LISMATUS: SENDA DEL HERALDO - 09
Por el camino hacia al campamento, Mirtha, Lulú y Axel regresan cubiertos de polvo, sangre y algunos trozos de carne ajena, las chicas se sienten asustadas al verse rodeadas por esos lobos, pero ninguno se mostraba agresivo con ellas y solo llevaban en sus fauces los cadáveres de los bandidos. Estando en la entrada se toparon con una escena inusual, pues escucharon voces y risas infantiles.
Dina estaba corriendo intentando sujetar a tres niños desnudos, los cuales tienen orejas y colas de felino, estos huían de ella riendo, esos niños parecían tener la edad de 12 años. Al ver a Axel corrieron a toda prisa para aferrarse a sus piernas, él muchacho estaba perplejo por lo que ocurrió y se detuvo en seco para no hacerlos caer al caminar.
—¿Pero qué diantres? ¿De-De dónde salieron estos niños? —Axel sentía esas pequeñas manitos sujetarse a sus ropas, como intentando subírsele y dentro de su corazón había un sentimiento de alegría que no podía explicar.
—Se-Señor Axel, cuidaba de los cachorros y comenzaron brillar mientras se transformaban… No sabía qué hacer, salieron de la carpa y desde hace rato intento calmarlos. —Dina estaba sin aliento, pero casi se muere del susto al verse rodeada de tantos monstruos.
—¿Mi-Mis crías? ¿Ustedes son esos pequeños? —Axel se arrodilló para estar al nivel de los niños, ellos se aferraron a su cuello lamiéndole el rostro con cariño, unas lágrimas cayeron por sus mejillas, eran de alegría y avergonzado se las limpió.
El sentimental demonio abrazó a esos pequeños, abrió su perfil y se dio con la sorpresa que su propio nivel había subido a 3, incluso sus habilidades subieron de nivel hasta 4, pero solamente las que eran de monstruos, las otras obtenidas de los bandidos que consumió seguían en 1. Buscando más información, se topó con un apartado nuevo que mostraba a sus crías en su nueva forma humanoide y tal descubrimiento lo desconcertó.
—Ya entiendo, para subir de nivel y mejorar mis habilidades tengo que matar humanos. Como mis crías están vinculadas a mí, ellas también subieron de nivel al mismo tiempo que yo lo hice ¿Y evolucionaron por ello? —Axel estaba pensativo sujetándose el mentón, cargó a sus crías para calmarlas, luego se las dio a Dina quien las dejó en una carpa y regresó con ellos a petición del demonio.
—Esos no son hubeast comunes, son monstruos que ascendieron tras la muerte de humanos. Ellos fueron maldecidos con el poder del Dios oscuro Ishtar… Como lo supuse, eres muy peligroso para la humanidad. —Mencionó Lulú, Axel decidió dejar ese tema para después, pero las dudas de esas palabras eran difíciles de sacar de su mente.
Axel fue a la carreta donde traía a los bandidos muertos, sacó de ahí al líder que estaba herido de gravedad y lo arrastró por el suelo delante de Dina. La muchacha miró a ese maleante con desprecio, recordó como su pacifica vida acabó cuando él y sus hombres asaltaron su aldea. Las dolorosas memorias hacían crecer su ira, de la forma en que mataron a sus conocidos, quemaron sus casas y violaron a las mujeres que encontraron, en especial a su hermana que degollaron frente a sus padres. Axel podía ver los sentimientos oscuros de la muchacha gracias a [Visión demoníaca], de ese frágil cuerpo emanaba un humo donde él podía ver esos horribles recuerdos, esto hizo que tuviera empatía por Dina, fue así que le dio la espada del líder de los bandidos y ella se puso delante del truhan.
—Matarlo no regresara a las personas que asesinó, pero te hará sentir mejor contigo misma el saber que no lastimara a nadie más. —Axel miró despectivamente al truhan, su [Visión demoníaca] le hizo ver los crímenes que cometió y decidió apartar la mirada por todos esos pecados.
