LISMATUS: SENDA DEL HERALDO - 28
Continente de Aubel
Frontera Este del Reino Nimbus, Minas de Equidna, Túneles de excavación en el área 12
Azujo del año 1684, Luna Regente Azul
Axel, tercer día como vigilante de campo
Un grupo de 40 personas están picando rocas, poniéndolas en carretas y sacándolas por una salida. Los prisioneros tienen grilletes metálicos en el cuello, los esclavos usan aros en los brazos que sirven para distinguirlos y todos visten con túnicas simples muy maltraídas. Caminando en medio de los trabajadores esta Axel, él observa atentamente que cada uno de ellos cumpla su labor y no intente escapar o causar algún problema.
«Desde que llegué a las minas de Equidna, no pude sacarme este mal presentimiento, sin embargo, algo extraño sucedió el primer día de trabajo. Justo antes de entrar con los presidiarios y esclavos al subsuelo, el supervisor Horos nos dio unas extrañas pastillas color arena, nos dijo que era un antídoto para ciertos vapores que suelen liberarse en las excavaciones, pero al usar [Analizar superior] en esas pastillas».
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>>>Nombre: Píldora Supresora
>>>Categoría: Alta
>>>Descripción: Comprimido hecho con hiervas obtenidas en lo profundo de las minas, las cuales se alimentaron de tierra abonada con cadáveres. Estas píldoras inhiben las habilidades extrasensoriales, evitando que quien las consumió pueda sentir, ver, escuchar o percibir a entidades sobrenaturales.
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«Por alguna razón quieren evitar que veamos algo en especial, sin poder negarme a tomar esa píldora tuve que comerla. En parte fue algo bueno, pues detuvo ese sentimiento de alerta que tenía… Pero creo que ahora debería preocuparme aún más por ello. Estas minas deben tener un secreto muy grande».
«En cuanto al trabajo encomendado, es como nos dijo Wulfdog cuando llegamos, solo es apegarse a las ordenas y horarios establecidos. Hasta este tercer día no ha pasado nada extraordinario, más que descubrir al resto de personal que habita dentro de estas minas. Aquellos que tienen grilletes en sus cuellos son los criminales que vigilamos, los que tienen aros de esclavitud en sus brazos son esclavos obligados a trabajar en las minas y la cantidad de ambos grupos no tiene mucha diferencia… A parte de ellos, me sorprendí cuando vi a los capataces».
—¡Vamos, malditas sanguijuelas! ¡Roban, matan y violan, pero no pueden picar piedra! —dando un latigazo al suelo—. ¡Tú, la perra de ahí! ¡Levanta ese culo flaco y carga esos escombros! —Exclama a todo pulmón un pequeño ser de poco más de 60 cm de alto, rostro color arena pálida, parece un anciano por las arrugas en su piel, sus ojos son completamente negros, con una nariz larga terminando en punta, dientes afilados y orejas puntiagudas. Lleva en su cabeza un sombrero rojo arrugado, vestimenta hecha de tela color azul y su ropa llena de polvo indicaba el tiempo que pasó entre los trabajos de excavación.
Lulú era arreada al sonido del látigo por las órdenes de ese inusual capataz, su cuerpo estaba lleno de raspones y moretones, aun así, cargaba las pesadas carretas llevándolas al sitio donde le indicaban.
«Esta pequeña criatura es un [Chinchilico], según entiendo los primeros mineros hicieron un pacto con estos duendes, les proveen de mano de obra, alimento y licor para poder explotar junto a ellos las grandes betas de minerales, gemas y metales que hay en la montaña. Pocos seres conocen mejor la ubicación de estas betas, solo que por la cantidad de monstruos que hay adentro, suele ser muy riesgoso para ellos que casi no tienen habilidades ofensivas».
«En las minas existen diversos tipos de espíritus de la tierra, los Chinchilicos son los que tienen más inteligencia y pueden relacionarse mejor con otras razas. Hay otros que son más huraños llamados [Anchancho], tienden a atacar si entras en su territorio de excavación y según me contaron varios murieron por cometer este error. Los peores son los [Mukis], pues estos seres solo se guían por su codicia e instinto depredador, mataran a cualquier cosa que se interponga entre ellos y su objetivo».
«Cuido de Lulú a una distancia prudente, siento algo de lastima por ella, pero no puedo hacer nada más que vigilarla. Sería muy sospechoso que ande fijándome mucho en ella, así que le dejé un [Remanente Terra] que alimento diariamente con mi sangre, la única orden que tiene es atacar cuando la vida de Lulú esté en peligro, aún no puedo darle órdenes complejas al [Remanente Terra], así que tengo que conformarme con eso. En caso de que el asesino llegue a Lulú, la activación del [Remanente Terra] me alertará de ello para darme la oportunidad de atraparlo».
«Al principio estaba preocupado cuando la desnudaron para bañarla, tenía miedo de que descubrieran el [Aro de esclavitud demoniaca] que posee en su brazo, sin embargo, gracias al informe en su historial personal, solo supusieron que aquellos bandidos que la capturaron en el bosque negro se lo pusieron. Eso me quitó un gran peso de encima, así no investigaran nada más sobre ese asunto».
—¿Te interesa esa chica, Axel? Ahora que lo recuerdo, ella viene de Trinity al igual que tu ¿No? —Preguntó Tamir acercándose por detrás.
—¿Eh? Ja,Ja,Ja No del modo en que piensas, Tamir. Guárdalo entre nosotros, pero la conozco. Los crímenes de los cuales se le acusa me sorprendieron y verla ser tratada de ese modo… Pues ya sabes, deja un mal sabor de boca. —Axel miró tras de sí y pudo apreciar la gran cantidad de personas trabajando dentro de los profundos túneles.
