Limit Breaker: Conquistando Mazmorras - 153
La mirada atónita de todos, se posan sobre la escena incrédula de un monstruo rango SSS+ que yace en el suelo, desintegrándose en el suelo y el cazador de pie y aunque le han cercenado un brazo, su voluntad le impide caer antes de que Daek desaparezca por completo:
Desiurge: “¡¿Qué mierda acaba de pasar?! ¡ese grandísimo imbécil jamás debió perder el tiempo!” —le causa una enorme ira ver a un poderoso monstruo a quien consideraba un igual caer frente a un ser inferior
Kerba: “Parece que nuestras fuerzas están siendo reducidas muy rápidamente” —exclama fríamente
Desiurge: “¡¿Sí?! ¡no me digas!” —dice sarcástico— “¡tsk! Esto no puede estar pasando ¡¿Qué mierda está haciendo Astapoh?! Ese humano no tendría que estar dándole problemas, se supone que sería una misión demasiado fácil para todos nosotros y en cambio nos están eliminando uno a uno…”
De repente, un hacha congelada cae de las alturas y lo obliga a esquivarlo antes de que golpee el suelo y estalle en pedazos. Detrás de él, Leza lo ataca con su puño en sentido recto, pero también lo esquiva fácilmente, aunque el retroceso complica su defensa, pues ella continúa lanzándole golpes hasta que uno de ellos da en el rostro y lo manda a volar contra decenas de edificios lejos del Vaticano.
A diferencia de monstruos como Kerba, cuyo poder mágico es bastante alto y además logra manejar cantidades extraordinarias de maná ajeno a ella, o Dramonzuk o Astapoh, quienes se caracterizan por su potencia mágica y donde sus ataques son tan poderosos que podrían borrar naciones enteras con solo escupir sus ráfagas de fuego, Leza posee un nivel de fortaleza física inmensamente alta. Mucho más de la que poseía Glermorog, antiguo emperador de la escarcha.
Un solo golpe de ella puede romper huesos, destruir muros o aniquilar enormes hordas solo con la ráfaga que expulsa sus puños. Eso, claro está, referido a rangos inferiores porque cuando confronta a sus iguales, o en este caso los demás emperadores o ex candidatos, la situación cambia apenas. Su poder físico sigue siendo superior, pero en un margen pequeño. No tan destructivo, pero en rangos más igualitarios, sus golpes causan daño que puede ser impactante para sus enemigos.
Desiurge se pone de pie y apenas da un paso empieza a perder el equilibrio. Pasa su dedo índice por la nariz y ve que la sangre brota de la nariz. La sorpresa lo golpea con fuerza al sentirse adolorido en todo el rostro. No tiene tiempo para molestarse por ello porque en cuanto se da cuenta Leza está a metros de él, caminando en línea recta, sin armas ni escudos, sin poder mágico expuesto, solo ella con sus puños cerrados y una furiosa sed de sangre y voluntad para derrotar a Desiurge.
En ese momento, Desiurge recuerda una antigua leyenda de la época en que Leza era una bestia con apenas inteligencia y siempre en compañía de Dramonzuk.
Esa leyenda que decía sobre una bestia de pelaje claro que al sentirse amenazada se tornaba tan oscuro como sus ojos en color carmesí. Le recuerda a esa leyenda porque ve que el color de pelo de Leza se torna negro y ojos tan rojos como la sangre.
Al principio duda de ello, pero a medida que Leza avanza escasos metros, su cuerpo se queda entumecido sin capacidad de reacción y traga saliva, muy nervioso y sin poder pensar que hacer. Algo en ella hace que se sienta incomodo y temeroso:
Leza: “Si que destruyeron este sitio sagrado para los humanos”
Desiurge: “¡¿Huh?! ¡ustedes también lo destruyeron como todo lo que hay en este planeta! ¡animales, plantas, paisajes, y tu decidiste tu bando que por cierto es el equivocado!”
Leza: “¿Bando equivocado? Desean aniquilar a los humanos solo por enfrascarse en una guerra contra esa entidad ¿acaso tiene sentido? Podríamos inclusive aliarnos con ellos en cambio quieren aniquilar a toda una raza”
Desiurge: “Es evidente que no piensas más allá. Necesitamos un mundo a partir de donde llevar la guerra hacia ella. ¿Acaso no lo ves? Emperadores como ex candidatos nos podríamos haber unido, pero mira hasta donde nos llevó está individualidad ¿tiene lógica?”
Leza: “Esta estúpida guerra ha perdido su sentido desde hace rato y no pienso soportar más tanto sufrimiento de ninguna clase”
Desiurge: “Me preocupé demasiado sin motivo. Ya no eres la bestia negra que tanto había escuchado” —exclama aliviado
Leza: “Cielos santo, ¿podrías callarte? Hablas mucho sobre mi pasado tan violento y no haces más que darme vergüenza de mí misma cosa que no tengo ganas de soportar. Ahora siendo que por fin tengo un propósito”
Desiurge: “¿Propósito?”
