Limit Breaker: Conquistando Mazmorras - 145
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- 145 - Capítulo XIV: Caos en la capital sagrada de la humanidad
Zarael agita su espada contra el llameante mandoble de Julio partiéndola a la mitad y luego da una patada al estómago del humano, enviándolo contra el suelo varias veces e impactar contra unas columnas que rodean la plaza central.
La oscuridad y llamas que brotan de los ojos del ex candidato a emperador hacen visible la diferencia de poder entre ambos. Incluso los anteriores emperadores quedan lejos de ese increíble potencial que ofrecen los ex candidatos, anormalmente no sería posible que existan seres tan inmensamente poderosos.
Julio se levanta a duras penas, sintiéndose responsable de aguantar todo lo posible para que los demás lleguen a ofrecen ayudar, o esa es la leve esperanza que tiene porque su cuerpo empieza a mermar. Varios huesos de su cuerpo están rotos y está en su límite de resistencia. Nunca lucho mano a mano de tal manera contra un monstruo. Jamás se sintió tan en peligro como ahora, pero lo que lo impulsa a resistir es que su esposa está peleando a lo lejos contra el papa y si cae Julio también estará en peligro María:
Zarael: “Serás un humano, pero…sin duda que ofreces una gran resistencia y poder”
Julio: “¿A qué viene eso?”
Zarael: “Una observación”
Julio: “Déjame preguntarte algo”
Zarael: “¿Tienes curiosidad por algo?”
Julio: “Podría decirse que algo me está molestando de esto”
Zarael: “¿Qué será?”
Julio: “Viendo lo sucedido en China queda más que claro la intención de crear una mazmorra, pero… ¿toda Italia? ¿Europa?”
Zarael: “No veo la diferencia. Territorio es territorio y para nosotros los grandes emperadores, buscamos tierras para ejercer dominio”
Julio: “Eso es lo que no entiendo. ¿Quién ejercerá el dominio si consiguen eso?”
Zarael: “¿Qué?”
Julio: “Por lo que dices, la naturaleza que tienen es de conquistar, por algo son emperadores, pero ¿Quién dominará esa gran porción de tierra que quieren?”
Zarael se muestra algo confundido pero esas palabras, curiosas y algo insolentes, hacen eco en su mente llenándolo de dudas. Nunca se detuvo a pensar que no es un solo ex candidato a emperador sino varios y jamás hablaron de cómo se repartirían el territorio luego de conquistarlo todo.
Entonces observa al Vaticano, lugar donde está siendo sede las investigaciones más retorcidas a manos del grupo de Atapoh, quizás la clave en la discordia.
Comprender las necesidades de un emperador y los que rivalizan con ellos es simplemente ignorar su intensa naturaleza convertido en poder. Zarael, a diferencia de Astapoh o Dramonzuk, que pertenecen a la raza de los dragones, tiene un ferviente deseo de poder, pero para perfeccionarse a sí mismo y crear un linaje propio basado en el control de guerreros, es decir, no quiere ni cree en el dominio como un emperador sino el líder de un grupo poderoso. Pero si es el caso lo que más hace extrañar a Julio es ¿Por qué le estaría causando intriga la división de territorio? Aún hay mucho que entender de los monstruos que poseen ese nivel de poder.
Sin embargo, hay un detalle que Zarael deja muy a la vista y permite a Julio tener una idea más clara y eso es su condición como espadachín y la máscara que sigue usando:
Julio: “Eres…”
Zarael: “¿Huh?”
Julio: “Eres un sacerdote guerrero”
Zarael: “¿Qué te hace creer que lo sea?”
