LISMATUS: SENDA DEL HERALDO - 27
Continente de Aubel
Minas Equidna, Ruta principal.
Azujo del año 1684, Luna Regente Azul
Las carretas llegaron junto a los primeros rayos del sol, aquella enorme montaña morada es lentamente iluminada mientras sus sombras se retraen y el cantar de un gallo señala el inicio de un nuevo día de trabajo en las minas. La primera zona a la que llegaron es de arribo, había caminos marcados por la cantidad de carretas que los transitan y desde temprano podía escucharse un ambiente ajetreado. Con el sonar de unas campanadas en las carretas, se dio la orden de que era seguro detenerse, así rápidamente los pasajeros comenzaron bajar sus equipajes y se separaron para ir sus respectivos sitios.
Horos y sus acompañantes se encargarían de llevar a los nuevos prisioneros, incluso llegó más personal para ayudarles con esta labor y uno por uno se fueron sacando a los presidiarios para llevarlos a la prisión. Lulú era un blanco fácil si el asesino estaba escondido entre el personal que se la llevaba, este hecho preocupó a Axel, pero no podía desviarse del destino al que le ordenaron ir.
El grupo de mercenarios montados llegó en muy mal estado, razón por la cual el personal de las minas se encargó de llevarlos a las zonas de atención médica y ahí recibirían el adecuado tratamiento. El trabajo de estos mercenarios había terminado, incluso tras la pérdida de algunos de sus miembros, estos hombres parecían aliviados de al fin recibir su paga y prepararse para partir cuando tuvieran la oportunidad.
Al grupo de aventureros sancionados y al grupo de las amazonas mercenarias, les tocaba dirigirse a las barracas principales para verificar su llegada, entregar su información personal y firmar el papeleo respectivo al trabajo que les toca realizar. El grupo de personal no combatiente, fue dirigido por unos trabajadores a los establecimientos de servicio, donde desempeñarían funciones desde cocina, limpieza, reparación de edificaciones e incluso algunos eran ayudantes para diferentes áreas. Por último, el grupo del nuevo personal de vigilancia, fue llamado por otro encargado que les indicó esperar por una carreta y serían llevados a las oficinas principales de las minas de Equidna.
Axel aun tenia mala cara por tener nuevamente ese extraño sueño, volvió a repetírsele casi a la semana de la última vez, incluso ahora habiendo pasado horas, no puede sacarse de la cabeza el extraño sentimiento de desesperación que experimentó. Usando su [Visión Demoníaca] hacia la gigantesca montaña ante él, se dio con la sorpresa de que no había nada raro, pero su cuerpo parecía advertirle de algún peligro y lo expresaba con ciertos espasmos que recorrían la superficie de su piel. El muchacho se quedó absorto mirando aquella montaña morada, hasta que repentinamente una mano en su hombro lo hizo reaccionar. Se trataba de Holee quien le avisaba de que la carreta estaba llegando, Axel movió rápidamente su cabeza a los lados para despertarse del trance que lo inquietaba.
Llegó por ellos una ancha carreta con toldo crema, de la cual tiran un par de robustos lagartos color arena con manchas negras, miden 3 metros de alto con 2 metros de largo, caminan de forma bípeda meneando sus colas, presentan huesos salientes en sus cuerpos y se movían a una velocidad de siquiera 60 km/h.
Subiendo a las carretas comenzaron con el viaje, viendo los alrededores Axel notó lo peculiar de esta zona, pues en su mundo las minas eran mal vistas por la excesiva contaminación que generan, la deforestación de la vida natural y como arruinan el terreno dejándolo severamente dañado, sin embargo, las minas de Equidna eran todo lo contrario a esos inhóspitos parajes que imaginó. Había un caudaloso río que bajaba de la montaña, con agua tan pura que albergaba peces saltando con vivacidad, la tierra estaba cubierta por distinta vegetación de hermosas flores y verdes pastos, el cielo era extraordinario ya que su azul es inmaculado, con pocas nubes que ofrecían una agradable sombra y donde la fauna local pastea sin preocupaciones.
