Limit Breaker: Tokio Dungeon - 01
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- 01 - Capítulo I: Érase una vez, la sacerdotisa y el yokai zorro
Después de un verano Japones que se ha extendido más de la cuenta por fin llegan los días tristes y deprimentes de otoño, donde cada hoja que previamente llenaba de vida las calles comienza a marchitarse lentamente hasta caer muerta.
Así es como se siente cada día de su vida Ichika, una de las tantas sacerdotisas que ofrecen su vida a las deidades en los tantos templos japoneses. La vida de ella viene cuesta para abajo desde que vio morir a sus padres durante la llegada de un tsunami hace 10 años, cuando ella tenía 6 recién cumplidos.
La tragedia al golpeo aún más fuerte cuando fue a parar a casa de sus tíos, personas que la odiaban por ser solo hija de sus padres. Solo esa razón fue suficiente para que en los pocos meses que vivió con ellos fueran un verdadero infierno, plagado de torturas, violencia verbal y físicas. Humanidad que se habían desligado de sus cuerpos para ser peor que monstruos de mazmorras conocidos en Japón como Yokai.
Por fortuna para ella fue salvada por un monje que presenciaba todos los días los continuos maltratos que sufría Ichika, y un día no pudo soportarlo más. Una llamada fue suficiente para que ambos parientes acabasen en prisión e Ichika sea adoptada por el monje y ser parte del templo.
Quizás la vida haya mejorado para ella, pero aun así su corazón y mente habían sufrido un daño irreversible en el que no desea la vida sino sufrir lo más rápido posible una muerte que la reúna con sus padres. Noche tras noche llora y duerme sobre el suelo con los ojos hinchados y el dolor en su corazón hasta el día siguiente que la rutina solo es moneda corriente allí, acrecentando aún más su pesar.
Ni las amigas que ha formado pueden aplacar tal angustia a quienes cortésmente rechaza cada invitación de salidas como cualquier adolescente. El amor solo es un punto indeseable para ella. Amor que intenta evitar a toda costa, aunque se quede sola por el resto de su vida. Esa es la triste vida de Ichika Tabata, hasta ese día en que su vida cambiaria para siempre:
Ino: “¡¿Qué queeeeeeeee?!” — se sorprende el Monje del Templo en Tokio
Ima: “Enserio Ino-san”
Ino: “P-Pero es una niña aun y…no…esto no puede estar pasando”
Ima: “Lo quiera o no ella ha presentado su despertar y tiene que ir a medir su rango”
Ino: “Es que Ichika aún no está recuperada. Aun le cuesta sociabilizar. Sigue siendo una niña que ha sufrido mucho” — se lamenta
Ima: “¿Qué quiere que hagamos? Tarde o temprano llegaran los funcionarios para llevarla a la medición”
Ino: “Si, tienes razón. No hay de otra y esto no es algo en lo que debamos entrometernos”
Ima: “¿Quieres que se lo comunique?”
Ino: “Por favor. Ella confía más en ti que en mi”
Ima: “Se lo diré después de comer”
Ino bebe un poco de té y sonríe entristecido por tener que dar tal noticia a la chica. Se pierde la noción del tiempo y empieza a recordar aquel día en que la acogió en el templo como si fuera una hija:
Ino: “¿Recuerdas cuando llego a este lugar?”
Ima: “Si, su mirada triste y perdida, además de que casi nunca hablaba salvo contigo o raras ocasiones conmigo”
Ino: “Ella es muy especial. Con solo verla puedo afirmar que es una buena chica, sincera y bien educada. La triste oscuridad que la envuelve ahora es producto de algo que la cambió y me entristece, pero sé que en algún momento podrá volver a sonreír”
Ima: “No negaré que también deseo eso. Pero recuerda que lleva casi 10 años aquí y aun verla abrirse a los demás o que al menos tenga amigas, es algo que veo lejano Hasta pasa más tiempo en el dojo con las espadas de madera y mirando durante horas la espada de mis ancestros”
Ino: “Te sorprendería ese día en que por fin sonría junto a otras chicas de su edad. Al menos actuando como alguien de 16 años y no melancólica como cualquier adulto. Eso no es algo normal y ojalá puede cambiar”
Ima: “Cielos, actúas como viejo y apenas tienes 35 años. No eres un anciano. Y por si quieres tocar el tema, también tengo tu misma edad”
Ino: “Jejeje, me atrapaste” — observa como a lo lejos una niebla purpura que cubre el bosque — “mmm…que extraño se ve eso” — murmura — “en fin. Espero que la noticia no la impacte negativamente”
Ino le muestra gran preocupación sin saber cómo repercutirá la noticia en Ichika. De repente, murmura con su puño apretado preguntas como “¿Por qué este mundo es tan crudo?”, “¿es necesario hacer sufrir a una niña?” entre otras. Sin encontrar respuesta, da otro sorbo a su té y vuelve a lamentarse en silencio frente a Ima quien sonríe:
Ima: “Siempre fuiste así”
Ino: “¿Así como?”
