LISMATUS: SENDA DEL HERALDO - 19
Reino de Yjeret, Ciudad de Trinity, cantina El Tunas.
Gracias a la «buena voluntad» de haber traído el cuerpo de Eila, Axel conoció al grupo de la clériga que asesinó y se llevó una enorme sorpresa con ello. El ex novio celoso, acosador y posesivo que le describió Eila se llama Rochan, es un hombre completamente contrario a como la difunta clériga lo describió. Rochan estaba destrozado al enterarse de la noticia, con mucho dolor estuvo presente en el entierro su novia y tales disonancias hicieron que Axel usara su [Visión demoníaca] en él para exponer sus verdaderos sentimientos. Siendo todos sinceros en su pesar, tristeza, depresión y angustia por perder a su amada de tan horrible forma. Este espadachín líder del grupo, se lamentaba por haber discutido ese día con Eila, pues decidió ir a una misión de casería en ayuda de un compañero, que acompañar a la clériga en la purificación de las minas que tenía una gran recompensa por cumplirla y por ese pleito es que Eila se encontraba sola.
Durante una semana Axel acompañó al grupo de Rochan en algunas misiones, lentamente vio el deterioro de este grupo, pues las muertes de sus dos compañeras fueron un duro golpe para todos e internamente varios conflictos comenzaron a aparecer. En estas misiones grupales, Axel ha aumentado rápidamente su nivel de aventurero, se encuentra a punto de subir de rango, incluso Anais fue a asistirlo y la belleza de esta chica ocasionó el interés de varios hombres, siendo rechazados fríamente por esta falsa elfa.
Algo estuvo preocupando al muchacho, día a día a pensado en el extraño mensaje de Ishtar «¿Qué pasa con este mundo?», se preguntaba antes de dormir y no podía quitarse de encima ese mal presentimiento.
Los niños de Axel se han acostumbrado a la vida en la ciudad, gracias a que Irma es visitada por algunos aventureros que traen a sus hijos, tienen una gran cantidad de amigos con los que jugar y son tanto humanos como hubeast con los que comparten su tiempo. En esta ciudad no hay mucha discriminación en cuanto a razas, pero no es así en otras partes, algunas ciudades consideran a los hubeast solo como bestias esclavas, en otras los humanos son discriminados por los hubeast y básicamente hay mucho racismo dependiendo de dónde te encuentres.
Actualmente Lucios se ha vuelto una especie de líder, los niños que lo siguen terminan jugando a los aventureros con espadas de madera y algunas veces van a la cancha de un parque a jugar lo que parece ser fútbol soccer. Remi por su parte se ha vuelto muy popular entre niños y niñas, su carácter extrovertido y gran espíritu le ha permitido entrar en los infantiles corazones de sus amigas y amigos. Siendo todo lo contrario a lo que esperaba Axel, pues Remi está actuando de manera más femenina a pesar de ser un niño, cosa que parece no importarles a los demás e incluso recibió tres declaraciones de amor por parte unos compañeros… De ambos géneros. Quien está teniendo problemas para integrarse a los grupos es Keimi, puesto que no puede seguir el ritmo tosco de Lucios, mientras que Remi está más ocupado jugando con sus compañeros que con ella, la pequeña Keimi se la pasa con Irma escuchando sus historias y ayudándola en lo que puede.
Axel se encuentra actualmente en la taberna «El Tunas», la cual le fue recomendada por el grupo de Rochan para pasar un buen rato y hasta ahora el ambiente es de su agrado. Él está bebiendo cerveza de un jarro de madera, frente a él esta Anais acompañándolo y conversar acerca de las ultimas misiones que hicieron en solitario. Esta taberna es muy popular en Trinity, se puede escuchar las alegres risas de los clientes y la música con esos instrumentos antiguos dan una buena ambientación. Las meseras son de distintas razas, pasean conversando con los clientes mientras toman sus órdenes y algunas de estas son muy coquetas en su trabajo.
—¿Puedes creerlo, Anais? Remi que apenas tiene como 12 años y ya se le han declarado creo que tres… ¡Chicos y chicas!… A esa edad yo andaba jugando con tazos en los parques, no pensando en conseguir novia. —Renegaba Axel indignado mientras tomaba cerveza.
