Limit Breaker: Conquistando Mazmorras - 115
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- 115 - Capítulo XII: El Fénix y la Soberana vs la Bestia y los seres del abismo
Desde la Beijing Power Tower, una de las estructuras más altas del mundo construida en el 2029, los tres comandantes del ejército no muerto observan sin interferir para poder proteger el portal detrás de ellos con el cual poder traer a los candidatos a emperadores. Hiu Tan se queda sin palabras al ver qué Kassio es en verdad una poderosa no muerta con dominio completo sobre los poderes de la oscuridad y la muerte. Zatia, por su parte, se siente excitada ya que jamás pensó en ver a la verdadera soberana del abismo y de quién ha escuchado por cientos de años toda clase de historias dignas de ser alabada.
Alaer es el único que ve con seriedad la situación, vigilando a los otros dos comandantes de que no actúen por su cuenta y mantengan la vigilancia:
Hiu Tan: «Alaer ¿Tu sabías de esto?»
Alaer: «¿Qué cosa?»
Hiu Tan: «Vamos, no te hagas el tonto. ¿Kassio jamás existió? ¿Entonces a quien servimos?»
Alaer: «No hace falta que sepan algo más. Sigue siendo nuestra emperatriz y así se mantendrá»
Hiu Tan: «Zatia, ayúdame a entender ¿quieres?»
Zatia: «No hay nada más que decir solo quédate aquí»— responde con el rostro sonrojado y mirada llena de admiración y respeto
Hiu Tan: «Al menos ¿No deberíamos ir a ayudar? Está peleando sola»
Alaer: «Lo único que debemos hacer aquí es proteger el portal. Con la muerte de esa traidora de esa vampiresa podremos llegar al punto final y solo con un par de almas podremos traerlos a este mundo a los candidatos»
Hiu Tan se es por vencido y se queda en su lugar, observando y muriéndose por ir a pelear. No entiende porque tanta confianza, pero por respeto a quien le dio un poder muy grande y la seguridad de no ser asesinado acepta lo que quieren:
Hiu Tan: «Como quieran»
Sin embargo, desde abajo, una enorme espada envuelta en llamas asciende cómo un boomerang y junto a este una esfera de fuego que al explotar libera una lo uso tan cegadora que obliga a todos a aparta la mirada y sucumbir a la breve ceguera:
Hiu Tan: «¡Carajo!» —se cubre los ojos
Alaer: «¡Tsk! ¡Zatia!»
Zatia: «Si»
Zatia de un pequeño paso y levanta ambas manos en dirección sucia el cielo y de la palma de sus manos surge una niebla tan oscura que succiona todo rastro de luz que aún afecta a los no muertos y seres del abismo:
Zatia: «Maldición, esa luz es demasiado intensa»—siente ardor en sus manos y ve que están quemadas como si fuera la de cualquier ser vivo— «no puedo creer que esa esfera me haya herido así»
Una figura con gabardina salta hacia la espada en llamas y con fuerza ataca cubierto con guirnaldas de fuego al portal, pero es detenido por Alaer quien es obligado a usar su enorme espada cuyo tamaño es casi como el de un hombre promedio:
Alaer: «Tienes valor para atacar solo humano y fuiste bastante inteligente en intentar cegarnos»
Julio: «¿En ese portal se encuentran los candidatos?»
Alaer: «Así que lo saben ya»
Hiu Tan: «Déjenmelo a mí»—sonríe y libera su poder con una ráfaga color amarillo mientras sale de la palma de sus manos unas cuchillas curvas
Julio: «Eres humano ¿Cierto?»—pregunta y con su mano derecha atrae la claymore de fuego
Hiu Tan: «No lo negaré y tú también, pero es extraño…siento una feroz cantidad de energía que equivale a la de un cazador top del mundo. Jamás había oído de ti entre ese grupo ¿Porque será?»
Julio: «¿Acaso importa?»
Hiu Tan: «No, la verdad que no»—es envuelto en una espesa capa áurica color amarillo que lo transforma en un enorme bestia humanoide con forma de tigre
Julio: «¿Q-Que clase de magia es está?»—retrocede un poco muy cerca del borde del edificio al ver la enorme figura del cazador
Hiu Tan: «Prepárate para morir humano»
Julio: «Ya no eres humano. Vendiste tu alma al monstruo»—lo mira y no siente nada en lo absoluto más que lástima por lo que lo llevó a Hiu Tan a ser un perro de los monstruos
Hiu Tan se inclina hacia adelante con sus patas aferradas al suelo, garras y colmillos sobresaliendo y ojos finos, calculando todo lo posible para analizar a su enemigo. Se impulsa violentamente hacia Julio, tomándolo por el rostro y llevándolo hacia la calle desde las alturas. Con fuerza, impacta el cuerpo de Julio contra el asfalto, destrozando el cemento y acrecentando el daño en la ciudad.
