Limit Breaker: Tokio Dungeon - 09
Kyubo deambula por los viejos y secos pasillos de la posada, vigilando siempre pensando en la seguridad de Ichika, para que no se repita lo sucedido en el templo y evitar emboscadas por parte del enemigo yokai.
Después de casi 1 hora buscando cualquier punto inseguro que podría servir para que se infiltren, tratándose de una posada que se encuentra en medio del fenómeno de la niebla purpura, no es de extrañar que el lugar fuera atacado por ellos, se acerca a la puerta donde Ichika descansa y golpea varias veces lo suficientemente fuerte como para poder despertarla si se encuentra en profundo sueño.
Golpea una vez, dos veces, tres veces, cuatro veces, y no responde. Pensando que está muy dormida, golpea una quinta vez, pero más fuerte pero no consigue respuesta por lo que sin previo aviso entra a la habitación solo para no encontrarla allí:
Kyubo: “¿Heh, Ichika? ¿d-dónde está?” — mira y busca por todos los rincones de la pequeña habitación, sin encontrar rastros de ella. Solo la ventana yace abierta. Las cortinas se mueven por ligeras brizas nocturnas. Se acerca a la ventana y logra verla en la terraza a metros de allí — “¿Qué planea…? ¡no!”
Ichika llora desconsolada mientras sus pasos se acercan al borde a una muerte segura. Como cada noche, su corazón se siente vacío y sin ánimos de seguir viviendo. La depresión que la invade cada vez que se encuentra sola y con la oscuridad invadiéndola en su interior es lo suficiente como para impulsarla a tomar la decisión más drástica posible.
Mira hacia arriba y la encuentra en el borde de la terraza, de pie y mirando hacia el frente con intenciones de arrojarse al vacío. Se acerca sigilosamente por detrás y detiene sus pasos a metros:
Kyubo: “Me distraigo un momento y te encuentro queriendo quitarte la vida”
Ichika: “¿Acaso importa lo que haga?”
Kyubo: “Te advertí muchas veces que quien decidirá su final soy yo” — se acerca a ella y la abraza por detrás. Toma su rostro y la gira para que se vean cara a cara— “una simple humana nunca podría tener el valor de quitarse la vida, menos una como tú. Quiero creerlo porque me perteneces” — besa la frente de la chica— “que no se repita y grábatelo en la mente”
Ichika: “Ya te oí. Dudo mucho que comprendas como me siento” — corre su cara para evitarle la mirada
Kyubo: “¿Sí? ¿Por qué no me iluminas de una buena vez, humana?”
Ichika: “Ya lo sabes. No hace falta contártelo. Según tú, hablo mientras duermo y pudiste enterarte en un instante”
Kyubo: “Si, puede ser. Pero ¿sabes? Las situaciones difíciles siempre nos acompañaran a lo largo de nuestra vida, solo hay que sonreír, levantar la cabeza y sacar toda la fuerza que ocultamos para mostrarle al mundo que no somos débiles” — al decir esto decenas de recuerdos golpean su memoria donde una joven hermosa, pero con rostro brillante corre sonriente y le habla a alguien que la persigue en un tierno juego
Ichika: “Esas palabras son…bueno, increíbles” — dice con expresión vergonzosa
Kyubo: “Yo…no sé qué fue lo que acabo de decir — se cubre el rostro con una mano y queda pensativo — “¿eso fue una visión del futuro o del pasado? ¿Qué está pasando?” — se pregunta
Ichika: “¿Kyubo, estas bien?” — se le acerca
Kyubo: “S-Si, no te preocupes por mi… ¿huh?” — se queda petrificado cuando Ichika lo abraza — “¿Qué estás haciendo?”
