Limit Breaker: Conquistando Mazmorras - 148
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- 148 - Capítulo XVII: El deseo de quien perdió su mundo
El italiano se aleja, dejando el cuerpo de Victoria bajo el cuidado de Estela.
En vista de lo ocurrido, Estela se dirige hacia Norman mientras intenta sanar a Victoria con la esperanza de que pueda revivirla, como si en verdad existiese tal magia. Los que alguna vez fueron parte del gremio de Santo Marco y ahora desertaron están a la expectativa, ya que se dieron cuenta de que su maestra de gremio ha caído y no hay peso más grande que lo que le han hecho. Aun sabiendo que ella quería hacer lo mejor para todos formando una gran familia en el proceso.
La culpa los carcome por dentro. Algunos lloran y otros evitan mirar el cuerpo, avergonzados y sintiéndose la peor escoria del planeta:
Estela: “¿Por qué va en aquella dirección?”
Norman: “Supongo que intenta ayudar a los demás”
Estela: “Lo entiendo, pero no será un gran peligros ni rival para los ex candidatos a emperadores ¿Por qué lo hace?”
Norman: “El hombre penitente…”—murmura en voz baja
Estela: “¿Hombre penitente? ¿Qué es?”
Norman: “Es la figura del hombre que ha cometido pecados y busca retribuir a costa de algo”
Estela: “¿Por qué haría algo así? No fue su culpa, más bien fue la de los emperadores”
Norman: “Quien sabe. Según la creencia popular en Europa, el hombre penitente es aquel que abandonó su vanidad y soberbia haciéndolo sentir y ver ante los ojos de la creación misma y de cualquier entidad divina como un ser diminuto. En pocas palabras…”
Estela: “Busca acabar con su propia vida al dejar de sentir que su misión en este mundo se acabó ¿cierto?”
Norman: “Podría decirse que sí”
Estela: “Aún no logro comprenderlo”
Norman: “En estos momentos tiene una sola cosa en la mente y es vengarse de aquel o aquellos que hicieron todo esto, aunque su vida se extinga”
Estela sostiene con firmeza sus manos sobre el cuerpo de Victoria y empiezan a brillar con intenso color celeste mientras hace fluir gran cantidad de maná para poder curarla y con la esperanza de que abra los ojos, pero el daño ya está hecho. Sus órganos se encuentran destruidos, quemados y derretidos sin poder hacer algo al respecto.
La frustración se adueña de su corazón. Lo intenta, una y otra vez con desesperación y llanto en los ojos.
Al ver los continuos y extenuantes intentos de la argentina, Norman la detiene y sin cruzar miradas niega con la cabeza. El gesto es claro, pero Estela niega la posibilidad y continúa desperdiciando su maná en un cuerpo ya sin vida.
El británico la detiene tras un breve tiempo viendo como ella se frustra:
Norman: “No es necesario que continues. Ella…”
Estela: “Ya sé que es imposible que ella abra los ojos. Lo entiendo muy bien” —responde resignada
Norman: “Entonces ¿Por qué continuas?”
Estela: “Porque me niego a que alguien como ella sea una víctima. Ella es…era mejor que esto y se notaba”
El tono en su voz se siente diferente. Los cazadores a su alrededor notan que el aura de ella es mucho más violento a diferencia de hace unos momentos donde protegía a cada uno de los presentes y era mucho más cálida.
Estela se pone de pie y manifiesta su tristeza con llanto silencioso mientras que expulsa una ráfaga de vientos que aparta a varios cazadores presentes. Norman se mantiene sereno, pero por dentro presiente que su poder mágico se está descontrolando o quizás algo que no sabía de ella está ocurriendo. De hecho, Norman es consciente de que tanto Estela como Julio tienen puestos dentro de los altos rangos mundiales, pero se sorprende cuando nota que ella tiene un poder mágico similar a William, y eso que lo pudo conocer solo un par de veces.
Por influencia o no de Martín y la marca imperial, lo cierto es que Estela se encuentra en un nivel muy superior a cuando ocurrió la misión de China y no se ha dado cuenta si quiera.
Norman se rasca la cabeza y suspira:
Norman: “Vete con tu gente”
Estela: “¿Huh? ¿Por qué?”
Norman: “¿No es obvio señorita Estela? Tu gente te necesita y con más razón Martín te necesita”
Estela: “Pero…”
Norman: “El trabajo aquí ya está hecho. Procura que tu gente se mantenga segura”
Estela: “Muchas gracias”
Norman: “Vete. Nosotros nos encargaremos del cuerpo de Victoria”
La chica da unos pasos rumbo hacia la basílica de San Pedro. Su cuerpo es envuelto en magia de viento y este da forma a una armadura ligera con alas incluidos, la técnica de “armadura de Sylphie” deja perplejo a todos. El despliegue de poder mágico es increíble.
De un salto hacia el cielo sale volando a gran velocidad, dejando una estela de viento y maná color celeste, rumbo a donde transcurre la batalla entre Victory y los ex candidatos a emperadores.
