LISMATUS: SENDA DEL HERALDO - 24
Continente de Aubel
Ciudad de Trinity, Calle principal.
Azujo del año 1684, Luna Regente Azul
Era casi la mitad de la tarde, una gran multitud de personas se dirigían hacia una la plaza y veían consternados como Lulú era llevada encadenada por dos guardias. La peleadora novata tenía varios moretones en el rostro y cuerpo, sangre seca en su labio roto, el pómulo derecho reventado e iba cojeando con dolor y dificultad para respirar.
El par de guardias que la custodiaba, tenían un rostro de renuencia con lo que hacían y podía verse que se sentían mal por los susurros de indignación que escuchaban. Ellos veían resignados al frente, donde estaba un carruaje lujoso con dos figuras masculinas, una regordeta y otra escuálida que conversaban enojados.
—Apúrense en llevarla al juzgado, merece que le corten las manos por levantarlas contra la familia Dauho. —Decía un hombre obeso de traje purpura desde dentro del carruaje, su ropa es como la del típico noble que se cree mejor que todos, con la cabeza calva y brillante, joyas de oro con gemas que lo adornan, lleva en una mano un bastón delgado que apenas soportaría su peso y en la otra un pañuelo con el que se tapaba la nariz, como si todo a su alrededor le apestara.
—¿Por qué demoran tanto? Quiero que condenen a esa delincuente de una buena vez. —Sentado al lado del hombre regordete, estaba un escuálido joven que rondaría los 25 años, su atuendo es ostentoso con un abrigo azul y camisa blanca, resaltaba el hecho de que tenía un brazo envuelto por vendajes y sostenido a su cuello.
Lulú se había metido en un problema muy grave, era escoltada con mucha seguridad ante la mirada atónita de la gente de la ciudad, entre ellos muchos que la conocían y no podían creer los crímenes de los cuales se le acusa.
Para entender qué le pasó, es necesario retroceder algunas horas antes. Como Lulú rechazó la invitación al almuerzo de Axel, ella se dispuso a cumplir las misiones de penalidad que tiene pendientes, estas le fueron impuestas por ausentarse de su gremio en el tiempo que estuvo prisionera y no haber concluido aquellas misiones que pidió. Mirtha también fue castigada con esas misiones de penalidad, pero la astuta maga prefirió pagar con dinero a perder tiempo en esos castigos y Lulú por su parte al querer ahorrar decidió tomar su sanción.
Generalmente cuando un aventurero falla una misión, causa algún problema menor en la ciudad o incumple las normas de su gremio, es castigado haciendo las misiones más bajas de servicio comunitario.
A esta joven peleadora novata, le tocaba eliminar una plaga conocida como [Croumbus], los cuales son unas alimañas parecidas a cucarachas con caparazón redondo y habitan en las entradas de las alcantarillas. Son bichos cafés que miden 30 cm, tienen un caparazón duro, se pegan a los muros dentro de las alcantarillas y se alimentan de los hongos que ahí se forman. No causan daño alguno o lastiman personas, solo apestan la zona con un olor muy desagradable y cuando se acumulan atraen muchas moscas. La forma de eliminarlos es simple, se les despega de la superficie a la que se aferran, los ponen boca arriba y por último se les tira un polvo especial que derrite sus interiores, dejando solo el caparazón que es usado como material para construcciones y armaduras baratas.
Cerca del mediodía, en unos oscuros callejones de un barrio pobre, Lulú estaba al fondo de las alcantarillas y había quitado algo de 20 croumbus. Ella acumuló los caparazones en una pequeña carreta, estaba ansiosa por marcharse y poder tomar una bien merecida ducha.