—Ya me estabas asustando, amigo mío. Pensé que estabas despreciando una buena mujer como Holeé, por una presidiaria cualquiera que tiene cara de pocos amigos. —Tamir se rascaba la quijada mientras lo miraba como juzgándolo.
—Holee y yo no tenemos ese tipo de relación, nos conocemos relativamente desde hace poco, pero confió en ella. —Axel soltó un suspiro de cansancio por esta conversación.
—¿Así? ¿Entonces yo podría intentarlo? Ja,Ja,Ja No te quejes si te la quito. —Tamir le dio una amistosa palmada en la espalda a su compañero.
—Adelante Tamir, ella es libre para enamorarse de quien quiera. Solo no la hostigues mucho, me parece que eso le molesta.
—Ay Axel, todas dicen eso al principio, pero lo único que buscan es alguien que esté pendiente de ellas y les demuestre que les importan. Aunque si no funciona con ella… —llamándolo para susurrarle algo—. Según me dijeron los otros vigilantes, por un módico precio podemos tener «diversión» en los burdeles del pueblo… Y he escuchado buenas recomendaciones uhm uhm uhm —Tamir le hizo un gesto que indicaba algo delicioso, ocasionando que Axel lo viera sorprendido.
«¿Es en serio, tío? ¿Sabes cuantas enfermedades podrían tener? Pero ahora que lo pienso, si uso [Analizar Superior] en una persona, también me salen las enfermedades que tiene y lo recuerdo de la vez que lo usé en Holeé… Eso podría ser algo para investigar a fondo».
—Bueno Tamir, me avisas si te animas a ir esos sitios. Podría ser una experiencia interesante. —Axel levantó su puño como saludo hacia su compañero y este lo chocó levemente sonriéndole.
Uno de los presidiarios estaba picando un muro, cuando repentinamente se abrió ante el un túnel que, al ser iluminado por la luz de las antorchas, se pudo escuchar una gran cantidad de silbidos viniendo desde adentro.
—¡Nido de anchanchos! —Gritó ese presidiario intentando escapar, repentinamente una bola de fuego le impactó en la nuca explotándole la cabeza y esparciendo sus sesos por el suelo.
De la pequeña cueva comenzaron a salir unos 15 duendecillos color plomo pálido, sus cuerpos eran cubiertos por musgo rojo, sostenían herramientas como picos, lampas y lámparas para usarlas como armas.
—¡Ángelo, cubre el escape de los presos! ¡Axel, encárgate de los que tienen lámparas! ¡Yo voy por los otros! —Ordenó Tamir con voz de mando, él no se desesperó ante este sorpresivo ataque.
«Tengo que agradecer que pusieran a Tamir como líder, trabajo mejor recibiendo ordenes que dándolas», Axel usó [Saeta de fuego] para separar a los anchanchos como le dijeron, aquellos que portan lámparas son los que usan ataques de fuego.
Por otro lado, tres anchanchos treparon por las paredes yendo por los presidiarios que escapaban, se tiraron desde arriba con sus colmillos y garras listos para despedazarlos, pero fueron detenidos por el gran cuerpo de Ángelo y de una embestida con su hombro los repelió. El mudo muchacho blandía su hacha indicando que no pasarían, dando un ahogado grito provocó un destello dorado en su cuerpo, estas criaturas fueron a atacarlo inmediatamente, la habilidad qué usó se llama [Provocación]. Los anchanchos contra los que peleaba tenían dedos escuálidos con garras largas, lo rodearon intentando cortarle la nuca y distraerlo para degollarlo, sin embargo, la percepción de Ángelo le permitió no caer en el engaño, él estaba bloqueando los ataques con su hacha y aprovechando su gran tamaño para no dejarse derribar.
Dado un momento logró tomar a uno de estos seres del cuello, con su fuerte mano le aplastó la garganta y usó el cadáver para golpear a otro que se le acercaba por debajo. Dio un codazo hacia atrás rompiéndole la cara al último de sus atacantes, al tenerlo desequilibrado lo partió con su hacha. Ángelo no parecía estar cansado, se puso firme rápidamente para correr con pesados pasos contra los demás anchanchos, estos iban por los presidiarios y esclavos que corrían a refugiarse tras la barrera creada por Galur.
Galur estaba sobre la salida de esta área, creó tres barreras iguales a cúpulas con 5 metros de diámetro, siendo la primera para bloquear el avance de los anchanchos, la segunda para bloquear el escape de los prisioneros y la tercera como un refugio para los trabajadores que corrían por sus vidas.
Desde unos andamios hechos de madera, se encontraba Bando haciendo sonar el cuerno para indicar de un ataque, abrió los corredores para que vinieran cinco guardias, de los cuales tres se encargaron de mantener a los prisioneros en su lugar y los otros dos fueron a ayudar contra los anchanchos. Una vez terminada su primera labor, Bando sacó un arco de su espalda y comenzó a lanzar flechas para cubrir a sus compañeros, sus tiros no eran muy certeros, pero siquiera algunos dañaban a los energúmenos duendecillos.
Axel estaba parado bloqueándole el paso a cinco anchanchos, tenía su espada al frente para analizarlos y daba pasos cuidadosos sin perder de vista a los monstruos. Entre los chillidos inentendibles para personas normales, Axel podía escucharlos conversar sobre cómo lo atacarían y disimulando que no sabía nada, tomó medidas preventivas ante los maliciosos ataques que venían. Dos anchanchos planearon canalizar un hechizo que levantaría un pilar de fuego bajo Axel, que según ellos lo matarían instantáneamente y los otros tres se encargarían de mantenerlo dentro del rango de ese ataque. El muchacho intentó mantener un rostro inexpresivo, cuando los tres anchanchos fueron a atacarlo, no dudó en activar [Pies Ligeros] para superarlos en velocidad y decapitar a uno. Sacó las pequeñas dagas que esconde en el peto de su armadura, para lanzárselas a uno de esos anchanchos que comenzaban a canalizar su magia, la primera daga le abrió la garganta y la segunda fue impacto certero en el ojo.
