LISMATUS: SENDA DEL HERALDO - 32
Zona 1, lugar desconocido.
El fuerte sonido del viento recorre los túneles hechos de rocas afiladas, ulula de forma continua con un silbido seco que estremece el cuerpo de solo escucharlo y entra por cada grieta en el entorno. Montones de tierra comenzaron a desmoronarse, de los residuos que dejaban se levantaron personas, las cuales gritaron de terror al darse cuenta del extraño sitio donde estaban y rápidamente se agruparon .por seguridad.
Era un amplio túnel que no parecía tener final ni comienzo, las paredes eran adornadas por gemas celestes que brillaban tenuemente e iluminaban el lugar, del suelo se erguían estalagmitas que median entre 1 a 3 metros y estaban hechas de obsidiana afilada. Ver aquella oscuridad delante y atrás de ellos era algo claustrofóbico, pues se podía sentir la desolación absoluta, estremecía el corazón de una mente incauta y se divagaba pensando en que podría ocultarse ahí adentro.
—Aegar… Reacciona… Algo malo está pasando. —Se trataba de la exploradora Crysmir, una de las integrantes del grupo de aventureros castigados. Ella zarandeaba a su líder para despertarlo.
—¿Qu-Qué mierda sucedió? —recordando cómo fue tragado por la tierra cuando Horos daba su discurso—. Ho-Horos… Ese desgraciado manejaba todo ¿Quiénes más estarán involucrados? —Aegar no perdió tiempo, se levantó haciendo a un lado la mano de su compañera y avanzó alejándose de ella.
—¿D-De que estás hablando, Aegar? ¿Sabes que está sucediendo? —Preguntaba Crysmir desconcertada por las palabras de su líder.
—Solo unos rumores… Aunque te parezca increíble, las minas de todo el mundo tienen algo en común, eso es que los dirigentes sacrifican personas para la Diosa Durgea y lo hacen con el fin de obtener recursos ilimitados que pueden explotar continuamente. Lo han estado haciendo por siglos, sin importarles la vida de los inocentes que mueren por su ambición… Es algo que nunca se detendrá a menos que la gente sepa la verdad. [Caja dimensional]. —Le explicaba sin mirar a su compañera, Aegar puso su palma derecha delante suyo, así se creó un portal del cual cayó una extraña caja de madera y al verla Crysmir quedó muda de la sorpresa.
—A-Aegar… Eso es… Es el paquete que teníamos que transportar de Roana hacia el Reino de Yjeret —mirándolo con odio—. ¡Entonces tú lo robaste! ¡Nuestros amigos murieron por tu culpa! —Crysmir se abalanzó sobre Aegar con furia, este la interceptó tomándola de las muñecas y le dio un fuerte rodillazo en la boca del estómago, ese golpe dejó sin aire a la furiosa chica y se quedó adolorida en el suelo.
—Sí, yo lo hice. Es mi culpa que ellos murieran, pero unas vidas no son nada a comparación de mi misión. Cuando recibí la noticia de que estos objetos serian transportados, yo ya estaba dispuesto a sacrificar lo que sea por llegar a Equidna. Fue suerte que Cassius Tercero el rey de Yjeret, fuera a comprarlos para su castillo… Ahora servirán para liberar al mundo de las cadenas a las cuales los Dioses nos condenaron. —Aegar rompió los candados de la caja con su alabarda.
—No entiendo q-que dices… Pero por tu culpa, todos fuimos juzgados y condenados a trabajar aquí… D-Deje a mi familia abandonada, tengo hermanos menores que dependen de mi trabajo… —Crysmir se arrastró hasta Aegar, se aferró como pudo a sus grebas pero este no le daba importancia.