Ichika: “Si hay algo que recuerdo de mis padres es que un abrazo puede curar tanto los momentos dolorosos como dar fuerza. Por favor no lo menosprecies” — le pide mientras llora en el pecho del yokai
Kyubo: “Seguro, Ichika. Aférrate con fuerza y no te sueles” — la envuelve con sus brazos
Desde le ventana de la habitación, Yujin los observa, principalmente a Kyubo a quien mira con cierta intriga por sus gestos y la forma en la que se comporta, pero por sobre todas las cosas el cómo trata a Ichika. Como si fuera alguien tan importante para él que protegería sin dudarlo a costa de su propia vida. Según su punto de vista, nada tiene sentido respecto al yokai, no porque alguien como él se comportase con cierto honor, sino que, al contrario, ninguno podría tener tantas similitudes como con los humanos:
Yujin: “Esto se está volviendo muy extraño” — murmura al darse cuenta muchas cosas que no concuerda — “¿en verdad es un yokai?” — se pregunta
Mientras tanto, Ichika se abre a Kyubo, no como antes donde ella le contó un poco sobre lo que le ocurrió por estar asustada ante el yokai y sus constantes amenazas disfrazadas por una sonrisa amable y actitud caballerosa. Por primera vez desde que lo conoce abre su corazón, donde reconoce que haga lo que haga, ella no podrá soportar seguir viviendo y aunque desee la muerte, como una vez le dijo Kyubo, es tan cobarde que a pesar de añorar algo no es capaz de lograrlo sin el impulso necesario. Eso involucra también a la muerte:
Kyubo: “Tengo que reconocerlo, Ichika. No eres alguien fácil de comprender y no está mal. Cada ser humano es un mundo propio con paz, oscuridad, nerviosismo y amor puro. Te diré lo mismo que te dije antes, reconozco tu valor como humana y sin duda eres alguien que podrá sentirse así, pero escondes una fuerza que muchos van a menospreciar. Sin duda estoy deseando que ese día llegue y comprendas que la verdadera fuerza escondida es la que se hace lugar entre tanta oscuridad y ayuda a las personas que no pueden salir de ella”
Ichika: “Espero que tengas razón” — apoya su mano en el pecho y siente las propias palpitaciones de su corazón — “sin duda espero que esta tristeza que cada día me lastima pueda sanarse y dejarme en paz. Duele y no creo poder aguantarlo por siempre” — sonríe — “pero estoy segura que contigo a mi lado podré batallar contra lo que sea”
Kyubo: “Veo que fue fácil de entender mi mensaje. Lo importante es que te fortalezcas” — le reconoce con una sonrisa, hasta que una voz cambia su expresión
“¿Te quedaras conmigo por siempre? ¿vas a ser por siempre mi amigo? Oye, oye ¿Qué haremos mañana?”
Las manos le sudan. El color de su rostro se torna pálido y serio. Ichika le pregunta preocupada:
Ichika: “¿Kyubo? ¿estas bien?”
Kyubo: “¿Eh? S-Si, lo estoy. Creo que deberíamos volver a la habitación” — responde con una sonrisa fingida
Ichika: “Si, estoy con más ánimos para descansar. Muchas gracias” — le sonríe cálidamente
Esa sonrisa hace que Kyubo vea como un recuerdo superpuesto a aquella chica que por alguna razón aparece en su mente, sonriéndole y hablando de forma amable y cariñosa.
La ayuda a bajar y regresar al cuarto sin hacer ruido y que los demás escuchen. Al llegar a la puerta, le pide a Kyubo que se quede con ella hasta que se duerma a lo cual accede sin problemas.
Los ánimos de Ichika por querer conversar con él es tan grande que, por primera vez en mucho tiempo, inclusive remontándose a cuando era una niña pequeña, que habla sin tapujos ni vergüenza aun recostada en la cama, cubierta por las sábanas y Kyubo sentado en una silla a su lado, escuchándola y riéndose genuinamente de las bromas que ella hace hasta que, al hablar sobre las chicas del templo, Ino e Ima, hacen que esa sonrisa se apague:
Ichika: “Esas personas me han cuidado por muchos años. A veces creo que no es justo que yo…”
Kyubo posa su mano en la de Ichika y la consuela como puede:
Kyubo: “Tranquila, no lo pienses más de esa forma. Estas aquí y eso importa”
Ichika: “Lo sé, y me siento estúpida al seguir creyendo esas cosas. Solo me queda el recuerdo”
Kyubo: “El cual deberías atesorar más que nadie. Ellos seguirán viviendo en tu memoria”
Ichika: “Si, eso no suena tan mal” — sonríe
Kyubo: “Déjame preguntar algo ¿Qué planes tienes para el futuro? Tu no pareces ser esa clase de persona que se mantiene quieta pero tampoco tienes algo que te impulse ¿Qué es lo que deseas para el futuro?”
Ichika: “¿Qué es lo que…quiero para el futuro?” — se queda pensando
Nunca se lo ha tenido que preguntar, ni cuando estaba en el templo, pero extrañamente ella se siente consternada al no hallar una respuesta clara, solo se queda en silencio y pensando una y otra vez sin saber que decir. Solo hace mueca por esforzarse tanto en pensarlo:
Ichika: “Jamás me lo he preguntado y no creo encontrar la respuesta. Al menos no aun”
Kyubo: “Nunca está de más preguntárselo de vez en cuando”
Ichika: “Kyubo”
Kyubo: “¿Sí?”
