Limit Breaker: Conquistando Mazmorras - 156
En la sede de la A.A.C en Argentina, Oscar organiza sobre un mapa en su escritorio a donde ubicar cada grupo de cazadores con gremios a la cabeza.
En cada punto señalado se encuentran portales de tamaños colosales donde cabe la posibilidad de que surjan monstruos de rango muy alto. Los aliados asiáticos, por su parte, ofrecen apoyo para lo que sea que se encuentre del otro lado. Con lo vivido en China no es de extrañar que pase lo mismo pero esta vez con legiones de monstruos poderosos.
Oscar le delega el liderazgo de la coalición de asiáticos a Lee Bao, el cazador más fuerte del continente y uno de los supervivientes de la masacre en el país. Mientras que Troma y Musume pasan a ser sublíderes y a petición de la japonesa, Ichika forma parte de los comandantes principales:
Oscar: “De nuevo les agradezco el apoyo. Desde lo que pasó en la Antártida y en Nueva York, nuestro poder se ha reducido bastante. Hablando claro está sobre Sudamérica”
Lee Bao: “No nos agradezcas esto es algo que le debíamos a Martín, aunque no creo que sea suficiente por la ayuda que nos dio cuando Kassio atacó a mi país” —se queda mirando el mapa de Argentina y continua— “¿Crees que lo que pase aquí lo sabe?”
Oscar: “No lo sé, pero de lo que estoy seguro es que vive luchando en silencio y sin pedir nada a cambio. De eso también hay que aprender y mucho”
Lee Bao: “Cuando supe sobre él lo primero que pensé fue que sería interesante ver de que era capaz pero también me generaba muchas dudas. Luego de ver a su gente pelear y hacer frente a las amenazas empecé a darme cuenta de que su poder no solo era monstruoso en magia o físicamente, sino que la influencia entre personas que jamás lo han visto sea tan impresionante”
Musume: “Podría decirse que es el legado que ha construido en tan poco tiempo, pero con hazañas monumentales” —exclama— “en parte por eso decidimos apoyarlos tras lo que pasó en China” —añade
Ichika no se ha levantado de su sitio, acomodada en el sofá y bebiendo té de alguna marca de primer nivel que Oscar saca para los invitados. En su mente conversa con Kyubo, familiar de ella como parte de una clase muy rara de cazadora donde puede formar un pacto con un monstruo y ambos luchar en mazmorras. Apenas hay unas decenas de esos tipos de cazador, incluso en Victory hay uno de esa clase, Claustro.
La joven frota sus manos con ligera preocupación, ya que al formar pacto con un monstruo de alto rango se vuelve susceptible a diferentes cosas como cambios en el maná dentro del ambiente y también alcanza a detectar portales, cuando se forman y que clase de criaturas hay dentro:
Kyubo: “Tengo mis dudas de que esto fuera pura casualidad. Incluso la balanza de poder ha cambiado durante este tiempo. Presiento que los más fuerte está en movimiento y no parecen en lo absoluto dispuestos a perder”
Ichika: “Eso creo, pero ¿Cómo podremos lidiar si solo hay un puñado de personas capaces de defender al planeta? No digo que ese grupo sea débil, pero estamos hablando de que no hay manera de que los cazadores del mundo se unan”
Kyubo: “La humanidad es fuerte estando unida, pero si no procuran unirse entonces…están condenados…y yo…no deseo eso para ti”
Ichika: “Gracias Kyubo. Sé que es demasiado pedirte esto, pero ¿es posible que…?”
Kyubo: “Lo siento, pero es imposible. Algo…ha cambiado en el universo de maná”
Ichika: “¿Qué está pasando?”
Kyubo: “…”—se queda en silencio sin saber que decirle
Ichika: “Supongo que estamos en una situación crítica. Me pregunto ¿Qué es lo que nos deparará a partir de ahora?”