—Lo sé, siempre supe la situación de cada uno de ustedes… Decir lo siento no reparará nada de lo que he hecho —quitando los restos de candados—. Solo alguien de Roana puede usarlos correctamente —al abrir la caja, varios orbes luminosos salieron disparos y se quedaron flotando arriba de ellos—. Sistema de [Orbes de vigilancia] en línea… Código: 01100101 01101110 01100011 01100101 01101110 01100100 01110010… Orden, encontrar esencia del rastro y comenzar a grabar… ¡Ejecutar! —Cuando Aegar terminó de hablar, aquellos orbes luminosos se elevaron atravesándolo el techo sin dejar rastro.
—¡Aegar, maldito! ¡Dime que has hecho! —Crysmir vio uno de esos orbes flotar delante de ella, al verlo detalladamente se percató que eran esferas de vidrio transparente y se veía reflejada en la superficie.
—Sabía que todos los que vinieron a Equidna para supuestamente trabajar, serían los sacrificios de esta temporada para el festival. A todas esas personas les di a beber un líquido que estos orbes de vigilancia pueden rastrear, una vez los encuentren comenzaran a la grabar, será como un recuerdo de lo que sea que suceda aquí. —Aegar tenía un orbe de vigilancia flotando encima de su cabeza, repentinamente alguien lo atacó por la espalda y el bloqueó el golpe con su alabarda.
—¡Éramos amigos, Aegar! Todos nosotros confiamos nuestras vidas en tu liderazgo, aceptamos nuestra condena en Equidna porque sabíamos que juntos podíamos soportarlo —dándole una patada para alejarlo—. ¡Y todo fue parte de tu plan! —Quien llegó era Ysmel, compañero del grupo de Aegar y Crysmir, tiene la clase [Cruzado] y usa una pesada cruz metálica como arma.
«Mi-Mierda… Me concentré tanto en soltar los [Orbes de vigilancia], que no me percaté de quienes vinieron aquí», pensaba Aegar recién mirado alrededor suyo, se encontró con gente del personal de servicio, varios esclavos y prisioneros pero con ropas distintas a las que conocían.
—No lo entienden… ¡Ninguno de ustedes lo entendería! —Aegar estaba empuñando su alabarda con la intención de pelear, sin embargo, se tranquilizó y miró con serenidad a sus compañeros—. Nunca esperé que lo entendieran, pero al menos no sean un estorbo. Pelear entre nosotros no servirá de nada, será mejor que guarden fuerzas para los peligros que nos asecharan. —Dijo Aegar guardando su alabarda y retrocediendo.
—¿Qué peligros? ¡Regresa aquí, cobarde! —Ysmel había ayudado a Crysmir a levantarse, ella estaba en mejor estado, pero entonces se percató de un sonido.
—Y-Ysmel… ¿Lo escuchas? —El sonido era similar a carne siendo arrastrada por el suelo, muy suavemente se podían escuchar gemidos y gritos—. Algo viene, algo grande se está acercando detrás de nosotros… ¡No! ¡Es enorme, Ysmel! ¡Todos corran, aléjense de ahí ahora! —Siendo una [Exploradora], sus agudos sentidos le permiten reconocer enemigos a la distancia, solo necesita algo de información para deducir las características básicas y el grado de peligrosidad al cual se enfrenta.
Crysmir e Ysmel salieron corriendo, él entendió la gravedad del asunto al verla tan asustada y cuando las otras personas alrededor de ellos los vieron correr, pudieron escuchar ellos mismos, el motivo del rostro de terror en esa [Exploradora]. Ya eran audibles muchos gritos continuos de agonía, gruñidos de bestias agonizantes y carne siendo perforada por algo filoso, todo hizo eco por los túneles.
Desde el lado contrario de donde corrían, salió de aquella absoluta oscuridad una gigantesca bestia y su tamaño era tanto que llenaba en totalidad el enorme túnel con su deforme cuerpo. Tiene un cuerpo conformado por humanos, monstruos y animales, los cuales están desollados, gritando horridamente mientras avanzan, con cada metro que reptan sus cuerpos son apuñalados por las filosas estalagmitas de obsidiana y sueltan fuertes alaridos de dolor que hacen temblar los túneles.
