Limit Breaker: Tokio Dungeon - 14
El zorro, un mamífero depredador caracterizado por sentidos extremadamente finos y sigiloso a la hora de atacar a su presa. Muchas veces acecha a su comida entre la maleza y ataca sin que se den cuenta. Esto hace que reciba el apodo de “la diminuta muerte silenciosa.
Sin embargo, algo que muchos ignoran o no saben es que existe una rivalidad increíblemente peligrosa entre este pequeño animal con otro, retorcido y venenoso, la familia viperia o serpientes.
A lo largo de la historia de la evolución, se ha presenciado un sinfín de rivalidades entre animales, leones contra hienas, cocodrilos del Nilo contra chacales, lobos contra osos y así sucesivamente, pero la existencia de una tan bestial y cruel como la de los zorros contra las serpientes es casi una historia de terror y es que la noción de peligro entre ambos animales no tiene si quiera lugar para la imaginación.
Aun con tal historial de conflicto, el zorro había perdido mucha de su frialdad ante tal enemigo y hasta la agresividad se convirtió en sumisión, humillación y escape. Todo por la supervivencia del débil y esto se ha sentido como el orgullo siendo pisoteado.
Desde el punto de vista evolutivo, muchos biólogos aseguran que el zorro ya no representa rival para las serpientes y mucho menos para las cobras, lo que lleva a apartarlo del grupo de animales rivales para la familia viperina. Lo cual es un grave error aun en circunstancia en las que las mazmorras, magia y los yokais existen en el mundo humano.
Kyubo ataca a los lacayos de Hetasi con sus filosas garras, desmembrando, cortando, y decapitando sin piedad pese a verse abrumado por la intimidante presencia de tal enemigo y su capacidad para fundir terror:
Hetasi: “A pesar de estar rodeado continúa atacando y su velocidad aumenta cada vez más” — mira mientras sus subordinados caen uno tras otro — “¡¿Qué esperan?! ¡mátenlo imbéciles!” — ordena enfurecida
Cuando Hetasi se da cuenta, Kyubo se abalanza sobre ella y le da un puñetazo en el rostro con tal fuerza que la arroja contra un enorme árbol y parte su tronco a la mitad con el cuerpo:
Kyubo: “Haaaa, haaa” — jadea, agotado por el enorme esfuerzo de haber eliminado a todos los lacayos de la reina Viperina — “no dejo de temblar, me duele el cuerpo y siento puntadas en la cabeza. Aun así ¿Por qué me siento tan bien cuando peleo contra ella?” — se pregunta mientras observa sus temblorosas manos
La sensación de victoria se apodera de él y sin escrúpulos vuelve al ataque mientras la yokai se encuentra en el suelo.
En medio del ataque desde el aire, la cola de ella se envuelve en Kyubo y lo avienta varias veces contra el suelo, golpeado su cuerpo con tal violencia que un humano sufriría la destrucción de varios huesos y hasta órganos afectados.
Para el 10mo impacto lo arroja varios metros hacia la casa abandonada, golpeando su cuerpo contra el muro creado por él mismo para el horror de Ichika, quien intenta abrir la barrera y ayudarlo:
Ichika: “¡Yujin, rápido, tenemos que apurarnos!” — le dice, llorando
Yujin: “E-Eso intento, pero es una barrera demasiado poderosa y no estas en condiciones de abrirla sola”
Ichika: “Por favor, Kyubo no sigas, te estás haciendo daño” — le pide mientras intenta canalizar su magia para poder crear una abertura lo suficientemente grande como para pasar
Kyubo se pone de pie como puede, sintiendo un enorme dolor que podría hacerlo gritar de agonía, pero frente a ella no hay motivo para hacerlo. Solo da unos pasos y voltea a mirarla con una sonrisa:
Kyubo: “Tranquila, ya casi la tengo”
Ichika: “No, no es así” — no le cree por su sonrisa fingida
Kyubo: “Confía en mi ¿sí?” — regresa su mirada a la yokai
Esto es algo que sorprende inclusive a la reina Viperina, con su orgullo de yokai al ver a los humanos débiles como simple comida y seres despreciables al ser meros mortales y frágiles. Ninguno puede estar frente a ella ya que se considera como el pináculo de los suyos, excepto Leza a quien ve como la mujer más asombrosa y digna de su respeto en todo el universo que existe. De igual manera ve como peligroso a Kyubo, por algún motivo la obliga a elevar su guardia por su ataque de hace momento.