Ante tan sorpresivo resultado, los anchanchos parecían desconcertados pues era notorio que esos ataques fueron hechos de manera preventiva a su plan. Axel cargó una [Saeta de Fuego], arrojándola a la lámpara que se le cayó a la criatura que mató con las dagas, al impactarla generó una llamarada que consumió al otro que seguía canalizando su magia, este fue incinerado entre las llamas y su cuerpo cayó aún en ascuas. Al final Axel terminó enfrascado en una lucha cuerpo a cuerpo contra los últimos dos anchanchos, viendo como peleó Ángelo se le ocurrió hacerlo de la misma forma.
Ya que no podía transformar su cuerpo completamente, comenzó a mejorar la musculatura bajo su armadura, volviéndola lo más cercano que podía a los robustos músculos del gorberin y usó esos fuertes brazos para golpear con fuerza a sus enemigos. Un solo golpe del puño de Axel era lo suficientemente fuerte para destrozarle la mandíbula a la pequeña bestia, él giró su espada rápidamente para partir a la mitad al último de sus enemigos y al final esquivó una bola de fuego que provenía de otro anchancho a lo lejos.
Tamir miró con el rabillo del ojo como sus compañeros estaban actuando, sonrió al ver que estaban logrando sus objetivos y luego corrió hacia los anchanchos que tenían armas. A pesar de tener una actitud despreocupada y algo molesta, este joven maneja sus dos espadas con una gran destreza, sus rápidos movimientos y agilidad de su cuerpo le permiten aprovechar el pequeño tamaño con el que nació, creando oportunidades para deslizarse entre las armas de sus enemigos y contarlos en su camino en zonas que no pueden defenderse. Tamir pelea variando entre ataques de sus espadas, rápidas patadas consecutivas, golpes con sus codos o rodillas y uno que otro cabezazo, en ningún momento este joven cierra sus ojos ante un enemigo, simplemente sonríe divirtiéndose y ese alegre rostro es lo último que se queda grabado en las pupilas de quien lo enfrenta.
El risueño muchacho ya había acabado con ocho anchanchos él solo, lo hizo antes de ser ayudado por los refuerzos que Bando dejó entrar. Cuando estaba por darle muerte al último de esos duendecillos cerca de la entrada, un brillo desde el interior lo deslumbró y su visión se vio comprometida. Una gran mano lo tomó de la nuca jalándolo hacia atrás y solo escuchó el sonido de un golpe seco de metal. Cuando Tamir recuperó su vista se topó con que Ángelo lo había salvado, pues el gran muchacho estaba sosteniendo con toda su fuerza a un gran gusano fosforescente, esta criatura tenía el cuerpo viscoso y resplandecía con tonos de color verde chillón.
—Puta madre, Wulfdog nos advirtió de esas cosas. Es un arachnocampa ¡Ángelo, aléjate de esa cosa! —Advirtió Tamir parándose con dificultad, ya que aún su visión estaba borrosa por el resplandor que recibió de ese gusano.
—[… Agg… uhuhm…] —Ángelo solo daba alaridos roncos mientras se esforzaba por detener al arachnocampa, el cual le tiró una mucosidad filamentosa que lo envolvió en redes blancas. Cuando estaba totalmente indefenso, el gusano sacó una filosa probóscide curva de su hocico y con esta apuntaba a la cabeza de Ángelo.
—¡No lo harás! —Axel se había lanzado para sujetar con su mano derecha la probóscide, con su mano izquierda tocó cerca del vientre del gusano y susurró «Lanza Negativa».
La lanza que creó Axel atravesó el cuerpo del gusano internamente, generándole varios pequeños destellos eléctricos que terminaron inmovilizándolo y dándole la oportunidad a Tamir de que decapite a la criatura.
—Casi me cago del susto, ese puto arachnocampa salió de la nada —viendo que el último anchancho caía muerto a manos de los refuerzos—. Creo que ya acabamos, buen trabajo a todos chicos… Hoy invito las cervezas. —Tamir comenzó a quitar aquella mucosidad filamentosa que inmovilizo a Ángelo y fue ayudado por Axel en esa labor.
«Este es el primer incidente que tenemos, me tranquiliza contar con tan buenos compañeros… Si queremos sobrevivir, debemos protegernos entre todos», pensó Axel viendo como los esclavos y prisioneros volvían a sus trabajos.
Eveldra, tercer día como ayudante de cocina.
Varias personas corrían de un lado a otro, los sonidos de las ollas hirviendo, los utensilios chocando y el aroma de la carne siendo cocinada abrumaba el ambiente. La voz de mando de una mujer se hacía sentir, pues a sus órdenes los trabajadores de la cocina apresuraban sus labores.
—¡Rápido! ¡Rápido! ¡Estamos contra el tiempo y ese almuerzo no se terminará solo! —Decía angustiada una mujer con sobrepeso, sus ondulados cabellos caían pesadamente sobre sus hombros, su rostro tiene el brillo de estar frente a la estufa, sus ropas están manchadas con ingredientes de cocina y llevaba atada en la espalda una manta de diversos colores, a la cual se le conoce como *lliclla.
* Lliclla: Manta tejida usada por gente de los andes, se les da diversos usos desde abrigo, transporte de cosas y en especial envolver a los bebes para poder llevarlos en la espalda.
—Señora Vilma, ya terminamos la comida de los esclavos y prisioneros. —Le informaba un hombre con una malla en su cabello, se le notaba temeroso hacia la mujer regordeta.
—¿Pues que haces ahí parado? Ve rápido a llevar esas ollas. La comida de esos tipos no me importa, la prioridad es el almuerzo para nuestro personal. Esos pobres chicos trabajan hasta el cansancio dentro de las minas y merecen los mejores platillos que podamos ofrecerles. —Vilma sacó a empujones de la cocina al hombre que le habló, tras este salieron también cinco parejas que cargaban grandes ollas cada una.
