LISMATUS: SENDA DEL HERALDO - 10.2
Continente de Aubel
Reino de Yjeret.
Bosque eterno, zona llanto del hada.
Biblioteca oculta, túneles secretos.
Dentro de unos pasajes subterráneos, se pueden escuchar los agitados pasos de alguien corriendo, tras esta presencia se oyen varios gritos agónicos, acompañados por el sonido de un arma metálica chocando contra el suelo violentamente y luego una gran explosión de energía cuyo estruendo casi colapsa los túneles. Quien está corriendo choca contra una puerta, pone su palma en esta y tras aparecer varios sellos mágicos suena el seguro, la puerta está cerrándose con diversas las raíces de un árbol y los agitados jadeos revelan que quien selló esa puerta es una mujer. Pero no cualquier mujer, es una hubeast de especie ardilla, de frondosa cola marrón con rayas negras, pelaje cubriendo la parte superior de sus extremidades, pequeñas garras negras, con ese par de orejas típicos de esa especie, una piel trigueña y viste una túnica color arena.
—¿Qu-Quien ese ese monstruo? Rompió todas las barreras ilusorias y la piedra mágica que sellaba nuestro hogar. Si me escondo lo suficiente, el golem que el maestro Amón creó para defendernos lo matara. Está hecho de Zuruta y es irrompible, nada en este mundo debería ser capaz de derrotarlo. —El sonido de un mecanismo siendo activado es escuchado y luego fuertes pisadas que corrían a su destino.
Ella suelta un suspiro de alivio, está abriendo un pasadizo oculto por donde piensa entrar, repentinamente un estruendo la tumba al suelo, ella queda un poco aturdida por unos minutos e intenta arrastrarse al pasadizo, pero un hacha de 30 cm le corta el paso. Al mirar a ese sitio asustada, se topa con una gran silueta saliendo de entre el polvo, sus pesuñas son pesadas y exhala un aliento dorado. Ahí hace su aparición el héroe de los hubeast Cesar, este minotauro en su mano izquierda trae a una pequeña muchacha, la cual es una hubeast de especie lechuza que tiene las alas lastimadas y ensangrentadas.
—¿Sera ahí donde escondes las nueces? —Dice Cesar viendo fijamente a esa hubeast ardilla, esta mujer se muestra asustada mientras se aferra a la pared tras ella y mirando su entorno se percata de que no tiene escapatoria.
—¿Por qué hace esto? No-Nosotros solo somos eruditos que se aislaron a investigar la historia del mundo… ¿Qué hemos hecho para merecer esto? —Preguntaba entre lágrimas la mujer ardilla.
—Solo eso, preciosa, metieron sus narices en donde no debían y por eso quieren borrarlos del mapa —viendo la puerta sellada tras ella—. Seguro que ahí está la causa de este problema ¿Qué estas esperando para abrirla? —Le dice Cesar acercándose más a esa entrada.
—¿Cómo sabe de esto? Por favor no lo haga, esos conocimientos son invaluables y su perdida significaría el desvanecimiento de siglos de historia —la chica búho que Cesar tenía cautiva suelta un alarido de dolor—. ¡Daria! No la lastimes, solo es una estudiante y no sabe nada. —Le increpa preocupada la mujer.
—Vamos pajarito, es tiempo de cantar. —Le susurra Cesar al oído a esa chica búho, la niña levanta la mirada y comienza a llorar, pues su ala es apretada por la mano de su captor.
—Her-Hermana Yori… Déjeme… Salve… Sálvese usted. —Decía adolorida la niña viendo con ojos de dolor a su compañera.
—¡Haré lo que me pidas, por favor déjala vivir! —Yori se arrodilló mostrando sumisión.
—Eso me gusta, ves que todo es más fácil si cooperas —viendo el cuerpo bien formado de la mujer ardilla—. Comienza quitándote la ropa, he visto muchas hubeast, pero eres la primera ardilla que encuentro. —Dijo Cesar con una sonrisa lujuriosa.
Al oírlo Yori se sorprendió poniendo una expresión de asco, pero cuando vio la sangre de Daria caer por sus delgados brazos emplumados, supo que no tenía más opción y comenzó a acatar las órdenes de ese degenerado. Con mucho pesar abrió los broches que sostenían su túnica, cruzando los brazos intentaba taparse lo más que podía, sin embargo, al sentir que Cesar tosió para espantarla mostró por completo sus pechos y solo un taparrabo cubría su intimidad.
