Limit Breaker: Conquistando Mazmorras - 129
Desde el cielo caen llamaradas y bolas de fuego sobre la ciudad en ruinas. En las alturas se ve una figura masiva, alada y que blasfema contra el humano que espera sobre el techo de un rascacielos aún de pie.
Ante la inminente devastación que se avecina para la ya destruida ciudad, Martín extiende hacia arriba su mano derecha y levanta un domo tan grande como una provincia entera de China.
“Protección del Emperador”
El dragón ve como sus ataques dan contra el domo y desaparecen al entrar en contacto. Sus fauces, aun con las llamas escurriéndose por los costados, expulsan todo el fuego que pueda para quebrar la protección imperial, pero el altísimo nivel de resistencia lo hace desistir, aunque no de sus intentos por arremeter contra el argentino. Así que vate sus alas hacia Martín y embiste como un ariete la estructura, una y otra vez con la cabeza. No importa si acaba herido en la cabeza o debilitado, sus intenciones son derrumbar la estructura defensiva.
En secreto a lo lejos, Saloma asiente con su cabeza a Astapoh y ordena a Zarael que use su especial agilidad para acercársele al joven ya que permanece en su sitio con la vista fija en el dragón. Zarael duda al comienzo, porque iría a confrontar abiertamente contra el usuario imperial y sabe que es una lucha perdida:
Saloma: “Solo hazlo Zarael o no podremos salir de esto. Hay que evitar perder a Astapoh o sino nuestra lucha será un fracaso” —le die muy de cerca
Zarael: “Toda una vida de lucha solo para que sea preferible salvar a un candidato” —se queja mientras camina hacia el edificio donde se sostiene la defensa— “maldita bruja desalmada”
Desiurge: “¿Y si Zarael no puede con el humano?”
Saloma: “Es un sacrificio en pos de salvar al único capaz de vencerlo”
Desiurge: “Creo que la mayor amenaza no es ese sujeto sino el humano”
Saloma: “Deja que las circunstancia hablen por si misma. Nosotros estamos destinados a algo mayor”
Desiurge: “Hasta no ser los emperadores oficiales solo seremos segundones. Deberías saberlo. Necesitamos estar todos completos para tomar el poder”
Daek: “¡Va! ¡¿Por qué no ir todos juntos y acabarlo de una buena vez?! Esos humanos son demasiado débiles, inclusive esos traidores son peores que ellos”
Saloma: “Si ese fuera el caso podríamos haber hecho eso hace tiempo”
Daek: “¿Huh? Explícate”
Saloma: “No sabemos el alcance en el poder del humano y cuanto a afianzado su acostumbramiento con la marca por lo que hasta donde sé, solo es una porción de su poder”
Desiurge se da cuenta de que solo Zarael no podría contra Martín, por lo que envía a Daek contra todo lo que dice Saloma. A pesar de ser la más brillante de los candidatos, Desiurge no puede escaparle a la sensación de que su compañero necesita apoyo.
Entonces, el rey de los ghouls se acerca a Zarael con toda la molestia posible pero notablemente emocionado en el rostro.
***PARTE II***
Desde la distancia, el grupo de Estela, Arakneida, Lucas, Julio, Kargroot, Octavio y Claustro presencia la cruda escena de dos fuerzas universales peleando. Una luchando por destruir el domo y la otra por mantenerlo estable con la intención de ganar a base de desgaste. Es el único plan que pudo pensar Martín al ser atacado desde el cielo y buscando evitar toda la destrucción posible.
Estela no es la única en sentirse enojada por no ser capaz de ayuda a su novio, los demás se ven a sí mismos como inútiles solo por ver la pelea y no hacer algo más:
Julio: “Tenemos que hacer algo” —dice sin importarle las heridas
Lucas: “¿Qué quieres hacer Julio? Es decir ¿estamos al nivel de poder hacer algo frente a los candidatos a emperadores?” —le pregunta temeroso y viendo la realidad de las cosas
Julio: “¿Estela, tienes un plan?”
Estela: “¿Heh?” —baja su cabeza
Kargroot: “Julio, no creo ser el más capacitado para decirlo y aunque nuestro estado de ánimo fuera de total confianza en Martín, creo que lo mejor es no meternos en esa lucha. Nos rebasa completamente y no estamos al completo de nuestras capacidades mágicas. Tú mismo habrás notado, porque si fuera el caso opuesto ellos se sentirían acorralados”
La soberana de las arañas le da la razón a Kargroot con solo una mirada al frente y se acerca lentamente hasta unos escombros, se apoya a un lado y sigue observando la batalla:
Arakneida: “Martín no ha dejado de luchar ni por un momento. Ni en los momentos de mayor crisis, ni en los de mayor tranquilidad”
Estela: “…”—se queda en silencio, pero la angustia no se ha ido, no desde que Martín se ha vuelto lo que es y la carga es brutal para él
Hasta aquel momento Estela no se había entrometido en las luchas de Martín salvo si la situación lo ameritaba, no solo porque él posee la marca y a comparación con otros enemigos es abismalmente superior en todo, sino porque ella solo acabaría de entorpecerlo. Sin embargo, ella presiente algo que podría ocurrir si no actúa pronto. De repente, tiene una visión como si fuera un deja vú donde Daek lo inmoviliza desprevenido, luego Zarael le corta el brazo izquierdo y Astapoh, con todo el peso de su cuerpo, engulle al joven de un bocado, destruyendo el edificio con la explosión de sus llamas.
