LISMATUS: SENDA DEL HERALDO - 11
Prologo: La voz de Dios
La ciudad de Trinity, es una de las más grandes en el continente de Aubel y en esta ciudad muchos aventureros se inician en el mundo laboral. Aunque está cerca de los límites con el miasma de Ishtar y zona de invasión demoníaca, esta ciudad dispone de la protección de una de las enormes torres usadas de portal, la cual gracias a la iglesia es energizada para generar un campo de purificación y anula en su totalidad los efectos del miasma.
Esta ciudad puede ser comparada con una arquitectura, costumbres y sociedad similares a la del medievo. Los ciudadanos se separan en los típicos grupos sociales, donde la presencia de nobles, aventureros, emisarios religiosos, soldados del reino, gente común y esclavos esta marcadamente separada.
El caso de Rouse Urita
«¿Alguna vez escuchaste la voz de Dios? No, yo no estoy loca, de verdad puedo escucharla y es hermosa. Siempre diciéndome que mi vida es parte de algo más grande… Puedo oírla antes de dormir, susurrándome en la oscuridad que pronto se cumplirá mi destino y es una voz cálida que me acurruca protegiéndome en mi dura vida»
En una de las plazas de Trinity, se encuentra un gran canasto lleno de pan correctamente horneado y a lado está una muchacha pregonando a toda voz su producto en venta. Esta chica tiene el pelo rubio oscuro, ojos color miel con tonos rojizos, piel trigueña en un físico bien formado, con amplias caderas, fina cintura y de busto modesto. Ella viste como una pobladora normal, con un atuendo simple color azul y un delantal blanco que le da un toque hogareño.
—¡El mejor pan de Trinity a su mesa! ¡Llévelo que está caliente! —Anuncia poniéndose las manos alrededor de su boca.
Las personas que la rodean pasan ignorándola, cumpliendo su día a día sin detenerse siquiera a mirarla y algunos chocan con su canasta renegándole por estorbarlos. Cualquier vendedor siente la presión de un día como este, aquellos que viven de las ganancias de sus productos saben bien que hay tiempos así, sin embargo, aunque lleva una hora sin vender nada, la joven panadera no se muestra desanimada y tras un suspiro pone un mejor semblante.
«Parece que será un día de esos —juntando las manos y cerrando sus ojos—. Dios, oye el rezo de tu hija Rouse. Tráeme la buena fortuna, no permitas que mi esfuerzo se desperdicie y facilita que mi pan llegue a saciar el estómago de tus fieles»
Cuando Rouse abrió los ojos tras estar tan concentrada en su plegaria, aspiró una gran bocanada de aire y comenzó a anunciar nuevamente su producto. La voz que emanaba de esta chica era algo extraordinario, un llamado suave que parecía entrar en la misma consciencia de quien lo escuchaba y atraía las miradas hacia el origen de ese hermoso sonido.
Lentamente el puesto de Rouse fue llenándose de personas, todas ellas querían algo del pan que esta muchacha vendía y rápidamente estaba terminando de vender cerca de 200 panes. Aunque sea por unidad, pero todos los que fueron afectados por su voz, querían comprarle con ansias y en sus rostros se reflejaba ese deseo por complacerla. Los bolsillos de la muchacha estaban casi llenos de monedas, su canasta estaba casi vacía, cuando solo quedaban los tres últimos panes, ella decidió cerrar su venta y se negó a vender esas piezas, diciendo que ya estaban separadas.
Ya casi siendo las 6:00 pm, Rouse regresa a su hogar cargando esa gran canasta de paja en su espalda, cerca de un callejón escucha la risa de unos niños y decide acercarse a ese sitio. Al fondo encuentra a tres niños hubeast de entre 9 años a 12 años, son de la raza reptil pues presentan escamas en sus extremidades, los ojos típicos de esta especie y delgadas colas similares a las de una lagartija.
—¡Rouse llegó! ¡Rouse! ¡Buenas noches, Rouse! —Decían joviales estos niños y comenzaron a rodearla para abrazarla.
—¿Cómo están pequeños? ¿Se han divertido hoy día? —Pregunta la joven acariciando las cabecitas de esos niños.
