Limit Breaker: Tokio Dungeon - 32
Al día siguiente, el grupo emprende viaje gracias a la ayuda que el ejército les ha otorgado como transporte, suministros y un escape que cuando lancen la señal de aviso podrán acudir algunos cazadores especialistas en magia espacial. Tan solo apenas dos vehículos aéreos e impulsados por cristales mágicos pudieron levantar vuelo ya que el mantenimiento se ha extendido para la mayoría excepto dos transportes. Por esa razón apenas cuarenta miembros de la mafia japonesa son llevados a Nepal.
De un lado y del otro, los decididos a dirigirse hacia la incursión considerada suicida esperan a llegar. Algunos duermen, otros entre nervios limpian y dan mantenimiento a sus armas. Ichika y Kyubo conversan con rostros animados, pero sin ocultar que sus cuerpos están tensos al saber que van hacia una tierra desconocida y muy inestable.
Para intentar calmarlos, Nekomina se acerca al lado de la joven y dice:
Nekomina: “Una espada y una lanza, ambas hechas de manera tradicional. ¿Segura que no quieres algo mejor?”
Ichika: “Estoy bien con esto. Puedo usar ambas porque me dedique a entrenar en el templo en su uso sin que los demás lo supieran”
Nekomina: “De acuerdo, pero si el peligro llega a ser extremo, ordenaré que te evacuen a ti y Kyubo. No aceptaré una sola respuesta negativa”
Ichika: “…”— no responde y sonríe levemente
Nekomina: “¿Sabes? Me sentía igual cuando tuve mi primera misión en la organización. Estaba tan nerviosa que sentía náuseas y rogaba a mi superior para que me bajara sea donde sea. Una isla, bosque o montaña, me importaba muy poco con tal de estar en tierra firme. Patética ¿verdad? Jajaja. Pero ahora, pensando muchas cosas sobre mi vida reconozco que todo me ha llevado a un propósito y sin saberlo este momento será crucial para comprender muchas cosas”
Ichika: “¿Cómo cuáles?”
Nekomina: “Esto es para mi vida. También es para tu vida así que obtén todo lo que puedas como enseñanza y aprende de ello”
Ichika: “Lo haré y no dejaré que lastimen a nadie. Lo prometo”
Nekomina lanza una sonrisa maternal y responde mientras acaricia la cabeza de la chica:
Nekomina: “Me hace sentir muy tranquila. Entonces mi espalda estará muy bien protegida”
Por primera vez en mucho tiempo, las emociones de Ichika salen a flote como un mar de felicidad. Después de haberlo perdido todo ahora se siente tranquila de tener el amor de muchas personas buenas, razón por la cual ella no duda en arriesgar su propia vida para salvar a un amigo.
Neko desea ser la figura materna que Ichika necesita y sin saberlo, se está convirtiendo en algo mucho más real como una verdadera madre, cuya sabiduría y comprensión llena de a poco el corazón algo marchito de la chica.
Ichika sonríe y se aferra al brazo de Neko, a quien toma por grata sorpresa. Sus ojos se tornan cristalinos por lagrimas que buscan salir, pero la dureza de su espíritu impide que algo así ocurra, por orgullo o vanidad, Neko se niega a expresar sus más modestos y sensibles sentimientos.
Gira su cabeza, lejos de la mirada de la joven, y seca sus prematuras lágrimas.
Después de la breve conversación, la líder yakuza recibe un llamado desde la sede principal de la organización. Usualmente los llamados directos a su teléfono son para situaciones particulares o muy serias por lo que se pone de pie y besa la frente de Ichika y se aleja unos metros para hablar con su secretaria sobre el motivo de la comunicación:
Nekomina: “Tomoyo, ¿Qué sucede?”
Tomoyo: “Tenemos un problema bastante serio” — responde con voz entrecortada debido a la altura en a que son transportados hacia Nepal
Nekomina: “¿Ocurrió algo en la sede o ciudad?” — pregunta, preocupada por los suyos y por quienes vela en la ciudad
Tomoyo: “En esos sitios quédate tranquila que están seguros. Pero hubo un asesinato que creo que debes saberlo”
Nekomina: “¿Quién fue asesinado?”
Tomoyo: “El…presidente Homura de automotrices Susano’o fue…asesinado junto a toda su seguridad y familia. Todos fueron decapitados. No encontraron a los culpables, pero encontraron y pedazo de piel de cabra. Cabras que especialmente viven en Mera Peak”
Nekomina: “Así que ya han hecho su gran movimiento. No es de extrañar que sean tan infames y por lo pronto tenemos que enfocar nuestra mirada sobre Nepal” — aprieta con fuerza el teléfono al pensar en quizás hayan subestimado la desesperación de los gurkas por tomar control del bajo mundo japones y surcoreano
Tomoyo: “Neko, los residentes de la ciudad tienen miedo de que sea sistemático. ¿Qué les digo?”