Tras esa visión, Estela cae al suelo de rodillas y se cubre la boca. Lagrimas empiezan a caer de sus ojos, y la angustia, arrolladora hace que no puede contener su llanto. Octavio es el primero en verla así y la socorre, pero las palabras no salen de su boca:
Octavio: “¡Arakneida, Julio!”
Arakneida: “¡¿Estela?! ¡¿Qué ha pasado?!”
Julio: “¿Te encuentras bien?”
Estela: “U-U-Un…”
Kargroot: “¿Un…que?”
Octavio: “Tranquila, solo respira hondo”
Estela: “N-No…no hay tiempo…tenemos…tenemos…tenemos que hacer algo”
Julio: “¿Hacer algo? ¿Qué cosa Estela?”
Estelas les dirige una mirada de angustia y se muerde el labio inferior hasta hacerlo sangrar. Por dentro desea gritar a todo pulmón que una verdadera tragedia podría ocurrir, pero no salen las palabras y solo se quedan inmóvil y muda. Esa desesperación la hace estallar en enojo, golpea con sus puños y rostro el suelo frente a todos, quienes la intenta detener y en un instante de calma ella pronuncia lo que vio en su visión:
Estela: “¡Rápido, detengan a esos dos porque Martín va a ser asesinado” —señala a los dos emperadores que a lo lejos se acercan al edifico donde Martín se ocupa de Astapoh
Arakneida: “¡Carajo!”
***PARTE III***
Astapoh perdió un colmillo, su frente está herida y sangrando, pero los ataques no cesan, mientras que Martín se debilita al no poder tener la resistencia de un monstruo y solo posee la ilimitada cantidad de maná propia de la marca, además, el primer ataque sin prevención le rompió dos costillas y dislocado el hombro izquierdo:
Martín: “Maldición, me siento muy débil y casi me cuesta mantenerme de pie. A pesar de haber pasado ya una hora de esta pelea, se nota la diferencia física entre un humano y un monstruo con ese poder” —piensa exhausto
Astapoh: “¡Diablos! No puedo creer que un mero humano me estuviera obligando a usar estos ataques tan barbáricos en lugar de ser carbonizado. Deberíamos estar adaptándonos a este mundo y no pelear con todo nuestro poder contra este maldito usuario imperial. Tengo que darle fin a esto o si no volveré a mi forma normal y la derrota puede ser rápida”
Los dos se dan cuenta de que, si uno flaquea, entonces el otro tendrá la ventaja y podrá ganar la batalla.
Mientras el dragón se pregunta si podrá vencerlo al paso que va, Martín planifica lo que hará a continuación. Sabe que la diferencia de poder es notable y así todas las características físicas como velocidad, agilidad, inteligencia, pero lo que marcaría esa misma es la resistencia. Un sentimiento de preocupación invade al humano cuando se marea y tambalea por un instante. Se recompone rápidamente para que el monstruo no lo notase.
Esa es la verdad batalla que Martín debe conseguir ganar, la de la resistencia.
Tras varios cabezazos del dragón, el domo se quiebra un poco, pero por primera vez la defensa que parecía insuperable ahora cede lentamente por la insondable fuerza y resistencia del candidato a emperador. No obstante, el monstruo se abre la cabeza con ese último cabezazo contra el domo, haciendo que se desprenda un violento chorro de sangre. La hemorragia lo obliga a retroceder:
Astapoh: “¡Mierda, mierda, mierda! No puedo creer que mis ataques hayan acabado de esta manera. Su defensa es impresionante. Aunque haya quebrado un poco esa defensa, el daño que sufrí en mi cabeza es muy grande. Si no acabo esto yo… ¿huh?” —mira a un lado y sonríe, ignorando todo orgullo como dragón
Martín: “Dudo que pueda soportar otro ataque el domo. Tendré que recurrir al combate cuerpo a cuerpo, pero…”—mira hacia atrás, la condición de la ciudad es deplorable y quiere proteger a toda costa para que puedan recuperarse lo más rápido posible. Piensa siempre en los demás
Astapoh: “Humano”
Martín: “¿Huh?”
