Limit Breaker: Conquistando Mazmorras - 117
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- 117 - Capítulo XIV: La Traición, algo muy humano
A un par de kilómetros de la batalla y la enorme columna oscura que comienza a consumir todo a su paso, el grupo liderado por Ichika avanza a toda velocidad mientras los demás transportes aéreos descienden entre las nubes toxicas. Para evitar ser intoxicados, los cazadores menores a rango B+ reciben ayuda de los que pueden manipular el aire para crear burbujas y así evitar que la venenosa atmosfera los consuma mientras tanto los que superan ese rango batallan no solo en los cielos contra los dragones gélidos y derribándolos uno a uno, sino también al bajar a tierra firme en las calles libran la feroz batalla.
Cazadores de Singapur, Nepal, Tailandia, Japón, Nepal, India, Corea del sur, la lista sigue y sigue entre las tantas naciones que componen el continente y que decidieron prestar apoyo a la orgullosa China pero que está en una situación gravísima.
Ichika y su gente recorren en dirección a aquella columna oscura. Lentamente son rodeados por ejércitos e zombis, vampiros, esqueletos, y varios enormes abominaciones, experimentos donde la oscuridad del abismo fusionó a varios cadáveres para crear un tanque monstruoso con la voracidad de millares de no muertos:
Ichika: “Hasta aquí llegamos al menos sin combatir” — desenvaina su espada envuelta en maná eléctrico
Kyubo: “¿Estás lista?” — se inclina hacia adelanta, cediendo su lomo a su compañera
Ichika: “Si” — se sostiene del pelaje de Kyubo y trapa hasta su lomo
Yujin: “¡Esperen un momento!”
En cuanto Ichika y Kyubo se dan vuelta, una marea de cazadores se abalanza contra tal monstruoso ejército, logrando liberar un camino recto. Ichika vuelve a mirar hacia el frente y allí uno de los comandantes y cazadores de Camboya sonríe y señala hacia su destino:
Henamulemiu: “¡Ustedes tienen que ir allí!”
Ichika: “¡P-Pero…!”
Henamulemiu: “Déjanos esto a nosotros. Ustedes tienen otra misión que deben cumplir”
Kyubo: “Ichika, tiene razón. No malgastemos el tiempo que nos están dando aquí”
Ichika: “Si, vamos. Cuídense por favor”
Henamulemiu: “Claro que si señorita” — sonríe y levanta su pulgar
El lugar de la batalla queda a exactamente 7km por lo que no es aceptable para ellos el retraso, ya que también significaría que más vidas se perderían.
Kamal sigue pensando, abrumado por la poderosa magia de veneno que Arakneida ha usado para crear su gigantesco domo de teles de araña, cubiertas por una toxina tan poderosa que es difícil que cazadores de rango altísimo pudiera escapar de los efectos.
Kamal: “Ese domo ¿no era de telaraña? Que cantidad monstruosa de energía mágica. Se abrió como si nos estuviera dejando pasar”
Yujin: “Seguramente sea de Arakneida”
Tanya: “¿El familiar del cazador Martin? Entonces la batalla ya ha comenzado”
Ichika: “De igual manera tenemos que continuar avanzando. Mientras más tiempo perdemos y dudas, las vidas seguirán apagándose”
Kyubo: “Solo es cuestión de abrirnos paso… ¿haaaah?” — ve que Troma y Musume avanzan a toda velocidad con sus rostros emocionados como si fueran dos niñas pequeñas, derribando y tirando hacia arriba a todos los no muertos que se les cruza en el camino— “¡¿Qué creen que hacen?!”
Ichika: “Déjalas. Están emocionadas, Troma por pelear y Musume…bueno…ella es demasiado fan de Victory, sobre todo de Martin”
Las conoce lo suficiente como para saber en que piensan.
Inmediatamente aumentan la velocidad, gracias a la magia de viento de Yujin con el cual pueden acelerar sin gastar energía natural o mágica, solo son envueltos en una leve capa de maná para compensar la falta de rapidez. Una técnica que él ha usado en sus días de militar para las fuerzas especiales surcoreanas.
***PARTE II***
Entre los estrechos túneles que llevan hacia el santuario, Julio corre a varios metros detrás de Hiu Tan en la desesperada lucha para evitar que el humano traidor llegue a un Lee Bao vulnerable en estado desconocido.
Julio ve el momento de usar su magia de fuego, esperando a llegar a un sitio al menos más grande ya que al mínimo ataque podría colapsar en cuestión de segundos. Las paredes de concreto se debilitaron por el poco mantenimiento y la atmosfera nociva que afecta cualquier estructura, volviéndolas tan huecas que el simple puñetazo de un niño podría destruirlas.
