Limit Breaker: Conquistando Mazmorras - 139
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- 139 - Capítulo VIII: Divide y vencerás parte 4
Sin hablar desde que partieron del pasillo, Martín y Estela corren por el techo del Vaticano, esquivando y evitan ser vistos por los miembros de la guardia suiza que portan armas con munición de maná.
Martín no deja de tratar de comunicarse con Oscar, el presidente de la A.A.C, pero una cierta energía mágica le impide establecer contacto e inclusive con sus propios familiares y compañeros dispersos. Esto sin duda que le genera preocupación, pero lo más importante para él en ese momento es refugiarse en un lugar seguro y allí volver a contactarlos:
Martín: “Que extraño…”—se detiene tras correr durante más de 15 minutos junto a Estela y no haber visto hasta el momento ningún guardia o escuchados disparos. A pesar de contar con una habilidad mágica que les permite pasar desapercibidos, el hecho de que hasta el momento no hayan encontrado a nadie resulta extraño.
Estela: “¿Con que?”
Martín: “Hasta el momento no hemos visto a nadie. Y mi habilidad de percepción no detectó a nadie. Es…raro”
Estela: “Tienes razón, tampoco he visto a los feligreses reunidos en la plaza. ¿Habrá pasado algo aquí?”
Martín: “Quien sabe. Hemos estado aislados por unas cuantas horas. Además, se llevaron a Julio y María a quien sabe dónde. Es obvio que nadie de aquí es nuestro aliado” —se sienta a un costado y Estela hace lo mismo, pero frente a él.
Estela: “Tampoco pude comunicarme con el grupo de Lucas, Macarena, Daniel, Octavio y Claustro. Temo que les haya pasado algo”
No importa cuánto lo intenten, comunicarse es más que imposible y Martín no se ha dado cuenta que una influencia de naturaleza oscura los observa y evita que se puedan reunir con los demás.
Tras descansar unos escasos minutos, Martín y Estela reanudan su marcha hacia la ciudad, donde según creen pueden encontrar algún lugar. A lo lejos se escucha un fuerte ruido y rápidamente Martín se detiene y se abalanza sobre su pareja.
Cuando ambos caen al suelo un pedazo de estatua que está detrás de ellos explota en pedazos:
Martín: “¡Hay que salir de aquí!”
Estela: “Usaré mi barrera de viento para protegernos”
Martín: “Está bien”
Estela: “Magia de viento: Barrera de vendaval” —envuelve a ambos en un domo de vientos con una mano levantándose hacia arriba.
Martín toma de la mano a Estela y corren hacia el final del camino donde de un salto al vacío, varios pisos hacia abajo, buscan acortar distancia y evitar a los francotiradores que ya los tienen en la mira. Antes de impactar contra el suelo, tanto Estela como Martín usan sus habilidades de vuelo para caer de pie y sin dificultades.
Sin embargo, Martín siente mareos y torpemente apoya su pie de manera tal que se puede escuchar el sonido de ellos dos aterrizando. Estela se acerca y pregunta si se encuentra bien y él solo asienta con la cabeza para que no se preocupase. No obstante, algo ya no anda bien y se da cuenta de ello.
A pocos metros de allí y reunidos de a cincuenta, la guardia suiza los ven y corren con sus alabardas en alza y con las puntas imbuidas en maná mientras que los que están en la retaguardia tienen en su poder ballestas con alto poder de fuego. Estas armas, si bien son de producción para enfrentar y defenderse de monstruos, no son obtenidas del mercado legal sino más bien del negro.
Estela reconoce la ilegalidad de esas armas y piensa visiblemente molesta:
Estela: “No dejan de cometer ilegalidades. La iglesia jamás aprenderá”
Martín: “No queda de otra más que usar habilidad de vuelo para salir de aquí”
Estela: “Si, vamos”
La pareja se aleja del vaticano a toda velocidad:
Martín: “Te veo demasiado molesta. ¿Pasó algo allá abajo?”
