Limit Breaker: Tokio Dungeon - 42
Indira: “¿No eres muy joven para venir a estos lugares y plantarle cara a quien maneja los hilos del bajo mundo?” — pregunta al verla con más detenimiento y encontrarse con apenas una adolescente
Ichika: “…”— se queda en silencio. No hay motivo para negarlo lo que dice y eso le llama la atención. El que a una mujer tan peligrosa inclusive en la oscuridad del bajo mundo le cause cierta indignación que una adolescente pelee una batalla de adultos
Indira: “Chica de pocas palabras ¿huh? Lo respeto. No es como si me molestase la falta de respeto viniendo de una niña. A decir verdad, no quiero pelear contigo. Déjame terminar mi asunto con Neko y te dejaré ir. Inclusive permitiré irte con un poco de dinero y un caballo para salir del país” — le ofrece cordialmente
Sin embargo, la respuesta de Ichika se repite. Un silencio que aún no molesta a Indira, más bien le provoca un interés mayor por la chica. Al mismo tiempo, el enojo de pensar en donde estará Sryza y si se encuentra bien hace que su rostro cambie de expresión a una más amenazante:
Indira: “Te seré muy clara. Date la vuelta, vete de aquí y olvidaré que te atreviste a confrontarme. Se que eres fuerte pero no tenemos que acabar peleando a morir. Permítete seguir viviendo. O simplemente reza a tus dioses…japonesa…”
Ichika: “¿Sabes?” — deja escapar cabizbaja
Indira: “¿Huh?”
Ichika: “Todo lo que dijiste no tiene ningún sentido para mi… ¿volver a dónde? Mi gente se encuentra aquí… ¿seguir viviendo? Vaya estupidez…no me queda mucho tiempo de vida. ¿Qué es eso de seguir viviendo? ¿continuar la escuela? ¿graduarme en la universidad? ¿conseguir empleo? ¿pareja? ¿tener hijos y envejecer con nieto?” — aprieta sus puños mientras todo a su alrededor desprende hilos eléctricos y sus ojos se tornan de un color violeta claro — “Y para que sepas… ¡Me llamo Ichika!” — se impulsa hacia Indira
De un puñetazo en el rostro manda a volar a Indira contra el muro del castillo que aun intenta mantenerse firme.
A diferencia de la pelea contra Nekomina, donde los ataques eran equivalente en daño y poder mágico, el golpe que le da Ichika a Indira es tan fuerte y agresivo que ni estar dentro de la zona maná evita el dolor. Usualmente las zonas maná no solo aumentan la capacidad ofensiva del usuario sino también llevan la defensa y resistencia más allá de los límites. Siempre y cuando no se acumula el daño porque al desaparecer la zona maná todo ese daño impacta en el cuerpo.
Indira sale de entre los escombros de la pared con el rostro herido y de su boca correa hasta abajo un hilo de sangre, manchando sus dientes y un poco desorientada. Se da cuenta de que no enfrenta a una cazador común y corriente:
Indira: “Lo entiendo, lo entiendo” — camina tambaleándose — “a decir verdad nunca imaginé que una mocosa como ella tuviera tal fuerza y domino elemental. Si la subestimo podría acabarme sin darme cuenta. Ella…es mucho más peligrosa que Neko. De eso n o tengo ninguna duda” — piensa al verla tan frágil, pero emanando una imponente presencia — “creo que te he ofendido así que me disculpo por eso” —le dice — “por cierto, golpeas demasiado bien para ser alguien que parece frágil” — se quita la sangre con su mano
Ichika: “No quiero seguir peleando. Por favor ríndete” — la mira a los ojos sin temor
Indira: “Usualmente las personas que me dan ordenes o hacen ese tipo de peticiones mientras me observan con esos ojos tan feroces me obligan a querer…” — invoca sus cuchillas sostenidas por sangre. Para darle un efecto psicológico se las muestra a Ichika — “cortarlos en pedazos”
Ichika: “¿Eso haces con todos? ¿amenazas y todos hacen lo que quieres? ¿de eso se trata todo?” — se muestra indignada — “tanta violencia…tanto dolor…tanta perdida… ¡¿el mundo no es lo suficientemente doloroso como para que aun exista algo así?!” — grita enfurecida
Indira: “Te daré una pequeña enseñanza para que tengas presente cuando te elimine. El mundo nunca fue diferente a lo que es hoy actualmente…solo que aquellos que antes no podía elevar su voz ahora puede sostener la espada y doblegar a los que manejaban todo a su antojo. Indira y Neko somos el producto de eso mismo. Comenzamos como herramientas de distintas organizaciones con un mismo fin y luego acabamos siendo las lideres. Si, con distintas filosofías, pero con una misma misión…lo dejaré a tu criterio eso ultimo”
Ichika: “Aunque sea verdad lo que dices no aceptaré que buenas personas sean las víctimas. Eso está mal…”
Indira: “Suenas como los típicos idealistas. Mi familia fue asesinada cuando era joven y mi corazón está lleno de ira y resentimiento, pero jamás desee dañar a nadie hasta que me di cuenta de que tienes que ensuciarte las manos para mantener a raya a cualquier que decida oponerte. Solo para esperar a esa persona que…lo cambie todo de ti…” — piensa en Sryza y no evita sentirse preocupada. Sin embargo, se da cuenta de que es lo mejor el que se vaya con el grupo de Nekomina
Ichika: “¿De qué estás hablando?”
