Limit Breaker: Tokio Dungeon - 02
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- 02 - Capítulo II: Érase una vez, la sacerdotisa y el yokai zorro parte II
Llega la noche en el templo y todos los residentes preparan la cena. Un enorme estofado de conejo con caldo de verduras, y especias. Como cada noche rezan para agradecer a las deidades por tener tal plato de comida y personas queridas alrededor con la cual disfrutar de tal cena sobre la larga mesa que es acompañada por la hermosa vista nocturna del templo abierto para las visitas nocturnas de aquellos fieles.
Aun en la algarabía de tener compañía constantemente y que siempre la alientan a seguir a pesar de todo el dolor, Ichika comer y bebe en silencio sin querer emitir un solo sonido. Ino e Ima intercambian miradas y asientan con rostros tristes para apoyar la idea de revelar en ese momento la noticias:
Ino: “¿Quieres dar la noticia ahora?” — le dice en voz baja
Ima: “¿Y eso acepta ir a medir su rango y no ser mi hija? Tengo miedo sobre eso”
Ino: “Ella lo decidirá por su cuenta. Yo tampoco quisiera que escoja mal su camino, pero a fin de cuentas es lo que desea. Démosle la oportunidad y respetemos su decisión”
Ima suspira y toma un cubierto con el cual golpea sutilmente la mesa de madera, atrayendo las miradas de los presentes:
Ima: “Eh, disculpen. Tenemos una noticia que darles, más que nada para Ichika”
Los presentes miran primero a Ima y luego a Ichika, quien deja de comer y levanta la cabeza con sorpresa. Por primera vez siente entusiasmo por saber cuál es la noticia que mantiene a todo en vilo sobre la mesa:
Ima: “No queríamos revelarlo ahora sino esperar a tu mayoría de edad, pero creo que ha llegado el momento. En tu cumpleaños número 12 ¿recuerdas lo que ocurrió en la fiesta?”
Ichika: “…”— niega con su cabeza
Ino: “Durante tu fiesta que organizamos estaba lloviendo tan fuerte que muchos sospechaban que se trataba de algo sobrenatural. Lo cierto es que esas sospechas estaban bien fundadas, pero quien lo estaba produciendo eras tú, Ichika”
Ichika: “¿Yo? N-No entiendo”
Ima: “Durante los meses posteriores e inclusive años hasta la actualidad enviamos análisis. Perdónanos por eso, pero…finalmente se llegó a la conclusión de que conseguiste tu despertar”
Ichika: “E-Esperen un momento ¿Cómo que despertar? No…entiendo” — se desespera. Las personas que la rodean quedan en shock al escucharla hablar tan enérgicamente
Ino: “Es tu despertar como cazadora Ichika. Es tu decisión si ir a medir tu rango y saber que magia podrás usar. Se que quizás no es algo que te agrade, por eso quiero proponerte otra cosa” — sonríe y extiende su mano — “¿quieres ser adoptada para ser mi hija?”
Ichika: “¿Huh? ¿d-de que hablas? ¿hija? ¿cazadora?” — su mente se vuelve un caos, entre la confusión por no entender que sucede y desesperación
En ese momento, Ichika entra en una crisis nerviosa en la que grita con fuerza, su presión arterial sube hasta niveles extremos y de su nariz y ojos salen sangre a cantaros hasta hacerla desplomar con fuerza sobre el suelo por el shock de la noticia:
Mikami: “¡Ichika!” — las chicas socorren a la joven que poco a poco cierra los ojos
Ima: “No, su enfermedad ha empeorado más desde la última vez” — corre hacia ella
Ichika: “¿Huh? Entonces así se siente estar morir. Duele mucho, pero me alegro estar muy cerca de ellos” — piensa mientras recuerda a sus padres y que el dolor que tanto le aflige a su corazón puede acabarse
“Llévenla a su habitación y llamen a un médico ¡rápido!”