Ima: “Nada, olvídalo”
Ino: “Jajaja” — ríe levemente sin ocultar su tristeza ya visible
Ima, quien conoce a Ino desde su adolescencia y ambos conforman la base central del templo más popular de Tokio, siente desde hace tiempo que su deber en el lugar ya ha terminado y que debe tomar una decisión dolorosa que incluye la de adoptar a Ichika como hija para darle una mejor vida que la que lleva allí. Sin embargo, teme en su interior que Ino quede devastado, pues él se ha encariñado mucho con la chica a quien considera una hija y el solo hecho de que se aleje a pesar de todo, sería muy doloroso.
Por esa razón se lo piensa con más detenimiento antes de lanzar la propuesta o, mejor dicho, su decisión.
Ima: “Ino”
Ino: “¿Huh? ¿Qué pasa?”
Ima: “¿Qué pensarías si te dijera que quiero adoptar a una niña para que sea mi hija?”
Ino: “¿Enserio? ¡eso sería más que maravilloso!” — se entusiasma al escuchar la decisión de su amiga tan querida
Ima: “Si…pero…humm…” — duda en decirle
Ino: “¿Ima? ¿te sientes bien?”
Ima: “Ah, sí, sí, perdón. Es que pensaba en algo, una tontería, je”
Ino sospecha, pues sus años a pesar de que no sean muchos significan experiencia con las personas, aunque fuera en un templo alejado de la ciudad y algo le dice en su interior que ella no quiere decir algo. Su expresión se vuelve seria y bebe lo que queda del té:
Ino: “Ima ¿quieres decirme algo, pero sientes que no puedes?”
Ima se queda perpleja ante la perspicaz y directa pregunta:
Ima: “S-Si, tienes razón”
Ino: “Confía en mi”
Ima: “Esta bien. Yo…quiero adoptar a Ichika para que sea mi hija. Se que ya tiene 16 años y es muy grande, pero siento que puedo darle una buena vida y que recupere esa confianza y sonrisa que jamás debió perder”
Ino: “Haaa” — suspira — “lo sé, no voy a negar que eso es algo que estuve pensando hace tiempo. Se que el templo tiene autoridad para que huérfanos puedan quedarse y ser sacerdotes y sacerdotisas, inclusive si superan la mayoría de edad, pero el caso de Ichika es especial y sé que también deseas irte de aquí para llevar tu vida a la ciudad. No me opondré si es lo que ella desea”
Ima: “Muchas gracias” — se levanta y hace reverencia en agradecimiento
Ino: “Ya, ya. Mi prioridad es la felicidad de Ichika y que tu encuentres tu lugar en el mundo” — sonríe honesto — “así que, por favor, si ella acepta, cuídala mucho por mí también”
Ima: “Por supuesto”
Ino se pone de pie y camina hacia la puerta desde donde alcanza a oler un aroma muy agradable:
Ino: “Que rico huele. Debe ser la cena”
Ima: “Parece que sí, pero lleva tiempo, los ingredientes y la cocción” — explica apasionadamente, siendo su mayor hobby, mientras que Ino la observa sonriente — “¿huh?” — se percata de la mirada de él sobre ella y rápidamente se detiene, sonrojada — “eh, eh, yo…”
Ino: “Tranquila, siempre es bueno escucharte y ver tan apasionada por lo que te gusta”
Ima: “G-Gracias”
Ino: “Bien, lo mejor será que vayamos a ayudar a preparar la mesa sino seremos regañados por las sacerdotisas”
Ima: “Es verdad, pero antes iré a ver cómo van las chicas con la limpieza”
Ino: “¿Quieres ir a ver si Ichika conversa con ellas? Está bien. Te esperare en la cocina para llevar las cosas a la mesa”
***PARTE II***
En los bellos jardines del templo, donde arboles rebosantes de vida que se mueven con la suave brisa nocturna, las sacerdotisas limpian de hijas los espacios de madera y cemento para dejar pulcro todo el camino y tener buena apariencia para aquellos que llegan en busca de ser escuchados por los dioses.
Una joven de rostro bello, piel aterciopelada de cabello largo y negro y figura atractiva, vestida con los atuendos tradicionales del templo, barre las hojas y pétalos de flores a un lado en los jardines. Alejada de las demás chicas de su misma edad, permanece en silencio y sin pretender unírseles en su conversación:
Orihime: “Chicas, hoy me llevara Ryu a comer ramen. Me da mucha felicidad de que al fin pueda verme como algo más que la presidenta de clase” — sonríe felizmente
Mikami: “¡Kyaaaah! ¡que lindo! Pero cuéntanos más”
Miku: “¿Por qué no le preguntamos a Ichika si quiere venir con nosotras a charlarlo? Estoy segura de que quizás quiera unírsenos”
Mikami: “Sabes que es alguien a quien no le guste la compañía”
Miku: “Pero quizás este sea uno de esos días en que se abra. Yo quiero que lo haga y podamos ser amigas”
Orihime: “Miku tiene razón. Ichika no es alguien muy sociable, pero quiero saber más de ella que solo nuestra edad es 16 y que está aquí desde los 6”
Mikami: “Bien, como quieran. Pero si las rechaza de nuevo no lloren. La vez anterior estuve casi un día entero tratando de consolarlas. Entonces ¿Quién le pregunta?”
