LISMATUS: SENDA DEL HERALDO - 29
Continente de Aubel
Frontera Este del Reino Nimbus, Minas de Equidna, Celdas de criminales, Área femenil
Azujo del año 1684, Luna Regente Azul
Lulú Bernet, sexto día en trabajos forzados.
Las celdas de equidna son huecos en el suelo de 4x4x3 metros, con suficiente espacio para contener a dos prisioneros o esclavos, dentro tienen un colchón hecho de pieles, mantas tejidas por los mismos presos y dos cubetas para sus necesidades básicas. Estos espacios son construidos por los chinchilicos, la manipulación del elemento tierra les permite crear estas estructuras rápidamente, por ello dos veces al mes vienen a revisar el estado de estas celdas y de ser necesario repararlas.
«Seis días… Seis malditos días y creo que la espalda se va a romper. Estoy tan cansada de llevar piedras, de escuchar los gritos de esos malditos enanos y de ser latigueada como bestia de carga», pensaba Lulú acostada en su precario lecho, estaba golpeando la pared con su puño por frustración.
—No deberías estar despierta, por no descansar terminaras haciendo mal tu trabajo… Y sabes lo que eso significa. —Una ronca voz femenina se hizo presente.
Lulú comparte celda con una mujer de al menos 50 años, su cara esta curtida por el duro trabajo, sus manos y pies toscos con notorios callos, tiene la cabeza rapada en donde puede verse cicatrices muy marcadas y con sus opacos ojos mira a la chica que duerme frente a ella.
—Disculpe despertarla, Miriam. —Decía Lulú tapándose con la manta que poco la abriga y se siente avergonzada por su descuido.
—No te preocupes, Lulú. Después de que te secas como mujer, difícilmente puedes dormir en las noches… Es una verdadera mierda vivir después de los 40. —Le decía deprimentemente esa mujer.
«Ella se presentó como Miriam, cuando la conocí tenía miedo de que me hiciera algo malo, sin embargo, me equivoqué al juzgarla por su apariencia. Miriam me explicó lo básico del trabajo en las minas y de no ser por sus advertencias me hubiera ido peor», Lulú recordó cómo fue azotada en la espalda al cometer errores en el trabajo.
«Según me contó de su historia, ella lleva casi 22 años en trabajos forzados. Fue inculpada por el asesinato de una conocida, perdiendo sus títulos y siendo condenada a cadena perpetua. Otro día me contó que ella supo la verdad, su esposo y su propia hermana menor confabularon para inculparla, ellos mataron a la mujer y dejaron muchas evidencias por las cuales la condenaron… Pero ella no se lamenta el perder su estatus o ser prisionera en este lugar, lo que le preocupa es no saber nada de su hijo, pues al ser un varón este heredaría toda la fortuna familiar y teme que le hayan hecho algo para quedarse con la herencia».
—¿Sigues pensando en ese chico del que me contaste? —Pregunta Miriam acostándose de lado para mirarla.
—Sí, me preocupa que él esté aquí… No sé qué intensiones puede tener para haberme seguido, pero no creo que sea por algo bueno. —Respondió Lulú recordando ver a Axel trabajando como vigilante.
—Con los años que llevo aquí, se distinguir muy bien a los mentirosos. Muchos llegan a Equidna diciendo que son inocentes y la gran mayoría miente… Cuando me contaste tu situación, supe inmediatamente que decías la verdad. Lulú, no tienes los ojos de una criminal y mucho menos la actitud de una prostituta, es más, se puede ver que aun eres virgen. —Las palabras de Miriam incomodaron a Lulú.
—N-No era necesario mencionar lo último… —unas fuertes campanadas comenzaron a sonar—. Oh mierda, la noche se pasa volando. —Dijo Lulú desanimada mientras se levanta.
Un grupo de ocho chinchilicos caminan alrededor de las celdas subterráneas, estos sostienen campanas que hacen sonar vivazmente y gritan diversos insultos para despertar a los prisioneros.
Ángelo y Tamir están escoltando a los chinchilicos que rondan las celdas, ellos iluminan el camino con lámparas y alrededor de ellos están 15 arqueros que apuntan a las celdas como seguridad. Ese grupo de chinchilicos llega al final esa amplia sala llena de huecos cuadrados, los pequeños seres tocan el suelo con sus arrugadas manos y comienzan a recitar un cántico en un idioma desconocido. Al acabar la conjuración, los barrotes de piedra que cubren las celdas se retraen y se crean escaleras dentro de cada celda para que los presos puedan subir.
—Escuchen bien, imbéciles, es lo mismo que todos los días. Saldrán en fila con sus cubetas de mierda y las arrojarán al silo. Cualquiera gracioso recibirá una flecha en su sucio culo. Apúrense mal nacidos, no tenemos todo el día y esa mina no se va a trabajar sola. —Grita a todo pulmón un Chinchilico y a su orden las prisioneras fueron saliendo de sus celdas.
Esta es la rutina en las minas de Equidna, despertar a los prisioneros y esclavos, darles tiempo para limpiar sus desechos y dirigirlos al comedor para que desayunen. Después de eso son llevados en carretas resguardadas hacia los interiores de la mina, su trabajo suele comenzar a las 8 am, con un descanso de una hora para almuerzo y terminar a las 5 pm, donde son regresados a sus celdas a las 8 pm.