Al ver a esta colosal bestia, los que estaban más alejados corrieron aterrados logrando salvarse, aquellos cuyo miedo los superó y se quedaron paralizados, pues sus mentes no comprendieron lo que tenían delante de ellos y fueron aplastados por aquella masa sangrante de carne en agonía. La amalgama de bestias que se aproximaba, chillaba fuerte mientras las manos humanoides jalaban con desesperación algo de carne para llevarse a sus fauces y lentamente esos desdichados se volvieron parte de esa enorme monstruosidad, cuyo apetito parecía eterno y avanzaba de manera implacable hacia sus posibles víctimas que solo corrían despavoridas.
Zona 2, lugar desconocido
Cúmulos de rocas se desprendían del techo, golpeaban suavemente el suelo desmoronándose y liberando de su interior a diversas personas. Los ojos de estos individuos se abrían con dificultad, al tomar consciencia respiraron precipitadamente y vieron temerosos su entorno. Ninguno sabia como llegó ahí, lo último que recordaban era estar presentes durante la ceremonia a la Diosa Durgea, luego la desesperación de ser capturados por la tierra y desmayarse por la falta de aire en sus pulmones.
—¡A-Ángelo! Amigo despierta, vamos, respira por favor. —Galur zarandeaba el gran cuerpo de su compañero de trabajo y estaba preocupado al ver que no reaccionaba.
—[…] —Ángelo movía sus pupila bajo sus parpados, se levantó tosiendo precipitadamente y fue calmado por su compañero que se alegró de verlo consciente.
—Joder Ángelo, me tenías asustado. Estamos en serios problemas, por alguna razón estamos perdidos dentro de estas cavernas. —Galur ayudó a Ángelo a levantarse y le mostró los alrededores.
Estaban en el interior de una amplia caverna, constituida de dura piedra blanca, el suelo parecía estar hecho de ladrillos naturales, el techo tenía estalactitas de las cuales goteaba agua hacia un río subterráneo, al fondo se encontraban túneles de diversos tamaños, siendo el más pequeño de 2 metros y el más grande de 10 metros.
De uno de esos túneles pequeños, salieron seis de los [Orbes de vigilancia] soltados por Aegar. Al sentir el rastreador dentro de Galur, Ángelo y las dos amazonas que estaban ahí, dos de esos [Orbes de vigilancia] se quedaron y el resto atravesaron las paredes para buscar en otro lugar.
Estos dos jóvenes vigilantes habían llegado a ese sitio junto con un aproximado de 40 personas, entre ellos presos, esclavos, un par de amazonas, gente que no habían visto nunca y esto último llamó su atención.
—Intenté encontrar a Axel, Tamir y Bando… Pero no los veo por ningún sitio y no creo que nos abandonaran. Supongo que están en otro lugar. —Dijo Galur viendo como algunos presos estaban huyendo hacia los túneles.
—[…] —Ángelo tomó su hacha pensando en detenerlos ya que es su trabajo, sin embargo, Galur lo detuvo y le negó con la cabeza.
—Que hagan lo que quieran, Ángelo. Nuestro trabajo acabó cuando nos metimos en este aprieto. Deja a esas lacras irse, gente como esa solo terminará siendo un estorbo en esta situación. —Galur miraba a los esclavos y presos agruparse.
—[…] —Haciendo un gesto de afirmación, Ángelo puso su hacha en la agarradera de su espalda y se quedó a lado de Galur viendo cómo se desenvolvían las cosas
—Algunos de ellos corrieron hacia los túneles antes de que despertaras, pero sabes algo… Algunos de estos hombres y mujeres hablan en idioma de Roana y Leteo, no recuerdo a nadie en las celdas o barracas de esclavos que lo hiciera, además, sus ropas tienen insignias diferentes a las que repartían en Equidna.