Ichika: “No, por favor, déjenme así. Respeten mi decisión ya no merezco seguir viviendo y más aún que mi enfermedad ha empeorado mucho más. Se lo suplico monje Ino, déjeme morir en paz” — les pide en silencio. Solo escucha lo que dicen sin siquiera responder — “mama, papa, no me suelten la mano…por favor agárrenla con fuerza…por favor…no me dejen aquí…”
***PARTE II***
Varias horas después…
Ichika abre sus ojos y mueve su cabeza, encontrándose acostada sobre un futón y en sus brazos tiene unidas a las venas transfusiones intravenosas debido a la enorme pérdida de sangre por su enfermedad tan desconocida que la medicina moderna mágica no puede contrarrestar.
A su lado ve a sus tres compañeras, quienes son también compañeras de habitación, recostadas a su lado y sin haberse movido en los últimos días hasta que ella haya logrado despertar, cuidándola y preocupándose por su bienestar. Lo cierto es que ellas consideran a Ichika como una del grupo y también alguien considerada amiga. Sin embargo, Ichika continúa rechazándolas por temor a relacionarse afectuosamente con amigas de su misma edad. Para esas chicas, la actitud de la joven es algo inusual y en ocasiones agresivo, pero saben su historia personal y comprenden que su vida es aún más trágica de lo que imaginan.
Sin despertarlas, se levanta como puede envuelta en su kimono y abre la puerta. El silencio en el templo es demasiado anormal como para pretender hacer de cuenta que esta todo bien. Paso a paso y apoyándose contra la pared avanza lentamente hasta el templo.
Ichika no se dio cuenta por su dificultad para ver debido a las complicaciones físicas en su cuerpo, pero sobre la pared yacen manchas de sangre que recorren el largo pasillo:
Ichika: “Esta demasiado silencioso” — piensa y alcanza a ver la puerta que da al templo — “señorita Ima-san ¿Dónde está? ¿Ino-san?” — los llama en voz alta pero no encuentra respuesta — “que extraño” — sospecha de que algo no está bien
Su vista se aclara y ve que todo a su alrededor está en desorden y destrozado, además hay manchas de sangre y charcos por doquier. Eso la asusta y corre hacia el templo, encontrándose con la peor y más tenebrosas de las escenas que ha visto en toda su vida.
Cuerpos descuartizados, desmembrados y decapitados por todas partes. El cuerpo desnudo, sin cabeza, brazos, piernas y las vísceras colgando y desangrando de Ima ante la vista de ella es devorado por criaturas con forma de neblina purpura, cabeza alargada, mandíbulas negras con cientos de dientes y dos colas en sus cuerpos con punta filosa de las que expulsan liquido oscuro. Cuando caen al suelo derriten la madera como si fuera acido.
Mira a su costado izquierdo y ve al monje Ino partido a la mitad y con los ojos extraídos.
Ichika entra en pánico y empieza a gritar hasta caer de rodillas y orinarse encima por el shock de ver tal escena. Lleva sus manos a la boca para contener las ganas de vomitar. Las criaturas que curiosamente se deleitan con la carne de las mujeres, notan la presencia de la joven y posan su atención sobre ella como nuevo blanco y suculenta carne a devorar:
Ichika: “E-Esto no puede estar pasando” — murmura, incrédula ante tal escena desagradable — “¡no, las chicas!” — se da cuenta de sus amigas y trata de ponerse de pie. Sin embargo, las piernas no responden por lo que trata de arrastrarse hacia la puerta. Al darse cuenta, una de las criaturas se aparece en la puerta con la cabeza de una de las chicas y el torso desnudo y con el pecho derecho mordido en su mano derecha — “q-q-que…” — vomita en el suelo — “no puede estar pasando ¿Qué es esto? ¿Qué está pasando? ¿Por qué me siguen pasando estas cosas?” — se pregunta, desesperada al ver las vísceras de sus amigas escurrirse por el suelo y el olor tan hediondo que retuerce sus entrañas, haciéndola vomitar sin controla
De repente, su nariz y ojos vuelven a perder sangre y con eso su fuerza disminuye casi hasta dejarla inconsciente y a merced de las criaturas que se acerca a ella con las fauces abiertas y a paso de hombre en lugar de bestia.
Tal vez sea una decisión o capricho del destino, pero misteriosamente su respiración se torna pesada y visible con forma de pequeños destellos eléctricos.