—Vaya Axel, tienes una expresión muy extraña ¿Tanto te sorprendieron las minas? —Preguntó uno de sus compañeros, su nombre es Bando con una edad de al menos 28 años, es de regordeta complexión, resaltaba el hecho que estaba quedándose calvo a su temprana edad y lo poco de cabello que le queda da vestigios de una rubia cabellera. Viste una armadura liviana de cuero, con protecciones curtidas en hombros, pecho, piernas y abdomen.
—Siempre pensé en las minas como lugares desérticos, donde difícilmente puedes encontrar un sitio no contaminado. Bueno Bando, yo nunca he ido a una y sinceramente no me esperaba un entorno tan… Bonito. —Respondió el muchacho viendo unas coloridas mariposas posarse en la ventana de la carreta.
—¿En serio? ¿De dónde vienes, Axel? Porque todas las minas en el mundo son como esta, podrían volverse lugares turísticos para familias de no ser por lo peligroso del viaje. Según cuentan las leyendas, la existencia este hermoso panorama se debe a la bendición de la [Diosa Durgea, Madre de la Tierra]. —Le explicó Bando con un tono presumido, pues sentía que había descubierto algo en lo que era mejor que Axel.
—Tienes razón, Bando, este sería un buen sitio para traer a la familia y relajarse en paz… En cierto modo estaba algo estresado, tuve un extraño sueño dos veces al estar cerca de las minas. —Respondió Axel sintiendo una suave briza entrar por la ventana y cerró los ojos relajándose un momento.
—Puede que solo estés cansado, ya que Ángelo, Tamir, la señorita Holee y tú, defendieron nuestra caravana tantas veces en estas dos semanas. Incluso la señorita Holee hizo un excelente trabajo que nos dejó boquiabiertos… Cosa que Galur y yo no podemos hacer, no somos guerreros como ustedes. —Bando se emocionó recordando las luchas del viaje, pero se deprimió al mencionar lo último.
—Oye Bando, no me pongas en el mismo saco que tú. Al menos yo me encargué de crear barreras que protegieran las carretas y al grupo, no andaba como cierto gordinflón escondido con el personal de servicio. —Replicó molesto un joven frente a ellos, su nombre es Galur y su apariencia es de un atractivo veinteañero, tiene el cabello color castaño oscuro corto y peinado hacia atrás, una quijada cuadrada bien formada, profundos ojos verdes y un físico delgado, pero no escuálido, viste de la misma forma que Bando.
—Lo entiendo, Galur, no tienes que recordármelo. Evitemos discusiones de ese tipo frene a la señorita Holee. —Agregó Bando algo avergonzado mirando de reojo a Holee.
—No se preocupen por mí, ni atención les est… —Holee reaccionó al oír su nombre, solo sonrió moviendo sus manos en negativa, pero alguien la interrumpió.
—Dudo mucho que quieran fastidiar a Holee, vieron que ella es capaz de darnos una buena surra a todos… Es una mujer que vale la pena, en muchos sentidos. —Este otro joven miró galantemente a Holee, guiñándole un ojo de forma coqueta. Su nombre es Tamir, muy bajito para sus 23 años, pero lo compensa con un carácter firme y confiado, sobre todo posee buenas habilidades de combate que sorprendieron a Axel. Tiene la cabeza rapada, con algunas irregularidades que parece no impórtale mostrarlas, su vestimenta es una armadura de mallas liviana y porta en su espalda un par de espadas gemelas.
—Por favor, no vuelvas a hacer eso… —Respondió Holee con un tono de desagrado, se tapaba el pecho de la libidinosa mirada de Tamir.
—Ja,Ja,Ja tan difícil como siempre. Pero hasta la roca más fuerte llega a ceder, solo hay que saber cómo hacerlo. Tu qué opinas, Ángelo… —Dijo Tamir entre risas y golpeó con su codo a su compañero del costado.
