Limit Breaker: Tokio Dungeon - 20
Tras la inesperada desaparición de Kamal, el grupo se reúne en la sede de los yakuza alrededor de la carta dejada por el nepalés en la cual se despide sin dar muchos detalles, solo sus palabras escritas a puño y letra expresan sus sentimientos y lo mucho que le ha costado irse. Aquella carta deja desolados a los demás, habiéndose encariñado con tan pintoresco sujeto que en un principio aparentaba matar de forma sádica a todos los que se le acercaban solo para que se dieran cuenta que al final es un hombre que está dándolo todo para recuperar a su esposa sin arrepentimiento ni prejuicio de sí mismo.
Las cosas no han sido buenas para él desde hace tiempo sin saber cómo se encuentra su amada y el hecho de que convive con personas buenas, ha hecho que olvide su verdadera misión. La debilidad para un gurka radica en las emociones y vínculos con las personas, por esa razón se los separa de sus familias desde la infancia o en ocasiones esos vínculos para aquellos que tienen edad, son cortados con acero y sangre. Eso teme Kamal para su esposa.
Ichika es la primera en mostrarse preocupada y con intenciones de partir urgentemente para ir a rescatarlo. Yujin no es ajeno a ser sentimiento, pero se replantea las consecuencias de entrar a territorio nepales, consecuencias internacionales, cosa que los mismos gurkas no respetan a pesar de las presiones de su gobierno. Pero quien se muestra más firme es Kyubo al manifestar su poco compromiso de ir a rescatarlo:
Kyubo: “No tiene ningún sentido esta reunión. Ichika está bien de salud, ustedes siguen vigilándome” — mira a Nekomina — “pero no con la intensidad de antes. Lo cual significa que están dejando de desconfiar. Mi promesa para con ella sigue en pie cueste lo que cueste. Así que no me voy a preocupar por otra persona”
Ichika: “Pero él es nuestro aliado. No podemos abandonarlo”
Kyubo: “Ichika, ese tipo intento matarnos en un principio. Por favor comprende que él solo se metió en ese problema y no debemos dejar que nos arrastre” — le dice muy serio
Ichika: “¿Vas a dejarlo a su suerte?”
Yujin: “Ichika” — la chica lo mira muy consternada — “se cómo te sientes, pero Kyubo tiene razón. Es muy peligroso ir a un territorio así sin saber qué clase de organización es esa, el territorio inclusive las consecuencias entre Japón y Nepal serian bastantes serias”
Ichika: “Entonces ¿vamos a dejar esto así sin más? ¿enserio?” — mira a Yujin, Nekomina y por último a Kyubo, sintiendo un poco de decepción de él
Nekomina: “Ichika, las cosas no son tan simples como piensas. Entrar a otro país si permiso violaría tratados internacionales de asociaciones de cazadores, así como estatutos construidos hace tiempo. Quizás no signifique, pero con eso se consigue estabilidad que hace tiempo se puede mantener. Sino volveríamos a entrar en guerra contra países como Tailandia o China. Hace más de 15 años que no hay conflicto o intenciones y es mejor mantenerlo. Además, el gurka es la menor de mis preocupaciones en estos momentos” — le explica la situación política actual y sus intenciones de que se mantenga así
Ichika: “¿Pero ellos no han sido los principales en actuar contra esos tratados? ¿Qué sucede que no se ha hecho nada?” — pregunta
Yujin: “Eso es porque los Cuchillas Rojas son un rumor que pocas personas selectas conocen. Siendo así, ningún gobierno puede actuar sin pruebas. Al ser una organización dentro de otra es casi imposible poder hacer algo”
Nekomina: “Y como los yakuzas tenemos reconocimiento internacional y estamos sujetos a muchas cuestiones legales, no podemos simplemente hacer lo que nos plazca”
Ichika: “Ya veo, sea la organización que sea, estarán sujetas a lo que sus gobiernos digan. Pero el caso de los gurkas es demasiado complejo” — piensa — “sin embargo” — mira a Kyubo, quien se retira de la reunión con cara de pocos amigos — “aún me cuesta entender a Kyubo. No entiendo porque se comporta de esa manera” — se preocupa por él ya que intenta ver como lo más parecido a un humano, pero tal desinterés por alguien que podría considerarse amigo, puede hacerlo ver como más un yokai
Después de la reunión, Ichika se encuentra en el camino, a las afueras del edificio con Kyubo, quien la espera de brazos cruzados y apoyado de pie contra la entrada:
Kyubo: “Tardaste mucho”
Ichika: “¿Pasa algo?”
