparta a un lado a quien se desempeñaba cómo sanador dentro de la 38va división en el gremio, Liu Tseng:
Julio: «¿Cuál es su estado?»
Liu Tseng: «Tragó demasiada agua de cloaca posiblemente se intoxique ya que aquí cae demasiadas sustancias de origen tóxico pero su cuerpo es demasiado fuerte incluso entre los estándares de cazador. Menos mal que llegamos a tiempo o si no hubiera muerto»
Julio: «Lo que me llama poderosamente la atención es por qué hizo eso»
Liu Tseng: «Seguramente su mente explotó. Estaba demasiado estresado, pero jamás imaginamos este resultado»—se lamenta con dolor por lo que le ha pasado a su líder tan querido por los miembros del gremio
Julio: «¿No lo imaginaron?»
Liu Tseng: «Fue débil… él mostró una cara de cobardía»—aprieta su puño, impotente de ver a un símbolo del poder cazador en China en tal situación
Julio: «Hey, no digas eso, las situaciones más extremas pueden llevar a decisiones incomprensibles, pero Lee Bao no es ningún cobarde»
Liu Tseng: «No creo que ustedes los occidentales lo comprendan, pero lo importante ahora es esperar cómo evoluciona. Solo esperemos no ocurra algo afuera que nos impida resistir más de lo que ya hemos hechos»
Julio: «Increíble forma de ver algo tan negativamente. Lo que me sorprende aún más es el cambio abrupto de imagen de Lee Bao siendo que debería ser considerado más que un héroe en esta situación»—piensa y regresa a dónde están los demás ejecutivos
Arakneida: “Parece que es algo normal en esta nación” —se presenta ante Julio con un portal que se abre rápido
Julio: “Te sorprendería la historia reciente de este país”
Arakneida: “Ya veo”
Julio: “¿Cómo van los cazadores apostados en la entrada principal?”
Arakneida: “Todo en orden, pero me preocupa los pequeños túneles. Allí hay pocos cazadores y civiles”
Julio: “Entiendo, ve a revisar”
La impresión que el cazador clase sanador de rango B+ dejó en Julio es preocupante ya que la moral está cayendo por una decisión personal por parte del mismo Lee Bao.
Ya de por sí, ninguno de los ciudadanos chinos sea civiles, militares o cazadores saben que Lee Bao no es del país sino de un territorio como Hong Kong, lugar de disputa y deseo por parte del gigante y poderoso asiático.
Arakneida y Kargroot recorren las entradas de los túneles donde yacen los focos de resistencia humana y la mitad de los suministros y buscan controlar que nadie decaiga en moral, animándolos y preguntándoles cómo se sienten. En ese sentido, Arakneida es más directa, pero sabe y comprende los sentimientos y emociones humanas, más que Kargroot quien intenta de ser amable pero su expresión fría y aura casi descontrolada hace que las personas sientan temor.
De no ser por la misma emperatriz de las arañas y soberana de los venenos, quien interviene y explica el caso de Kargroot, podría haber hasta deserción o rendición.
Lorkamos y Cromana, por su parte, exploran cuidadosa y silenciosamente las afueras, principalmente para verificar cómo está la situación, encontrándose con un gigantesco ejército de no muertos rodeando la entrada en el edificio, así como el cielo con un rojo carmesí mucho más intenso que hace días y el aire tan sofocante ahora adopta características venenosas. Es casi irrespirable para los seres humanos ordinarios y aquellos bendecidos por el maná se vuelve un poderoso sedante. En el caso de los monstruos como el elfo de hielo y la vampiresa es como un aroma agradable, pero a sabiendas de lo que está provocando en el mundo humano les causa indignación y rechazo:
Lorkamos: «Pasaron unos días y prácticamente está logrando convertir en su territorio a este país»
Cromana: «Así parece. Este lugar se está marchitando más rápido de lo que pensé»—presiona con su mano un escombro y solo con cerrar el puño lo destroza y nota que se vuelve fácilmente en polvo—»está intentando convertirlo en su imperio»
Lorkamos: «¿Qué crees que le ocurra al imperio del abismo si logra convertir a China en suyo?»
Cromana: «Siendo honesta no quiero pensar en ello»
Lorkamos: «¿Es difícil de pensarlo?»