—Si Rouse, hemos jugado con el balón que nos compraste. —Le dice un niño mostrándole una gran sonrisa.
—Ro-Rouse ¿Cu-Cuando podremos trabajar para ayudarte? —Tímidamente le decía una niña de pelo ondulado y movía su cola a los lados como señal de emoción.
—Ay linda, le dije eso a mi tío, pero me respondió que cuando crezcan más. Es algo peligroso regresar con el dinero de la venta, pero voy a insistirle para que puedan trabajar en la madrugada y ayudar en la panadería. Por mientras tomen esto, coman bien y acuéstense temprano. —Rouse les entregó los tres panes que guardó, miró a la otra cuadra frente al callejón, donde había un hombre esperando con los brazos cruzados y por su mirada estaba molesto.
—El señor Tulio parece enojado, mejor ve a la panadería antes de que se ponga a gritarte. —Mencionó la última niña que parecía la mayor de los tres, se percató del hombre en la puerta y llamó a los otros chicos para irse de ahí.
—Mi tío siempre tiene ese carácter, no se preocupen por mí y mejor regresen con cuidado. Hasta mañana niños, pórtense bien y no hagan travesuras. —Rouse salió rápido del callejón, dio una última mirada a los niños y los despidió con una pequeña sonrisa.
«La vida nunca es fácil para muchos, esos pobres niños son hijos de gente humilde que apenas pueden estar con ellos por trabajar todo el día. Al menos con un poco de pan, ellos no pasaran tanta hambre esta noche», piensa Rouse mientras camina de regreso a su hogar, pero su expresión se va tornando melancólica.
Rouse llegó donde el hombre que la esperaba en la entrada de la tienda, este le hizo un gesto para indicarle que entrara y él tenía una expresión que denotaba enfado. La muchacha entregó todo el dinero de sus ventas, puso su canasta junto a las demás y se sentó a esperar las ordenes de su tío llamado Tulio.
—Te he dicho muchas veces que no te juntes con las ratas de los barrios bajos. Pueden contagiarte algo y eso arruinaría las ventas. —Le dice Tulio enfadado mientras contaba el dinero.
—No se preocupe por ello, Señor Tulio. Evito tocarlos siempre que puedo y me lavo bien las manos antes de entrar a la cocina. —Se excusó Rouse, viendo como su jefe le dejaba unas monedas en la mesa.
—Igualmente mantente alejada de ellos… Mi esposa salió a visitar a su madre, no vendrá hasta mañana y sabes lo que eso significa… —Tulio le susurró eso al oído, sujetándola de los hombros mientras olía el cabello de la muchacha.
Rouse apretaba su falda con fuerza, dándole una falsa sonrisa asintió con la cabeza, se levantó escondiendo su incomodidad al caminar y fue al baño a asearse. Estando dentro de ese cuarto, ella comenzó a limpiarse con un trapo húmedo, no quería salir de ahí, pero experiencias anteriores le enseñaron lo agresivo que puede ser Tulio y se muestra de esa forma cuando no se le obedece o tarda al acatar sus órdenes.
«La vida nos obliga a hacer cosas que odiamos, por el simple hecho de que nos tocó nacer en ese lugar, en esta situación y junto a esas personas… Con el tiempo llegas a aceptarlo, intentas escapar en tu mente a un lugar donde no duela tanto… Intentando no pensar en el dolor que te causan o las personas que lastimas… Pero yo oigo la voz de Dios, diciéndome en las noches que mi destino es parte de algo más grande… Eso es lo único que me mantiene en pie», Rouse miraba su reflejo distorsionado en un metal barato que era usado de espejo, intentaba formarse una sonrisa con los dedos para olvidar su semblante de tristeza y su respiración agitada lentamente se calmaba.
La muchacha entró a otro cuarto, solo llevaba puesta una delgada bata blanca, asustada mordía sus labios y cerraba la puerta tras ella. Cuando el seguro sonó dio un suspiro y giró su rostro al hombre que la esperaba.
