Limit Breaker: Conquistando Mazmorras - 147
Momentos antes…
La historia de Marchello no es diferente a la de cualquier chico normal. Nació y vivió en Nápoles en un orfanato. Se crio con Victoria a quien consideraba su hermana mayor y ambos permanecieron en gran hermandad incluso cuando ambos manifestaron sus poderes como cazadores. Ni la soberbia que supuso saber que era alto rango mundial hizo que Marchello dejase de tratar a su hermana como alguien de respeto y también con mucho cariño.
Juntos formaron Santo Marco, aunque lentamente el fanatismo de Marchello por la nueva religión cristiana hizo que las discusiones aumentasen entre Victoria y él.
La oficina del gremio se inundaba de fuertes gritos y cada miembro sabía que la relación estaba sufriendo un quiebre. Con el papa entrometiéndose con sus oscuras intenciones, Santo Marco se volvió un grupo paramilitar con el que Theodosius hacia lo que quería y Marchello era su paladín más fuerte. Aquel chico cariñoso y con gran esperanza de que la humanidad pueda lograr lo impensado con fe y esfuerzo se había convertido en un bastardo con intensa sed de sangre y de constantemente probarse frente a rivales más fuertes y destrozarlos. Odia a los que considera como blasfemos y paganos.
El trabajo del santo padre surtió efecto en la mente del joven cazador.
Por eso es cruel y triste verlo con esa expresión de que nadie puede vencerlo y que estará dispuesto a matar a cualquiera que pise San Pedro, no importa si es un aliado, enemigo o alguien a quien consideraba como una verdadera familia en el caso de Victoria.
Ella no evita derramar lágrimas, pero sabe que cualquier cosa que diga o intente hacer será en vano y solo resta pelear por salvarlo a él y a la nación:
Estela: “¿Estás bien?” —mira a Victoria que está pálida
Victoria: “Lo conozco desde que era un bebe. No puedo entender que fue lo que sucedió con él”
Estela: “Tranquila, no tienes que enfrentarlo”
Norman: “Déjame hacerlo”
Victoria: “Norman…”
Norman: “Si es un gran dolor en tu alma, déjame pelear contra él. Además, es un alto rango mundial. Solo otro alto rango mundial puede enfrentarlo y vencerlo”
Marchello tiene sentimientos encontrados al ver a Victoria junto con los enemigos. Tiene que matarlos a todos si hay intenciones de enfrentar al cristianismo renovado, pero eso conlleva asesinar a su amiga y hermana de toda la vida. No está listo para eso, pero su fe es todo lo que tiene y no debe dudar o eso se repite a sí mismo.
Victoria también parece confundida y estática mientras que Estela intenta apartarla para que Norman se acerque enfrente al cazador italiano. Evitan mirarse, por lo que Marchello saca de sus bolsillos unas manoplas mágicas que al colocárselas se envuelven en llamas cuyo rojo intenso manifiesta la inmensa cantidad de poder que posee el cazador.
Norman desenvaina su sable y cubre con hielo la hoja hasta volverlo tan duro como un diamante y helado como un témpano:
Norman: “Me gustaría evitar esto Marchello. Sabes que no somos tus enemigos y lo que ocurre aquí es siniestro”
Marchello: “¿Qué puede saber un maldito inglés de estos asuntos? En lo que a mí concierne no son cristianos”
Norman: “No, no lo somos, pero respondemos ante la humanidad, no a simbolismos religiosos. Deberías saberlo”
Marchello: “No perderé el tiempo hablando. ¡Diana, Morgia, Irina elimínenlos! Ya saben que cada una tiene 10 cazadores bajo su mando”
Diana: “¿Qué hacemos con Victoria?”
Marchello: “Yo me encargo”
Diana: “Entendido”
Desmond y Sonya dan indicaciones mientras observan a sus enemigos que esperan ordenes desde las terrazas y escondidos en los negocios y callejones. Están completamente rodeados y con menor número de gente.
Diana mira de reojo a Victoria, ya que ambas han tenido muchos roces y discusiones solo para que Marchello las detuviera. Esa mujer misteriosa de vestido claro fue reclutada por el cazador italiano cuando un día de lluvia la encontró despechada por haber sido engañada por su esposo y también llevaba escondiendo su poder mágico. El potencial de la mujer resultó ser interesante para el italiano. Lo mira brevemente a Marchello y pregunta:
Diana: “Sabes que no podré evitar atacarla ¿verdad?”