—¡Señora Vilma, ya acabamos de preparar los platos para las oficinas! ¡Pase a darles su aprobación! —Desde el fondo de la cocina se hizo presente la voz de una mujer, al oírla Vilma corrió con cortos pero rápidos pasos que sonaron en el suelo.
—A ver que hicieron esta vez. Ensalada… Bien. Aderezo… Bien. Papas hervidas… Bien. Carne… Uhm que buen aroma… Sopa… ¿¡Que!? ¿¡Quién hizo la sopa!? —Vilma iba probando según los cocineros presentaban las ollas, con la última sopa que probó caminó enojada hasta una muchacha que temblaba asustada.
—Y-Yo la hice, señora Vilma… ¿Me-Me equivoqué en algo? —Preguntó Eveldra, aquella joven madre que vino junto a Axel en las caravanas y ahora estaba limpiándose las manos en el delantal con algo de nerviosismo.
—Querida Eveldra, has mejorado desde el primer día que llegaste aquí y te felicito por eso, lindurita —tomándola de la nuca, la estrelló contra la mesa—. La sopa esta chuma, Eveldra, olvidaste ponerle la sal. El primer día la jodiste metiéndole mucha sal, el segundo te olvidaste de mezclarla con las especias y ahora me la das muy desabrida… Sé que nunca haz cocinado para multitudes, pero tienes que entender que en mi cocina buscamos la perfección… —Vilma arrastraba el rostro de Eveldra en la mesa, ensuciándola con los restos de comida que cayeron en ella. Se detuvo del castigo que aplicaba a la muchacha, cuando el llanto de un bebe se hizo presente desde su espalda.
—Shhh… Shhhh Bonito —dando saltitos para colmar al bebe—. Ay querida Eveldra, tienes que aprender estas cosas rápido. —Vilma levantó a la muchacha y le limpió la cara con un trapo que llevaba en su cintura.
—Lo siento mucho, señora Vilma. Le juro que no volverá a pasar. —Eveldra bajó la cabeza arrepentida y se exaltó al sentir la mano de Vilma en sus mejillas.
—Oh querida, si soy dura contigo es porque solo así aprenden las chicas como tú —quitándose la manta en su espalda— Pero no es tan grave, los otros días lo hiciste peor y tienes las marcas de tus errores. —Vilma cogió un cucharon y destapó las mangas de Eveldra, donde tenía marcas de quemaduras hechas con metal caliente.
—Gracias por educar a una tonta como yo… —recibiendo la lliclla, al abrirla encontró a su hijo dentro—. Bebe, a la rorro nene, a la rorro ya…—Eveldra comenzó a acurrucar su bebe para tranquilizarlo.
—Voy a arreglar la sopa, por mientras pasa un tiempo con tu bebe… Pero recuerda, querida, si no quieres que los mukis se lo lleven, tienes que dármelo para que te lo cuide. —Vilma se apresuró en ir con las grandes ollas de sopa, se limpió la frente con un paño y puso manos a la obra.
«Nunca he sido buena en nada, por eso mi padre decidió mandarme a un pueblo alejado, donde nadie sabría quién era y donde no pudiera ponerlo en vergüenza».
Eveldra se sentó con su bebe en una silla, comenzó darle de su pecho mientras acariciaba con cariño esa pequeña cabecita y al verlo chupar con tanta hambre solo podía sonreírle de felicidad.
«Lo único bueno que he hecho en toda mi vida, es haber dado a luz a un niño sano como tú. Lamento que tengamos que vivir aquí… Pero es el único sitio que tenemos para quedarnos, pues tu papá nos dejó solos. Tal vez soy muy tonta para comprender a otros, por eso caí en dulces promesas de que tener un mejor futuro a lado del hombre que me enamoró y lo primero que hizo fue irse cuando supo que estaba embarazada… Pero no importa, tu eres mi bebe y eso nadie me lo quitará».
«De verdad pensé que mi padre estaría contento, él nunca tuvo hijos varones y creí que, si sabía que tendría un nieto, al menos a ti te trataría como parte de su verdadera familia».
«Si fuera un tipo diferente de mujer, una fuerte, decidida y con carácter para hacerse valer, podría sacar adelante a una familia por mí misma, pero en la situación en la que estamos y después del enojo de mi padre… Agradecí mucho que él nos consiguiera un trabajo en las minas, así al menos le demostraré que ya no soy un estorbo y tal vez, solo tal vez, algún día pueda reconocerte como su nieto».
Eveldra estaba meciendo a su bebe en sus brazos, incluso ella estaba algo somnolienta y comenzó a cabecear por el cansancio que sentía. Entre pequeños instantes de consciencia, sus ojos se dirigían a la puerta frente a ella y en uno de esos parpadeos intermitentes, vio una pequeña silueta asomarse por el umbral. Entre sueños vio una escuálida mano sostener la pared que se unía a la puerta, su visión se perdía en unos oscuros ojos con un brillo opaco dentro de esas cuencas negras y el blanco de una sonrisa comenzaba a hacerse notar. Durante un parpadeo, Eveldra perdió de su cansada visión al ser que estaba apareciéndosele, así en menos de un segundo ya tenía esos escuálidos dedos sosteniéndola de las rodillas y dirigiéndose a tomar a su bebe.
—¿Q-Que? ¡No! —alejando a su bebe asustada—. ¡Vete de aquí! ¡No lo toques! —Eveldra se paró agitada, sostuvo a su bebe con fuerza mientras esa criatura comenzaba a chillarle y dio dos arañazos que cortaron la falda de la muchacha. Le había lastimado la pierna, ella solo podía proteger a su bebe alejándolo lo más que podía de ese ser y este comenzó a golpearla en el hombro.