Astapoh: “Veo que nos encontramos en un camino cerrado así que ¿Qué te parecería si lo dejamos aquí y…?”
Martín: “¿Qué? ¿acaso es una broma?”
Astapoh: “¿Huh?”
Martín: “Vienen aquí y empiezan a atacarnos, además ustedes son peligrosos como para dejarlos ir. No lo haré, no permitiré que se huyan”
Astapoh: “¿Huir? ¡¿huir?! ¡humano sin escrúpulos!” —dice entre risas— “¿crees que nosotros huiríamos? Estamos en la cúspide de lo que cualquiera podría anhelar. Humano, déjame decirte que la única razón por la que tu mundo está entero es porque nosotros tenemos otras prioridades”
Martín: “Prioridades…no eres el único del que lo he escuchado y sinceramente me hartan esas cosas. No estoy aquí para dejar que hagan lo que quieran en mi mundo”
Astapoh: “¿Te molesta demasiado? Tendrías que ver lo que el poder ha hecho por tu mundo”
Martín: “¿Qué puedes saber acerca de mi propio mundo?”
Astapoh: “Si, tienes razón. Solo existen tres personas que podrían saberlo. Una acaba de ser aniquilada por mi mano y dos…ya tendré momento de hablar con ellos” —sonríe visiblemente— “bueno, ya no importará”
Martín: “¿Qué?”
Martín se da cuenta de dos figuras moviéndose a su espalda con gran velocidad. Entonces, trata de darse media vuelta para defenderse:
Martín: “¡Son rápidos!”
Daek: “¡Muérete humano!” —ataca con sus manos putrefactas envueltas en vapores oscuros
Zarael: “¡Espada infernus, arrásalo!” —lleva su espada hacia atrás para impulsarla con fuerza y cortar en seco
Sin embargo, Julio, Kargroot, Lucas, Octavio, Estela, Claustro y Arakneida se interponen con sus respectivas armas y hechizos mágicos para evitar que lleguen a Martín y se cumpla esa visión que hizo temer hasta las lágrimas a la vice maestra del gremio.
Por primera vez sienten el verdadero choque de fuerzas y poder con un monstruo cuyo poder es similar al de un emperador, Julio y Octavio, ambos que confían en su fuerza se sorprenden de que existan seres tan poderosos y cuya lógica va más allá de lo conocido. Los demás no se quedan atrás, aunque Arakneida y Kargroot se sienten de alguna manera molestos ya que con descanso y poder mágico al completo podrían dar batalla, pero solo puede retrasarlos y cubrirle la espalda a su señor.
Estela se queda detrás de ellos otorgándoles junto con Lucas apoyo sea curativo o defensivo. Mientras que el joven cazador de hielo usa su magia para atacar a distancia y evitarles el paso, congelando las piernas de los monstruos:
Estela: “¡Qué bueno que llegamos a tiempo!” —exclama aliviada
Martín: “¡¿Estela?! ¡¿chicos, que hacen aquí?!” —se sorprende de verlos
Estela: “Venimos a protegerte la espalda. No hagas preguntas amor, solo vence a ese dragón”
A pesar de tener superioridad numérica, ni los intentos de Octavio, Julio, Claustro y Kargroot por empujarlos sirven. Arakneida extiende sus brazos mientras que las yemas de sus dedos salen telarañas con los que toma a los dos monstruos del pie y tira de ellos para sacarlos del edificio, cosa que logra y caen al vacío.
Tras esto, bajan rápidamente para continuar la batalla en el suelo. Sin embargo, cuando saltan para ir a su encuentro, ven impotentes como Zarael corre por las paredes para hacer cumplir esa trágica visión. Arakneida ve a otro Zarael junto con Daek en el suelo lo cual la hace caer en la cuenta de que se trata de la magia ilusoria de Saloma.
Estela usa su magia de vuelo, una aplicación de la magia de aire mucho más avanzada y la primera en el mundo para perseguirlo.
La curadora pierde de vista al espadachín emperador una vez llega al borde que separa el techo de la pared. A metros escucha los pasos de la armadura de Zarael, entonces Estela lo sigue y ve que esta por asestar el golpe mortal contra Martín:
Estela: “¡No lo harás!” —un círculo mágico color blanquecino la envuelve— “Magia de Viento: Armadura de Sylphie”
La Armadura de Sylphie es una técnica mágica de gran complejidad que le otorga al usuario un impulso a todas las capacidades físicas, elevando la fuerza, velocidad, agilidad, resistencia y poder, así como una coraza invisible que aumenta la defensa. Además de eso, se forma en las manos de Estela una fina espada con forma de sable.
Zarael llega hacia donde Martín y cuando se prepara para atacarlo, Estela lo ataca por el costado, obligándolo a retroceder. Ella se para firma detrás de su pareja y con el sable apuntando al intimidante monstruo expulsa una ventisca para mostrarle que no le teme.
