Limit Breaker: Conquistando Mazmorras - 144
Martín escucha las explosiones y sabiendo que están sus amigos en peligro, agita los grilletes mágicos que Kerba creo para colocárselo. Con su poder reducido no puede arrancarlas y en el proceso sus muñecas pagan el doloroso precio.
La candidata a emperatriz de la clase ninfa se acerca a él y extiende su mano de la que se dibuja un círculo mágico oscuro y lentamente el proceso para arrebatarle su maná retoma el camino. Martín ya no puede soportar el dolor y se queda callado a la espera de que acabe de una buena vez.
Desde el otro extremo, escucha como le quitan los grilletes a la débil Leza y es llevada arrastrada por el suelo hacia el altar para poder experimentar una vez más. Lo cierto es que intenta quitarle el cristal mágico de su cuerpo y usarlo como catalizador para transformar a gran parte del territorio en una mazmorra tal y como hizo Necriria, aunque este último de forma imperfecta ya que le costó su existencia y apenas duró menos de un mes. Gracias al cristal de Leza, emperatriz salvaje, la mazmorra podría ser hasta eterna.
Los gritos de Leza se escuchan y Martín, afectado por la angustia y enojo, empieza a maldecir a Kerba y cada persona que llegue a escucharlo por las crueles acciones que cometen contra la que alguna vez fue la emperatriz más poderosa ahora reducida a un pequeño monstruo que ni siquiera se la consideraría peligrosa.
Astapoh escucha lo enérgico que está el humano, entonces llega a la celda y mira fijamente a sus ojos como no hay desesperanza sino una intensa furia y desprecio hacia los All Warrior Watchers. El ex candidato a emperador dragón se siente inquieto, ya que la curiosidad de que un humano pueda mantener la mirada sin siquiera mostrar temor ante toda el aura que desprender es increíble. Entonces, reduce su enorme tamaño de casi 3 metros hasta igual al de Martín:
Astapoh: “Humano ¿no me temes aún? Tus poderes se redujeron, te sofoca el dolor y tu gente va a morir sin importar lo que quieras hacer. ¿No conoces la desesperanza?” —pregunta, intrigado— “sí que eres más duro de lo que aparentas”
Al oír eso, Martín aprieta sus dientes y responden:
Martín: “He vivido…muchas veces la desesperanza, pero jamás dudaré de mis amigos”
Astapoh: “Curiosa visión. ¿Eso te llevará a salir de aquí? ¿vencernos? No creo que sea tan simple, además…tu diosa…te ha fallado” —sonríe
Martín: “¡¿Huh?! ¿Cómo es que tu…?”
Astapoh: “¿Crees que somos ajenos a eso? Conocemos de donde viene la marca y todo lo que conlleva. Apenas sales del cascarón”
Martín: “¿Quiénes son ustedes?”
Astapoh: “Somos insurgente…ya deberías saberlo…para ti, la razón de lo malo que está ocurriendo en el mundo, pero es apenas una visión mediocre o limitada. ¿Sabes que significa insurgente?”
Martín: “Rebeldes…”
Astapoh: “¿Rebeldes de qué? ¿tienes idea de ello?”
Martín: “Yo…no lo sé…jamás me puse a pensarlo”
Astapoh: “Exacto, no sabes porque lo haces, solo tienes que y listo. Nada es lo que parece en este mundo, incluyendo a Leza”
Martín: “¿De qué hablas? ¿Qué tiene que ver ella en esto?”
Astapoh: “Lo suficiente. ¿Te conto de su historia con Dramonzuk? ¿hermandad? ¿amor? ¿amistad? ¿te contó cuando se emocionó en una batalla y empezó a masacrar a súbditos inocentes?
Martín: “Yo…no creo nada de lo que dices”
Astapoh: “Claro que no, jamás creerías a un monstruo que se muestra hostil pero la realidad puede ser distinta con tan solo sospechar, así como el que jamás podré obtener lo que ese sujeto posee, haré de esta tierra mi imperio y la de mis compañeros. Ya no hay esperanza para nadie de tu mundo, tendrías que saberlo de antemano”
Martín: “Todo por…un poco de tierra…pareces más humano de lo que imaginé”
Eso ultimo hierve la sangre de Astapoh, que en un arrebato de ira golpea la pared con su pie apenas centímetros del rostro de Martín. Luego retoma su expresión serena para continuar la charla y procurando que la próxima vez que el chico lo desafíe sin medir sus palabras, le destrozaría el rostro de una patada:
Astapoh: “¿Tierra? No lo veas tan banalmente, lo que para un monstruo equivale mayor importancia en su existencia es el lugar por el que se posa sus pies. No soy un conquistador como mi hermano Dramonzuk aunque quien sabe, si hubiera sido al revés las cosas no habrían de haber cambiado en lo más mínimo aunque la disputa terminaría más rápido por la diferencia de poder entre ambos”
Martín se queda en silencio, dudoso de si creer en el ex candidato a emperador dragón o si miente. Nada de lo que dice tiene veracidad, pero también tiene información que involucra a la diosa, la marca y los insurgentes que tanto ha escuchado de la misma diosa.
Astapoh: “Si, lo imaginé. En fin, creo que es demasiada información para alguien encarcelado.” —se da media vuelta y le dice a Kerba— “Arrebátale todo su maná, no salgas de aquí hasta que obtengas todo ¿está claro?”
Kerba: “Sí”
Kerba reanuda sus esfuerzos. Los dolores no dejan de aumenta y Martín murmura por la diosa mientras agita de nuevo los grilletes mágicos.