—¡Quieto asqueroso enano hijo de puta! —Vilma había llegado dándole un golpe con su cucharon a esa criatura, esos muertos ojos oscuros la miraron por unos segundos y le mostró amenazantemente sus fauces llenas de dientes como agujas.
—Se-Señora Vilma, ayúdeme por favor. —Eveldra corrió a ponerse detrás de su jefa.
—¿Te crees valiente pedazo de mierda? ¡Me voy a hacerme una sopa de Muki y no voy a dejar ni los huesos! ¡Lárgate de una vez deforme hijo de perra! —la criatura chilló y se fue desaparecido en la oscuridad de una esquina— ¡Vete cobarde de mierda! —Vilma habló con tono fuerte y enojado, lanzó una papa de la mesa al sitio donde el muki desapareció.
—Gra-Gracias señora Vilma, te-tenía mucho miedo… Pensé que se iba a llevar a mi pequeño Gifu y no sabía qué hacer. —La joven madre estaba aún alterada, recibió un golpe del cucharon de Vilma en la frente.
—Solo tienes que insultarlos y ganarles en voluntad. Si no haces eso te abrumaran con su presencia y se llevaran a tu bebe —extendiéndole las manos—. Ahora dámelo y vuelve a trabajar. —Vilma recibió al bebe sin dudas de su madre, esa muchacha le hizo una reverencia y fue a cortar las verduras que le indicaron.
«Soy una inútil, pero si quiero un mejor futuro, debo esforzarme el doble por mi hijo… Es lo único que puedo hacer».
Holee, tercer día como cazadora de monstruos.
«Otro día de trabajo… Si tengo que decir algo de esta situación, sería que me encantan los paisajes y eso es algo bueno. Cuando estaba postrada en cama, solo podía imaginar sitios como este, incluso antes de eso vivía el día a día con mi familia sin hacer nada importante con mi vida y cuando al fin iba a la academia de aventureros fue que caí enferma… En cierto modo envidiaba a mi hermana, ella podía viajar, conocer gente y hacer cosas emocionantes… Hasta enamorarse», Holee recordaba los pocos días que paso en el entrenamientó para ser aventurera, en especial a cierto joven que la miró con repudio cuando las larvas comenzaron a caer de sus piernas y esa memoria le hizo estremecer el corazón.
«He dejado esa vida atrás, ya nunca más volveré a vivir normalmente, pero estas situaciones no están malas. Al principio estaba nerviosa, tuve que mentir sobre mis habilidades diciendo que creo ilusiones con los insectos que invoco y no quería llamar atención innecesaria así que me alejé de otros… Pero es muy difícil ocultarlo cuando tienes habilidades como estas, sospecho que mis compañeros de trabajo me ven como un bicho raro y literalmente soy eso».
«Hasta ahora he cazado diversos monstruos, como serpientes voladoras que escupen veneno, cadáveres reanimados que vagan por el terreno y esferas de luz que queman lo que tocan, esas ultimas fueron las más difíciles».
«Disimuladamente he intentado consumir algunos monstruos, tengo que mantener estable mi [Colmena Dimensional], pues no quisiera perder mi mente dentro del hambre. Quería llevarle a Axel algunos cadáveres, tal vez podrían servirle que los consuma… Pero cada monstruo que asesinamos, es llevado en la carreta para que procesen su carne y sirvan de alimento para el personal de las minas».
Por las amplias llanuras en las laderas de la montaña, se podía ver aproximarse una gran nube de polvo, haciéndose presente el sonido de varias patas aplastando el suelo y son acompañados por los agudos bramidos de unas bestias inusuales. Muy a lo lejos de esa nube de polvo, encima de una roca se encontraban alrededor de doce personas, se trataba de los aventureros que fueron penalizados y junto a ellos estaba Holee algo alejada del grupo.
—Esa manada de obolicks se dirige a los sembradíos, tenemos que interceptarlos y repelerlos a otra parte. —Decía Aegar el líder de estos aventureros viendo por un catalejo atávico y a su costado estaba Horos bostezando.
—Voy a ser breve con esto, los obolicks son criaturas cuadrúpedas de entre 2 a 3 metros de alto y largo, solo detectan el calor, en vez de cara muestran una boca redonda llena de dientes y tienen espinas venenosas en la espalda. Tienen casi una completa inmunidad natural a la magia y escamas duras que soportan ataques físicos. Atacan exhalando veneno en polvo de su boca y tirando las espinas venenosas de sus espaldas. Eso es lo básico que tienen que saber, intenten no morir como ayer. —Horos les indicó a todos que se organizaran.
—Si son tan fuertes ¿Cómo se supone que nos encarguemos de ellos? —Preguntó el [Cruzado] de nombre Ysmel, sostenía su pesada cruz sobre sus hombros.
—De eso se encarga mi buen amigo, Chicho, es un [Chaman/Bardo] y tienen las habilidades potenciadoras que necesitan —señalando a atrás, guía la mirada de todos a un anciano mascando hojas de coca—. ¡Chicho, te estoy hablando! ¡Levántate y potencia sus armas! Disculpen a Chicho, esta sordo por la vejez. —Horos caminó hacia el anciano aplaudiéndole para llamar su atención.
—Ya te escuché la primera vez, deja de hacer tanto escándalo —soltó un desanimado suspiro cuando miró a los muchachos delante suyo—. Espero no mueran antes del festival. —Chicho hablaba en un lenguaje desconocido para los aventureros, únicamente Horos podía entenderlo. Este anciano vestía un colorido poncho, llevaba un chuyo adornado con huesos pequeños y cargaba una gran bolsa de piel de vaca al costado de su pierna. Se levantó poniendo sus manos en sus rodillas, sus viejos huesos tronaban mientras caminaba despacio hasta los jóvenes y masticaba su coca con total calma.
