Limit Breaker: Conquistando Mazmorras - 142
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- 142 - Capítulo XI: Leza, la emperatriz salvaje
Momentos antes en las catacumbas, Martín se queda sorprendido de que aquella entidad con apenas maná para existir y se encuentra en el otro extremo del rocoso sitio sea nada más ni nada menos que la emperatriz más fuerte y la segunda entre todos ellos, Leza o como se la conoce en el mundo del maná, la emperatriz salvaje.
Muchas veces retratada por los familiares de Martín como un monstruo bondadosa y amada por los subordinados ahora sufre un cruel destino a manos de los candidatos a emperadores y la iglesia católica. Los misterios se incrementan y no para de haber problemas en la superficie. Esto lo sabe el argentino, quien intenta por todos los medios aprovechar que la magia de drenaje de la ninfa perdió su toque doloroso y solo se dedica a quitarle energía mágica. Martín intente quitarse los grilletes, pero están hechos con maná oscuro de la misma Kerba, imposible de romper en su actual poder mágico.
Resignado, cierra los ojos y usa su habilidad para hablar a través de la mente con Leza, esperando que también estuviera cuerda y viva a pesar del doloroso tratamiento que le están provocando los investigadores de la iglesia:
Martín: “¿Estás despierta?”
Leza: “Siempre lo estoy, para evitar caer en la oscuridad del abismo y no regresar”
Martín: “¿Qué fue lo que te pasó? Creía que eras una de las emperatrices más fuertes”
Leza: “Esto…es difícil de reconocer, pero…fui traicionada por los miembros más antiguos de mi imperio. Ellos…querían que otro ser se convierta en su emperatriz. Eso es todo”
Martín: “Cuesta creer que te pudieran doblegar sin entablar una pelea”
Leza: “No cuando eres tú sola contra los demás candidatos a emperadores”
Martín: “Entonces uno de ellos es por quien te reemplazaron?”
Leza: “Originalmente Desiurge Trash, el señor de las bestias nocturnas era el mejor candidato, pero alguien más se quedó con mi gente”
Martín: “¿Quién?”
Leza: “La reina Banshee, Saloma”
Martín: “Que extraña decisión”
Leza: “Mi gente acostumbró a servir a emperatrices ya que nos ven como símbolo de fortaleza espiritual. Pero quien soy yo para juzgar esas elecciones, lo importante es como tu gente cree en ti y como retribuyes”
El cazador aprende una cosa más sobre los monstruos y es que a pesar de las infinitas luchas, ellos poseen una organización y algunos de los que poseen todo el poder habido y por haber, velan por su gente. Leza y su forma de hablar pueden conmover y hacer admirar hasta a los enemigos:
Leza: “Pero aun así mi gente no permitió ser gobernada por esa mujer”
Martín: “¿Qué pasó?”
Leza: “¿Con mi gente? Muchos murieron y tuve que resignar mi puesto como emperatriz y cederla a Banshee. Luego, para poder garantizar la paz o que al menos no siga muriendo mi gente, acepté ser apresada y que experimenten conmigo”
Martín: “Supongo que ambos compartimos algo en común”
Leza: “Irónico”
Martín: “¿Irónico?”
Leza: “Somos enemigos o lo éramos, ahora tenemos que buscar la manera de salir de esta situación tan difícil, pero si, compartimos varias cosas en común”
Martín sonríe y sin darse cuenta, también lo hace Leza:
Martín: “No te preocupes, vamos a salir. Mis compañeros…mis amigos van a entrar en acción”
Leza: “¿Confías en que lo hagan?”
Martín: “Les confiaría hasta mi vida entera” —se le sale una lagrima y cae al suelo
Leza: “Es lo mismo que haría por los míos”
La emperatriz salvaje, no es para nada lo que imaginaba Martín, es un monstruo con una consciencia y forma de ver las cosas muy parecida a los humanos. Sus valores sorprenden que sean de tal hermandad digna de admiración.
De repente, Martín deja de escucharla y donde se encuentra ella hay una luz que se hace fuerte y varios cazadores e investigadores de la iglesia corren para contener ese fenómeno. Martín intenta comunicarse, varias veces, pero sin éxito.
