Limit Breaker: Tokio Dungeon - 06
Dos días han pasado desde que Kyubo detectó a esa persona y luego desapareció frente a sus ojos. Desde entonces sus sentidos se incrementaron para evitar cualquier emboscada que lo pudiera dañar a él y principalmente a ella.
Eso también sirve para que pudiera usar constantemente sus habilidades y no cayeran en desuso.
Después de caminar un buen rato, llegan a un rio que fluye armoniosamente en medio del bosque con pequeños animales que beben de allí y sin que resulte venenoso:
Ichika: “Parece que el rio no es peligroso” — mira a los animales que beben de él
Kyubo: “Así parece. Lo mejor es quedarnos aquí y descansar un poco” — mira al cielo — “parece que ya es de mediodía. Iré a buscar algo para comer, ya nos quedamos sin carne de oso”
Ichika: “Déjame ir contigo. Me siento mejor de la fiebre y mi cuerpo ya no está muy débil”
Kyubo: “¿Segura?”
Ichika: “No me confundas con alguien inútil Kyubo” — lo mira con desagrado
Kyubo: “¡Jajaja! Tienes razón. Además, me beneficia el hecho de que vengas conmigo, así no tengo que estar tan pendiente de ti todo el tiempo” — sonríe
Ichika: “¿Me estas tratando de una carga?”
Kyubo: “La verdad que no. A diferencia de hace una semana atrás ya no me pareces una carga ni nada, aunque me decepciona que no hayas demostrado algo más que habilidades culinarias”
Ichika: “¿Te refieres a eso que sucedió en el templo? Si pudiera lo explicaría, pero me siento impotente de no comprenderlo” — dice con aire de melancolía y tristeza
Kyubo la mira, su corazón late un poco más fuerte de lo que imagina, y le responde nervioso:
Kyubo: “P-Puedo comprender como te sientes. El no saber que algo surge de la nada y no poder usarlo más tarde. Quizás necesites de alguien que te ayude a entrenar”
Ichika: “Pero yo jamás tuve que entrenar, es decir, ¿Por qué habría de hacerlo?”
Kyubo: “Piensas cosas innecesarias demasiado rápidas y no con calma las que deberías” — suspira — “escúchate de vez en cuando. Parece como si no crees que haga falta entrenar, pero es todo lo contrario. Cuando tienes un potencial como el tuyo, lo primero que debes hacer es entrenarlo y darle forma para que no se oxide dentro tuyo”
Ichika: “Es verdad que he despertado como cazadora y que mi elemento es el rayo. Recuerdo esa sensación de haber usado pequeños relámpagos durante esa noche fría” — mira su puño y lo aprieta varias veces — “pero solo es eso, no tengo la forma de volver a usarlo. Al menos no el conocimiento y tu como yokai dudo que conozcas los mecanismos por los que los humanos podemos hacerlo”
Kyubo: “Tienes razón en que los yokais como tú nos llamas y los humanos son en principio seres diferentes. Sin embargo, no quedamos fuera de la lógica natural a pesar de que nuestra existencia está basada en partículas de magia y ustedes no. Inclusive las existencias que no tienen límite de poder son similares a ustedes”
Ichika: “Dices existencias que no tienen límites de poder ¿existen en verdad?”
Kyubo: “Bueno, la realidad es que jamás las he visto. Se podría decir que la jerarquía de los yokai es primordial y nos hace entender nuestro lugar. En mi caso, por ejemplo, soy un yokai que ustedes clasificarían como rango S+ aunque al llegar a tu mundo ha disminuido un rango mi poder. Por sobre los de mi clase se encuentra la emperatriz de las bestias, o ese es uno de sus muchos nombres. Ella es básicamente la yokai más poderosa de la clase bestia y mi superior en todo aspecto”
Ichika: “¿Existen más emperadores o solo son yokais aislados?”