Julio intenta liberarse de las garras de Hiu Tan aún contra la fuerza bruta del cazador convertido en bestia monstruosa. De su boca, el cazador expulsa llamas que golpea al pecho de Hiu Tan y lo obliga a retroceder. Julio se reincorpora y lanza bolas de fuego enormes hacia el monstruo, quemando varias partes del cuerpo de la bestia y luego con su puño envuelto en llamaradas azules golpea varias veces al rostro hasta romperle uno de los colmillos.
Hiu Tan grita ferozmente, creando una onda expansiva y un puñetazo hacia el estómago de Julio lo envía hacia el Beijing Power Tower, atravesando los vidrios de la entrada e impactando contra varias paredes:
Julio: «E-Esa fuerza no es normal. ¿Hasta qué nivel evolucionó?»—dice en voz baja mientras se levanta para continuar la batalla
La bestia entra al edificio y camina lentamente. El dolor en su pecho debido a las quemaduras y el rostro ensangrentado solo aumentan la ira en él:
Hiu Tan: «Hay una clara diferencia entre tú y yo. Lo sabes ahora ¿Verdad? No hay manera de que me derrotes»
Julio: «Reconozco…tu fuerza, pero hay algo…que no puedo entender. Según Kargroot, existe una emperatriz que es la regente de las bestias. Sin embargo, tú te transformas en una ¿Porque ocurre eso?»
Hiu Tan: «Vaya curiosidad tan extraña tienes sabiendo que estás enfrentando a la muerte. Te responderé solo porque no me gusta dejar dudas sin respuesta. La simple razón es que soy un domador y la bestia que dominé era una quimera. Lamentablemente no pude adoptar todas sus características, no hay una razón para ello si lo preguntas. La emperatriz solo potencia mí poder, volviéndome más poderoso y resistente»
En pocas palabras, Julio no se enfrenta a un cazador ordinario sino a un domador que obtuvo los poderes de una quimera y gracias a lo que puede considerar como «la bendición de los emperadores» su nivel aumentó exponencialmente poniéndose al nivel de los cazadores top del mundo, pero ya no perteneciendo a la humanidad.
Tratándose de alguien que traicionó a la raza humana, Julio se siente más tranquilo y dispuesto a ir con todo su poder, aunque estén muy igualados. El cazador llama a su gran espada de nuevo a la batalla y envuelve en llamas a esta, pero con más potencia que antes otorgándole un color amarillento y en el centro un peligroso y cargador rojo carmesí que quema los escombros a su alrededor excepto a al cuerpo de él.
Hiu Tan salta hacia Julio y en pleno aire sus pelos se queman por la intensidad de las llamas en la espada, esto obliga a la bestia a cambiar de opinión y volver a su posición original:
Hiu Tan: «Maldición, este humano tiene un poder bastante enorme. No podré acercarme lo suficiente como para lastimarlo»
Julio: «Dime una cosa ¿Porque traicionaste a la humanidad?»
Hiu Tan: «De nuevo con eso. ¿Qué cosa es tan natural para la humanidad como lo es el poder? Simplemente decidí seguir mí naturaleza. ¿Acaso está mal eso? ¡Ja!»
Julio: «Poder… ¿Solo eso importa? ¿Sabes cuántas personas murieron por eso?»—aprieta su puño
Hiu Tan: «Evidentemente no conoces nada sobre el poder»
Julio: «Claro que lo sé. He visto a personas buenas sentirse absurdamente abrumada ante la posesión de mucho poder»—piensa en las veces que vio a Martín, en la soledad de su oficina, sentirse agobiado y triste por las responsabilidades aunque las acepta solo para proteger a su gente amada— «y también personas que han sufrido represalias por tenerlo»—piensa enfurecido sus días en prisión solo por resultar ser más prometedor que Fabio y ser culpado por el crimen que jamás cometió— «el poder solo trae sufrimiento a quienes no lo merecen ni comprenden la magnitud de eso»
Hiu Tan: «Hablas mucho del rechazo hacia el poder, pero según veo rebosas a niveles similar al mío»
Julio levanta su mano y sostiene en ella la enorme espada y le apunta a Hiu Tan, decidida eliminar a quien renunció a su humanidad por el afán de poder.
La criatura se enfada cuando choca sus garras contra la claymore de Julio y este no retrocede, sino que arremete con tal fuerza que es obligado a permanecer a la defensiva durante un largo rato. Las chispas y fuerte estruendo con cada impacto son violentos y aleja a los no muertos que buscan el momento adecuado para intervenir. Por su parte, Alaer y Zatia no toman partido por el enfrentamiento de su aliado, sea porque es una pelea que no les incumbe como también la necesidad de quedarse con el portal para protegerlo de cualquier ataque enemigo. Pero al darse cuenta, unas decenas de hilos tan finos y afilados que podrían atravesar cual estructura se acercan desde las alturas y golpean con fuerza la terraza del edificio.