Cualquiera pensaría que son tratados como basura, recibiendo mala comida y maltratos laborales que los dejarían medio muertos, sin embargo, la mano de obra es algo de lo que no se dispone con facilidad, es por eso que hay regulaciones para mantener la salud de los prisioneros y esclavos.
El desayuno es una pasta hecha con frutas Turic, las cuales son importadas del reino elfico Nimbus, combinadas con verduras de la zona y carne obtenida de los monstruos comestibles. Aunque no lo crean es una dieta balanceada, lo único malo es el sabor amargo de ese engrudo y lleva un tiempo acostumbrase a ello.
En cuanto a las enfermedades, hay una zona de atención médica con clérigos y doctores que se encargan de atenderlos. Hace unos meses hubo una epidemia de pulgas y piojos por la temporada de lluvia, se tuvo que rapar a todos los habitantes de las celdas, quemar sus pertenencias, luego pasaron tres días en celdas de reemplazo, mientras les aplicaban baños para matar a los parásitos y desinfectantes a sus celdas.
Las prisioneras que son usadas con fines sexuales, pasan algunas regulaciones para esto, como es común se escogen a las más atractivas y se les da la opción de reducir su condena trabajando como prostitutas. El caso de las esclavas es diferente, pues ellas son seleccionadas sin su consentimiento y son vendidas al mejor postor. Luego se les aísla para hacer exámenes, tras sus resultados son seleccionadas para ese trabajo o marcadas como portadoras de alguna enfermedad y son enviadas a una zona de control. Es obvio que, trabajando tantos hombres juntos en las minas, estos tendrán deseos de satisfacer su lujuria, así que la administración de Equidna les creó tabernas, burdeles y posadas donde pueden pasar el tiempo, sin cometer la tontería de violar a las prisioneras o esclavas y posiblemente causar una epidemia de enfermedades sexuales. Si se preguntan por los embarazos, esos niños tienen muchas utilidades…
El grupo de Lulú y Miriam ya comenzó sus actividades en las minas, tras ingresar a la primera zona, de acuerdo al itinerario de la semana se asigna diferentes grupos de prisioneros y esclavos para trabajar en las diversas zonas.
Podrían pensar que se pierde mucho tiempo, llevando a la gente hasta los profundos sectores que les toca trabajar, pero es todo lo contrario y esto es gracias a los chinchilicos. Ya que estos espíritus de tierra son capaces de crear portales especiales que conectan las zonas, así los trabajadores son llevados en minutos. La zona 1 y la zona 19 son de entrada y salida, son las más grandes pues ahí se realizan la distribución del personal y transporte de materia prima para la fábrica de manufacturación.
Esta vez Lulú está trabajando en la zona 14, una de las más alejadas donde existen betas de piedras mágicas, las cuales tras ser tratadas pueden ser vendidas para ser implantadas en objetos y encantarlos. La seguridad de esta zona es alta, pues al estar tan adentro es propensa a recibir ataques de monstruos subterráneos. Actualmente esta zona cuenta con 18 prisioneros, 12 esclavos, 10 vigilantes y 8 chinchilicos como capataces.
Lulú estaba picando las rocas con un pico, repentinamente escuchó un sonido metálico que retumbó, moviendo un poco la tierra con su mano, notó que era un metal plomo oscuro que relucía muy fuerte e iba a seguir picándolo, pero sintió la mano de Miriam en su hombro.
—Sera mejor que te detengas, eso es un fragmento de metal lucitar. Si sigues golpeándolo liberara un vapor venenoso. —Dijo Miriam indicándole que se aleje.
—¿E-Entonces que hago ahora? —Titubeaba Lulú asustada.
—Déjame a mí… ¡Metal lucitar! ¡Encontramos metal lucitar! —Comenzó a exclamar Miriam y al escucharla los otros trabajadores se alejaron temerosos.
Un par de chinchilicos corrieron apresuradamente al sitio, ordenaron a las dos prisioneras el retirarse y comenzaron a marcar el sitio alrededor de ese metal con extraños símbolos.
—La inestabilidad del metal lucitar lo hace muy peligroso, por eso es necesario sacarlo del suelo con magia específica. Y es muy valioso, con él se crean excelentes báculos que canalizan el elemento fuego —chasqueando los dedos para llamar la atención de Lulú—. Vamos a trabajar a otra parte, el peligro con ese metal no termina después de ser extraído. —Miriam le indició un sitio lejano donde podrían picar la tierra, en su camino Lulú vio a Axel y él estaba conversando amenamente con Tamir.
«Ese imbécil… Esta feliz riéndose con sus amigotes mientras que yo me mato trabajando… No entiendo por qué, ni como vino aquí, pero puedo suponer que es para silenciarme… Debe estar preocupado de dejar un cabo suelto como yo, pues sé que es un demonio infiltrado en una ciudad humana… Si no fuera porque estoy bajo el control del aro, podría vender esa información para apelar mi libertad», Lulú miró enojada a Axel, este muchacho se percató de eso y solo la vio unos segundos para no llamar mucho la atención.