El nivel de crisis en el mundo que se comienza a vivir es tal que no solo preocupan los múltiples portales en Argentina de gigantesco tamaño, también el color del mar en Japón, las erupciones en Islandia que partieron hacen unos momentos a la isla y a Groenlandia, territorio cercano a Canadá. En Egipto se formó una enorme tormenta de arena y hoyo que devoró las pirámides de Giza hace unas horas.
Pueden parecer fenómenos normales que por el maná se potencien, pero desde diferentes centros de observación de portales y situaciones sobrenaturales con la magia ambiental, revelan que los portales se están formando con excesiva violencia que ningún territorio del planeta está preparado para soportar.
Entonces, Musume recibe una comunicación de su gremio donde un remolino marino en el mar de Japón esta succionando todo incluyendo destructores y todo barco grande, así como la vida marina dentro de esas aguas. La mujer se queda perpleja y cae de rodillas ante la vista de todos. Lee Bao y Troma la intentan levantar mientras preguntan qué sucede. Ichika se voltea y preocupada va hacia Musume:
Ichika: “Musume ¿estás bien? ¿Qué pasa?”
Musume: “J-Japón…”
Ichika: “¿Qué pasa en Japón?”
Musume: “E-Estamos…bajo ataque…”
Ichika: “¿Q-Que dices’”
Troma: “¡¿Qué?!”
Oscar: “¿Qué sucede?”
Lee Bao: “¿Huh?” —recibe comunicación desde su país— “¡¿Qué dices?!”
Oscar: “¿Señor Lee Bao?
Lee Bao: “China…está bajo ataque…toda Asia está bajo ataque”
Troma: “¡¿Qué Bombay y Nueva Delhi qué?!” —se exalta al escuchar su comunicador
Oscar: “Esto…es terrible…entonces es un ataque masivo a todo el mundo…”
Llega uno de los empleados con cara pálida y teléfono celular en mano:
Luis: “¡Señor Oscar, tenemos mensaje de Estados Unidos y México!”
Oscar: “¡¿Qué pasa?!”
Luis: “¡Están bajo ataque en estos momentos!”
Oscar: “¡Imposible! ¡¿tienes alguna información?!”
Luis: “Cientos de portales se abrieron en todo el mundo y diferentes desastres naturales están causando estragos”
Lee Bao: “¿Mencionaste sobre portales en todo el mundo? ¿Qué es lo que está saliendo de estos portales? Se supone que hay cazadores competentes que pueden defender naciones de monstruos rango S+”
Luis: “Los que salen de estos portales son monstruos…clase dragón rango SS+”—dice con terror en su expresión y tono de voz
Oscar: “Oh dios…en verdad esto es muy grave…para toda la humanidad”
***PARTE II***
Martín recibe un golpe de parte de Astapoh con el puño lleno de fuego y envía al joven contra unas casas, donde atraviesa las paredes y acaba bajo el derrumba de una de ellas.
El argentino se pone de pie aun sabiendo que está en el límite, pero en cuanto se marea y tambalea su cuerpo se golpea con sus manos para mantenerse despierto. Los huesos del cuerpo están, en su mayoría, rotos por el frenesí de puñetazos y poder mágico que lo están llevando hasta ese límite.
Astapoh no es ajeno al máximo esfuerzo y es que desde su lado siente como el maná se redujo considerablemente lo cual es peligroso para un monstruo de su rango ya que es más difícil esperar a recuperar todo ese poder. Es como un enorme contenedor que se llena con apenas un hilo de maná.
Martín le arroja una de sus cuchillas para distraerlo y eso obliga a Astapoh a correrse para esquivar el arma y antes de que pudiera mirar hacia el frente se encuentra cara a cara con el humano, quien lo toma con ambas manos de la cara y le da de lleno con la rodilla. La nariz y boca del excandidato son destruidos y en pleno aire Martín lo golpea de una patada al costado de la cabeza que lo tumba contra el suelo.
Incapaz de moverse debido a los golpes en lugares claves para mantener el equilibrio, Astapoh dispara llamaradas desde su boca con el fin de alejar a su enemigo.