Marchello: “¡Ah, cielos, haz lo que quieras solo mata a todos!”
Norman: “Estela” —murmura— “¿Puedes volar hasta allá?”
Estela: “Aún estoy débil por lo que no creo estar con todo mi poder y potencial”
Nroman: “Entonces no tenemos de otra que enfrentarlos. Desmond, Sonya, por favor tengan cuidado”
Desmond: “Verte muy preocupado por nosotros no es nada nuevo”
Sonya: “Aunque es algo que me encanta que te preocupes por nosotros tendría que ser al revés. Por favor, ten cuidado”
Norman: “Si” —sonríe— “¡señoras y señores, ya saben cuál es el plan así que vamos con todo!”
Marchello: “¡Jaaaa, eso es lo que esperaba!”
En un parpadeo, las calles de la ciudad se vuelven un campo de batalla donde el gremio de santo marco enfrenta al de Inglaterra con algunos remanentes de cazadores italianos con la maestra de gremio siendo aún la líder.
Estela usa su domo de viento para contener los ataques desde el techo mientras que los guerreros y tanques se desplazan hasta los lugares donde están atacando los cazadores especialistas en ataque a distancia. Victoria siga en shock e inmóvil.
Mientras, Norman choca la punta de su sable contra las llamas que brotan de los puños del italiano. En respuesta lo golpea en el rostro y manda a volar contra el segundo piso de uno de los edificios más cercanos.
La diferencia de poder es abismal, aunque el británico esté en el puesto 7 y el italiano en el 5.
El edificio es congelado por completo y Norman sale despedido con su sable de nuevo apuntándole en el pecho:
Marchello: “¡Jajaja, esa es la actitud! ¡mientras más creas que puedes vencerme peor será para ti!”
Norman: “Sabe cómo defenderse y en ofensiva me supera por mucho” —lanza una ráfaga de ataques veloces contra el cuerpo del italiano
Marchello: “¿Eso es todo? Me estás decepcionando inglés” —exclama con una enorme sonrisa en el rostro— “Ya, entonces ¿Qué te parece esto?”
Norman: “¿Huh?”
Un domo de sombra los rodea e impide poder ver al exterior. Norman mira a un lado y hacia el otro hasta que nota el puño que impacta en su estómago y lo saca del domo y con el cuerpo golpea fuertemente contra la ventana de una cafetería, llevándose puesto varias meses y sillas en el camino.
Mientras tanto, Diana manifiesta su tenebrosa magia de veneno en la forma de esferas que derraman líquido que consume lo orgánico. Como si fuera un ácido corrosivo. Camina lentamente hacia Victoria y apunta con esas esferas, pero en cuanto expulsan el chorro de veneno hacia ella, Estela cierra por completo el domo y así evita el daño:
Diana: “¿Quieres entrometerte? Esto es justicia divina, argentina”
Estela: “Esto no es justicia, es jugar con la vida de los demás”
Diana: “Apenas dices algo y ya me causas molestia”
Estela: “Si ese es el caso entonces lo acepto con gusto”
Diana: “Quien diría que mantendrías esa bocota y actitud molesta en estos casos”
Estela: “Su magia es veneno y esa técnica es peligrosa si impacta contra el cuerpo. ¿Podrá hacerlo? No puedo permitir que llegue a Victoria… ¿huh?”
Victoria se pone de pie y desenvaina su sable curvo:
Diana: “Hooo, veo que te decidiste a confrontarme”
Victoria: “E-Estela, por favor, déjame pelear con ella”
Estela: “¿Estás segura? ¿te encuentras bien?”
Victoria: “Por muchos años, nos cuidamos las espaldas y estuvimos tanto en las buenas como en las malas. Ahora estamos frente a frente como si enemigos. ¿Cómo puedo estar bien sabiendo eso?” —dice entre lágrimas— “pero así son las cosas y no puedo ceder. Tengo personas que aún a pesar de todo siguen confiando en mi”
Estela: “Está bien”
Victoria: “Gracias Estela, por favor sigue cuidando a los nuestros”
Victoria se lanza al ataque con su espada en mano y apuntando a las piernas agita el sable para desestabilizarla. Sin embargo, Diana no se inmuta y como si fuera una masa gelatinosa distorsiona la forma de las esferas de veneno para amortiguar el impacto de la hoja. De la esfera sale otra más pequeña y sale disparada contra el hombro de Victoria, haciéndola retroceder lejos de su rango de ataque:
Diana: “¿Qué pasa? ¿No soportas un leve ardor? ¡jajajaja!” —se burla al verla con un brazo fuera de combate
Victoria: “Así que tenías esta técnica y jamás nos dijiste”
Diana: “La tenía guardada para cuando llegase el momento y tuviera que matarte sin que nadie lo sepa”
Victoria: “Sigues siendo igual de basura como siempre. Nunca cambiarás”
Una serie de ataques rápidos por parte de Diana obliga a que Victoria vuelve sobre sus pasos y corte como puede los chorros ácidos de las esferas. Estela es testigo de los peligrosos ataques por lo que intenta ofrecer ayuda al envolver a Victoria con una leve capa de viento protector, sin embargo, se da media vuelta y niega con su cabeza, transmitiéndole sin decir nada que es una pelea que solo ella puede lidiar.