—[…] —Este joven solo miró a todos, gesticuló un gruñido con su garganta y volvió su mirada a la ventana y ahí observaba a dos pequeños lagartos jugar en el pasto. El último miembro de los nuevos vigilantes es Ángelo, un tipo que media poco más de 200 cm, su cabellera negra en ondas le llega hasta los hombros, tiene un rostro cuadrado con cicatrices en su ojo izquierdo, quijada y sobre sus labios, su armadura es negra de notorio peso y a su costado reposa una gran hacha blanca. Según supo Axel de la historia de Ángelo, su padre biológico abusaba de él obligándolo a trabajar duramente y lo acabó vendiendo a Equidna para pagar sus deudas de juego.
Tras hora y media de viaje, los seis pasajeros llegaron a su destino, se trataba de un edificio de cuatro pisos, donde varias personas entraban y salían continuamente. El conductor de la carreta les dijo que se fueran a la oficina del alcaide de la prisión, donde dejarían sus datos para recibir las placas que los acreditaran como vigilantes.
Cuando encontraron esas oficinas en el segundo piso, los recibió una linda recepcionista a quien Tamir no dejó pasar la oportunidad de coquetearle y causó que Holee girara los ojos mortificada por la actitud del joven. Al entrar a hablar con el alcaide, lo encontraron sentado en un escritorio con los documentos de cada uno. Él era un hubeast adulto de raza lobo gris, su largo cabello plateado oscuro resalta en su piel morena, de su cabeza se paran firmes un par de orejas de lobo, algo que resalta en su rostro es una cicatriz que cubre desde su ojo derecho hasta la quijada, sus ojos son de color celeste claro, tiene notoria musculatura marcada y viste una ropa similar a un oficinista, pero con una abertura en el pantalón para soltar su cola.
—Bienvenidos a todos, mi nombre es Wulfdog Dinato y solo refiéranse a mí como Señor Wulfdog. Es un gusto ver gente tan joven interesada en este trabajo. Pero bueno, en su viaje debieron ser capacitados de forma superficial sobre el oficio, déjenme decirles que es un trabajo fácil y progresivamente se irán acostumbrando. Solo tienen que apegarse a los turnos, estar atentos a las funciones en sus puestos y lo más importante, no romper ninguna de las reglas… O al menos no ser tan tontos como para dejarse atrapar ¿Quedó claro? ¿Tiene alguna duda? —Wulfdog les habló con un tono jovial mostrándose como alguien amigable, no parecía ser el severo jefe que esperaban encontrarse.
—Yo, señor Wulfdog… Vera, no tengo habilidades resaltantes de combate, temo ser una molestia si sucede algún altercado. —Dijo con nerviosismo Bando.
—Ja,Ja,Ja No te preocupes por eso —viendo los documentos—. Tú eres Bando ¿No?… Horos y los otros encargados me dieron un informe detallado de sus días de viaje, si hubieran reprobado en algunas de esas pruebas, ni siquiera los habrían dejado bajar de la caravana. Según los informes que me dieron, tu mejor característica es que te apegas bien a las funciones que se te asignan, te muestras empeñoso en ellas, tienes conocimientos de hierbas medicinales y hablas otros idiomas. Se te pondrá a cargo de la vigilancia de zonas altas, tendrás que tocar la alarma en caso de problemas y abrir la puerta para que los guardias entren en acción. —Wulfdog llamó a Bando para que se acercara, le entregó un pergamino y una insignia con el dibujo de un escudo blanco.
—Disculpe que lo interrumpa, si ese es el caso para Bando ¿Qué función me toca a mí? —Galur pasó al frente y estaba impaciente por la respuesta.
—A ver… Galur ¿no?… Eres un mago especialista en barreras, guardas la calma ante las amenazas y no retrocedes por más difícil que sea la situación. Estarás encargado de las puertas principales de los presidiarios, supervisaras que estén ordenados y bloquearas sus salidas en caso de una trifulca o ataques de monstruos. —Wulfdog le dio su pergamino e insignia.
