Limit Breaker: Tokio Dungeon - 30
Al día siguiente en la sede de los Cuchillas Rojas, Sharkta, uno de los asistentes más confiables de Indira a la hora de preparar las difíciles negociaciones y de perfil más austero y no tan belicosos como Ildra, se acerca tímidamente a la oficina de la líder gurka. Golpea la puerta y una voz imponente le da permiso de entrar:
Sharkta: “Señorita Indira, aquí le he traído informes sobre los negocios en Venezuela, Letonia, Islandia y Pakistán” — se acerca a la oficina donde Indira lee los contratos nuevos de diferentes empresarios interesados en tener negocios con los Cuchillas Rojas
Indira: “Déjalos en la mesa allí” — señala la mesa junto a los sofás
Sharkta: “Si, señorita” — se acerca y deja los papeles en le mesa — disculpe ¿puedo hacerle una pregunta?”
Indira: “Dime”
Sharkta: “Últimamente no he visto a la señorita Ildra y por lo general la veía por aquí con regularidad ¿ocurrió algo? Perdone mi curiosidad”
Indira: “No te preocupes, al final eres alguien de confianza. Para serte sincera ya no puedo confiar en ella. Su imprudencia ha escalado a un nivel demasiado grande y en este negocio no puedo permitir que ocurra” — responde melancólica
Sharkta: “P-Perdóneme por mi atrevimiento” — se inclina pidiendo perdón
Indira: “Te lo digo porque en estos últimos años te ganaste mi confianza a base de labores de espionaje entre nuestras propias filas. Sin tus informes jamás hubiera sabido la discordia de nuestros miembros gracias a Ildra”
Sharkta: “Todo lo que hago es por el bien de los Cuchillas” — vuelve a inclinarse respetuosamente, mostrando la lealtad inquebrantable por su señora
Indira: “Agradezco tu fidelidad y serás recompensado sin dudas” — sonríe amargamente
Por primera vez en mucho tiempo se siente desconcertada por la actitud que últimamente tiene su querida Ildra. Ya no la ve como siempre ni está segura de poder continuar perdonando sus decisiones tan brutales contra cualquier persona o al menos en el sentido práctico, sea ejercer la justicia o ejecución de ordenes que por lo general deberían pasar por ella como la líder.
Sharkta sabe que debe mantenerla al tanto y evitar que la organización sufra una crisis interna. Son muchos los problemas que Indira tiene que afrontar y el mayor deseo de Sharkta es aliviarle el peso de eso. Tanto es así que al mismo tiempo dedica esfuerzos para mantener un ojo sobre Sryza, la joven a quien Indira cae bien y desea cuidarla de la perversión de su entorno.
Entre las pilas de documentos que se acumulan sorprendentemente, ve a Indira que respira muy agitada y sus movimientos se vuelven toscos y torpes como si estuviera sufriendo algo:
Indira: “¿Crees que estoy por colapsar verdad?” — mira de reojo a Sharkta
Sharkta: “Hace varios días que no come ni descansa bien”
Indira: “Si no puedo hacer este trabajo nadie podrá y lo sabes. Descuida, termino con estos documentos y me regreso a mi habitación” — se tambalea con ojos agotados
Sharkta: “¡S-Señorita!” — se apresura a sostenerla antes de que caiga al suelo
Indira: “No te preocupes por mí. Tengo que cumplir con esto a como dé lugar”
Sharkta: “Señorita, se lo suplico, vaya a descansar antes de que enferme, por favor”
Indira: “¿Sabes? A pesar de que siga amando a Ildra y lo siga haciendo hasta el fin de mis días, ya no puedo controlarla y tengo miedo de que Sryza sea su presa”
Sharkta: “Lo sé y por eso no te preocupes”
Indira: “Esto nunca se lo he dicho a nadie, pero siempre quise ser madre. Durante un tiempo tuve que resignar ese sueño hasta que conocí a Sryza. Ella…ella me ha devuelto las esperanzas para cumplir ese sueño. Me gustaría…deseo poder adoptarla y criarla en un ambiente sano…”
Sharkta: “Ya, señorita, no continue. Entiendo cómo se siente, pero debe descansar”
Posa su mano en la frente de Indira y siente como hierve su piel de la fiebre por no haberse cuidado de manera responsable. La levanta entre sus fuertes y tonificados brazos. Abre la puerta y los gurkas presentes que montan guardia en los pasillos miran sin entender que sucede. Sharkta les explica a los guardias que Indira se encuentra indispuesta y debe ser llevada a su habitación y que de eso se encarga él.
