Limit Breaker: Conquistando Mazmorras - 185
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- 185 - Capítulo 28: Preludio de la batalla más legendaria de la humanidad
La llegada de antiguos enemigos, ahora convertidos en aliados y amigos, trae consigo un cierto equilibrio en poder militar a favor de la resistencia y más ayuda proveniente de Asia y África. Aunque los países latinoamericanos no se han pronunciado al respecto y hasta cuando Arakneida se presentó en las naciones que podrían prestar ayuda, ninguno tuvo una respuesta concreta.
William pide reunirse con Martín a solas, quizás para zanjar temas pasados para que no les pese a ambos o quizás tenga algo más importante que decirle y nadie deba saberlo a excepción del cazador argentino.
Martín y William entran a la tienda más importante que corresponde a un salón de reunión para comandantes.
Es de mediodía y los movimientos constantes exudan la preparación para la defensa del refugio y una batalla por la humanidad. Martín toma asiento en el extremo contrario a la salida y frente a una mesa con varias piezas de madera que emula a los diferentes grupos posicionados en distintos puntos del refugio. William observa la estrategia defensiva. Toma varias piezas más y coloca en el mapa en señal de refuerzo posible.
Martín le extiende un vaso apenas con mitad de agua:
—¿Quieres? No hay mucho para ofrecer. La mayoría la destinamos para los civiles.
—Te agradezco, pero guárdala para tus hombres o los civiles. Dime ¿se sabe algo de alguna nación más que participe en la batalla?
—Arakneida estuvo tratando de traer de Chile, Paraguay, Colombia, México, Puerto Rico, Venezuela y hasta Perú. No hubo éxito.
—Supongo que muchos están en una situación bastante crítica.
—¿Puedes culparlos? Quieren proteger sus naciones.
—Al contrario, yo respeto profundamente eso.
William se siente escasamente lejos de Martín y mira fijamente el mapa:
—No creo que quieras hablar a solas de esto. —irrumpe en el leve silencio el argentino.
—¿Notaste el cambio brusco del clima y esa ráfaga descomunal de energía que proviene del otro lado del planeta? —pregunta William. Su cambio de tono es brusco, ahora está lleno de preocupación.
—Si, así es. Parece que la diosa hizo algo con Dramonzuk pero no pude identificar a la otra criatura que apareció de la nada.
—Da igual su origen. El problema es que su nivel es cercano al de Dramonzuk en su estado normal. Ya no hablamos de un enemigo extremadamente poderoso, sino que ahora son dos.
—Parece que estamos en un predicamento.
—Por eso es que quería hablar contigo Martín.
—¿Huh?
—Ahora se abrieron dos frentes más de la nada. No solo hay que lidiar con Dramonzuk sino con esta nueva criatura y sumado también al ejército de dragones y sus malditos draconianos evolucionados.
Apoya sus manos en el rostro y masaje bruscamente. Luego tira hacia atrás el cabello y mira unos momentos al techo de la tienda. William no quería dar tales observaciones, pero aun así necesarias para establecer un nuevo plan:
—Supongo que lo mejor que podemos hacer es…separarlos. —dice Martín.
—Exactamente. Vencerlos a los dos juntos es irreal para nosotros. Aunque nuestra fuerza sea considerablemente alta, no podemos lidiar con estas dos criaturas. —explica William.
—Así que lo mejor es separarlos y que un grupo confronte a cada uno. Tiene lógica, pero ¿Quiénes pueden ser?
—Tengo en mente los grupos, pero tienen que ser aprobados por ti.
—¿Aprobados por mí? ¿Quiénes los conformarían?
Aunque superados en número, William tiene un plan bastante interesante y considerando que los destructivos cinco y los gemelos ya no existen, el ejército de dragones puede verse derrotado sin una cabeza de líder por lo que le explica con sumo detalle lo que pensó.
Para empezar, le comenta acerca de los miembros de cada grupo que van a enfrentar a Dramonzuk y Andrusiel. El grupo A, que combatirá al emperador dragón estaría conformado por: Arakneida, Cromana, Julio, Lorkamos, William y Macarena. El destino del emperador es incierto, pero la idea del cazador yanki es llevarse lo más lejos posible al monstruo para que no cause problemas.
