Limit Breaker: Conquistando Mazmorras - 124
Necriria: “¿Qué demonios es eso?” —se queda atónita al ver como el suelo de vuelve fangoso y de este salen cientos, miles, decenas de miles de esqueletos y zombies.
Sorprendida y sin poder moverse de su sitio por la zona maná que ha invocado, Necriria presencia un poder que la pone en duda y es que Kargroot jamás ha dominado aquella técnica exclusiva para monstruos de nivel colosal.
El monstruo gruñe como una bestia desatada mientras intenta rasgar el cielo para liberarse por completo y luchar junto a su ama. Lo cierto es que existen diferentes tipos de zona maná, no solo aquellas que distorsionan la realidad para otorgarle ventaja al usuario, también lo están aquellos que se convierten en armas legendarias como el arco y municiones usadas por Lorkamos, y también las que invocan a criaturas grotescas dignas del horror cósmico.
A ojos de la emperatriz del abismo, es algo inaudito que un ex subordinado tenga una técnica de rango extremadamente alto y que además iguale su propio poder. Resulta casi imposible pensarlo, pero en efecto, Kargroot distorsiona la realidad a su alrededor y convierte los edificios en enormes columnas cubiertas por cuerpos putrefactos, encadenados y moviéndose como si fuera un espectáculo macabro. Pero es algo impreso en la naturaleza de ese monstruo ahora convertido en aliado. La muerte y lo atroz van de la mano, pero ahora con la voluntad de querer proteger a la humanidad y el sentimiento de que tiene compañeros, camaradas a su lado que luchan por un bien común.
La apariencia humana de Kargroot es opacada ahora por una armadura que va adquiriendo forma al ser rodeado por un vapor purpura y negro mientras su poder aumenta drásticamente. Por primera vez Necriria siente preocupación. De no haber sido por la gracia de convertirse en familiar de Martín, nunca podría usar tal espectacular habilidad a la cual es difícil acceder. Así como no cualquiera de los humanos puede manifestarlo a no ser que sean rango SS+ o los cazadores que se encuentran en ese limbo de pertenecer al S+ y SS+:
Kargroot: “Pasaste mucho tiempo burlándote de aquellos a los que seguimos a nuestro antiguo señor” —dice mientras avanza acompañado por millares de muertos que siguen surgiendo del suelo— “Dime, Necriria ¿a cuantos humanos redujiste para obtener su energía vital?”
Necriria: “Eres un bastardo inso…”
Kargroot expulsa una ráfaga de energía que da de lleno en el monstruo con forma de hermosa y sensual mujer, pero con la perversión magnánima de odiar a todos los seres vivos.
Al ver a su ama en peligro, la colosal criatura bloquea el resto de la ráfaga con su pata y lanza un poderoso rugido que sacude la tierra y agrieta edificios, así como destruye a mas de la mitad de esos soldados no muertos. Sin embargo, cuantos mas son eliminados, surgen otros cientos mas para reemplazar.
Las legiones no muertas son infinitas en la zona maná “Pandemonium”:
Necriria: “Hagas lo que hagas no podrás detener a mi zona maná. Va mas allá de toda habilidad mágica. Incluso mas allá de toda comprensión universal”
Kagroot: “Entonces, déjame preguntarte algo…emperatriz… ¿ese monstruo es el famoso Leviathan del abismo?”
Necriria: “Oh ¿conoces la leyenda?”
Kargroot: “¿Conocerlo? Esa maldita criatura fue la mayor desgracia que ha tenido el imperio de la muerte” —aprieta su puño al recordar tal leyenda— “mi señor se ha enfrentado en su juventud a esa bestia. Mucho antes de que mi señor se convierta en emperador, el Leviathan gobernaba como un dios y no había manera de eliminarlo. La destrucción que dejaba era tal que se debió usar todo el poderío mágico y militar disponible”
Necriria: “Asombroso, no he conocido a nadie que recuerde tal cosa y el que tu lo recuerdes me hace pensar que fuiste capaz de luchar contra él. Supongo que comprenderás que no hay manera de poder derrotarlo”
El Leviathan del Abismo, el señor de la destrucción perpetua, grito de agonía universal y muchos otros apodos para una criatura surgida por partículas de maná en el inicio de todo. Muchos tienen la creencia de que fue el capricho de un ser divino el que haya nacido, y otros que fue el mismo abismo quien dio origen a tal potencia mágica. Lo cierto es que, en la historia del imperio de la muerte, jamás ha habido alguien que logre derrotarlo y a pesar de lo que se dice, Aztaergon nunca derrotó al Leviathan sino que con ayuda de millones de aliados y artefactos mágicos fue sellado y enterrado en lo mas profundo del abismo, hogar de Necriria.