Nekomina: “…” — piensa una respuesta para tal problemática — “solo diles que esperen la llegada de quien lidera a los yakuzas. Ellos van a entender de que hablo”
Pero, aunque se muestra serena y digna de su posición, el perder a tal importante empresario regional es motivo suficiente como para estar en alerta y tomarlo aún más personal el enfrentamiento con los gurkas ya que la empresa automotriz que lideraba Homura también mantenía no solo relaciones con los Cuchillas Rojas sino también con el grupo de Neko al darle muchos puestos de trabajo a cada vecino.
Tomoyo: “¿D-De que hablas Neko?”
Nekomina: “No te preocupes. Solo hazles saber que van a contar siempre con el apoyo de nosotros y que su seguridad nunca va a ser dejada a un lado”
Tomoyo: “E-Entiendo. Se los haré llegar. Y…hay una cosa más…Neko”
Nekomina: “¿Qué cosa?”
Tomoyo: “Los niños preguntan por ti y están preocupados porque no te han visto últimamente”
Nekomina: “Cielos, sabía que esto pasaría”
Tomoyo: “Entiendo que hayas tomado ciertas decisiones, pero ¿has pensado en los niños? Como tu secretaria…como tu consejera…y como tu amiga te imploro que al menos me permitas explicarles lo que hacías y sobre tu pasado. Ellos merecen…”
Nekomina: “Esta bien, Tomoyo. Hazlo” — interrumpe, dándole la razón
Tomoyo: “¿Sí?”
Nekomina: “No hay de otra. A pesar de tratar de crear un buen lugar para que ellos llamen hogar, he sido muy negligente al estar tan poco en sus vidas. No me perdonaría dejarlos sin madre sin que sepan la verdad. He sido una pésima madre ¿verdad?” — no evita dejar caer las lágrimas de tristeza por tener que ir a una batalla sin saber si volverá con sus hijos
Por unos momentos baja su mano con el teléfono siendo sostenido, mientras guarda silencio y se permite sentirse patética y a la vez desconsolada. Se agacha y deja el teléfono en el suelo. Cubre su rostro con ambas manos y solloza como una pequeña niña. Después de tantos años, soportando y haciéndose la fuerte, por primera y única vez florece su angustia en la soledad de un pasillo que apenas separa la zona de carga con la armería equipada.
Justo al lado de ese pasillo, Yujin escucha con expresión serena, dispuesto a escucharla y aconsejarle si es necesario para cuando salga.
Vuelve a tomar el teléfono, donde Tomoyo espera a más instrucciones de parte de su superior:
Nekomina: “Tomoyo, es lo correcto” — refriega su mano contra los ojos — “has sido una excelente ayudante y consejera, pero sobre todo ellos te consideran una tía. Por favor, si me ocurre algo, cuídalos como si fueran tus hijos. En mi testamento te dejo a ellos a cargo. Cuídalos mucho”
Del otro lado, Tomoyo no evita llorar a cantaros al punto de que varios miembros de la organización entran a la oficina de donde ella realiza la comunicación y le grita coreando el nombre de “Nekomina” para darle ánimos. Sin haberse dado cuenta, Nekomina ha sabido construir una gran familia de trajes y katanas, pero sentadas en las bases del honor, la dignidad y la bondad, valores que cambiaron la vida de no solo los yakuzas sino también la de muchos civiles que ahora no ven al grupo como criminales sino como justicieros que protegen sin pedir nada a cambio salvo que vivan dignamente:
Tomoyo: “Esto…esto es lo que has construido con mucho esfuerzo. Y vivirá siempre con nosotros y la nueva generación que vendrá”
Repentinamente la señal se debilita y la comunicación se corta:
Nekomina: “Poca señal ¿heh? supongo que esa es mi última charla con esos tontos” — sonríe — “esos maravillosos tontos a los que tuve el privilegio de comandar”
Nekomina sale del pasillo y a su lado Yujin espera de brazos cruzados y ojos cerrados:
Yujin: “Me reservo el derecho a opinar, pero como tu amigo debo decírtelo ¿estás segura de lo que quieres hacer? Puedes echarte para atrás y volver con tus hijos. No hace falta arriesgarte de esa forma”
Nekomina: “No hay de otra. En este tipo de operaciones será un verdadero milagro salir con vida y sé que mi camino hasta el momento me ha llevado hasta aquí”
Yujin: “Te corrijo, nos ha llevado hasta aquí. La vida es un bien preciado que solo nosotros le podemos dar un significado y un final apropiado. Puedo decir con seguridad que ya decidiste que harás, pero ¿y los niños?”
