Limit Breaker: Conquistando Mazmorras - 150
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- 150 - Capítulo XIX: Banshee, la nueva emperatriz salvaje
Debajo de la plaza de San Pedro, Martí y Leza levitan antes de apoyar sus pies sobre los escombros. Los alrededores quedan irreconocibles después de la explosiva cantidad de energía que expulsó el argentino cuando recupero todo su poder de la marca.
Un mar de sangre, cuerpos descompuestos y rocas desparramadas, así como un peligro de derrumbe se cierna sobre las catacumbas. Los homúnculos no aguantaron la explosión y su existencia quedó, literalmente, erosionada. Además, los cazadores y hombres de fe que se afiliaron a los ex candidatos a emperadores yacen en el suelo aplastados por las columnas que sostenían las paredes y techo además de pedazos de enormes rocas inmovilizaron a muchos otros.
De entre los escombros se escabulle un vapor oscuro y frente ellos gira sobre si mismo hasta dar forma a una hermosa mujer de piel gris, cabello negro y largo, vestimenta ligera y varias tiras que recorren su cuerpo. Al abrir los ojos se siente como el ambiente vuelve a ser un lugar frio y hostil. Inmediatamente al verla, Leza se tensiona, hambrienta de venganza y odio. El cuerpo de la ex emperatriz salvaje aumenta de tamaño, así como la propia musculatura. Los colmillos sobresalen y su cabello se ondula en un tono grisáceo. El suelo debajo de sus pies tiembla.
Martín intenta mantenerla calmada, pero es como un animal apunto de desatarse y si no la controla para evitar un movimiento innecesario, las cosas podrían ir de mal en peor:
Martín: “Leza, cálmate por favor”
Leza: “Si supieras todo lo que he pasado…lo que mi gente ha sufrido por ella…voy a destrozarla en miles de pedazos y dárselas a las bestias más salvajes”
Martín: “Lo entiendo, pero si no jugamos bien nuestras cartas podríamos incluso perder esta batalla”
Leza: “Por favor…no me pidas que espere más tiempo…yo…”
Saloma: “¿Qué pasa Leza? ¿sigues sin afrontar la realidad de que soy la nueva emperatriz de las bestias?”
Leza hace vibrar la tierra y libera de su cuerpo una onda expansiva de puro poder mágico que se hace sentir en toda la capital italiana. Martín la toma del brazo y agita para llamarle la atención. En el momento en que chocan miradas, Martín la hace retroceder con su poder que tiene sobre ella como familiar del argentino.
La poderosa guerrera salvaje mueve su cabeza de un lado hacia el otro para calmarse. De manera sorpresiva para Saloma, también pudo sentir esa incomoda sensación de la marca imperial actuando. Esa sensación la hace sonreír y luego señala al argentino con uno de sus abanicos de batalla:
Saloma: “Recuperaste todo tu poder mágico y sin duda que eres muy poderoso, pero ¿crees que eso es todo para terminar con el plan de Astapoh?”
Martín: “¿Cómo debo llamarte?”
Saloma: “¿Qué?”
Martín: “¿Cómo debo llamarte”
Saloma: “Si bien mi clase es Banshee y muchos adoptan ese nombre al dirigirse hacia a mí, soy Saloma” —responde casi de manera inconsciente— “¿a qué viene eso?”
Martín: “Saloma, no quiero hacer esto”
Saloma: “¡Jajaja, no puedes ser más extraño y tonto! ¡claro que vamos hacer esto porque está en nuestra naturaleza! ¡¿verdad Leza?!”
Leza: “¡Bastarda!” —se enfurece al sentirse atacada verbalmente— “¡dime que hiciste con mi gente!”
Martín: “¡Leza, cálmate!”
Martín la intenta calmar una vez más y aunque lo logra, siente que está en el límite de la paciencia por lo que trata de sacar toda la información posible mientras que atrás nota la silueta de Astapoh, entre la oscuridad, y un portal poco más grande que él activo:
Martín: “¿Qué pretende Astapoh con este portal?”
Saloma: “Ya lo sabes”
Martín: “Se muy bien que quiere con todo esto, pero ese portal…no parece uno que este completo…no, más bien es algo más. No han completado del todo lo que quieren”
Saloma: “Te diste cuenta. Vaya que no eres un humano cualquiera” —se sorprende de que haya notado ese algo extraño en el plan de los ex candidatos— “no solo queremos crear una mazmorra en este mundo para vencer a Dramonzuk y luego a esa entidad también queremos erradicar a todo el universo del maná. Lastimosamente no pudimos obtener el maná necesario”
Martín: “¿No te parece demasiado el querer destruir todos los mundos por pura ambición?
Leza: “No Martín”
Martín: “¿Huh?”
Leza: “Nunca estuvo en los planes destruir al universo de maná. Ellos averiguaron algo que nosotros, los emperadores dejamos pasar por alto”
Saloma: “Veo que tienes buena intuición. Así es humano, por fin encontramos lo que estábamos buscando. La raíz de todos los problemas y el origen de tanto que no aceptamos”
Antes de que pudiera continuar revelando más cosas, el portal detrás de ella se tiñe de color negro con llameante poder mágico saliendo de los bordes y voces dentro que dan una idea de lo que se oculta allí:
Saloma: “Cuando logremos ejecutar nuestro plan dejará de importar esto. Incluso esta tonta pelea”
Martín: “Leza, voy por Astapoh ¿crees poder enfrentarla?”