—Según los libros que he estudiado, las razas de hubeast tipo felino, son unas de las que se desarrollan sexualmente más rápido y alcanzan su madures en poco tiempo si suben de nivel. Aunque con los niños siendo algo desconocido, no puedo estar segura de esa información. —Mencionó Anais viéndolo tímidamente al hablar de esos temas, tenía cierto rubor por el alcohol y esto le dejaba una linda expresión.
—Ay no me jodas ¿Entonces dentro de poco ellos podrían? —imaginándose a sus hijos cargando bebes—. No, no, no, de ninguna forma mis niños van arruinar su vida así, tendré que hablar con ellos acerca de “esas cosas”. Pero ahora que lo pienso, ni siquiera mis padres hablaron conmigo de “eso” —suspirando desanimado—. Creo que tendré que pedirle consejos a Irma… A veces me siento como un inútil, no sé si estoy haciendo lo correcto por los niños. —Axel terminó de un trago el jarro de cerveza, pidió otro que fue traído por una joven y alegre mesera con orejas y cola de can, esta chica intentó coquetear con Axel, pero se detuvo con miedo al sentir una amenazante mirada por parte de Anais.
—Mi amo, usted decidió salvarlos de una muerte segura… Pudo simplemente dejarlos y no importarle que les pasara, sin embargo, los crio desde que eran tan pequeños e indefensos… Amo Axel, ha hecho mucho por esos niños y deben sentirse agradecidos por eso… He visto cómo se esfuerza por ellos, considero que ha sido un buen padre y mejor que muchos que he conocido. —Anais puso su mano sobre la de Axel, lo miraba con cierta vergüenza al decirle su opinión.
—Gracias Anais, aprecio mucho tus palabras… Tienes razón, solo debo esforzarme más y dejar que ellos crezcan a su modo… Pero de verdad, lo que más quisiera es que sean felices. —El muchacho tenía una expresión serena y suspiró calmando su mente.
—No creo que tenga que preocuparse tanto, Señor Axel. Ya vera que todo irá mejorando, solo siga haciendo lo mismo y manténgase a su lado. Bueno si me disculpa, tengo que ir a realizar el aseo de la ropa. Muchas gracias por invitarme a beber, me gustó pasar este tiempo con usted. —Dijo Anais mientras hacia una reverencia para retirarse, su amo solo la despidió con la mano y notó como los demás clientes la miraban atraídos por su fina figura.
«Es genial tomar cerveza mientras charlas con una linda chica, vivir en esta sociedad tiene sus ventajas, pero no solo vine a embriagarme en la cantina… Ahora toca hacer algo que me asusta, Mirtha ya me dio la invitación y gracias a la cerveza me siento más valiente», el muchacho dio un suspiro tras dejarle la cuenta a la camarera y salió de la cantina con una expresión decidida.
Eran cerca de las 3:00 pm, Axel estaba apoyado en el muro de un barrio algo escondido, arriba suyo había un letrero que decía «Calle Oreo», las calles estaban pocamente concurridas, sus transeúntes vestían como magos y algunos miraban extrañados al muchacho murmurando entre ellos. Este distrito pertenece exclusivamente a los usuarios de magia, por eso la presencia de un espadachín como Axel resaltaba, parece ser que entre clases existe cierta discriminación, pues los magos de alto nivel consideran a los guerreros como barbaros brutos de poco cerebro.
A los minutos llegó por un pasadizo Mirtha, ella le hizo una seña para que se acercara disimuladamente al callejón que tenía en frente y la maga novata lo siguió instantes después.
—Te dije que te pusieras la sotana, llamas mucho la atención vistiendo esa armadura en esta zona. —Decía Mirtha caminando a su costado.
—Lo siento, pero usar esas cosas me ponen intranquilo. Se siente mucho frío en la entrepierna y si te cubres ahí, comienzas a sudar como puerco… No sé cómo aguantas vestir así en las misiones. —Mencionó Axel guardando cierta distancia de Mirtha.
—Es un hechizo simple de viento, ventila con suaves brizas cuando sientes mucho calor y mantiene la ropa en una temperatura estable. La túnica de un mago es un símbolo de estatus, por más incómoda que parezca tiene que ser vestida con orgullo. Detente aquí, ya llegamos. —Mirtha se detuvo frente a un muro de ladrillos, dijo unas palabras y este muro se abrió para darle paso a un portal.