Cromana: «No, sino tendríamos que despedirnos de nuestro imperio y cientos de miles de millones de nuestra gente»
Lorkamos: «Ese tipo pretende eliminar una dimensión entera. ¿Está demente?»
Cromana: “Siento que hay algo más. Emperador candidatos, crear un nuevo imperio en este mundo, se siente como si su plan no fuera revelado del todo. Se siente como si…”
Lorkamos: “Estuviera pretendiendo pelear una guerra solo y quiere crear su bastión en la tierra, pero ¿Por qué los emperadores candidatos?”
Cromana no responde, sus conocimientos llegan hasta el saber la existencia de los emperadores candidatos mas no sus identidades ni que clase de poder tienen. Al ver que hay cada vez mas no muertos, Cromana y Lorkamos se ocultan una vez mas entre los escombros, observando los edificios y cada tanto a las tropas oscuras. Sobre todo miran al cielo de no ser vistos por los dragones.
***PARTE II***
En el edificio más alto que queda de pie en la ciudad, Hiu Tan, el humano que decidió traicionar a su raza espera las órdenes de su señor con su ejército rodeando la entrada del santuario de la resistencia. Masas de no muertos hasta donde alcanza la vista infectan las calles con putrefacción emanando de sus cuerpos. Dragones esqueléticos y zombies sobrevuelan los aires a la espera de humanos para devorar.
Las órdenes de Kassio son claras para Hiu Tan, nada ni nadie debe entrar ni salir hasta que llegue y así tomar las riendas de la batalla final por China, aun sabiendo que hay monstruos a favor de los humanos y la resistencia que pueden enfrentarlo y hasta lograr venderlo.
Un portal se abre detrás de Hiu Tan, apareciendo Kassio y acompañado por varios caballeros de la muerte y hechiceros esqueléticos para variar como si fuera un séquito de la muerte:
Kassio: «¿Alguna novedad?»
Hiu Tan: «No han vuelto a salir, pero he sentido dos presencias con inmensa cantidad de energía mágica. Seguramente son esos monstruos»
Kassio: «Si…puedo sentir la energía de Cromana»
Hiu Tan: «¿Vamos a seguir esperando?»
Kassio: «Hay que ser pacientes. Nuestra meta no es la batalla en sí misma sino lograr la mayor cantidad posible de almas para traerlos al mundo»
Hiu Tan: «Eso candidatos a emperadores ¿Que tan fuertes son?»
Kassio: «Haces una pregunta demasiado molesta, pero entiendo tu ignorancia como mero humano y traidor de tu raza»
Hiu Tan: «Seguro»
Kassio ve a Hiu Tan como si mirase a una cucaracha, pero con cierta simpatía por solo el lugar que le dio de uno de sus comandantes más importantes y fuertes. Si no fuera por la sangre obsequiada, el humano no podría equipararse a Zatia y Alaer. Un regalo por tal sumisión pero que conlleva el costo de la humanidad y el colapso espiritual, corporal, mental y de maná.
Hiu Tan vuelve a preguntarle, pero antes de que abra su boca, Kassio tapa los labios con el dedo índice y acerca su rostro hasta el oído del muchacho:
Kassio: «Recuerda que eres una mera herramienta en este mundo tan grande. Sin embargo, no podría dejarte con la intriga. Solo imagina que todas las calamidades del planeta yacen en el poder de estos candidatos a emperadores. Podría decirse que todos son tan o más poderosos que los actuales, pero en su momento no supieron luchar por el título. A excepción de él…»—se queda callado al mencionar como él al hermano menor de Dramonzuk, el emperador dragón
Hiu Tan: «¿Quién es él? No me dijiste nada relevante»
Kassio: «Y aún no lo sabrás. Cuando pisen este mundo ahí es cuando los conoces»
De repente sienten una sensación de que la temperatura baja repentinamente, el aliento de Hiu Tan es gélido y siente como el sudor de la piel se congela como una escarcha. Kassio no se sorprende ya que por puro instinto Alaer no podía evitar sentir la presencia de su ex compañero entre las legiones del ejército del emperador gigante de la escarcha:
Kassio: «Creí haberte dado la comandancia de un enorme ejército para que ataques…»—dice sin voltearse
Alaer: «Lo siento mí señor, pero instintivamente me moví hacia aquí. Algo me atrajo con tal impulso que deseo pelear sin importar que. Sepa disculparme. Aceptaré el castigo que crea conveniente»—se pone de rodillas como un caballero frente a su rey
Kassio: «Descuida es normal ya que quien está allá fue un aliado tuyo cuando eras un elemental de hielo, pero tendrás que esperar un poco más»
Las ansias de pelear contra Lorkamos hacen que Alaer de varios pasos sin que Kassio se lo ordene, incluso llega a molestarse con solo notar esa falta de disciplina:
Kassio: «Creo haberte dicho que te detuvieras ¿Cierto?»—mira intimidante a Alaer, doblegándolo y haciendo que regrese a su posición— «una confrontación ya es inevitable. Lo mejor es avisarle a Zatia y al resto de las legiones. Ya es tiempo de que traigamos a los ex candidatos a emperador»
El elemental obedece retrocediendo hasta detrás de Kassio con una sumisión que hace temerle a Hiu Tan.