Ichika: “Muchas gracias de nuevo por todo” — le sonríe una vez más, pero con más energía
Kyubo: “¡Tsk! No me hagas sonrojar”
Ichika: “Quisiera tener la fuerza para dejar de sentirme tan mal…quisiera ser tan fuerte como tú, aunque le temo a enfrentarme a la realidad” — piensa
Después de que Ichika conciliara el sueño, Kyubo sale un momento de la habitación para dejarla descansar y respetar su espacio privado. Al cruzar la puerta con sonido tan chirriante que es imposible que nadie se percate, encuentra a Yujin frente a la habitación, con brazos cruzados y expresión un tanto seria:
Yujin: “¿Cómo se encuentra?”
Kyubo: “Tú la viste ¿cierto?”
Yujin: “Cuando fuiste a socorrerla. Por si te lo preguntas, Kamal está en tratamiento”
Kyubo: “Ella está bien y me importa un bledo el enemigo. Solo mantenlo lejos de mí y principalmente de ella” — camina hacia las escaleras
Yujin: “Sabes que no lo está. Creo que hasta te diste cuenta la primera vez que se vieron. No lo demuestra, pero su depresión se encuentra en un nivel realmente peligroso y temo que de ella salga un síntoma mucho peor” — reconoce preocupado
Kyubo: “Ya lo se. No hace falta que me lo digas” — recuerda consternado cuando le ha quitado su ropa en la cueva para tratarle las heridas, había encontrado marcas en sus brazos y muñecas, como si hubiera intentado quitarse las venas — “como te dije, si viniste a protegerla has lo que debes” — dice en tono agresivo
Yujin: “¡Que miedo!” — se exalta al escuchar esas palabras tan amenazantes — “Preguntas sobre el mañana cuando un yokai nunca lo tendría presente. Ella confía mucho en ti y no pareces querer hacerle daño, aunque de alguna manera el daño psicológico hace que sea una persona casi inexpresiva salvo por breves instantes. Según lo que mi amigo Ino me ha contado, ella ha sufrido mucho en tan poco tiempo”
Kyubo: “Ve al grano ¿quieres?”
Yujin: “Tengo muchas preguntas y solo una cruza por mi mente en estos momentos ¿Quién eres en realidad?”
Kyubo: “Me encantaría saberlo también” — continua con su camino mientras que la expresión se torna melancólica, sorprendiendo a Yujin
Yujin: “Si, es un gran misterio que espero poder averiguar” — murmura
***PARTE II***
Por la mañana, el grupo se resigna a continuar con su viaje al ver que la niebla ha empeorado al punto de que la visibilidad es de apenas 5 metros y la temperatura menos de lo estipulado, preocupando a los habitantes del pueblo cubierto por bosques y montañas.
Yujin habla con Kamal, después de desintoxicarlo con flores medicinales y varias horas escuchándolo gritar de dolor mientras la medicina surtía efecto al expulsar el contenido de las flores negras por los poros de su cuerpo hasta dejar un enorme charco en el suelo y mojar literalmente su cama:
Kamal: “No voy a darte las gracias ¿entiendes?” — dice gruñendo
Yujin: “Ya, ya, fue pura cortesía lo que hice. Agradécemelo más tarte” — dice sonriendo en tono de burla
Kamal: “¡Que no te agradeceré maldita sea!” — le grita enojado
Yujin: “Es lo que todos dicen”
Kamal: “Cielos santo” — bebe un poco de café que la mesera la ha traído
Yujin: “Entonces ¿Qué harás ahora? ¿vas a rescatar a tu esposa o seguirás queriendo cazarnos?”
Kamal: “No estoy seguro, ni siquiera me disculpe con la chica. Imaginarás que estoy avergonzado por haber sido tan idiota al apuntar a una niña. Para serte honesto, no sabría qué hacer en estos momentos, solo siento arrepentimiento. Nada más que eso”
La encargada de la posada, una señora de al menos 50 años, se acerca a Yujin con preocupación ante el extraño fenómeno de la niebla purpura:
“Disculpe ¿es cazador?”
Yujin: “Así es ¿sucede algo?”