Sucedió que escuchó un leve grito que llamó su atención, al ir a la salida de las alcantarillas se topó con una extraña escena y se ocultó rápidamente a procesar lo que estaba sucediendo. Entre olvidadas viejas cajas de madera están tres hombres, uno joven y flacucho le jalaba el vestido a una niña hubeast de 12 años, los otros la sujetaban de los brazos y cubren su boca con una mano para que no siga gritando. Este tipo flacucho vestía un atuendo azul con blanco muy elegante, siendo cubierto por una capa color arena para pasar desapercibido y por lo cuidadas de sus manos era notorio que no era un simple delincuente.
—Señor Ainus, tómese su tiempo y disfrute de ella. En esta zona, a nadie le importa lo que sucede. —Uno de estos hombres tenía pinta de maleante, llevaba una pañoleta crema y una espada curva en la espalda. Él lastimaba a la niña al apretarle con fuerza sus delgados brazos.
Esta pequeña es una hubeast de especie reptil, es notorio por las pequeñas escamas que tiene en los brazos, piernas, espalda, parte del abdomen y cuello. Sus ojos son carmesís con la pupila vertical, tiene una delgada cola verde oscuro y fue sujetada de ahí por uno de esos hombres para que no se defendiera con ella.
—Cuando vi a esta putita salir de ese sucio mercado, supe que tenía que hacerla mía —rompiéndole la parte superior del vestido—. Tienes una bonita cara a pesar de ser una bestia de barrio bajo. —Este hombre llamado Ainus, comenzó a lamer esos pequeños pechos y se excitaba escuchando los llantos ahogados de su víctima.
—No se olvide de mi recompensa, Señor. Fui yo quien se la consiguió… Si me lo permite, quisiera tomar el siguiente turno con ella. Me gustan las niñas con cabello rizado. —Este otro hombre tiene un parche en el ojo derecho, portaba dos dagas en su cinturón y le ponía una mordaza de trapo en la boca a la pequeña.
—Lo sé, Norman, hiciste un buen trabajo. Ahora sujétala fuerte junto a Lupus y hagan que abra bien las piernas —sujetándola de las mejillas, la obliga a mirarlo—. Siéntete afortunada, tendrás el privilegio de ser follada por una verga con buen apellido. —Ainus estaba bajándose el pantalón, antes de que pudiera seguir su repugnante labor, sintió los rápidos pasos de alguien acercarse y al mirar a ese sitio, vio los ojos enojados de alguien aproximándosele.
Lulú dejó lo que estaba haciendo, salió corriendo hacia este desgraciado cargando su [Golpe de Chakra], impactó de lleno en el brazo de Ainus quebrándole los huesos y mandándolo a volar metros atrás. Rápidamente comenzó repartir golpes a los otros dos, al lograr alejarlos tomó a la niña de los hombros y la lanzó hacia la salida del callejón.
—¡Vete de una vez! —Grito Lulú enojada, reaccionó a tiempo para darle un codazo al pecho de ese hombre llamado Norman, es el que tenía el parche en el ojo derecho. La niña estaba paralizada del miedo, pero al escuchar a Lulú gritar se fue corriendo y así la pequeña se fue sosteniendo los girones de su vestido entre sollozos.
—¿De dónde salió esta puta? —oliéndola—. ¡Ag! Apesta a mierda… Lupus, ve por el señor Ainus, llévatelo de aquí y que traten su brazo. Yo me encargaré de esta perra. —Norman sacó sus dagas, comenzó a enfrascarse en una pelea cuerpo a cuerpo contra Lulú. Su compañero de la pañoleta tomó al joven desmayado y lo cargó para irse rápidamente de ahí.
La diferencia de habilidades era clara, Lulú es una aventurera de clase [Peleador (Novato)], su nivel aun es bajo y no ha desarrollado un estilo de pelea propio, no como el del sujeto que ahora enfrenta. Norman tiene mucha experiencia en cuanto a combate sin reglas se refiere, su clase es [Bandido/Guerrero], tiene técnicas que se especializan en inmovilizar e incapacitar a sus contrincantes. Aunque los puños de Lulú son fuertes por estar reforzados con chakra, apenas puede soportar los engañosos ataques de su agresor y sus errores le saldrían caros.