Julio: “Portas una vestimenta, accesorios, una máscara y espada ceremonial. Tú no eres un emperador, más bien eres…”
Antes de que continúa hablando, Zarael se aproxima sin que Julio se dé cuenta hasta detrás de él y extiende su espada hasta apoyar la hoja contra el cuello del argentino. El breve roce de la hoja hace que su cuello se corte apenas y derrame sangre:
Zarael: “No te equivocas, pero…sigue hablando como si supieras algo de mí y veras como te quedas sin cabeza, humano”
En eso y asustado, Julio retrocede desesperadamente y levanta su partida espada y envuelve en llamas intensas:
Julio: “N-No pude verlo cuando se me acercó. E-Es increíble…”—piensa mientras sus manos tiemblan al pensar que casi pierde la cabeza
Zarael: “No negaré lo que dices. No soy lo que llamarías un emperador, pero tampoco soy ordinario. Mi poder rivalizar con el de cualquier emperador. Y para que lo sepas…no estoy usando ni la mitad de mi potencial”
Julio: “Si, me lo imaginé”
Zarael: “A pesar de la falta de respeto, siento que eres inteligente y demostraste un enorme poder. Mira, para que no sientas que de mi boca salen mentiras” —extiende la palma de su mano derecha y deja ver que hay quemaduras leves que Julio dejó en uno de los intercambios de golpes— “Eres el primer humano que provoca tal daño. Mis felicitaciones”
Julio no notó jamás ese daño y a pesar de ser menor del que imaginaba, siente alivio porque todo lo que ha hecho sirvió de algo:
Julio: “Creo que puedo hacerlo después de todo”
Zarael: “¿Sientes que tienes esperanza aún? Increíble”
Julio: “Después de saber lo que puedo dar, no tengo dudas”
Zarael: “Entonces en respuesta a tu determinación, también iré enserio”
Julio: “¿Qué?” —se exalta al escuchar eso
Julio se quita la máscara, revelando un rostro de reptil color pálido y ojos verdes, y lo arroja contra el suelo. Al caer contra el concreto destroza la roca y deja un pequeño cráter, lo mismo ocurre cuando se quita los brazaletes de los antebrazos. Cuando caen al suelo estos últimos dos, Zarael expulsa una violenta aura y la hoja de su espada se torna rojiza con llamas negras.
Todas las rocas a su alrededor se agrietan y ráfagas de viento empujan a todos los humanos que no soportar tanta violencia descargar por el aura del ex candidato a emperador.
El poder mágico de Zarael se siente en todos los rincones de Roma. Arakneida y el grupo que se encuentra con ella se dan cuenta de la batalla y corren para llegar rápido a la basílica. Mientras tanto, Estela, el grupo de Norman y Victoria salen del edificio y observan como se manifiesta la violenta aura de Zarael.
El sol se oscurece por las nubes y destelles negros salen de la espada que sostiene en su mano.
Julio vuelve a ser víctima de temblores por el miedo natural a algo que lo supera con creces. Entonces, sonríe nerviosamente para exclama al final:
Julio: “Supongo que no hay de otra. Me alegra superar mis limites contra alguien como tú”
Zarael: “Superar sus límites, eso suena bastante bien. ¿Por qué no me muestras esa superación?”
Julio: “Tengo mis sospechas, pero…tengo que comprobar…”—separa sus piernas y extiende ambas manos de lado a lado mientras expulsa todo su maná— “¡María, sal de la basílica, rápido!”
María: “¡De acuerdo!” —“Magia de Planta: Alas Floreales” —de su espalda sobresalen dos pares de pétalos largos que cumplen la función de alas. Corre lejos de la batalla entre su esposo y el monstruo, mientras que el papa la persigue— “Por favor, ten mucho cuidado mi amor”
Julio: “Zona Maná: Nido del Gran Fénix Bonaerense” —se dibuja un círculo mágico que rodea internamente al vaticano y del suelo surgen llamas que a él no lo tocan. Detrás de Julio se forma un huevo que palpita hasta que explota y de este surge un ave fénix de la que salen llamaradas de fuego de sus fauces
***PARTE II***
El papa lanza ráfagas de luz contra María, que para protegerse se cubre con las alas de pétalos, pero por el impacto de esos poderosos ataques atraviesa una pared de un edificio.
Si no fuera porque se cubrió con pétalos en todo su cuerpo y las alas amortiguaron el impacto habría sufrido heridas bastante serias.
María vuelve al combate y usa los cañones floreales que salen de la pared externa del edificio para disparar energía mágica. El papa contraataca usando esferas explosivas de luz. Durante unos largos segundos las municiones chocan entre si dibujando pequeñas explosiones de fuego y luego humo en el aire.
Para la mujer es extenuante, pero en el papa no se vislumbra si quiera una muestra de agotamiento o dolor. Además, sonríe mediante el disfrute de lo tortuoso que es no poder hacer frente a un rival que parece inhumano:
María: “¿Qué está pasando? ¿Por qué no puedo hacerla daño?” —piensa
Theodosius baja al suelo mientras continua con su arrasador ataque sobre la coreana. Con su mano extendida hacia el cielo para manifestar más cantidad de energía que dispara contra ella, extienda la otra hacia el suelo con la que crea enormes púas color dorado y bastante cegadoras. Su intención es simple, empalarla desde el suelo.
Sin embargo, empieza a sentirse extraño, deja de sentir tacto en la punta de sus dedos y la energía mágica escapa del cuerpo haciendo que los ataques bajen su intensidad y María pueda defenderse mejor. Mira la palma de su mano derecha, esa con la que intentaba crear púas y atacar desde el suelo, solo para encontrarse con que el tono de pie se torna oscuro y lentamente va quemándose. Con esto se percata de que algo anda mal y mira hacia el vaticano donde las llamas ascienden varios metros de altura y si pisa dentro podría morir rápidamente. No sería capaz de aguantar el poder de la zona maná del argentino:
Theodosius: “Supongo que necesitaré que el señor Astapoh me diera más energía mágica, pero…”—mira de nuevo las llamas a veinte metros de distancia— “¿Cómo podré pasar sin ser eliminado al instante?” —piensa preocupado.