—¿En cuánto a mí, Señor Wulfdog? El señor Jaime debió explicarle a acerca de mi situación. —Axel habló dando un paso al frente junto a Holee.
—Es cierto, eres el único que viene de Trinity y me dijo que traes a una ayudante. Tu cargo será junto a Ángelo y Tamir, ya que sus habilidades de combate son extraordinarias, serán puestos para vigilancia directa de los reclusos, algunas veces aparecen monstruos durante las excavaciones y se encargaran de matarlos… Vengan y tomen sus objetos. —Los tres jóvenes que mencionó se acercaron y recibieron sus pergaminos e insignias.
—¿Y-Y yo como quedo? —Mencionó Holee algo nerviosa.
—Bueno, Señorita Holee. En la recomendación que me dio el juez Jaime, decía que venias como ayudante de Axel y que solo le pagara a él, sin embargo, Horos me informó de lo talentosa que eres en combate. Siempre es bueno tener más ayuda contra los monstruos de las minas y es mejor en estas temporadas donde proliferan. Mira Holee, te ofrezco trabajar como cazadora junto a las amazonas y los aventureros en penalidad, tendrás un sueldo para ti sola con un contrato más beneficioso ¿Qué dices? ¿Aceptas? —Wulfdog le extendió la mano como señal de cerrar el trato.
—No me esperaba tal oferta —viendo a Axel, este le hizo un gesto afirmación con la cabeza—. Acepto, le estoy muy agradecida. —Holee bajó la cabeza con respeto y correspondió al apretón de manos de Wulfdog, también recibió un pergamino con una insignia diferente a los vigilantes.
El día finalizó con todos los grupos recibiendo sus puestos de trabajo, dejando sus equipajes en las barracas y algunos descansaron para mañana siguiente. Por su parte, las amazonas mercenarias se encargarían de las guardias nocturnas, pues diversos monstruos proliferan en las noches causando molestias en las instalaciones, resultan ser un problema pues tienden a pasar los muros y atacar las barracas donde duerme el personal, la prisión o atentan con destruir la zona de manufacturación de minerales. El habitad de los monstruos es amplio, por ello en cada una de las tres zonas hay vigías que suenan cuernos para advertir de ataques, una vez la señal es dada los encargados de eliminar a los monstruos son movilizados en carretas.
Ya siendo casi de noche, el personal de servicio, los vigilantes, los presidiarios y esclavos regresan a sus respectivas instalaciones, ahí es donde comienza el turno nocturno y es el primer día de trabajo de las amazonas mercenarias. En esta ocasión, la parte este de la zona de manufacturación está siendo atacada y así suena el cuerno que advierte de este suceso.
—Maldita sea, me dijeron que este trabajo era ajetreado, pero no pensé que era así de intenso… —Menciona la amazona segunda al mando Juri, sostiene su cerbatana tapándose la boca mientras bostezaba. Esta mujer viste con los ropajes de pieles y hojas típicos de las amazonas, tiene un tocado de plumas en la cabeza y porta una cerbatana de madera amarrada a su brazo derecho. Es de piel morena con ojos color miel, cabellera negra amarrada en una gruesa trenza, físico esbelto con musculatura fibrosa y tatuajes blancos en las extremidades.
—Nada mejor que una fuerte briza nocturna para despertar el cuerpo, la batalla está cerca así que den lo mejor de todas —hinchando su pecho al respirar—. Ya deja de quejarte, Juri. Si quieres ganarte la última pluma para tu ascenso, debes terminar el trabajo con honores y demostrarles tu valor a superiores. —Tintaya, la jefa de este grupo de amazonas, estiraba su cuerpo dentro de la carreta que las transportaba y parecía despreocupada por los peligros que les esperaban.
—Y esta es una noche tranquila, en tres días las cosas se pondrán peor. —Dijo el conductor, pero su comentario fue ignorado por todas las amazonas, lo hacían apropósito pues giraron sus rostros indignadas. Este conductor parece rondar los 40 años, tiene una piel albina, ojos con un tono levemente rojizo, rostro perfilado tapado por una capucha que muestra solo su mentón, un cuerpo delgado cubierto por gruesas ropas que apenas dejan ver su piel y por sus inusuales rasgos pertenece a la raza de los espectros.
