Limit Breaker: Tokio Dungeon - 16
Dos semanas después de lo sucedido con la yokai Viperina, el grupo es llevado por los yakuzas a un hospital comandado por ellos. Ichika descansa en estado reservado debido a las graves heridas internas ocasionadas por la enfermedad que ha alcanzado su punto máximo y tristemente se ha acortado su tiempo de vida hasta poco más de varias semanas.
Mientras tanto, Kamal y Yujin esperan su parte médico en una cafetería con rastros aun de veneno en la sangre, ocasionada por la niebla purpura de Hetasi pero que lentamente desaparece del sistema.
Por su parte, Kyubo se encuentra en unos calabozos que tiene Nekomina para los prisioneros con antecedentes peligrosos ya que, al no confiar en la policía, decide hacer justicia por mano propia a pesar de recibir consejos de no hacerlo para evitar conflicto con los funcionarios públicos. Aun así, los desafía sin dudar por los ideales nobles que persigue al ir contra la corrupción.
El calabozo es un lugar con ciertas comodidades, como una cama, 3 comidas al día y permiten salidas al exterior, pero con seguimiento gracias a un chip que alerta a los agentes que lo siguen muy de cerca, siempre y cuando el criminal sepa de su presencia para evitar cometer algún acto indebido.
En el medio de ese lugar tan espacioso, Kyubo se encuentra sentado, envuelto con cadenas mágicas que salen de 18 puntas diferentes de la celda y varios yakuzas de al menos entre los rangos C+ y B+ que constantemente fijan su mirada sobre él y que cada dos horas cambian con otro grupo para descansar:
Kyubo: “¿Es esto necesario?” — pregunta, pero nadie responde — “¡hey, tu!” — se dirige a un yakuza de buen aspecto, tatuaje en el cuello y con traje, pero este lo ignora — “¡tsk! Ni siquiera tienen la educación para responderme”
Nekomina: “¿Por qué deberían responderle a un prisionero? Mucho menos si este es un yokai bastante inteligente y extraño” — se asoma entre los guardias que se apartan e inclinan en símbolo de respeto hacia su líder
Kyubo: “Atraje a la líder parece ¿verdad?”
Nekomina: “Dime una cosa” — un guardia abre la puerta y entra — “tuviste esa pelea contra la yokai serpiente y encontramos a varias personas cerca de ti, pero no parece que hayas peleado contra ellas, sino que fue una pelea entre tu y la otra yokai ¿puedes explicarme eso?”
Kyubo: “No hay nada que explicar. Solo hice lo que era correcto”
Nekomina: “¿Podrías ser más claro? No tengo tolerancia con los criminales y yokais, y tú eres ambas cosas en este momento” — busca indagar en la identidad del extraño chico
Kyubo: “La chica que estaba allí”
Nekomina: “¿La chica?”
Kyubo: “Sabes de quien hablo. Ella ¿Dónde está?”
Nekomina: “Este yokai, en verdad ¿está preocupado por esa niña?” — la mira intrigada — “ella está en un hospital en estos momentos. No necesitas saber más, al menos no por ahora. Responde mi pregunta” — insiste
Kyubo: “¿Qué quieres?” — pregunta con mirada desafiante
Nekomina: “¿Quién eres? ¿Por qué no atacaste a los humanos? ¿Por qué decidiste protegerlos a pesar de que podrías haberlos eliminado fácilmente?”
Kyubo se mueve bruscamente para ponerse de pie. Esto llama la atención de los guardias, quienes se voltean y camina hacia el calabozo para entrar y someter al yokai, pero son detenidos por Nekomina, quien no ve intenciones maliciosas por su parte y hasta incrementa el interés que tiene por él.