Estela desaparece el velo y se concentra en mantener el domo con el que protege al resto de los cazadores que luchan a distancia.
Marchello repele de nuevo a Norman, pero este, antes de golpear varias veces contra el suelo, deja un corte en el hombro y mejilla izquierda:
Marchello: “¿Eso es todo lo que tienes? Me estás haciendo perder el tiempo. Se supone que eres un cazador alto rango mundial. Deberías darme más pelea que esto ¡maldito idiota! ¡pagano de mierda!”
Norman: “Je”
Marchello: “¿Qué tanto te ríes?”
Norman: “Eres muy simple Marchello. Tienes mucho poder, pero solo ves lo que quieres sin ir más allá”
Marchello: “¿Qué dices?” ¿huh?” —siente como su mejilla empieza a helarse y lentamente sale una pequeña capa de huelo hasta que picos crecen para llenar su rostro— “¿¡que mierda?!
Norman: “Era cuestión de asestar”
El cuerpo de Marchello es cubierto por una masa de hielo llena de picos hasta crecer y volverse un pequeño iceberg.
Norman se pone de pie como puede y camina hasta donde se encuentra la batalla entre los cazadores dándole la espalda a Marchello. Dentro del iceberg el cazador italiano se prende fuego con todo su maná al máximo poder.
El hielo explota liberándose y en el proceso sale volando un enorme pedazo y golpea la espalda de Norman. Marchello no se vio venir ese ataque de parte de Norman, simplemente lo había subestimado a partir del segundo golpe que le propina y lo hiere en el rostro.
Sorprendido por lo que acaba de suceder, Norman se reincorpora y levanta su espada para continuar la pelea. Sin embargo, Marchello no tiene una buena expresión, se lo ve molesto y confundido y sin intención de seguir hablando, solo asesinar al cazador.
Mirando de frente al alto rango mundial, Norman se da cuenta de que ahora es más peligroso e inestable. Le tocó el orgullo:
Norman: “No hay motivo de seguir ocultando nuestro verdadero potencial ¿cierto?”
Marchello: “…”—los puños se convierten en fuego intenso
Norman: “Parece que no podré conseguir más tiempo” —piensa
Sin embargo, Marchello empieza a entrar en la cuenta de que su amiga de toda la vida está siendo masacrada con ataques rápido y mortales que están dejando marchito su cuerpo. Quemaduras en brazos, piernas y abdomen, así como cortes en el rostro y pecho. A pesar de que su misión y su ideología pesan con enorme fuerza no puede evitar sentirse en la necesidad de intervenir para ayudar. Por apenas un instante el chico que alguna vez fue intentó salir a flote, pero es repelido por el violento y sádico que es hoy.
Mientras tanto, Diana continúa lastimando sin piedad a Victoria, derritiendo la magia de hielo de la maestra del gremio de Santo Marco y en el proceso desparramando por toda su zona el veneno corrosivo. Tal y como ella se temía, la cazadora de rango S+ mantenía una aversión incalculable hacia su persona y esperaba el momento idóneo para matarla:
Victoria: “¿Podrías no ser tan agresiva? Esta avenida tiene cafeterías que me gustan mucho”
Diana: “¡Jajaja, siempre fuiste tan insoportable con esa tranquilidad y desconfianza! ¡me causas repulsión!”
Victoria: “Si, quizás he sido muy aborrecible todo este tiempo porque siempre tuve algo en mi mente…algo que me hace egoísta o simplemente distante con mi gente. No es por tener esa intención sino porque he vivido una vida muy dura y temo muchas cosas. La única persona que me importa es Marchello, no por algo romántico sino porque lo siento como un familiar a quien he cuidado y sabido querer. Me entristece tener que abandonar esa idea en esta situación y solo puedo esperar…no…debo ser yo quien lo detenga”
Victoria se despoja de la parte superior de su ropa y quedarse solo con un top negro, dejando ver lo demacrado que está su cuerpo por los ataques recibidos por Diana. En ella empieza a manifestarse unas placas de hielo que se van convirtiendo en armadura. Ni los miembros del gremio, ni Diana ni siquiera el mismísimo Marchello sabían de esa técnica.