El grupo B, que buscará llevarse lejos a Andrusiel estaría compuesto por Kargroot, Musume, Lee Bao, Leza, Estela, Octavio y Oscar. El problema con este nuevo ser es que se desconoce el alcanza de su poder y naturaleza de él mismo por lo que la prioridad puede que sea la misma que Dramonzuk.
El resto del grupo se quedaría para defender el refugio donde Martín estará resguardado. El maestro de Victory ya tiene en mente quien será el comandante de las defensas y sería nada más ni nada menos que Bautista. Por alguna razón lo ve con enorme potencial de liderazgo y sin duda confía en su juicio para proteger a los inocentes del refugio.
Tras oír el plan, Martín acepta cada detalle y extiende su mano en señal de confianza y respeto para con el antiguo líder de Dark Eagle:
—Gracias por haber venido William y…me alegro verte de nuevo.
—¡Ja! ¿el cazador más fuerte del mundo se pone tan emocional con alguien a quien apaleó? Vaya que eres un tonto. —exclama. Luego sonríe y devuelve el gesto con un apretón de manos amistoso. —Esa paliza me hizo el hombre que soy ahora. Tengo que agradecerte y la mejor manera es luchar codo a codo y espalda con espalda contigo.
—Jajaja, y el emocional soy yo.
—No me quites el crédito, jajaja. Tuve que lidiar con dos comandantes de este imbécil de Dramonzuk. Bueno, mi gente me ayudó.
Repentinamente aparece en la tienda Lee Bao, cazador de China y aliado de Martín:
—Espero no interrumpir nada. ¿Qué hay Martín? —dice el chino.
Martín sonríe mientras se levanta de la silla y camina hacia el chino. Ambos se envuelven en un fuerte y sonoro abrazo:
—Qué bueno que hayas acudido.
—Fue complicado, pero te debo mucho y sé que, si vencemos aquí, vamos a recuperar nuestro mundo. —dice. —William. —lo mira al yanki.
—¿Qué pasa dragón? ¿sigues comiendo mucho arroz? —bromea con expresión seria.
—¡Ja! ¿y tú? ¿sigues comiendo tanta porquería chatarra? —devuelve con risa fingida.
La tensión entre dos hombres que por sí solos representan al poder militar completo de superpotencias mundiales. Ahora están juntos en un mismo lugar y junto con el mayor poder de la raza humana mirándolos, incómodo y preguntándose si van a empezar a discutir como niños pequeños.
Sin embargo, Lee Bao y William alivianan sus expresiones y se funden en un abrazo fraternal. En algún momento tras el exilio de William, ambos comenzaron a comunicarse y allí nació una amistad basada en admiración y profundo respeto. Lee Bao dejó de verlo como un fanfarrón y altanero yanki, mientras que William dejó de verlo como el tercer cazador y ahora se llevan como dos hermanos juguetones. Sin que lo sepa Martín, la razón de que ellos se lleven tan bien es la admiración por la fuerza y honor del argentino, solo que por orgullo prefieren que no lo sepa.
Después de explicarle el plan a Lee Bao, acepta con gusto. Saca de su bolsillo un papel escrito cuidadosamente a lo que parece ser un largo texto. Se lo da a Martín:
—¿Qué es esto? —lo mira el argentino.
—Mi testamente. Me gustaría que se lo des a alguien de tu gente y lo haga llegar a mi país. Si es que lo logramos.
—No, oye, no puedo.
—¿Por qué no?
—Porque vamos a vencer a Dramonzuk y a la diosa oscura y tú vas a sobrevivir así que, si quieres decirle algo a tu gente, hazlo tú mismo.
—No, Martín, por favor.
—Ya lo oíste al chico. —dice William. —Mejor prepárate para volver a China como un héroe y afrontar a tu gente tu solo. Nada de esta porquería de testamento. —añade el yanki de ahora actitud tosca con sus camaradas, pero con muy buenas intenciones. Una forma de animarlos.
Lee Bao no evita sentirse desconcertado, pero comprende las intenciones de ambos así que lo acepta sin más cuestionamientos.
Sin más dilaciones, Martín sale de la tienda, acompañado tanto por el cazador más fuerte de Estados Unidos como por el de China. Todos los que presencian esa imagen se sienten con el valor revitalizado. Ver a los tres humanos más fuertes les eleva la moral a niveles superlativos.
Incluso en la oscuridad y desolación ante una inminente batalla, se ve el entusiasmo por construir muros, colocar trampas mágicas y alinear a las fuerzas que defenderán al refugio.