Una vez se para con todo el paso de las cadenas sobre su espalda y brazos, Kyubo mira fijamente a la mujer y no se perturba ante la intensa energía mágica que libera adrede para probar al zorro y su determinación, rasgo que Nekomina valora mucho y que considera que es algo muy humano a diferencia del instinto de los yokai:
Nekomina: “Lo soporta muy bien. Quizás deba darle una oportunidad una vez que me responda” — piensa mientras ve como el yokai soporta la envestida de ella con su energía mágica de elemento hielo
Kyubo: “Soy Kyubo, y eso es todo lo que se. No recuerdo nada de lo anterior, salvo encontrar a una joven moribunda que necesitaba de mi ayuda y por alguna razón decidí acogerla en mis brazos y caminar varios kilómetros lejos de un desastre ocasionado por Hetasi. Dudo que tengas idea de cuan doloroso es no saber quién eres más que solo tu nombre”
Nekomina: “Entonces la tragedia en el Templo de Tokio fue culpa de la zona maná de esa yokai serpiente. Significa que debe haber más víctimas que no hemos encontrados ni anotado. Continua por favor”
Kyubo: “Protegerlos o no, eso es algo que no me interesa. Solo me importa Ichika y su seguridad porque así se lo prometí… ¿huh?” — se detiene al recordar que él le ha prometido decidir la muerte a Ichika, contradiciéndose con su forma de actuar con ella — “Promesa…yo… ¿en verdad prometí tal cosa?” — la confusión invade al chico, quien se preocupa aún más por ella al mismo tiempo que su corazón late muy aceleradamente — “¡por favor, lléveme donde está ella!”
Nekomina: “Eso es todo. Cuando necesite algo más, hablaremos. Por ahora te quedaras aquí y recibirás 3 comidas diarias”
Kyubo: “¡Espera por favor, necesito ir a verla!”
Nekomina: “Vas a quedarte aquí hasta que decida que hacer contigo, pero no permitiré que un yokai tan extraño como tu esté cerca de esa niña”
Kyubo: “¡No! ¡por favor, te lo suplico!” — le grita entre lágrimas mientras ve irse a Nekomina y desaparecer entre las escaleras — “por favor, necesito verla” — se derrumba sobre sus rodillas y apoya la cabeza contra el suelo, desconsolado — “Ichika, tengo que protegerla sea como sea…o podría morir en cualquier momento” — murmura
***PARTE II***
Unos momentos más tarde, Nekomina invita a su oficina dentro de la sede de su organización a Yujin y Kamal para poder conversar con ellos e indagar más sobre lo que ha sucedido en el bosque.
La mujer los recibe con café sobre una larga mesa y sofá en ambos extremos para la mayor comodidad posible a petición de ella además de varias piezas dulces para que degusten sin preocupaciones. Al cruzar la puerta y entrar al lugar, Yujin y Nekomina cruzan miradas y una ligera expresión de nostalgia se dibuja en sus rostros:
Nekomina: “Vaya ¿Quién iba a pensar que nos encontraríamos de nuevo?” — exclama desde su sitio
Yujin: “Hmmm…” — se queda mirándola fijamente
Nekomina: “Imagino que no te has olvidado de mi”
Yujin: “A decir verdad, no. Nekomina, me sorprende volver a verte” — se sienta junto a Kamal y frente a Nekomina
Nekomina: “Si, lo mismo digo”
Kamal: “Disculpen ¿de dónde se conocen?” — pregunta mientras toma una pieza y la come lentamente mientras la saborea
Nekomina guarda silencio, y recuerda con dolor un hecho que hasta el día de hoy continúa doliéndole, no solo a ella sino también a Yujin, tratándose de algo considerado como terrible para ambos a nivel personal y sus respectivas carreras. Incluso Nekomina conmemora con un altar en su casa y sede de la organización por lo sucedido en ese triste suceso:
Nekomina: “Hace unos años compartimos misión de mazmorra en Taiwan. Aunque en esa época la relación con China era pésima y casi nos impiden ir tanto a Corea del Sur como Japón, pudimos ir”
Yujin: “Aunque yo era parte del ejército de corea como médico, jejeje. Los dos gremios pudimos vencer en la mazmorra gracias a Nekomina y su liderazgo” — añade a lo que Nekomina cuenta
Nekomina: “Si, con bajas terribles” — dice con rostro melancólico y tristeza
Yujin la observa y entre sorbos de café le dice:
Yujin: “Ya han pasado muchos años, Neko. Debiste haber continuado con tu vida”
Nekomina: “Y así lo hice, tengo dos hijos pequeños. Pero las heridas nunca se cierran. Imagino que lo sabes mejor que nadie” — le devuelve la mirada
Yujin: “Cada día de mi vida lo hago” — responde con dolor
Kamal no entiende que sucede, pero la atmosfera se vuelve tan deprimente que no deja de mirar a uno y luego al otro desesperadamente, tratando de pensar que hacer hasta que Nekomina rompe con la tensión fría:
Nekomina: “¿Y bien? ¿me dirán que hacían en el bosque?”