Al entrar, Axel sintió que pasaba por un grueso arbusto, cuando llegó al otro lado notó que tanto su espada y sus otras armas le habían sido retiradas. Ellos habían llegado a un recibidor, donde en una casilla estaba un anciano de túnica y sombrero típico de mago, este vio a Mirtha saludándola, pero no hizo lo mismo con Axel y solo se dispuso a hablar con ella.
—Entonces, Señorita Cossiros ¿Cuánto tiempo estará en su cámara? —Preguntó el anciano acariciando su larga barba.
—Sera tiempo libre y mi invitado solo viene a ayudarme con algunos experimentos. Doy mi palabra de que es alguien es de confianza y no es necesaria ninguna inspección extra. —Contestó la muchacha viendo despectivamente a Axel.
—Entiendo, lo permitiré porque se trata de usted —mirando a Axel—. Recibirá sus cosas cuando salga, no permitimos objetos barbáricos en estas sagradas cámaras. Pasen delante, los sellos de su puerta serán retirados cuando ponga su mano y dé el código dado el día de hoy. —El anciano señaló una pared vacía y ahí se formó un largo pasadizo que comunicaba a una puerta metálica con símbolos extraños.
Al caminar por ese pasadizo la entrada se cerró tras ellos, estando frente a la puerta, Mirtha le puso su mano derecha y unas marcas rojas se formaron encima de está permitiéndoles la entrada. El interior estaba bien organizado, había estantes con botellas, libros, herramientas y objetos desconocidos para Axel, este simplemente entró poniéndose a un costado de una mesa con grilletes y que estaba empotrada a la pared del fondo.
—Ya puedes quitarte esa apariencia, estas cámaras son privadas para experimentos mágicos. Nadie más que yo sabe lo que sucederá aquí. —Sugirió Mirtha y Axel así lo hizo, estiró su cuerpo tronándose los huesos mientras tomaba su forma de demonio.
—Entonces que comience la parte difícil —echándose boca arriba en la mesa, vio que Mirtha sacó grilletes—. ¿Son necesarios los grilletes? Mira Mirtha, creo que deberíamos tener una palabra clave, algo como «banano», si lo digo es porque quiero que te detengas. —Dijo algo asustado y ella solo lo miró riendo un poco.
—Los grilletes son para que no dañes la mesa, me salió costoso alquilarla y no quiero perder el depósito. Sobre lo otro, tienes el aro de esclavitud demoníaca y solo tienes que pensar en una orden para detenerme… Además, estoy algo emocionada por hacer esto. Me olvidaba, bebe de golpe este brebaje y te quitara mucho del dolor que deberías sentir. —Mirtha le dio a beber un jarro entero de ese amargo brebaje, luego le aseguró los grilletes para sujetarlo a la mesa.
Ella comenzó a quitarse la túnica, bajo esta traía una vestimenta de cuero similar a las que usan las dominatriz, esos cinturones negros resaltaban sus pronunciados atributos y le daban una sensual apariencia. El estar mostrando tanto de su cuerpo la hizo sonrojar, en cierto modo esa expresión de vergüenza era sexy y Axel se quedó templado de ella.
—Oh mierda, en qué carajo me he metido… ¿Qué chingados pasa con ese atuendo? —Preguntó Axel mirándola mientras pasaba saliva con dificultad.
—¿Chingados?… Bueno, no quiero ensuciar mi túnica y esta vestidura de cuero está hecha para mejorar mi sensibilidad mágica —notando que Axel la mira libidinosamente, ella se tapa el pecho con sus brazos—. No sabes lo fastidiosas que son esas miradas, los hombres solo se fijan en mi pecho. —Mirtha sacó de debajo de la mesa unos instrumentos metálicos, parecían bisturís, alicates, sierras, pinzas y afines.
—Bueno, hablemos del elefante en la habitación, voy a serte sincero y disculpa si te ofendo… Cualquier hombre se sentiría atraído por una figura como la tuya, somos seres guiados por nuestros instintos y aunque es desagradable decirlo, muchas veces pensamos con la otra cabeza… Disculpa si te incomodé, pero simplemente entras en el tipo de mujer que me parece atractiva. —Axel miró al techo en todo momento, no quería ver la reacción de Mirtha a sus palabras.