Indira: “Solo estoy divagando. Continuemos con esto. Me intrigas mucho”
Indira saca de su cintura dos kukri, arma famosa de los gurkas y en manos de la élite resulta en una feroz picadora de carne. En sus inicios más tempranos, Ichika aprendió a usarlo mientras combatía con grupos revolucionarios nepaleses. Durante ese hecho mató a 14 enemigos siendo la primera vez que no mataba a gurkas sino personas con ideales opuesto.
Con una cuchilla en cada mano, Indira se abalanza sobre la joven que sostiene una espada japonesa oxidada pero elegida por la carga nostálgica al recordarle aquella arma cuidada en el templo. El choque de las hojas genera chispas y pequeñas ondas de viento a su alrededor.
Ante la violencia del choque de armas, Indira apenas puede manejar un susurro sincero frente a la chica:
Indira: “En todos mis años…de cazadora y líder de los Cuchillas Rojas…jamás he peleado con alguien de tu nivel…”
Ichika: “Tengo que mantenerla ocupada para que Kyubo encuentre la oportunidad y saque a Neko de aquí” — piensa y desvía su mirada hacia su lado izquierdo, donde se encuentra esperando Kyubo
Indira empuja su arma contra el hombro derecho de Ichika, acentuándose así la diferencia de experiencia de alguien que conoce las profundas artimañas en el combate. Alcanzando la superficie del hombro y cortándola ligeramente, Ichika retrocede lo más que puede para alejarse del área de peligro:
Ichika: “Esta mujer es realmente peligrosa. Si no tengo cuidado podría…” — abre sus ojos al recordar los traumas vividos donde la muerte rodea constantemente su vida, alejándola de toda felicidad. Entra en pánico y tiembla
Indira: “¿Huh?” — la ve temblar y nota que la espada cae y se entierra de lleno contra el suelo — “Te daré una última oportunidad niña. Vete de aquí. No me obligues a matarte. Esta pelea no te incumbe. Además, ustedes ya tienen lo que quieren, contando a Sryza”
Ichika: “¿Sryza? ¿te refieres a la princesa?”
Indira: “¿Princesa?” — se queda pensativa — “Oh, con que eso era” — sonríe — “tenía entendido que los niños de la realeza murieron y resulta que quedaba una niña. La heredera por pertenencia a la tierra. Eso explica ciertas cosas”
Ichika: “Tu ¿no sabias que era la princesa?”
Indira: “Para nada y dudo mucho que ella haya sido consciente todo este tiempo de su sangre real. Además, no quita el hecho de que esa chica ha cambiado mucho en mi” — vuelve a sonreír — “dios, hasta se me hace ridículo pensar en que mi propia gente era la que pretendía sujetarme a la violencia y muerte. Jamás me di cuenta de eso…” — se toma el rostro y dice irónicamente
Por primera vez en su vida, Indira sonríe de la forma más honesta posible, algo que Ichika nunca hubiera imaginado presenciar:
Indira: “Por favor, me gustaría que al final de este combate cuides a Sryza por mi”
Ichika: “¡E-Espera un momento! ¡¿de qué hablas?!”
Indira: “Voy a atacarte con todo lo que tengo. Como verás mi zona maná desapareció desde nuestro choque de armas por lo que no tiene sentido guardar las apariencias. Voy a morir en cualquier momento. Para usar la zona maná sin tener experiencia y fortalecimiento corporal acepté perjudicar a mi cuerpo y llevarlo hasta el límite. Es gracioso porque en su momento Neko me advirtió que si no entrenaba mi magia de sangre y metal nunca podría usar correctamente la zona maná. Esa mujer siempre se ha preocupado por todos a pesar de la basura que tengamos dentro” — dice mientras mira a Nekomina, quien yace inconsciente en el suelo
A pesar de ser una cruel y peligrosa enemiga, Ichika siente un ápice de simpatía por ella, viéndola como una víctima de las circunstancias que muchas personas como ella atraviesan todos los días no solo en Nepal sino en otros países inestables. Donde el talento también es destruido por otras personas u organizaciones.