Los chinchilicos encargados de retirar el metal lucitar, lograron sacarlo tras terminar con su hechizo y llamaron inmediatamente a los vigilantes para que protejan esa zona. A penas los pequeños hombrecillos se fueron, del suelo comenzó a levantarse dos pares de largos brazos hechos de roca, salieron completamente para mostrarse como seres humanoides cuyo cuerpo estaba hecho de rocas coloridas, tenían una gema naranja en sus pechos, cristales en sus espaldas y garras, su cuerpo estaba formado por polígonos y hacían un sonido al moverse similar a cascajo cayendo.
Las espadas eran ineficientes contra el cuerpo duro de esas criaturas, los conjuntos ataques rápidos de Tamir y Axel no les hacían nada y entonces llegó Ángelo a ayudarlos. Este gran muchacho traía en sus manos un par de mazas de metal, se las dio a compañeros y él empuñó su hacha. La lucha se volvió igual, entre los tres muchachos fueron destrozando el cuerpo rocoso de esos seres, rompieron primero los brazos, siguiendo con las piernas y por ultimo pulverizaron las cabezas de esos seres rocosos con las mazas.
—Je,Je,Je, bien hecho, muchachos, ustedes son muy hábiles para este trabajo. Me alegra que siguieran la orden de no romper los núcleos de roshuans. —El chinchilico capataz se acercó a ellos aplaudiendo, vio la gema naranja que estaba en el pecho de esos seres rocosos que mencionó.
—Ya sabe, señor Tuyma, solo hacemos lo mejor que podemos. —Dijo Tamir levantando su pulgar hacia sus compañeros como señal de triunfo.
—¿Puedo saber para qué sirven esos núcleos, señor Tuyma? —Preguntó Axel acercándose, vio como el chinchilico de nombre Tuyma ponía su palma sobre esa gema, así se formó un sello mágico y esa gema naranja salió expulsada.
—Claro, joven Axel, siempre y cuando los núcleos estén en contacto con algún terreno, permiten a los roshuans volver a formarse con materiales cercanos a ellos —los restos del monstruo se desmoronaron tras el chinchilico—. Pero con los conjuros apropiados, puedes volver a estas criaturas tus familiares y usarlas para cumplir algunas labores. Generalmente los usamos para transportar metal lucitar, ya que son inmunes al veneno que expulsan y así nos evitamos accidentes. —Tuyma guardó la gema dentro de una bolsa de tela.
—Eso suena genial ¿Los va a invocar ahora? —Tamir parecía emocionado por ver como se activan los roshuans.
—Ja,Ja,Ja no joven, por ahora vamos a sellar el metal lucitar que encontramos. Su transportación será en la noche cuando las minas están vacías, eso es para más seguridad del personal. —Respondió amablemente el pequeño capataz, cosa por lo que Tamir parecía decepcionado.
Lulú miró todo desde donde trabajaba, refunfuñando para sí misma por como Axel estaba llevando una vida tranquila, lo maldecía y le deseaba que le pasara algo que le quitara esa sonrisa de su cara.
Warawisa, sexto día ejerciendo como cazadora de monstruos.
La noche había caído en este amplio entorno montañoso, el frío viento recorría las faldas de la montaña Equidna, el brillo de la luna celeste y las estrellas iluminaba sutilmente el terreno. Los prisioneros y esclavos habían sido regresados a sus celdas, el personal de las minas tenía el resto de la noche para divertirse, pues los domingos se da un descanso a todas las actividades.
Había una pequeña choza, está alejada de las barracas donde la tenue luz de una vela iluminaba su interior, dentro podía escucharse las rápidas embestidas de dos cuerpos chocando, leves gemidos ahogados contra una cama hecha de pieles y que es manchada por las lágrimas de una muchacha.
Dentro de esa choza se encontraba Warawisa, el espectro de nombre Toño había estado violándola estos últimos días, la tenía posicionada con el rostro contra la cama, levantando sus caderas para permitirle la entrada a su intimidad y la tomaba de las muñecas sobre su propia espalda baja.
—Ja,Ja,Ja Veo que te has acostumbrado muy rápido, perrita. Las primeras veces no dejabas de llorar cuando te desvirgué… Ahora hasta parece que lo disfrutas —dándole una fuerte nalgada—. ¡Di que te gusta! ¡Vamos, gime más fuerte! —Toño nalgueaba con violencia a esa muchacha, le había dejado las nalgas rojas por la fuerza que usó y tenía pequeños cortes por las largas garras de este espectro.
—M-Me gusta… haga-hágalo más fuerte… Se siente bien… —Decía con una voz sin emoción, los ojos de Warawisa estaban lagrimeando y en ellos podía verse que no tenia deseos de vivir.
«Cuando algo malo te pasa, solo tienes dos opciones… Luchar contra ello o darte por vencida… Muchos dicen que nunca te rindas, que sigas adelante y que lo superaras en cualquier momento… Pienso que esas personas son estúpidas, ellos nunca podrán ponerse en tu lugar, pasar tus problemas o sufrir por tus decisiones tomadas… Solo hablan de acuerdo a sus experiencias, a sus pequeños problemas y la suerte que tuvieron para encontrar la oportunidad que necesitaban», pensaba Warawisa apretando con fuerza las pieles bajo ella, intentaba de alguna forma ignorar la horrible situación en la que estaba.