—Te ves tan hermosa como el día en que mi esposa te trajo… Pensar que estaba en desacuerdo, cuando dijo que adoptaría a la hija de su difunta hermana y que tendría que correr con tus gastos… Si no me hubiera rogado porque te aceptara en mi casa, ahora mismo estarías pudriéndote en algún sucio agujero y sabe Regis que vida te esperaría… Vamos Rouse, muéstrale a tu tío Tulio cuan agradecía estas. Desvístete. —Tulio estaba sentado en la cama, solo tenía el pantalón puesto y saboreaba cada segundo de ver a Rouse quitarse la bata.
—E-Es gracias a mi tío Tulio que tengo un techo, una cama caliente y comida que llevarme a la boca… —Ella estaba tapándose con sus brazos, vio que Tulio la llamaba con la mano y temblando avanzó hacia él.
—Recuérdalo bien Rouse, si no fuera por mí vivirías un infierno en vida, siendo cogida por desconocidos en un burdel barato. Gracias a mi es que sigues con vida, ahora usa esa boca como te enseñé. —Tulio la tomó de los hombros y la hizo arrodillar delante de él, pegó el rostro de Rouse a su entrepierna y la chica se vio obligada a quitarle el pantalón.
«Aunque es horrible, esta es la única forma en la que puedo vivir… Cada vez que pasa esto… Quiero morirme cuando siento su sabor en mi boca, me dan asco sus rasposos dedos tocándome donde le plazca y quiero vomitar cada vez que me besa… Aunque grite por ayuda nadie me escuchará o siquiera me creerá, todos me culparían de esto y no quiero lastimar a mi tía, ella es una buena persona», Rouse intentaba apartar la mirada de lo que tenía en manos, pero sentía las manos de su tío empujar su nuca para que trague más profundo.
[…]
«¿Di-Dios?»
[…][…][…]
«Es su voz, yo escucho la voz de Dios… ¿Qué quieres decirme?»
[…][…][…][…][…][…][…][…][…]
«¿Es hoy? ¿Hoy se cumple mi destino?», Rouse empujó a Tulio hacia la cama, tosió con fuerza mientras se limpiaba la boca y escupía con asco.
—¿Qué te pasa, perra de mierda? —viéndola ir a la puerta—. ¿Dónde crees vas, puta? ¡Aún no hemos acabo! —Tulio la tomó del brazo y lanzó contra el suelo, le hizo una llave en el brazo para retenerla pues ella estaba forcejeando por irse.
—Ti-Tío Tulio, no lo entiendes… Dios… Dios está llamándome… Tengo que ir a donde me dice, tengo que cumplir con el destino que Dios tiene para mí. —Rouse estaba forcejeando con más fuerza.
—¿Dios? ¿Estas poniendo excusas muy locas, Rouse? El único Dios en tu vida soy yo, soy el único que decide que harás y lo que vas a hacer ahora es quedarte quieta para que te coja. —Tulio apretó con más fuerza a Rouse contra el suelo, estaba poniendo las caderas de la muchacha en posición para continuar con su repugnante acto.
—Hablas sandeces, no tengo tiempo que perder… ¡Dios está llamándome! —La muchacha usó sus propias piernas como apoyo y se alejó con mucho esfuerzo de Tulio, ella se había raspado el cuerpo contra el suelo de madera.
—¿Y qué puede hacer una puta rastrera como tú? Déjate de tonterías y cumple el único motivo por el que te tengo aquí… —Tulio soltó los brazos de Rouse, la tomó de la nuca para estrellar esa frágil cabeza varias veces contra el suelo y sangre comenzó a caer de la frente de esta chica.
[…][…][…]
«E-Es cierto, soy débil… Pero tengo a Dios de mi parte»
—¡Suéltame! —La orden de Rouse retumbó en Tulio, contra su voluntad el cuerpo de este hombre obedeció y se quedó parado teniendo espasmos leves.
—¿Qué es es-esto? ¿Qu-Qu-Que me hi-hiciste? —Tulio estaba comenzando a babear, intentaba moverse, pero su cuerpo no le respondía.