Yori era físicamente similar a una mujer de 35 años, tiene caderas anchas con piernas gruesas debido a su especie, el pelaje que cubre su torso es fino y sus pechos son generosamente grandes. Ella tiene una familia en un pueblo alejado y mientras temblaba de miedo ante ese monstruo frente a ella, no dejaba de pensar en su esposo e hijo.
—Lindo, muy lindo diría yo… Me encanta que la mayoría de hubeast sean casi humanas, tienen pelaje solo donde lo necesitan y como plus su libido es muy salvaje. Pareciera que Regis moldeó sus cuerpos para ser admirados. —Cesar se quitó el hacha de doble filo que carga en su espalda, la usó para aprisionar a Daria contra la pared sin lastimarla, la muchacha se desmayó por sus heridas y luego él caminó hacia Yori viéndola con esos ojos repletos de lujuria.
—No lo haga, tengo esposo y un hijo… No, no podría volver a verlos a la cara… —Yori bajó la mirada sollozando, entones sintió los grandes dedos de Cesar tomarla del mentón y dirigir su rostro al suyo.
—Mira a tu alrededor, encanto ¿Crees que tienes opción? Pero veamos, no soy tan cruel y voy a darte una salida —entregándole una daga de 20 cm—. No importa si me apuñalas con ella, no me hará nada… Pero si prefieres la muerte a lo que haremos, no voy a detenerte… Vamos lindura, demuéstrame que tanto te importa esa moral inservible. —Cesar miró fijamente a Yori, la vio poner el cuchillo en su cuello y cortarse un poco entre lágrimas, luego ella simplemente dejó caer el cuchillo y se arrodilló asustada.
—Ves que de nada sirve pegarte a la moral, eso no va darte de comer, no te mantendrá viva y mucho menos te salvará… Es mejor aferrarse a la vida y hacer cualquier cosa por sobrevivir, que morir inútilmente por algo que a nadie debería importarle —tomándola de los hombros—. Vas a ver que pronto lo disfrutaras. —Cesar la tomó con fuerza de la nuca, le dio un profundo beso que la dejó sin fuerzas.
Dentro de un bosque de enormes árboles, yacía un gran árbol cortado de un diámetro de 200 metros, tenía una entrada oculta por piedras que habían sido destruidas y las cuales llevaban runas brillando tenuemente. Tras esas piedras había un pasaje largo que llevaba hasta una enorme sala llena de libros en estantes, donde yacían varios cuerpos sin vida, las víctimas eran de diferentes razas como hubeast, humanos, elfos, espectros y excerls.
Un cuerpo humanoide de metal negro estaba partido a la mitad, ese golem tenía cuchillas por brazos que fueron destrozados, una gema roja rota por el impacto y la cabeza aplastada. Estaba tirado como protegiendo uno de los libreros, que estaba cortado al medio, revelando una puerta secreta que iba hacia abajo y legaba a distintos túneles. Uno de esos túneles tenia marcas de que algo pesado paso por ahí, por este podía oírse los gemidos femeninos y por como sonaba no intentaba ocultar su placer.
Aquella hubeast búho de nombre Daria abre los ojos, toce un poco al sentir su garganta seca y cuando su visión se aclara, ella queda horrorizada con lo primero que mira. Ahí estaba Yori inclinada contra la puerta que selló, sus grandes pechos se aplastaban en la puerta, por sus piernas caían los fluidos de su excitada intimidad, ella era sujetada de la cintura por las grandes manos de Cesar, quien no dejaba de penetrarla con duras arremetidas que dejaban temblando a la mujer, el rostro de Yori estaba sumido en el placer y movía sus caderas desesperada buscando el mejor ángulo.
—Por favor, no… No pare… Deme más fuerte, se lo suplico, llegue más profundo dentro de mí… —Decía Yori pegando su rostro a los sellos de la puerta y soltó un fuerte gemido cuando sintió que fue levantada del suelo.
—Pensar que antes te reusabas, ahora no dejas de apretarme con locura ¿Qué diría tu esposo o hijo, si viera la puta que se escondía dentro de ti? —Cesar tomó uno de los senos de Yori, luego le levanto la pierna para tener más profundidad.
—¡No me importa! ¡No quiero pensar en ellos! ¡Solo quiero que me haga sentir mejooooor! —Yori no paraba de menearse.
—Yo-Yori ¿Qu-Que estás diciendo? —Preguntó asustada Daria, estaba incrédula de lo que escuchaba.