Kyubo: “Hay un lugar donde venden bebidas calientes. Creo que es lo que llaman máquinas expendedoras. Tiene diferentes té y café caliente en latas. Muy extraño, pero he probado varias y son deliciosas. ¿quieres venir?” — pregunta, sonrojado
Ichika: “Si, claro”
Ichika lo sigue mientras que caminan entre la multitud que recorre las calles de la zona. Lo mira varias veces y sonríe disimulada hasta que su mano derecha choca y roza la de él, hasta que en un momento en que no se da cuenta, ella le toma de la mano, sorprendiéndolo:
Kyubo: “¿Huh…que?” — la mira y nota que sonríe con el rostro rojo y avergonzado pero feliz — “si, esa expresión es sin duda la que siempre espero que tengas” — piensa satisfecho
Tras caminar unas pocas calles con varios yakuzas que los siguen a una distancia muy prudente para no agobiarlos, pero tampoco perderlos de vista, Ichika y Kyubo llegan a un negocio muy conocido que vende toda clase de bebidas en lata, te, café, cola, limonada entre populares clases de líquido. Entran al lugar y Kyubo le pide a Ichika que espere en una de las mesas mientras va a comprar las bebidas.
Después de eso, camina a la mesa que ha escogido ella junto a una enorme ventana que permite ver un parque, algo que encuentra nostálgico por la cantidad enorme de árboles, arbustos y ciertos animales que le recuerda a cuando vivía en el templo:
Kyubo: “Ten” — apoya una lata caliente en la mejilla de ella
Ichika: “Caliente” — la toma con ambas manos para calentarse
Kyubo: “Te compré te de matcha, espero que te guste”
Ichika: “Me sorprende que hayas aprendido esto”
Kyubi: “¿Te refieres a usar lo que llaman dinero? Bueno, Yujin y Kamal me enseñaron y por extraño que parezca siento que se cómo comprar. Es raro ¿no? Un yokai que sepa estas cosas” — sonríe muy incómodo y triste
Ichika: “¿Sabes? Durante todo este tiempo, sigo sin entenderte. A decir verdad, tampoco sé quién eres en realidad”
Kyubo: “No es como si quisiera que lo sepas todo. Perdón que diga esto, pero ni siquiera yo sé quién soy. Sabes que llegué a este mundo sin saber cómo, porque o quien resulta que soy. Solo aparecí en el lugar y momento justo, demasiado conveniente si me lo preguntas”
Ichika: “Y aun así me salvaste” — agarra las manos de Kyubo — “no podría estar más agradecida”
Kyubo: “E-Es cierto, deberías adorarme…humana…ejem, ejem” — se pone nervioso, pero se aferra a las manos de ella — “si…no hay duda de que haberte salvado fue una decisión increíblemente feliz para mí y para ti…” — la mira a los ojos y eso lo hace recordar una vez más a aquella niña que tanto tortura su mente por no saber quién es — “santo cielo ¿Quién eres?” — deja escapar
Ichika: “¿Quién?”
Kyubo: “¿Cómo dices?”
Ichika: “Acabas de decir ¿Quién eres? ¿a quién te refieres?”
Kyubo: “Olvídalo, no tiene importancia. ¿Quieres algún pastel? Creo que también lo venden por aquí” — se levanta y camina hacia el mostrador de pasteles
Mientras Kyubo mira cada delicioso pastel y no se decide, Ichika siente como una parte de ella se siente feliz y plena, recuperando algo que había perdido hace tiempo y la hacía sentirse miserable. Una extraña sensación golpea su pecho cuando lo mira. Se agarra el pecho, intentando contener esas emociones tan raras. No es como si lo vea mal, sino que teme acabar lastimada pero no evitar sentirse feliz cuando esta junto a él y salir como cualquier adolescente, importándole muy poco que fuera un yokai y ella una simple humana.
A pesar de ello, siente muchas ganas de saltar feliz:
Ichika: “E-Espera un momento…” — se sonroja y cubre su boca con ambas manos — “¿e-esto es lo que se llama tener una cita?” — se entusiasma a la vez que siente nervios — “No puede ser. No Puede ser. No Puede ser”
Kyubo regresa a la mesa con dos porciones de pastel de chocolate y se encuentra con Ichika mirando a un costado, avergonzada de verlo a los ojos. Sin entender que le sucede a ella, Kyubo se le acerca y la toma del rostro:
Ichika: “¿Heh? ¿K-Kyubo?”
Kyubo: “Espera” — apoya su frente contra la de ella para ver si está bien de salud — “genial, no tienes temperatura. ¿Te sientes mejor?”
Ichika: “S-Si” — responde nerviosa
Kyubo: “¿Aun piensas en lo de Kamal y la decisión de ellos?”
Ichika: “No es eso. Lo he comprendido, pero viendo como reaccionaste, me preocupé”
Kyubo: “Que no te afecte ¿sí?”