No basta con el juego mental que inclusive hace efecto, hay algo más, algo que ha pasado por algo, pero se encuentra en lo más profundo de su especie como si estuviera arraigado en el ADN por instinto o cuestión evolutiva:
Hetasi: “Por algún motivo siento que debo matarlo sea como sea. Esta sensación” — cruje sus dientes y observa fijamente al yokai — “no puedo simplemente jugar como si fuera comida. Se tiene que pudrir en la tierra y desaparecer como polvo de maná. Ese maldito yokai debe morir rápido” — añade nerviosa
Kyubo: “¿Qué pasa reina? ¿sientes miedo de mí? No puedo culparte, ya que tengo mis armas preparadas para eliminarte. Tan solo espera”
Hetasi: “¿Miedo de ti? ¡jajaja! No seas ridículo. Eres solo una basura incompleta. Mírate, no eres ni la mitad de lo que tendrías que ser, todo porque no eres un yokai completo”
Kyubo: “¿Qué? ¿de qué hablas?”
Hetasi: “Oh, con que así es la cosa. Recuerdos nulos, pero aceptaste que eres un yokai sin serlo al completo. Esto sí que es patético. Ahora con más razón debo eliminarte para borrar un error que sin querer mi preciosa emperatriz ha hecho sin saber”
Hetasi lanza un ataque preventivo con su cola, logrando impactar contra el cuerpo de Kyubo y enviarlo una vez más contra la casa rodeada por la barrera. En el impacto, su cuerpo sufre un terrible daño interno, haciendo que al caer sobre el suelo escupa sangre a montones y tosa. La maliciosa reina serpiente vuelve al ataque con latigazos de su cola sobre la espalda del chico.
Los gritos de desesperación de Ichika no se hacen esperar. Velozmente, Hetasi ataca a la barrera con su cola:
Hetasi: “¡Cierra la puta boca humana de mierda! La próxima eres tú, basura mortal así que guarda silencio y espera allí” — le dice, molestar por escucharla
Kyubo: “D-Déjala en paz” — la toma de la punta de la cola y agita para llamar la atención
Hetasi: “¿Cómo te atreves a tocarme? ¡¿acaso no tienes vergüenza basura incompleta?!” — lo toma del cabello y levanta un par de metros sobre el suelo — “eres repugnante ¿sabes? No eres parte de la naturaleza yokai, tampoco eres naturaleza humana, eres solo un ser que no debería existir” — abruptamente impacta la cabeza de Kyubo contra el suelo, dibujando un pequeño cráter — “deja de aferrarte a la vida ¿Qué no ves que trato de corregir el error de mi se…huh?”
Y entonces, la naturaleza a la cual no se puede escapar, aunque seas un yokai se aparece con forma de un joven envuelto en una masa rojiza que lentamente se parece a la de un zorro de 9 colas y rostro iracundo.
La reina Viperina se queda atónita al verlo a los ojos. Eso que tanto la incómoda de Kyubo queda confirmado por ella misma. El enemigo natural de las serpientes puede ser el tejón debido a la actitud temerosa y resistencia al veneno, pero existe otro animal con el que se han enfrentado sea en el mundo humano como criaturas mortales y diminutas o como yokais, el zorro en todo su esplendor hace acto de presencia como la bestia que presenta pelea a las criaturas que se arrastran y muestran sus colmillos a cualquier que se interponga en su camino.