—¿Me recuerdas o fui tan poca cosa para ti? Espeé cada noche pensando cómo te mataría. —Dina le quitó la mordaza bruscamente.
—Yo no recuerdo a cada perra que me encuentro, solo son mercancía para ganar algo de dinero —viendo a Axel—. Hiciste un pacto con este demonio ¿Solo por venganza? Ja,Ja,Ja Niña estúpida, te has condenado a algo peor, dejaras de ser humana y todos van cazarte por ese infantil deseo. Debiste aceptar tu destino y vivir como una alimaña… Estas equivocada si piensas que voy a rogarte, puta de mierda. Una temblorosa basura como tú no tiene el valor para hacerlo ¡Adelante! ¿Que estas esperando? —Le gritó el bandido enojado, efectivamente las piernas de Dina temblaban.
—El odio que le tienes es enorme, pero lo supera la incertidumbre por el futuro que te espera y no te puedo prometer una vida libre de peligros… Pero puedo jurarte que haré lo posible por protegerte, tengo que volverme fuerte para sobrevivir y me gustaría hacerlo junto a ti. —Susurró Axel al oído de Dina, la vio llorando y mordiéndose lo labios con fuerza.
Dina tomó su decisión, levantó la espada para dar un corte en la garganta al bandido, como ella nunca usó una espada en su vida, no fue un corte limpio por lo cual repitió varias veces los espadazos y alargó el sufrimiento de ese hombre que comenzó a desangrarse entre gemidos… Increíblemente no rogó por piedad ¿O tal vez no podía hacerlo por ser erróneamente degollado?
La marca en el pecho de Dina se tornó completamente negra, era un redondo oscuro que comenzó a abrirse formando una cresta, al instante de que esto sucedía, Axel comenzó a sentir su espalda arder, retrocedió adolorido y tras un grito su cuerpo cambio a una forma inusual. Era una masa carnosa color plomo de al menos 2.5 metros, simulaba ser una cabeza mutilada malformada, con sus rasgos faciales desfigurados, que abrió la boca lo máximo que podía y dentro se veía un poso con una materia negra burbujeante. Las chicas ahí presentes, los lobos y el oso se sintieron abrumados por lo turbio que se volvió el ambiente.
—Este es un momento único, el pacto de un humano y un demonio… ¿Qué se supone que debe pasar? —Dijo Mirtha sintiéndose maravillada por tal escena.
—Basta de tonterías —tomando de la mano a Dina—. ¿Eres estúpida? ¿De verdad piensas condenarte a esto? Huye ahora, vete y vive siendo humana. —Lulú sujetó fuertemente a Dina y estaba alejándola del nuevo cuerpo de Axel.
—Esta es mi decisión, déjame Lulú… El señor Axel cumplió mi deseo, yo tengo que cumplir mi parte. —Le respondió Dina forcejeando para regresar y fue abofeteada fuertemente por Lulú.
Los monstruos miraban lo que pasaba sin intervenir, el Alfa le dijo a su manada que esto era problema de ellos y que no interfieran, fue así que todos retrocedieron y se sentaron para ser testigos.
—Ya te lo dijo ese bandido, Dina. Serás cazada como un monstruo y no podrás vivir como humana nunca más. No podría imaginar por lo que pasaste, pero esta no es la respuesta. Dina, escucha lo que digo… Huye y cuéntale a la asociación de aventureros lo que sucede… Un demonio como este es un peligro para la humanidad ¡Maldita sea! Entiende la gravedad de esto. —Lulú le hizo una llave al brazo y se la llevaba hacia el bosque a empujones.
—Los aventureros, la iglesia y el reino no me ayudaron, son codiciosos detrás de sus egoístas intereses y ahora también son mis enemigos… Suéltame, Lulú —Dina se dislocó el brazo para zafarse del agarre, usó su nuca para golpear la quijada de Lulú y forcejar con esfuerzo—. ¡A la mierda mi humanidad, Lulú! —La aldeana empujó a Lulú con todas sus fuerzas y corrió hacia la boca abierta que la esperaba.