Kyubo: “Créeme que existen inclusive entre los míos. La historia de ellos es tan verídica como el bosque que nos rodea. He conocido a la emperatriz Leza, y no es nada como lo había sentido nunca. Jamás en mi vida había temido por mi existencia como cuando la tuve apenas 100 metros. Su aura quemaba con intensa furia y apenas pasaba caminando para vigilar que todo su territorio esté en orden”
Ichika se queda perpleja, aquellas historias de que posiblemente existan yokais con un nivel de poder absurdamente increíble sea real y el solo hecho de pensar que pudieran poner pie en territorio humano sea cual sea el lugar es aún más aterrador.
En esos largos y silenciosos segundos, Ichika abre su boca para decir algo según sus sentimientos, pero en el momento en que lo hace Kyubo se le acerca sin que se dé cuenta. Le acaricia el rostro y se acerca a su oído:
Kyubo: “No te preocupes” — se siente seguro de sí mismo — “yo te cuidare, aunque no lo necesites” — susurra con una sonrisa — “al final solo soy un yokai con su poder sellado intentando de encontrar algo más que quejarme”
Ichika: “G-Gracias” — dice avergonzada y con una expresión infeliz
Kyubo: “Por cierto, últimamente hablas mucho ¿Por qué será ese cambio?
Ichika: “Creo que es porque me siento un poco mejor y con ánimos” — responde cabizbaja, pero con una pequeña sonrisa
Kyubo: “No me respondiste”
Ichika: “¿Qué quieres que te diga?”
Kyubo: “Se honesta” — se acerca a ella y le acaricia la cabeza — “hace días eres una patética excusa de humana y ahora te ves muy segura. Al menos de hablar con alguien, aunque fuera un yokai”
Ichika: “C-Creo que…”
Kyubo: “¡Jajaja! Es una broma. No te lo tomes tan enserio” — se ríe de Ichika
Kyubo nota ese cambio en el rostro de ella y trata de animarla como puede:
Kyubo: “De cualquier manera debemos tener cuidado. No sabemos que sucede en estos lugares y yo soy solo un intruso. Puedes ayudarme a adaptarme, si quieres”
Ichika: “Aunque lo fueras pareces más humano que muchos” — sonríe con ánimos, a comparación como se encontraba hace momentos
Kyubo: “Si, eso creo” — sonríe y se pone de pie para preparar la cena
De repente, unas imágenes golpean su mente con dolor punzante. Imágenes con forma de recuerdos de una chica corriendo a través de un campo de flores y la sonrisa de esa persona tan purificante y honesta que el solo hecho de recordar eso hace que el corazón de Kyubo se retuerza de dolor y lágrimas se derramen de sus ojos:
Kyubo: “Mierda ¿Qué carajo es eso?” — se refriega las manos contra los ojos
Ichika lo sigue dentro del bosque a cazar la cena. Como él ha prometido, la protege de que no sea atacada por animales salvajes mientras se dispone a capturar y matar conejos para el estofado que ella misma se ofreció a preparar en retribución por la cena del otro día cuyo ingrediente más delicioso e inesperado fue carne de oso que Kyubo había cazador con sus propias manos.
Ojos en todas partes, gracias a una habilidad que Kyubo posee y que consiste en pequeñas llamas azules que se desprenden de la punta de sus colas. Cada una de estas llamas sirve para 2 cosas, atacar objetivo y como visión, por lo que es difícil que sean atacados por alguien sin que él lo sepa antes. Sin embargo, entre las ramas de los árboles, alguien se esconde demasiado bien y aunque Kyubo se da cuenta, espera el momento en que haga su movimiento o simplemente se vaya.
De igual manera el yokai decide que al terminar la cena vuelvan a caminar en busca de algún pueblo cercano y estar más seguros, aunque deba estar entre los humanos.
Después de cazar y preparar la cena con carne de conejo cuidadosamente especiado con las bondades de la naturaleza, ambos comen en silencio sin decir una sola palabra mas que el sonido de la deliciosa comida. Kyubo se queda maravillado ante las habilidades culinarias de Ichika, de la cual empieza a tener una gran opinión y considerándola muy útil en cuestiones de supervivencia.
No obstante, por la noche y durante su guardia en la oscuridad perpetua y las llamas azules recorriendo un perímetro de al menos 100 metros, Kyubo escucha los sollozos de Ichika mientras ella duerme, y el lamento de su soledad y la tristeza de perder a quienes mas ama.