Nekomina: “Ellos entenderán cuando crezcan. Solo me preocupa la soledad que lleguen a sentir, pero pienso en las personas que velarán por ellos, contándote, y supongo que eso me da tranquilidad”
Yujin: “Supongo que no hace falta hablar más del tema, maldita demente”
Nekomina: “Vete a la mierda” — sonríe
Yujin: “Jajaja” — intercambia miradas con Nekomina — “Esto me recuerda a el día en que la conocí a ella. No podía estar más incómodo cuando sin querer se tropezó con mi pie y empezamos a discutir en ese bar de Birmania”
Nekomina: “Fue por la misión del bosque parasito. Si que dio miedo y asco”
Yujin: “Si, pero ella fue la que lideró el frente y pudimos vencer a la mazmorra sin bajas. Hagamos que su memoria no desaparezca” — levanta su puño en dirección hacia Neko
Nekomina: “Juro que no dejaré que la memoria de mi hermana no caiga en el olvido. Vamos a vencer a esos malditos gurkas y sanar a ese país agonizante” — choca su puño con el de Yujin — “por un mañana para que las dogas, la prostitución, los secuestros y asesinatos dejen de existir en nuestro mundo. Al final, para eso decidí reformar a los yakuzas. Para que fuera la única fuerza de choque capaz de enfrentar al bajo mundo”
***PARTE II***
Durante la madruga a bordo del transporte que se dirige rumbo a Nepal.
Ichika se despierta abruptamente por un pequeño empujón de parte de Kyubo, este mueve sus brazos mientras murmura una y otra vez. El yokai se sacude con las pesadillas. Ichika mira a su alrededor y ve que todos duermen por lo que procede a despertar con suaves agitaciones en su brazo y le susurra al oído para que despierte.
Al principio no surte efecto, así que decide apretar aún más el brazo y agitarlo con mayor violencia hasta que despierta y la ve con rostro preocupado y muy tierno. Inmediatamente ella le toca el rostro y pregunta ante la atenta mirada del yokai:
Ichika: “¿Estas bien? Fue una pesadilla horrible ¿verdad?”
Kyubo: “S-Si” — asienta con la cabeza
Ichika: “¿Quieres hablar sobre eso? Hace tiempo que escucho que tienes pesadillas y solo murmuras algo sobre una niña”
Kyubo: “Creía que no estarías atenta ni despierta”
Ichika: “Bueno, suelo dormir a medias. A veces hasta tengo un ojo medio abierto”
Kyubo: “Ya veo. Pues sí, desde que aparecí en este mundo tengo el mismo sueño. Una niña con un largo vestido blanco, sonriendo y que corre a través de un campo verdad y no se ve nada más. Ni el cielo ni su rostro se ven, solo una niebla blanca los cubre”
Ichika: “¿Sabes quién es? O ¿tienes alguna idea?”
Kyubo: “No” — niega con la cabeza — “eso es lo que quizás me enfurece. No tener una maldita idea de quien se trata. Pero este sueño es recurrente y siento nostalgia al recordarlo. Es como si hubiera pasado de verdad y no sea solo un sueño”
Ichika: “Debió ser alguien importante para ti como para ponerte tan…triste”
Kyubo: “Puede ser. Me preocupa no poder…saber de quien se trata. Me hace sentir demasiado impotente y extraño”
Ichika: “Seguramente pueda llegar a ser alguien que conociste en tu mundo”
Kyubo: “Puede ser…si no fuera porque esta chica es humana y no una yokai como yo”
Ichika: “E-Eso deja más dudas entonces”
Kyubo: “Haaa…en verdad me tiene demasiado preocupado” — se toma el rostro con ambas manos
Ichika le quita las manos del rostro mientras el transporte se mueve turbulentamente.
Sin ver lo suficiente como para distinguir algo, debido a que han alcanzado una ruta difícil y peligrosa como para mantener las luces prendidas y una altura considerablemente baja para no alertar a satélites, ni los sistemas chinos de defensa, Ichika observa los ojos amarillentos de Kyubo. Se pone de pie y acerca sus labios hacia le frente del yokai. La confianza que tiene por el chico es tal que desea aliviar su angustia:
Ichika: “E-Espero que eso haya ayudado a tu angustia…N-Neko me beso la frente…y…y…bueno, me ayudo bastante” — dice con palabras entrecortadas por los nervios
Kyubo: “S-S-Si” — responde con el rostro rojo — “creo que lo mejor es volver a dormir. Dudo que…surja por ahora ese sueño”
Ichika: “¿Verdad que funcionó?” — sonríe orgullosa
Kyubo: “Si, bastante bien diría yo”
Ichika se sienta de nuevo y recuesta en el hombro de Kyubo. El yokai mueve su brazo alrededor de ella y la abraza con fuerza:
Ichika: “No se mucho sobre tus pesadillas ni como poder ayudarte, pero quiero hacerlo” — se aferra al brazo de Kyubo — “quiero…deseo poder ayudarte a averiguar sobre ese sueño” — dice hasta que cae en sueño
Kyubo: “Tu ya me ayudaste lo suficiente” — levanta su mano libre y siente que la energía mágica se reduce el punto de que se vuelve transparente unos segundos y regresa a su forma original — “lo suficiente como para alegrar mi temporal existencia” — conmovido, le besa la cabeza, devolviéndole el tan dulce gesto
Al decir esto, Kyubo no se percata que Ichika se encuentra medio dormida y ha logrado escuchar esas tristes palabras casi como una despedida para siempre.
La chica desprende una pequeña lagrima que recorre su mejilla y cae sobre el asiento.
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