Dina saltó hacia esas enormes fauces, en su trayecto unos tentáculos salieron y rodearon su cuerpo, la jalaron hacia adentro y esa boca se cerró comenzando a masticarla. Lulú se quedó mirando perpleja lo que había sucedió, estiraba su mano incrédula de que esa chica albergara tanto resentimiento y que se condenara a ese negro destino por voluntad propia.
La conciencia de Axel estaba difusa, tenía poca percepción de lo que pasaba alrededor y cuando vio a Dina saltar hacia él, solo pensó en sujetarla para que no se lastimara. Tras esto revivió los recuerdos de la aldeana como si fueran suyos, lo feliz que era con su familia, el duro trabajo en los campos y sintió como suyo el dolor de la tragedia que marco su vida. En medio de un torbellino de oscuridad la encontró, la conciencia de Dina estaba quebrándose mientras gritaba, así que Axel solo la abrazó para consolarla y ella al sentir sus brazos se aferró buscando refugio.
A los pocos minutos aquella deforme cabeza empezó a temblar, la boca se abrió y salió de ahí una figura femenina cubierta por materia azabache. Ese extraño liquido negro se movió rodeando su silueta, fue tomando forma de un traje y cuando fue mostrando su rostro todos quedaron sorprendidos. Dina tiene rasgos nuevos como el color de su cabellera siendo ahora castaña hasta sus caderas, piel de tonalidad salmón, ojos carmesís oscuro con pupilas verticales, sus cuernos eran de tamaños desiguales saliendo por los lados de su cabeza apuntando hacia abajo, su hombro izquierdo tenía una cresta negra y su brazo derecho que fue dislocado era ahora una mano con garras en colores de magma hirviente, de su espalda se abrieron un par de alas similares a las de un murciélago color naranja claro, una cola larga y delgada se meneaba saliendo de su cadera, la ropa que Dina vestía era de cuero negro con adornos de amarillos y entallaba bien su figura que había aumentado en proporciones.
Dina miró sus nuevas manos, se tocó con sorpresa su brazo derecho y lo sintió tibio, luego extendió sus alas estirando sus extremidades, su cola seguía meneándose y parecía que aún no tenía control sobre ella.
—Di-Dina ¿Aun eres tú? —Preguntó Mirtha acercándosele con cautela y esos ojos carmesís de la renacida demonio la miraron con detenimiento.
—Claro que lo soy, solo cambió mi cuerpo… Pero siento que me quité un gran peso de encima y ahora mismo me siento tan libre. —Dijo Dina extendiendo agresivamente sus alas, las cuales se irguieron hacia el cielo. Ella caminó hacia la masa de carne que era Axel, puso su mejilla en está sintiéndola palpitar.
—Estamos condenados, tenía un mal presentimiento desde que vi a ese tipo… Ahora temo que algo grave le pase al mundo. —Agregó Lulú arrodillándose perturbada.
—Ahora es turno de todos ustedes —caminando hacia los lobos—. Vi el trato que hicieron con el Señor Axel, como pueden ver es seguro entrar en él. No tengan miedo y cumplan su destino. —Dina extendió su mano hacia Axel, esa deforme cabeza cercenada abrió la boca y esperaba a las bestias con las cuales pactó.
—¿Ahora tú también hablas nuestro idioma? Esto es interesante, tomé la decisión correcta al creer en este muchacho ¡Escuchen todos, yo seré el primero y todos me seguirán sin miedo! —El lobo Alfa corrió hacia Axel y del mismo modo que Dina terminó entrando.