Entonces, ve a duras penas que sacan una camilla y el papa ordena que la lleven al altar para que sea colocada contra la pared y así ultimar los detalles del fin de la extracción de maná.
Preocupado, Martín se mueve y observar mejor.
Kerba incrementa el nivel de extracción en el argentino y también los dolores punzantes son peores, como si espadas atravesasen su cuerpo hasta los huesos en simultáneo. Esto lo hace gritar lleno de dolor y agonía.
El usuario imperial entrecierra los ojos, cansado por el dolor y estar en la oscuridad sin saber cómo se encuentran sus compañeros. Su único deseo es que estén bien.
Leza, para el alivio de su ser, se comunica con él dándole tranquilidad:
Leza: “Aquí estoy Martín. Tuve un percance, pero ya está solucionado”
Martín: “¿Percance? Esa luz parecía algo peligrosa”
Leza: “Si, es que uno de los hombres que está investigando mi organismo cortó el cristal que me mantiene con vida y esto hizo que tuviera… ¿Cómo lo definen los humanos? ¿Ataque cardiaco? Bueno, no como eso, pero mi existencia casi desaparece por ese error”
Martín: “Mierda ¿te encuentras bien? ¿te duele algo?”
Leza: “Nada que un poco de conversación no remedia”
Martín: “Leza”
Leza: “¿Sí?”
Martín: “Dijiste que tenemos varias cosas en común ¿quieres contarme cuáles?” —pregunta con la intención de que ni ella ni él cierren sus ojos
Leza sonríe una vez más ante la curiosa pregunta que le hace el humano. Lo cierto es que, y de manera extraña para ella, empieza a sentir mucha empatía por él y cree poder abrirse a nivel emocional como lo haría con un conocido o amigo.
Los dos están de acuerdo para contarse cosas y mantenerse con vida.
Sin embargo, Leza se pregunta ¿es posible confiar al 100% en un humano que posee el destructivo poder de la marca imperial?, una cosa es sentirse en confianza, pero otra es que de verdad pueda hacerlo. Igualmente es necesario mantener una conversación e ignorar el dolor que constantemente los hace sentir sofocados:
Leza: “Al igual que ustedes, los humanos, yo tuve un amigo. Alguien en quien confíe y las cosas del destino torcieron en favor de que nos separásemos”
Martín: “¿Creen en el destino?”
Leza: “Mas que en la vida y la muerte”
Martín: “Curiosa forma de ver las cosas. ¿Quieres contarme de ese ser?”
Leza: “Esto ocurriendo hace mucho tiempo, imposible contabilizarlo. Ambos éramos existencias primigenias, muy raras por el mundo en que crecimos. Yo originalmente era una bestia tan diminuta como una rata oso y él lo más parecido a un lagarto de cola llameante y sin alas. En un comienzo, nos enfrentábamos día y noche durante mucho tiempo sin haber un claro ganador, solo para retirarnos a nuestras madrigueras y lamer nuestras heridas mientras que la pequeña distancia sirvió para observarnos hasta nuestra próxima pelea. Lógicamente el tiempo hizo naciera un cierto apego y nos llevó a que un día dejáramos de pelear y salgamos en búsqueda de alimento”
Martín: “No me extraña que ambos, siendo tan distintos pudieran formar una amistad. Eso suele pasar. Por ejemplo, Estela, mi pareja, y Arakneida mi familiar son grandes amigas”
Leza: “Pero porque tú eres el contexto, el nexo entre ellas. Nosotros solo luchábamos hasta que no pudimos soportar la soledad. Como dije, el destino dictaminó lo que debía ocurrir y lo que no. En el camino nos encontramos con alimañas como gusanos gigantes y eso nos llevó a ascender de rango hasta que un día, ambos pudimos hablar. Él se había convertido en un pequeño wyvern rojo y yo una pequeña pantera negra con rayas grises ¿curioso verdad? Aquí existe ese animal, pero no con esas rayas”
Martín: “Vaya que si”
Leza: “Por increíble que parezca, ambos fuimos monstruos idealistas. Mi amigo creía en poder unir a todas las bestias y así evitar los conflictos. Ya que para ese momento pudimos unir a varios grupos y entre ellos algunos que podían hablar y comprendernos. Las cosas marchaban bien y alcanzamos a evolucionar a una clase catástrofe natural hasta que un día…una voz tenebrosa nos fundió en miedo y enloqueció a mi amigo al punto de volverse agresivo. Produjo una masacre y cuando lo confronté solo me decía de una voz que repetía que maté a todos. Esa fue la última vez que él fue mi amigo y alguien en quien pude confiar”
Martín: “¿Alguien repetía que mate? No puede ser coincidencia” —piensa sorprendido— “¿Qué fue de la vida de ese monstruo”
Leza: “Ese pueblo que decidimos unir entre muchos seres, una parte se separó y eran considerados como reptiles y luego dragones. Él se convirtió en una existencia superior que promueve entre sus filas el canibalismo para volverse más poderoso”
Leza dice esto último con una angustia enorme y no es apta menos, alguien en quien se apoyó espalda con espalda durante quien sabe cuántos miles o millones de años, lo ve convertirse en una “existencia” tan peligrosa como oscura. Es muy doloroso.