—Soy parte de algo más grande, mi destino se cumplirá hoy y Dios me dijo que ya no te necesito —mirándolo con furia—. Iras a la cocina y con un cuchillo te apuñalaras los genitales, no gritaras y no te detendrás hasta estar muerto. —La voz de Rouse entró por los oídos su agresor, sonando en el interior de su mente. Este hombre no podía detenerse, con cada paso que daba comenzó a llorar y sabe que su destino esta sellado.
Rouse no perdió tiempo, fue a su cuarto a ponerse la primera vestimenta que encontró, luego bajó las gradas y salió por la puerta trasera de la panadería. En su camino escuchó a su tío gimotear por el dolor de apuñarse, ella no sintió ni pena ni gozo por ese acto y solo lo ignoró para seguir las órdenes de aquella voz.
El caso de Mary Sallo
«¿Alguna vez escuchaste la voz de Dios? Es un secreto que guardo celosamente, pero yo puedo oírlo a mí alrededor. Siempre me acompaña y protege del peligro, diciéndome donde tengo que apuntar mi arco y hacia donde tengo que escapar. La escucho como un susurro en el viento, acariciándome suavemente y diciéndome que soy parte de algo más grande»
En medio de un frondoso bosque que limita con una montaña llena de piedras, se puede escuchar los pasos de unas criaturas, sus chillidos son agudos y avanzan explorando la zona. Fijándose bien, se trata de cuatro pequeños seres de color verde claro, tienen ropas hechas de hojas, musgo y corteza de árbol, en sus manos portan mazos de robusta madera y cada uno de ellos olfatea el ambiente.
Uno de ellos da un paso al frente, bajo su pie se ilumina un círculo mágico color rojo, el cual expulsa una lengua de fuego en vertical y termina quemando a la criatura. Sus compañeros no tuvieron tiempo de alistar sus armas, pues aquella columna de fuego dejó desequilibrada su formación y entre gruñidos parecen alertarse del peligro. Uno de esos monstruos miró a un costado, solo para que su cabeza sea rebanada por el filo de una espada. El tercero fue atravesado por dos flechas en su garganta, las cuales lo tumbaron al suelo desangrándose y el ultimo de este pequeño grupo, recibió el fuerte golpe de una maza de metal, la cual lo estrelló contra un árbol y donde fue rematado por la misma arma.
—Buen trabajo chicos, este grupo de exploradores goblin no causará problemas a los viajeros. —Decía un espadachín limpiando el filo de su arma con un trapo, lleva un casco cubriendo su cabeza, una armadura ligera de placas color arena y una pequeña capa roja ondeando en su espalda.
—Emboscarlos entre los árboles, es más fácil que matarlos en sus madrigueras… Odio tener que ensuciarme dentro de esas cuevas llenas de porquería y no aguanto el olor de excremento que emanan. —Una chica con vestimenta de maga se hizo visible de entre los árboles, su túnica es roja con bordes dorados, lleva un sombrero de punta típico de hechiceros y en sus manos un báculo de madera con la punta superior en espirar. Señaló con su báculo al suelo y unos sellos mágicos color rojo se apagaron.
—Recuerda desactivar todas tus [Trampas Ígneas], Cyleema. La última vez tuvimos quejas por que alguien casi sale lastimado. —Dijo un fornido hombre de armadura pesada, se puso la masa metálica en la espalda y comenzó a cortar las orejas de los goblins con una pequeña daga.
— Oigan, que no haya habido heridos esta vez, no significa que mi paga será menor. —Tras estos tres llegó una joven muchacha con ropaje similar al de una monja, era blanco con adornos verdes y empuñaba un báculo dorado, era obvio que es una clériga.
—Vamos Eila, priorizando el dinero no conseguirás un buen hombre. —Mencionó el espadachín mirando con picardía a su compañera clérigo.
—Sera por eso que salgo con un torpe espadachín llamado Rochan. Recuerda que mi hermanita Holee está enferma y soy la única que se encarga de ella. No puedo pagar las deudas con «caridad». —Le respondió la clériga y dio un suave golpe con su báculo al pecho del espadachín.
