Limit Breaker: Conquistando Mazmorras - 119
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- 119 - Capítulo XVI: La Sensación más siniestra
Una sombra perversa avanza desde el cuerpo de Necriria que come todo lo que encuentra a su paso, todo lo biológico y suculento para esta. Del cielo, una grieta se forma como si algo intentase penetrar y debajo de sus pies otra más profunda deja escapar ventisca tras ventisca de explosivo vapor negro que al entrar en contacto con pequeñas aves atrapadas dentro de ese cruel campo de batalla, se derrite al ser alcanzadas.
Los cazadores que siguen peleando sienten como la sangre se les congela y una terrible, nauseabunda y macabra sensación los deja inmóviles. El terror los destruye por dentro y obliga a ceder terreno. Algo no está bien y sus instintos más básicos se los hacen saber.
Kargroot gira su mirada hacia muchos humanos que no regresan al refugio, entonces retrocede con saltos largos hasta donde se encuentra Lorkamos, quien protege a Cromana aún herida:
Lorkamos: “E-Esa zona maná no es ordinaria ¿verdad?” —pregunta con gran inseguridad. Así como los humanos pueden sentir el gran terror al estar expuestos a esa habilidad tan perversa por parte de la emperatriz, Lorkamos se siente inquieto.
Kargroot: “Ve y lleva a Cromana dentro del refugio. Yo…—mira a la emperatriz y cruje sus dientes furiosos—me encargaré de esa bastarda.
Arakneida: “Te ayudaré.” —se acerca desde las alturas.
Kargroot: “¿Qué sucedió con los otros?”
Arakneida: “No fueron la gran cosa.” —señala a lo lejos unos capullos donde se derrama fluido acido— “Además quería acabar rápido porque la verdadera amenaza es ella”
Kargroot: “No quisiera ser tu enemigo” —sonríe.
Arakneida: “Da gracias que somos aliados” —le devuelve la sonrisa— “¿Y bien? ¿tienes algún plan?”
Kargroot: “A decir verdad no. Su zona maná jamás la he visto y no se ni en que consiste ni su alcance, tampoco la peligrosidad”
Arakneida: “Entonces solo nos queda ir probando”
Kargroot observa a su alrededor y luego a su enemiga, buscando una debilidad y como explotarla para vencerla. Sin embargo, no parece haberlo, o al menos que sea fácil de ver.
A pesar de su incansable sed de venganza, Kargroot empieza a sentir temor por las vidas de los humanos inocentes y nuevos compañeros. Sensaciones que a su perspectiva lo hacen ver débil y a la vez infunde de cierta satisfacción ya que esa pérdida de sus camaradas por fin podrá ser llenada con ayuda de aquellos a los que ahora puede llamar compañeros.
Una sensación a la que denomina como siniestra, muy antinatural para que con influencia de Martin y los miembros del grupo se ha vuelto indispensable en el tan poco tiempo que lleva tanto Cromana como él en el gremio.
Se quita el casco, porque de alguna manera le imposibilita mover su cuello, así como la parte alta de la armadura, pechera, hombreras, guantes, antebrazo, todo queda al desnudo. En su mano derecha porta una espada con cráneo en el mango y en la otra un hacha que solo él puede sostener en batalla. Como si fuera cosa del destino, una hombrera se forma en su cuerpo de material áurico y de esta se desprende una capa mientras que el poder mágico que lo envuelve cada vez más eleva su rango hasta ponerse a la par con la misma emperatriz:
Kargroot: “¿Qué es esto?” —pregunta en voz baja mientras lo que creía era un intento por despegarse de su yo pasado, cargado de enojo y sed de venganza, a las intenciones actuales de sacrificarse para que los demás puedan sobrevivir, aunque muera en batalla.
Arakneida se queda sonriendo y le da una palmada en la espalda para animarlo:
Arakneida: “Todo este tiempo has sentido dudas ¿verdad?”
Kargroot: “¿Dudas?”
Arakneida: “Por supuesto. El sentimiento de venganza que aún albergaba dentro tuyo. No te habías desprendido del todo, pero ahora al ver a quien enfrentamos y que hay vidas en juego, te hace replantear lo que en verdad importa.”
Kargroot: “¿Y eso que sería?”
Arakneida: “Eso no es algo que deba responderte, sino que debes hacerlo tu mismo. Verás yo odiaba y menospreciaba a los humanos y no me llevaba bien con ellos. Ni siquiera con los del gremio. Hasta que supe su naturaleza y que ahora estaba formando parte de sus vidas y cultura”
Kargroot: “Te desprendiste de tu naturaleza de monstruo.”
Arakneida: “Mas bien, la abracé como nunca y supe que hay personas que dependerá de mi llegado su momento y no podría abandonarlas. Había dejado de ser aquel monstruo hambriento de humanos para ser el escudo de Martin y mejor amiga de Estela. ¿Crees que soy patética? Pues mírate. Sin saberlo has encontrado un poco de lo que buscaba y a cambio te has vuelto más poderoso que nunca”.
