Limit Breaker: Conquistando Mazmorras - 170
—Ese día perdimos a un amigo y muchos aliados. Fue…haa…—Julio se toma la cabeza y mueve su cabello hacia atrás mirando al suelo e intentando escapar a la mirada del grupo de Bautista por la vergüenza de haber fracasado ese día.
—¿Cómo fue que? ¿Cómo fue que sobrevivieron tantas personas? —pregunta Luciana.
—Una vez nos organizamos con los demás, Arakneida se movió lo suficientemente rápido como para abrir múltiples portales en todo el mundo. Lorkamos ayudó moviendo a sus subordinados trolls. Estuvimos una semana intentando salvar a todas las personas posibles, pero en menos de 24 horas las perdidas llegaron a cifras absurdas. —responde Julio.
—¿Tantas personas murieron? Creía que los altos rangos mundiales fueron suficiente fuertes como para luchar contra él. —exclama Bautista.
—Confiamos en que sí. —llega Macarena acompañada por Lorkamos en forma de troll de hielo.
Sorprendentemente es un monstruo con consciencia y valores muy humanos similares a Steindra. Carlos lo sigue con la mirada. Junto a este personaje azulado se encuentran Juan y Thiago, así como otros niños, jugando, trepándose sobre sus brazos y este solo corresponde parándose lo más que puede y luego baja hasta el suelo. Carla se disculpa muchas veces con Lorkamos por el comportamiento de los dos niños a lo que simplemente el troll sonríe y asegura que también está disfrutando:
—¿Sientes desconfianza? —pregunta Macarena al viejo rey del octágono.
—Primero Steindra y ahora un troll de hielo y una vampiresa. Esto es realmente confuso para mí. —responde consternado.
—No procesas el hecho de que monstruos puedan luchar junto con los humanos. Es una locura si lo piensas, pero hemos pasado tantas cosas que ya somos una familia. Lorkamos, Cromana, Kargroot, Arakneida hasta incluso Leza. Estamos tratando de que esta crisis termine.
—Pero ellos… ¿no sientes temor?
—¿Por qué debería? Piénsalo Carlos, somos seres humanos con luces y sombras. Los monstruos también tienen ese lado oscuro cercano a su instinto principal, pero también los hay quienes decidieron abandonar sus deseos de matar y abrazan ese lado más amable y cercano a la humanidad.
—Pareces muy cercana a ese troll. ¿Cómo es que se unió a ese chico Martín?
—Digamos que fue la suerte de la otaku que decidió abandonar a su líder. Ahora…—su expresión refleja estar conmovida al recordar cuando se conocieron. Un sentimiento de nostalgia la funde en silencio.
—Entiendo. —se para camina hacia su tienda recién armada por los trolls y civiles. —Ciertamente me cuesta mucho acostumbrarme a esto. —añade mientras se aleja.
—Los aliados más impensados suelen ser así de sorpresivos. —murmura Macarena. Su madurez durante los últimos cinco años se muestra con la entereza de sus pensamientos y sentimientos por su gente.
—Hablando de aliados. ¿Hay alguna novedad sobre William o Japón? —pregunta Octavio asomándose tras haberse servido un plato de papas y maíz.
—Oye… ¿Por qué tienes tanto apetito incluso en estos días? —pregunta María al verlo tan despreocupado y comiendo en cantidades.
—Sabes que necesito mucha proteína y toda clase de comidas para mantener mi cuerpo en estado.
—Tendría sentido ¡si no estuviéramos en una grave crisis! —eleva su voz para regañarlo.
—Si, si, ya entendí. Lo siento. —se encoge en hombros intimidado por la coreana.
Julio suspira y mira a los dos jóvenes para continuar con lo que discuten. No es de extrañar que tengan tantas dudas y desconozcan sobre los movimientos a escala global, pero por el momento prioriza los tiempos de explicar la situación.