—Vas a quedarte un rato más… Oh si, perra ¡Tómala toda! —Toño agarró con fuerza las caderas de Warawisa, entró lo más que pudo dentro de ella y llegó al clímax, tras terminar salió de la muchacha y la arrojó de la cama.
—¿Cuánto más debo quedarme aquí? —Preguntó Warawisa pareciendo una muñeca rota, pues no se movía del sitio donde cayó.
—Hasta cuando yo diga que te largues. Debes considerarte afortunada, Warawisa. Si no fuera porque he estado entrenándote, tú y todas tus compañeras amazorras no hubieran sobrevivido a esta semana ¿Qué se dice? —Ese hombre tomó de la nuca a Warawisa y la hizo apoyar sobre la cama para que lo viera.
— Gracias, señor Toño, es por su entrenamiento que estamos vivas. —Respondió Warawisa con melancolía.
— Exacto —tocándole la mejilla con sus garras—. Oh, me gusta adueñarme de jovencitas como tú. Las normas de Equidna estipulan que no podemos tomar a las mujeres sin revisarlas antes, pero como soy antiguo se me permiten ciertas libertades… Siempre y cuando no use los burdeles y te marque como mi propiedad, puedo tenerte cuando yo quiera y a nadie le importara… —Toño la levantó del mentón, bajó la larga uña de su dedo índice hasta una marca de quemadura con un símbolo redondo, la cual estaba a un lado del esternón de la joven.
—Y-Yo solo quiero irme, por favor… —Warawisa giró su rostro asustada, ella apretaba con fuerza las pieles de esa cama, era una manera de sobrellevar su frustración.
—Aun no estoy satisfecho, pero está bien, lárgate si es lo que quieres… —sonriéndole con malicia—. Supongo que puedo tomar a alguna de tus amiguitas ¿Qué tal esa musculosa hembra llamada Tintaya? Sera un deleite ver ese soberbio rostro hundido en desesperación, miedo y asco… El dinero no puede pagar algo como eso, ese placer que se genera al romper a una mujer orgullosa… Gozo tanto esos momentos Ja,Ja,Ja —Toño jugaba con sus dedos de forma lasciva, se saboreaba los labios y colmillos imaginando lo que mencionó. Por su parte, al oír el nombre de Tintaya, Warawisa se quedó pálida y levantándose caminó al costado de su violador.
—No es necesario… A-Aún puedo complacerlo. —Warawisa mostró su cuerpo desnudo, intentando llamar la atención de Toño.
—Ja,Ja,Ja tan predecible como siempre, mi querida Warawisa —tomándola violentamente del cuello, la acercó a su entrepierna—. Recuerda que estas aquí para ser mi juguete personal. Cuando me aburra de ti, tomaré a otra de las amazorras y seguiré así con cada una de ustedes. Si quieres protegerlas tienes que hacer tu mejor esfuerzo… Qué esperas, esa verga no se va a chupar sola. Y sabes que te pasara si vomitas… —Ese cruel espectro miró complacido como esa muchacha le hacía caso. Al sentir esos cálidos labios envolverlo, él comenzó a empujarla de la nuca para llegarle más profundo y con su otra mano le levantaba el rostro para verla a los ojos.
El grupo de amazonas mercenarias estaba dentro de una barraca mediana, todas preparan sus armas, pues pronto comienza su turno de trabajar. En la puerta estaba Warawisa con una triste expresión, se apoyó en la pared para aspirar aire lentamente con la intención de calmarse y entró a la barraca fingiendo una mejor expresión.
—Hola chicas, me informaron que tenemos que esperar a una persona más para esta noche. Parece que viene a ayudarnos. —Informa la bruja amazona mostrando una sonrisa forzada.
—¿Eh, enserio? ¡Bhe! Tengo el presentimiento de que vendrá algo tan malo como ayer. —Dijo la segunda al mando Juri y miró de forma despectiva a Warawisa.
—Ve por tu equipo, no queremos perder más tiempo esperando a una *qirari. —Mencionó otra amazona cediéndole el paso, cuando Warawisa caminó por su lado, su compañera le puso el pie para hacerla caer.
*qirari: Sucio, mugroso.
—¿Qué sucede? ¿Tus piernas están débiles? Eres una deshonra para nuestra tribu. —Agregó una amazona pateando el suelo para lanzarle tierra a la cara.
—Ya dejen a esa qirari tranquila, no pierdan tiempo con ella y vayan saliendo para esperar la carreta. —Juri alejó a las compañeras que fastidiaban a Warawisa y les abrió la puerta para que siguieran su orden.
Cuando la puerta fue abierta, ahí estaba la líder Tintaya sujetando de las caderas a una de sus subordinadas, lo haca por debajo de su ropa de forma sexual y podía verse cierta expresión de renuencia en ella. Esta chica es un druida amazona de pelo castaño largo, cuerpo delgado y sostenía un báculo tallado de madera. Siendo sorprendidas por lo inesperado que se abrió la puerta, aquella subordinada tenía un rostro de vergüenza cuando entró bajando la cabeza y Tintaya le dio una nalgada al hacerla entrar.