Mientras tanto en el santuario, Lee Bao mueve levemente su dedo índice y en su mente estresada oye las voces de muchas personas, cientos, miles que dicen su nombre en tono de lamento como si se hubieran autoconvocado. El motivo de ello es desconocido. Sin embargo, llega a escuchar una palabra más entre las inentendibles voces. “Esfuérzate”, se repite una y otra, y otra vez en coro y sumándose muchas más personas a ese mar de voces que buscan alentar al cazador:
Lee Bao: “Uuuughh. ¿Dónde estoy?” — se pregunta mientras flota en un vacío color negro, sin saber que hay más allá de tinieblas— “supongo que morí” — dice entre bromas
“No, no moriste” — dice una extraña voz como eco que resuena en todo el lugar
Lee Bao: “¿Huh? ¿q-quién es? ¡revélate!” — exige asustado
“No hace falta decirte quien soy ni a que he venido. Solo puedo decirte que estas en peligro y solo de ti depende esta batalla. ¿Lo comprendes? Tu nación necesita de un líder y eso es lo que debes hacer a partir de ahora. Ayuda a tu gente…”— la voz se desvanece y al mismo tiempo coros de personas reinician sus esfuerzos para alentar a Lee Bao
Lee Bao: “Aunque quisiera, no me siento un líder…yo…he fracasado desde que llegue a este país secuestrado” — se lamenta con la memoria de sus padres siempre presente y el dolor que supone lo que ha vivido
De repente, abre sus ojos y encuentra a varios sanadores y cazadores que lo protegen dentro de una tienda enorme con muchos cristales mágicos que lo que hacen es evitar la degradación y filtración de la energía mágica, ya que el agotamiento de maná produce la muerte en sus usuarios.
Cuando los presentes ven que Lee Bao se están recomponiendo, todos saltan de emoción, pero a la vez preocupados por la situación en la superficie:
Tsung Teng: “Señor Bao, nos alegra mucho verlo con vida”
Lee Bao: “Teng, ¿Qué está pasando? No escucho muchos ruidos afuera”
Tsung Teng: “No sé si lo sepa o lo olvidó, pero la señora Arakneida transportó a otras naciones a las personas que se encontraban en el santuario. Los que quedamos somos cazadores, soldados y todo personal que voluntariamente decidió quedarse”
Lee Bao se toma del rostro y lamenta haberse ausentado por su debilidad y el que extranjeros se hayan hecho cargo, sintiéndose agobiado y con el orgullo golpeado decide ponerse de pie aun cuando se encuentra en un estado débil y bajo los efectos de tener poco maná:
Tsung Teng: “¡Señor Bao!” — lo ayuda, sosteniéndole el brazo— “tiene que descansar”
Lee Bao: “Jajaja, no seas tonto. Nuestros aliados vinieron a apoyarnos y yo como su líder estoy aquí sin hacer nada. Me da vergüenza, pero a la vez siento como mi sangre hierve de enojo”
Tsung Teng: “S-Señor”
No solo Tsung Teng sino todos los presentes ven con entusiasmo y sobre todo orgullo de que su líder diga tales valerosas palabras en busca de redención.
Varias explosiones se oyen cerca de la entrada principal y gruñidos de bestia que se acercan cada vez más. Lee Bao les hace un gesto para que nadie salga excepto él, entonces cuando asoma su cabeza hacia afuera ve a Julio pelear con un Hiu Tan convertido en bestia monstruosa de maná:
Lee Bao: “¿Huh? ¿ese no es…?”— lo mira fijamente a Hiu Tan y en un instante la ira lo domina al punto de saltar hacia la bestia y golpearle en el rostro contra unas columnas de concreto
Julio: “¿Lee Bao? ¿Cuándo…?”
Lee Bao: “Luego hablaremos de eso. Ahora dime ¿qué está pasando?”
Julio: “Kassio está atacando y por ahora podemos hacerlos retroceder. Hiu Tan se puede convertir en esa criatura parece que ya no es humano”
Lee Bao: “No es de extrañar, él siempre busco eso”
Julio: “¿Lo conoces?”
Lee Bao: “…”— piensa unos momentos— “lo suficiente como para decirte que no es alguien fácil de tratar. Déjamelo a mí. Trataré de sacarlo de aquí”
Julio: “¿Seguro?”
Lee Bao: “No me tomes por alguien débil. Sabes que soy de los cazadores top del mundo”
Hiu Tan: “Auch, auch, maldición. ¡Eso dolió!” — se para y acaricia su rostro adolorido y luego lanza una sonrisa burlona
Julio sonríe y respetando la determinación del chino regresa hacia la superficie para liderar al resto de la resistencia que está a la espera de ordenes en las afueras del edificio.