Leza: “Confía en mí que lo haré”
Martín: “Cuento contigo sé que lo lograrás”
Leza: “Muchas gracias por esa confianza”
El argentino camina lentamente hacia Astapoh, ignorando completamente la presencia de Saloma que para nada es un monstruo débil. Incluso el peligro que conlleva esa existencia tan superior a cualquiera de los altos rangos mundiales la hace impredecible como extremadamente poderosa.
En el camino se coloca la capucha y manifiesta dos pequeños portales a los lados y saque de ellos un par de dagas. Uno color plata y otro dorado, ambas con hojas negras y filo que liberan destellos eléctricos rojos.
Su expresión cambia para dar un mayor aspecto sombrío y también manifestar la seriedad apropiada para enfrentar a una entidad que fácilmente es la más fuerte que ha enfrentado hasta ahora.
A medida que se acerca, las voces en su cabeza resuenan más y más fuerte que le pide matar sin contemplación. Esto le da igual a Martín, pues se ha acostumbrado a tal maltrato a su psiquis, solo le importa salvar a su gente.
Cuando pasa por al lado de la banshee, esta lo ataca con sus abanicos lo más rápido que puede, pero con solo la mirada del humano es que ella se detiene y se siente intimidada como si una fuerza la detuviera y asfixiara a puro poder. Una entidad que la obliga a volver a mirar al frente e ignorarlo. Si algo saben los ex candidatos a emperadores al igual que los mismos emperadores, es que cuando hay una entidad más poderosa deben saber cuándo retirarse, pero es la primera vez que no desea pelear, no, incluso siente temor y se ve en su mirada, en su expresión:
Saloma: “¿E-Enserio eres un simple usuario de la marca imperial?” —le pregunta nerviosa
Martín: “Solo soy un porteño que quiere proteger a su familia, amigos y su mundo. No voy a dejar que hagan lo que quieran” —responde antes de seguir con su camino
Saloma: “Ah, sí, ya veo” —se queda en shock— “supongo que es la naturaleza de cualquier ser vivo el luchar por sobrevivir y depender de los demás”
Leza: “Estás desviando tu atención banshee”
Saloma: “No, para nada. Solo quiero evitar tu mirada. Me da asco”
Leza se molesta con esa respuesta, pero al ver a Martín en su camino hacia su encuentro contra Astapoh inhala y exhala varias un par de veces y así calmar su sed de sangre propio de una bestia y aura bélica propio de su condición de emperatriz de uno de los imperios más grandes.
La mujer de apariencia bestial guarda silencio.
En situaciones normales podría atacar a la banshee y despedazarla o al menos en la mente de Leza se encuentra esa imagen, pero Saloma es una categoría similar a los demás emperadores por lo que librar una batalla sin un plan seria suicido.
Para comprobar la situación emocional de Saloma, luego de haber querido confrontar a Martín y retroceder con el rabo entre las patas, es usar una habilidad de su especie llamada “sed de sangre” que le otorga la capacidad de generar temor en su enemigo a través de intimidación visual.
Inesperada es la sorpresa de Leza cuando la banshee no muestra siquiera signos de sentirse intimidada. Esto le da la oportunidad de sacarle información sin que el miedo la vuelva torpe y no sirva de nada:
Leza: “¿Qué les hiciste a mi gente, Saloma? No lo volveré a repetir”
Saloma: “Ya no tienes autoridad como para exigir cosas y mucho menos relacionado a mis subordinados”
Leza: “¡Ellos no son subordinados de nadie!”
Saloma: “¿A no? ¿entonces que eran tuyos?”
Leza: “¿Qué?”
Saloma: “Se te arrebató poder y apariencia reducida a la de una niña mucho más débil que un goblin. ¿Crees que eso no te impediría ser emperatriz? Se necesita de alguien más fuerte y yo soy la idónea ¿no te parece?”
Leza: “Eres una ¡perra bastarda!”
Saloma: “Si, esa es la verdadera actitud de alguien que no puede ser emperatriz del mayor ejercito del universo de maná”
Leza baja sus brazos y piensa en esas palabras de Saloma. Quizás sea verdad que por su debilidad moral y amabilidad es que no pueda seguir siendo la emperatriz salvaje y lo mejor para su gente es que sean comandados por la banshee.
Tiene ganas de matar a golpes, pero eso demostraría que por sobre todas las cosas, Saloma tiene argumentos para mantenerse como emperatriz. Entonces se le ocurre una posibilidad de recuperar lo suyo y también comprender si es lo mejor estar en dicha posición o renunciar.
Al final es que está en su naturaleza pelear hasta el final y no rendirse cuando la situación está en contra, algo muy similar a Martín. Seguramente es el rasgo que más valora del muchacho y con quien siente que comparten muy en común.