Estas cuatro personas estaban siendo observadas desde un arbusto, ahí se ocultaba un goblin más que comenzó a retroceder despacio y cuando estuvo a una distancia segura se alejó usando los árboles para ocultarse. Sorprendentemente una flecha pasó por entre el follaje, no, más bien esta flecha era traslucida y atravesó los árboles, hasta clavarse en la nuca de ese goblin, el cual dio un último alarido y llamó la atención del grupo ahí presente.
—Y con ese son cinco, estos infelices siempre tienen a uno escondido para escapar y advertir a su madriguera. —De la copa de un árbol cayó una muchacha de cabellera celeste claro, vestía un atuendo de cuero verde oscuro con protecciones metálicas, en sus manos portaba un arco y su espalda el carcaj de flechas.
—Mary, en serio me parecen increíbles tus tiros. Hasta ahora no entiendo como haces esas curvas. —Mencionaba la maga Cyleema, ella había terminado de desactivar su última trampa.
—Eso es un secreto… —La arquera Mary le dio un coqueto guiño a su compañera.
—Bueno gente, con eso cumplimos la cuota de hoy. Regresemos a la asociación de aventureros para entregar las pruebas de la cacería y de ahí les invito algo en la taberna. —El espadachín guardó su espada y guio a su grupo hacia los grandes muros que se apreciaban a lo lejos.
«La vida de un aventurero es relativamente fácil, siempre y cuando tomen sus precauciones y fijen bien el estilo de vida que planeen llevar. He visto a muchos con ansias de grandeza, morir por su insensato deseo que los llevó ante monstruos que no podían afrontar… La ambición puede terminar con tu vida, si sobreestimas tus habilidades estarás perdido y si subestimas a tu enemigo puedes llevarte una amarga sorpresa. Por eso es que prefiero una vida tranquila, uso mi arco desde una distancia segura, haciendo misiones simples con este grupo de compañeros y no tengo una ambición en particular… Bueno, tal vez solo una», pensaba la arquera de nombre Mary mientras caminaba junto a su grupo, miró de reojo la amena conversación de Rochan con Eila y volteó la mirada molesta.
El grupo de Mary había entrado a la ciudad de Trinity, fueron a la cede de asociación de aventureros para entregar los requisitos de su misión y esta prueba eran las orejas de los goblins que asesinaron. Luego como su líder les prometió, este invitó las bebidas en una concurrida taberna, era un local de tres pisos con mesas en la entrada y un letrero grande que decía «El Tunas». Dentro las cosas eran de lo más jovial, los aventureros al fin podían tomar un merecido descanso tras un día de trabajo, cada misión es diferente y pone diversos tipos de estrés en ellos, pero en este momento pueden dejar eso atrás. Algunos comparten sus experiencias, otros pueden relajarse con algo de alcohol e intentar ligar con alguna compañera de trabajo.
—Mira —dando un gran trago—. No soy un experto, cualquiera pensaría que un «árbol zombi» sería totalmente débil al fuego, sin embargo, esa cosa comenzó a usar el jugo de sus frutos para mojarse y que ninguna llama pudiera prendérsele. —Explicaba aquel hombre portador de la masa metálica del grupo anterior.
—Quien lo diría ¿Entonces cómo pudieron matarlo? ¿Está bien dicho eso para un zombi? —Preguntaba una simpática chica de cabellera corta, con vestimenta de cuero negro muy reveladora, capa con capucha café oscuro que le cubre hasta las rodillas y lazos de cuero que adornan su peinado.
—No lo hicimos, tuvimos que escapar de ahí porque según me contaron, una vez aspiras el aroma de sus frutas quemadas quedas paralizado. Sin el equipo adecuado era una muerte segura y fue peor cuando se levantaron los esqueletos. —Intervino el líder espadachín Rochan, en la conversación de su compañero.
—Recibimos una penalidad por no cumplir esa misión, nos costó 7 monedas de oro a cada uno. —Agregó la clériga de nombre Eila, ella miraba con algo de enfado a Rochan.
—Eila, la seguridad de mi grupo es lo más importante para mí. Bajo ninguna circunstancia permitiría que salgan heridos. —Dijo Rochan mirando con seriedad a sus compañeros.