—¿Alguna sabe contra qué clase de monstruos vamos a pelear? —Dijo algo preocupada la bruja amazona de nombre Warawisa, sus compañeras solo se miraron desconcertadas y levantaron sus hombros.
—Miren, sé que me consideran alguien inferior por ser un hombre de poca monta, pero aun así no puedo permitir que vayan a morir inútilmente en batalla ¿Seguirán ignorándome o me van a escuchar? —Dijo el conducto con tono tranquilo, parecía acostumbrado a ese trato pues no se molestó por la actitud de las amazonas.
—uffff escúchalo tú, Warawisa, eres la de menor rango entre todas nosotras. —Ordenó Tintaya con notoria molestia y desanimo, su subordinada se acercó tímidamente al conductor y este la vio con el rabillo del ojo.
—Linda cabellera pelirroja, aunque deberías cuidarla mejor para que muestre toda su belleza —mirándola inquieta—. Primeramente, mi nombre es Antonio Nepai, llámenme solo Toño y llevo 23 años trabajando como conductor para los turnos nocturnos. Específicamente se pidió una bruja amazona por un motivo importante, algunas de las criaturas que enfrentaran son espíritus de tierra llamados Muki, no existen en el plano físico y solo pueden ser dañados por armas potenciadas por [Penetración Oscura], un hechizo simple que toda bruja conoce y la bruja también deberá liberar a sus compañeras de caer en hipnosis o posesión… Si su bruja no las saca de ese estado, serán arrastrada al plano de los espíritus y no hay escape de ese lugar. —Toño arreó con más fuerza a los lagartos que tiraban de la carreta, los cuales corrieron más rápido.
—No-No sabía que tendría un papel tan importante, pensé que solo estaría dándoles soporte desde atrás… ¿Qu-Que voy a hacer si fallo? —Dijo Warawisa mostrándose preocupada y miró a sus amigas con notorio temor mientras retrocedía.
—¿Tú eres la bruja? Pues no te darían el trabajo si no confiaran en que puedes hacerlo, ninguna amazona contratada viene a aquí sin motivo. Su líder debe estar consciente de eso, al menos espero que lo este. —Agregó Toño mirando a lo lejos los muros de la zona de manufacturación.
— Tranquila Warawisa —tomándola de los hombros por la espalda—. Si te pones así solo harás mal tu trabajo, todas confiamos en ti —levantándola del mentón le dio un profundo y largo beso—. Especialmente espero terminar el trabajo de hoy para estar juntas. —Tintaya deslizó sus grandes dedos por el esbelto cuerpo de su subordinada, ruborizándola con sus caricias y dejándola jadeando por esos toques.
—Bien, si ya le distes «valor» es mejor que se preparen… Ya puedo oírlos, esos mukis gustan de hacerse notar mientras nos roban. Toño detuvo la carreta, con lo último que dijo las amazonas escucharon unos silbidos largos que hacían ecos profundos y también oyeron los cuernos de alerta sonando.
Ocho amazonas bajaron de la carreta, al hacerlo Warawisa canalizó un hechizo sobre las armas de sus compañeras, con [Penetración Oscura], con ello imbuyó los objetos de un resplandor morado y daban leves destellos opacos. Toño les señaló al frente, donde haciendo un esfuerzo con su visión, pudieron ver a sus enemigos y pusieron distintas caras de sorpresa.
Se tratan de un grupo de 12 seres con un alto de entre 40 cm a 60 cm, tienen cuerpos escuálidos color blancuzco algo amarillento, huesos petrificados saliendo de sus espaldas hasta los hombros y cuencas negras de donde pequeños resplandores dorados son visibles. Sus delgados brazos tienen gruesas garras negras sobresaliendo, orejas puntiagudas, sus bocas estaban repletas de hileras de afilados colmillos, con una lengua bífida que se movía sintiendo el ambiente, en sus manos cargaban sacos viejos y algunas herramientas de excavación.