Tras millones de años, el temor de que se liberase había quedado en el olvido, así como la leyenda de esa criatura hasta ahora:
Kargroot: “En aquel entonces se ha costado la existencia de muchos no muertos y hasta sufrimos la opresión de todos los emperadores, quienes nos veían como débiles. Nuestros números se redujeron solo por esa bestia, y si no hubiera sido por mi señor y su incalculable poder hubiéramos acabados como subordinados de la emperatriz salvaje o emperador dragón”
Necriria: “O subyugados por un poder interno. Jamás se vieron venir esto de parte mía” —dice orgullosa.
Kargroot: “Tu actuaste cobardemente al hacerte pasar por tu esposo. No eres más que una…”
Necriria: “¡¿Una qué?! ¡¿una vergüenza?! ¡¿una puta?! ¡¿una cucaracha?! ¡jajajaja, que estúpido eres! Todo lo que he hecho fue para lograr lo que Aztaergon debía y nunca tuvo el valor. Era demasiado poderoso y hasta rivalizaba con los dos emperadores más fuertes, pero nunca se animó a enfrentárseles. Esa actitud hizo que nos convirtiéramos en el hazme reír de todos”
Desde el cielo, el Leviathan insiste en su lucha contra el cielo y también trata de proteger a su invocadora, mientras tanto el suelo se cubre de soldados y jinetes que se quedan mirando hacia arriba en dirección hacia la emperatriz.
Miles de arqueros sacan sus flechas y tensa el arco mientras apuntan hacia Necriria a la espera de órdenes. Kargroot asienta y al mismo tiempo todos disparan sus municiones en una lluvia incesante de flechas.
Todas impactan, pero ninguna hace daño a la dureza de la piel.
En respuesta, Leviathan vuelve a gruñir contra la masa de enemigos. Como si en su ADN viviera aún el temor a ese dios salvaje de antaño, los no muertos surgidos por el Pandemonium empiezan a temblar y dudar.
Kargroot se da cuenta de que algo no anda bien y mientras no derrote a ese dios oscuro del abismo no podría llegar a Necriria, entonces una ayuda imprevista acude con disparos gélidos desde un edificio lejano.
Lorkamos lanza con su arco y flecha surgidos de la zona maná poderosas flechas que congelan al instante.
Si bien, las zonas maná pueden cancelar otras esas deben ser de la misma naturaleza, es decir, una zona maná que altera la realidad si es más poderosas puede corroer a otra, pero cuando conviven 3 de distinta naturaleza lo que puede surgir es una onda expansiva que acentúa a tales habilidades monstruosas. En pocas palabras, la zona maná pandemónium de Kargroot, el arco del ártico perpetuo de Lorkamos y camino al abismo de Necriria puede usarse en el mismo lugar sin conflicto.
Las flechas gélidas impactan contra los dedos del Leviathan y rápidamente congelan su pata:
Lorkamos: “¿Qué demonios es esa bestia?”
Kargroot: “¡Lorkamos!”
Lorkamos: “¡Hello there!” —lo saluda imitando a un personaje de ficción
Kargroot: “¡Guárdate eso! ¡¿Dónde está Cromana?!”
Lorkamos: “Se encuentra bien. Arakneida la transportó a donde están nuestros aliados de Asia”
Kargroot: “Eso es bueno. No voy a reprimirme entonces”
Lorkamos: “Opino igual”
Kargroot: “Será mejor que te vayas con Cromana y…”—alza la mirada y ve como las garras del Leviathan caen al suelo para atacarlos
La gigantesca pata impacta en el suelo y destruye todo el lugar, derribando edificios como si fueran palillos, así como todos los monstruos son borrados fácilmente.
Para reducir el daño, Kargroot cruza su espada con el hacha que descansaba en la espalda. Apenas fue arrastrado por la onda expansiva e impacta contra unos escombros de edificios colapsados.
Lorkamos, por su parte, es obligado a saltar al vacío desde unos 60 metros. El daño es mínimo gracias a su condición de monstruo y que pudo aminorar la caída con sus poderosas piernas:
Lorkamos: “Santo cielo, esa criatura no es de broma. Necesitaremos algo mas para poder vencerlo” —exclama sorprendido
Kargroot: “Lorkamos” —se acerca desde varios metros, tambaleándose y su armadura agrietada
Lorkamos: “¡Kargroot!” —corre hacia su compañero— “¿estas bien?”
Kargroot: “Sabes que no lo estoy. El Leviathan es cosa seria y ya estoy al límite. Nunca creí que mi zona maná fuera a consumir todo mi poder mágico”
Lorkamos: “A diferencia de mi zona maná, el pandemónium es agotador y no parece tener limite de influencia. Quizás por eso consume tu maná de forma descontrolada”
Kargroot: “Me siento avergonzado. Con mi nuevo nivel de poder debería de vencerlo…no…derrotar a Necriria pero sigo siendo débil” —se lamenta, apretando su puño
Lorkamos: “Mientras estemos de pie podremos continuar defendiendo al mundo e los humanos”
Kargroot: “¿Huh?” —mira al joven monstruo
Lorkamos: “¿Qué? Es decir, no estamos limitados solo a si podemos usar magia. Tenemos cuerpo y armas, habilidades físicas sobresalientes. Hasta nuestro ultimo respiro vamos a seguir peleando. Hasta el amargo final. Bueno, es lo que yo haría” —sonríe y piensa en aquella chica que lo espera en el gremio— “porque tengo a alguien que me espera para seguir mostrando mas sobre la cultura de los humanos”
De repente sienten una presión que no pertenece a un monstruo sino un humano con el suficiente poder como para usar la zona maná. Sin embargo, esa energía mágica no es de fuego como julio, o agua o tierra, sino relámpagos purpuras y un grito que llega a ellos de forma de aliento para continuar luchando.