Pero Martín siente algo extraño en el ambiente, el tiempo deja de transcurrir, la magia de Kerba se congela y todo ser vivo sea humano o hecho de maná deja de moverse.
En su experiencia, un fenómeno de esa naturaleza no es alguien propio de cazadores o monstruos sea el rango o clase que sean, detener el tiempo y de manera voluntaria ser el único que no quede congelado. Por supuesto una existencia que sí podría es ella, pero las dudas que envuelven al fenómeno son ¿Por qué no lo transporta en esencia hacia ese plano donde suelen conversar?
De repente, una figura brillante se acerca desde la oscuridad de la catacumba y se presenta frente al joven cazador:
“¿Qué es lo que te han hecho mi cielo? ¿Por qué esa crueldad de los insurgentes?”
Martín: “Eso quisiera saber, pero saben acerca de la marca imperial y sobre ti” —dice exhausto
“Los insurgentes son peligrosos porque sus conocimientos van más allá de toda consciencia y ahí por qué hay que eliminarlos”
Martín: “¿Conocimiento sobre qué? ¿Qué es lo que quieren destruir? No lo entiendo”
“Desean destruir toda la creación y ello conlleva a que compitan entre sí. Por esa razón los emperadores no se alían y se traicionan entre sí. Sus propias existencias se basan en extender los territorios, aunque deban destruir diferentes mundos”
Martín: “Hay excepciones a esa regla”
“Por supuesto, los hay, aunque ¿se puede garantizar esa diferencia a la regla?
Martín: “No puedo estar seguro de ello”
“Es por eso que hay que…matarlos, matarlos a todos…”
Es difícil de comprender a la diosa, pero aparentemente tiene un resentimiento personal con los insurgentes y a la vez que ellos con lo que involucra a la marca imperial. Es por esa razón que esas palabras no son extrañas, sin embargo, algo le hace sentir extraño ya que no es la primera vez que las escucha.
Martín decide confrontarla por primera vez e indagar sobre lo que está pasando en el mundo y sobre todo sus poderes con la marca:
Martín: “¿Por qué…?”
“¿Huh?”
Martín: “¿Por qué me siento tan débil y la marca no funciona como siempre? Kerba…intenta extraer mi maná, pero no parece acabar nunca… ¿Qué me está pasando? Incluso escucho voces que me comen la mente al punto de querer matar a todo el mundo”
“Creer que la marca no tiene debilidad alguna es un error que puede costar la vida. Incluso en tu condición actual. Déjame preguntarte algo ¿conoces la magia de sellado?”
Martín: “¿Magia de sellado”
“Es una magia que es inexistente para los humanos, pero en el universo de maná es de las más peligrosas. Un hechizo poderoso para sellar podría impedir que uses cualquier magia. Este monstruo llamado Kerba es usuario de magia de sello”
Martín: “Entonces ¿ella es la causante de que la marca haya desaparecido?”
“Nunca desaparece la marca, pero si sus efectos y características”
Martín: “Todo esto es realmente confuso ¿Por qué no me dijiste todo esto antes? Ahora no sé qué hacer…estoy sin poder usar la marca y hace horas que me torturan. Mis amigos están peleando contra los emperadores y toda Roma. ¿Por qué tiene que suceder esto ahora?”
La diosa imperial se da media vuelta sin responder a las preguntas de Martín, solo atina a sonríe como si quisiera darle ánimos de esa forma y se va alejando hasta que su silueta brillante se torna borrosa y abandona ese plano físico.
***PARTE II***
En el territorio de Dramonzuk en Islandia…
El emperador de los dragones descansa en su trono, rodeado por lanzas y nagas atravesados por el pecho y cabezas desparramadas en todo el suelo mientras que una docena de wyvern y dragones de colosal tamaño devoran los miembros cercenados en un mar de sangre de las criaturas.
Dramonzuk sostiene de los cabellos la cabeza de la emperatriz naga con la cual había creado hasta hace poco tiempo una alianza considerada como inmensamente poderosa para poder derrotar a los candidatos y al usuario imperial pero un pequeño cambio de planes hizo que se decidiera acabar con ella. Apenas pudo dejarle un corte a lo largo y de manera cruzada en el pecho al emperador dragón.
Uno de los generales, dragón con aspecto humano y dos pares de alas de rango S+ interrumpe la meditación de su señor para llevarle una grata información sobre el paradero de su hermano:
Teoroid: “Mi señor, hemos encontrado una inmensa cantidad de energía mágica proveniente del sur”
Dramonzuk: “Si, ya lo sabía desde mucho antes. Dime algo más que no sepa”
Teoroid: “Sobre eso…” —duda en comunicarle
Dramonzuk: “Dilo ya”
Teoroid: “Una legión de nagas se ha presentado en la costa y pide unirse a su ejército”
Dramonzuk: “Hooo, eso no lo esperaba” —levanta la cabeza de la emperatriz naga— “¿tú qué harías si tuvieras traidores entre tu gente?” —pregunta al cadáver— “General” —mira a Teoroid
Teoroid: “¡S-Si señor”
Dramonzuk: “Informa a todos que arrasen a los nagas”
Teoroid: “Si, mi señor”
Dramonzuk: “Y cuando digo a todos…quiero que también arrasen con su mazmorra”
Teoroid: “Por supuesto”
Dramonzuk: “Bueno, ya va siendo hora de que me presente ante ese humano ¿o quizás tenga que esperarlo en algún lugar más…familiar?”
Tras esto, las costadas de Islandia y Japón se tiñeron de sangre…
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