María: “¿Por qué se detuvo?” —se pregunta al ver que los ataques del elemento luz dejaron de impactar
Cuando baja la mirada se encuentra que el homúnculo corre hacia la entrada del vaticano, actuando de manera suicida sin importar que esté la zona maná de Julio, él intenta acercarse a Astapoh para recibir esa energía que le de sustento a su vida tan marchita y veloz.
Apenas lo ve huir extiende su mano y crea cañones floreales y contraataca, dándole un explosivo impacto a la espalda de Theodosius y lo arroja violentamente contra una florería. Viendo que tiene oportunidad de usar las flores del negocio, María decide hacer lo propio para contener al intento de humano:
María: “Magia de Flores: Jardín del Edén”
Así como sus enemigos sufrieron el continuo ataque de violentos pétalos que impactaron contra los miembros del Fortaleza en Brasil, o las lianas se enredaron y apretaron hasta asfixiar a muchos cazadores, esta magia es igual de peligrosa como el fuego de Julio. Si se tuviera que reconocer una magia casi ilimitada como la luz o el agua, o la tierra, la de planta es extremadamente poderosa en condiciones propicias.
De por sí la zona contiene gran cantidad de humedad y hay demasiada vegetación por lo que María se siente como en su patio de juegos y aunque no puede usar la zona maná debido a que no posee la inmensa cantidad de energía mágica de su esposo o Estela, tiene más de una técnica que le permite plantarle cara a un Theodosius que porta no solo magia de luz sino también un arma mágica apócrifa como lo es la lanza.
Entonces furioso, el papa levanta su mano con la lanza y apunta a María a quien amenaza sin contemplación:
Theodosius: “¡Vas a morir maldita perra!”
María: “¿Y eres el santo padre?” —lo cuestiona
Theodosius: “Da igual lo que creas de mí, aquí se acaba tu vida ¡maldita zorra blasfema!”
María: “Bien, ya tengo su atención ahora resta contenerlo y ver que es lo que le sucede”
Theodosius: “¡Carajo, carajo, carajo, tengo que regresar con mi señor o le revelaré mi situación como homúnculo!” —piensa desesperadamente— “Magia de Luz: Ira Divina” —levanta sus manos hacia el cielo y de entre las nubes los rayos del sol se vuelven columnas de energía pura que arrasa con todo lo que toca en el suelo. Un total de cuatro columnas se dirigen hacia María— “Esto te pasa por insultar al representante de nuestro único señor, basura oriental”
María se siente pequeña e indefensa al ver tal poder que se dirige hacia ella con tal de borrarla de la existencia.
De repente, siente como varios focos de maná se acercan, uno más poderoso que el otro desde diferentes direcciones. Casi todos les resulta familiar por lo que decide resistir para no caer sin haber luchado con todas sus fuerzas además posiblemente lleguen los refuerzos antes de que se dé cuenta.
De cualquiera manera luchar es la única manera de sobrevivir que le queda y siente que ayudará a su esposo mientras pelea contra el ex candidato a emperador:
María: “Manos a la obra” —exclama para darse fuerza— “Magia de Planta: Campo de girasoles”
Del suelo surge vegetación que cubre el asfalto y de esta salen enormes girasoles tan grandes como un adulto y estas miran hacia el cielo formando enormes escudos floreales que evitan el impacto de las columnas de luz. Al menos le dan tiempo a enfrentar al papa sin preocuparse por sufrir quemaduras de lleno.
***PARTE III***
En la ciudad muy cerca de Roma, el grupo de Arakneida se apresura saltando entre los techos de los edificios con los demás miembros de Victory siguiéndola.
A medida que van acercándose, sienten extraños hormigueos en la punta de sus dedos y punzantes dolores en la cabeza con una voz que exige por sangre. Lógicamente no le hacen caso a esa tenebrosa voz porque al único que responden por decisión propia es a Martín.
Sin embargo, Arakneida sospecha que algo raro ocurre con su señor y aumenta el paso para llegar en su ayuda.