—Ese vejete carcamán apenas puede mantenerse en pie ¿Siquiera sus hechizos aun funcionan? —Susurró la [Exploradora] Crysmir a la [Chaman] Aranavia, su comentario ocasionó la profunda mirada de Chicho y eso la puso inquieta.
—Un chamán solo se fortalece con los años, se podría decir que su magia se añeja y se vuelve más intensa… No deberías juzgar a alguien solo por su apariencia. —Los ojos de Aranavia podían percibir una extraña aura salir de ese anciano.
—Dile a los niños que se reúnan, les daré un solo hechizo a todos y que no fastidien. —Le dijo Chicho a Horos, de su bolsa fue sacando una quena y una bolsa para líquidos hecha de cuero.
—Reúnanse en un círculo, Chicho dice que hará esto rápido. —Horos comenzó indicarles que se acercaran, al instante ya todos estaban juntos viendo al anciano caminar alrededor de ellos y lo escucharon recitar un extraño cántico.
Chicho prosiguió tocando su quena con una tonada suave, que lentamente iba acelerándose a notas altas que hacían eco, el viento comenzó a rodearlos y las plantas cercanas tomaron dirección hacia ellos. Los jóvenes que recibían el encantamiento estaban algo asustados, pues la tierra bajo sus pies comenzaba a crujir y romperse.
—Nunca he visto un ritual como este —mirando sus manos, vio símbolos dorados aparecer—. Esto no es un hechizo normal. —Dijo Aranavia viendo atentamente a Chicho, quien paró de tocar la quena y bebió un gran trago de la bolsa de cuero que cargaba.
El anciano se detuvo delante de los muchachos, los miró con unos ojos en blanco y escupió el líquido que tenía en la boca. Fue un roció tan fino que se esparció por todos ellos y cayó en las marcas doradas que brillaban en sus cuerpos.
—Me cago en todo, viejo de mierda que carajo que le pasa. —Crysmir tenía arcadas al verse cubierta por eso.
—Con eso bastará, suban a la carreta que tenemos que interceptar a los obolicks. —Horos no permitió que siguieran quejándose por hechizo que recibieron, los hizo subir a la carreta y partió rápidamente. Solo Chicho se quedó sentado en una roca, miraba hacia la montaña de las minas y soltó un lago suspiro.
—Santa tierra Durgea, observa a estos jóvenes y espéralos para tu festival… —Chicho se puso hojas de coca en la boca y comenzó a masticarlas con paciencia.
Aquella nube de polvo estaba por llegar a los sembradíos, la estampida de bestias que la ocasiona se ponían cada vez más frenéticas, sus bramidos eran fuertes y sus pezuñas tronaban en el suelo haciendo estruendos. La carreta de los cazadores estaba llegando por el lado derecho, Aranavia se encontraba en el techo siendo sujetada por Ysmel de la cintura, aquella joven chaman de pelo purpura recitaba un conjuro y al terminarlo señaló su rosario negro al frente de la estampida. A los pocos segundos de ahí se levantó un largo muro lleno con estacas de piedras, las cuales hicieron que los obolicks chocaran entre ellos al detenerse por frenar abruptamente y con esa breve calma pudieron ver que era un grupo de diez monstruos.
—Peleadores cuerpo a cuerpo, síganme, el resto dennos soporte desde atrás y ataquen a los que separemos de la manada. [Alabarda Espiritual]. —Ordenó Aegar bajando inmediatamente de la carreta, levantó su brazo donde empuña su alabarda e hizo el ademan como si la arrojara, de esta arma solo se desprendió una imagen de energía trasparente con su forma y chocó contra el suelo llamando la atención de los obolicks.
—No los ataquen directamente con hechizos, sus pieles nulifican la magia y solo gastaran mana. —Horos se quedó en el carruaje indicándoles este dato extra.
En primera línea avanzaron Aegar con su alabarda, Ysmel con su cruz metálica, Holee desplegando sus cuchillas de mantis y tres aventureros con espada, mazo y cuchillas. Tras ellos estaban Aranavia canalizando hechizos de área, Gayra preparando sus hechizos potenciadores, Crysmir sacando pequeñas botellas llenas de un líquido rojizo y los tres últimos eran arqueros.
Aegar e Ysmel separaron a tres obolicks del grupo, los otros tres aventureros a dos obolicks y Holee estaba defendiendo la carreta de dos que iban a embestirla, logrando provocarlos para desviarlos. Aranavia había terminado de conjurar, del cielo cayeron seis rayos cuya luz y el sonido espantó a tres de los obolicks, los cuales huyeron con dirección contraria a los sembradíos y ya no representarían un problema.
Holee intentó cortar con sus cuchillas al primer Obolick que la atacaba, sin embargo, resultó inútil por la gruesa piel del monstruo y solo terminó sintiendo el dolor de sus armas romperse. Al no poder recuperarse de mal ataque que hizo, el otro obolick la embistió con su cabeza mandándola rorando a un lado y ambas bestias la fijaron como objetivo e intentaron aplastarla con sus pesuñas. Holee a duras penas pudo prender vuelo para alejarse del peligro, desde el aire abrió su abdomen para dispararles aguijones y tampoco pudieron perforar el pellejo de estos monstruos.
«Maldita sea ¿No sirvió el hechizo que me puso ese chaman? —Notando que sus compañeros si los dañan—. N, solo soy yo quien no les hace nada de daño», mirando al grupo de Aegar, notó que ellos no los cortaban con sus armas, sino que les daban fuertes golpes contundentes para someterlos.
«Ya entiendo, mi forma de pelear es la ineficaz… Soy más de velocidad y cortes, que de golpes fuertes y decisivos… N-No puedo hacer nada», Holee se distrajo en sus dudas, no se percató que los obolicks que estaban debajo de ella, le apuntaron con sus bocas y expulsaron una gruesa nube de polvo morado, rápidamente esas partículas se elevaban hacia la muchacha.