Martín decide moverse lentamente hacia atrás para no recibir el ataque.
Tras esto, el dragón se reincorpora y guarda silencio mientras se queda con sus brazos hacia abajo y la mirada fija, en silencio y expresión seria:
Astapoh: “De entre todas las criaturas me tenía que sorprender un simple humano”
Martín: “¿Sigues con eso? No tienes remedio”
Astapoh: “Si, incluso me sorprendo de mí mismo. Dejemos eso. Entonces déjame decirte lo siguiente”
Martín: “¿Qué cosa?”
Astapoh: “Mas bien es una petición”
Martín: “¿Una petición?”
Astapoh: “Soy un dragón y mi naturaleza es belicosa pero también la de ser una existencia caballerosa y vengativa”
Martín: “¿A qué viene eso? ¿Qué es lo que quieres?”
Astapoh: “Quiero que el ganador de esta pelea prometa jamás olvidar a su rival”
Martín: “¿Por qué pides algo así? Se supone que intentas eliminarnos y ahora saltas con algo así. No te entiendo”
Astapoh: “Tienes razón y mi única excusa es lo que estás viendo. Estamos matándonos entre si y a menos que haya algún milagro, ni tu ni yo veremos el amanecer de nuevo”
Martín: “No pienso morir aquí. Yo…”
Astapoh: “Dices eso para tranquilizarte, pero la realidad es otra. No te mientas a ti mismo y observa la condición en la que te encuentras. Yo ya abracé mi destino ¿Por qué no lo harías tu?”
Martín, acostumbrado a escuchar esa clase de cuestionamientos, sonríe para no explotar de enojo. Puede ser algo normal para los monstruos que los seres humanos luchen por su supervivencia, ya que al fin y al cabo esa es la diferencia entre unos y otros. La larga lucha por vivir y reconocer que una fuerza superior puede doblegar el espíritu y así renunciar a la vida, ambas contraposiciones se enfrentan:
Martín: “Porque me niego a perecer y ese es el gran don de mi raza…ese es por qué soy un humano” —exclama con voz firme
Astapoh echa una pequeña carcajada a modo de mostrarse incapaz de comprender la mentalidad humana y solo se limita a mantener la sonrisa. Desde hace rato que se siente perdedor en una batalla que jamás debió luchar y menos frente al usuario imperial.
Probablemente el lugar y momento no fueron del todo conveniente y menos si todo el gremio de Victory estuviera presente cosa que al final ocurrió. Astapoh, inclusive, se ha caracterizado siempre por tener una actitud meticulosa en la planificación, pero se da cuenta de su error en el que también el plan que tanto ha buscado que salga bien peligra.
Solo atina a moverse un poco de lado a lado con el cuerpo maltrecho y con ambas manos se quita las alas de un tirón, causándose enorme dolor y un grito que casi sacude la tierra. Martín no entiende porque hace eso, solo se queda sorprendido con ambos ojos abiertos de par en par. De la espalda de Astapoh brota sangre en la zona donde se encontraban las alas:
Astapoh: “Haaa, haaaa, ya no soy digno de llevar esto como marca de mi raza”
Martín: “¿Por qué lo hiciste?”
Astapoh: “Un dragón que no es capaz de pelear con todo su poder y vencer a un ser inferior no merece ser de la raza”
Martín: “¿Y por eso te quitaste las alas?”