Cierto, por cosas del destino Indira y Nekomina, ambas similares a su manera tuvieron caminos distintos, pero utilizando el recurso de la muerte, ensuciándose las manos para construir sus poderes. En el caso de Indira el miedo en sus enemigos y aliados fue el arma escogida mientras que con Nekomina la cosa fue diferente, usando el respeto por su gente y la cero tolerancia a sus enemigos. El resultado fue diferente.
Después de reconocerla como una rival digna, Indira pisa con fuerza el suelo y prepara lo que le queda de energía para un último ataque:
Indira: “Prepárate” — libera de su cuerpo una gran cantidad de maná, sorprendiendo a Ichika
Ichika: “¡E-Es impresionante!” — dice mientras se cubre con ambos brazos al frente. El polvo y rocas se expulsan con violencia contra el cuerpo de ella — “aún en su condición tiene el suficiente poder como para seguir usando esa cantidad de energía mágica. Es absurdo…”
Sin embargo, Ichika mantiene su posición de no usar todo lo que tiene por temor a lastimar a otros. Sin saber qué clase de potencial tiene. Lo cierto también es que la enfermedad que la aqueja continúa avanzando a gran velocidad a medida que usa su poder mágico.
Las armas de Indira se funden en energía mágica que aún tiene almacenado en su cuerpo, pero conllevando a la destrucción de su cuerpo. Envejeciendo cada parte de ella a través de las células. Curiosamente son estos los mismos efectos que sufre Ichika por la enfermedad, pero en un estado de aceleración dramático.
Ichika se da cuenta muy tarde cuando un enorme poder mágico la golpea de lleno. Apenas alcanza a cubrirse, pero su cuerpo impacta contra el muro de madera y paja. Por suerte no es un daño tan grande como para atravesar el muro debido a su férrea defensa y canalizando un poco del maná que puede usar.
Indira se lamente por lo que acaba de hacer, pero no hay marcha atrás, la chica es un enemigo y no hay que tener contemplaciones. Por más jóvenes que fueran.
A duras penas Ichika se pone de pie y da media vuelta su cuerpo para mirar a su enemiga a los ojos, aunque la distancia sea algo considerable:
Indira: “Te daré una última oportunidad. Váyanse de aquí o…”
Ichika se abalanza a una velocidad inhumana y choca su espada contra las armas de Indira. En el impacto, tan potente y destrozando el suelo en pedazos, la katana se parte a la mitad ante la mirada atónita de la joven, quien retrocede con varios saltos hacia atrás:
Ichika: “I-Imposible…” — levanta lo que queda de la katana partida y se lamenta
Indira: “Ya no hay nada que puedas hacer. Si no quieres irte entonces no tengo otra alternativa”
Ichika: “No…” — aprieta su puño — “hay otra cosa que puedo hacer. Si tengo que morir en esta pelea lo haré, pero definitivamente salvaré a todos los inocentes”
Indira: “…”
Ichika: “Es el mismo principio de impregnar energía mágica en los objetos, pero la cantidad es el problema. Si uso demasiado mi enfermedad llegará al punto final y moriré, pero si uso poco…no podré pelear como quisiera…tengo que ser precisa” — cierra sus ojos. Concentra toda su energía en el brazo derecho mientras lo levanta y extiende a un lado
En lugar de esperar a que Ichika use la técnica, Indira se prepara para atacarla sin piedad. El choque de armas hizo que la nepalesa tuviera una opinión increíblemente positiva, tomándola como alguien peligrosa, sí, pero también como una persona con altos y honestos valores, atributos que ella misma considera como fuertes en un sentido usado para el bajo mundo. La violencia y desdicha solo puede combatirse con la fuerza y entereza, pero fundamentalmente la inquebrantable fuerza de voluntad. Eso desprende Ichika frente a la líder de los gurkas.
Entonces a medio camino ve como los ojos de la chica se abren lentamente y de su brazo derecho levantado se forma con maná color violeta una katana de brillo intenso y violentas descargas eléctricas que se funden entre el brazo y el arma:
Ichika: “Magia de Rayo: Gekido no Susano’O”
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