Todas las fichas cuadran aun para Hetasi:
Hetasi: “I-Imposible, ese maldito incompleto es de la clase zorro de 9 colas. Esto no tiene ningún sentido y aun así frente a mí la única clase de yokai que podría darme pelea y hasta matarme” — piensa — “si prolongo esta pelea no podría mirar a los ojos a mi señora cuando cumpla mi cometido con el Nagga” — añade molesta — “¡hey mocoso, lo reconozco! Eres bastante interesante y quizás elevaste un poco tu existencia, pero sigues siendo porquería que no merece vivir… ¿huh?” — ve una sombre que cubre su rostro sorprendido
Kyubo se acerca, reduciendo en un instante la distancia que hay entre ellos. La presencia de él es tan fuerte que hace empequeñecer a Hetasi al punto de sentirse una simple lombriz ante un feroz zorro que le muestra los dientes.
Tan peligroso y fuera de sí, la taca con un puñetazo que le hunde en la cara y la arroja varios cientos de metros a lo largo del bosque.
Las llamas rojizas que liberan las espirituales colas de esa transformación incendian lentamente el bosque al mismo tiempo que la niebla purpura se desvanece lentamente revelando el cielo oscuro de la noche. Lentamente la barrera que protege la casa abandona desaparece, permitiendo a Ichika y Yujin escapar:
Yujin: “¡Ichika, espera!” — le grita al ver que corre hacia donde Kyubo se ha ido
Ichika: “Lo siento, Yujin, pero tengo un mal presentimiento con todo esto y no puedo dejar a Kyubo pelear solo”
Mientras tanto en el medio del bosque cerca de las montañas, Kyubo golpea brutalmente con sus puños ya ensangrentados con el verde liquido en todo el cuerpo de Hetasi, alimentado por la ira y el incontenible fuego que brota de su cuerpo. Sin piedad rasguña el torso y brazos de la reina Viperina, que solo observa sin poder responder a tales brutales ataques:
Hetasi: “¿Cómo ha podido pasar tal cosa?” — piensa mientras observa el cielo como su niebla desaparece lentamente — “esto no es cosa de solo un incompleto. A decir verdad, creía que era de rango débil pero no es cierto y no es solo por la enemistad entre viperios y zorros”
Kyubo salta unos cuantos metros y al llegar a la suficiente altura, prepara su patada con la cual impacta en el pecho de su enemiga, destruyendo el suelo en un rango enorme y creando una explosión de tierra, polvo y rocas que salen volando y golpean contra los árboles. Una de las pequeñas rocas que salen volando, golpean en la frente de Ichika, pero esta continúa corriendo hasta llegar a donde sucede la pelea:
Ichika: “T-Tengo que detener esto antes de que Kyubo sufra algún daño y destroce el área” — piensa adolorida mientras se cubre la herida de la cual sale mucha sangre — “yo…no quiero perder a nadie más…”
Hetasi ve a Ichika acercarse exhausta entre los arbolas y aprovecha un pequeño descuido de Kyubo para hacerse con la humana, envolviéndola con su cola para usarla como escudo:
Hetasi: “¿Qué harás ahora? Deberías pensarlo mejor maldito zorro. Dudo que quieras hacerle daño a esta humana que parece importante para ti ¿verdad?” — sonríe, pero también tiembla como una contradictoria actitud de alguien que espera que su último recurso, cobarde pero inteligente al fin, sea efectivo para doblegarlo
Sin embargo, lo que creía hace momentos que era una buena estrategia para hacerle bajar la guardia, solo alimenta la ira que lo domina. Se agacha y apoya con sus manos sobre el suelo, como un verdadero zorro, y lanza un poderoso rugid semejante extrañamente a la de un león enfurecido, provocando fuertes ondas expansivas de fuego y viento que van dirigidas a la reina serpiente y, por consiguiente, a Ichika por ser el escudo.
Unos sigilosos pasos se aparecen por detrás de Hetasi y de la nada, su cola es cortada en varios pedazos, dejando caer a Ichika al vacío. En ese instante, Kamal salta para tomarla y caer de pie, evitando daño a la chica.