Estela: “Solo pensaba en cuanto daño ha hecho la religión a las personas. Se aprovechan de la vulnerabilidad y desesperación. Ahora parece que el lugar más oscuro e ilegal del planeta es donde la fe humana se deposita”
Martín: “Te recuerda a esa secta que te dejaba tu madre ¿cierto? Descuida…”—toma la mano de ella y aprieta con delicadeza— “sea lo que sea estaré contigo”
Estela: “Si…muchas gracias” —sonríe— “por cierto ¿no crees que es extraño todo esto?”
Martín: “¿Te refieres a que no consigo comunicarme con los demás ni siquiera con mis familiares? Es algo que jamás creí posible pero ahora que está ocurriendo no entiendo el motivo. Presiento que algo más allá de nuestro entendimiento va a suceder aquí y esas catacumbas tienen mucho que ver”
Estela: “¿Y si vamos con la policía local?”
Martín: “Lo dudo. Quizás estén con la iglesia”
En pleno vuelo ven una esfera de fuego que se dirige hacia ellos. Con facilidad lo esquivan y miran hacia abajo:
Martín: “¿Quién nos está atacando? ¿huh?” —ve a un enorme grupo de al menos 40 cazadores sobre el techo de un enorme edificio muy cerca de las columnas que rodean al vaticano.
Estela: “Seguramente sean cazadores, pero no veo que pertenezcan a la iglesia católica”
Martín: “No, ellos pertenecen a otro país. Mas bien, es el gremio británico más fuerte”
Estela: “¿Cómo lo sabes?”
Martín: “Porque junto a ellos está uno de los altos rangos mundiales y líder de The Kingdom Glory”
Norman Lobbyhouse, mejor conocido como “el lord de las mil lenguas” un apodo que puede verse mal, pero esconde una increíble capacidad del cazador para aprender idiomas en menor tiempo. Educado en la corte de Yorkshire, Norman concurrió a la mejor escuela, universidad y actualmente ha conformado a una verdadera potencia en lo que respecta a ser cazador. Sin embargo, siente un vacío enorme ya que cree poder hacer algo más que recibir órdenes de autoridades que lo superan en la orden de mando. Ese vacío es producido por la incansable necesidad de dejar de tener una vida aburrida y básicamente buscar algo interesante. Es por esa razón que aceptó prestar ayuda a la iglesia católica, siempre y cuando fue con un objetivo interesante y donde él pueda ser parte.
Él, simplemente, tiene el deseo de saciar esa búsqueda de algo que lo llene:
Norman: “Veo que tenemos un camino en común pero solo que uno podrá cruzarlo”
Martín: “¿Qué está pasando aquí y porque ayudan a la iglesia? ¿Dónde están mis compañeros?”
Norman: “Son muchas preguntas y la verdad que estás siendo aburrido desde el comienzo. ¿Por qué no simplemente empezamos desde el principio con la primera pregunta? Mi respuesta es un no, no sé qué pasa aquí”
Estela: “Parece que no miente”
Martín: “Claro que no”
Norman: “Para tu segunda pregunta voy a responderla de esta manera…la iglesia me da igual, lo que hagan o dejan de hacer me tiene sin cuidado siempre y cuando alimenten mi curiosidad. Y para la ultima…tampoco tengo una respuesta porque no la han sabido dármela ni a mí ni a mis muchachos. Solo piden discreción y lealtad, pero nunca han compartido una sola información, aunque…no es tan difícil deducir que aquí ocurre algo nefasto”
Martín: “Si dices eso y sabes que pasa ¿Por qué los ayudas?”
Norman: “Iniciativa personal…supongo”
Cuando termina de decir eso se mueve a una velocidad en que Martín no logra detectarlo.
Lo sorprende al tenerlo de frente, entonces el británico le da un puñetazo tan fuerte en el rostro que lo manda a volar contra varios edificios y atraviesa sus estructuras. Estela grita por su nombre y luego enfoca la mirada en Norman, a quien ataca con ráfagas cortantes:
Norman: “Oye, oye, intento ser cortés con una dama como tú. Al menos dame la oportunidad de ser caballero”
Estela: “¡Vete a la mierda!” —dice al borde de las lágrimas y un estallido de furia que se ve en el rostro
De repente, Estela se siente débil y cansada y drásticamente su energía mágica es mermada al punto de caer al vacío varios metros contra la calle principio e impacto con su cuerpo el asfalto hasta hacer un pequeño cráter.