A lo lejos ven una figura pequeña, delicada y vestida de sacerdotisa proveniente de Japón que blande una espada y que al alzarla sobre su cabeza se expande hasta los cielos con forma de rayo furioso:
Ichika: “¡Aliados de Victory, no se rindan ante estas criaturas!” —grita a todo pulmón— “Zona Maná: Campo Infinito de los mil cerezos”
La zona maná de la joven cazadora y líder de los yakuzas se expande, pero choca levemente con el pandemónium de Kargroot. Entonces, la energía mágica no es repelida sino absorbida por la técnica del caballero de la muerte.
Durante los años que Ichika ha entrenado su zona maná pudo encontrar una utilidad novedosa y es que gracias a la naturaleza evasiva y fragmentaria de la magia relámpago y viento puede otorgar ventaja a sus aliados en este caso tanto a Lorkamos como a Kargroot. Les otorgar una mayor velocidad para atacar, aunque solo por unos escasos 5 minutos. Los suficientes como para ir con todo su poder.
No obstante, la zona maná de Kargroot se reducir por la falta de maná de este y porque Ichika no puede abastar a todo el ejercito de no muertos. Lastimosamente le cuesta a la joven casi el 90% de su energía. Ella cae hacia el suelo y Kyubo alcanza a sostenerla entre sus brazos:
Kyubo: “No debiste hacer eso. Es muy peligroso para tu vida”
Ichika: “Es lo máximo que puedo hacer para ayudar, ya que son enemigos que nos superan infinitamente. Y ese kaiju…tiene que ser detenido…no importa qué” —dice muy agotada
Necriria la ve como si estuviera observando a una cucaracha que no merece ni ser aplastada:
Necriria: “¿Solo eso? Un espectáculo de relámpago con una espada que desapareció y cediste tus poderes a esos inútiles. Los humanos si que son criaturas detestables”
Ichika: “Y además…”—sonríe
Necriria: “¿Huh?”
Ichika: “Esperaba para hacer esto” —levanta su mano derecha y baja todos sus dedos
Necriria mira hacia arriba y nota que la espada, la enorme espada hecha de relámpagos purpuras se había colocado sin que supiera sobre su cabeza. El color se vuelve azulado gracias a la carga intensa de electricidad. Cuando Ichika baja sus dedos, la espada cae contra Necriria y esta sufre una descarga eléctrica equivalente a 10.000.000 de voltios seguido por una explosión que empuja al Leviathan a un lado. Solo ese estallido enceguece brevemente a la bestia.
Kargroot y Lorkamos aprovechan la ayuda y se lanza al ataque con todo lo que tienen. Lorkamos dispara toda la munición que dispone, y en el proceso congela todo el brazo del Leviathan hasta que se desprende del cuerpo y cae al suelo, partiéndose en muchos trozos helados.
Puros e incesantes gritos son los que emana el monstruo ante el dolor y no poder recuperarlo:
Kargroot: “Te diré una cosa maldita bestia” —dice mientras se alza sobre las alturas con su hacha en mano derecha y la espada en izquierda— “mi señor ha luchado cada día con la amargura de que tu liquidaste a muchos de nuestros aliados ¡ahora acabaré lo que mi señor no pudo y por fin, al menos, solo al menos podré hacer que descanse en paz una parte de él!”
Llega hasta el rostro del monstruo titánico y lo confronta brevemente, mirando a sus ojos salvajes:
Kargroot: “Si, solo basta con eso” —aclara sus emociones como el temor, la ira y la amargura por su señor. La armadura se agrieta rápidamente y todo su maná se agota dejándolo con el torso desnudo y apenas la espada cubierta de maná. El hacha desaparece al formar parte de su forma liberada junto con la armadura completa— “Magia de la Oscuridad: Corte Demoniaco”
De un corte decapita al Leviathan y al mismo tiempo el humor de la explosión se disipa. Necriria ve como su poderosa zona maná es destruido y con él toda su energía mágica restante.
La cabeza cae en el suelo y empieza a desaparecer junto con el cuerpo en el cielo. Necriria no cree lo que ve, todo su plan está cayéndose a pedazos. Sin subordinados, y su técnica mas poderosa inutilizada por el enemigo a quien creía inferior:
Necriria: “E-Esto…es imposible”
Su expresión es lo mas parecido a un ser humano que empieza a desesperarse.
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