—Uhm al menos eres sincero, siquiera no pones excusas tontas. Sabes, esta figura la heredé de parte de mi madre… Aunque no lo creas, ella desciende de una estirpe de paladines que juraron lealtad a Yjeret. Cuando supo que yo no servía para empuñar una espada, me mandó a vivir con la familia de mi padre y en cierto modo entendí que era una vergüenza para ella. —Contaba Mirtha con algo de tristeza, al hacerlo puso unos 12 frascos de distintos tamaños al costado de Axel.
—¿Y tu padre no dijo nada? —Axel miró los frascos, notó que ella los llenaba con un líquido azul burbujeante.
—Mi padre es solo un mago de rango bajo, incluso su apellido se perdió por no ser de importancia y no tiene voz ni voto en lo que sucede en nuestra familia… Ellos dos se conocieron durante una de sus misiones en grupo, él la salvo cuando cayó en una trampa dentro de un calabozo oculto… Estuvieron enterrados juntos por dos semanas, con ella herida y asustada era imposible que sobrevivieran a los monstruos del subsuelo. Pero ahí fue donde mi padre le enseñó a esa terca y tosca paladín, que existen distintas formas de fuerzas aparte de la física, durante ese tiempo ese escuálido aprendiz de mago, creó pociones de ataque con lo que tenía a la mano, usó cada debilidad de los monstruos escrita en sus libros, buscó alimentos y medicina aprovechando todo lo que la tierra les brindaba… Cuando fueron encontrados, mi madre se llevó todo el crédito por esa hazaña, pero sabiendo ella la verdad tomó una decisión para su futuro… Abre bien la boca, Axel. —Tomando un alicate, sujetó la boca de Axel hacia la luz de una lámpara rustica.
—Ejaamee aiinarrr…. —creando otra boca en su mano—. Disculpa, déjame adivina… Tu madre se enamoró de la valentía del escuálido mago, sintiéndose atraída por los atributos que ella desconocía… ¡Au! hazlo rápido que así me duele menos. —Axel apretaba la mesa mientras ella le arrancaba un canino.
—Ja,Ja,Ja Eso es algo muy cliché, para nada encaja con mi madre… Ella tomó a ese aprendiz de mago como esposo, para que no abriera la boca sobre la debilidad que mostró en esas cuevas. Como fue en contra de la tradición de buscar un esposo maestro con la espada, mi madre terminó siendo degradada en su familia… Así dentro de un matrimonio de fachada, sin sentimientos entre ellos, cumplieron su rol como esposos… Meses después nací yo, mi madre creyó que volvería a tener su estatus por medio de mí y me entrenó desde mis 4 años con espadas… Pero era inútil, aunque tenía un cuerpo fuerte carecía de la habilidad y el instinto para empuñarlas… —Habiéndole sacado los dos caninos, los guardó en un frasco.
—Supongo que, en la aldea de tu padre, fue donde notaron tu talento mágico —viéndola con un cincel y martillo—. Wow para un momento con eso, voy a crear un cuerno en mi brazo, no tienes que golpear los de mi cabeza. —Axel hizo crecer un cuerno como dijo, Mirtha los martilló varias veces hasta comenzar a romperlos.
—Así pasaron las cosas, cuando mi madre salió embarazada por segunda vez, centró toda su atención en mi hermana y que ella era todo lo que había querido… Resultó tener talento innato para la espada, siendo considera un prodigio, Vania es cinco años menor que yo, pero participa en torneos importantes y se hizo muy conocida… Mientras mi hermana era amada por poner en alto nuestro apellido, yo pasaba el tiempo en la familia de mi padre, así encontré sus viejos libros de hechizos básicos y como no tenía nada mejor que hacer pasé horas leyéndolos. Un día solo quería intentarlo e hice mi primer conjuro, logré darle forma a la tierra con antiguos círculos mágicos y a mis poco más de 10 años me enviaron a la academia de magia. Mis padres nunca me felicitaron, pero tampoco es que me importe mucho… Ahora quédate quieto, tengo que ser delicada con esto. —La muchacha había tomado un bisturí de cristal brillante, comenzó a cortarlo desde la clavícula como quien hace una autopsia.
—Vaya, no hubiera imaginado que tienes una hermana, pues nunca hablaste o siquiera mencionaste algo de ella. Pero puedo entender sobre el rechazo familiar… Ya que estamos hablando de nosotros, voy a contarte sobre mi situación antes de llegar a este mundo. —Axel sintió como Mirtha le abrió el pecho a la mitad con sus manos, el sonido de sus huesos separándose era estremecedor.
