Limit Breaker: Conquistando Mazmorras - 187
En un instante, los Alpes Suizos se reducen a llamas, escombros y sonidos de explosiones que retumban en casi todo el territorio. Una figura sale volando de manera violenta e impacta contra una montaña y al segundo, un círculo mágico color carmesí surge hacia arriba, lo que da forma a una gigantesca esfera de fuego. El ataque produce un estallido colosal y tan violento que manda a volar todo a su paso.
Dramonzuk sale despedido de los escombros con algunos rasguños en su piel grisácea pero casi no se inmuta. Está en otro nivel.
Entonces, ve como flotan minúsculas gotas de sangre y estas se retuercen formando clavos que apuntan contra el emperador dragón. Cuando se da cuenta, hay millones de clavos color carmesí que lo miden.
Desde lo lejos se oye el sonido de un chasquido y sin poder anticiparlo, esos millones de clavos empieza a impactar en su cuerpo algunos golpeando contra la herida ya hecha por un anterior. De un aleteo de ambas alas, elimina los clavos restantes y responde expulsando de su boca una llamarada parecida a un cañón de laser concentrando contra Cromana.
Sin embargo, es interrumpido por Julio y William, ambos caen desde el cielo con sus puños cargados con todo el poder mágico posible golpeando el rostro del emperador dragón. Acaba siendo hundido con fuerza y cuando ambos abren sus manos, de la palma liberan magia de fuego y rayo lo suficientemente poderosas como para desintegrar a criaturas quizás de rango menor a A+ pero sigue siendo un ataque sobrenatural.
Macarena crea enormes picos de arena y Arakneida usa su magia espacial para sacar a Julio y William:
—¡Ahora Maca! —exclama Arakneida.
—¡Bien! ¡Haaaaaaaaaaaaa!
Mueve sus manos de lado a lado. Se forman cuatro picos de arena tan grandes como las montañas mismas. Consume demasiado maná, pero ella confía en lograr algo con ese ataque. De un tirón, baja ambas manos y los cuatro picos caen sobre el monstruo, quien yace aún entre los escombros.
Para continuar con el ataque, Cromana inundad la zona con estacas carmesí y también clavos de sangre. Ya con su forma adulta, agita sus alas y se impulsa hacia el dragón más fuerte. Porta la guadaña de sangre en su mano y una esfera en la otra.
Desde atrás, Lorkamos usa su zona maná invocando el arco definitivo para congelar, si es necesario, todas las montañas:
—¡Lorkamos, vamos! —grita Cromana.
—¡Si!
—Magia de sangre: Zona de guerra carmesí
—Magia de hielo: Era de hielo.
Cromana arroja todos los proyectiles sin dudarlo, incluyendo esferas que son explosivas. A pesar de no parecerlo, la sangre proveniente de la energía mágica de ella es nociva para cualquier ser vivo si tiene naturaleza ofensiva. Si tiene cualidades de curación no es nociva, pero si es de uso para ataque, entonces puede acabar con la vida de quien sea con la que entre en contacto.
Lorkamos dispara uno de sus, posiblemente, proyectiles más potentes vistos hasta la fecha y se nota al tardar en cargarlo. Una vez dispara la flecha, los Alpes enteros son cubiertos por una cristalina capa tan duro como transparente:
—Haaaa, haaaaa, le dimos con todo lo que tenemos. ¿Creen que haya sido suficiente? —pregunta Cromana.
—No, algo así no podría vencerlo. —responde Arakneida.
—Bueno, al menos lo mantendremos lejos y ocupado. —dice Julio.
—Si, pero ¿por cuánto tiempo? —pregunta William.
—El tiempo que necesite Martín. —dice Macarena. Sabe con seguridad que Martín no fallaría en la misión y por ello confía ciegamente en que logrará derrotar a la diosa oscura.
—Maca tiene razón. Vamos a seguir con el ataque hasta que este desgraciado sea vencido. —apoya Lorkamos a las palabras de Macarena.