—¿Qué hacen mirándome? ¿Se les antojó o qué? —Tintaya les dio una fría mirada a sus subordinadas, las amazonas dentro solo siguieron con sus actividades sin decir nada.
—Parece que alguien encontró como divertirse en este infierno… Por cierto, la qirari dice que alguien vendrá a ayudarnos y que tenemos que esperar por esa persona. —Informó Juri viendo con el rabillo del ojo como Warawisa se levantaba rápidamente para tomar su equipo.
—Que Wara… No… Que esa qirari se apure para largarnos a trabajar. —Igualmente Tintaya miró de forma despectiva a Warawisa, sentir esa mirada hizo que la muchacha quisiera llorar, pero contuvo ese sentimiento y salió de la barraca con la mirada al suelo.
«Para todas ellas soy algo asqueroso. Cuando una amazona es ensuciada por un hombre, se le considera indigna de ser llamada guerrera y es vista como porquería ante todas las demás… Mis antiguas amigas que hubieran muerto luchando a mi lado, ahora sienten repulsión por tener que depender de mí para sobrevivir… Ante ellas he perdido mi nombre, ahora solo me llamaran qirari para que nunca olvide mi debilidad».
«Incluso la mujer que antes me juraba tanto amor, por la cual decidí aceptar este trabajo para estar a su lado… Mi Tintaya *irpasiri… Ella solo me mira como algo sucio que no tocaría ni con un palo… Pero tengo que soportarlo… Tengo que aguantarlo para protegerlas, para que no sean rotas como yo».
*Irpasiri: Amantes, enamorados
En la sociedad de las amazonas, se considera a los hombres como algo inferior, ni siquiera los ven como animales y piensan en ellos como bestias inmundas que solo sirven para engendrar y ser esclavos. Ser violada es igual que haber sido débil, lo que es uno de los mayores pecados en sus tribus y que únicamente deja dos opciones. Recuperar algo de honor suicidándose en un ritual o vivir cobardemente siendo humillada por su debilidad.
Por otra parte, en cuanto a las relaciones de pareja, existe el irpasiri, que es cuando dos amazonas se aceptan como guerreras que se complementan en cuerpo y alma. Volviéndose una relación donde unen sus existencias ante su Diosa Lunar, ofreciendo cada lucha en su nombre para obtener sus bendiciones e ir desarrollándose mutuamente. Una pareja irpasiri asciende como algo especial, una especie de santas que obran bajo mandato directo de su Diosa y esto se considera como el máximo honor de una guerrera amazona.
La carreta estaba esperando por ellas, al frente estaba Toño riendo amablemente mientras conversa con alguien, al ver venir a las amazonas hace un gesto para que su acompañante se acerque.
—Ja,Ja,Ja Eres muy divertida, muchacha, tenía tiempo que no me reía tanto… Horos me dijo que eres una excelente guerrera, pero no esperaba que fueras tan buena conversadora —bajando del asiento—. Ven y mira a tus compañeras, espero puedas llevarte bien con todas ellas. —Toño abre la puerta trasera de la carreta, extiende su mano para ayudar a bajar a su acompañante como todo un caballero.
—Bueno… Espero que me recuerden, durante el viaje luchamos juntas contra las emboscadas de monstruos —viendo a las amazonas delante de ella—. Hola, me alegra ver que todas se encuentran bien. —Quien bajó de la carreta era Holee, podía vérsele contenta y animosa por estar ahí.
—Voy a decirles de la situación de esta noche, así que escúchenme atentamente. Se han avistado una gran cantidad de espíritus condenados viniendo del norte, son tantos que el supervisor Horos nos hizo el favor de prestarnos a una de sus mejores cazadoras del turno de la mañana. Por favor, preséntate con ellas. —Informó Toño poniendo nerviosas a las amazonas con esta inusual situación.
—Eh… Mi nombre es Holee Tunes, pero solo llámenme Holee, será un placer trabajar junto a ustedes. —Holee estaba algo nerviosa de tener tantas miradas sobre ella, se presentó cortésmente haciendo una señal de respeto entre las amazonas que le enseñó Toño, la cual era pegar el puño a su pecho de forma firme.
—Oh, ya te recuerdo… Eres la chica que peleaba convirtiéndose en insecto ¿Cómo acabaste trabando aquí? Pensé que eras sirvienta de ese mocoso que vino como vigilante. —Mencionó Juri acercándose a darle la mano y hacer la seña de respeto.
—Sobre eso, no soy su sirvienta… Solo vinimos juntos y debíamos asistirnos mutuamente. Me sorprendí cuando me ofrecieron el puesto de cazadora de monstruos. Como la paga es buena, pues acepté el trabajo. —Holee se rascaba la nuca algo nerviosa e intentaba parecer tranquila.
—Yo soy la líder de este grupo, pero tú puedes llamarme solo Tintaya. —La gran amazona morena se acercó a Holee para estrecharle la mano, se quedó mirándola interesada en ella.