Su voz suave y delicada pero también firme se mantiene a pesar del dolor y explica que es lo que están viendo:
Victoria: “Esta es mi magia de hielo más poderosa ‘armadura gélida del Vesubio’ mientras me proteja es imposible que la corrosión de tu magia de veneno pueda destruirla”
Diana: “Debo decir que eres realmente molesta, pero lo reconozco ¡vas a darme más problema de lo que pensaba!”
Diana levanta sus manos y como una maestra pianista manipula las esferas para lanzar ataques punzantes con el veneno corrosivo. Para su sorpresa Victoria está en lo correcto, por más que impacten en las placas de hielo ninguna se derrite es como si hubieran tomado la resistencia del diamante y moldeado al elemento.
La sorpresa es tal que Diana busca ampliar su margen de ataque al retroceder varios metros y volver a atacar sin cuartel, pasando de 2 esferas a varias docenas. Victoria se mueve ágilmente para evadir los ataques y lo hace como si la armadura fuera muy ligera.
Victoria corre hacia Diana, y en el camino uno de los ataques llega hasta ella lo cual hace que incline su cabeza y con su mano extendida crea un martillo de hielo con el que golpea el costado de la cabeza de la cazadora y la arroja contra la pared de un edificio hasta atravesarlo.
Imponente, hermosa, serena y decidida, nadie de los presentes cuestiona el talento de Victoria, cazadora conocida por no solo ser maestra de Santo marco sino como candidata para ser alto rango mundial. Desde hace meses ella tiene cita para medir su rango debido a que posee un poder inmenso para que fuera una cazadora de rango S+ ordinaria y así como una joven en Japón fue reconocida como candidata, también Victoria lo es.
Marchello se distrae y rápidamente Norman le da una patada con su pie congelado en la cara. Norman se le queda mirando porque ni siquiera logra tumbarlo, sin embargo, un repentino mareo lo pone de rodillas. El violento golpe lo hace escupir sangre:
Marchello: “¡Maldición! ¡¿Qué acaba de pasar?!” —piensa
Norman: “Estás usando muy mal tu poder mágico y esto ha llevado a que no puedas canalizar bien tu inmenso maná”
Marchello: “Cierra la boca”
Victoria: “¡Marchello, por favor!” —camina lentamente hacia él, creyendo que puede llegar a su corazón y hacerlo entrar en razón
Marchello: “¡Como fastidias Victoria, ya te dije que no continuaras molestándome!”
Victoria: “Sé que ese chico que me protegía de los abusivos y cualquier persona dañina aún está ahí. Puedo sentirlo”
Marchello: “Pides demasiado. Eso pasa cuando no abrazas a la fe verdadera. Nunca fuiste honesta y eso hace que te odie mucho más”
Victoria: “No, aún sé que está ahí. Solo ábrete por favor ya no sigas así”
Finalmente se enfrentan cara a cara. Ella se da cuenta de que Marchello la supera en tamaño y ve como se ha vuelto tan grande de músculos y el cabello largo admite que le queda bien. Se ruboriza por ello, pero no evita mostrarse sonriente:
Victoria: “Sé que quieres hacer lo correcto y que deseas ser fuerte para protegernos a todos, pero…no tiene que continuar”
Marchello: “No tienes idea de cuan terrible es el mundo sin la fe…sin nuestro señor”
Victoria: “Lo se Marchello y por eso nos hemos tenido el uno para el otro desde que éramos niños ¿no lo crees?”
Marchello: “¿Tanto crees que podré?”
Victoria: “Esa es mi fe”
Al decir eso, Marchello recuerda todas las ocasiones en que Victoria jamás falló a sus promesas y todo lo que ha hecho siempre fue para que él fuera alguien de bien y que nunca se convirtiera en lo que ahora es. Se quiebra en llanto por haberle fallado y cae de rodillas, aferrándose al torso de ella y pide perdón una y otra vez:
Victoria: “Sigues siendo un tonto…un tonto por el que lucharía contra el infierno mismo”
Marchello: “E-Eres también una tonta…tonta…tonta…”—dice en un tono de dicha ya que por fin pudo quitarse un peso emocional de encima al descubrir que no podría vivir sin la única persona en su vida que vale la pena
Victoria: “Marchello…”
Marchello: “¿Qué?” —pregunta y al ver que la piel de su barriga se torna de color negro lanza un grito iracundo— “¡aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!”