—Vaya, parece que tenemos una espectadora. Mira bien a tu amiga, no le importa nada más que mi verga dentro de ella. Dile Yori ¿Quién es tu amo y señor? —Cesar puso a Yori violentamente hacia Daria para que esta vea su cara, la mujer se medió levantaba con sus brazos mostrándole como babeaba por el placer que sentía.
—El señor Cesar es mi amo, mi cuerpo fue creado para complacerlo y cada hueco en mi cuerpo está a su servicio. Mírame Daria, mira lo feliz que soy, nunca… ¡Nunca había sentido tanto placer! ¡Mi esposo puede irse a la mierda! ¡Mi hijo puede morirse, no me importa! ¡Solo existo para que me folle! —Gritó con fuerza Yori soltando un gran gemido al final, ella sintió su útero hirviendo al ser llenada por Cesar, cayó al suelo exhausta, temblando y quedándose inconsciente.
—¡Yori!… ¡Monstruo! ¿Qué le hiciste a mi amiga? —Recriminaba Daria viendo como Cesar limpiaba su miembro en las nalgas de Yori.
—Nada que ella no pidiera a gritos, ahora es tu turno —viéndola intentando liberarse del hacha que la aprisionaba—. Por favor, a ti no voy a follarte… El cuerpo de todas la hubeast tipo pájaro es igual, parecen niñas desabridas de 11 años… A mí me gustan solo las mujeres voluptuosas, con carne de dónde agarrarlas. Tu amiguita me dijo que solo otra miembro de esta biblioteca puede abrir los sellos ¡Así que mueve ese culo plano y abre esta maldita puerta! —Cesar le quitó el hacha que le impedía moverse, al verla caminar lento por lo herida que tenía, la levanto de la cintura y la puso mirando hacia el sello de la puerta.
Daria estaba asustada, miraba temblorosa al sello y recordó que ahí se guardan los libros más secretos de la biblioteca, aquellos por los cuales tanto autores, bibliotecarios y lectores murieron solo por haberlos poseído, la muchacha no podía creer que abriría esos secretos para una bestia horrenda, asesina y degenerada como Cesar. Viendo con el rabillo del ojo al tembloroso cuerpo de Yori, su mente se llenó con el miedo de terminar igual que ella, así que, poniendo sus palmas en los sellos, dijo “Vida efímera, conocimiento eterno”, aquellos sellos se rompieron y las raíces que cubrían la puerta cedieron el paso.
Cesar dejó al peso muerto de Daria a un lado de Yori, la muchacha fue inmediatamente a intentar hacer reaccionar a su amiga. El minotauro entró en la biblioteca secreta, encontró cinco libreros con textos antiguos, varios artefactos dentro de protectores de vidrio y símbolos dorados alrededor, como indicando que alguien entre en ellos.
—La orden que me dieron era asesinar a eruditos, quemar los libros por ser peligrosos y destruir este sitio por completo, todo sin dejar rastro de su existencia… Ja,Ja,Ja… Deben creerme un idiota si pensaban que obedecería sin preguntar, cualquiera puede darse cuenta de que quieren ocultar algo importante. —Cesar se alejó de los sellos, quedándose en la entrada sacó un pequeño cráneo y lo aplastó en su palma.
Al aplastar ese pequeño cráneo de no más de 10 cm, un pulso invisible se expandió por todo el terreno y regresó al mismo punto donde estaba Cesar. Del suelo se fue irguiendo una figura, mostraba una capucha y capa cubriendo su cuerpo, unos brillantes ojos rojos y una niebla que hacía difícil el distinguir su apariencia.
—¿Qué sucede, Cesar? ¿Tienes algún problema? —Ahí se materializó Denis el héroe de los espectros, estaba con un manto neblinoso que lo cubría, su rostro se encontraba absorbiendo toda luz, solo podían vérsele esos penetrantes ojos rojos y miró alrededor preguntándose el motivo de ser llamado.
—No es una emergencia de vida o muerte, solo necesito que me traigas a Maritza. Ella sabe más de estas cosas. —Le dijo Cesar despreocupado, Denis miró al par de mujeres en la entrada.
—¿No crees que se indignará si ve a esas dos? —Preguntó Denis preocupado
—¿Qué? ¿Maritza indignada? Ja,Ja,Ja Vamos Denis, sabes que ella no es ese tipo de mujer. Además de que, en cierto modo, ella ayudó para esto… —susurrándole al oído—. Estoy que uso como loco el objeto que Gregory nos mandó a crear con ella, uffff manito, no tienes idea de lo locas que se ponen cuando tocan las billas metálicas Ja,Ja,Ja . Ahora tráela rápido que quiero saber que encontré aquí. Y dile que se trata de libros prohibidos, eso llamara su atención. —Cesar sacó una bolsa de cuero con licor y comenzó a beberla con gusto.