—Y es por eso que aún estamos aquí, con un buen vaso de cerveza y con una linda compañía ¡Salud por eso! —El hombre de la maza metálica lo dijo muy animado, tomó de la cintura a la chica con la que coqueteaba y levantó su vaso de madera en señal de brindis.
«No entiendo cómo es que Rochan puede tener a Eila como pareja, sé que ella necesita dinero para atender a su hermana menor, pero es muy materialista… Recuerdo que en esa misión ella quería obligar a nuestra recién unida maga Cyleema, a seguir quemando a ese monstruoso árbol zombi, iba arriesgar la vida de Cyleema solo por unas monedas extras y ni siquiera era una misión a la queríamos ir… Eila simplemente la tomó por que la recompensa era alta», pensaba la arquera Mary, ella miraba con cierto rencor como Rochan le hacía cariños a Eila y sintiéndose celosa por eso comenzó a tomar licor con más empeño.
Ya siendo de noche en la taberna, todos estaban algo ebrios pero contentos y estaban cantando de forma desafinada alguna canción local. Los integrantes de ese grupo se habían separado, cada uno tenía asuntos personales que atender y en la mesa solo se quedó Mary y su compañera Cyleema.
—E-Esta última y me retiro, mañana tengo que estudiar unos manuales de magia. —Decía Cyleema tapándose con timidez la boca para eructar.
—Vayámonos juntas, también me siento algo mareada y molesta… —Mary miraba con algo de melancolía su bebida en el vaso.
—Y con motivo, no has dejado de beber desde que viste a Rochan irse con Eila… Por cómo estaban hablándose, sabemos dónde terminaran… —El comentario de Cyleema sorprendió a Mary.
—¿Ta-Tan obvio es? —Preguntó Mary acabándose de un trago el resto de su bebida.
—El único que no se da cuenta de eso es Rochan, esta tan embobado con Eila que no… No le presta atención a otras mujeres. Ella también lo sabe, por eso tiende a fastidiarte, haciendo que nuestro líder la consienta cuando se le antoja. —Cyleema se levantó de la mesa, le hizo una seña a su acompañante, indicándole que ella pagaría la última ronda que tomaron.
Ambas chicas salieron de la taberna, ayudándose mutuamente a caminar, la luna azul estaba en la alto e indicaba una temporada de otoño frío. Mary estaba deprimida por como salieron las cosas, ella tiene sentimientos por Rochan, pero tenía que ocultarlos para evitar un pleito innecesario que no llevaría nada bueno.
Repentinamente una extraña corriente de viento acarició el rostro de Mary, lo cual ocasionó que ella siguiera con la mirada a la dirección que corría ese viento.
[…]
«¿Dios? Me está llamando ahora mismo», pensó Mary recuperando el equilibrio tras un leve mareo, Cyleema la sostuvo al verla tambaleante.
—¿Mary, estas bien? Te acabas de poner muy pálida. —Cyleema vio la extraña expresión de la muchacha y no encontró nada raro al mirar en la dirección que Mary tenía clavada su mirada.
—T-Tengo que irme… Es urgente. —Mary se soltó de su compañera, pero esta la sujetó de la mano.
—De ninguna manera, estas muy ebria como para que te deje ir sola. —Cyleema intentó jalarla en dirección contraria, pero Mary la empujó violentamente y terminó por tirarla al suelo.
[…][…][…]
—Cyleema, esto no te concierne… Dios me está llamando y tengo que ir a donde me dice. —Mary se fue corriendo sin ver atrás, su compañera la perdió de vista entre la multitud que deambulaba por las calles.
El caso de ????????
«Yo oigo la voz de Dios, me habló muy claro desde el día en que nací y me bendijo con un sublime regalo. Siempre me dice que soy parte de su plan maestro, avisándome de donde debo ir y como debo actuar… Protegiéndome del peligro y preparando todo para mi momento predestinado», unos ojos robos brillaba en la oscuridad.
[Analizar Superior]
Unas siluetas pequeñas se movían entre los árboles del bosque fuera de los muros de Trinity, ante el ademan de alguien se detienen a observar los caminos que atraviesan la mitad del bosque y un viento frío presagia algo malo.