Las tres chicas intercambian miradas, esperando que alguna de ellas de la iniciativa, pero ninguna dice nada por lo que Mikami suspira y camina hacia Ichika:
Mikami: “Hola”
Ichika ignora a su compañera quien siente incomodidad, pero no pierde las esperanzas de que pueda llegarle:
Mikami: “Heemm…¿quieres venir con nosotras para charlar de cosas de chicas?” — la sigue ignorando — “quizás sea una tontería para ti pero significaría mucho si aceptaras nuestra amistad. En verdad quisiéramos ser tus amigas” — le dice tímida, pero Ichika sigue sin pronunciar palabra
Mikami se voltea y mira a las demás, quienes niegan con la cabeza y reconocen no saber que hacer para captar la atención de Ichika. Vuelve la mirada hacia el frente y se sorprende, maravillada al ver como unos cuantos pétalos de cerezo revolotean alrededor de la chica y la luna resalta la belleza de ella:
Mikami: “Oh, pero que hermosa y melancólica”
Es la primera vez que Mikami presencia en todo su esplendor la belleza de Ichika y a la vez su profunda tristeza. La razón por la que no desea hablar con nadie ni relacionarse, creyendo que ella es la que trae las desgracias y que es mejor no encariñarse ni hacerse amigas. Esto no le interesa a Mikami y como muestra de ello le obsequia un pequeño broche con forma de mariposa:
Mikami: “Quizás no entienda porque rechazas nuestra amistad, pero quiero que tengas esto y no lo rechaces por favor. Es un obsequio de buena fe para que nos aceptes”
Le entrega el broche en la mano y regresa con las chicas a sus quehaceres mientras les explica porque Ichika no se ha unido al grupo. Mientras ella mira el broche y deja escapar una pequeña sonrisa y al final una lagrima de infelicidad cae de su ojo derecho:
Ichika: “Q-Que lindo broche” — dice en voz baja y mira hacia el grupo de chicas
Se mueve para ir hacia ella y por fin hablarles. Sin embargo, se detiene ya que de su nariz cae una gota de sangre. La quita con su mano y se queda parada en su sitio, triste y con su corazón afligido por una extraña enfermedad que desde ocurrió la tragedia con sus padres no ha dejado de complicar su vida con las personas:
Ichika: “Maldita enfermedad, en verdad la odio” — maldice en silencio su condición de salud tan desconocida
El frio viento otoñal se apresura hacia el jardín, envolviendo de un halo fresco a la chica, que en respuesta tiembla y estornuda varias veces. Se frota con sus manos los brazos y camina hacia el interior de la casa en busca de resguardo y en dirección a la cocina para en silencio ayude con la cena.
Mientras camina por el pasillo, las sacerdotisas atestiguan su belleza, pero también el aire triste que la caracteriza solo para recibir críticas negativas al verla tan distante y fría para con el resto de las personas. Algunas simplemente piensan que es una persona soberbia por ser bonita y creer que por eso puede sentirse más que el resto, aunque la realidad es que solo las chicas nuevas critican de esa manera a Ichika, sin saber sobre su historia de vida.
Mikami la ve entrar en la cocina y se entusiasma de su llegada. Se le acerca con un enorme plato lleno de papas cortadas y lo coloca frente a ella:
Mikami: “¿Me ayudas?” — pregunta sonriente — “estoy segura que la cena será grandiosa”
Ichika no responde, pero sus sentimientos la impulsan a tomar la cuchilla y empezar a cortar los trozos restantes frente a Mikami, quien reacciona feliz de que haya al menos un acercamiento a la misteriosa chica.
Durante unos minutos, Mikami le cuenta sobre muchas cosas relacionado a películas, música, moda, todo lo que una joven de la edad de ellas disfruta. Por alguna razón Ichika se interesa cada vez más en lo que es la moda y escucha cada detalle que cuenta Mikami como si fuera alguna lección en el dojo con la espada de madera que practica todo el día.
Después de cortar todas las papas, Mikami se quita el delantal para cocina y hace reverencia a Ichika:
Mikami: “Fue muy divertido poder preparar la cena juntas. Espero que eso se repita ¿sí?” — sonríe sin malicia, albergando sentimientos de aprecio y honestidad
Ichika: “…”— asienta con la cabeza y una más que interesante sonrisa, la cual transmite profundo agradecimiento
Mikami: “Es muy hermosa, en verdad” — se queda mirándola — “¿sabes? Algún día podríamos ir juntas de compras por la avenida comercial como Akihabara. Se que te gustará, tiene muchas cosas a la moda” — camina hacia la puerta — “estoy segura de que con amigas te sentirás muy contenta”
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