Camina con ella a cuestas hacia la habitación mientras balbucea en brazos:
Indira: “Ella es mi última oportunidad…para tener una mejor vida lejos…de la violencia…el dolor…la perdida y la muerte…”
Sharkta: “Lo sé y eso es algo que deseo que usted pueda alejar de su vida”
Después de dejarla en su cama con varios médicos y enfermeras que velan por su salud a toda hora y le dan vigilancia a su estado, Sharkta sale hacia el pasillo rumbo a continuar con sus deberes. En el camino se cruza con Ildra, quien se encuentra cruzada de brazos y apoyada contra la pared muy cerca de la habitación de Indira.
Tras un largo e incómodo intercambio de miradas, Ildra echa una corta carcajada y luego mira con desdén al joven confidente de Indira, sintiéndose traicionada y despreciada por su mejor amiga. Al final pareciera que lo que ha hecho hasta ese día fue en vano para Indira y según Ildra ha sido apartada del mando que le corresponde:
Ildra: “¿Cómo está ella?”
Sharkta: “No es algo que te incumba, Ildra”
Ildra: “Ja, ten más respeto”
Sharkta: “Di lo que quieras, pero no dejaré que te acerques a Indira”
Ildra: “Veo que mi reemplazo es un novato estúpido e inseguro”
Sharkta: “¡¿Qué dices?!” — la mira con desdén
Ildra: “Tampoco fuiste capaz de informarle sobre los avances de las fuerzas especiales israelíes dentro de Nepal. ¿Por qué no me sorprende eso? ¿tienes miedo o simplemente pretendes algo más? Tampoco me sorprende que esté ocurriendo algo así. Indira solo quiere probarme a mí y mis capacidades. No hay nada de qué preocupar” — dice con total confianza
Sharkta: “¿Qué pretendes Ildra?”
Ildra: “¿Yo? Nada que no haya hecho antes. Solo velo por mi amada Indira”
Sharkta: “Ten cuidado con hacer daño a Sryza”
Ildra no responde, pero el solo hecho de mencionar a la joven hace que la sangre se le hierva y desee liquidar a toda forma de vida con sus propias manos, pero siendo una simple humana no podría hacer nada frente a un cazador a pesar de ser rango C, la diferencia es abismal. Sin embargo, esa mujer con su perversión e inteligencia hacen la diferencia.
Es por eso que Indira permite que tenga absoluta libertad ya que es capaz de doblegar a otras organizaciones rivales. Pero las opiniones son diversas entre los gurkas y Sharkta junto a Indira desde hace tiempo que han dejado de confiar en Ildra y sus métodos sádicos y fuera de lugar que no se podría permitir la organización, aunque en parte tiene que ver con el cambio que Sryza de manera involuntaria hizo sobre la mujer, mostrándole una mejor manera de vivir y casi redentora.
Haber aprendido las formas de dominar y organización a esos criminales y salvajes gurkas, es lo que Indira ha hecho desde hace años y en su mente y forma de ser no existe otra manera de hacer funcionar a todo el grupo más que la violencia y el miedo. Hasta ahora solo eso ha sido parte de su vida, pero Sryza puso en su vida una meta y un sueño en conjunto, vivir en paz junto a la adolescente como si fuera su hermana menor.