Estela: “No ¡Victoria!”
Diana, sin que se den cuenta, se apresuró para asestar el golpe definitivo atravesando con su mano con ácido la espalda y con todo su poder mágico le destruye los órganos internos. La cazadora saca del cuerpo de Victoria su mano y agita a un lado para quitarse el veneno, mientras que Marchello sostiene en sus brazos a su mejor amiga, su hermana, la única persona que vale la pena:
Marchello: “¡No, no, Victoria! por favor, quédate conmigo, por favor, ¡por favor!” —grita, desesperado
Victoria: “¿Sabes? Estoy tan feliz de que…por fin vuelvas a ser…el de antes…cof…cof…”—tose con sangre cayendo de su boca y nariz. Sus ojos se vuelven rojizos
Marchello: “Por favor, no me dejes. Sin ti no podría…no puedo continuar”
Victoria: “…”—escupe sangre — “Si hay algún…tipo de…remordimiento…es que jamás pudimos seguir con nuestras vidas. Tener…parejas…hijos…es muy triste…morir jóvenes…pero me iré con la certeza…de que podrás recuperar tu vida…solo…vívela por ambos… ¿sí?” —su corazón se detiene, los ojos se cierran y la mano que sostenida el brazo de Marchello con mucha fuerza se desploma sobre el suelo, pero con una sonrisa de que pudo lograr su cometido
Lo primero que se le viene a la mente al cazador es incinerarlos a todos y maldecir sobre sus cadáveres, pero la vuelve a mirar con esa sonrisa llena de amabilidad y siente una enorme paz. Una paz que se perturba por la expresión satisfecha de Diana:
Diana: “Cumplí con mi deber, ahora sigamos con el británico”
Marchello: “No”
Diana: “¿Qué?”
Marchello: “¡Ella no merecía morir así!”
Diana: “¡¿De qué mierda está hablando?! Era nuestra misión eliminar a los paganos e infieles ¡era lo que merecía…!”
Marchello levanta su mano hacia Diana:
Marchello: “Entonces un mundo sin ella…es un mundo en el que no vale la pena estar…”—de la palma de su mano expulsa una llamarada que calcina por completo a Diana y la elimina de la existencia mientras grita llena de agonía
Tras esto lleva el cuerpo hacia el grupo de los cazadores y deja con mucho cuidado sobre el suelo y esbozando una expresión llena de tristeza. Estela intenta acercarse para intercambiar algunas palabras y tener la certeza de que está bien.
Una vez deja el cuerpo se aleja rumbo al vaticano. Las lágrimas se queman debido al maná llameante que brota de su piel. Norman intenta detenerlo, pero al verlo tan agresivo, tan fuera de sí y dolido deja que se vaya.
Antes de seguir su camino, el cazador se detiene y sin voltearse afirma:
Marchello: “Me dio gusto haberte conocido e intercambiar golpes. Por favor, cuiden de ella”
Mira las continuas explosiones a lo lejos y se pone a pensar en aquella conversación breve que tuvo de niño con Victoria cuando aún eran dos soñadores con intensiones sinceras:
Victoria: “¿Qué quieres hacer cuando seas mayor de edad?”
Marchello: “Mmm…no lo sé, creo que ayudar a las personas a través de la fe”
Victoria: “¿Sí?”
Marchello: “Pero también quiero lograr grandes cosas junto a ti”
Victoria: “¿Enserio?”
Marchello: “Eres mi familia y sin ti no quisiera intentar nada”
Victoria: “No deberías depender de mi para cumplir con tus metas y sueños. Eres fuerte y amable, pase lo que pase…cumplirás con todo lo que te propongas…eres la luz de este mundo…”
Rompe en llanto a medida que deja atrás a esos cazadores a quienes prometió asesinar y ahora abandona el cuerpo de la mujer que más respetaba y apreciaba como un miembro de su propia familia. El dolor, la angustia, la tristeza y la ira, sentimientos extraños para él brotan con intenciones de generar descontrol, pero intenta contenerse para entregar todo ese conjunto al causante de todo ese sufrimiento:
Marchello: “Te equivocas Victoria, tú eras mi mundo…”—murmura entre sollozos
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