Holee se vio obligada a descender, pues ese polvo se quedó impregnado a tres metros sobre el suelo mientras se esparcía rápidamente y estaba impidiéndole volar. Al tenerla a su alcance, ambos obolicks fueron a embestirla por segunda vez y la dejaron sin más opción que esquivarlos lanzándose a los lados.
«Soy inútil, no puedo pelear contra esas cosas… Solo estoy siendo un estorbo… Otra vez, otra vez… Soy un lastre para otros», por sumergirse en sus dudas Holee fue golpeada por segunda vez y la coraza que cubría su cuerpo comenzó a romperse.
Mientras se levantaba recuperándose del golpe, Holee se recordó hablando con Axel durante el viaje a las minas. En ese momento habían terminado de asesinar unos monstruos que atacaron la caravana, ambos estaban descansando alrededor de una fogata mientras bebían un mate caliente y al sentirse cómodos estando juntos decidieron hablar de cosas personales.
—¿Por qué solo usas la forma de mantis y libélula? —Le preguntaba Axel notando como ella guardaba sus alas transparentes.
—No lo sé, solo me parecen las mejores que puedo usar… Además… —Holee desvió la mirada mientras daba un sorbo a su bebida.
—¿Tienes miedo? —notando que reaccionó—. Sé lo que sientes, piensas que si sigues transformándote olvidaras que fuiste humana… Yo también tenía el mismo temor, bueno, la primera vez que me transformé completamente, fue para amamantar a los cachorros de puma de las tinieblas y cuando lo hice un montón de nuevos sentimientos aparecieron en mi mente. —Axel miró su mano pensando en sus hijos.
—¿Entonces yo también pensaré como esos insectos? —Preguntó Holee con algo de temor.
—Debe ser diferente para ti, Holee. Tú estás vinculada mentalmente a esos insectos, eres una consciencia extendiendo su mente en toda la colmena dimensional y cada insecto que nace eres tú misma… Pienso que debes confiar en ti, así podrás llegar a lo profundo de tus habilidades. —Él había terminado su bebida, se levantó estirando su cuerpo y bostezando.
—Me gustaría practicar eso, pero estando rodeados de gente es imposible hacerlo. —Holee aún estaba desanimada.
—Deja de preocuparte por detalles, solo haz lo que debas y piensa una buena excusa después… Si tenemos un tiempo libre en el trabajo, deberíamos aprovecharlo para compartir nuestras experiencias y relajarnos un rato saliendo solo los dos. —Con eso ultimo Axel dejó pensando a Holee y se fue a reunir con quienes serían sus compañeros vigilantes.
«La colmena dimensional, son larvas que mutan a diversos tipos de insectos y todas esas larvas soy yo. Cada una de ellas es parte de mí y me obedece… Necesito algo fuerte, resistente y duro… Necesito adaptarme», pensaba Holee parándose tras el golpe que le dieron, su coraza estaba fracturada y cayéndose a pedazo, sus enemigos no iban a darle un descanso y corrían para seguir envistiéndola.
—¡[Colmena Dimensional, cualidad Naxus. Amalgama de escarabajo]! —Exclamó Holee, al hacerlo de debajo de la coraza que se le caía, comenzó a formarse un exoesqueleto color negro y se expandió al instante por su cuerpo sobre la vestimenta. Esa materia fue creándole una armadura negra brillante, sus brazos eran gruesos con cuatro pequeñas garras, sus piernas igualmente tomaron una apariencia pesada, en su espalda apareció un caparazón ovalado, su rostro fue cubierto por placas orgánicas y un cuerno largo se irguió hacia el cielo desde su frente.
—Ciertamente esa chica es especial, ya quiero verla actuar en el festival de nuestra diosa… —Decía Horos mirando con interés a Holee y soltó una sonrisa mientras fumaba su pipa.
Con esta nueva forma, Holee le acertó un fuerte golpe con su brazo en el hocico al primer obolick que la iba a embestirla y lo mandó al suelo rorando varios metros. El que venía detrás la embistió, pero solo logró hacerla retroceder dos metros, pues ella se aferró fuertemente al cuello de la bestia sosteniéndolo bajo su brazo, con su otro brazo libre lo transformó en un grueso aguijón hundido, el cual puso cerca de la nuca del obolick que sujetaba y como si fuera un pistón, ese filoso aditamento perforó la piel del monstruo y lo soltó sin vida al suelo.
Por su parte, Aegar había sometido a uno de los tres obolicks con los que peleaba, siendo su compañero el cruzado Ysmel quien le dio el último golpe con su gran cruz metálica. Le destrozó la cabeza al monstruo mientras Aegar lo protegía de otro que iba a atacarlo, usando su alabarda el hábil guerrero lo perforó por la boca y evitó que el monstruo lanzara su nube venenosa.
—¡Hazlo ahora, Crysmir! —Ordenó Aegar poniéndose detrás de Ysmel, el cruzado se arrodilló plantando su cruz en el suelo.
—Espero que Crysmir no use muchas de esas cosas, [Temple de hierro]. —Ysmel estaba sujetando su cruz poniéndola delante de él, esa arma comenzó brillar en tonos dorados y desplegó una barrera amarilla.
A lo lejos, Crysmir arrojó contra el tercer obolick unas cuatro pequeñas botellas con líquido rojizo, el contenido se esparció por la espalda del monstruo y en el suelo. Aranavia estaba terminando de conjurar con su rosario en manos, lo agitó con fuerza en dirección al obolick exclamando [Ignición], arriba de este ser se formó un círculo mágico que expulsó fuego, el cual al hacer contacto con el líquido causaron una explosión, fue tan fuerte que la onda expansiva casi rompe la barrera que puso Ysmel. Cuando el humo se disipó, solo quedó los restos del obolick dentro de un cráter rodeado de ceniza.
