Limit Breaker: Tokio Dungeon - 29
Unos días más tarde en Nepal…
Kamal despierta en el mismo lugar maldito, entre la oscuridad, la pestilencia y la agonía de no saber que es de su esposa aun después de haber vuelto sumisamente y dejarse castigar durante varios días con azotes por parte de quienes fueron sus compañeros en la organización.
Tras varios días desde que llegó a Nepal, Kamal no ha podido volver a ver la luz del sol, ni comer como se debe casi al borde de la desnutrición y la deshidratación. Su cuerpo, completamente magullado, y ojeras prominentes por las largas noches sin cerrar sus ojos para vigilar que las ratas y demás alimañas no lo atacasen, es testigo del sadismo con el que Ildra, mano derecha de Indira se mueva y actúa con o sin la autorización de la líder.
Entre los húmedos pasillos de los calabozos se escuchan sonidos de tacos que resuenan cada vez más fuerte, como si alguien se estuviera acercando. De repente se oye sonidos de llaves agitarse y la puerta abriéndose:
Kamal: “¿Por qué siento que las torturas no se han terminado?”
Ildra: “Me confundes con alguien muy insensible. Solo vengo aquí y ver que necesitas”
Kamal: “E-Eres alguien que jamás se tomaría tal molestia. Mejor dime que quieres” — la mira desafiante
Ildra: “Oh, aun tienes fuerza como para mirarme de ese modo. Detesto cuando eso pasa. La fuerza de voluntad no es para cualquier y el hecho de que estando acabado continues mostrándote así me revuelve las tripas” — dice asqueada — “pero ¿sabes qué? No soy tan bastarda como crees” — mira al hombre, completamente desnudo y se relame con deseos lascivos
Kamal: “Entonces dime a que has venido. Ya les he dicho todo”
Ildra: “Eso es verdad y hasta te hemos prometido que podrías ver a tu esposa cuando nos dieras la ubicación de ese grupo. Gracias a esos datos y nuestro contacto en Japón pudimos enviar asesinos y espías”
Ildra no se ha caracterizado nunca por ser alguien brillante a la hora de tomar acción, salvo en ciertas ocasiones donde su inteligencia supera las ansias de causar daño a los demás. Aunque si se habla de inteligencia como tal, Ildra es alguien de temer también por su inestabilidad emocional y mental, así como también el hecho de ser imposible de leer. Kamal teme y sospecha que esté planeando algo contra él o su esposa, pero sus preocupaciones no ceden y necesita saber que ella está bien.
La gurka se acerca al desnudo Kamal y se agacha para quedarse cara a cara con él:
Ildra: “Dime ¿Qué tiene ella que yo no? ¿Por qué no me cuentas?” — estira su mano hacia su miembro y comienza a moverlo suavemente mientras Kamal intenta soportar la acción tan repentina y los espasmos — “veo que no eres tan patético como aquellos hombres que me han torturado tanto tiempo”
Kamal: “Sal de aquí” — advierta mientras soporta firmemente
Ildra: “Bien, creo que al final eres tan aburrido como creía. ¿Buscas a tu esposa? De acuerdo” — se voltea y llama a unos guardias de traje con hombreras y botas de metal para las mazmorras — “te llevaré con ella para que puedas reunírtele” — sonríe — “pero haberme rechazado hace unos momentos te costará caro”
El grupo de guardias entra a la celda y le propina una feroz golpiza a Kamal con puños y patadas hasta dejarlo casi inconsciente. Como Ildra ha prometido, Kamal es llevado con su esposa, siendo arrastrado a través de los pasillos de piedra que abarca varias decenas de metros por la oscuridad casi absoluta si no fuera por antorchas que permiten ver.