Leza: “No tiene sentido que tú lo sepas. Solo un puñado de seres humanos y familiares pueden saber cómo me siento y lo que deseo más que nada. Ellos pueden considerarse mis iguales”
Desiurge suspira y extiende a un lado su brazo:
Desiurge: “Me sacas de quicio con tus tonterías. Al final de todo esto no eres más que una alimaña que abandonó sus ideales y por lo que tanto ha luchado durante eones”
Leza: “Di lo que quieras”
De la palma de su mano, Desiurge manifiesta una enorme espada con la empuñadura cubierta de piel de animal color marrón y pelaje más abundante en la guarda de color blanco. La enorme arma es parecida a un mandoble, pero cuya hoja es mucho más ancha. Solo él puede tomarla con una mano y moverla a voluntad sin ningún esfuerzo y que con cada movimiento parte el suelo y el aire. Incluso hiere levemente con un corte apenas visible en el rostro de Leza.
Ella solo observa detenidamente.
Entre más lo piensa, más se acerca a una realidad ineludible…necesita volver a su anterior yo para vencerlo ya que lo que acaba de manifestarse no es otra cosa más que la zona maná de Desiurge simplificada en un arma mortal, así como voraz denominada como “Furia de la Bestia encarnada”.
El arma de por si tiene vida propia al manifestarse un ojo en la base de la hoja filosa y venas a lo largo y ancho de la espada. Una imagen grotesca pero que grafica lo sobrenatural de donde proviene el poder del ex candidato a emperador.
***PARTE II***
En la plaza…o lo que queda de ella, Kerba esquiva los ataques combinados de Kargroot, Arakneida, Marchello y Estela mientras que la ninfa contraataca fugazmente con cadenas que al tocar a su objetivo puede en rollarlo y absorber todo el maná posible. Otra aplicación de esas cadenas es la de anular la potencia física del objetivo haciendo que pierda fuerza y su consciencia se desvanezca.
Un gran obstáculo enfrenta Kerba cuando Estela usa sus barreras defensivas para proteger a sus compañeros de las cadenas e inesperadamente neutraliza los efectos. La ninfa se sorprende y ahora enfoca sus ataques en la sanadora argentina para eliminarla de la batalla.
Sin embargo, Arakneida la protege anteponiendo telas de araña entrelazadas para formar una barrera propia con tal de evitar el contacto con Estela. En respuesta, Kargroot y Marchello contraatacan a puro poder físico y armas mágicas. Sea la lanza o manoplas, Kerba se aleja esquivando los ataques:
Kerba: “Son verdaderamente molestos, humanos” —exclama mientras lanza varias decenas de cadenas contra sus enemigos— “por más que ataque, ellos se las arreglan para quitarse de encima mis cadenas. Comienzo a ponerme impaciente. Además, tengo que liberar la energía almacenada para crear la mazmorra. Apenas un poco más de energía se necesita…solo un poco más…maldición…”—piensa sin mostrar emoción alguna
Arakneida se mueve por detrás y como un susurro incómodo le dice cerca del oído:
Arakneida: “El juego se acabó” —dice con sus manos alzándose y con ellas se forman picos filosos creados con telas de araña
Kerba: “¿Eso crees?” —responde con la misma frialdad de antes
Arakneida siente como se acercan las cadenas para envolverla y así neutralizar sus poderosos ataques. Aprovechando la situación, Kargroot se abalanza con su lanza y Marchello hace lo propio envuelto en llamas y un grito de guerra que podría alterar hasta los mismísimos santos.
Por su parte, Estela crea un torbellino de viento desde el suelo debajo de los pies de la ninfa con la intención de sofocarla y así ralentizar sus movimientos que de por sí eran bastante rápidos para los demás:
Kerba: “Un torbellino…interesante ataque, pero…”—dice al observar la magia de viento a todo poder. Se acerca y levanta su mano para tocar las paredes cortantes del torbellino— “todo lo que toco…que sea de naturaleza mágica, desaparecerá ante mi voluntad”
Estela: “Si, eso ya lo sabía pero como estás tan compenetrada en mantener la distancia…decidimos hacer algo al respecto”
Kerba: “¿De qué hablas?”
Por primera vez, Kerba siente intriga y su expresión fría desaparece al ver como el torbellino se disipa y a lo lejos ve a Julio con un arco y flecha de fuego apuntándole. Desde el suelo siente como la tierra y arena la absorben hasta que queda cubierta hasta las rodillas:
Kebra: “¿Qué creen que hacen’”
Octavio: “¡Ja, nunca podrán vencer al poder del elemento tierra!”
Macarena: “Por favor, deja de decir esas cosas o harás que nos tenga de objetivo”
María: “No se preocupen, yo los protegeré” —exclama orgullosa mientras usa su magia de curación con William y varios de los ex miembros de Dark Eagle prestan apoyo a los cazadores de Victory
Julio: “Vamos, tan solo un poco más” —dice en voz baja mientras acumula toda su energía mágica hasta que sufre de enfriamiento lento y con apoyo de Jeff para aumentar la potencia con su propio maná, la flecha de fuego adquiere un significativo color carmesí mucho más intenso— “¡Listo, ahora Octavio!”