Uno a uno los monstruos sufrían una transformación similar a la de Dina, entraron 16 lobos incluyendo los cachorros y también la osa junto a su osezno. Solo el lobo Alfa salió más grande que los demás, su pelaje se tornó complemente negro con las puntas rojas, en su frente se abría una cresta dorada con bordes blancos y los demás lobos tenían una cresta similar pero más pequeña. Los osos sufrieron una transformación notoria, sus brazos tenían marcas doradas, sus espaldas estaban cubiertas de duros huesos negros y su pelaje se tornó de un color ocre, también tenían la misma cresta en la frente que los lobos. Cuando el último lobo salió del interior de Axel, esa masa de carne tembló hasta cambiar a su forma de demonio y agotado él casi se cae al suelo.
—¿Qué diablos fue eso? —viendo la nueva apariencia de Dina y los monstruos—. Oh si, ya recuerdo en parte lo que sucedió… Hablaremos de eso más tarde, tengo mucha hambre ahora mismo. —Axel caminó tambaleante hacia los cadáveres que trajeron los lobos, sabía que la comida debía ser repartida pero antes él tenía que asimilarlos.
De su nuca salieron esos tentáculos delgados con bocas, fueron inmediatamente a perforar los cráneos de los cadáveres, buscaban algo en especial dentro de estos y tras tragarlo dejaron el resto de los cuerpos. Fue entonces que esos tentáculos sacaron cristales de los cuerpos, Mirtha se percató de ello y corrió donde Axel. Cuando terminaba de asimilar un cadáver, lo entregaba a los lobos para que procedieran a comérselo. Poco a poco Axel recuperó su estado de ánimo, fue entonces que quiso hablar con las chicas.
—Axel, Da-Dame esos cristales que sacaste… —Mirtha titubeaba al decirlo y fue así que Axel le entregó los cristales.
—Llevo tiempo preguntándome para que sirven, se llaman [Fragmento De Vitalidad Humana] ¿Qué son esas cosas? —Preguntó Axel, pero se sorprendió al ver que Mirtha cayó arrodillada y estaba estupefacta con las palabras del muchacho.
—Los cristales contienen la esencia misma de los monstruos, se usan para crear o mejorar equipamientos… Pero… Es imposible que los humanos suelten estas cosas, nunca antes había pasado. —Mirtha miró asombrada la bolsa donde Axel guardó los demás cristales.
—Con que fabricar armas y equipamientos, podrían servir a futuro… Entonces te los encargaré, Mirtha, pareces estar muy interesada en ellos. Por otra parte, ahora puedo entender mejor como suben de nivel mis habilidades, cuando mato humanos se desarrollan las que tomé de monstruos, pero no es lo mismo con habilidades adquiridas de humanos… También he notado que, si consumo una misma habilidad varias veces, está recién sube de nivel. En total entre los bandidos había seis magos con [Saeta elemental], tras consumirlos mi [Saeta elemental], pasó de 1 a nivel 2. —Les reveló Axel sorprendiendo a las chicas.
—Eres un monstruo ¿A cuántos piensas matar para fortalecerte? —Preguntó Lulú con furia.
—Solo mataré a los intenten hacer lo mismo conmigo, no pienso atacar inocentes… «Al menos espero que no se enteren de eso», respondió el muchacho siéndoles sincero y lo último lo pensó para sí mismo.
—Señor Axel, sabía que era alguien de confianza… Lulú se equivoca, usted no es el monstruo que ella piensa y por eso ahora le serviré para toda la eternidad. —Dina se acercó a Axel, se arrodilló tomándolo de la mano y se la beso con devoción.
—Eso no era necesario —retirando su mano incómodo—. Mirtha, tengo otra tarea para ti, antes me pediste estudiar mi cuerpo y voy a permitírtelo, necesito saber más de mí y me ayudaras con eso. —Axel caminó hacia Mirtha suspirando, los ojos de esta mostraban emoción, pero también algo de desconfianza.
—¿Va-Vas a pedirme algo a cambio? —Preguntó la muchacha cruzando los brazos tímidamente, se le notaba sonrojada por recordar la propuesta que hicieron entre copas.
—Si necesito algo de ti, te lo diré directamente. —El muchacho se dirigió con los lobos, pues tenía algo que tratar con ellos.
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