—No parecen tan peligrosos como ese sujeto dijo, en nuestra selva hemos matado cosas más grandes que estas. —Mencionó Juri como burlándose y sacó su cerbatana girándola con habilidad en sus dedos.
—Pues si eso dices ¿Por qué no vas a hacerles frente? —Toño sacó una pipa para encenderla y se quedó sentando en su asiento cómo espectador.
—Tanto miedo por un puto enano, voy a hacerme un collar con sus orejas… —Juri corrió hacia uno que estaba alejado de su grupo.
—Warawisa, ponte alerta por si esa idiota necesita ayuda ¡El resto, vamos a cubrirla! —Tintaya guio a su grupo por los demás mukis.
Juri cargó pequeños dardos en su boca, las expulsó por su cerbatana a una velocidad imperceptible, sin embargo, el muki en su delante se defendió con las garras en sus brazos, luego soltó un silbido agudo que alertó a sus camaradas y estos se lanzaron contra el resto de amazonas. Juri perdió a su objetivo de vista cuando este pequeño ser se hundió en el suelo, segundos después se levantaron picos de tierra a gran velocidad contra la amazona que lo atacó, esas estacas puntiagudas estaban rodeándola y privándole de espacio. Juri retrocedió saltando hacia atrás, maniobrando con ágiles piruetas sobre los picos y buscando por donde aparecería su enemigo, pero este la sorprendió saliendo de las estacas de tierra que ella esquivó y le saltó encima aferrándosele a la cara.
El muki comenzó a darle golpes consecutivos con sus codos, a lo cual la amazona intentó quitárselo del rostro, no obstante, cuando quiso sujetar a la criatura, el cuerpo de este ser comenzó a disolverse en polvo y entrarle por la boca, oídos y nariz hasta desaparecer.
—¡Colorada, tienes 20 segundos para exorcizar a tu amiga! ¡Si no lo haces rápido el muki se la llevara a su plano y nunca volverán a verla! —Exclamó Toño desde la carreta, daba un largo sorbo a su pipa y miraba la escena como divirtiéndose.
Juri se metió los dedos a la boca, intentó vomitar al ser que se le entró, pero notó sus manos haciéndose transparentes y venas negras expandiéndose en ellas. Cayó al suelo gritando de dolor mientras pequeñas manos invisibles comenzaban a jalarla, estas dejaban marcas de presión y arañazos en su piel.
—Yo… ¿Qué?… ¡Juri! —corriendo hacia su superior—. Sagrada madre de la selva, repele a los espectros que atormentan a tu devota hija… ¡[Purga Nocturna]! —Warawisa corrió hacia Juri conjurando su magia mientras extendía su látigo, al estar cerca de ella la azotó en el cuerpo y ocasionó que el muki sea expulsado, al hacerlo la criatura rompió la ropa de Juri y cayó al suelo chillando.
El muki que salió de Juri comenzaba a pararse, fijó a Warawisa como su objetivo e iba a atacarla, pero fue sorprendido por una estaca de madera que le perforó el ojo y la criatura se desplomó haciéndose polvo. Quien disparó la estaca era una de las amazonas que sostiene un extraño báculo entramado y sus compañeras estaban peleando contra el resto de monstruillos. La bruja amazona intentó levantar a Juri, la vio con notorios traumas mentales por la experiencia y en su desesperación, esta mujer le dio un golpe que le rompió el labio a Warawisa.