Arakneida se voltea a hacia Cromana cuando siente una presencia que se aparece sin siquiera avisar. Una de las alas de la vampiresa es cortada junto con una parte de la espalda como si fuera el tajo de una filosa espada. Luego, Lorkamos se da cuenta y prepara su disparo de nuevo, pero es tomado por el rostro solo con una mano y es aventado varias veces contra el suelo. Tras esto, recibe un puñetazo de lleno al estómago que lo mandar a volar contra la montaña cubierta de hielo cristalino.
Dramonzuk ya no es el mismo monstruo frágil y dubitativo, sino que es la encarnación de lo que la diosa oscura pretende que sean los usuarios de la marca, marionetas destructoras de mundos.
Julio usa su magia de fuego para manifestar la claymore pero el emperador dragón es más rápido y le atraviesa el costado del cuerpo con su mano. El cazador escupe sangre y lanza un grito feroz tan potente que le da fuerza para usar la espada de llamas y golpear la cabeza de Dramonzuk de lleno. William, por detrás, lo toma con ambas manos y tira hacia atrás para ejecutar un suplex y obligarlo a soltar a Julio.
El argentino es soltado pero una vez que sucede, Dramonzuk empieza a calentar su cuerpo gris y lentamente, William es quemado hasta sufrir quemaduras gravísimas. Sin embargo, continua su accionar hasta que la cabeza y hombros del monstruo golpean el suelo de la superficie montañosa. Arakneida usa sus telas de araña que salen de las palmas de ambas manos para que se adhieran en la espalda de William y lo tira hacia ella para alejarlo.
Ella no puede creerlo, cuatro poderosos guerreros derrotados en un instante y sin percatarse de ello. Ahora está preocupada por Macarena que cuando gira su mirada hacia ella, Dramonzuk ya le está dando un puñetazo envuelto en llamas negras que la cazadora apenas puede bloquear, aunque a cambio sufre heridas de quemadura y la rotura de huesos:
—¡Macarenaaaaaaaaaaa! —grita Arakneida cuando la chica es empujada por el violento golpea e impacta varias veces contra el suelo. La soberana de las arañas corre hacia ella para tratarla como puede puesto que la única que puede usar la especialidad curativa es Cromana pero se encuentra herida.
Cuando llega, la ve gravemente herida y su brazo izquierdo en condiciones terribles. La toma entre sus brazos en el suelo:
—Cielos, apenas respira.
—¿Crees que es buen momento para preocuparte por otros? —pregunta Dramonzuk sin hacer un movimiento. Se siente muy confiado de que no son rivales para él.
—Eres un desgraciado infeliz. —deja escapar con impotencia.
—Esto es una guerra. Las bajas existen por algo.
—Dices bajas cuando la vida no tuviera valor.
—La vida de seres inferiores ya sea de carne y hueso o maná ¿Qué sentido tienen de existir si van a perderse al instante? Nunca sentirán esa dicha de ver sus metas realizas. Porque siempre existirá alguien más que ellos que les recuerde quien es más fuerte.
—¿Te oyes a ti mismo? Pareces como si fueras una especie de dios oscuro. ¡Alguien que pisotee los sueños de los demás no merece la dicha de tener uno!
—No tengo que escuchar los regaños de un insecto que se vendió a un humano. —extiende su mano.
—Prefiero mil veces caer como traidora ante los ojos de un ser como tu que una traidora a la causa de mi familia.
Esa palabra resuena muy levemente en el interior de Dramonzuk, quien duda de y baja un poco su mano impactado por un leve recuerdo de un niño y una mujer de los que no ve su rostro pero si su silueta humana con una sonrisa, pero algo lo impulsa a cometer la eliminación de Arakneida:
—Tengo entendido que fuiste asesinada dos veces y con la de Gobi fueron tres. Con esta van cuatro, procura no volver a la vida y arruinar mi territorio con tu presencia.
—¡Maldición, no puedo moverme debido a que me quedé sin maná! Apenas me alcanza para hacer algo más, aunque sea pequeño y…—mira a Macarena. —Si, no tengo que dudarlo.