Norman aplicó puñaladas superficiales pero continuas en los puntos vulnerables de Lulú, podía notarse que aún no buscaba matarla, pero logró inutilizarle el brazo derecho y echarle un polvo extraño a la cara. Al aspirar ese polvo Lulú comenzó a sentirse mareada, su oponente aprovechó esto y le metió un golpe con el mango de su daga en el labio, la tomó de un brazo para acercarla y darle un cabezazo en la cara que le explotó el pómulo, luego tomó a Lulú de la cabeza y le golpeó el rostro contra su rodilla. Dejándola casi inconsciente, Norman se acercó al verla con dificultad de respirar, le acertó una fuerte patada en el estómago y cuando estaba por degollarla con sus dagas, fue detenido por voces que venían desde fuera de ese callejón.
—¡Aquí esta! ¡Esa es la criminal que atacó a Lord Ainus! —Quien vino era Lupus, junto a él había dos guardias cuya presencia detuvo a Norman de asesinar a Lulú, disimuladamente escondió sus dagas y se alejó con las manos arriba como señal de paz.
—Nosotros nos encargaremos desde ahora ¿Qué? ¿Esta no es una aventurera? —limpiando el rostro de Lulú, comenzó a buscarle entre su ropa—. Aquí está su placa, identifícala y saca su récord de crímenes. —El guardia que la sujetaba encontró la placa de Lulú, se la dio a compañero quien metió la placa en una pequeña pirámide azul.
—Según esto su nombre es Lulú Bernet y no tiene historial delictivo… Espera, aquí dice que incumplió las normas de su gremio y está haciendo servicio comunitario —mirando a Norman y Lupus—. Ustedes vendrán con nosotros, tomaremos sus testimonios para corroborarlos con Lord Ainus cuando despierte. —Los guardias ayudaron a Lulú a levantarse, esta no podía hablar por más que quería, pues aún estaba bajo los efectos de ese extraño polvo.
Lulú fue salvada de suerte, pues este par de guardias hacia un recorrido poco usual por estos barrios bajos y durante su inspección ellos vieron a Lupus cargando a ese noble de nombre Ainus. El sujeto de la pañoleta les dijo que su amo fue emboscado en los callejones, así fueron guiados a ese lugar donde detuvieron a Norman antes de que matara a Lulú y ahora este caso les pertenecía a los organismos de seguridad. Los guardias se quedaron custodiando a Lulú, hasta que vinieron refuerzos que los escoltaron junto a los subordinados de Ainus y en su estado actual Lulú poco puede decir para defenderse.
Todos fueron guiados a las oficinas que se encargan de la seguridad en las ciudades, las cuales se llaman Elcott, ahí recibieron la noticia de que Ainus había despertado y este exigía justicia por el brazo que le rompieron.
Este joven es el primogénito del Barón Oldra Dauho, su nombre completo es Ainus Dauho, desde pequeño fue criado entre los lujos de la nobleza y de ahí deriva su podrida personalidad de creer que todos son inferiores a él. Incluso durante su niñez, los sirvientes al servicio de su familia no podían negarse a sus caprichos, derivando en varias acciones abusivas que fueron encubiertas por su familia… Pueden imaginar la clase de «abusos» que cometió con sus sirvientas.
A su padre no le importa las perversiones de su hijo, el Barón Oldra Dauho es conocido como uno de los principales distribuidores de esclavos, peor aún, es uno que trabaja bajo la protección de varias casas nobles, a las cuales satisfacen sus necesidades en la privacidad de ser su proveedor y que guarda muchos de sus preferencias secretas. Al enterarse de lo sucedió con su hijo gracias a su amplia red de informantes, pudo suponer inmediatamente que estaba pasando y se movió de su lujoso hospedaje a arreglar el problema por el mismo, él usó su influencia para hablar a solas con su hijo y sus dos ayudantes.