Lee Bao mira un poco más a Hiu Tan y ve que este corre por detrás de Julio para evitar que consiga llegar y asesinarlo. Lee Bao lo intercepta con una patada al costado de la cabeza y en pleno aire un puñetazo en la frente que lo entierra contra el suelo, dejando un cráter lo bastante grande como para poner en peligro el santuario.
Luego de esto grita para que los restantes humanos que están en el lugar escuchen:
Lee Bao: “¡Escúchenme todo! ¡llevaré la batalla en la superficie, pero necesito que salgan lo más rápido posible de aquí! ¡Julio va a protegerlos así que no pierdan el tiempo y vayan!”
Hiu Tan: “¡Tu, Lee Bao! ¡jajaja ¿Quién lo diría? ¡Vas a ser mi presa final!”
Lee Bao: “Jamás pensé en que me reconocerías”
Hiu Tan: “¿Reconocerte? ¡tu fuiste el bastardo que menospreció mis habilidades!”
Lee Bao: “Eras demasiado extremista para nuestro gremio. Querías usar a humanos para entrenar y eso en todas las naciones que apoyan la legalidad está prohibido”
Hiu Tan: “Si, y ahora mírame, en la cúspide del poder humano. Soy la muestra perfecta de que no hay nadie más fuerte en la tierra que yo. Fuiste muy estúpido en rechazarme aun sabiendo que nuestra nación me aceptaba por mi capacidad ofensiva”
Hiu Tan rasga un pedazo de carne de su pecho y comienza a crecer, así como sus rasgos bestiales se evidencian con más fuerza. Las garras se vuelven tan filosas como una espada, ojos rojos como la sangre, la figura humana desaparece y ahora es una montaña de músculos con pelos, rabia en su boca y ojos penetrantes, colmillos y garras que fácilmente podrían desgarrar, cortar y destrozar la carne humana. Finalmente, Hiu Tan abandona la poca humanidad que le quedaba:
Hiu Tan: “¡Roooooaaaaaaaarr!” — lanza un poderoso gruñido que desprende ondas expansivas y deja temblando a los que se encuentran en las cercanías
Lee Bao: “Entonces eso es lo que elegiste”— se lamente y recuerda la primera vez que llegó a su gremio, completamente solo, con hambre y una fuerte y sincera ambición que lo llevaría a la ruina.
Lee Bao se quita la ropa de arriba, quedándose encuerado y mostrando sus músculos, cicatrices y detrás el tatuaje de un dragón rojo escupiendo fuego y volando por los aires. De sus ojos se desprenden llamaradas intensas, así como de sus brazos, espalda y piernas. El chino es envuelto en feroces. Por primera vez en muchísimo tiempo Lee Bao usa todo su poder ya que al ver a su enemigo de frente no puede considerarlo un humano y la peligrosidad que emana de su cuerpo hace que no dude en matarlo.
Aquel joven que, por llevar una difícil vida, sin madre y con un padre abusivo sometido a la adicción del alcohol y una hermana que fallecida pequeña por negligencia de los adultos no ha hecho más que aumentar el desprecio y ambición en su corazón.
Hiu Tan por fin ha conseguido lo que le faltaba para lograr su meta, derrotar a Lee Bao y considerarse el mejor cazador del país y uno de los mejores del mundo.
Lee Bao se aproxima velozmente hacia la enorme bestia de casi tres metros y la lleva con su mano derecha contra el suelo, tomándola del rostro y aventándola contra el frio y duro pavimento:
Lee Bao: “¡Cometiste un grave error al vender tu alma a los monstruos!” — grita, decepcionado del hombre a quien consideraba como un amigo cercano de confianza— “¡No puedo creer que te hayas aliado con el emperador de la oscuridad!”
Hiu Tan: “¡Ja!” — lanza una pequeña risa— “¡Jajajajajaja!” — rompe en risas— ¡¿enserio creíste que era cosa de la emperatriz?!
Lee Bao: “¡¿Emperatriz?! ¡¿de qué hablas, explícate?!”
Hiu Tan: “Este poder no lo he recibido de la emperatriz si a eso te refieres. Para ser más exactos, esto fue cosa de la emperatriz salvaje y gracias a mis servicios fue que la emperatriz del abismo me perdonó la vida y me otorgo más poder. Digamos que hice un trabajo de inteligencia que solo un humano patético y débil como yo podría hacer”
Lee Bao: “N-No…no lo entiendo…”
En realidad, Lee Bao llega a comprender la situación pero se niega a que alguien tan cercano se haya corrompido. Haya asesinado personas inocentes y destruido todo el país por pura ambición y codicia. Simplemente es algo que lo impacta:
Hiu Tan: “El ser humano…”
Lee Bao: “¿Huh?”
Hiu Tan: “Es una criatura tan traicionera que forma parte de su propia naturaleza” — la bestia realza su sonrisa con afilados dientes y mirada de depredador— “¿no te parece jefe?”
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