Arakneida mueve su mano en círculos. Toma de la ropa a Macarena y la arroja hacia el vacío. Con una sonrisa confronta a un Dramonzuk que no entiende que es lo que hace:
—Prefiero morir sabiendo que alguien de nosotros ha sobrevivido, aunque me hubiera gustado haberlos salvado a todos. —sonríe con amargura Arkaneida.
—Que idiota. —un circulo mágico se expande de su mano y con ello empieza a calentarse como si una hoguera estuviera por incinerar la carne y todo el cuerpo de Arakneida.
—Jamás me arrepentiré de todo lo que hice. —exclama ella. Levanta su cabeza, revelando una sonrisa honesta con lagrimas cayendo de tristeza. —Aunque me hubiera gustado vivir lo suficiente para experimentar más de este magnifico mundo. —añade pensando en Oscar con mucho amor, en Martín y Estela llena de cariño y agradecimiento y cada persona en Victory que la acogió.
—Que chiste eres.
Antes de que el ataque salga, unas cadenas se enroscan del brazo y tiran hacia arriba obligando a expulsar las llamaradas hacia arriba que por unos largos diez segundos disparan energía mágica concentrada con la forma de un láser calórico y ondas expansivas que siguen al ataque masivo.
Luego, Julio se aparece por un costado y lanza un corte con la claymore a altísima temperatura. Y por arriba, Cromana dispara cientos de estacas de sangre sobre él:
—Chicos…
Lorkamos socorre a la incapacitada Arakneida. La toma entre sus brazos y aleja como puede:
—¡¿Lorkamos?! ¡¿y Maca?! —pregunta ella.
—Tranquila. Ella cruzó el portal. ¿A dónde la enviaste?
—De regreso al refugio. Ella sigue siendo…una niña a mis ojos. Me dolería verla morir. ¿Debería disculparme con ella luego?
—Claro que sí. —sonríe el elfo de hielo con lágrimas en los ojos. Claramente se lo ve feliz de que ella esté viva.
—Tonto. Deja de llorar y ve a ayudar a los demás.
—¿Qué es lo que harás?
—Aún…puede que tengamos ventaja. Solo…necesito descansar un poco.
—De acuerdo.
AVAVAVAVAV
Momentos antes en el desierto de Atacama en Chile, el grupo B rodea a Andrusiel con Kargroot a la cabeza intentando hundir su hacha negra sobre la criatura al mismo tiempo que Leza usa su magia de “reina bestial” que es conocido como “rugido de la reina bestia”, el cual resulta ser un buff bastante potente que permite aumentar la fuerza y poder de sus aliados a niveles espectaculares.
Lee Bao y Oscar se desplazan a los costados de la mano derecha de Dramonzuk y con fuerza estrellan sus armas con tal violencia que generan una onda de choca.
La criatura no se inmuta. Es casi como una serenidad, la que emite, divina ante los ojos de los mortales.
Octavio manipula la tierra con su magia para crear barro que envuelven los pies de Andrusiel para inmovilizarlo. Musume, por su parte, usa su magia de agua creando una burbuja de varias capas que cubren la cabeza. Es una técnica muy peculiar que, así como permite aislar el agua en caso tener que sumergirse, también ahoga a sus enemigos.
Estela usa su magia más avanzada, la armadura de Sylphie que añade un nuevo nivel de velocidad, resistencia y precisión quirúrgica a la hora de atacar con la espada de hoja color verde y una capacidad de vuelo brillante que simula a la leyenda europea de las hadas.
Tal combinación podría abrumar a cualquier emperador, pero no resulta eficaz ante una criatura ya corrompida por la diosa oscura a niveles en que no pertenece ni al plano terrenal ni al de maná. Andrusiel deshace las burbujas y la magia de tierra de Octavio. Desaparece ante la vista de todos y se acerca por detrás de Musume, quien recibe un corte profundo en su espalda y luego de un puñetazo rompe su brazo derecho. La envía violentamente varios metros hacia una de las montañas:
—¡Musume! —grita Estela.