—Puedo imaginar que tan bien la estás pasando, en seguida la traigo… Bueno, al menos intentaré que ella venga. Espero no serle inoportuno. —Dijo Denis desmaterializándose de la escena.
A varias millas de esa biblioteca, en lo alto de una torre enorme, cuya chimenea expedía humo de colores, ahí adentro estaba Maritza. Ella estaba usando lentes de protección mientras mezclaba pociones, tras obtener el resultado que quería, vacío ese líquido en un cristal celeste hueco, el cual comenzó a brillar dorado y ella lo tomó en sus manos. Caminó despacio hacia una mesa, donde estaba amarrada una joven de 15 años, esta daba ahogados gritos pues su mordaza estaba bien puesta y su expresión de horror dejaba a la imaginación los horrores que sufrió.
—Shhhh preciosa, piensa que haces esto por el futuro. La pasamos muy bien divirtiéndonos entre sabanas, pero ya me aburrí de ti. Considerate afortunada, Nata, me ayudaras en mis experimentos. —Maritza le acarició la frente dándole un pequeño beso, le arrancó la ropa agresivamente, tomó ese cristal con fuerza entre sus manos y miró con ansias el pecho de esa muchacha.
—Disculpa Maritza, pero es urgente que… —Justo cuando iba a clavarle el cristal a esa muchacha, apareció Denis interrumpiéndola y este se tapaba los ojos para no ver algo inapropiado. Al escuchar su voz, Maritza puso inmediatamente una manta encima de la chica, luego usó un hechizo de silencio absoluto y volteó hacia el espectro con una gran sonrisa.
—Joder Denis, casi me matas del susto… Voy a ponerte un cascabel si lo vuelves a hacer… Uhm… Puedes destaparte los ojos, no está pasando nada inusual —dándole un golpe a su presa para tranquilizarla—. ¿Qué te trae por aquí? ¿Acaso tenías muchitas ganas de verme? —Maritza caminó hacia él, se le pegó al pecho recorriéndole el cuerpo con su dedo índice hasta el mentón y coquetamente se relamía sus labios.
—Disculpa si te molesto, veras, Cesar me pidió que te llevara conmigo. Encontró una biblioteca llena de libros prohibidos, me dijo que eres la mejor para sacarles provecho. —Denis estaba algo nervioso, miraba a otro lado avergonzado de tener a Maritza tan cerca.
—¿Cesar? ¿A nuestro Cesar se le ocurrió llamarme? Maldito descerebrado, pensaba que con el regalo que les di no me joderían… Vamos Denis, espero no sea una pérdida de mi tiempo… —Maritza se colgó del cuello de Denis, llegando a lo máximo de su nerviosismo él se desmaterializo junto a su compañera.
Cesar estaba bebiendo tranquilo, repentinamente vio el espacio distorsionarse frente a él y ahí aparecieron Maritza y Denis. Ella se soltó rápidamente de Denis, apenas podía ver lo que había a su alrededor y corrió a la entrada donde vomitó fuertemente. El grito de una mujer se hizo presente, Maritza se limpió la boca y fue caminando hacia sus compañeros con un rostro que denotaba malestar.
—De-Denis, mierda… ¿Cómo puedes soportar esos viajes?… Sentí mi cuerpo destrozarse y vi todo lo que había en el camino desde mi torre hasta esta pocilga… En verdad eres especial, si puedes mantener la cordura tras todo eso. —Maritza se aplicó hechizos para restablecerse.
—Lo siento, es la primera vez que traigo a alguien conmigo. No sabía que mi [Materialización Instantánea] era algo tan agobiante. —Denis se disculpaba, intentaba evitar que Cesar siguiera riéndose y Maritza le quitó su contendor de alcohol para bebérselo.
—Qué día más bueno, nunca me imaginaria ver a Maritza poner esa carita. Ja,Ja,Ja —Cesar reía estrepitosamente.
—Déjate de tonterías —exhalando tras tomar otra bocanada de licor—. ¿Creo que vomité sobre dos mujeres? Bueno no importa… ¡Dime que es tan importante como para interrumpirme! —Maritza estaba enojada, pero cuando vio los libros tras ella, su expresión cambió y se dirigió hacia ellos.