Por ahí ven llegar corriendo a una muchacha y es una que conocimos antes. Ella utilizó su extraña habilidad para escapar de las garras de un hombre, uno que la usaba para satisfacer su lujuria y la amenazaba con su seguridad para mantenerla callada.
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Nombre: Rouse Urita
Clase: Ciudadana (Descendiente de héroe)
Trabajo: Panadera
Estado: Saludable
Equipo: Ropa casual
Habilidad Especial: Voz Seductora
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Los galopes de un caballo robado se hacen presentes, en su lomo trae a la segunda chica protagonista de esta historia y es una que solo se dedicó a vivir sin correr riesgos. Sus propios miedos y baja autoestima, le hicieron callar sus sentimientos al hombre del que se enamoró y su único pecado seria la envidia de ver a otra mujer feliz con él.
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Nombre: Mary Sallo
Clase: Arquera novata (Descendiente de héroe)
Trabajo: Aventurera
Estado: Saludable
Equipo: Armadura ligera, Arco de roble negro, Flechas comunes
Habilidad Especial: Disparo Intangible.
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Este par de chicas se encontraron, viéndose extrañadas pues eran desconocidas la una con la otra, ambas se preguntaron el motivo de su presencia en ese lugar y tras una renuencia a responder se dijeron la verdad.
—¿Co-Como que él te llamó aquí? ¡Estas mintiendo! Dios solo me habla a mí, el me prometió que mi destino se cumpliría hoy día. —Dijo Rouse molesta, se acercó de forma agresiva a Mary tomándola del cuello de su ropa
—Solo eres una simple ciudadana ¿Qué te hace pensar que eres especial? Si digo que estoy aquí porque recibí su llamado, es porque Dios necesita de mí para algo que nunca entenderías. —Mary se quitó el agarre de Rouse dándole un manotazo.
—Apestas a alcohol, eres una borracha mentirosa. Voy a demostrarte por que Dios me eligió a mí. —Rouse miró completamente enojada a Mary, comenzó a aspirar aire para usar su habilidad vocal, sin embargo, una pequeña bolsa salida de la oscuridad del bosque, impactó de lleno contra el rostro de esta chica.
La bolsa que chocó contra Rouse, contenía un polvo plomizo que ella inhaló abruptamente, sus ojos se pusieron a lagrimear, su garganta la sentía totalmente seca faltándole el oxígeno y privada de todo movimiento ella se arrodilló intentando respirar desesperadamente.
Por su parte, Mary al estar ebria no podía ubicar de dónde provino ese ataque, reaccionó lentamente al sacar su arco e intentar tensarlo con una flecha. Algo se columpió por las ramas del árbol arriba de ella, le dio un contundente golpe en la cabeza con un mazo de madera y la tumbó al suelo muy lastimada. Aturdida por el golpe, vio borrosamente siluetas pequeñas desplazarse delante de ella, estas sujetaron a Rouse y comenzaron a arrastrarla. Mary intentó levantarse, pero la patada dada por un pie verrugoso la devolvió al suelo, antes de perder el conocimiento logró ver unos ojos rojos acercándosele. El ser ante ella la golpeó con un báculo hecho de huesos que tenía un cráneo humano en la punta, con la garra de su índice cortó la mejilla de la arquera y lamió la sangre que le sacó.
«Yo oigo la voz de Dios, fui bendecido con su regalo cuando nací y desde entonces he actuado bajo su mandato. Me ha dicho donde estar, que hacer y los momentos a aprovechar… Dios me dijo que ellas dos traerían la grandeza a mi raza, que de sus vientres nacerán los campeones más fuertes y que con ellos reinaremos en esta ciudad y quebraremos el mundo… Yo oigo la voz de Dios y sé que él me ama», un goblin más grande que sus congéneres daba pesados pasos mientras mira la luna azul, sus orejas están cortadas, tiene una cicatriz sobre su inservible ojo izquierdo y viste con ropas de cuero cubiertas con musgo. Este monstruo mira con atención como los otros goblins se llevan a esas chicas y se relame sus agrietados labios pensando en las cosas que harán con ellas.
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