Alaer y Zatia esquivaron justo a tiempo, pero al ver el portal, notan que hay dos presencias junto al fenómeno, Arakneida y una de las sacerdotisas que siempre espera por las ordenes de la poderosa soberana insecto:
Alaer: “No pude sentir su maná ¿acaso manipulo su esencia?” — se sorprende
Arakneida: “Te equivocas, nunca manipulé nada. Mas bien solo me moví con tal rapidez que no captaste mi presencia” — explica con una sonrisa y de brazos cruzados
Sacerdotisa: “Propio de usted mi señora. Digno de la actual soberana” — dice mientras aplaude orgullosa de su señora
Arakneida: “Ya, ya, querida no me halagues”
Zatia: “Esa característica de velocidad era propia del emperador insecto anterior. Según tengo entendido su velocidad era tan grande que en cuanto te dabas cuenta tus extremidades se acababan separando del cuerpo. Era aterrador” — piensa en voz alta
Arakneida: “No me hagas revivir recuerdos indeseados” — recuerda a sus pretendientes entre ellos al anterior emperador, asqueándose en el proceso
Zatia: “Completamente calmada y aún así no veo manera de poder atacarla. No veo apertura. ¿Tan fuerte es?”
Da un vistazo hacia su compañero que se encuentra a su lado y la expresión que esboza es para temer ya que a pesar de su rostro esquelético con rastros de cristales fríos muestra una gran preocupación ante el nivel de su enemiga:
Zatia: “¿Alaer?”
Alaer: “Zatia, esta enemiga que se muestra ante nosotros es demasiado poderosa”
Zatia: “Lo suponía. ¿Qué hacemos?”
Alaer: “¿Qué, que hacemos? Atacar, defender el portal y soportar la mayor cantidad de tiempo hasta que reunamos lo que quede de energía de vida. Aunque nos arranquen brazos y piernas no vamos a detenernos” — acepta su destino como meras piezas para un bien mayor
Zatia: “Siempre eres tan serio, pero no puedo llevarte la contraria. Por algo estamos aquí”
Arakneida: “Ara, ara, veo que hay dudas en lo que deben hacer. No me extraña, es la primera vez que ven a los ejecutivos en acción y no está demás decir que sobrepasamos las expectativas” — exclama con orgullo y recorre sus labios con el dedo índice en tono seductor muy propio de su naturaleza juguetona frente a los seres que considera inferiores
Zatia: “¡Jajaja! Expectativas dices y una de tus compañeras acaba de ser asesinada…”—se burla hasta que siente una intensa presión— “¿huh?”
En ese momento una feroz ventisca sacuda los cuerpos de la ninfa y el jinete de la tortura, estremeciéndolos al punto de temblar de temor y frente a ellos ven una figura tétrica, con ojos punzantes color verde envuelta en una manta de negra y ráfagas purpura. Ya no ven a la mujer sino a un ser que los supera en poder y que posee el liderazgo de todo el imperio de los insectos, particularmente el grueso del ejercito de las arañas.
El cuerpo de Hiu Tan impacta sobre la parte más alta del rascacielos, pocos pisos debajo de donde se encuentra el portal. Esto provoca que empiece a colapsar la estructura. No le queda mucho ya que el daño recibido es enorme:
Alaer: “¡El portal! ¡Zatia, hazlo ahora!”
Zatia: “¡¿Qué?! ¡tiene que ser una broma!”
Alaer: “La prioridad es el portal!”
Zatia: “Maldita…”— levanta sus dos manos en dirección hacia el frente, donde yace el portal
Arakneida: “¿Qué sucede? ¿Qué hechizo vas a usar?” — se mueve velozmente hasta ponerse de frente a Zatia
De un puñetazo baja de las alturas a Zatia y con su cuerpo delicada de una dama oscura y macabra, impacta en el pavimento de la calle y hace colapsar varios metros de la misma:
Alaer: “¡Zatia!”
Arakneida: “Se me pasó la mano. Descuida, tu sigues” — agita su mano adolorida
Alaer: “Vaya que tienes agallas, traidora” — la mira frente a frente sin temor
Arakneida: “No lo tomes personal, es solo que provocaron este genocidio y eso no me agradó para nada” — le responde muy seria, llegando a molestarse frente a las duras palabras del no muerto
Alaer: “Siendo un monstruo con tales poderes te pones del lado de los humanos. Eres patética”
Arakneida: “No eres el primero ni el ultimo que me hará este mismo planteo y siempre responderé lo mis. ¿Necesito alguna razón para luchar por unos seres violentos y egoísta? Pues si…ya que entre esos violentos y egoístas hay bondad que supera los hechos tan tristes que envuelven a este mundo. No necesito ordenes de mi señor o petición de mi amor, yo deseo…yo busco pelear por los humanos porque tienen lo que nos hace falta”
Alaer: “¡Es demasiado estúpido y eso no me responde una mierda!