Espera llegar lo antes posible y que no haya ninguna baja. Ruega por ello.
A lo lejos ve como la magia de sangre y hielo de los familiares y la magia de luz chocan con fuerza con explosión estruendosas. Apresura el paso al agitar sus alas y salir disparada hacia allí.
***PARTE II***
Marchello avanza por entre las columnas que rodean a la sede del cristianismo y allí ve un pandemónium de explosiones, magia chocan con otros y cuerpos impactando contra estructuras santas que él considera como impolutas y sagradas.
Para su horror ve que no existe un solo papa, sino que hay un total de 4 batallando contra Lorkamos y Cromana en una fiesta de destrucción provocada por el mismo santo padre. Lo primero que se viene a su mente es que los ojos le están jugando una muy mala broma ya que es imposible que Theodosius esté usando magia corrupta como la de crear clones mediante homúnculos. Sin embargo, entra en sí y busca una respuesta para sus dudas, por esa razón corre y grita con todas sus fuerzas:
Marchello: “¡Santo padre por favor responde mi duda, te lo imploro!”
Los cuatro papas se detienen y miran al joven cazador:
Marchello: “¿Qué significa esto? ¿usted está con los monstruos?”
Uno de los Theodosius baja desde las alturas y levanta su mano en dirección al chico. La palma de su mano empieza a brillar y de esta sale un estallido de luz que impacta contra el cazador y este a su voz terminar contra la basílica.
Con una clara indiferencia le responde al cazador:
Theodosius: “La basura siempre será basura no importa de donde venga”
Después de decir esto, el papa retoma su ataque a los familiares de Martín con disparos de luz que al impactar estallan hasta desintegrar a su objetivo. Sin embargo, desgasta el cuerpo artificial debido a la enorme cantidad de maná usado en una cantidad de tiempo extenso.
A lo lejos salen volando escombros y ráfagas de fuego al mismo tiempo que Marchello se pone de pie y con dientes apretados lanza un feroz grito de guerra que se resume en una sola palabra que dice con todo el dolor de su corazón:
Marchello: “¡Theodosius!”
De la base de sus pies expulsa llamas que lo impulsan hacia uno de los Theodosius que atacan desde el cielo. Lo toma de la parte de atrás de la cabeza y lo lleva de cara contra el suelo y con el impacto destroza el suelo y forma un cráter. El homúnculo desaparece, convirtiéndose en una masa liquida similar a lodo:
Marchello: “¿Por qué santo padre? Se supone que usted es la persona más importante del cristianismo. Debe dar el ejemplo…en cambio…ella…”—aprieta su puño— “¡Ella está muerta por tu culpa pedazo de basura!”
Theodosius: “¿Porque tendría que responsabilizarme por alguien que ya ni existe? ¡ja!”
En ese mismo momento, Zarael intercambia ataques con Kargroot. Cada choque de sus armas desprende energía mágica color purpura y relámpagos negros. Nadie se acerca debido a la extrema violencia con la que se atacan. Arakneida, por su parte, usa sus habilidades cuerpo a cuerpo para tener alguna ventaja contra el ex candidato. Aún no pueden doblegarlo y se nota mucho la diferencia entre ellos dos con Zarael.
Mientras Zarael repele a Arakneida, bloqueando un puñetazo y respondiendo con una patada que la hace retroceder, Kargroot aprovecha para atacar con la punta de su lanza hacia el pecho del monstruo de rango SSS+ pero tampoco funciona debido a los reflejos imposibles de vencer. Lo bloquea con la espada y en cuanto mueve la lanza a un lado, la parte a la mitad de un corte certero.
Kargroot también retrocede y se da cuenta de que su armadura está con un ligero corte:
Zarael: “Tengo una pregunta que hacerles”
Arakneida: “¿Una pregunta?”
Zarael: “Si, y es muy simple a decir verdad”
Kargroot: “¿Qué quieres preguntar?”
Zarael: “¿Qué es lo que ven en ese humano que son tan leales? Son familiares, pero se nota que no le temen y hasta actúan como si se tratase de una igualdad. Eso no es para nada normal”
Kargroot amaga para responder, pero a su lado, Arakneida chasquea con su boca mostrando mucha molestia por la pregunta. A decir verdad, le hierve la sangre cada vez que surgen ese tipo de cuestionamientos:
Arakneida: “¿Qué es lo que le vemos? ¡¿es enserio esa pregunta?!”