—Seguirán con las presentaciones en la carreta, suban rápido que esos espíritus condenados están acercándose. —Con la orden de Toño todas subieron a bordo, dejaron a Warawisa al final, quien sintió las manos de Toño tomándola de los hombros para que subiera y tal acto inquietó a la muchacha con un escalofrió.
En su trayecto, Toño les explicó acerca de estos espíritus condenados, los cuales son cúmulos de energía negativa que salen de seres muertos en horridas circunstancias, estados de estrés o tristeza absoluta. Esas entidades caminan sin rumbo fijo por el mundo hasta encontrar cuerpos para poseer, alimentarse y reproducirse. Extrañamente se sienten atraídos hacia las minas, donde en su trayecto a ellas se van mezclando y aumentando en tamaño. Estos espíritus condenados son un peligro muy grande, pues cuando poseen a los vivos van absolviendo su vitalidad hasta matarlos y tras ello se fortalecen aún más.
Holee había estado hablando con las amazonas, estas respetan la fuerza y como la vieron luchar antes, la consideran alguien admirable. Por las circunstancias de Holee al estar enferma, ella había pasado años encerrada con el mínimo contacto humano y verse rodeada de tantas amables personas le hacía feliz. Tintaya no perdió el tiempo, veía en Holee una mujer exquisita y no iba a dejar pasar la oportunidad de agregarla como una de sus amantes. El acercamiento de esta amazona comenzó siendo amistoso, haciéndola reír con algunas bromas y teniendo sutiles contactos físicos para ir probando las repuestas de Holee. La cual estaba algo desconcertada por esas atenciones especiales, ella no decía nada por no ser maleducada, pero estaba comenzando a sentirse incomoda.
«Antes a mí me mirabas de esa forma, coqueteabas conmigo y me hacías reír… Pero ahora… Preferirías a cualquiera antes que algo sucio como yo», pensaba Warawisa mirando con celos y enfado el acercamiento de Tintaya con Holee, la bruja amazona apretaba su látigo intentando mantener la calma
A lo lejos se pudo escuchar una gran cantidad de gemidos, lamentos y voces quejumbrosas acercándose, el tono de estas voces era gutural y espeluznante. Los pasajeros de la carreta miraron por la ventana cual era el enemigo de esta noche, muchas de ellas se quedaron boquiabiertas al mirar el horror que se acercaba y comenzaron a sentir miedo de solamente estar en su presencia. ‘
Eran varios cúmulos negros con rostros de personas, animales y monstruos, de cuyos ojos chorreaba una materia azabache y el cuerpo lo tenían amorfo donde distintas partes de bestias salían retorciéndose. En su andar hacían un sonido inquietante como de huesos siendo partidos, carne siendo arrastrada y gruñidos ahogados. Los números de estos entes eran; ocho que median siquiera 20 metros, cinco de entre 10 a 15 metros y veinte de entre 2 a 3 metros.
—Sí, esos son los espíritus condenados. Primer consejo, estas cosas se dividen varias veces hasta disolverse, si lastiman a uno de 15 metros se separarán en siquiera nueve de 8 metros y seguirán así hasta desaparecer, por eso desháganse de los pequeños primero. —Les informó Toño parando la carreta.
—¿Cómo es que atacan? ¿Siguen enemigos en específico o solo matan lo que tienen en frente? —Preguntó Holee poniéndose seria.
—Meten a sus víctimas en su interior, donde varios espíritus las poseen y luego consumen su energía vital hasta desnutrirla. Si las atacas comenzaran a seguirte, fuera de eso no le toman importancia a su entorno y solo se limitan a seguir avanzando. —Respondió Toño sacando su pipa para encenderla.
—Tintaya, quiero sugerirte algo simple, que un grupo de arqueras use la carreta para llamar la atención de los grandes y alejarse. Por mientras otro grupo de peleadoras separara a esos espíritus sin luchar y las que queden mataran al último grupo de espíritus condenados. —Le dijo Holee mirándola con determinación.
—Es un buen plan, sin tomar riesgos innecesarios y manteniéndonos seguras. Cuenta con nosotras —viendo a Toño—. Pero depende de lo que diga el conductor, tal vez no quiera ayudarnos… —Tintaya le dio una mirada enojada a Toño.
— Señor Toño ¿Sería tan amable de asistirnos con la movilidad en la carreta? —Holee lo preguntó de una forma muy amable, Toño la miró por unos segundos y recordó la silueta de alguien parecía a ella.
—Ja,Ja,Ja Holee, no estas bajo mi mando, las órdenes fueron apoyarte en lo que se necesite y si pides la carreta puedes contar conmigo. Pero antes que todo, necesitan un hechizo para que puedan dañar a esos espíritus. —Dijo Toño dando una fumada a su pipa, por último, miró a Warawisa con una sonrisa.
La joven bruja amazona comenzó a recitar un conjuro, recordó que aparte de ser violada por Toño, este espectro le había enseñado diversos hechizos para enfrentar los peligros de Equidna. Warawisa dibujó un círculo en el suelo, este tenía en su interior símbolos extraños que se iluminaron y por ultimo pidió a sus compañeras que se paren dentro del círculo. Todas fueron iluminadas por un resplandor blanco que salió de cada marca en el suelo, un aura plateada las envolvía y sentían sus cuerpos livianos.