Llegan a una puerta donde detrás se oyen gritos extraños y varias voces de hombres. Ildra sonríe mientras toma la perilla y se relame con agitada respiración y sensación de excitación. El comportamiento de la mujer preocupa a Kamal quien levanta su cabeza con dificultad y trata de acercarse a la puerta:
Ildra: “Si, aquí es donde está tu esposa así que aguanta tus ganas. La espera por fin ha terminado, aunque quiero preguntarte de nuevo ¿Qué tal si dejas las cosas como están y vienes a mi alcoba? Prometo cuidarte mejor de lo que ella lo hizo. Para que sepas yo cuido a mis juguetes” — dice mientras se toca los pechos y su respiración se vuelve aún más agitada que antes
Kamal: “Q-Quiero…ver a mi…esposa…”
Ildra: “¡Tsk! ¡pues entonces ve a verla!” — responde molesta y hace un gesto a los guardias para que lo dejen caer al suelo
Ildra abre la puerta y Kamal se arrastra desesperado al reencuentro con Simakra pero lo que se encuentra es algo tan doloroso y terrible que las palabras se quedan apretadas en su garganta y la ira lo carcome con tal ferocidad que muerde su labio hasta desgarrarse la carne. A metros, Simakra es violada una y otra vez por varios gurkas. Quien sabe cuanto tiempo lleva sufriendo tales abusos. A su alrededor ve como otras mujeres son ultrajadas de las formas mas atroces posibles e inhumanas.
Muchos sentimientos crudos cruzan por su mente, asqueo, tristeza, ira, impotencia, la lista puede seguir. Sus manos y piernas tiemblan, la vista se torna roja y al mirar a Ildra solo desea darle muerte, abrirle la barriga, decapitarla, dejarla sin extremidades lo que sea. Sin embargo, lo principal para él es detener lo que le hacen a Simakra como si fuera un animal, pero el shock es terrible al ver como está cubierta de heridas producto de los maltratos recibidos. No hay otro culpable más que Ildra y su deseo de causar sufrimiento a los demás, mezclando también con el placer sexual del dolor y agonía a veces uniéndose y lastimando a la víctima:
Ildra: “Tranquilo, aun tienes a tu esposa o al menos su caparazón. Veamos si sigue siendo tu amada Simakra luego de haber sido violada desde hace un mes todos los días a toda hora. ¡Jajaja!” — mira el rostro de Kamal. Se excita al ver la expresión — “si, eso es. Me gusta esa expresión de como el dolor por ver a alguien amado siendo tratado menos que a un humano. Es un deleite para mi clítoris. Pero, aunque deseo ver más, tienes mi palabra de que nadie los interrumpirá” — dice — “hey ustedes” — mira a los que aun abusan de Simakra — “ya dejen lo que están haciendo y vayan a trabajar. Estos dos tienen mucho de que hablar” —sonríe con deleite
Kamal corre desesperado hacia su frágil esposa, en busca de su mirada dulce y tierna, rebosante de amor, todo lo que él mas necesita en este mundo solo para encontrar la mirada vacía de una persona a la que le han quitado el alma a base de abusos físico y mentales. La persona que en su tierna niñez y que con esfuerzo pudo conquistar para convertirla en su esposa y la persona que mas ama, ha dejado de existir en tal cruel acto lascivo para el deleite de la retorcida Ildra. Su corazón se estruja al verla así, tan destruida.
Se aferra con todas sus fuerzas a la mujer que amará por siempre, por sobre la enfermedad y la muerte, sabiendo que sus destinos ya están fijados. Nada ni nadie podrá separarlos y eso Ildra lo disfruta como si fuera un juego de niños.
Kamal se aferra a su esposa, quien se encuentra completamente desnuda, ultrajada y sin sentido del tiempo ni la vida misma, solo cree que es una mera pesadilla que la ha estado atando durante un tiempo largo y envuelto en el mismísimo infierno. Kamal ruega que eso se termine, que mueran con la poca dignidad que les queda y juntos, pero algo sale de su boca, algo que no parece ser el pedido de muerte sino esperanza, aunque pequeña:
Kamal: “P-Por favor…alguien…que nos ayude…chicos…” — piensa en sus camaradas en Japón mientras abraza con fuerza a su esposa desmayada y sin fuerzas
***PARTE II***
Mientras tanto en la oficina de Indira donde la líder gurka prepara sus negocios en Arabia Saudita y Omán para poder expandir a su organización con vistas a tener presencia en América y Europa y también alejarse de la pobreza en África y Asia. Desde hace mucho tiempo que sus ambiciones no permanecerían mas tiempo en el continente y la riqueza de Europa o la fama de América atraen su atención.