Maritza fue rodeada por muchos círculos mágicos, la cubrieron junto con los libros y esos textos se volvieron polvos dorados que entraron en ella, cada palabra escrita estaba siendo adquirida por su mente y al terminar soltó un gran suspiro.
—Esto vale la molestia, acabo de asimilar toda la información en esos libros… uhm… Vaya que interesante, había muchos secretos que ahora entiendo. Hiciste bien en llamarme, Cesar. Voy darte un regalo por tu buena acción. —Ella sacó de su túnica unos orbes dorados.
—Cuéntanos lo más interesante, parece que es algo muy grande. Así que suéltalo, chica. —Cesar se levantó bebiendo de un sorbo todo su licor y se limpió la boca emocionado por la información que Maritza les contaría.
Ella les dijo acerca de la verdad de los héroes, sobre cómo era casi imposible encontrar a sus descendientes, pues los últimos registros de héroes anteriores a ellos, eran sobre que desaparecieron en el ocaso para luchar contra la injusticia del mundo, en otras ocasiones que regresaron a su mundo y tuvieron vidas tranquilas. Algo que era mentira, pues la verdad es que fueron asesinados para evitar que sean un problema a futuro, uno a uno los anteriores héroes legendarios murieron traicionados por el reino que protegieron y sus cadáveres sirvieron como alimento para esas tierras. El destino más cruel era para sus descendientes, pues estos habían sido observados toda su vida, hasta que eran secuestrados y sacrificados como parte del ritual para traer a nuevos héroes legendarios.
—Así como lo oyen, el Rey Cassius engañó a su hija para que ejecutara el ritual. Bajo el templo donde nos invocaron, fueron sacrificadas algo de 150 personas y toda su energía fue usada para abrir la brecha dimensional que nos trajo aquí… Es increíble el destino que nos esperaría, pero nosotros somos más fuertes e inteligentes que esos idiotas que nos antecedieron. —Maritza rompió los orbes dorados en sus manos, al hacerlo los objetos encerrados en vidrio resplandecieron, ella comenzó a recolectarlos para investigarlos más afondo y los guardaba dentro de un pequeño portal negro. Denis se acercó a ellos, tenía algo que decirles.
—Cuando cumplí mi misión para evolucionar, entré en un templo antiguo donde encontré un pueblito oculto y las personas ahí reviven año a año los mismos eventos, sin envejecer o morir. La guardiana del templo me dijo, que esos eran descendientes de los héroes anteriores… Los espectros salvaron a los que pudieron y los tienen viviendo en un lugar sin tiempo, esto lo hicieron para protegerlos de ser usados en el ritual de invocación. Me hace sentir mal, muchas personas murieron para traernos aquí, solo para que ese Rey idiota quiera usarnos como sus títeres. —Denis parecía afectado por lo que escuchó, esa calmada apariencia ahora mostraba una neblina que se agitaba violentamente.
—Es sorprendente, parece que los espectros tienen sentimientos más nobles, a lo que uno pensaría por su apariencia. Ese pueblito del que cuentas, será mejor dejarlo ahí y que esas personas vivan tranquilamente… Tal vez en el futuro puedan sernos de ayuda —viendo a Denis inquieto—. No los lastimaremos, me refería a otro tipo de ayuda pacifica… —Maritza terminó de guardar todos los objetos, al mismo tiempo sacó un casco negro que entrego a Cesar.
—Uhm? ¿Este es el regalo que me decías? ¿Qué es lo que hace? —Preguntó el minotauro viéndolo minuciosamente.
—Permite que tus pisadas no sean escuchadas o dejen rastro, blinda gran resistencia a efectos mentales y otorga un aumento de magia que te ayudará a mejorar las habilidades que posees. —Maritza miró alrededor, dándose cuenta de que no había nada más de su interés.
—Creo que me sería más útil hacer eso de los libros como tú, tal vez pueda aprender una que otra cosa. —Agregó Cesar emocionado.
—No lo tomes a mal, querido. Pero para ese hechizo se necesita un nivel de inteligencia muy alto —notándolo indignado—, vamos no me mires así, Cesar. Los libros no son lo tuyo y está bien. Esas cosas déjanosla a mi hermano y a mí, tu eres el musculo que necesitamos ante cualquier problema y tu habilidad especial es la carta del triunfo que tenemos… Pero tienes razón, necesitas aprender algunas cosas y creo que podemos hacer algo… Esas dos sobre las que vomité ¿Eran bibliotecarias de aquí o solo chicas que te andas cogiendo? —Maritza avanzó a la entrada, ahí se topó con Daria intentado levantar a Yori para escapar.