A pesar de ello, Leza reconoce que sus esfuerzos por mantener unido a lo que quedaba de ese pueblo rindió sus frutos y que luego sería reconocida como una existencia similar a su amigo, aunque a diferencia de este, la voz no pudo mermar la férrea voluntad.
En ocasiones, ella tiene sueños recurrentes con los días en que pasó con su amigo y luego se le aparece una figura oscura con sonrisa llena de sangre y ojos que derraman el líquido vital. Eso no le cuenta a Martín, porque cree que sería tomada como una amenaza, sin saber que el joven sufre de las mismas pesadillas y cada vez se les hace más difícil suprimirla. Sobre todo, las voces inquietantes que exigen una matanza.
El dolor desaparece para Martín, porque Kerba detuvo su magia y sale del calabozo para encontrarse con el líder del grupo, Astapoh:
Astapoh: “¿Ya terminaste con el drenaje de energía?”
Kerba: “No” —niega con la cabeza— “con la cantidad de maná que posee me llevaría meses o años”
Astapoh: “La marca imperial no es una broma. ¿Cuánto obtuviste del drenaje?”
Kerba: “Con esto” —le muestra una esfera hecha de material líquido negro, como un limo pero que alberga una inmensa cantidad de maná— “diría que nos falta un poco más”
Astapoh: “Si queremos convertir todo este continente en una mazmorra, tendremos que conseguir más poder mágico”
Kerba: “¿Por qué no hacer lo mismo que Necriria?”
Astapoh: “Porque es pretencioso y sin saberlo te arrebata mucho poder mágico. Ella no pudo sostenerlo porque además de mantenerlo estable, también invocó a esa maldita criatura. Su derrota fue por eso”
Kerba: “Con esta cantidad de energía que estamos acumulando podrá mantenerse por un tiempo considerable. Aun así…”
Astapoh: “¿Qué es lo que te preocupa?”
Kerba: “¿Podremos hacer algo contra Dramonzuk?
Astapoh mira de reojo a Jesús crucificado en la pared hecho de madera y siente aversión hacia el símbolo religioso. Siente que debe el alabado como un dios y no tales figuras.
Con el usuario de la marca imperial reducido por extrañas circunstancias solo queda para vencer y someter al emperador dragón, su propio hermano y a quien más odia. Sin embargo, la verdadera historia de ambos es algo que queda en lo más oscuro de la historia.
Las líneas negras que cubren su cuerpo empiezan a emanar fuerte calor y una ráfaga de maná es expulsada de este. Los ojos desprenden un aura roja intensa y el cabello levita levemente mientras que las catacumbas tiemblan:
Astapoh: “¿Hacer algo? ¿acaso debería temerle a mi propio hermano? No me hagas reír Kerba”
Kerba: “Ah, cielos, tendría que haberme callado” —se lamenta al ver que Astapoh hace berrincha por solo mencionar a su hermano mayor
Astapoh: “Sigue reuniendo todo el poder mágico que puedas. En cuanto tengamos lo necesario y convirtamos a este continente en una mazmorra, le declararemos la guerra a Dramonzuk”
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