Kargroot: “He encontrado lo que buscaba” —ve en un espejo, sobre el suelo, como su espalda se refleja la marca familiar de Martin y sonríe— “Arakneida…”
Arakneida: “¿Sí?”
Kargroot: “Muchas gracias. ¿Puedo encargarme de esto yo mismo?”
La soberana de las arañas y el veneno asienta con su cabeza, sonriendo y sintiendo que ha ayudado a un camarada a encontrar su camino, y regresa con Lorkamos y Cromana para ayudar a tratarla. Mientras tanto, Kargroot avanza sin temor a la zona maná que aún no ha podido manifestar completamente, ya que la inmensa cantidad de energía mágica que se requiera hace que lleve tiempo:
Kargroot: “Esta sensación tan…siniestra…no…tan…amable y dolorosa. No es por esa técnica tuya…Necriria, sino porque temo a perder a mis compañeros y no haber correspondido a la amable voluntad de mi antiguo señor” —levanta su brazo, la cual sostiene la espada, y apunta a la emperatriz que continua en trance mientras intenta manifestar todo su poder en esa técnica— “Yo mismo te acabaré”
Sin paralizarse frente a tal manifestación de oscuro y perverso poder, Kargroot se para firmemente y gira su cuerpo, tirando hacia atrás el brazo que sostiene el hecha y con fuerza lo arroja. Lleno de maná oscuro, el hacha es repelido por una barrera invisible y cae hacia el suelo, incrustando el filo contra el concreto destrozado.
Kargroot corre con la espada en mano hacia la emperatriz y de un salto se le acerca para asestar el ataque vital con miras hacia el pecho de ella. Sin embargo, un colosal tentáculo que emerge de los cielos tempestuosos se interpone en su camino y golpea con tal fuerza que es enviado fuera del lugar, atravesando más de treinta edificios hasta golpea su cuerpo contra el vidrio y luego pared de un hotel. El impacto hace que todos los pisos se le vengan encima al caballero de la muerte.
En el rostro de Necriria se dibuja una leve sonrisa y abre su boca a pesar de estar en trance:
Necriria: “Gusano inferior, por más que tus poderes mágicos hayan aumentado, nunca vas a derrotarme. Eres débil. Tu misión es débil, así como cada miembro de tu patético grupo”
Después de eso, el tentáculo regresa al cielo y tras ocultar la punta de este surge un feroz rugido que todos aquellos que lo escuchan sienten el más profundo y despreciable terror…al de la muerte:
Arakneida: “¿Q-Que es eso?” —se pregunta mientras observa la distorsión en el cielo y luego ve a donde fue enviado su compañero— “¿huh, Kargroot? ¡Kargroot!” —exclama preocupada.
Necriria: “Traidores a su raza. Paguen el precio de esa ofensa” —levanta su mano hacia el gran hoyo que se forma con su energía masiva y de este sale un brazo que no parece nada proveniente de la tierra ni algo que haya visto Arakneida en sus 4.000.000 de años de vida.
***PARTE II***
A poco menos de 2 kilómetros, los refuerzos aniquilan a los monstruos restantes para seguir avanzando.
Desde lo lejos ven como una serie de luces parpadeantes color azul y fuertes explosiones en los cielos originan una atmosfera tan tétrica que volvería cobarde a los más valientes cazadores.
Kyubo detiene su marcha, en su forma de bestia, y mira los tentáculos que salen del agujero que se formó en el cielo. Al verlo petrificado, Ichika toma su mano y lo agita levemente para atraer la atención del familiar:
Kyubo: “¿I-Ichika?” —se da cuenta que ella estuvo observándolo todo ese tiempo.
Ichika: “¿Estás bien?”
Kyubo: “Jamás había sentido una energía mágica tan oscura y llena de malicia. Me hiele la sangre”
Ichika: “¿Será ese enemigo que nos contaste?”
Kyubo: “Si, y hay otras grandes cantidades de maná viniendo de esa dirección. A pesar de ser masivas no se muestran malvadas. Inclusive, aquella que tenía rastros de oscuridad se ha disipado”
Yujin: “Supongo que serán aliados”
Ichika: “No tenemos que perder más tiempo. Sea enemigo que nos supere o no, hay vidas en juego y aliados que luchan para detenerlos”
En su camino, impacta un inmenso tentáculo que desciende del suelo para intentar obstaculizarles el paso. Todos lo esquivan a excepción de Troma, que lo recibe de lleno y es enviada contra varios edificios como también sufrió Kargroot. Entonces, Musume empuja con un fuerte chorro de agua que sale de su mano a tanto Ichika como Kyubo, donde el ataque enemigo no puede darle:
Musume: “¡Ustedes encárguense del enemigo, nosotros vamos a detener esta cosa con Kamal, Troma y Yujin”
Ichika: “¡Pero, Musume!”