“Pues, mi esposo y yo necesitamos pedirle algo”
Yujin: “Entiendo”
Se acerca a Kamal, quien bebe su café y come unos onigiris para llenar su barriga, ya que durante días no come como es debido y su cuerpo ha alcanzado su límite:
Yujin: “No es muy tarde para ello. Ahora vuelvo” — se levanta de su silla y sigue a la encargada del bar
Kamal: “¿De qué hablas?” — se voltea y ve que Ichika está detrás de él con Kyubo emanando un aura asesina — “ese tipo no me da ninguna confianza” — murmura
Ichika: “¿Cómo te sientes?” — pregunta, ignorando todo lo que ha ocurrido
Kamal: “¿Ah? S-Si, estoy bien ¿y tú?” — se pone nervioso, sin saber cómo reacciona por la vergüenza de su forma de actuar hace pocas horas
Ichika: “Bien, pude dormir un poco en una cálida cama después de días” — responde mientras toma asiento y Kyubo se para junto a ella como un guardaespaldas — “pero amanecí con mucho frio”
Kamal: “Si, estos días son de mucho frio, tratándose del otoño hay que cuidar la salud de uno mismo”
Ichika: “Tú también deberías cuidar tu salud ¿sí?”
Kamal ve cuan honesta y pura es la expresión de Ichika, sin maldad ni resentimiento, algo que la recuerda a su esposa en ese aspecto y le da un fuerte golpe a su orgullo como mercenario desalmado y también esperanza de poder hacer algo bien además de asesinar sin piedad por las promesas de Indira:
Kamal: “Discúlpame” — dice con la cabeza agacha y voz casi silenciosa
Ichika: “¿Cómo?”
Kamal: “D-Discúlpame” — eleva un poco su voz, pero aun así no lo escucha
Ichika: “No entiendo”
Kamal: “Eres igual a ella cuando tenía tu edad. Amable, sincera, buena, estoy muy seguro que no es coincidencia esto. Espero que de todo corazón encuentras la felicidad que mereces en este mundo tan podrido” — sonríe y se retira del lugar con una respuesta firme en mente — “si, no puedo dejar pasar más tiempo. Tengo que salvarla, aunque pierda mis extremidades, mi cabeza y corazón, aunque me arrastren los demonios del infierno, salvaré a mi esposa sin involucrar más a inocentes” — si alienta a si mismo — “discúlpame por todo Ichika, vive con fuerza y sin lamentaciones” — aconseja sin mirar atrás y con sus pasos firmes que desaparecen entre la niebla purpura”
Gracias a esas palabras, Ichika recuerda algo que le dijo su padre cuando era una niña, similar al consejo de Kamal donde es importante vivir con plenitud la vida sin preocuparse ni lamentarse, siendo el último consejo y palabras finales antes de morir en medio de la tragedia donde ella acabo sobreviviendo.
En ese momento rompe en llanto y se despide del nepalés con una sonrisa.
Yujin regresa de su conversación con los dueños de la posada y se exalta al no encontrar a Kamal por ningún lado.
Mientras esperan que salga el sol, o al menos penetre algún rayo que aclare el sombrío lugar que es envuelto por la niebla purpura, Ichika le explica en una de las mesas vacías por qué no está Kamal sin saber tampoco los motivos, solo parecía como si algo lo motivase a regresar a su hogar.
El rostro de Yujin parece deprimido al saberlo, entusiasmado por tener un socio en tal misión para proteger a Ichika y también haber empatizado con la historia de vida del hombre casi como si fuera una historia romántica y épica. Todo lo que ama Yujin de la historia personal de las personas, al menos de sus gustos por los manwhas de ese estilo:
Yujin: “De cualquier manera tenemos un problema. Ichika, sé que no nos conocemos del todo, pero te repito una vez más. A petición de mi amigo Ino, vengo desde Corea del Sur para protegerte de ahora en más. Sin embargo, no tenemos un destino fijado así que por ahora tendremos que quedarnos aquí y…”
Ichika: “Si que tenemos un destino”
Yujin: “¿Huh? ¿Cuál es?”
Ichika: “Si existe una razón para la existencia de esta niebla, quiero saberlo y con ello poder solucionarlo”
Kyubo: “Espera Ichika, no es conveniente tal cosa si no estamos preparados”
Ichika: “Soy consciente de eso, pero mi interior me dice que esta niebla fue la que provoco lo del templo y no quiero irme a ningún lado hasta que este fenómeno se acabe. Posiblemente ya haya víctimas inocentes y tiene que parar”
Kyubo: “Haaaa” — suspira — “no tengo quejas, pero seré claro. En la primera oportunidad de peligro, nos regresamos y planificaremos bien todo ¿de acuerdo?”