Kargroot: “Arakneida…”—se sorprende de su reacción
Arakneida: “¡Nosotros vemos en Martín un verdadero líder y también amigo! ¡¿Qué mierda tiene eso de extraño?! ¡gracias a él pudimos cambiar de vida!” —señala a Kargroot— “tanto él como yo o Cromana o Lorkamos, teníamos vidas miserables siguiendo órdenes o la venganza como un significado concreto hasta que él vino y de una forma u otra nos hizo ver que hay algo más. Me importa un carajo lo que pienses. Yo quiero como a un hermano a Martín, así como Kargroot lo hace, Cromana y Lorkamos. Nosotros lo consideramos como un hermano y a cada miembro del gremio como nuestra familia así que deja las preguntas sin sentido”
Kargroot: “Ya la oíste. No ha salido más que verdades de ella”
Zarael: “Respeto esas palabras, pero naturalmente tener que seguir a un humano y tomarlo como una especie de ser divino que llegó para cambiarles la existencia…es muy necio viniendo de ustedes. Ustedes y la existencia son gracias a los emperadores no un humano”
Kargroot: “Un humano dobló al destino convirtiéndonos en mejores existencias”
Zarael: “Mejores existencias ¡ja! Eso sí que suena gracioso”
Le parece curioso, pero tampoco quiere extender más la conversación por lo que extiende su mano a un lado con la espada sosteniéndola y de la hoja brota una intensa llamada. También de sus fauces se filtran pequeñas llamas color rojizo.
Zarael deja de tomarlos a la ligera. De su espalda brotan dos pares de alas color rojo y un aumento exponencial de su poder mágico los hace sentir incomodos. No había peleado con todo su potencial y ahora, desata el poder mágico por completo.
El viento se vuelve agresivo con pequeñas y casi imperceptibles ráfagas calientes. Kargroot arroja por detrás su lanza y saca el hacha que lo acompaña siempre en su espalda. Arakneida, por su parte, mantiene conversaciones con las sacerdotisas arácnida en su mayoría rango A+ y S+ para que traten a los heridos y busquen supervivientes dentro de la ciudad para llevárselos. Es consciente de que los cazadores británicos e italianos están dentro de Roma muy cerca de Estela y por eso manda a muchas de sus fuerzas para que los alejen lo más rápido posible.
Por supuesto que cada grupo tiene como líder a una sacerdotisa para que les explique la situación y no surjan los malentendidos.
Por primera vez, Arakneida levanta su mano hacia arriba y de la palma salen hilos y más hilos que van dando forma a dos dagas con empuñadura dorada y hoja gris que emana energía mágica color verde producto del elemento veneno. Su sed de sangre es brutal como para sentirlo.
Kargroot mantiene la mirada en Zarael pero siente como esa sed de sangre se intensifica con creces.
Zarael se pone en posición y sus alas se levantan para agitarse e ir al frente contra ambos. Su plan es llevarlos a las alturas y aplastarlos como insectos en el ambiente que domina:
Zarael: “Bien, acabemos con esto…”
Sus pies aplastan el suelo y las alas se baten para impulsarse al frente, sin embargo, en cuanta se acerca apenas unos metros siente como un pedazo de ala se pierde por detrás. No se da cuenta, pero comienza a sangrar. Voltea la mirada y ve la mitad del ala en el suelo y Arakneida de pie y dándole la espalda. Confundido, el ex candidato dragón entra en un estado de ira que lo hace atacarla sin importar la situación. Entonces, se detiene misteriosamente al sentirse limitado en sus movimientos:
Arakneida: “No pienso tener piedad contra alguien como tú”
Zarael: “¿Huh? ¿Qué?” —mueve sus brazos para notar que lo que lo limitaba eran telas de araña— “¡imposible!”
Kargroot: “No, no lo es”
Zarael: “¿Qué?” —escucha la voz del caballero de la muerte
Kargroot se acerca con el hacha en mano y liberando su aura de la muerte que sofoca al ex candidato a emperador. La magnitud del poder de ambos lo incita a moverse desesperadamente para escapar, pero a medida que lo hace su piel, muy dura de por sí, es cortada como si se tratase de un cuchillo:
Arakneida: “Si aprecias tu vida te aconsejo que te quedes quiero”
Zarael: “U-Ustedes no van a matarme aquí, basuras sin valor. Desgraciados” —dice mientras sufre un estado de desesperación y temor a la muerte. Se siente vulnerable ya que en su estado desatado está siendo sofocado por Arakneida y Kargroot. Lo frustra y destruye moralmente.
De repente, Marchello salta varios metros y con sus manos unidas uno arriba de la otra lanza una llameante marea que destruye el suelo y genera ondas expansivas de calor y polvareda y roca. La estructura del Vaticano va colapsando cada vez más. La plaza central está irreconocible.
El italiano, desbordante de ira, deja una atmosfera difícil de respirar por el intenso calor. Si su intención era desquitar su dolor con el mundo, obviamente lo está logrando y con creces.
Sin embargo, los familiares se sienten diferentes como si algo los estuviera animando a seguir y volverse más fuertes.
Su sorpresa es muy grande cuando un estallido de energía sale desde el suelo y asciende al cielo y al rato una figura femenina sale volando con otra persona muy cerca de él. Lo primero que hacen es sonreirá, pero cuando ven a esa figura enorme y cae al suelo, la expresión en sus rostros es confusa y una pregunta sale de la boca de Arakneida:
Arakneida: “¡¿Qué carajos?!”
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