Norman se muestra disgustado al ver que quizás eso tan interesante que lo hizo aceptar la propuesta del vaticano se desvanezca con facilidad.
En uno de los edificios donde está Martín entre escombros, empieza a escuchar aquella voz punzante en su cabeza que le exclama salvajemente:
“Mata, mata, mata, mátalos a todos, mátalos a todos, hazlo, hazlo”
Martín: “¡Ya cállate!” —eleva su voz, guiado por el cansador dolor que le provoca esa orden.
Norman da el visto bueno para poder apresarlos y enviarlos a un sitio lejos del vaticano, aunque lo hace mirando a todos los lados posibles y lo mismo sus subordinados del gremio.
Una atmosfera de tensión inunda al sitio y Martín sale a la vista con el rostro dañado y la ropa rasgada. El inglés se percata de que algo extraño le ocurre al cazador argentino, porque muchos rumores lo rodean, que es el más fuerte de los cazadores, que vapuleó a William Scott pináculo de la humanidad y tantas cosas que le es difícil que ese golpe le haya hecho algo.
El momento que la iglesia esperaba desde hace días, la oportunidad para que Martín demuestre debilidad y así doblegarlo como pecador. Rápidamente los cazadores italianos de gremios independientes y de Santo Marco se acercan, atraídos por las explosiones y ven al joven maltrecho. Entonces lanzan la alarma para que los guardias y demás personas lleguen y sometan al argentino.
Norman y Martín se quedan mirando uno al otro y sin siquiera medir palabras, el inglés ordena que se lleven a Estela lejos de allí.
Al final, el británico siente como las piezas se están moviendo sobre el tablero para dar inicio a algo verdaderamente insospechado y que puede acabar con su eterna sensación de vacío y esto es acompañado por la gran moralidad que lo caracteriza. Él jamás dejaría a una mujer en la condición en que quedó Estela, aunque fuera en parte su culpa.
Una de las cazadoras de origen Escoces llamada Jessica Holmes, que sostiene en brazos a Estela, regresa con su líder y propone:
Jessica: “Su respiración es débil. Tenemos que irnos”
Norman: “¿Cómo sabias que es lo que pensaba?”
Jessica: “Ambos sabemos que todo lo que está pasando aquí no es normal. No acostumbramos a tratar con cosas que nunca nos han dicho”
Norman: “Como siempre eres la voz de mi consciencia”
Jessica: “Y tu un maldito despreocupado”
Norman: “Llévensela lejos de Roma. La influencia del papa puede que se reduzca lejos de la capital”
Jessica: “¿Qué es lo que harás?”
Norman: “Tengo que conversar con dos personas”
Jessica: “¿Confiables?”
Norman: “Una de ellas puede que lo sea. Váyanse”
Los cazadores llegan y rodean a Martín. Mientras tanto, uno de ellos se acerca a Norman y tomando precaución indaga sobre qué pasó con la cazadora argentina y también los miembros del gremio inglés:
Salvatore: “¿Sabes que paso con esa chica? ¿tu gremio? ¿sabes algo de eso?”
Norman: “Verás, no se me da saber qué hace cada persona a la cual conozco ¿entiendes? Además…lo que hagan no es de mi incumbencia. Somos un país tradicionalista, pero también pensamos que las libertades de cada uno deben ser respetadas”
Marchello: “Pues a mí me parece una estupidez. Aquí hay algo raro y sabre que pasa”
Norman: “Marchello ¿Qué te trae por aquí?”
Marchello: “Aburrimiento. Entonces…”—se acerca a Martín con llamas en las manos— “¿pretendes ser el mejor cazador de mundo y pierdes con Norman? Eso es…”—lo golpea en el rostro con las llamas en los nudillos y luego otro puñetazo va al estómago— “¡patético!”
Martín cae al suelo, retorcido de dolor y severamente debilitado.
Norman se voltea para evitar presenciar la paliza al argentino. Marchello se detiene y busca mostrarle al inglés todo su puño ensangrentado con el fluido vital del cazador más fuerte en el mundo y para mostrarle que es solo una mentira que exista alguien tan poderoso:
Norman: “Cargas con un ego más grande que toda Italia”
Marchello: “¡¿Huh?! ¡¿de qué hablas?!”