Entonces, las llamaradas y el cortante viento impactan contra Hetasi, hiriéndola de gravedad:
Hetasi: “¡Kyaaaaaahh! ¡malditos, malditos, malditos” — grita de dolor entre los cortes y quemaduras que arruinaron su cuerpo junto con las heridas físicas ocasionadas por los golpes de Kyubo
Ichika: “¿K-Kamal?” — se sorprende de encontrarlo allí
Kamal: “Antes de que preguntes algo, tenemos que resolver el tema de tu mascota y esa perra loca”
Yujin: “Kamal”
Kamal: “Ah, tu”
Yujin: “Oye, al menos di algo más alegre al verme” — dice indignado
Kamal: “Si, hola”
Hetasi: “¡Aaaarrghhhh, malditos sean. Los matare. Los consumiré. Los borrare de la faz de la tierra. Insolentes insectos mortales, no merecen vivir” — dice con voz amenazante aun entre agonizante dolor
De las minúsculas cavidades de su cuerpo empiezan a salir poderosas toxinas, miles de veces más peligrosas que la misma niebla purpura, actuando, así como un ataque final que hasta pone en vilo la vida de Hetasi.
El orgullo por exterminar a los que considera seres inferiores es más intenso que morir ante ellos por lo que no duda en usar ese último recurso:
Hetasi: “Ahora sí, van a morir como la pestilente y efímera existencia que son” — dice satisfecha
Yujin es el primero en sentir los efectos del poderoso veneno, luego Kamal cae inconsciente. Por alguna extraña razón, Ichika se mantiene de pie soportando el veneno, pero en el proceso, los síntomas de su enfermedad se hacen presentas con sangrados de su nariz, boca y ojos, empeorando mucho más que antes.
Agobiada por los mareos, cae de rodillas y su cabeza da vueltas. Los latidos de su corazón empiezan a acelerarse por el estrés acompañados por dolores de garganta y brazos.
Sin embargo, para ella no es más que un precio a pagar para salvar a su gente que la necesita a pesar de que ellos intentan protegerla. Hetasi observa como la chica se resiste a caer y al igual que Kyubo presenta pelea ante el veneno que ella sigue expulsando de su cuerpo
De repente, Kyubo colapsa por el uso excesivo de esa transformación tan extraña y que resulta incompleta para su clase:
Ichika: “¡Kyubo!” — lo mira y trata de acercarse, pero su cuerpo no responde
Hetasi: “Exasperantes criaturas” — murmura, crujiendo los dientes — “te mataré a ti primero zorro y luego a la humana ¡No puedo soportar la ansiedad de despedazarte!”
La punta de su cola vuelve a crecer y con ella atraviesa el pecho de Kyubo ante los ojos llorosos de Ichika, quien solo se queda viendo la situación.
De manera despectiva para con la vida del yokai, lo arroja con fuerza hacia las llamas creadas por él mismo.