De repente, Martín cae con su rodilla izquierda sobre el suelo y jadeos pesados salen de su boca. Su resistencia y defensa frente al candidato a emperador ha caído primero luego de casi 2 horas de combate donde trató de proteger a la ciudad y el campamento aliado:
Estela: “¡Martín!” —da media vuelta para socorrerlo
Martín: “E-Estoy bien, es solo que…nunca había tenido una pelea tan larga usando la marca. No acostumbro a esto ni contra William…”
Astapoh: “Humana, valiente fue tu resistencia, pero nunca debiste de darle la espalda a tu enemigo”
Estela: “¿Huh?”
Zarael se acerca rápido por el otro lado y atraviesa por el costado del cuerpo a Estela. El corte es profundo y la hace vomitar sangre, todo enfrente de Martín que cuando saca sus dagas y grita por su novia, otro Zarael se le aparece por detrás y le corta la espalda. Tal corte envuelve en llamas la herida, provocando un dolor terrible para el joven.
En aquel instante, una voz resuena débilmente como un eco que le dice “Mátalos, mátalos a todos” y al mismo tiempo busca evitar que su poder estalle hasta el completo. Algo así podría poner en peligro a la composición mágica del mundo en todos esos años que fue expuesto al maná.
Cuando Astapoh ve una ventaja para matarlo de una vez, abre sus fauces y vuela contra el humano:
Estela: “M-Mar…tín…”—cae de rodillas y trata de alcanzarlo con sus manos
Martín: “E-Estela…”—antes de caer desmayado, sonríe con lágrimas en sus ojos y de sus manos salen pequeñas luces con forma de esporas
Toda persona que se acerca a su inminente muerte, tiende a ver la vida entera en un instante. Martín recuerda a todas las personas que ha conocido y se acercaron a su vida, destacando a cinco por sobre las demás, su madre, su padre, Octavio, Arakneida y principalmente Estela. Las lágrimas no son otra cosa que arrepentimiento más que miedo o dolor. Siente que, si hubiera alguna manera de sobrevivir a ello, podría cambiar muchas cosas a través de sus acciones, ahora solo le queda cerrar sus ojos y esperar a lo inevitable.
En situaciones normales, la marca imperial accionaria su poder para que Martín peleara y ganase frente a esos enemigos, pero siendo un humano las heridas son profundas y no puede ser sanarse a sí mismo, se podría decir que es la maldición de portar tal descomunal poder.
De repente, Arakneida y Kargroot le dan un puñetazo al mismo tiempo a Astapoh, derribándolo contra un edificio completo:
Arakneida: “¡Tócales un solo cabello…!”
Kargroot: “¡Y te despedazaremos!”
La sangre de Estela, que yace en el suelo, se levanta y convierten en lanzas que salen disparadas contra los dos Zarael, uno desaparece mostrando que pertenecía a una ilusión de Saloma y el otro bloquea con la espada. Aun así, retrocede y regresa con Daek.
Cromana sobrevuela el edificio con su guadaña sangrienta en ambas manos. Mientras que Lorkamos dispara flechas de hielo, utilizando su zona maná una vez más y luego de haber sido curado, aunque con cicatrices:
Cromana: “¡Si quieren esto entonces…!”
Lorkamos: “¡Que sea una batalla campal…monstruos!”
Desiurge y Kerba avanzan para involucrarse en la batalla, pero son detenidos por Saloma. Al verla al rostro notan que ella ha entrado en pánico, algo curioso porque no debería de mostrar tal emoción:
Desiurge: “¿Qué mierda te ocurre?”
Saloma: “Una batalla…aquí…y en este momento…no es conveniente”
Kerba: “¿Por qué dices eso?”
Saloma: “Porque…esos humanos y traidores…con tal de defender al usuario imperial…son capaces de sacrificarse”
Desiurge: “¿Y eso que?”
Saloma: “¿Y eso que? Hablo de que de repente sus poderes se dispararon. ¿Por qué crees que regresaron al combate? Ellos están preparados para matarnos o morir”
Daek es retenido por Julio, Octavio, Claustro, Lucas y Daniel, quien apenas llega lo hunde al rey de los ghouls contra el suelo. Aunque el no muerto logra recomponerse su cara de molestia se pronuncia hasta deformarle la cara.
Astapoh regresa a su forma humanoide y lejos de causarle risa lo que ve, advierte:
Astapoh: “Los felicito traidores, ese golpe me dolió. Creo que es mejor acabar aquí así que solo les advertiré esto y en palabras cuyo significado tendrán que meditar. ‘Novus ordo qui mundum gubernat…isdem viribus agitabitur, qui ad illam transmutationem ducuntur’. Adiós humano de la marca imperial, no será la única vez que nos veamos”
Arakneida: “¡Estela, Martín!”
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