Entonces, Kassio extiende sus alas negras muy parecidas a las de un murciélago, los cuernos sobresalen con mayor tamaño y una cola fina con punta de flecha que se separa en 3. El aura que emana es de muerte y hace que cualquier no muerto a su alrededor se sofoque.
Zatia aparece por detrás con un portal que Kassio mantiene abierto para sus comandantes:
Zatia: “¿De qué me perdí?”
Hiu Tan: “Nada nuevo”
Kassio: “Zatia, quiero que uses a tu legión para atacar el edificio”
Zatia: “Empezamos el ataque ¿huh?”
Kassio: “No, pero quiero sofocarlos y llevarlos a la locura lentamente”
Zatia: “¿Qué haremos con esos monstruos?”
Kassio: “Prepárense para eventualmente enfrentarlos”
Zatia da la orden con su mano hacia arriba y la deja caer para dar inicio a un ataque masivo de más de un millón de no muertos. Los arqueros esqueléticos lanzan sus flechas contra el concreto pudriéndose, vidrios resquebrajados y todo lo que esté vivo es el objeto.
Las hordas pútridas de zombies corren hacia cada rincón del edificio y los vampiros, quien consideran a Cromana como una traidora se abalanzan en su búsqueda para hacer la justicia que ellos creen conveniente. Dragones esqueletos expulsan de sus fauces enormes bolas de fuego negro que cuando impactan corroen lo que sea, roca y acero, no hay superficie que no pueda derretir.
Kassio se percata de que en las cercanas de la entrada sigue la presencia del elfo de hielo, entonces se precipita para llegar a ellos con un fuerte y veloz movimiento de sus aladas. Llega en apenas un segundo y los mira desde arriba:
Kassio: “Hola Cromana. Veo que el ser la mascota del usuario ha incrementado tus poderes mágicos”
Cromana: “¡Kassio!” — lo mira con ojos sangrantes
Lorkamos: “¡Maldita sea! ¡¿Cómo es que llegó tan rápido sin que nos diésemos cuenta?!” — se queda mirando y sin palabras
Kassio: «Tu debes ser el aliado del usuario imperial»—mira a Lorkamos con cierta curiosidad— «su aura es similar a la de un trol de hielo, pero en aspecto es la de un elfo de hielo de alto rango. Interesante»
Lorkamos: «Más bien es el boss»—responde desafiante, aunque temblando
Kassio: «Pues bien, aquí tenemos un problema en ambos lados. Por como veo las cosas estamos en una situación de empate. Matarlos para mí sería tan difícil como ustedes matarme y aunque lo lograste cosa que no dudo, este mundo que estoy creando en la tierra no dejará de existir a menos que sepan lo que deben hacer por lo tanto es imposible que ganen está batalla. La ventaja sigue siendo mío»—explica con intenciones de romper con la moral
Cromana extiende su brazo a un lado y cuando está por pronunciar su técnica para atacarlo, Lorkamos la detiene tocándole el hombre y mirando hacia el emperador del abismo:
Lorkamos: “¿Que este país está perdido? ¿Que no podremos vencerte? ¿Solo debemos quedarnos sin hacer nada?»—piensa en sus compañeros de gremio y principalmente en su querida amiga Macarena y finalmente el hecho de que la cultura idol del país que tanto lo apasiona se vio erradicada. Luego dirige la mirada hacia Kassio con tanto desprecio que por mero instinto el emperador retrocede de temor— «eso ¿Quién carajo lo decidió?»
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