—Con esto podrán dañar entes incorpóreos, además de protegerlas de la posesión… Pero no confíen mucho en lo segundo, el conjuro tiene un límite y se romperá si mantienen mucho contacto con los espíritus condenados. —Advirtió Warawisa siendo ignorada por sus compañeras, solo Holee le había prestado atención a ese detalle.
Así la estrategia comenzó a llevarse a cabo, cuatro amazonas en la carreta llamaron la atención de los espíritus condenados más grandes, lo hicieron disparando flechas con fuego contra esas entidades, para buena fortuna terminaron llevándose a trece, siendo estos los de 20 metros y los de entre 10 a 15 metros. Estos seres reptaban con sus amorfas extremidades para alcanzarlas, cada vez que comenzaban a perder el interés en perseguirlas, las arqueras disparaban otra ráfaga de flechas para llamar su atención. El segundo grupo de amazonas estaba siendo liderado por Juri, van con ella las que son más rápidas a pie, atrajeron a esos seres haciéndoles bulla y tirándoles piedras, estos eran cerca de la mitad de los de 2 a 3 metros. Al final se quedaron, Holee, Tintaya, Warawisa y dos amazonas más, ellas enfrentarían a nueve de los espíritus condenados de siquiera 2 metros cada uno.
—Soy quien tiene más movilidad, enfrentaré a uno sola para que vean cómo es que ataca. —Decía Holee avanzando contra uno de esos espíritus, sus compañeras se quedaron mirando mientras cada una se llevaba a unos enemigos.
Holee extendió sus alas de libélula, las usó para impulsarse a velocidad cortando con sus cuchillas de mantis la cabeza de ese ser, cuando esa extremidad tocó el suelo, comenzó a formarse otra amorfa entidad y la contraatacó usando largas estacas negras que se expandieron de su cuerpo. La muchacha cambió su cuchilla derecha por un caparazón de escarabajo para defenderse, las puntas de esas estacas se desviaron y Holee las cortó con su cuchilla izquierda, al hacerlo las partes que cayeron comenzaron a evaporarse y volverse translucidas hasta desaparecer. El cuerpo decapitado de ese ser usaba sus vestigios de brazos para dar latigazos al suelo, no hay inteligencia en esos ataques, solo parecía lanzarlos ante algún movimiento o sonido. Con esto definido, Holee continuó atacando y dividiendo a su oponente, hasta que en un momento ese cuerpo oscuro explotó para disolverse completamente.
Con eso visto, las amazonas se prepararon para comenzar sus propias peleas. Holee las fue apoyando una por una, cuando terminaban deshaciéndose completamente de un espíritu condenado, iba junto a esas compañeras por el siguiente y así fueron tomando ritmo haciéndolo cada vez más rápido. Siquiera habrán demorado media hora en eliminar a todos los que median de 2 a 3 metros, a lo lejos el otro grupo de amazonas estaba comenzando a cansarse, pues por un error de cálculos se vieron rodeadas de los cinco espíritus condenados de entre 10 a 15 metros y les estaban cerrando el paso.
Una bola de fuego morado impactó contra la espalda del primer espíritu condenado de 15 metros, este chilló fuertemente mientras su cuerpo comenzaba quemarse y los remanentes que expulsaba caían al suelo también en llamas. Quien disparó este ataque fue Warawisa, tenía su escudo apuntando al objetivo que le acertó y cierta energía morada rodeándola desde los pies.
—Vaya, eso fue impresionante ¿Cada cuánto tiempo puedes usar eso? —Preguntó Holee cayendo desde el cielo frente a la bruja amazona.
—Recién aprendí a usar [Infierno Amatista], consume mucho de mi mana y demora en ser conjurado… Siquiera me quedaran tres tiros más… —Warawisa estaba jadeando y el brillo morado de su escudo fue apagándose.
—Mejor guárdalos para los más grandes, por mientras reponte y déjanos esto a nosotras. — Holee prendió vuelo para hablar con Tintaya, la líder amazona parecía muy interesada en su charla con ella y esto enfadó a Warawisa.
La noche avanzaba con fríos vientos, esas mujeres combatieron aguerridamente contra esos entes oscuros, algunas de ellas salieron lastimadas y tuvieron que retirarse a un lugar seguro. Pero todo el esfuerzo comenzó a dar frutos, solo quedaban tres espíritus condenados de 25 metros, dos de ellos estaban cerca el uno del otro y el tercero se encontraba más lejos, este usaba los tentáculos en su brazo para latiguear el suelo.
Holee había prendido vuelo lo más alto que pudo, vio desde arriba que Warawisa ya estaba canalizando su [Infierno Amatista], pero siendo el último de sus tiros y con todas las amazonas cansadas, extender esta lucha podría ser fatal. Fue así que esta chica decidió apostarlo todo en un ataque arriesgado, ella bajó en picada aumentando el zumbido de sus alas y en su trayecto fue tomando su forma de escarabajo, la cual poseía una defensa extraordinaria. Holee chocó de lleno contra el espíritu condenado que más lejos estaba, dando todo su esfuerzo logró moverlo para estrellarlo contra los otros dos, por tan fuerte impacto los desequilibró y estos se tumbaron al suelo chillando con violencia.