Fiel a su estilo de alguien conocida como una de las ejecutivas más temidas después de la líder, Ildra se muestra indiferente y sonríe:
Ildra: “Deberías ser más agradecido ya que sin mí no podrías estar a su lado”
Sharkta: “Nunca fue gracias a ti sino porque resulto más confiable, Ildra”
Ildra: “Ja, vaya ingenuo” — vuelve a su camino y se detiene — “cuando despierte infórmale sobre la situación relacionada a los israelíes. Se que le va a interesar”
Sharkta ve como se aleja Ildra. La preocupación en esas palabras y aquellas intenciones de provocar discordia entre aquellos más cercanos a Indira hace que sienta la necesidad de estar aún más cerca de ella y Sryza para protegerlas de la viperina lengua de quien desea dañar:
Sharkta: “El asunto de las fuerzas especiales que llegaron desde Israel es bastante molesto, pero Ildra es peor. Tengo que cumplir la petición de la señorita Indira y enviar a Sryza al extranjero lo más rápido posible. Las cosas podrían ponerse peligrosas para ella” — piensa mientras cruza la puerta para ver cómo se encuentra Indira
***PARTE II***
Mientras tanto en las afueras de Katmandú, el equipo llamado La Espada de David avanza entre las montañas rumbo a Mera Peak, que, gracias a toda la información adquirida por varios informantes, espías y el trabajo en conjunto de varios de sus miembros, pudieron averiguar donde se oculta la organización gurka.
Como es de costumbre y aunque estuviera caminando, Tanya dedica gran parte de su tiempo en leer libros sobre religión, un tema que a ella le apasiona al punto de haberse anotado en la universidad de Jerusalén al seminario nacional de Teología.
Solomon guía la marcha entre árboles, ríos, grandes rocas y el incesante frio de las montañas durante el día y por la noche descansan unas horas hasta retomar en la oscuridad:
Solomon: “Capitana Tanya”
Tanya: “Dime”
Solomon: “Puedo ver a unos cien kilómetros lo que parece ser un castillo entre las montañas” — informa mientras mira por binoculares especial del ejercito
Tanya: “Al parecer están bien ocultos” — saca sus binoculares y observa la estructura — “tal parece que han sabido esconderse”
Leonika: “Podríamos atacar ahora que no hay sol”
Tanya: “Es una mala idea Leonika. Para empezar, no es nuestro terreno fuerte, sin contar que nuestros números son solo para infiltrarnos de manera inteligente. Sobre todo, porque la aniquilación de esa organización es por mi parte. No quiero que se entrometan”
Solomon: “Y aunque tuviéramos los números no podríamos acercarnos. Las montañas y el terreno en general obstaculizarían la movilización. Por esa razón confrontarlos siendo muchos es suicidio”
La entusiasta Leonika guarda silencio después de la reprimenda sobre la impetuosa propuesta. Tanya no quiere permitirse que Leonika actúe de manera impetuosa, siendo una quería amiga y subordinada, decide llevar toda la carga ella misma.
Gorlak se acerca por detrás del trio, exhausto y hambriento. Después de recaudar información vital se presenta para con resultados:
Tanya: “Gorlak, ven, siéntate y descansa un poco. Leonika dale un poco de comida”
Gorlak: “E-Estoy bien. Tengo la información sobre quien otorgo ese entrenamiento a los gurkas”
Tanya: “Dinos que tienes”
Gorlak: “Es verdad, hubo alguien que filtró entrenamiento para lo gurkas. Su nombre es Yujin, fue parte de las fuerzas especiales surcoreanas. Parece ser que se involucró con los gurkas de manera directa para afrontar un portal. Lo poco que se es que se encuentra retirado por temas personales”
Tanya: “Entonces es alguien que abrió una caja de pandora sin saberlo. ¿Debemos creer eso?” — duda de la credibilidad de eso
Solomon: “¿Qué crees que debemos hacer ahora?”
Tanya: “Continuemos. Luego nos encargaremos del militar. No quiero perder un solo momento en cosas sin importancia”
Solomon: “Entendido. Leonika comienzas con la vigilancia, Vamos a asentarnos aquí y vigilar cualquier movimiento”
Durante la noche en las montañas, las temperaturas son frías y con vientos que actúan como si fueran cuchillas que golpean con sus filosas hojas. Menos de diez grados bajo cero en la noche en tal hostil y frio lugar. Allí, las fuerzas especiales israelíes esperan, pacientemente para iniciar su gran movimiento en busca de destruir a la organización gurka en su totalidad.
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