Bautista y Luciana están nerviosos, ya que no saben que clase de respuesta puede llegar a darles Julio así que solo aguardan por eso:
—A tu pregunta Octavio. Mañana a primera hoy nos reuniremos en la tienda cerca de la tribuna junto a la entrada donde los equipos ingresaban al campo. Bautista, Luciana, quizás les interese participar. También traigan a Steindra. Es importante que nos organicemos para nuestro movimiento. —explica Julio antes de irse de allí junto con su amada esposa, María.
—¿Movimiento? ¿vamos a atacarlos con tan pocos números? —se pregunta Bautista en voz alta.
—Es un poco más complejo. —dice Macarena.
—Lo sabrán mañana por la mañana. Vengan a comer y descansen. Se esforzaron mucho para llegar. Todas las personas que salvaron ya están descansando y les toca a ustedes. —exclama Octavio.
—Háganle caso. No lo parece, pero es brillante. —recomienda Macarena.
Haciendo caso a la cazadora ahora de rango A+ debido a su segundo despertar hace tres años, los dos asientan con la cabeza y se ponen en marcha de regreso al refugio subterráneos donde tienen habitaciones individuales y junto a ellos más de tres mil quinientos setenta y ocho refugiados entre civiles y cazadores, así como también los trolls que comanda Lorkamos. Sumando a ese total hay unas mil arañas protegiendo el perímetro ya sea bajo el suelo como las especies tramperas o mas pequeñas aguardando entre escombros y la líder de ese grupo, Keoma, quien vigila desde la cima de la tribuna que mide poco más de sesenta metros de alto. No hay lugar que no estuviera vigilado.
Lorkamos sigue jugando con los niños. Le sigue pareciendo sorprendente que no impacte su apariencia puesto que se había acostumbrado a tener forma de adolescente, pero cuando ocurrió la caída en coma de Martín, aquella influencia de la marca en los familiares hizo que no solo perdieran su forma adaptada a la humana sino la evolución y el poder obtenido. Para su buena fortuna, el poder mágico se mantiene como está debido a lo que se puede considerar como “retardo mágico” por lo que si bien Lorkamos volvió a su rango B+, la energía mágica se mantiene. Es un fenómeno curioso y extraño pero que ha permitido a los familiares de Martín poder luchar contra las hordas draconianas a pesar de haber vuelto al rango inicial. Lo mismo recae en Cromana quien se encuentra en rango S+ con apariencia más juvenil.
Carla se acerca para llevarse a los niños a descansar, no sin antes mirar más de cerca al troll. Este se siente intimidado cuando la chica se va acercando cada vez más hasta que ella invade el espacio personal del monstruo. El ambiente se torna incómodo hasta que Juan salta sobre el brazo de Lorkamos y con una sonrisa inocente y haciendo mueca con su brazo levantado para mostrar su fuerza exclama:
—Carla ¿me ves? ¡soy muy fuerte!
Carla suelta una carcajada que al principio es corta, pero luego entra a reírse como si estuviera descargando su angustia y lo que necesita en estos momentos solo es distraerse y divertirse:
—Si, ya lo veo. —responde ella. —Vamos niños que el señor Lorkamos tiene que comer y descansar. —añade.
Lo ayuda a bajar y entrega a Carla para que vayan a dormir al refugio. Juan se da media vuelta y saluda con la mano hacia arriba a lo que el troll responde con el mismo gesto, pero con toscos movimientos. Echa una sonrisa y baja la cabeza:
—Los niños si que son una cosa curiosa ¿verdad? —dice Macarena con dos vasos con agua.
—Pasen los años que pasen no puedo evitar pensar que ellos no cambian. Vale la pena pelear por ellos. —piensa en voz alta el troll.
—Es lo que todos los humanos pensamos en tiempos de crisis. —le entrega uno de los vasos de agua en la mano.