El tiempo de estos dos pasó sin prisas, ella comenzó a sacarle los diferentes colmillos de las bestias en que él podía transformarse, esperaba que su curación natural apareciera y repetía el proceso un total de ocho veces más. Tomó muestras de carne con el bisturí, llenó varios depósitos con la sangre de este peculiar demonio, le arrancó seis diferentes pares de ojos, extrajo huesos de diversas partes de su cuerpo, lo abrió como a un conejillo de indias y fue arrancándole algunos órganos. Axel podía sentir algo del dolor, veía su barra de salud decrecer hasta un 60% y luego comenzar a regenerarse lentamente, incluso Mirtha usaba algunas pociones simples para acelerar el proceso de curación.
Ciertamente Mirtha se emocionaba mucho con esto, Axel podía verle ciertos gestos de placer en ese ruborizado rostro y su respiración ensanchaba su pecho mientras más absorta estaba en registrar la información que obtenía. Pasaron algunas horas, hasta que ella decidió que sería bueno un descanso.
—Ahora te entiendo mejor. Los padres que ven su propio beneficio son una mierda… ¿Por qué tenemos que pagar por sus errores? —Mirtha se medió recostó sobre sus brazos en la mesa y miraba a Axel sintiendo empatía por él.
—Y que lo digas, odiado por mis padres, despreciado por mis hermanos… Lo único bueno en mi vida eran mis amigos y mi padre biológico… Ahora no tengo nada de eso, día a día los extraño más, pero voy olvidando sus rostros y eso es lo que más me aterra. —Axel sonó melancólico con esas palabras.
—Axel, quiero hablarte de algo muy serio… Puedo ayudarte a sobrellevar ese sentimiento, si tú me ayudas con lo que necesito. —Ella se levantó hasta caminar detrás de él, comenzó a buscar algo bajo la mesa donde lo sujetó con los grilletes.
—¿A qué te refie…? —viendo que puso el grimorio y el collar que identificaron—. ¿Por qué haz sacado esas cosas y que tiene que ver? —Preguntó Axel extrañado, luego sintió que Mirtha se le subió encima.
—Ya que aún no podemos regresar a la mazmorra de los slime, quiero centrarme en usar los objetos que traje de ahí. La única manera de abrir y usar el [Grimorio de la Santa Corrupta], es ser una mujer no casta relacionada con demonios… Sería imposible para cualquier hechicera cumplir esas condiciones, ninguna le confiaría su cuerpo a un demonio y mucho menos haría un pacto con uno… Pero a diferencia de ellas, yo puedo confiar en ti. —Mirtha se apoyó sobre el pecho de Axel y escuchaba los rápidos latidos de ese joven corazón.
—Mirtha, escucha bien. No tienes que llegar tan lejos solo para usar ese grimorio… Debes considerar que «eso» es algo importante para ambos y es mejor que lo hagas con alguien que de verdad ames. —Él intentaba estar calmado, pero en esa posición le era imposible y jaló las cadenas de los grilletes intentando zafarse, pero estas brillaron apretándolo más.
—¿Axel, que es el amor? Nací de un matrimonio donde nunca existió, crecí sin tener ninguna experiencia… Y cuando me volví una mujer, solo encuentro que les importo tanto como un trozo de carne… Si las cosas van a ser así para mí, prefiero usar este cuerpo para algo que me dé un gran beneficio. —Mirtha se sentó sobre la entrepierna de Axel, lo miró directamente a los ojos de una forma seria y se apoyó con ambos brazos teniéndolo en medio.
—Eres una mujer joven, carajo, tendrás muchas oportunidades de encontrar amor… ¡Valórate un poco más, maldita sea! —Axel intentó moverse, pero las cadenas lo postraron más a la mesa.
—Eres un pésimo mentiroso cuando se trata de estas cosas, si quisieras que te dejara en paz, solo bastaría con usar los aros de esclavitud… Eso me trae recuerdos de cuando nos los pusiste, tenía miedo de que los usaras para violarnos, sin embargo, nunca lo hiciste… Incluso rechazaste a Dina, quien estaba bien con la idea de entregarse a ti… ¿Por qué razón haces esas cosas? —Mirtha le mostró su aro de esclavitud demoníaca, no presentaba reacción alguna.