Astapoh: “Mi gente no tolera los errores y siempre hemos sido reconocidos como seres de enorme poder. No lo entiendas, no necesito que lo hagas. Solo es mi reconocimiento de que jamás podré igual su poder, menos superarlo” —cierra sus ojos y piensa en la enorme espalda que representa la figura de su hermano para toda su raza— “si, así es como debe ser. Yo jamás podría haberte vencido, aunque lo intentase mil veces. Por cierto, voy a cumplir mi promesa y te explicaré algo importante. Los seres a los que has enfrentado son existencias surgidas de uno más fuerte, pero ¿te pusiste a pensar de donde salen ellos? Una existencia superior…con origen inferior”
Martín: “¿Origen inferior? Hablas como si los emperadores y ex candidatos hayan sido…humanos”
Astapho: “Claro que lo fuimos en nuestras vidas pasadas. Esa es una verdad rotunda. Los que alcanzamos el rango SSS+ somos existencia nacidas como humanos y moldeados por alguien supremo”
Martín: “¿Q-Que?” —su corazón se acelera y piensa en los emperadores que él mismo asesinó y que fueron personas en sus vidas pasadas. Se agacha para vomitar tras esa revelación
Astapoh: “Si, puedo ver que es la primera vez que asesinas a un ser humanos y no te culpo. Cada vida que arrebatas es una parte de tu alma que se muere y te hace sentir un verdadero monstruo”
Después de esa descarga del dragón, Martín se siente incómodo y la sangre se enfría. Algo no es normal y mira a su alrededor. Mientras tanto, Estela y varios miembros de Victory se acercan para dar apoyo. Sin embargo, ellos también se sienten raros y el ambiente se va tornando cada vez más hostil. Arakneida no siente nada en los edificios ni debajo de ellos y hasta donde alcanza a ver, Astapoh se encuentra muy herido y resulta difícil que posea mucha más cantidad de maná.
La presencia de Astapoh deja de ser peligroso pero esa sensación de peligro extraño aumenta con el correr de los segundos.
Martín, al no poder usar el poder mágico de la marca, apela a las capacidades físicas sobrehumanas para detectar eso que provoca que el ambiente sea diferente y peligroso a la vez. Tampoco consigue averiguar de que se trata.
Entonces, la expresión de Astapoh cambia drásticamente volviéndose asustadizo y la piel se torna pálida y su cabeza se mueve torpemente hacia atrás para ver que hay alguien detrás de él. Allí, una figura un poco menos pequeña y vestido con camisa y pantalón elegante se encuentra parado. Acompañado por esa presencia, el dragón escucha como los huesos de la mano de aquella figura truenan con cada movimiento de los dedos y la mirada intimidante hace que Astapoh se quiera apartar de su camino, pero no le responden las piernas.
Martín también está perplejo y con sentimientos de temor que lo inundan por completo. Jamás le había ocurrido algo así frente a un monstruo.
Martín: “¿Qué está pasando? ¿desde cuándo ese sujeto está detrás de Astapoh? No lo entiendo. ¿será el culpable de que el ambiente sea hostil? En todo caso ¿Quién será?” —piensa mientras su corazón late acelerado
Astapoh: “T-T-Tu ¿q-q-que haces…aquí?” —mira con pánico
Dramonzuk: “¿No te dije que guardes un poco más de respeto por tu hermano mayor, pedazo de basura?” —ve a un costado las alas que se acaba de arrancar— “así que renunciaste a tu orgullo como dragón. Me das lastima, infeliz” —lo desprecia con extrema violencia
Martín: “¿Hermano mayor? ¡¿ese tipo es Dramonzuk, el emperador de las llamas y dragones?! ¡e-esto es malo…muy malo…!”
Martín mueve levemente su cabeza y a su lado está Dramonzuk, que en apenas un pestañeo se movió hasta donde está el joven.
El chico entra en pánico de solo estar cerca al desbordante poder del dragón definitivo. A diferencia de Leza, el poder mágico de Dramonzuk es violento y furioso, así como tenebroso y espectacularmente explosivo. Tan solo estar cerca podría envolver en llamas a cualquiera:
Dramonzuk: “Tu eres el humano que lleva dándonos problemas hace tiempo. Dime ¿Qué se siente tener nuestro nivel y aun así no saber la verdad detrás de todo esto?”
Martín: “¿D-Detrás de todo?”
Dramonzuk: “Enseguida vuelvo. Tengo que encargarme de cierto hermano rebelde”
El dragón definitivo vuelve hasta donde está Astapoh y se coloca detrás de este. Tan repentino y fugaz que ni el joven argentino puede seguirle con la mirada:
Dramonzuk: “Lo hiciste bien hermanito”
Astapoh: “¿D-De que hablas?”