Octavio: “¡Si señor!” —salta sobre el suelo y con sus manos apoya las rocas para crear un muro que los separa de la batalla a excepción de Julio y Jeff
Julio: “Magia de Fuego: Venganza del Fenix carmesí” —suelta la flecha y se lanza en línea recta hasta la ninfa
Poco puede hacer Kerba cuando al levantar la mirada ve que la flecha se acerca y antes de impactar libera un destello de luz acompañado por una explosión que consume no solo cualquier organismo sino también todo el oxígeno en un radio de 15 metros por lo que fue necesario que los demás retrocedieran. Este ataque es tan peligroso para el que lo recibe como para el que lo lanza ya que necesita mucha energía mágica al punto de causarle daño al usuario. Tanto Julio como Jeff acaban en el suelo completamente agotados y sin la capacidad para moverse por lo que son asistidos por María y Morgan respectivamente.
Entonces y como si fuera un muy mal augurio, Kerba tose y se aparece en el aire a varios metros sobre ellos, intacta y con la misma expresión fría de hace instantes.
Su preocupación desaparece al darse cuenta de que no sirvió de mucho frente a la capacidad de resistir tales ataques mágicos. Siendo usuaria de magia de sellado, Kerba puede neutralizar cualquier tipo de magia de impacto como el que Julio y Jeff lanzaron en conjunto.
Arakneida no se rinde y se anima a atacarla sin importar lo peligroso que es entrar en contacto con ella:
Kerba: “Sabes que los ataques físicos contra mí son un grave error y aun así lo haces. Cuanta ignorancia de tu parte…mascota del humano”
Lejos de enojarse con lo que le acaba de decir, Arakneida sonríe y se jacta de ser mucho más poderosa que la ninfa al punto de que la expresión de esta vuelva a distorsionarse con venas hinchadas y el cabello erizándose:
Kerba: “Creo que fui demasiado indulgente en esta batalla” —le extiende la mano y varios círculos mágicos se forman a su alrededor apuntando a la soberana de las arañas y el veneno— “durante millones de años pude crear una técnica mágica capaz de no solo neutralizar el poder mágico ajeno sino también causar tanto dolor que sería imposible para el núcleo mágico poder soportarlo de cualquier manera no saldrás viva de aquí basura traidora”
Arakneida: “¡Jajaja, me importa una mierda! ¡ustedes son un gran peligro para la humanidad, no pienso dejar que hagan lo que quieras!” —grita con euforia y prepara su puño para asestarle un puñetazo a la cara
En ese momento se escuchan como eco la frase “Zona Maná” y acto seguido dos columnas, una de color azul cristalino y otro rojo intenso se forman desde la entrada al Vaticano. Por ese breve instante Kerba se distrae y Arakneida aprovecha para atar las extremidades, ya que, al ser habilidades pasivas y no tanto ofensivas, las posibilidades de que se neutralicen son muy escasas. Kerba echa un vistazo a lo que acaba de ocurrir dándose cuenta de que está inmovilizada con una habilidad demasiado tonta pero efectiva.
A una distancia larga se vislumbra un ligero brillo y una flecha sale disparada desde allí para atravesarle el pecho a Kerba.
Ella mira atónita como su cuerpo se va congelando, pero como su habilidad está activa logra neutralizar el poder mágico. Para evitar que persista el dolor de la flecha y la magia congelante, la toma y tira para sacarla del pecho. Sin embargo y por detrás una sombra de ojos carmesí salta sobre ella con una guadaña sangrienta y con el agite violento de un verdugo, la cabeza de Kerba se desprende del cuerpo:
Kerba: “¡¿Qué acaba de pasar?! ¡¿Por qué todo está girando?! ¡¿Qué es esta sensación que recorre mi cuerpo?!” —piensa y cuando cae al suelo nota que su cuerpo recién golpea contra los escombros— “¿eso es mi…cuerpo?! ¡¿e-entonces yo fui…eliminada?! ¡imposible…yo…!”
En ese entonces nadie lo sabía, pero durante toda la existencia de Kerba, ella había almacenado una cantidad casi infinita de poder mágico incluyendo la de Martín y todo para crear la mazmorra con la que vencerían a Dramonzuk, pero ahora que su cuerpo ha sido inutilizado no hay cadenas que puedan impedir que salgan expulsadas en forma de una explosión tan grande que podría consumir un continente entero…o varios:
Kerba: “E-Entonces así es como todo termina para mi…haaa, si tan solo hubiera escuchado a mis demás hermanas cuando opté por traicionar a mi señor imperial…que estúpida resulté ser…”—por primera vez siente arrepentimiento y recuerda así las caras sonrientes de sus divertidas y siempre alegras hermanas ninfas recordando un tiempo en el que ella era muy feliz
Del cuerpo de Kerba sale una luz y esta es acompañada por un estallido que empieza a barrar una circunferencia pequeña y se incrementa con cada milisegundo para desintegrar todo el territorio humano, así como borrar de la existencia toda vida en ese lugar de la tierra:
Arakneida: “Kerra ¿está todo listo?” —se comunica con una de sus sacerdotisas
Kerra: “Si”
Arakneida: “Entonces hay que hacerlo ahora”
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