El paisaje es surreal porque al frente más cercano encuentran pétalos danzando y explosiones de luz desde el cielo y más lejano una especie de esfera llameante y un ave enorme de fuego que dispara desde su pico hacia un monstruo que se mueve velozmente tratando de esquivarlo:
Kargroot: “Arakneida…”
Arakneida: “Si, Julio ha usado su zona maná”
Kargroot: “¿Qué vamos hacer? Separarnos en grupo sería lo más recomendable pero esta voz y el hormigueo en nuestro cuerpo. Por alguna razón me estoy sintiendo débil”
Arakneida: “Por más extraño que sea no tenemos que perder de vista el objetivo. No importa lo que diga esa maldita voz, nosotros tenemos amigos y un amor a quien proteger”
Kargroot: “No hace falta decirlo y conociéndote querrás ir contra el candidato”
Arakneida: “Odio admitirlo, pero no puedo enfrentarme a Astapoh, es mucho más fuerte que yo. Vamos a tener que enfrentarnos primero al que lucha contra Julio”
Kargroot: “Si, también lo había notado. Conocía sobre la leyenda de los ex candidatos a emperadores y que eran increíblemente poderosos, pero nunca creí que la diferencia aun habiendo despertado nuestro potencial fuera tan grande”
Lucas y Arakneida intercambian miradas, ambos saben que tienen que hacer por lo que la soberana del veneno y las arañas sigue su camino hacia el Vaticano, acompañada por Kargroot, Lorkamos y Cromana, mientras que Octavio, Claustro, Macarena y Daniel se desvían para ayudar a María en su batalla contra el papa.
En el camino, Arakneida sonríe y deja a sus compañeros un pequeño regalo con el que pueden confrontar al corrupto santo padre, unas telas de araña para impulsarse y por su dureza usarla también como cuchillas cortantes.
Daniel y Octavio son los primeros en saltar sobre las telas e impulsarse hacia el frente. El brasilero extiende su mano y usa la magia de gravedad para contener al santo padre, quien pudo derrotar a María y esta yace contra una pared agrietada pero antes de que recibiera el ataque final, Octavio aprovecha y lo golpea con su puño cubierto por una corteza de roca reemplazando su mazo.
Daniel lo empuja una vez más contra el suelo. Claustro usa su magia animal y apuñala con sus garras brazos y piernas del homúnculo y desde el techo de una cafetería, Lucas congela al santo padre formando una estructura puramente de hielo.
Sin embargo, el cristal congelado se rompe en miles de pedazos y lanza un feroz grito de impotencia y enojo contra los sudamericanos:
Theodosius: “¡Blasfemos! ¡blasfemos amigos de monstruos, híbridos asquerosos, homosexuales, todos y cada uno de ustedes tienen que morir!”
Columnas de luces surgen desde el cielo y golpean con imponente energía calórica que calcina todo lo que toca incluyendo la roca mientras que Theodosius canta el himno de la alegría y extiende sus brazos. Al mismo tiempo dispara púas de luces contra todo lo que haya en el camino y su lanza golpea la punta filosa en el suelo. Lucas ordena a todos que se oculten y alejen de los ataques:
Octavio: “¡Este tipo se volvió loco!” —exclama desde detrás de una pared
Daniel: “No parece querer retroceder” —responde mientras sostiene a María luego de haberla rescatado
Lucas: “¡¿Y Maca?!”
Octavio: “¡Creía que estaba contigo!”
Lucas se asoma desde atrás de un pasillo y ve a Macarena confundida por todo lo que ocurre. Las explosiones, el lugar, la corrupción y seres que son más poderosos que ella, la agobia y perjudica en su toma de decisión. Ni siquiera puede moverse de su sitio:
Lucas: “Tiene que ser una broma ¡Macarena apártate…!”—sale del pasillo y corre hacia ella, pero en el camino una esfera de energía sale despedido e impacta contra la joven— “¡Macarena, nooooo!”
Octavio sale de su escondite y confronta a Theodosius, dejándose llevar por la ira, al igual que Claustro y Daniel.
De repente, todos se detiene al ver que un enorme muro de arena recibió el impacto y Macarena está envuelta por una arenosa esfera que evitó cualquier daño de la propia explosión.
El papa no concibe lo que acaba de ocurrir, entonces Macarena grita a todo pulmón para que todos la oigan:
Macarena: “¡L-La arena…refleja los rayos solares viejo idiota!”
Muy cerca de la entrada al vaticano, Arakneida sonríe como si fuera una madre orgullosa por su retoño:
Arakneida: “Esa chica es muy fuerte sin duda. Debes tenerle más confianza, tus preocupaciones a veces no son bien infundados”
Lorkamos: “¡C-Cállate!” —responde avergonzado pero su rostro azulado no evita manifestar un extraño sonrojado para nada común entre elfos de hielo o trolls
Cromana: “Si que te importa Maca”
Kargroot: “Estén alerta, llegamos”
Los cuatro monstruos de alto rango se quedan sin palabras al ver lo que puede ser una verdadera masacre. Arakneida se siente impotente y extremadamente furiosa al ver la terrible escena frente a ellos.
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