Martín se desvía ante la vista de todos. Camina hasta Estela, la abraza y besa en la frente. Antes de la batalla final, busca la luz y consuelo de aquella persona que ama más que a la vida misma y le da su propósito. Estela se aferra a su torso con fuerza y solloza con temor a no volverlo a ver nunca más:
—Como quisiera que esto no tenga que pasar. —exclama ella. —¿Por qué no puedo ayudarte?
—Ya sabes que no puedes. Sin esta maldición, no podrías soportar lo que yo.
—Pero…tu siempre luchaste solo incluso cuando no lo estabas. Ahora…vas a estar solo contra ella.
—¿Qué te prometí?
—¿Huh?
Le levanta el rostro con suavidad desde el mentón y ambos intercambian dulces miradas de amantes que se adoran como las olas del mar lo hacen al acariciar la arena en una playa. Lejos de que se pongan cursis, Martín va con la verdad y determinación:
—¿Lo recuerdas?
—Si. —asienta con la cabeza. —Tu prometiste que venceríamos y volveríamos a la normalidad.
—Exacto. Confía en que lo lograré.
—Siempre confiaré en ti. —se aferra con más fuerza.
—Te amo Estela. —acerca su rostro para besar sus húmedos labios.
—Y yo a ti Martín. —responde cerrando los ojos y entregándose a la muestra de afecto más puro y sentido que la devuelven a la realidad y da fuerza a su corazón.
Y a pesar de ello, el temor siempre estará.
AVAVAVAVAV
Martín deja a William que anuncie el plan a los comandantes, mientras él es acompañado por Octavio y Estela hasta un sitio creado exclusivamente para él que se encuentra a varios cientos de metros bajo el suelo como si fuera un silo junto al refugio paro más lejos para no poner en peligro a los civiles.
El lugar es una entrada que da una bajada en escaleras de roca que desciende unos trescientos metros por un túnel muy angosto hasta una habitación estrecha de concreto que apenas pueden entrar un puñado de personas. El olor a humedad es inmenso y la sensación de aprisionamiento podría volver loco a cualquier, incluso Octavio se siente incómodo en estar en ese lugar. La orden de él es clara, nadie debe estar allí y eso incluye nada de guardias dentro, tampoco protegiendo la entrada.
Cualquier clase de ruido o efecto mágico que salga hacia afuera sería peligroso por lo que prohíbe que alguien se acerque. Lógicamente Estela no está de acuerdo, pero no le queda de otra que hacer caso a la petición:
—Se que no les agrada lo que dije, pero es lo mejor y más seguro.
—¿Aun siendo rango SS+? —pregunta Octavio.
—Me temo que sí. También se incluye el rango más alto para un cazador.
—¿Cómo sabremos que lo lograste? —pregunta Estela, sintiéndose incomoda con toda la idea de aislarlo.
—Lo sabran.
—¿Cómo?
—Si salgo de aquí siendo yo mismo y cada criatura hostil hacia nosotros desaparece, significa que logré vencer.
—¿Y sino? —pregunta Octavio.
Martín no responde. Solo señala con su dedo la salida y luego dice tras unos segundos:
—Cierren la puerta por favor. Estaré bien. —les dice con una sonrisa, aunque para Octavio y Estela, no es más que una fachada. Martín se siente asustado en el momento más crucial de su vida.
Octavio es el primero en salir. No hay palabras de despedida ni nada porque confía en que su mejor amigo regresará victorioso. Pero en el rostro, ni bien cruza la puerta, se parte a la mitad con llantos que resuena en el túnel hasta la habitación.
Estela, espera unos momentos. Ve a su amado por la espalda cuando decide sentarse en sentido contrario a la puerta. Ella derrama una última lágrima sin saber que pasará. Mientras, Martín colapsa y empieza a llorar silenciosamente hasta que oye la puerta cerrarse por completo.
Martín seca sus lágrimas.
—Bien, manos a la obra. —murmura él. Cruza ambas piernas, apoya sus manos sobre las rodillas y cierra los ojos.
El lugar no recibe el sonido del exterior, pero si resuena desde adentro por lo que la respiración del cazador se escucha con bastante fuerte. La marca imperial en forma de “M” hace su acto de presencia, no solo en las manos, sino que también en la frente.