—¡Carajo Crysmir! ¡Una más de esas botellas y nos vuelas a nosotros también! —Exclamó enojado Ysmel, él intentó levantarse, pero sentía sus manos entumecidas por soportar su propia arma.
—¡Lo siento, Ysmel!… Aranavia, no les digas que pensaba arrojar seis botellas, Aegar se enojaría mucho si se entera de eso. —Gritó apenada Crysmir, lo último se lo dijo entre susurros a su compañera, los que la oyeron se quedaron sorprendidos y decidieron guardarle el secreto.
El otro grupo de tres aventureros, estaban soportando como podían a los últimos dos obolicks, los monstruos les arrojaron espinas venenosas desde sus espaldas y fueron heridos dos de ellos que cayeron al suelo entre convulsiones. Solo quedaba aquel que usaba cuchillas gemelas como armas, este hombre intentó llamar la atención de los obolicks que iban a envestir a sus compañeros heridos, podía verse lo asustado que estaba y los nervios por enfrentar solo a tales criaturas.
Desde la carreta, aquellos con arcos lanzaron varias flechas para intentar desviar a los obolicks, sin embargo, a duras penas algunas de las flechas se clavaban en sus gruesas pieles, a pesar de que usaron hechizos para mejorar el daño ocasionado, al contacto con ese pellejo toda magia era disipada. Gayra, la clérigo usó su habilidad de [Atadura Bendita], para intentar sujetar las patas de uno de los obolicks, pero igualmente fue ineficaz. Todos presenciaron como ese monstruo expulsó su nube venenosa, la cual cubrió al hombre de las cuchillas gemelas, cayó al suelo vomitando sangre, sus ojos se derritieron y su piel parecía plástico quemado. El obolick que lo mató, aplastó el cadáver bajo sus pesuñas y junto al otro avanzan para hacerle lo mismo a los heridos por las espinas venenosas.
Un fuerte zumbido recorrió el lugar, junto a una sombra que sobrevolaba encima del par de obolicks, los otros aventureros solo vieron algo negro caer precipitadamente del cielo, lo hizo estrellándose sobre el segundo obolick y destrozó el cuello de la bestia con ese impacto. Era Holee mostrando su nueva forma, levantó su rostro para ver como el último monstruo seguía su camino hacia los heridos, sin perder tiempo corrió abriendo el caparazón en su espalda para liberar grandes y gruesas alas plateadas, las cuales se agitaron creando una nube de polvo. Con el impulso dado por esas fuertes alas comenzó a ganar velocidad, el enemigo delante de ella le disparó sus espinas venenosas, pero el exoesqueleto de la muchacha repelió todos los proyectiles, así ella embistió al obolick e incluso lo perforó con su cuerno y logró desviarlo de los heridos, Holee acabó por destrozarle la cabeza con el aguijón oculto en su brazo.
—Mi-Mierda… E-Estoy muy cansada… —Holee dio cuatro pesados y torpes pasos hacia adelante, su exoesqueleto explotó cayendo los trozos al suelo y ella se desplomó de cara ahí mismo.
—¿Holee? ¿Esa cosa era Holee? Diablos niña, no dejas de sorprendernos con tus habilidades. —Ysmel corrió hacia ella para socorrerla y tras él venía Gayra para curar a los heridos.
—Espero que aún no sea muy tarde, [Diagnostico], es una toxina promedio, pero aún están a tiempo… [Purga Luminosa]. —Gayra señalaba a los envenenados con sus manos, al exclamar lo último unas hondas de energía salían de sus palmas, las espinas que tenían clavadas se desintegraron y de las heridas dejadas por estas, comenzó a salir el veneno con un color mostaza.
—Tendrás que esperar un momento, Holee. Ese par tiene que ser atendido antes de que el veneno los consuma. —Ysmel no movió a Holee como precaución de no hacerle más daño, solo se quedó a su lado para cuidarla mientras espera su turno.
—Lo-Lo entiendo, por mi está bien que sean los primeros… Ysmel, por favor dime que no estoy desnuda. —Le dijo Holee sin poder moverse, ella tenía miedo de que el exoesqueleto haya desgarrado su ropa.
—Para nuestra mala suerte no lo estás ¿Acaso pensabas luchar desnuda? —Preguntó el cruzado mirándola de arriba abajo mientras se rascaba el mentón.
—Olvídalo… ¡Oye! No puedo verte, pero puedo sentir tu mirada. Deja de verme mientras imaginas cosas extrañas… Pensé que los cruzados eran más pudorosos en esos temas. —Holee estaba intentando pararse usando sus brazos como apoyo, pero estos cedieron por el cansancio que tenía.
—Soy un cruzado no un sacerdote, puedo apreciar la belleza de una mujer sin temor a romper mis votos sagrados. —Respondió Ysmel mostrándose orgulloso y recibió un zape en la nuca.
—Y su novia solo tiene que aplaudirle ¿No? Te descuido un momento y ya estas acosando a Holee, ten algo más de respeto por las mujeres —ayudando a pararse a Holee—. Vamos Holee, Gayra ya terminó de curar a los envenenados. —Quien llego era Crysmir, le dio una mirada de desprecio a su novio y este solo respondió con una sonrisa nerviosa.
«Mierda, mierda, mierda ¡Tengo que pensar en algo para que la clériga no me cure!», pensaba la muchacha ideando una coartada.
«Y así va mi día, también tengo que pensar en algo para justificarme en caso de que me pregunten por lo que hice… De verdad prefiero pelear sin tantos ojos mirándome, pero estando sola nunca hubiera podido contra esos obolick ¿Me pregunto cómo le estará yendo a Axel?», Así Holee fue ayudada por Crysmir para ir con Gayra, ella pidió no ser curada pues solo tenía un caso grave de cansancio y heridas no visibles, hacia esto para evitar cualquier incidente con el elemento luz como el que le contó Axel.
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