Ichika: “Yo quiero ayudar y eso no va a cambiar para nada”
Kyubo: “Eres muy terca” — da un sorbo del café — “ya he dicho mi intención. Los demás me importan muy poco. Yo te voy a proteger sea como sea”
Ichika: “¡Pero Kyubo, yo…!”
Kyubo: “¡Tu deberías comprender los sentimientos de los demás, Ichika!”
Ichika se queda en silencio, incapaz de responderle porque ella pudo sobrevivir gracias a él y sin su ayuda jamás podría haberse vengado de aquella criatura causante de la niebla purpura. Pero la enfurece esa indiferencia que Kyubo exhibe como si fuera algo normal o estuviera bien.
Sin embargo, la sensación que le deja a Ichika es de alguien que no es indiferente porque tenga el gusto, sino que hay algo más, algo que en palabras no se distingue, pero su expresión no concuerda con lo que afirma. Finalmente se da cuenta de que Kyubo desea hacer algo, pero está limitado por lo que los humanos yakuzas piensen y teme decir algo para no caer en acusaciones o acciones violentas contra él o ella:
Ichika: “Kyubo ¿acaso tu deseas que…?” — se sorprende — “yo…” — dice en voz baja mientras se pone de pie — “ya sé que es lo que debo hacer”
Kyubo: “¿Ichika?”
Ichika: “Ven Kyubo” — lo toma de la mano y arrastra hacia la salida
Kyubo: “¿Qué pasa? ¿A dónde vamos?”
Ichika: “Iremos con Nekomina. No vamos a permitir que Kamal y su esposa mueran en aquel lugar tan terrible. Los iremos a salvar. Si, esto es lo que debimos haber hecho y no tuvimos el valor porque somos inexpertos y no confían en nosotros” — dice, firme en sus palabras
Kyubo: “Esta es la primera vez que la veo de esa forma, pero ¿Por qué siento como si mi pecho se sintiera raro?” — la mira con sentimientos muy intensos que no logra explicarlo, pero a la vez, su lado humano es feliz — “en verdad no eres nada débil. Posiblemente eres la persona más fuerte que existe y en el peor momento…deseas mostrar las garras y los dientes con tal de defender a los demás, aunque en el fondo sigas sufriendo por tu enfermedad…si, yo debo protegerte hasta el día en que desaparezca de este mundo…porque nadie merece estar solo y porque tú eres quien puede cambiar muchas…”
***PARTE II***
Mientras tanto en la sede de los yakuza, Nekomina maldice muy enojada por los informes que no dejan de llegar sobre ataques a diferentes territorios a lo largo de Japón y que claramente los gurkas son artífices de ello. Se sienten entusiasmados por dar a conocer los ataques sin necesidad de ocultarse como si algo grande estuvieran preparando como para adjudicarse esas acciones que son similares a ataques terroristas como asaltos sin control en diferentes ciudades:
Nekomina: “Esos malditos hijos de perra ¿Cómo se atreven a atacar estas ciudades con poblaciones inocentes? Basuras, los matare a todos” — aprieta sus dientes y puños
Yujin: “Cálmate, no es bueno que actúes en base a la ira. Además, me resulta muy extraño que estén actuando tan abiertamente y los informes solo digan que ocurre y en qué lugar”
Nekomina: “Continua”
Yujin: “Si bien los informes que tu gente ha copilado son confiables y no lo discutiré, creo que estamos ante un trabajo de información muy bien elaborado”
Nekomina: “¿Dices que los gurkas están tratando de hacer que nos movilicemos hacia allá para enfrentarlos?”
Yujin: “En perspectiva, ambas organizaciones son fuertes y eso de alguna manera hace que los Cuchillas Rojas se sientan insultados ya que desean ser la organización más fuerte, pero saben que les falta para serlo y su principal competir son ustedes”
Nekomina: “Esto no me gusta nada”
Yujin: “¿Qué vas hacer?”
Nekomina: “No voy a dejar que la paz que construí todo este tiempo sea interrumpida por los caprichos de una puta bruja sádica como Indira. Ignoraré estos informes”
Yujin: “Al margen de que no fueran tan cierto como aparenten. No creo que debamos mantener la guardia baja”
Nekomina: “Yujin, tú has lo que creas debido. Yo sé cómo cuidar a mi gente y los territorios”
Se voltea y mira por la ventana mientras la expresión en el rostro se ve alterada por la sensación de que algo no anda bien a pesar de que lo que Yujin dijo puede ser cierto. Es un hecho de que Indira tiene planes que involucran a toda Asia y el que sea una mujer misteriosa e impredecible la hacen difícil de anticipar.
Además, su control territorial es difícil de establecer por lo misteriosa que es la organización y su sede.