Como una manifestación astral, la habitación se llena de un líquido negro capaz de empapar a Martín y hasta ahogarlo hasta dejarlo sin la capacidad de respirar correctamente.
Entonces, una figura femenina asciende desde el líquido negro por detrás de él y lo toma por atrás del cuello. Aprieta con fuerza mientras lo amenaza en un lenguaje inentendible.
Ese liquido viscoso se introduce en las orejas de Martín, boca, nariz y ojos. El intento de sometimiento por parte de la diosa oscura es tan asqueroso como perturbador, así como el tono de voz con el que se dirige a Martín:
—Todo intento tuyo va a quedar en la nada misma. Seas tu o el próximo, no será distinto. La extinción de tu mundo dará paso a un nuevo experimento. Tu…mi mayor fracaso…serás el recordatorio de que no se puede jugar con nosotros, los dioses.
AVAVAVAVAV
En la superficie…
Los grupos se dirigen a sus posiciones con los primeros rugidos provenientes de los dragones más grandes cuyo rango es S+. Un total de doscientos surcan los cielos como primera avanzada.
Detrás hay al menos cinco mil draconianos de rango A+. En números son menores a los que defenderán el refugio, pero en términos de rango, se ven superados abrumadoramente.
Un grupo enorme se ubica en la parte superior de las tribunas del estadio. En ese sector, la clase lanzador espera la orden de Bautista, que está junto a ellos. Además, las arañas y grupos de bestias dan apoyo. Un ataque a distancia y desde esa altura es garantía de posible éxito en la defensa.
Debajo de las tribunas, por las calles están la clase tanque, guerrero, asesino, y los sanadores. También los acompañan los trolls de hielo. Ellos, siento acompañados por Steindra y Charles.
Bautista, ahora como líder del grupo C en el plan de William, traga saliva por los nervios. Es la primera vez que ha de comandar en un plan de esa magnitud. Las dudas y nerviosismo por tener el apoyo de Martín lo sumen en gran ansiedad.
William se para a su lado y con la frente mirando hacia los enemigos, le hace comprender sin necesidad de palabras que es mejorar confrontar al miedo con valor y determinación. La liberación de la humanidad está muy cerca.
Infla el pecho y da un paso al frente.
—¡Estén preparados para defender este lugar! —enuncia. —¡Aquí es donde vamos a hacerles frente y aquí es donde todo acabará! —añade con fuerza.
—Bien dicho chico. —lo elogia William. —Te encargo el resto.
—Confía en mí. Ustedes esperen a los dos monstruos y destrócenlos. —dice Bautista.
En ese momento, una figura oscura aparece sobrevolando dejando a los enormes dragones como pequeños insectos. Una criatura de proporciones colosales color negro, con varios ojos en cada lado, fauces tan grandes como edificios de tres pisos y alas que extendidas parecen tres estados juntos de lo enormes que son.
Nadie escapa al shock de ver a tal criatura fuera de la lógica por lo enorme que es.
Al mismo tiempo, los monstruos se sienten inquietos por la presencia de la criatura. Charles deja escapar:
—¿Ese es Dramonzuk?
—Estaría equivocado si dijera que no. En realidad, esa es su forma monstruosa, pero…se ve distinta…es aún más grande y demoníaca de lo que recordaba. —responde impactado.
Desde el otro lado, Dramonzuk agita sus alas con fuerza transformando la brisa en torbellinos que derriban los edificios circundantes, mientras sus tropas van quedando atrás lentamente.
Muy de cerca lo sigue Andrusiel, igual de rápido y feroz que su señor como si fuera una saeta plateada con alas.
No se nota, pero el monstruo sonríe deseoso por acabar con toda la raza humana:
—Ya no hay escapatoria humanos. Hoy conocerán…el rostro…de la…muerte…
Frente a sus fauces, se forma un circulo mágico y dentro de esta pequeñas llamas negras se filtran hacia el exterior como brazas oscuras.
En un instante, todo el sonido queda reducido al aleteo de las alas de Dramonzuk dando paso a la abertura de la boca y de esta sale disparado todo el poder de fuego que posee en dirección hacia el refugio. La onda expansiva sacude inclusive a los dragones que llegan por detrás.
La pesadilla de Roma se repite une vez más.
El emperador dragón está decidido a cumplir con su nuevo objetivo. Erradicar a toda criatura viviente en el planeta.
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