—Obligar a alguien a tener sexo me repugna… Pero más importante que eso ¡Es porque tengo miedo! Pasé tantos años escuchando que fui un error, que nunca debí nacer y que solo era una carga… Tengo miedo de tener un hijo y verlo de esa forma, no quiero ser tan irresponsable con eso, no quiero que otra vida sufra como yo lo hice… ¿Qué hubiera hecho si Dina salía embazada? Apenas puedo hacerme cargo de mí mismo en este mundo ¿Cómo podría tomar esa responsabilidad? —El muchacho lo dijo con tristeza y algo de cólera.
—Tienes un corazón muy blando, definitivamente no actúas como los hombres que he conocido… Estas agobiado por abandonar tu mundo, por pensar en las situaciones de otros y creo que me estas ocultando cosas mucho más importantes… Solo déjame llevarme parte de ese estrés, aunque sea hundiéndonos en la lujuria, olvidémonos de todo lo demás y no pensemos en nada. Es un buen trato, me ayudaras con mi objetivo y podrás desahogarte sin preocupaciones y yo me encargaré de todo, así que dame tu respuesta… Si no estás de acuerdo, aléjate y no volveré a tocar este tema. —La maga tocó los grilletes que sujetaban a Axel, estos mostraron letras azules y se abrieron, durante unos segundos hubo un silencio incomodo y ambos evitaban mirarse.
Tras un suspiro Axel abrazó a Mirtha sin decir nada, lo hizo fuerte como si no quisiera dejarla ir, ella simplemente le devolvió el abrazo, juguetonamente lo besó desde el cuello hasta los labios y lo jaló para ponerlo encima de ella. En aquella pequeña habitación, este par que nunca había conocido o siquiera sentido algo de amor, decidió dejarse llevar por sus propios deseos. Ninguno tenía un interés especial por el otro, solo se conocían por las cosas que se contaron, sin embargo, estaban ahí intentando hacer bien las cosas. Sin experiencia alguna, les era difícil saber si estaban yendo por buen camino, al principio solo se dedicaron a besarse y acariciarse sutilmente con timidez.
«Esto es más difícil que en los vídeos ¿Debería desvestirla ahora? Pero no quiero quedar como un desesperado ante Mirtha»
«La temperatura está subiendo, me es difícil respirar cuando me besa de esa forma… ¿Le fastidia mi respiración?… Espera, espera, Axel… Si me quitas el sujetador tan rápido es vergonzoso, aun no estoy lista para que me veas así», pensaba Mirtha cerrando los ojos con fuerza, sintió como su sujetador le era quitado y sus grandes pechos caían mostrándose completamente ante Axel.
—Lo-Los tienes invertidos —Dijo Axel mirándole con sorpresa los pechos, se quedó interesado en esos inusuales pezones.
—¿Hay algún problema con eso? ¿Te-Te desagradan? —Mirtha miraba a otra parte avergonzada.
—No, solo me tomó por sorpresa… Bueno, ahora creo que… sabes, mejor me callo. —Axel comenzó a besar suavemente los alrededores de esos grandes pechos, intentaba cubrirlos con su palma para medirlos, pero casi no lo lograba.
«Cuando me bañaba con las otras estudiantes, todas me decían que eran raros… Eres como todos, ahora solo estas fijándote en mis pechos… No los aprietes tan fuerte», ante esa sensación lo tomo de la mano para ponerla a su cintura, Mirtha pegó a Axel a su cuerpo y le mordió el lóbulo de esas largas orejas con sus labios.
«Oh mierda, creo que me excedí… Si llevó mi mano a su cintura, es que le dolió cuando los apreté… Lo siento mucho, me deje llevar», él continúo besándole el cuello con delicadeza y lentamente volvía a sus pechos, pero esta vez se los acariciaba con más calma.
«Así está mejor, creo que entendiste el mensaje… ¡Pero sigues centrándote en mis pechos! Aunque… Ahora es más agradable», Mirtha lo rodeó con sus brazos y lo besó comenzando un jugueteo de lenguas.
«Ahora está más tranquila, jadea de una forma linda cuando la miro de este ángulo… Aquí vamos de nuevo, suave y con cuidado, no quiero incomodarte»
«¿E-Estas chupándolas?… Se siente raro, se siente raro… No me mires a la cara y hazlo lento… Que estés chupando uno mientras masajeas el otro, me está acelerando el corazón… ¡Ah! Mis piernas se están adormeciendo, mejor las abro un poco para que te acomodes y tengas más espacio», Mirtha movió su pierna dándole acceso a Axel entre sus piernas.