Musume: “Has lo que te digo. Ustedes son los únicos que pueden dar apoyo a nuestros aliados”
Kyubo se transforma en su forma de Kitsune gigante y muerde del cuello de la ropa de Ichika y la lleva consigo. A pesar de las ordenes de ella, Kyubo no obedece sabiendo que la responsabilidad que tienen es ayudar al equipo de Argentina:
Kyubo: “Ichika, yo…”
Ichika: “Lo se Kyubo, lo se. Vamos a terminar con esto o al menos ayudar” —dice y un destello eléctrico sale de ambos ojos.
***PARTE III***
En el refugio subterráneo debajo del enorme edificio, Hiu Tan y Lee Bao intercambian feroces ataques, puñetazos, patadas, rodillazos, codazos y hasta choque de frentes que ocasionan breves desmayos que solo aquellos humanos con fuerza más allá de todo lo conocido podrían soportar.
A diferencia de Hiu Tan, que en su afán de ser más poderoso que cualquier humano e inclusive vender su esencia para convertirse en un monstruo, es más resistente que su enemigo y eso se puede vislumbrar en la merma de la fuerza cuando golpea al rostro y este no es arrastrado:
Hiu Tan: “¡Tss, jajajaja! ¡Si, lentamente te vas debilitando! ¡Eso es algo que solo ustedes, débiles humanos pueden!”
De la herida provocada por Lee Bao, le crece un nuevo brazo frente al incrédulo cazador china que empapado de una baba asquerosa apunta al cazador con mucho desdén. Levanta el dedo de en medio para hacer un gesto de poca educación y desprecio:
Lee Bao: “También tienes factor curativo acelerado”
Hiu Tan: “Me alegra haberte mostrado algo así. Mírate lo imbécil que quedas, jajajaja”
Lee Bao: “No sé de qué te ríes. Solo harás que me moleste más” —responde con atrevimiento.
Hiu Tan: “¡Tsk! Aún tienes la característica de molestar a los demás”
Lee Bao: “Y yo soy el hablador” —dice sarcástico.
Hiu Tan: “¡Muérete ya!”
Junta ambas manos con su forma de bestia y golpea en dirección la cabeza de Lee Bao. Este ataque es bloqueado por ambos brazos del cazador chino y debajo de sus pies el suelo se quiebra, obligándolo a quedarse en cuclillas.
Al instante en que el impacto lo obliga a ceder, Lee Bao escupe sangre mientras soporta la embestida colosal de la bestia:
Lee Bao: “Es más fuerte de lo que creía” —piensa mientras siente como su fuerza decae y los ojos se le intentan cerrar. De nuevo vomita sangre—“Ya casi no tengo fuerzas y mi energía mágica está agotada. T-Tengo varios huesos rotos y los órganos destrozados, estoy perdiendo la visión también. Es un muy mal momento para perder…pero…”
Sin saber de dónde sale la fuerza, Lee Bao se intenta poner de pie mientras Hiu Tan empuja con más y más fuerza, pero es en vano. El cazador se para finalmente y queda cara a cara con el monstruo.
Incrédulo, Hiu Tan mira a los ojos a su antiguo líder y lo único que siente es desprecio irracional hacia él:
Hiu Tan: “E-En verdad… ¡me molestas mucho!” —grita y lanza un poderoso derecho con intenciones de matarlo.
Antes de que llegue el golpe, Hiu Tan recibe un ataque al estómago y es enviado hacia el otro extremo del enorme lugar e impacta contra la pared. Lee Bao se siente muy ligero, ya no tiene dolor en el cuerpo y las ganas de vomitar sangre desaparecieron.
Mira sus manos y un aura color roja envuelve al cazador lo cual significa que puede usar a todo su poder la magia de fuego, pero desconoce qué pasa. Entonces, ve que a lo lejos se encuentra Lorkamos en su forma de elfo de hielo, sosteniendo en sus brazos a Cromana que apenas puede moverse, casi agonizando, pero con la voluntad de convencer a su compañero de usar su magia de sangre para reestructura el cuerpo de Lee Bao.
La magia de sangre es algo característica, ya que permite sanar, aunque no sea en sí misma una magia de curación. A pesar de ellos, logra devolver las células a su estado original y, por ende, curar heridas. No obstante, los huesos son otra cosa por lo que el cazador solo tiene un tiempo limitado antes de que su cuerpo colapse al tener casi 30 huesos rotos:
Lee Bao: “Ya veo. Después de esto voy a agradecerles cómo se debe” —murmura y empieza a caminar hacia el sitio donde Hiu Tan impactó con su cuerpo. Al mismo tiempo, de su cuerpo emana más energía mágica para fortalecer articulaciones, músculos y huesos que siguen intactos— “Prepárate Hiu Tan, ya me cansé de lidiar con esto”
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