—Deberías preocuparte por ti misma, humana. —se oye un susurro detrás de ella.
—¡¿Qué?!
Andrusiel le da un puñetazo en el cuerpo, rompiéndole varias costillas que la manda a volar, pero antes de que levante vuelo, la toma por el rostro y avienta contra el suelo. Le abre una herida en el pecho con su puntiaguda cola.
Lee Bao, Octavio y Oscar la socorren golpeando entre los tres en el rostro de esa criatura. Apenas hacen retroceder un paso, pero lo suficiente como para que Leza vaya rápido y tome en brazos para alejarla.
La antigua emperatriz salvaje ve la gravedad de sus heridas. Kargroot llega con Musume también en brazos y no pueden creer el nivel de Andrusiel:
—¿Qué podemos hacer ahora? Parece como si en verdad fueran más que emperadores. Leza ¿Qué podríamos hacer contra ellos? —se empieza a desesperar el caballero oscuro.
—Tranquilo. Solo…déjame pensar bien por favor. Dios no para de sangre. —intenta parar la sangre del cuerpo de Estela.
—Jamás nos hemos enfrentado a algo así. Es incluso más poderoso que Kassio en su nivel más fuerte. Carajo, carajo. No quiero…no quiero que mis compañeros caigan. —se sincera ante el temor de la perdida.
—Bien Kargroot. —dice Leza.
—¿Heh?
—Ese sentimiento nos dará más fuerza. Querer proteger a quienes nos importa. Ahora Martín está luchando por todos y eso mismo hay que hacer. Tan solo míralos.
Kargroot ve a Octavio, Lee Bao y Oscar, a pesar de ser humanos siguen luchando por los demás, no solo por supervivencia. A pesar de que Octavio es atravesado por una de las colas en su hombro, sigue repartiendo golpes con su mazo contra la criatura, Oscar es golpeado una y otra vez y aun así logra recomponerse para responder con el quíntuple de ataques.
Lee Bao, en su momento el segundo cazador más fuerte del mundo, corta y corta a grandes velocidades sabiendo que no puede asestar una herida profunda. Los tres continúan sin importa ser heridos:
—Leza. —se pone de pie Kargroot.
—¿Sí?
—¿Puedo pedirte un favor? ¿podrías cuidarlas a ambas?
—Sabes que soy más fuerte que tú. Debería yo pedirte tal favor.
—Lo sé, pero no quisiera quedarme quieto sabiendo mi lugar es luchar junto a ellos. Perdona si te lo estoy pidiendo de manera pretenciosa, es que…
—Si, si, yo entiendo.
—No se preocupen…nadie estará seguro con mi presencia en todos lados…—se aparece entre ellos dos.
—¡¿Qué mierda?! —se exalta Kargroot.
—¡¿Cuándo es que?! —mira Leza hacia donde están Lee Bao, Octavio y Oscar. Ellos efectivamente luchan contra Andrusiel. —¡Maldito hijo de puta! ¡¿puedes duplicarte?!
Andrusiel corta el brazo izquierdo de Leza de un tajo solo con su mano derecha:
—Digno de la antigua emperatriz salvaje de rango SSS+ y segundo emperador. Tus reflejos son impresionantes. Particularmente porque mi ataque iba dirigido hacia esas dos humanas que están sobre el suelo. —exclama la criatura pálida.
—¡Bastardo infeliz! —se enfurece Kargroot ante tal cobarde ataque.
Kargroot arremete con su hacha dirigiéndose hacia el cuello, pero el dragón humanoide lo detiene solo con su dedo índice:
—Todo está perdido para ustedes. Cualquier clase de intento solo acabará en fracaso rotundo. Mi señor alcanzará la victoria incuestionable. Acepten humanos y criaturas inferiores el destino. Aquí serán extinguidos.
—Puedes irte a la mierda tu y tu actitud tan soberbia. —presiona Kargroot para al menos empujar el arma.
Leza intenta atacar con su mano libre portando el hacha de acero blanco solo para encontrarse con la punta de la cola del dragón pálido que la repele fácilmente. La antigua emperatriz no se rinde y sigue atacando una y otra vez.