—¡Aléjense de nosotros, monstruos! —Grito con furia la joven búho, sus delgados brazos no podían soportar el peso muerto de su amiga.
—Qué lindo pajarito [Telequinesis] —señalándolas empezaron a flotar—. Vaya que le estas sacando provecho a mi regalo, Cesar. Basta con ver la expresión de esta ardilla para saber lo mucho que lo disfrutó. —Maritza levantó con telequinesis a esas dos, no podían moverse y fueron traídas dentro de la biblioteca secreta.
—Esas billas afrodisíacas que nos distes funcionan bien, estaba preocupado cuando las incrusté en mi «amigo» como me dijiste, pero ahora no paro de darles uso. Apenas una mujer tiene contacto con las billas, comienza a gritar por más, se vuelven totalmente sumisas y adictas a… —Dijo Cesar sonriendo por lo que le hizo a Yori y se señaló la entrepierna de manera vulgar.
—¿Tú también estas disfrutando de mi regalo, Denis? —viéndolo evitar su mirada—. Vamos Denis, se los di para disfruten de este mundo lo mejor que puedan. Úsalo sin sentirte culpable, quiero que ganes todo tipo de experiencias. Es mas, Cesar, te encargo llevar a Denis a un lugar divertido y yo pagaré por que tengan la mejor experiencia de sus vidas. —Maritza sacó una bolsa de oro y se la entregó a Cesar dándole un guiño.
—¡Tu mandas, Maritza! ¿Qué harás con esas dos? —Preguntó interesado el minotauro.
—Juro que lo pagaran… ¡Todos ustedes pagaran por esto! Los héroes, los héroes fueron invocados y ellos harán justicia por nosotros. —Decía entre lágrimas Daria, ella causó la risa de Maritza y Cesar, Denis avanzó ante la chica búho.
—¿Cómo los reconocerás cuando los veas? —Preguntó el muchacho viéndola con lastima.
—¿Cómo te atreves a preguntar eso? ¡Todo el mundo lo sabe!… Ellos llevan en su pecho la marca de Regis, como símbolo de que nuestro Dios los trajo para salvarnos. —Daria no dejaba de llorar, pero luego su expresión se tornó en una de incredulidad y desesperanza.
Aquellos que tacha de monstruos, los cuales se ganaron su odio y aberración, mostraron sus pechos desnudos para que viera claramente las marcas blancas de tonos azules, la cual era similar a un circulo cóncavo.
—Lamento ser quien te lo diga, pero los héroes por los cuales pides… Somos nosotros. —Cuando Denis dijo esto, Daria dio un grito de dolor tan fuerte que pareció romper su garganta.
—Estas dos son buenas eruditas, voy a implantar mi [Angustia mental] en ellas para que te sirvan en lo que refiere a sabiduría de este mundo, estarán obligadas a ser tus enciclopedias con patas y creerán que eres el amo al que sirven con total devoción. Incluso voy a darles libros, para que te enseñen lo básico de la magia… Manipularé sus mentes para que te vean como un ser querido. —Los ojos de Maritza brillaron, varios pentagramas dorados se formaron tras esas dos hubeast y quedaron con un emblema en sus frentes.
—Genial, tu habilidad es mucho mejor que los aros de esclavitud. Voy a hacer mucho más que aprender con esa mujer ardilla… —Cesar se relamía los labios.
—Bueno, ahí acaban mis asuntos con ustedes —viendo a Denis—. No es necesario que me lleves, usaré un pergamino de transportación que me llevará al templo de mi ciudad. Bye, Bye chicos… —Una luz celeste cubrió a Maritza, esta desapareció del lugar y las dos hubeast cayeron al suelo inconscientes.
—Yo me llevo a estas dos, mandaré a mis sirvientes a que las limpien y preparen… Denis, quiero ser sincero contigo. Pierdes tiempo estando enamorado de ella… Maritza no es una buena mujer para ti, mi amigo. Vamos no pongas esa cara, hay muchas otras mujeres que estarían gustosas de hacerte olvidarla. Ven Denis, vamos por unos tragos y diversión. —Cesar vio de reojo a Denis, lo miró algo deprimido cuando le dijo su opinión, aun así, lo siguió en silencio y el minotauro intentaba animarlo con bromas un tanto subidas de tono.
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