—Tu me conoces hace muchos años y siempre he adorado a los niños humanos. Aún así me duele todas las perdidas humanas desde que inició el cataclismo. —exclama Lorkamos con mucho arrepentimiento. Bebe un poco de agua y se desploma sobre el suelo para descansar.
—Tienes razón. Mañana decidiremos que opción seguir.
—¿Qué crees que debemos hacer a partir de ahora? —pregunta Lorkamos.
—También me pregunto eso. —responde Maca.
En el refugio, Bautista y Luciana se quedan charlando sobre todas las cosas que pasaron en el ultimo tiempo, partiendo de cuando el chico salió rumbo hacia el estadio con esperanzas renovadas, encuentra a Carla, Juan y Thiago indefensos, Steindra, y la pelea contra los destructivos. Cuesta creer que todo eso haya ocurrido en apenas dos semanas:
—Lu ¿crees que debamos ir a la reunión? —pregunta Bautista.
—¿Qué es lo que temes? —le pregunta ella.
—Ya estamos aquí, es decir, ¿Cuánto más tenemos que luchar? Ya no sé qué podríamos hacer. Lo mejor sería dejarles a ellos este asunto.
—Quizás tangas razón.
—¿Verdad?
—Aunque fuera como dices seguimos siendo cazadores.
—Temía que dijeras eso.
—Estaré contigo pase lo que pase. —le dice Luciana aferrándose al brazo de él.
El chico no responde porque si lo hace, es posible el nacimiento de una discusión. Luciana lo toma del rostro y obliga a que la mire a los ojos:
—Sé cuándo te quedas callado. Por favor, dime en que piensas, aunque me moleste.
—Escucha, si ese es el caso…entonces no quiero que vengas a la reunión.
—¿Qué?
—No quiero que participes en nada de lo que se organice. Solo quédate aquí.
—¿Qué es lo que estás diciendo?
—Por favor, no quisiera…
—¡¿Es acaso una broma?! —grita furiosa. Varios refugiados son despertados por la voz de Luciana.
—No, pero escucha.
—¡No, tu escúchame a mí! ¡hemos peleado y sobrevivido todo este tiempo con pocos recursos y cazadores! ¡lo hemos hecho bien y ahora pretendes que me quede aquí! ¡¿estás loco Bautista?!
—¡Es que no quiero que te pase nada! Porque si llegase a ocurrir…yo…no…podría soportarlo. Preferiría ser calcinado por Dramonzuk.
Luciana suspira para tranquilizarse.
El temor de Bautista es algo normal y el afecto que le tiene a ella es muy grande. Hay una hermandad y amistad tan profunda que supieron contenerse entre sí ante la perdida que sufrieron aquel terrible día:
—No vas a perderme ni dejaré que tengas que pasar por eso. Te quiero mucho y no va a cambiar, pero tampoco el hecho de que yo decidiré que hacer y si quiero ser parte de la reunión de mañana entonces lo haré. Además…alguien tiene que cuidarte de no ser tan prudente ¿verdad? —sonríe y guiña el ojo.
Una sonrisa se dibuja en su rostro. Entiende que ir contra los deseos de Luciana es como enfrentar a una bestia salvaje o un muro alto. Jamás podría ganarle en una discusión.
AVAVAVAVAV
La espera da sus frutos y al día siguiente participan de la reunión, posiblemente, la mas importante de la resistencia en Argentina. Si se tuviera que enlistar a los que se encuentran rodeando una larga mesa dentro de la tienda de campaña fuera del refugio, sería sin lugar a dudas de temer. Julio, Macarena, Lorkamos, Cromana, Octavio, María y Kentaro sumando también a verdaderos guerreros y supervivientes como Carlos, Bautista o Luciana hasta incluso Steindra hace acto de presencia.
Ya pasaron poco más de cinco años y los daños producidos por los draconianos se ve reflejado en los cuerpos y expresiones de los principales cazadores y miembros de Victory.