La muerte y el dolor de la perdida, una vez más se aparecen en su vida, así como esas siniestras figuras con apariencia de aquellos que Ichika ha perdido, solo para acosarla y señalarle con el dedo para preguntarle ¿Por qué sigues viva y yo no?:
Ichika: “N-No, esperen, yo no hice nada ¡por favor déjenme en paz, se lo suplico!” — llora desconsolada, sintiendo culpa y dolor al ver que no puede hacer nada, sintiéndose impotente
Hetasi: “Triste humana. Lo mejor es que desaparezcas de este mundo” — le dice indiferente pero satisfecha consigo misma
Ichika: “¿Qué? ¿así es como terminara todo para mí?” — se pregunta mientras la niebla purpura envuelve una vez más todo el territorio. El dolor en su cuerpo es intenso. Le cuesta respirar y sus sentidos empiezan a fallar — “yo…” — sangre sale de sus oídos — “no puedo creer que algo así esté pasando. Mama, papa, Ino, Ima, chicas, Yujin” — piensas en las personas que han creado lazos fuertes en su vida — “Kyubo…”
La chica, entregada a la inminente muerte, cierra los ojos y sonríe, importándole muy poco su propia su vida, sembrando inquietud y molestia a la yokai. Una humana que hace momentos estaba llorando por la muerte de alguien cercano y que inclusive temía por ello para ella, ahora se entrega a la misma con una sonrisa. Nada más detestable para la reina Viperina, que para ella la muerte es el castigo perfecto para los seres mortales y débiles. Pero allí la ve a Ichika, una niña que confronta a la mismísima muerte con el mayor gesto de sinceridad posible, una sonrisa:
Hetasi: “Eres peor que ese maldito zorro ¡Te decapitare y devorare tus órganos maldita humana!” — ataca nuevamente con la punta de su filosa cola de la cual expulsa veneno
Naturalmente no tendría problemas en asesinarla, nada más sencillo que atravesarle el pecho o la cabeza con su cola, pero una misteriosa columna eléctrica cae sobre la chica, erizando su cabello seco y sucio. Sus ojos emanan una misteriosa aura violeta con destellos eléctricos que fulminan la punta de la cola y asustan a Hetasi hasta hacerla retroceder:
Hetasi: “¿Una columna de energía mágica? Debería ser imposible, esos dos humanos y el zorro están muertos ¿eh? E-Espera un momento, esa humana ¿tenía tal cantidad de energía?” — piensa temerosa al ver la descomunal energía que expulsa Ichika
Por instinto de su clase, Hetasi vuelve a crear otra punta para su cola y ataca de nuevo a Ichika.
En realidad, por dentro, Hetasi sabe que hay una ineludible verdad y es que Ichika no se mueve ni se inmuta, y al instante en que la punta de la cola llega a solo milímetros del ojo derecho de ella, está la corta en miles de pedazos y hace desaparecer con una explosión eléctrica que impide que se vuelva a regenerar esa extremidad:
Hetasi: “¡Aaaaarrrrrggg!” — grita, sintiendo un dolor tan intenso que pierde la estabilidad emocional — “esta maldita mocosa, es un monstruo” — mira horrorizada
Ichika: “Vivir o morir sin un propósito, eso es algo de lo que intentaba huir después de haberlo perdido todo. Pero creo que, en sus palabras, Kyubo me trataba de hacer entender que tener algo por lo que pelear, eso es lo que me da la fuerza para continuar viviendo. He estado huyendo de las relaciones humanas que me había perdido en un mar de oscuridad al sentirme de la peor manera posible. Si, lo se Kyubo, aún no he podido encontrar mi verdadera motivación y lamento demasiado no haberlo hecho todo este tiempo. Si, este es mi último instante de vida, pero lo usaré al máximo para darte la peor de las muertes… ¡monstruo!” — dice mientras abre sus ojos, revelando iris color violeta y expresión que aplasta el corazón de la imponente reina de las serpientes.
La poderosa comandante de las fuerzas Viperinas de la emperatriz Leza es reducida a un simple yokai con temor a la muerte. Por primera vez la joven sacerdotisa no usa la palabra yokai como la denominación propia en oriente para los seres sobrenaturales con carácter de culto, sino una mucho peor, “monstruo”, agraviando a Hetasi al punto de decir esa palabra con absoluta furia:
Hetasi: “E-Esto no puede estar pasando” — se queda perpleja mirando al suelo y derrumbada — “soy la poderosa reina de las fuerzas Viperinas, no tengo igual, pero…” — levanta la mirada y ve la silueta intimidante de la chica acercándose —“¿Quién es esta humana?”
Ichika: “Mamá. Papá. Espérenme por favor que en un momento estaré con ustedes” — piensa, aceptando que la muerte ya está sobre ella finalmente — “pero, antes que nada, voy a asesinar a este monstruo” — añade finalmente, mientras esas sombras que la acosan día tras día en su propia mente la acompañan por detrás
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