Estos espíritus de la tierra no eran algo para tomarse a la ligera, su unión con el terreno, la agilidad que tenían, lo peligroso de sus garras y esos ataques elementales de tierra pusieron a la defensiva a las amazonas. De no ser por el liderazgo de Tintaya, estas jóvenes mujeres hubieran muerto por los brutales y consecutivos ataques, la aguerrida líder intentaba mostrarse fuerte, pero por dentro comenzó a desesperarse. Dos amazonas tenían redes de sogas con piedras mágicas, las cuales ayudaron a inmovilizar a los mukis y darles la oportunidad a sus compañeras de eliminarlos con sus armas potenciadas. La lucha duró algo de 20 minutos, extendiéndose por el error de una amazona e hizo que vinieran más mukis a atacarlas. Al eliminar al último de los deformes espíritus de tierra, en todas estas mujeres era notorio el rostro de renuencia por seguir haciendo este trabajo.
—Uhm —mirando la luna celeste en lo alto—. Demoraron mucho contra solo 21 mukis, estoy decepcionado, pero siquiera ninguna de ustedes murió. —Toño bajó de la carreta bostezando, vio a Tintaya acercarse jadeando del cansancio.
—Es suficiente por hoy, descansaremos y nos largaremos en la mañana. —Tintaya iba a empujar a Toño para apartarlo, pero este la tomó del brazo levantándola en el aire e impactándola con fuerza contra el suelo, la gran amazona ni siquiera pudo defenderse.
—¡Señora Tintaya! ¡Aléjate de ella imbécil! ¡Vamos a matarte, bestia inmunda! —Tres subordinadas de Tintaya fueron a atacar a Toño, este soltó un suspiro desganado y abriendo sus brazos corrió contra ellas, mandándolas a volar de un golpe, divisó a la bruja amazona y fue por ella sonriéndole de forma perturbadora.
—¡A-Alejate de mí! —Warawisa intentó usar su látigo para defenderse, sin embargo, Toño soportó el golpe con su mano desnuda y tiró del arma para acercar a la bruja amazona, luego la tomó de la nuca y la arrastró por el suelo.
—¿Creen que son las primeras amazorras que intenta irse? ¿Creen que mandarían a alguien débil para supervisarlas? Desde que su emperatriz firmó el contrato los reinos de Aubel, sus traseros son nuestros para obligarlas a cumplirlo. —La voz autoritaria de Toño dejó temblando al resto de amazonas que no lo atacó, Tintaya estaba levantándose, pero al ver Warawisa siendo lastimada, optó por no continuar peleando.
—E-El contrato no decía nada de esto, esos monstruos están muy por encima de lo que podemos manejar. —Dijo Tintaya ordenando con una seña a sus subordinadas que estén quietas.
—¿Siquiera lo leyeron o son iletradas? El contrato solo les asegura techo, comida, herramientas de trabajo y horas de descanso… Consideren lo que hago como una advertencia, porque si vuelven a intentar huir de lo que se acordó, pasaran de ser mercenarias contratadas a esclavas de combate y todo derecho que tengan se les será revocado —varios cuernos sonaron en distintas partes—. La noche es joven y tienen mucho trabajo que hacer, suban a la carreta por su voluntad como mercenarias o las arrastro a ella como esclavas… ¡Decidan rápido! —Con el ultimátum dado, las amazonas se miraron entre ellas y con renuencia subieron a la carroza.
—Es una locura cubrir tantas zonas, vamos a morir todas a este paso… Y suelta de una vez a Warawisa. —Increpó Tintaya siendo la última en subir, estaba preocupada por la muchacha que gemía de dolor en las manos de su captor.
—Los cuernos suenan diferente para cada conductor, como es su primera vez solo las están mandando a zonas «fáciles»… En cuanto a tu amiguita colorada, los primeros consejos que le di eran gratis, ahora ella usara esa linda boquita para ganarse los demás y cuando me aburra de ella pediré a otra… Y, por cierto, arrojaré a los mukis a quien intente algo estúpido como interrumpirme. —Toño golpeó en el estómago a Warawisa, la arrojó al asiento del conductor y luego subió él.
Así comienza un inesperado y cruel destino para estas amazonas, las cuales vinieron en busca de hazañas que las formen como guerreras, pero ahora la dignidad de una será muchas veces mancillada… La vida no es fácil en las minas de Equidna y hay muchos secretos que no salen de ahí.
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