A pesar de verla, escucharla y sentir nauseas de proteger a alguien tan patética, por dentro siente la curiosidad y piedad por ella:
Kyubo: “¿Huh?” — mira que a lo lejos aquella niebla purpura se acerca tímidamente, tragándose árboles, suelo y cada cosa que se encuentra en el camino — “esa es…no, no podemos quedarnos mucho tiempo más” — murmura y mira a Ichika. Una sonrisa se dibuja en el rostro de él al ver cuan inocente se ve cuando duerme — “creo que dejare que duerma un poco más. Aunque a decir verdad no sé qué pasará de aquí en mas con esa cosa pisándonos los talones” — agrega con cierta preocupación
***PARTE II***
En la oscuridad del bosque y alejado de las llamas azules, una figura siniestra acecha, rodeado por decenas de animales muertos, entre ellos osos tan grandes como pequeños autos y lobos que no son para nada unos pequeños animalejos.
Kamal Gutra, uno de los asesinos mas peligrosos de Nepal y miembro del infame gremio cedula de los “Gurkas” llamado “Cuchillas Rojas”, prepara su misión para asesinar a Kyubo e Ichika. Sus motivos son misteriosos pero las habilidades que posee lo hacen insaciable y extremadamente peligroso:
Kamal: “¡Que aburrido, carajo! No puedo creer que tenga que espiar a estos malditos. Se supone que sería muy sencillo” — maldice mientras sostiene un extraño pendiente y en cuya foto dentro hay una mujer sonriente — “esos malditos del gremio, se suponía que esta sería mi última misión, pero parece que no me la harán fácil. Mierda” — se pone de pie y besa la foto. Luego guarda el pendiente en su bolsillo y agita la cuchilla hacia un lado para quitar la sangre de los animales — “creo que iré a caminar o enloqueceré” — murmura molesto
Camina en dirección contraria a las llamas invocadas por Kyubo para vigilar la zona y defenderla. Golpea sus cuchillas para atraer a los animales y matarlos para apaciguar su aburrimiento y el malhumor.
Al mismo tiempo que produce chirriantes sonidos entre ambas cuchillas, varios depredadores nocturnos hacen acto de presencia, guiados por el mismo Kamal.
Apunta con sus armas al enorme grupo que se ha formado y sonríe de manera perversa:
Kamal: “Hey, hey, no me miren así chicos” — les dice a las bestias que muestran sus dientes y tensan sus cuerpos para atacar. Osos, lobos, y otros animales propios de los bosques rodean al Gurka — “tengo que agradecerles por permitirme el festín con su sangre”
Sin que Kamal lo sepa, alguien lo vigila muy de cerca y entre las ramas de los arboles mas altos. Priorizando la seguridad de Kyubo e Ichika, el monje Yujin Park decide mantener distancia a pesar de querer presentarse frente a ella cuanto antes.