—¡Ahora Warawisa! ¡Hazlo! —Grita Holee peleando contra varias cabezas de bestias que mordieron su armadura y la sujetaron para impedirle escapar.
—¡No te atrevas a hacerlo, irpasiri! ¡Holee aún está atrapada! — Tintaya corría hacia Warawisa para detenerla, el brillo del escudo de la bruja amazona estaba apagándose, sin embargo, ver el rostro preocupado de Tintaya la llenó de más celos.
«Te preocupas tanto por ella, cuando solo llevas conociéndola esta noche ¿Qué hay de mí? ¿Qué hay de las cosas que me prometiste? Ahora te es tan fácil insultarme… Veamos qué cara pones ¡Cuando la veas arder!», Warawisa disparó su ataque, aquella bola de fuego morado impactó contra el grupo de espíritus condenados que intentaba pararse. La explosión fue enorme, las llamas se expandían quemando los remanentes que salían disparados por todas partes y el sonido de esos chillidos no hacía nada más que volverse más perturbador.
Warawisa tenía una sonrisa de satisfacción por lo que hizo, su rostro no pudo ser visto por Tintaya, pues la líder amazona centró su atención en buscar a Holee entre las llamas. Inesperadamente uno de los trozos de los espíritus condenados salió disparado hacia Warawisa, el impacto la tiró contra el suelo y borrosamente pudo ver como esas criaturas amorfas intentaban tirársele encima. El miedo inundó la mente de la bruja amazona, intentaba arrastrarse como podía para escapar de ese monstruoso ser envuelto en llamas, pero ese ente avanzaba a gran velocidad. Un tentáculo quemándose la tomó del tobillo, comenzó a jalarla hacia diversas fauces de bestias y a pesar de forcejear con toda su fuerza no podía librarse.
«Entonces ¿Así es como terminará? Supongo que así seré libre», pensaba Warawisa resignándose a morir con una extraña sonrisa de satisfacción. Pero repentinamente algo cayó del cielo y aplastó al ser que la jalaba, se trataba de Holee con su exoesqueleto llenó de grietas y rajaduras, poco a poco se caía a pedazos.
—¿E-Estas bien?… Gracias a que quemaste esas cosas, es que pude liberarme… Pe-Pero —el exoesqueleto de Holee comenzó a quebrarse y caer al suelo, bajo su armadura negra el rostro de Holee tenía un espíritu fusionándose con ella—. Cr-Creo que el conjuro de protección se rompió. —Holee se arrodilló jadeando de dolor y lentamente ese ente estaba uniéndose más a ella.
Varias imágenes irrumpieron en la mente de Holee, era como ver por los ojos de otra persona. En esas visiones vio la montaña de Equidna, gente bailando, una joven mujer llevándola a un lugar apartado, donde recibió un tierno beso siendo mirada con ojos amorosos, vio un altar dorado, vio la tierra devorarla, por ultimo masas cuerpo desollados arrastrarse por túneles de roca y como estos se le lanzaban encima para destrozarla… Esas visiones fueron abruptamente interrumpidas, ella solo escuchaba la voz de un hombre conocido.
Toño había visto la escena de Holee cayendo del cielo para salvar a Warawisa, cuando la miró siendo poseída por ese ente oscuro, este hombre mostró un extraño rostro de preocupación y corrió inmediatamente hacia ella.
—¿P-Porque lo hiciste? Yo quería… Quería —señalándola con su látigo—. Tengo que usar [Purga Nocturna], esa cosa va a matarla… ¡No, no me queda mana! — Warawisa estaba paralizada por el miedo, no sabía cómo actuar pues su cabeza estaba hecha un lio.
—Déjamelo a mí [Depuración Lóbrega] —Toño se paró frente a Holee, se abrió la ropa que le cubría el pecho y de una extraña boca bajo su clavícula salió una fina mano femenina, esta extremidad extra sujetó al espíritu que poseía a Holee y lo extrajo de ella metiéndola en la boca que Toño tenía en el pecho.
—Es-Es algo más que un monstruo, este sentimiento de terror absoluto. —Tintaya se quedó paralizada del miedo al ver la extraña habilidad que usó Toño y cayó temblando al suelo con una expresión temerosa.
—¿Qu-Que fue eso? Yo vi algo, esa cosa… Sus recuerdos. —Holee estaba algo alterada, sintió como una mano en su cabeza le revolvía el cabello y cuando levanto la mirada se topó con Toño viéndola aliviado.
—No pienses mucho en eso, la posesión pude hacerte ver alucinaciones para romper tu mente y algunas veces miras los recuerdos del espíritu. Lo has hecho bien, Holee, te mereces descansar por esta noche. —Toño le hablaba con un tono calmado, la muchacha le dio una sonrisa de alivio que cautivo el corazón del espectro. Al verla sonreír, Toño recordó la sonrisa de una niña pálida que tenía cierto parecido a Holee y eso ocasionó que se alejara con una triste expresión.
«En tan solo una noche, Holee me ha arrebatado todo… Incluso un monstruo como Toño se preocupa por ella… En verdad la odio», Warawisa apretó la tierra bajo sus manos y miraba con rencor a Holee.
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