El primer tema que se trata es acerca de los refugios, cuantos quedan, los suministros, y si aun tienen cazadores disponibles. A Julio se lo ve muy preocupado por el desplome poblacional en Buenos Aires ya que pasaron de quince millones de habitantes a solo un millón y todo en escasos años de conflicto.
Keoma, una fiel subordinada arácnida de Arakneida, ofrece información valiosa, ya que muchas arañas se movilizaron gracias a los portales de la soberana para proteger los refugios, aunque los números son excesivos hasta para incluso ella. Sobre todo, porque mantiene su forma humana pero el rango ha vuelto a ser B+ debido al retardo mágico:
—Mis hermanas y hermanos reunieron importante información. Son, en total, 12.783 refugios en todo el país y al menos la mitad están ubicados en Buenos Aires. El más importante es el estadio de River Plate con casi doscientas mil personas, el congreso y el sector circundante que engloba cinco cuadras con, maso menos, ciento cincuenta y ocho mil personas. El tercer refugio con cerca de ciento veintiocho mil refugiados es el delta al que construyeron un perímetro bastante grande que engloba cerca de veinte islas. Y la lista continua.
—Quedamos cinco millones de personas en el país y los draconianos abarcan mas de cincuenta millones. —deja escapar Julio. Mira el mapa de buenos aires marcado con tres colores, verde para los refugios, rojo para los sitios tomados por draconianos y azules sitio a los que aún no se han ido.
—Diez dragones por personas. —exclama Cromana. —Los mataré a montones. —añade con expresión sádica y furibunda.
—Si no contamos con que un 20% son niños, mujeres embarazadas, ancianos y enfermos. Se eleve mucho más si son solo civiles. Quedamos solo el 0,5% de cazadores lo que llevaría a un numero terriblemente bajo de 25.000. —calcula Octavio. El shock de esos números le preocupa. —Estaríamos hablando de dos mil draconianos por cada cazador.
—Eso sí que es un número. —Lorkamos se rasca la cabeza y juega con un colgante, que Macarena le regaló por el aniversario de su animé favorito, impactado por la desventaja actual.
—Keoma ¿es posible movilizar a todos los cazadores a un punto fijo? —pregunta Julio.
—No estoy segura. Mi señora no nos ha dado ninguna orden y ciertamente mis hermanas y yo nos encontramos sin directrices. Además, puede ser imposible sin la actual situación de mi señora. Apenas puede abrir un total de ciento cincuenta portales al día. Su capacidad mágica disminuyó cuando ocurrió el cataclismo.
—¿Podría ser una solución reunir a los cazadores de magia espacial y ver si podemos traerlos al punto acordado? —propone Macarena centrando su mirada sobre el mapa de la capital federal.
—En teoría sí. —responde Keoma. —Pero es un consumo muy grande de maná. Perderíamos a muchos cazadores en cuestión de minutos.
—Ya veo.
Empieza a nevar, causando malestar y curiosidad en los refugiados. Steindra sale de la tienda y mira al cielo nublado y repleto de relámpagos rojos, característica particular del control de Dramonzuk. Bautista camina hacia él y extiende la mano, cayéndole un copo de nieve:
—No es frio. Tampoco se está derritiendo en la palma de mi mano. —dice Bautista. Acerca su nariz y huele ese copo solo para apartarse y cubrirse con la otra mano. —Huele a quemado ¿Qué es esto?
—¿Enserio? —pregunta Luciana. Extiende su mano por arriba de su cabeza y captura un par de copos. Hace lo mismo que su amigo, huele el copo y retira la nariz de la mano. —Es un olor demasiado fuerte.
Los cazadores salen de la tienda y empiezan a observar al cielo como insistentemente caen copos de nieve con olor humeante.
Steindra mira de rojo las nubes. Un copo cae sobre su nariz e inmediatamente se aparta a modo de rechazo. Su semblante deja de estar rígido y lanza un grito tan sonoro que todos, incluyendo monstruos aliados llegan a escuchar:
—¡Todos a cubierto, rápido!