Lenta y dolorosamente se pone de pie con ambas piernas tambaleantes. La vista es borrosa y roja por la pérdida de sangre. Su corazón late muy rápido y las manos siguen el camino de las piernas, temblando son control. Nada la preparó para tal situación y mucho menos en tal circunstancia de su vida, donde la perdida y el dolor es constante para ella:
Ichika: “Si, eso es lo que quería…morir de cualquier manera, pero yo no deseo que fuera siendo devorada y masacrada por esas criaturas con forma de bestia incorpórea. Tampoco quería reconocer que esta era mi familia, pero qué más da, ahora me la han arrebatado al igual que el destino lo hizo con mis verdaderos padres” — murmura mientras se pone de pie — “nadie tiene la culpa, pero al final mueren a mi alrededor las personas que más me importan. No me queda nadie…”
Al decir eso último, un fuerte latido en su pecho la envuelve en una gran determinación y pequeños relámpagos que se desprenden con violencia y mantienen la distancia entre ella y los yokais, hiriéndolas si se acercan al menos a 3 metros de distancia con punzantes impactos. También en la expresión de su rostro se ve que la ira que la agobia al ver a las personas que ofrecían una calidez similar a la familia, yacen muertos y de maneras horribles. Extiende su mano derecha hacia una espada para atraerla:
Ichika: “Moriré como yo lo desee no como ustedes desean ¡bastardos!” — grita enfurecida con lágrimas en los ojos y el rostro cubierto de la sangre que pierde por tal terrible enfermedad — “perdón chicas por haber sido tan inoportuna con mi forma de ser. Lo siento Mikami” — saca de su bolsillo el broche y lo coloca en su cabello
Con fuerza, se impulsa hacia el enorme grupo de yokais, cortándolos y dejando en el camino hilos eléctricos y marcas por todas partes de cortes precisos y mortales.
El cielo se va nublando para albergar una lluvia torrencial y truenos que iluminan todo el cielo. Mientras que la joven moribunda masacra a las criaturas que sin que ella sepa, se habían formado gracias a una mazmorra imperfecta que deja pasar al mundo humano, burlando las peligrosas corrientes de maná que destruyen a aquellos yokais menores a rango SS+.
Los gritos de aquellos yokais siendo asesinados resuenan por todo el templo como los lamentos de antaño y la sangre purpura de estos salpica por las superficies de madera. Cada corte que Ichika les hace a ellos equivale para ella a una vida que han arrebatado sin remordimiento y que quita para vengarlos:
Ichika: “Si hubiera sido más sociable al menos habría tenido amigas como ellas” — aprieta sus dientes, se para firma y levanta su espada con ambas menos mientras que de esta se libera una fuerte ráfaga de maná en forma de relámpagos desbordando sin control. Los yokais miran temerosos ante la incontenible cantidad de energía — “malditos yokais…los odio…los odio…” — un aura purpura y con destellos eléctricos salen de sus ojos — “¡váyanse a la mierda todos ustedes!” — piensa con tristeza en las personas que perdieron la vida en el templo
Lanza un corte eléctrico tan violento que el edificio entero es destruido en pedazos y con ello, una explosión con forma de columna purpura se eleva hasta los cielos y despejándolo.
La explosión envía con una onda expansiva a Ichika hacia el bosque casi cien metros, golpeando su cuerpo contra los árboles y aterrizando contra el barro y debajo de la lluvia que no cesa. Si no fuera por su despertar y posteriormente el incremento de su poder físico, Ichika no podría soportar el daño recibido por la explosión.
Entre la débil visión y la oscuridad, ve a alguien acercarse, pero sin lograr distinguir de quien se trata:
Ichika: “Ah, creo que me llevaran a otro lado…en verdad…estoy hartada de todo y de todos…¿Por qué no me dejan morir en paz? ¿Qué no me pueden dejar descansar tranquila?”
“Aun es temprano para tirar la toalla humana. Créeme que es mejor no hacerlo” — dice, la figura extraña con voz juvenil y casi seductora mientras la alza entre sus brazos
Entre lo que alcanza a distinguir la joven, son varias colas que se asoman detrás de la persona que la está llevando entre los brazos y que al parecer es de contextura atlética y de estatura grande.
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