Ildra irrumpe en la oficina con expresión de gozo y particularmente agitada por la excitación. Indira no levanta su mirada y se queda perdida en los documentos que lee y selecciona para su cometido:
Ildra: “¿No vas a preguntarme que tal mi día?”
Indira: “Te vi esta mañana. No creo que haga falta preguntarte” — responde sin apartar la mirada en los documentos
Ildra: “Al menos podrías tener la delicadeza de preocuparte por mi y no tanto por esa mocosa” — dice enfurecida
Si fuera algo relacionado a ella no habría problemas e Indira continuaría con lo suyo, pero Ildra mete en sus problemas a Sryza. Deja a un lado el bolígrafo y levanta lentamente su mirada, esbozando una expresión inhumana mientras que las conocidas cuchillas y lanzas sangrientas rodean a Ildra, quien sonríe a pesar de verse amenazada y sin posibilidad de escapar:
Ildra: “Ah, sí, sí, sí, me encanta esto. Apúntame con estas filosas cuchillas, haz que mi sangre se derrame sobre mi desnuda piel, quiero ver tu expresión mientras ultrajas mi sucio cuerpo” — se sonroja
Indira: “¡Tsk!” — retrocede su habilidad — “¿para esto vienes Ildra?”
Ildra: “Vengo para informarte que la pareja ya está reunida y…”
Indira: “Ah, sobre eso”
Ildra: “¿Huh?”
Indira: “En 5 días habré sellado uno de los mayores negocios de mi vida y será en Venezuela. Necesito que me hagas un favor”
Ildra: “N-No puede ser ¿me seleccionará para ser su representante? O mejor aún ¿seré líder de la sucursal de los gurkas allí? Me mojo de tan solo pensar en ello. Mi momento de llevar el caos, la lujuria y la pestilencia humana a otros países se hará realidad. Todo para que mi amada Indira se vuelva aún más poderosa que antes y cruel, y que el mundo sepa que ella es imponente” — piensa sonrojada
Le entrega a Ildra una carta con el sello oficial de la líder gurka. Este sello es diferente al que Ildra utiliza para las ordenes que Indira no desea, sino que es completamente nuevo y existe uno solo para que se vuelva a evitar masacres y crímenes contra inocentes:
Ildra: “¿Y ese sello?” — se queda mirando en shock — “maldición entonces ha creado un nuevo sello para las órdenes. Esto es muy malo para mis planes ¡carajo!” — piensa mientras recibe la carta y sostiene una sonrisa bien fabricada — “¿Para quién es esta carta?”
Indira: “Quiero que le des esta carta a Sryza para informarle que tendrá una misión en Venezuela y que podrá irse de este país tan violento. Dile que tendrá permiso de irse a cualquier país con gastos incluidos si desea abdicar sus responsabilidades. Podría decirse que la libero de todo”
Ildra: “¡¿Qué?! ¡¿esto es una maldita broma?! ¡e-esa puta de mierda tendrá poder en la nueva sede en Venezuela e inclusive la dejará marcharse si se le da la maldita gana!” — piensa a punto de explotar
La mujer asienta con su cabeza y se marcha en silencio hacia la puerta bajo la atenta y sospechosa mirada de Indira, habiendo sentido que Ildra ya no es tan confiable como antes. A pesar de haber sido quien ordenase tantos crímenes crueles, aun representa todo lo que ama en el mundo, su mejor amiga y amante. Sin embargo, se ha vuelto demasiado peligrosa como para que siga siendo su mano derecho, habiendo caído en la corrupción de su mente y alma, y sin duda que sus movimientos se han vuelto muy extraños.
La puerta se cierra en un fino golpe de las maderas. Indira se pone de pie y observa por la ventana a las montañas frías de Mera Peak, dejando volar su mente agotada.
Mientras tanto, Ildra se aleja varios metros hasta que llega a la salida. De un furioso puñetazo contra la pared se rompe los dedos y cubre con sangre la mano, maldiciendo a Sryza por haberle quitado a su preciada Indira y haberla vuelto tan débil:
Ildra: “Maldita hija de perra. Te dejare en tu cama tarántulas, serpientes venenosas, haré que tu vida sea una miseria bastarda” — arroja a un lado el papel que deba entregarle a Sryza
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