En un instante, el desierto se había convertido en una zona de guerra con explosiones por doquier y un infinito despliegue de poder mágico centrado en dos figuras que apenas se mueven pues su defensa es increíblemente poderosa.
Por más que los esfuerzos sean sobrehumanos o más allá de lo conocido, Andrusiel apenas recibe heridas superficiales. Es tan resistente y duro como Dramonzuk aunque menos poderoso. De todas maneras, Lee Bao sigue intentando incinerarlo o Kargroot cortarlo.
—¡Maldita sea! ¡es como si estuviéramos peleando contra una montaña infinita! —piensa Oscar.
—¡Sigamos, de una manera u otra vamos a lograr herirlo! —los anime Lee Bao.
—¡Al carajo este maldito monstruo! ¡al carajo, al carajo, al carajo! —Octavio se pierde en la
Ira de saber que su preciada amiga está herida y sus ataques son inútiles.
La desesperación empieza a pasar factura. Mientras tanto, Leza pierde fuerza con un brazo cercenado pero su atención ahora está puesta en proteger tanto a Estela como Musume. Ambas apenas pueden mantenerse despiertas pero la pérdida de sangre es enorme y como no hay nadie que tenga magia espacial, la emperatriz intenta que al menos puedan sostener sus miradas en ella:
—No cierren los ojos por favor.
—Leza…—exclama Estela. —Aún puedo luchar.
—¿Eso crees? Por más que lo digas de esa forma, tienes una herida muy grave en tu cuerpo. Lo siento, pero no te dejaré.
—Yo…también puedo…—dice Musume.
—Chicas, lo siento, pero en estas condiciones, las tres seriamos un estorbo. —aprieta su brazo cortado, empapando la mano con la sangre. —Si, por primera vez en mucho tiempo me siento así de impotente. —piensa ahora.
AVAVAVAVAV
A cincuenta kilómetros de Paradero El Desierto, lugar de la batalla en el Desierto de Atacama. No se vislumbra casi nada de vida y cada escaso tiempo ocurren terremotos y destellos en dirección donde Andrusiel despliega todo su potencial contra la feroz resistencia humana.
Se abren dos portales y de ellos salen varias figuras con forma de bestias. Uno de ellos estira sus brazos y el otro va transformado en una criatura de cuatro patas con varias colas y llamas flotando sobre ellas:
—Increíble que la magia de Arakneida fuera tan potente. —exclama la bestia de cuatro patas.
—Si, yo no puedo crearlo aún. Lo malo es que estamos demasiado lejos. —dice la otra criatura.
—¿Podrás seguirme el paso?
—No te conozco del todo, pero puedo saber con seguridad que eres extremadamente veloz. Da igual quien llegue primero, protejamos a nuestros aliados humanos y recuperemos su mundo tan amado.
—Me leíste la mente.
Una explosión con rocas, polvo y tierra volando por los aires sacude la zona cuando se impulsan con fuerza en dirección a donde están peleando. Dos aliados se acercan decididos a prestar toda la ayuda posible.
Incluso en los Alpes Suizos, también se abren a lo lejos un par de portales de los que salen varias siluetas. Arakneida supo aprovecha su escaso poder mágico para traer a aliados, hasta aquellos que jamás imaginó que pudieran unirse a la batalla.
Sin darse cuenta debido al estrés y agotamiento, también abrió portales en países como Cuba, Venezuela, México, Puerto Rico, Costa Rica, Colombia y varios países de Europa, África y Oceanía.
En un instante, cientos y miles de cazadores de distintas partes del mundo se unen a la batalla para defender el refugio Pedro Bidegain, sorprendiendo a propios y extraños cuando la balanza se equilibra. Por primera vez en toda la historia, cazadores con distintas lenguas, culturas y vidas, se unen para que Martín tenga el suficiente tiempo, porque de ello se trata esta resistencia. Ellos son el escudo. Martín es la lanza que enfrenta al ser cósmico que amenaza toda vida en la Tierra.
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