Norman: “Solo digo que podemos tener un mal día, pero cuando este chico vuelva en sí, la paliza que te dará será tan gran que no podrías volver a cuestionar el porque es el más fuerte”
Marchello: “No tiene ningún sentido lo que dices. Además, tengo el poder de dios a mi lado”
Norman: “Seguro que sí, seguro que si” —responde ante los delirios del cazador— “esto complicará mucho más las cosas. Espero que soportes esto, Martín” —piensa mientras abandona la escena.
Por la noche, Norman y Victoria se reúnen en un callejón abandonado a cincuenta kilómetros de Roma para evitar la extensa influencia del Vaticano y la guardia y vigilancia de los cazadores que responden ante el papa.
La maestra de Santo Marco recibió el informe de lo sucedido con Martín y Estela, generándole mucha preocupación ya que la pareja se ha convertido durante los meses pasados en famosos cazadores y muy poderosos. No puede creer lo que les ha pasado y Norman intenta darle una razón un tanto ilógica:
Norman: “Quizás sea un resfrío, tú sabes cómo es esto”
Victoria: “Norman, sabes que los cazadores tenemos gran inmunidad a las bacterias y virus, mucho más que los seres humanos ordinarios”
Norman: “Lo sé, dije algo estúpido. Oye, Victoria ¿Qué harás con Marchello? ¿siquiera puedes confiarme alguna información?”
Victoria: “Son muchas preguntas”
Norman: “Quiero sacarme las dudas sin olvidarme de ninguna”
Victoria: “Responderé en orden. Si, fue estúpido lo que dijiste”
Norman: “Lo suponía”
Victoria: “Marchello es un alto rango mundial y por el momento hay 3 con esa categoría en estos momentos en Italia que lo pueden enfrentar. Además de ti se encuentran Daniel y Julio de Victory”
Norman: “Quitando a Martín y Estela que también son de rango mundial”
Victoria: “Exacto”
Norman: “¿Y sobre eso que quieres ocultar?”
Victoria le explica todo respecto a lo que pasa en las catacumbas, todo lo que ella ha sabido averiguar y que el papa aún esconde algo. A diferencia de ella, Marchello fue asignado como el guardián de ese lugar y nadie puede salir o entrar sin su permiso y está sujeta a estricta vigilancia.
Las investigaciones en monstruos y entidades oscuras merodean y murmuran al oído de Theodosius, lavándole el cerebro y en busca de algo que ningún ser humano sabe.
Norman, quien no se suele impresionar de nada, se queda boquiabierto ante tal revelación que podría traducirse en la traición del papa a la raza humana y toda su historia. Lo emociona porque era lo que necesitaba para llenar ese vacío. Si la presencia de Victory y Martín despertó su curiosidad, lo que ocurre en las catacumbas lo hace emocionar hasta lo más profundo de su ser.
Victoria lleva su mano hacia su espada detrás de la cintura y pregunta al británico:
Victoria: “¿De qué lado estas ahora?”
Norman: “¿Disculpa?”
Victoria: “Ahora que sabes lo que está pasando supongo que vas a tomar una decisión”
Norman: “O claro, es verdad. Vinimos aquí para ayudar a la iglesia”
Victoria: “Eso es correcto”
Norman: “Si, si, tomé una decisión si es lo que quieres saber”
Victoria: “¿Cuál es?”
Norman sonríe y saca un puro de su bolsillo. Lo lleva a su boca y enciende con un encendedor que está en el otro bolsillo. Le da un par de pitadas y expulsa el humo de su boca:
Norman: “Me reuniré con mi gente aquí a pocos kilómetros” —responde mientras se aleja caminando
Victoria le arroja unos picos de hielo, inofensivos, pero es solo para atraer su atención:
Victoria: “¿Qué harás Norman? No quiero…”
Norman: “Descuida, no me iré a ningún lado. Mi gente tiene que saber esto. No se tiene que guardar ningún secreto porque ¿para qué somos un gremio si hay desconfianza?”
Victoria: “¿Entonces…?”
Norman: “Vamos a prepararnos para una batalla contra la iglesia. Oficialmente Inglaterra apoyará al gremio argentino de Victory y esa chica será la primera del grupo en saberlo”
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