Entonces, señala a la banshee con su hacha de acero y aura que sale de la hoja:
Leza: “Tu misma lo dijiste. Está en nuestra naturaleza y la mía es pelear y pelear. Por eso es que de aquí se decidirá quien continúa siendo emperatriz”
Saloma: “No aprendes ¿verdad?”
Recuerda cuando enfrentó a Saloma por el liderazgo y aunque la banshee tuvo ocasiones en que pudo doblegar la fuerza bruta de la emperatriz salvaje, la diferencia de poder fue abismalmente a favor de Leza. Si no fuera porque Astapoh y Zarael se vieron obligados a interceder y Kerba fuera quien diera el golpea traicionero al sellar parte del poder de Leza, Saloma nunca podría haber vencido. Si, ese recuerdo hierve la sangre de Leza:
Saloma: “Bien, acepto, pero la que pierde morirá aquí y ahora” —propone con total seguridad de su victoria
Leza: “Eso no hace falta aclararlo” —responde esbozando una expresión molesta
Saloma: “Si, esa actitud me agrada, pero antes…”
Saloma se da media vuelta y lanza un poderoso grito sónico contra Martín a sabiendas de que si falla puede ser su final. Un grito que podría desprender la piel y carne del hueso y agrietar la roca.
Leza interviene convertida en una monstruosa tortuga de gran tamaño con cuernos y usando su caparazón recibe de lleno el ataque que ocasiona que se agriete apenas el duro escudo, pero al final logra proteger a su amo. La banshee sonríe porque el verdadero destino de su ataque fue ejercerle daño solo por proteger a Martín.
Sabe que en un ataque frontal sería difícil causarle daño, pero con tal de protegerlo, Leza hace uso de su propio cuerpo como escudo sin pensarlo:
Saloma: “¿Qué pasa? no me digas que solo ese ataque puedes aguantar”
Leza: “Maldición, no me vi venir ese ataque tan repentino contra Martín. En verdad juega muy sucio” —piensa mientras vuelve a su forma normal. De su nariz brota sangre y siente zumbidos fuertes en sus oídos. Los mareos hacen que se tambalee.
La seguridad retorna en la expresión de Saloma al ver que su plan va tomando forma con lentamente debilitar a su mayor adversaria.
***PARTE II***
El portal de color negro aumenta de tamaño a medida que Martín se acerca, superando la estatura del ex candidato a emperador. Al llegar, nota que Astapoh es quien está entregando su propio poder mágico y darle vida para devorar a Europa. Kerba no pudo obtener el poder mágico necesario ya que como si su magia de extracción se tratase de un grifo apretado, el poder mágico de Martín apenas era un hilo de agua.
Sin duda que el trabajo más difícil la hace Astapoh aunque él mismo siente que debe hacerlo y no otros. Por eso los envió a pelear arriba. Pero lo que más teme y está ocurriendo es que Martín aparezca para detenerlo. Tener un enfrentamiento con el usuario imperial en su pico de poder es un problema ya que no estarían en igual de condiciones.
Astapoh, sin voltearse y con sus manos extendidas al frente alimentando al portal, exclama al chico:
Astapoh: “De una forma u otra, este será el viaje para todos”
Martín: “¿Qué te hace creer que voy a dejar que lo hagas?”
Astapoh: “De la misma forma que sufrimos nosotros también lo haces tú, Martín:”
Martín: “Termina con esto antes de que las cosas empeoren”
Astapoh: “Déjame preguntarte algo”
Martín: “¿Qué?”
Astapoh: “¿No estás cansado ya de luchar?” —pregunta con la intención de obtener más tiempo
Martín: “Si, si, es estoy agotado, pero esa es mi cruz” —responde sin dudarlo lo cual sorprende al monstruo frente a él que mide más de 2 metros— “pero las dudas quedaron en el pasado”
Astapoh: “Vaya, eres muy fuerte mentalmente. Me sorprende que un humano pudiera responder con tanta calma incluso estar frente a mí cara a cara” —se queda parado al punto de que puede sentir la respiración calmada del cazador— “sin embargo sigues siendo un simple humano. Tu cuerpo no podrá aguantar lo suficiente el poder enfrentarme, aunque tuvieras el poder de la marca de tu lado” —exclama convencido en su supremacía
Martín: “Quizás sí, quizás no, me importa muy poco eso. Lo único que me interesa en estos momentos es vencerte”
Astapoh: “Ya basta de palabras vacías, humano, ven y…”
De la nada, un puñetazo se hunde en el medio de su rostro y lo manda a volar contra la pared donde se encuentra la extraña imagen de Cristo en la cruz. Esa extraña estructura queda destruida y la imagen de Cristo irreconocible en el suelo y en la pared un agujero por donde el cuerpo de Astapoh impactó con dureza. Sin embargo, este sale volando gracias a un par de alas negras que con cada batida crea ráfagas de viento cortante. Apenas la mejilla de Martín sufre una pequeña cortada mientras que Leza y Saloma se ocultan tras intercambiar puñetazos y al ver el ataque de Astapoh tienen que ocultarse hasta que pase el peligro:
Astapoh: “Humano…yo soy la eterna oscuridad…yo soy…la muerte eterna”
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