Dramonzuk: “Debilitaste al usuario de la marca imperial, pero a costa de tu dignidad como dragón. Eso es algo que no puedo permitirlo”
Astapoh: “¡E-Espera! ¡¿Qué crees que haces?!”
Dramonzuk: “Adiós, tonto hermano menor”
Dramonzuk se mueve hasta un extremo, al lado de Astapoh y estira su mano izquierda y abierta apuntándole a su hermano. De manera indiferente lo borra de la existencia con llamas negras que salen de la palma de su mano. Desde el núcleo hasta su cuerpo físico se desintegran sin que pudiera reaccionar a tiempo. Por más que haya sido su hermano, Dramonzuk no posee la afinidad como para detenerse, le da igual y hasta considera necesario tal aniquilación.
Las llamas impactan contra las estructuras humanas y al llegar al final de su camino, estallan como si fueran bombas nucleares en línea recta.
Para hacer gala de su orgulloso poder, Dramonzuk se transforma en un dragón negro cuyo tamaño es tres veces más grandes que Astapoh y se ve desde todos los rincones del territorio romano. Leza entra en pánico al saber que Dramonzuk está frente a Martín así que rápidamente se mueve con los demás para darle apoyo a su señor.
El dragón negro bate sus alas y así elevarse varios cientos de metros con la intención de ser visto por todos como si de una especie de deidad autoproclamada se tratase y con la mirada hacia las aguas que bañen la costa italiana a varios kilómetros de allí llena sus fauces con las mismas llamas negras que usó para eliminar a su propio hermano que van desde sus pulmones y atraviesa toda su garganta. Un silencio antecede a la explosiva salida del poder mágico que impacta contra el Mar Tirreno y vuela por los cielos las aguas y descargas eléctricas del mismo color que salen de las llamas envueltas en el mismo mar.
Con ese mismo abrumador e impactante poder, Dramonzuk arrasa toda la ciudad y más allá de esta, formando un mar de fuego y alaridos de muerte y dolor por parte de aquellos que no han podido escapar a tiempo o que en camino hacerlo se ven cara a cara con esa figura alada y demoníaca que exuda de su boca tal tremendo poder. Su boca es como un incontenible e ilimitado lanzallamas con alas y furiosa personalidad.
Martín siente que sus compañeros y amigos se acercan de manera desinteresada para ayudarlo así que mueve sus piernas todo lo que puede, a pesar de que lee pesa el cuerpo y las piernas están en su límite, para que no los vean Dramonzuk y los ataque con la misma violencia con la que eliminó a Astapoh.
Sin embargo, el dragón definitivo ve al humano correr por la plaza o lo que queda de ella y a metros otro grupo de personas entre las que reconoce a Leza. Verla convertida en familiar del humano lo llena de ira e impotencia y en su mente donde yacen recuerdos de ellos y sus vivencias, también golpean recuerdos muchos más antiguos de cuando eran humanos y donde eran conocidos de un pequeño pueblo lo cual lo agita mucho más. Llena su boca de poder mágico la cual transforma en llamas oscuras y al visualizar correctamente a sus objetivos, dispara con una monstruosa onda expansiva al salir de las fauces.
Martín intenta alcanzarlos y se interpone entre ellos y las llamas. Estira ambas manos para neutralizar la magia de llamas, aunque no sabe si lo logrará debido a que por alguna razón no tiene maná y solo posee poder físico sobrehumano, vale la pena intentarlo con tal de proteger a sus seres queridos.
Entonces, la tragedia llama las puertas de la grave crisis cuando una voz maternal en su mente se convierte en la de una mujer sádica y es acompañada por una carcajada tétrica. Tras esto, Martín colapsa sobre el suelo y antes de cerrar por completo sus ojos escucha el grito de Estela que corre sollozando sin importarle que el ataque del dragón está acercándose:
Estela: “¡Maaaaaaaartiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiin!
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