«Oh mierda, acaba de abrir las piernas… Ya quiere que lo ponga adentró… ¿De-Debería tocarla ahí abajo? No, aun no es momento… Voy a rozarla un poco con mi amigo, si no se aparta continuo y si se aleja me detengo»
«Va-Vaya, e-espera un poco, te estoy sintiendo muy duro ahí abajo ¿Ya quieres metérmela?… No debí abrir las piernas tan rápido, seguro está pensando que ya quiero que lo hagamos… Mis pechos, mis pechos… Céntrate más en mis pechos por favor… Aun no estoy lista»
«Me está abrazando fuerte entre sus pechos ¿Tanto le gustó que nos rocemos? Entonces voy a seguirle, auch, duele un poco rasparme con mi ropa»
«No te sigas frotando ahí, estoy comenzando a jadear como un perro… Qué vergüenza… Te siento tan caliente y estas poniéndote más duro… ¿E-Es mi imaginación o estoy mojada?», Mirtha sentía esos leves empujones en su intimidad a través de su ropa.
«Ahora sí creo que debería tocarla ahí… ¡Pero mis manos están sucias! ¿Debería lavarme? No quisiera que tenga una infección o algo así»
—¿A-Acabaste? ¿Por qué te detienes? —Ella estaba cubriéndose el rostro con su brazo y jadeaba soltando un cálido aliento.
—Espero que no —viéndose el pantalón—. Aún está dispuesto ¿Pero tienes agua limpia? —Preguntó Axel alejándose un poco.
—¿Agua? ¿Qu-Qué quieres hacerme con eso? —Mirtha se tapó asustada, intentando imaginar que cosas pervertidas podría hacerle con el líquido que le pidió.
—No es nada de eso, solo quiero lavarme las manos… Disculpa por no considerar eso antes. —Él estaba apenado y bajó su cabeza arrepentido.
—Es cierto, estuve tocando herramientas y aunque las guardo bien no es prudente estar con las manos sucias… Espera un momento, voy a sacar la que traje… Por favor, mira a otra parte. —Mirtha miró sus manos, también pensó lo mismo que Axel y sacó de debajo de la mesa un contenedor de barro, en donde vertió agua. Ambos se lavaron las manos, pero los animo habían disminuido y ninguno sabia como volver al tema.
—Entonces… ¿Te parece si seguimos? —Preguntó Axel nervioso.
—Sí, pero ahora tengo vergüenza. Ponte detrás de mí y comienza tocando mis hombros o algo, no lo sé, haz lo que tengas en mente. —Mirtha se puso sus gruesas coletas al frente.
Ambos se sentaron en la mesa, él se apoyó contra la pared y recibió a Mirtha quien se le sentó entre sus piernas dándole la espalda. Siguiendo sus indicaciones, él muchacho comenzó a masajearle suavemente los hombros y omoplatos, le dio suaves besos cerca del cuello y nuca, disimuladamente dirigía sus manos, a esos grandes pechos que se ensanchaban con lo pesada de su respiración.
«Si, así me gusta más… No me da tanta vergüenza como cuando me mirabas a la cara… Vaya, esto que siento en mi cadera… ¿es tu…? ¿Cuánto tiempo puedes mantener esa cosa dura?», pensaba Mirtha mientras movía sus caderas en forma de circulo para sentir mejor a Axel.
«La pared esta fría, soportarla de esta forma es incómodo… Pero la vista es de primera ¿Cuánto pesaran sus pechos? Si los levanto con mis manos, calculo poco más de medio kilo cada uno y eso que no me caben en la palma», despació Axel rozó con sus dedos el abdomen de Mirtha y le agarró desde abajo los pechos para sentir el peso.
«¡Waaa! ¿Por qué los levantas así, pervertido? ¿Tanto te gusta jugar con mis pechos? Sabes, yo también puedo molestarte», Mirtha uso sus manos para guiar el rostro de Axel sobre su hombro derecho, lo besó para que bajara la guardia y levantándose un poco dio un sentón que rozó con fuerza la herramienta del demonio.