La imagen de multitudes de personas que caminan en la noche fría de otoño y que alcanza a ver desde el piso 5 del edificio hace que se relaje de tantas malas noticias y estresantes tomas de decisión.
Una vez que se tranquiliza, retoma la conversación con Yujin pero este se ha ido desde hace rato. Suspira y se sienta en su silla mientras ve la hora en su teléfono celular:
Nekomina: “Las 10.26hs, creo que debería ir a casa. Tomoyo debe estar con los niños esperándome” — se levanta y camina hacia la puerta
De repente entran Yujin, Kyubo e Ichika, serios y dispuestos a hablar con Nekomina quien nota una larga fila de yakuzas que vigilan al pequeño grupo, desconfiando de ellos como para dejarlos con su jefa:
Nekomina: “Tranquilos chicos. Yo me encargaré. Ya los conocen así que no deberían estar con la guardia en alto. Vayan y tomen algo caliente. No olviden de continuar con el trabajo”
Normalmente Nekomina se mostraría firme al no aceptar volver a un tema ya cerrado, pero ve cuan decidida está Ichika a volver a discutir sobre lo de Kamal. Solo con la intención de ver cuanta es su determinación ante ciertas circunstancias. Sin embargo, se encuentra con algo que jamás habría imaginado en ella:
Nekomina: “Los escucho”
Ichika: “He venido para abandonar este lugar y salvar a Kamal con o sin tu ayuda”
Nekomina: “Oh, entonces ¿estas dispuesta a ir contra las órdenes y última palabra de la líder de los yakuza?”
Ichika: “Si es necesario, sí, estoy dispuesta hacerlo para salvar a un amigo”
Nekomina: “Demuéstralo entonces. Libera tu aura” — desafía a la chica
Yujin: “¡¿Qué dices?! El solo hecho de hacerlo podría acabar enfermarla y acelerar su enfermedad” — se sorprende de la petición de Nekomina — “es demasiado arriesgado ¿en qué piensa Neko? Aunque le haya enseñado un poco sobre el control de aura mientras realizaba la rehabilitación, dudo que pueda mantener su poder en calma y la enfermedad en nivel bajo de peligrosidad” — piensa
Nekomina: “¡Ya lo se! Pero es la única manera en la que esta chica puede entenderlo”
Ichika: “D-De acuerdo” — acepta, pero con temor a volver a tener fiebre y desmayarse durante semanas como la última vez
Nekomina: “Maldición, no esperaba que aceptara. Tendría que haber previsto algo así”
Ichika respira hondo y exhala, una y otra vez mientras mantiene sus ojos cerrados. Canalizando su energía a lo largo de su cuerpo y luego llevándolo a un punto concreto para luego liberarlo. No es una técnica sencilla a pesar de que en el templo en que vivía le enseñaban y Yujin hacia lo mismo.
A continuación, lo que acaba ocurriendo es algo que deja boquiabierta a Nekomina como jamás habría imaginado. Una explosión inmensa de aura color violeta sale del cuerpo de la chica con forma de hilos eléctricos que salen de la superficie de su piel. Sus ojos se vuelven del mismo color que el aura que expulsa. Mientras que Yujin y Kyubo se mantienen en alerta por si de nuevo cae enferma ante el esfuerzo, Nekomina sigue sorprendiéndose:
Yujin: “E-Es increíble esta absurda cantidad de maná. ¿A esto temía Ino? ¿a que Ichika no pudiera controlar tal bestial poder? Inclusive esto me estremece”
Kyubo se interpone entre la energía que desborda de Ichika y Yujin. Siguiendo la petición de Ichika de que pase lo que pase debe proteger a Yujin y que confíe en ella, la preocupación obliga a dar un paso, pero inmediatamente se voltea y le grita:
Ichika: “¡Quédate ahí Kyubo, por favor!” — vuelve su mirada hacia Nekomina — “tengo que demostrar que no soy una niña y puedo ayudar a estas buenas personas. Por favor Nekomina, no me apartes de esto ni ignores mis sentimientos…” — piensa, mirándola a los ojos e intentando contener los efectos de su enfermedad con el entrenamiento de Yujin en materia de respiración y terapia natural budista
Nekomina se mantiene firme en su posición como puede, pero es increíble la energía que desborda la chica a quien considera como alguien que debe ser protegida:
Nekomina: “Esto no tiene ningún sentido. Sabia como era su aura, pero ahora es tan nítida y concreta que no destruye la oficina, sino que la mantiene estable. Estoy en presencia de un genio. No puedo creerlo, ni siquiera yo, un rango S+ podría soportar algo así. Entonces…ella…” — cruza sus brazos para evitar que el aura impacte contra ella — “¿está a un nivel tan cercano al de ella?”
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