Arakneida: “Si, sabía que dirías algo así”
Alaer invoca a su caballo, Mephist, y con él cabalga hacia Arakneida con guirnaldas oscuras, mirada roja furiosa y una armadura azolácea que se funde en energía oscura que brota de ambos. Arakneida observa sin pestañear, analiza a su enemigo acercándose:
Arakneida: “Jinete de la tortura ¿huh? Me agrada ese título, pero sigues siendo…”— avanza con rapidez hacia un costado del jinete— “el Gelial traidor de Glermorog” — le da una patada al costado del caballo y ambos caen al vacío
En plena caída, Arakneida llega a tomar del rostro a Alaer y lo arrastra contra el edificio, llevándose un enorme daño que quiebre los cristales que protegen el cráneo y lleva hasta el pavimento, destrozando por varias decenas de metros el lugar e inclusive terminando por desestabilizar el edificio y derrumbándolo lentamente:
Arakneida: “Oh, se me fue la mano” — mira hacia arriba como el edificio va cayendo— “será mejor ir a ver el portal y destruirlo” —piensa
Cuando se prepara para saltar Alaer enreda con un látigo, que Mephist portaba en el costado de su cuerpo, la pierna de Arakneida y con fuerza arrastra a la soberana contra unos edificios próximos:
Alaer: “No te…dejaré hacerlo…mi señora se ha esforzado mucho…vamos Zatia, esto no es nada para ti. Por algo eres la mujer mas poderosa del imperio de la oscuridad. Muéstrale a esta traidora de que estás hecha”
Una columna negra que lentamente se expande y una masa llena de vida, con ojos y mandíbulas van consumiendo todo a su alrededor sea elemento o algo orgánico, una habilidad realmente tenebrosa que, hasta la emperatriz del abismo, Necriria, ha pedido a su subordinada que nunca lo ejecute a menos que la situación sea crítica y eso lo aprovecha Alaer para cumplir con el mandamiento de su señora:
Zatia: “Magia de la oscuridad abismal: Beelzatios, dios de la glotonería”
Julio: “¿Qué demonios es eso?” — se acerca a Arakneida
Arakneida: “¿Huh? ¿estas bien? Te veo muy herido” — lo socorre al verle el rostro lleno de heridas, los brazos, abdomen y brazos llenos de marcas de garras y el hombro mordido por una bestia que ni la armadura de fuego pudo proteger
Julio: “Estoy bien es solo que ese sujeto resultó muy fuerte. ¿Qué está pasando?”
Arakneida: “No lo sé, pero mantengamos la distancia y que lo haga cualquier persona” — mira hacia atrás como las hordas de no muertos intentan mantenerse alejados de esa masa oscura que se arrastra por el suelo
Hiu Tan: “Alaer ¿Qué demonios es eso? ¿Qué sucede con Zatia?” — impacta contra el suelo de pie, cubierto de quemaduras, una oreja extirpada por el corte fugaz de una enorme espada envuelta en llamas, cola cercenada, ojo cortado y varios apuñalamientos en muslo y brazos
Alaer: “Beelzatios, es el dios de la glotonería. Un antiguo ser del abismo que devora todo sea orgánico como inorgánico. No dejará nada sin devorar hasta que el ser superior lo ordene. En este caso ese ser superior es nuestra señora, Necriria. Además, esta habilidad hace que su usuario pierda la consciencia y deje de tener inteligencia. Hasta no haber devorado no se detendrá”
Hiu Tan: “E-Esa habilidad es demasiado peligrosa”
Alaer: “¿A que le temes? Tu deseaste formar parte de eso así que deja de quejarte y mátalos”
***PARTE II***
Al mismo tiempo, Necriria esquiva las flechas de la zona maná de Lorkamos y la claymore oscura de Kargroot. El poder desatado de Zatia atrae la atención ellos sin excepción, llevándose la sorpresa de que tal habilidad se haya invocado de manera tan despreocupada:
Kargroot: “¿Beelzatios? Tienes que estar bromeando. No es una habilidad que se deba usar tan a la ligera”
Necriria: “¿No me digas? Para mi nuevo páramo necesito un ser de poder tan inconmensurable como ese dios de antaño. Me parece que quien se está tomando a la ligera esto eres tú”
Kargroot: “¡Tsk!” — mira a Cromana— “se nos acaba el tiempo” — piensa lleno de preocupación por su compañera
Necriria: “Hace un rato largo no veo a mis dragones no muertos volar por los cielos y vigilar la ciudad. ¿Qué demonios estará ocurriendo? No siento nada extraño desde arriba”
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