En un instante, todos los que oyen ese grito tan parecido a una orden, se ponen a cubierto.
Casi de manera instintiva perciben como algo peligroso a la nieve que lentamente cubre la superviviente del estado. El campo de juego, convertido en un páramo desértico, se cubre de una capa gris que es mirada con desconfianza.
Lo que empezó siendo un fenómeno curioso y alegre para los tiempos penosos, ahora es una terrible amenaza al refugio sin saber por qué hasta que Steindra exclama:
—Unos segundos más y esto hubiera sido el fin de todo.
—¿Qué es lo que sabes sobre esta nieve? —pregunta Julio. Se quita el sombrero y deja sobre la mesa. Luego se desploma sobre una silla. Mira a una radio antigua que data de primeros años del siglo XXI pero que con la que mantienen, de forma muy segura, comunicación con otros refugios a los que se les agotó la energía mágica de los cristales. Siempre a la espera de algún contacto esperanzador.
—Puede parecer una nieve, pero es algo peor. —advierte el dragón Dorado.
—¿El enemigo? —pregunta Bautista. Inmediatamente cuando siente que no es un copo frio, logró sentir una impresionante cantidad de energía mágica que lo hizo querer regresar al refugio. Fue una sensación espantosa para él y también para Luciana.
Steindra asiente.
—No lo entiendo. ¿Qué se supone que es? —pregunta Kentaro tomándose la cabeza.
—Esta nieve que ven a simple vista no es mas que cenizas producidas por el poder mágico de Dramonzuk y de su control de la tierra como su reino. Cumple dos funciones. —explica y levanta dos dedos. —La primera es asegurar el control de una zona. Si esta ceniza te toca, automáticamente él sabrá donde estamos.
Al escuchar eso, Bautista se desploma sobre el suelo y toma del rostro. Piensa que cometió un grave error al haber tocado esa ceniza ya que ahora los ojos de Dramonzuk están sobre el refugio del estadio Pedro Bidegain. Se arrepiente de haber sido tan estúpido y por dentro siente remordimiento.
Sin embargo, Steindra continua con esperanzadoras palabras:
—A pesar de todo, tenemos suerte porque la preocupación del emperador dragón está sobre otro sitio. No le preocupa cazadores de rango bajo. Estamos seguros, por ahora.
—Mencionaste que eran dos funciones. ¿Cuál es la segunda función? —le pregunta Macarena a Steindra.
—Desmoralizar a sus enemigos.
—¿Cómo desmoralizaría esto? —exclama Cromana.
—Porque estas cenizas provienen de Dramonzuk y su origen son todos los seres humanos a los que devoró en su forma de dragón.
—Santo dios. —María se cubre la boca, impactada por esa revelación.
El desconcierto es brutal entre los cazadores. Millones de vidas pedidas y ahora caen sus restos por los cielos solo con el fin de destruir y descorazonar ese ímpetu que caracteriza a los seres humanos.
Cuando Julio está por decir algo, la radio suena en un canal que solo los refugios están alertados que deben comunicar. De fondo se oyen frases en un idioma que hace tiempo no escuchan:
—¡Shh, shut up and let me talk!
—¿Eso es inglés? —pregunta Macarena.
—Norteamérica, seguramente. —exclama Octavio.
Julio se apresura al aparato. Regula y toca varios botones para mejorar el sonido:
—Hello? hello? I’m Julio, who’s speaking?
—Julio?
—Yes, yes.
—Julio ¿de Victory?
—¿En castellano? —piensa Julio al escuchar ese cambio de idioma. —¿Q-Quién eres?
—Julio, soy yo, William Scott.
La comunicación se corta de repente y luego se oyen sonidos extraños de transferencia.
Comments for chapter "170"
QUE TE PARECIÓ?