Ichika: “Si, muchas gracias”
Yujin: “No me opongo y ya que mencionan este problema. Acabo de hablar con los dueños de la posada. Me explicaron todo y parece que esta zona es la que da origen a la niebla. Desde hace unos meses que se había asentado y a raíz de eso, la economía local empeoro. Ya no llegan visitantes y muchos gremios prefieren omitir este trabajo por lo bajo de la recompensa. Siendo una zona que se ha empobrecido, la recompensa no es alta y a nivel nacional no tiene importancia al ser de poco tráfico turístico, a excepción por cazadores que llegan de paso para descansar”
Kyubo: “Algo no concuerda”
Ichika: “Kyubo tiene razón. Recuerdo que la niebla nos acechaba desde el lado opuesto al pueblo. Siendo como dices ¿no deberíamos habernos topado con el fenómeno de frente?”
Kyubo: “Eso…” — sus ojos se abren de par en par al darse cuenta de lo que sucede — “eso puede ser porque intenta evitar algo o alguien, para ser más precisos, no es un fenómeno sino una habilidad”
Yujin: “¡¿Qué?! ¡eso es imposible! Para empezar, debería ser un monstruo de rango S+ al menos. Primero para soportar el desintegro al cruzar el portal y segundo el nivel de maná usado en nuestro mundo seria increíblemente alto”
Kyubo: “Si, y todo parece indicar que es absurdo, pero viendo que se movía como si fuera algo inanimado pero que tenía un rumbo fijo me hace pensar que algo está detrás de esto”
Ichika: “Un yokai de tal nivel nos está queriendo dar caza ¿Por qué?” — se pregunta
Yujin: “Sea cual sea el motivo tenemos que investigar su origen, que lo causa, si en verdad es una habilidad y encontrar al causante para eliminarlo”
Kyubo: “¿Estarás listo?” — lo mira fijamente
Yujin: “Soy un cazador certificado con el rango S+ aunque para evitar inconvenientes con la prensa, finjo ser A+. Oh, casi lo olvido, la dueña de la posada nos pidió un favor más que una misión. Tenemos que encontrar a un grupo de cazadores que se fueron y no han regresado aun”
Kyubo: “Vaya pérdida de tiempo esa misión”
Ichika: “Si hay personas perdidas, tenemos que encontrarlas para ayudarlas a regresar”
Kyubo: “¡Tsk! Ya lo sé, maldición”
Con el correr de los días junto a Ichika, Kyubo se ha vuelto mucho más comprensible respecto a los humanos, a pesar de que solo ha conocido a un par de personas que lo han alterado. No importa sus quejas o si algo les desagrada respecto a los humanos, el solo hecho de conocer a más lo motiva demasiado.
Mas que oponerse al plan, Kyubo expresa su mayor apoyo para buscar a los cazadores y sacarlos del peligro, siempre y cuando nadie del pequeño llegue a estar en peligro.
***PARTE III***
Entre los árboles a varios cientos de metros lejos del pueblo, una siniestra figura de cuello increíblemente largo, cabeza parecida a una serpiente y envuelta en niebla purpura que da forma a una prenda femenina, devora la cabeza de una persona ya sin vida mientras que sostiene con su otra mano el torso desnudo de un hombre, partido a la mitad y barriga abierta, vísceras colgando y sangre cayendo a cantaros.
Mira de reojo los cadáveres de animales y en particular al de las serpientes que no pudieron soportar el venenoso aire de la niebla purpura. Solo humanos podrían sobrevivir debido a la capacidad de maná y aunque muchos otros no tuvieran tal cosa, el sistema respiratorio es suficientemente alto como para no perjudicarlos.
Da un pequeño salto desde lo alto de uno de los tantos arboles hacia el vacío y aterriza sutilmente sin impactar contra el suelo. Mira hacia sus pies y se queda pensativa al ver tantos cadáveres de serpientes por el camino, además de otros animales y seres humanos. La niebla que la envuelve se esfuma, solo para que la oscuridad de la noche incesante oculte su figura:
Hetasi: “Versión tan primitivas y débiles de mí. Ni siquiera merecen el título de viperias. Casi hacen que esta maravillosa comida sepa a mierda con sus existencias efímeras. Al menos haré que sus vidas mortales tengan significado” — pisa con fuerza el rostro de uno de los cadáveres humanos de los que hace momentos se alimentaba — “ahora bien, tenemos un poco de trabajo que hacer” — sonríe, extendiendo la expresión a lo largo de su boca
Hetasi, Reina Viperina/Colmillo venenoso
Monstruo Clase comandante Bestia Rango A+
Inteligencia: S+
Fuerza: C+
Agilidad: S+
Velocidad: A+
Poder destructivo: A+
Mana: S+
Puntos Vitales: B+
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