Su razón es simple, observar a Kyubo y ver que hace, si es confiable, si pretende algo más o su intención es tan honesta como lo que demuestra:
Yujin: “Que desagradable y sádico. Por la mañana creo que será lo mejor ir y presentarme. Aunque…” — mira a Kamal como masacra a los animales y reza con lamento tal acto cruel contra la naturaleza— “sabía que los Cuchillas Rojas eran infames por robar mazmorras a gremios de otros países sin importarles la jurisdicción, pero ¿Qué es lo que pretende ese Gurka al espiarlos? No tiene sentido. Es muy preocupante” — piensa en las probabilidades de que Kamal planee matar no solo al yokai sino también a Ichika
***PARTE III***
A la mañana siguiente, Kyubo despierta a Ichika con suaves movimientos, agitándole el hombre y susurrándole “despierta, ya es de mañana” muy cerca del rostro. Abre sus ojos y rápidamente se aparta, impactada ante la cercanía del yokai y también perpleja por su belleza inusual, sembrando confusión desde tan temprano:
Kyubo: “Tenemos que continuar”
Ichika: “S-Si, de acuerdo”
Kyubo: “Lamento que no haya desayuno, pero tenemos que apurarnos. La niebla purpura esta demasiado cerca y no aconsejo que nos vuelva envolver”
Al escuchar eso, Ichika recuerda lo que pasó en el templo y agacha su cabeza en estado de tristeza:
Kyubo: “Ven, lo mejor es continuar y no mirar atrás. Se que suena tonto, pero si pretendes seguirme hasta el pueblo deberás encontrar la fuerza en tu interior” — le aconseja y extiende su mano
Ichika: “Si, lo sé” — responde poco convencida y toma la mano de Kyubo
Kyubo: “Bien, algo es algo. Lo bueno es que no tenemos nada como para llevar, aunque necesitaremos abrigo. Esta noche a diferencia de la anterior tendrá una baja brusca de temperatura”
Ichika: “Creo que el próximo pueblo se encuentra muy cerca. Su nombre es Uerawa”
Kyubo: “Uerawa, que nombre más extraño”
Ichika: “Es un pueblo que se fundo en el año 2026 como lugar de paraje y descanso para los cazadores de primera generación. Tengo entendido que existe aun y que inclusive hay un centro de investigación de fenómenos mazmorricos”
Kyubo: “Interesante. Quizás encontremos humanos tan interesantes como tu ¡ja!” — bromea
Ichika: “¡Tsk!” — se molesta y golpea el hombro de Kyubo con fuerza
Kyubo: “¿Huh? ¿Por qué fue eso?” — pregunta, masajeando su hombro
Ichika: “Nada, cosas que pasan” — dice molesta y apartando la mirada a otro lado
Kyubo: “¿Celosa? Kukuku”
Ichika: “¡¿Qué?! ¡N-No!”
Las orejas de Kyubo se levantan y los ojos que aparentaban ser humanos se tornan de color rojo y con pupilas de zorro. Se adelanta a Ichika y la aparta bruscamente hacia atrás:
Ichika: “¿K-Kyubo?”
Kyubo: “No te apartes de mi” — dice con expresión agresiva y una intensa aura rojiza que sale de su cuerpo
Dicho eso, Ichika hace caso y sorprendida por la forma en que se comporta le pregunta:
Ichika: “¿Pa-Pasa algo Kyubo?”
Kyubo: “Huelo a sangre…y demasiada” — responde mientras olfatea y no despega la mirada hacia unos enormes arbustos que se encuentran al frente a unos 15 metros
Tal y como dice Kyubo, la vegetación se mueve y de ella sale volando el cuerpo de un enorme oso y lobo en dirección hacia ellos:
Kyubo: “¡Maldición!” — aparta a Ichika a un lado, pero el cuerpo del oso lo golpea, empujándolo varios metros hasta el tronco grueso de un árbol
Kamal: “Si que me hiciste esperar maldita cucaracha. Por primera vez desde que los sigo que no tienes la guardia alta” — se acerca con las cuchillas cubiertas por sangre y vísceras de animal
Ichika: “¿Quién eres?”
Kamal: “Tú vas a estorbar” — le dice con la cuchilla apuntándole al cuello — “te mataré primero”
Se impulsa hacia ella con entusiasmo y rostro sediento de muerte de una inocente.
Cuando balancea su arma contra ella, lo primero que piensa es:
Ichika: “Ah, morir de esta manera. Supongo que tarde o temprano iba a suceder. Tarde o temprano me uniría a ellos” — cierra sus ojos y derrama una lagrima
Sin embargo, una figura se interpone para detener la cuchilla con su mano y partirla fácilmente. Kamal retrocede dando varios saltos, mira su arma rota y vuelve la mirada hacia el causante:
Kamal: “Veo que no fue suficiente eso, monstruo”
Kyubo: “Te dije que te protegería cueste lo que cueste, Ichika” — la mira y sonríe — “¿verdad?”
Ichika queda boquiabierta y se sonroja mientras que su corazón late aceleradamente al ver que aquel yokai con mirada amenazante y presencia impactante se interpone entre ella y la muerte por parte del desconocido hombre nepalés, entrenado para asesinar sin piedad.
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