Por parte de Lulú, ella estaba encadenada tras las rejas de una carceleta, recién reponiéndose del polvo que aspiró e incluso fueron necesarios antídotos para eliminar los efectos dañinos que le causaron. Pero antes de que pudiera ser interrogada por los agentes de Elcott, fue visitada por el hombre que la dejó en ese estado y ella estaba sorprendida por este hecho.
—Hola mocosa, tienes suerte de aun estar viva. De no ser porque mi imbécil subordinado se dejó ver, hubieras sido un cadáver más en las fosas comunes. Ufff sí que la cagaste en grande, imbécil. Estas en un lío tremendo por meterte en lo que no te importa. —Norman se apoyó en la reja mirándola con una expresión de burla.
—De-Desgraciado… Están equivocados si piensan comprar mi silencio, voy a decir todo lo que vi y pagaran por sus crímenes. —Dijo Lulú enojada, a duras apenas podía moverse por el peso de las cadenas.
—Sí que eres una completa idiota, niña… Eso explica por qué saliste de la nada a defender a esa mugrienta hubeast, gente como tu suele morir muy joven y todo por su estúpido sentido de moral. Pero no vengo a sobornarte, sería inútil hacerlo porque sé la clase de idiota que eres… Preferimos amenazarte con algo más fácil, pequeño y con el pelo rizado —viéndola reaccionar asustada—. Ah, ya sabes a lo que me refiero. Tenemos su ubicación, ahora mismo mi compañero está vigilándola y esperando la orden para secuestrarla… —Norman le mostró su mano y tenía algo del cabello de la niña que Lulú salvó.
—Hi-Hijo de puta ¡No se atrevan a tocarla! —Lulú intentó levantarse, pero cayó de cara al frío suelo de piedra.
—Ja,Ja,Ja ¿Y qué puedes hacer, imbécil? Una linda niña como esa, será diversión de muchos nobles que gustosamente pagaran bien por ella y no para cogérsela, puede que solo la torturen hasta matarla. Y créeme, si crees que lo que mi amo iba a hacerle es malo, es que no conoces para nada este mundo. Ahora escucha atentamente, vas a decirle «esto» a los agentes de Elcott cuando lleguen… —Norman se pegó a las rejas, podía ver el rostro de impotencia que tiene Lulú y eso le divertía.
Toda la conversación de Lulú y Norman se hizo por lo bajo, pues se sobornó a los guardias de las carceletas para que no dijeran nada e incluso se retrasó la llegada de los agentes de Elcott. Cuando los agentes encargados de interrogar a Lulú llegaron, solo la encontraron a ella con una mirada de frustración e inmediatamente comenzaron con la toma del testimonio.
Lulú se declaró culpable de atraer con engaños a Ainus Dauho, pensando en seducirlo ofreciéndole servicios sexuales y robarle sus pertenencias cuando tuviera oportunidad. Declaró que hubiera tenido éxito, de no ser detenida por los acompañantes de ese joven noble. Lulú incluso dio con lujo de detalles como planeó todo, cada palabra le revolvía el estómago, pero sabía que tenía una vida inocente en sus manos.
Los agentes de Elcott son profesionales especializados en su trabajo, registraron la placa de aventurera de Lulú para revisar sus penalidades y/o crímenes anteriores. Aparte del castigo por ausentarse de su gremio y el incumpliendo de algunas misiones, su historial estaba limpio, cosa que los sorprendió y decidieron mandar a algunos agentes a investigar más a fondo su vida privada.
La noticia se esparció rápidamente por la ciudad, ya que los agentes de Elcott fueron al gremio de Lulú para juntar información y buscar gente que quiera declarar a su favor, fue ahí que Mirtha escuchó lo sucedido con su amiga y corrió buscando la ayuda de Axel. El juicio de Lulú seria casi al anochecer, pues el Duque Oldra Dauho estaba presionando a sus contactos, hacia todo lo posible para acelerar el proceso y que se diera rápidamente una condena.