Yujin: “Imagino que ya lo sabes. A decir verdad, tienes dos razones, una hospitalizada en grave estado y otro encarcelado por su condición de yokai”
Nekomina: “Espero la explicación de que es lo que hacían allí” — dice con brazos cruzados y elegante posición aun sentada
Yujin: “Haaa” — suspira — “que testaruda” — se queja — “¿conoces la enfermedad vulgarmente conocida como barril infinito?”
Nekomina: “¿Conocerlo? Por esa enfermedad es que mi hermana murió en esa mazmorra mientras huíamos de los trolls y al final cuando regresamos solo encontramos sus restos esparcidos por ese suelo negro por la sangre de esos yokais” — dice con dolor y ojos cristalinos
Kamal vuelve a ponerse nervioso ante la atmosfera casi hostil entre ambos. A pesar de que Yujin recuerda con menos intensidad lo sucedido por la simple razón de que su filosofía de vida arraigada al budismo le permite no depender tanto de la vida material y mundana sino aferrarse a la naturaleza misma de lo inmaterial, Nekomina aún tiene a flor de piel y casi como si fuera una intensa quemadura en su carne, la pérdida de su amada hermana. La razón pura y exclusivamente de que se haya convertido en una cazadora fue por el aliento de la pequeña Rikka de 18 años, clase lanzadora y rango C+:
Yujin: “Lo recuerdo siempre, Neko, y lo seguiré haciendo siempre. Al final, ella era mi novia, así que por favor cálmate”
Nekomina se percata de que al hablar sobe Rikka, el coreano cambia su postura y fuerza sus manos a presionar los brazos para contener su intenso enojo, haciéndole transportar a ese lluvioso momento en que descubrieron el cuerpo de la chica.
En un arrebato de ira, Yujin desestimó cualquier objeto y se remango para dar comienzo a una masacra contra cada ser vivo que se le cruzase y no fuera humano. Trolls de todo tipo caían con su cuerpo descuartizados por las manos desnudas de ese hombre.
Desde aquel día en que, entre lágrimas, sollozos, gritos y puños cubiertos de sangre, ese hombre se había perdido en la frustración y desesperación hasta que alguien le presentó el budismo como manera de escape y así iniciar su camino hacia la redención:
Nekomina: “Discúlpame” — se inclina hacia adelante, arrepentida
Yujin: “Cielos” — se toma del rostro y mira a Kamal, quien no entiende lo que hablan — “cierto, aquí tenemos a alguien que no entiende”
Kamal: “Ya te tardaste, idiota” — dice con su malhumorada actitud
Yujin: “¡Jajaja, estas en lo correcto!” — ríe, tomándolo como algo divertido
Nekomina: “¿Son imbéciles o qué?” — los mira con desagrado
Yujin: “Como explicártelo. Veras, la enfermedad del barril infinito es una enfermedad casi incurable que afecta a los humanos con maná. Esto ocurre siempre que dicha persona no sea capaz de canalizar su energía mágica, pero hay casos raros que es tal la cantidad, que se es necesario sacarla. Allí es cuando actúa esta enfermedad. Se crea una especie de tapa que cubre el barril y eso impide que la energía pueda ser drenada. Lentamente esa persona sufra la perdida de sus sentidos, órganos comprometiéndose, acortamiento de la esperanza de vida”
Kamal: “Es decir, Ichika no puede drenar su maná correctamente por una especie de tapa que impide salir todo el maná acumulado. Pero apenas pude abrir los ojos y ella tenía magia de rayo”
Nekomina: “El que pueda usar magia no significa que la enfermedad desaparezca. Eso que viste es una fracción de su poder que se drenó apenas”