«¡Au! Terrible sentón ¿Crees que eso no duele?… Vamos a ver que tan bien van las cosas ahí abajo, solo espero no lastimarte con mis garras», Axel creó dos pequeñas manos de sus caderas, con ellas abrió los seguros que mantenían la ropa de Mirtha, de improvisto le quitó la parte que cubría su entrepierna y la dejó expuesta para comenzar a tocarla.
«¡Pervertido, idiota, bestia! ¿Dónde crees que pones esa mano?… Aunque, ahora si se siente mejor», Mirtha nuevamente buscó los labios de Axel y lo besó aferrándose más a su cuerpo.
Tiempo después, este par estaba echado uno junto al otro sobre la mesa, se tapaban con unas delgadas sabanas y solo miraban al techo. Evitaban verse porque tenían vergüenza de lo que acababan de hacer y era difícil comenzar algún tema de conversación.
—Entonces… Al fin pasó… —Dijo Mirtha roja de vergüenza.
—Sip ¿Fui bueno? —Preguntó Axel sintiéndose incómodo.
—No tengo experiencia previa como para responderte. A-Al principio me dolió como me dijeron que dolía, pero cuando más lo hacíamos se fue sintiendo mejor y cuando estuve arriba se sentía ri-rico… Yo… No me desagrado… Se sintió bien —acurrucándose sobre el pecho de Axel—. Mis compañeras decían hacer esto con sus novios, ciertamente te hace sentir segura… ¿Uhm, acaso te emocionó? —Mirtha sintió los rápidos latidos del corazón de su pareja.
—Cualquiera estaría nervioso, eres la primera mujer que tengo tan cerca de mí… Disculpa si fui un poco rudo, bueno, creo que ambos lo fuimos. —Él rodeó a Mirtha con su brazo, notando que ella se le acurrucaba más y eso hizo darle un salto a su corazón.
—No tenías que nalguearme de improvisto y yo tampoco tenía que arañarte la espalda. Pero cuando la me… ¡Ya sabes! Me dolió mucho, me habían dicho que dolía, sin embargo, no me esperaba que fuera tan fuerte. Al menos solo duro unos minutos hasta que me acostumbré. —Ella busco refugio en el pecho de Axel, se le notaba avergonzada por hablar de ello y él solo la abrazó con fuerza.
—Lo siento —dándole un beso en la frente—. La próxima vez seré más cuidadoso… Pero tú no tienes que serlo, si te hace sentir mejor, unos cuantos arañones o mordidas no son un problema, puedo curarme rápido así que no tengas miedo de hacerlo. —Axel le besaba las mejillas y sutilmente rozaba sus labios sintiendo que ella le correspondía.
—Por cierto, Axel. Te-Tengo una duda… Sé que puedes convertir cualquier parte de tu cuerpo en la de otras criaturas ¿No? ¿En serio es cualquier parte? —Mirtha parecía extrañamente interesada en este asunto, Axel levantó su mano libre y le mostró diversos ejemplos.
—Antes me costaba un poco, pero… —dándose cuenta del contexto tras esas palabras—. Wow, wow, wow ¿A dónde quieres llegar con esa pregunta? —Axel la miró con una expresión entre sospecha y sorpresa.
—Vamos, no me hagas decirlo —dibujándole traviesamente figuras en el pecho con su dedo—. Tómalo como una forma de experimentar con tu cuerpo. —Mirtha sintió a Axel subirse sobre ella, esa cálida mirada la ruborizó y se tapó tiernamente los labios con sus dedos.
—Experimento o no, eso acaba de despertar mi interés. —Aquella linda expresión de vergüenza emocionó al muchacho, con sutileza hizo esos delicados dedos a un lado con sus propios labios, dándole un beso que fue correspondido, sintió como esos finos brazos lo rodeaban y aquellas cálidas piernas le daban pase libre.
«Será porque es mi primera vez, pero no quiero dejar esta habitación… Cada segundo que la veo, solo me hace desearla más»
«No fue tan malo como temía e incluso estoy disfrutándolo… Solo espero que ahora pueda usar los objetos que encontré»
Cada uno tenía sus propios pensamientos, solo buscando llevar acabo sus objetivos. Axel al estar inmerso en el placer, no se percató de un mensaje que se desvaneció en segundos, este indicaba que una de sus habilidades había subido de nivel.
>>>[Impregnar Hembras], Nivel 2…
Comments for chapter "19"
QUE TE PARECIÓ?