Eso nos lleva al inicio, donde los guardias llevan a Lulú encadenada a los tribunales públicos donde será su juicio y eran seguidos por varios curiosos que se enteraban de lo sucedido. Había personas que conocían a Lulú, muchas de ellas viendo con total sorpresa e incredulidad de que esta aventurera hiciera algo como lo que se le acusa.
La muchacha llegó al lugar, una plaza con piso de madera, un escritorio para el juez, sitios para los observadores, los lugares para quienes acusan a Lulú y un espacio cerca de ella para los que declaren a favor de su inocencia. Lulú fue encadenada al suelo, tenía la mirada hacia abajo y su impotencia era notoria. El juez comenzó con la presentación del caso, quienes eran los demandantes, quien era la acusada y el crimen por el cual se le está llevando a juicio.
—Según el informe de los agentes que la interrogaron, la señorita Lulú Bernet se ha declarado culpable… Dado las circunstancias no hay mucho que hacer, sin embargo, hay quienes quieren abogar por la inocencia de la acusada. Los testimonios de estas personas se tomarán en cuenta para su sentencia, así que este juicio seguirá con normalidad. —El juez sostenía unos pergaminos, en los cuales leyó los detalles del caso y a su voz se hizo presente la primera persona. Era Mirtha quien llegó y entregó su placa de aventurera a los agentes de Elcott.
—Buenas tardes, mi nombre es Mirtha Cossiros. Conozco a Lulú desde que ingrese con a ella a los cuarteles de entrenamiento, he pasado tiempo a su lado y sé la clase de mujer que es. Los cargos de los cuales se les acusa, me aparecen totalmente absurdos e infundados por terceros. Lulú no tiene problemas económicos, pueden revisar sus ingresos de las misiones e incluso su hogar y pertenencias, verán que su estilo de vida cuadra con sus ganancias… Que se le acuse de prostitución, intento de robo y agresión… Esos cargos son falsos. —Dijo Mirtha con total confianza, mientras hablaba los agentes de Elcott hacían un chequeo de su placa de aventurera y con ello corroboraron sus datos.
—La señorita Cossiros está en lo cierto, su historial de misiones junto a Lulú Bernet, encajan perfectamente con el tiempo que dice tener de conocerla. La placa de aventurero no muestra ningún acto criminal, solo encontramos la misma penalidad por haberse ausentado de su gremio. —Informó el agente de Elcott que sostenía la placa de Mirtha.
—Sí, he escuchado mucho sobre eso en los informes de la Señorita Bernet. Señorita Cossiros, está bajo juramento y será mejor dar su testimonio sobre la causa de esa penalidad. —Dijo el juez muy interesado en ello.
—Sucedió durante una misión de cacería de slime, Lulú, dos aventureros y yo, fuimos emboscados por bandidos en el bosque negro. Pasamos semanas encerradas, con la amenaza constante de ser violadas y vendidas en mercados informales de esclavos… Nuestros compañeros murieron a manos de los bandidos. A la primera oportunidad que tuvimos, nosotras escapamos y fuimos ayudadas por una caravana que recorría el camino a Trinity, pero posteriormente fue atacada por mercenarios. —Mirtha intentó contar todo como se le era permitido, los aros de esclavitud demoníaca le impedían hablar de la verdad, en caso de hacerlo sería doloroso para ella y al ser inteligente supo cómo dar su testimonio sin activar esas restricciones.
—¿Bandidos en el bosque negro? Es un milagro encontrarlas vivas en este momento ¿Pero hay algún testigo sobre ese incidente? —El juez recibió un pergamino de los agentes de Elcott, ahí estaba registrado las partes más importantes del informe que Mirtha y Lulú, le dieron a la asociación de aventureros para justificar su ausencia.