Yujin: “Lo que me preocupes es cuanto daño ha sufrido ella en su cuerpo mientras usaba sin control la energía. Porque si lo pensamos de esta manera, ella no solo ha forzado a su cuerpo sino a la enfermedad misma”
Nekomina: “¿Eso que tiene que ver con que…?” — se da cuenta de la razón y sonríe — “no has cambiado en nada. Todo por esa niña ¿verdad? Esa es la razón de que hayas venido”
Yujin: “Si, y por la promesa a Ino”
Nekomina: “Entiendo. Pondré a toda mi gente a tu disposición junto con el hospital que administra mi organización. Pediré que Ichika sea trasladada allí” — saca su teléfono celular para contactar a su gente
Yujin deja la taza de café vacía sobre la mesa y continua con un pedido más. Solo después de ver como reaccionó ante sus palabras previas, piensa mejor como abordar la petición, por lo que espera el momento para hacérsela.
Aprovecha que ella bebe unos sorbos de la segunda taza de café que se sirve:
Yujin: “Tengo una petición más que hacerte y es vital que aceptes”
Nekomina: “Dime”
Yujin: “Creo que se cómo curarla y es preciso que lleves a Kyubo al hospital”
Nekomina: “¿Disculpa?” — traga abruptamente el líquido caliente y lo mira sin entender de que habla
Yujin: “Se que no me creerás, pero tengo una teoría que creo que respaldará lo que digo” — confirma seguro de lo que dice — “sí, creo firmemente en que estoy en lo correcto además no puedo permitir que Ichika muera”
Nekomina: “No me interesa. No tendré a un yokai suelto en un hospital con enfermos, niños, embarazadas y cualquier inocente a quien esa cosa considere como comida” — se niega rotundamente con claros y justificados motivos
En lugar de sorprenderle la respuesta, Yujin se había preparado para el rechazo de lo que dice por parte de Neko, a quien considera una mujer que vela por toda su gente incluyendo a los inocentes, sobre todo los que están en un hospital administrado por ella. Por eso es que no sería fácil convencerla siempre y cuando haya una teoría que la respalde y sea algo que pueda demostrar con pruebas concretas.
Esa es la clase de persona que Neko es. Las palabras vacías no sirven para ella, ya no más y por eso es que si no hay manera de comprobar lo que uno dice, el “No” es rotundo y de manera enérgica.
Sin embargo, Yujin se esperaba que algo así ocurra quizás no porque fuera Neko sino porque los nuevos lideres de la mafia japonesa solo se guían con hechos comprobables, por lo que, habiendo conseguido las pruebas en su estadía en el hospital de la sede de los yakuza, pudo recabar información en tan pocos días para presentarse con ella, aunque el que fuera la misma Nekomina es una gran sorpresa:
Yujin: “Pero por alguna razón la mantienes encarcelado y hasta hablaste con él”
Nekomina: “¿Cómo es que tú?”
Yujin: “Vamos, sé que quieres hacer lo correcto y hasta diría que pudiste presencia algo de lo que pasó”
Nekomina: “¿Sabes? A veces no se en que piensas. Si estás del lado de los humanos o de tu propio lado. Al menos dame una razón para hacer caso a lo que dices y quizás lo replantee”
Yujin: “Bien ¿Qué pensarías si te dijera que no es un yokai del todo? Mejor dicho ¿creerías si te dijera que ese chico al que encarcelaste no es un yokai sino algo tan tangible que podría hasta inclusive desequilibrar el conocimiento que poseemos respecto a estas criaturas?”
Nekomina: “¿Qué? N-No comprendo”
Yujin: “Neko, ese niño que parece de la misma edad que Ichika, es un yokai incompleto…es mitad yokai y mitad humano…”
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