—Si lo hay su señoría, le pedí que viniera a declarar los hechos tras esos eventos. Su nombre es Axel, trabaja como aventurero al igual que nosotras. —Dicho su testimonio Mirtha se hizo a un lado, dando lugar a que Axel se hiciera presente e igualmente entregara su placa de aventurero y al tener los datos algo llamó la atención del juez.
—Joven, no es correcto presentarse con un alias en un juicio. Diga su nombre verdadero, así será corroborado por los agentes de Elcott. —El juez se mostró molesto con ese detalle.
—Buenas tardes con todos, mi nombre es Minos De Lacroix y soy hijo del Duque Arthur De Lacroix —al oír su nombre los presentes se quedaron callados de asombro—. Vine a esta ciudad para comenzar una emocionante carrera de aventurero, lo hice junto a mi criada Anabel Li Faimira y sé que ella no puede atestiguar por estar a mi servicio. Pero esto trata sobre Mirtha y Lulú, durante mi viaje a Trinity, nuestra caravana fue atacada por ladrones y de no ser por ellas, no hubiéramos sobrevivido a ese ataque. Por eso estoy hoy ante ustedes, dando mi palabra de que Lulú es inocente de los crímenes de los cuales se le acusa. —Al terminar de hablar, los Dauho comenzaron a susurrar entre ellos, hasta que el padre del agraviado se levantó y tosió para llamar la atención.
—Sé que la familia De Lacroix es una muy importante para Aubel, incluso son de los pocos nobles con los cuales no tenemos negocios. Pero no podemos dejar impune la ofensa y daños que sufrió mi hijo, aquella muchacha que defiende atacó a Ainus vilmente y mereceré una condena por ello. Además de que ella misma se declaró culpable de los cargos, si fuera inocente ¿Por qué hacerlo? —El Barón Oldra Dauho se levantó tranquilamente a hablar, parecía que tenía planeado algo en mente. Axel podía ver gracias a su [Visión Demoníaca], la cantidad de pecados que este hombre y su hijo cargaban consigo, los veía como un humo negro que tomaba la forma de sus aberrantes crímenes.
—El Barón Oldra Dauho tiene un buen punto —mirando a Lulú—. Señorita Lulú Bernet, responda mi pregunta aquí en esta corte y frente a todos estos testigos ¿Cómo se declara ante los cargos de los cuales se le acusa? —Preguntó el juez causando un silencio, los presentes miraban a la muchacha esperando su respuesta.
Por un segundo todo parecía estático para ella, Lulú respiraba agitadamente mientras su interior le pedía que gritara su inocencia y la verdad tras todo este problema. Tenía el apoyo de su amiga, personas que la conocían e incluso Axel, a quien tanto ella odia estaba ahí para ayudarla. Miró un segundo a su alrededor, donde entre los presentes vio a Norman y la sonrisa de este truhan le hizo recordar su amenaza.
«Lo siento Mirtha, no puedes entender lo que está pasando y no quiero involucrarte o ponerte en peligro —mirando a Axel—. No confió en ti, la única razón por la que estás aquí, es para salvar tu propio pellejo… Y no quiero deberle nada a un monstruo como tú»
—Yo… S-Soy culpable… —Dijo Lulú resignada, sus palabras sorprendieron a los presentes, pero nadie estaba más indignada por lo que dijo que su amiga. Axel tomó la mano de Mirtha, susurrándole al oído unas palabras que activaron su aro de esclavitud demoníaca y le impidieron hablar o actuar, como respuesta a lo dicho por Lulú.
—Lulú Bernet, bajo su propia confesión es declarada culpable. Por los crímenes de agravio contra Lord Ainus Dauho, intento de robo y prostitución clandestina. Yo, el juez Jaime Corintios, por la autoridad que se me confiere en Trinity, la condeno a perder su título de aventurera, sus pertenencias serán confiscadas para pagar por los daños ocasionados y trabajara por 5 años en las minas Equidna. —El juez golpeó con su mazo el escritorio y con esto dio por terminado el juicio.
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