Varios gritos que hacían eco se hicieron presentes de esos túneles, eran alaridos pidiendo ayuda y rogando por que algo se alejara, luego se escuchó un sonido similar a carne siendo aplastada y gruñidos guturales.
Ángelo y Galur se pusieron alertas, el segundo no es tan temario como sus compañeros de trabajo para ir al frente contra lo desconocido, Galur tuvo que mantener a Ángelo y que no vaya hacia los túneles de dónde venían esos gritos. Entonces notaron que algunos de esos individuos desconocidos con los que llegaron, también portaba armas y estaban poniéndose en guardia ante el peligro que parecía aproximarse.
Un hombre y dos mujeres salieron de los túneles, estaban cubiertos de sangre y entrañas mientras escapaban con una expresión de terror absoluto. Una de esas mujeres se cayó por la prisa con la que huía, terminó arrastrándose como podía para intentar alejarse de los túneles y fue abandonada a su suerte sin que nadie haga algo por ella. Los que estaban alerta a los lejos se sorprendieron al ver lo que salía de ahí, eran cinco criaturas amorfas conformadas por diversas criaturas, cuerpos humanos con extremidades grotescas, resaltaba el hecho que tenían la carne expuesta como si hubieran sido desollados. Estos entes caminaban masticando pedazos de las víctimas que atraparon antes, cuando se pusieron delante de aquella mujer que se cayó, la rodearon y se quedaron mirándola con cuencas vacías de ojos que sangraban.
—¡No, aléjense de mí! ¡Alguien, ayúdeme por favor! —Suplicaba esa mujer desgastando sus uñas para arrastrarse todo lo que podía.
Fue entonces que uno de esos seres, cuya forma era un humanoide de tres metros, con bocas de lobo saliéndole del abdomen, patas de ave, boca sin mandíbula y una larga lengua que chorreaba un líquido amarillento muy espeso, la tomó del tobillo con su deforme mano y la levantó de cabeza hacia sí mismo. Usó esa grotesca lengua para penetrarla por la intimidad, los lobos amorfos en su abdomen destrozaron la espalda de esa desdichada, haciendo que grite horridamente y lentamente de esa mujer solo quedo un violado trozo de carne masticado, su cuerpo parecía haberse disuelto desde el interior y ser volteado hacia afuera, lo más increíble era que ese montón de carne seguía chillando y retorciéndose, como si aún estuviera vivo.
—¡Mierda! —vomitando al suelo—. A-Ángelo… Tenemos que huir de esas cosas, sabe Regis si hay más dentro de esos túneles. —Sugería Galur intentando recuperarse del impacto emocional.
—[…] —Negándole con la cabeza, le señaló hacia esos monstruos con su hacha.
—¿Estás loco? Aquí todos son prisioneros o esclavos, no vamos a pelear cont… —Galur retrocedía pero fue tomado de la nuca por su compañero, lo hizo ver al frente donde había un grupo de personas luchando contra esas bestias.
—[…] —Ángelo soltó a Galur y este cayó al suelo asustado, el gran muchacho levantó su hacha y dibujó con el filo un circulo alrededor de su compañero.
—¿Mi-Mis barreras? Ya viste que se rompieron por la tierra, no-no quiero arriesgarme a que vuelva a pasar y gastarlas inútilmente. —Galur se cubrió los oídos con las manos, no quería escuchar los gritos de aquellos que eran asesinados por esas criaturas.
—[…] —Arrodillándose a su nivel, Ángelo extendió su mano a Galur y cuando este lo miró, notó que los ojos de aquel gran muchacho no tenían dudas y su mirada era como diciéndole… «Te necesito»
—Maldita sea, de-debes estar maldiciendo que te arrastraran con un cobarde como yo… Si estuvieras con Tamir o Axel, entre los dos hubieran ido al frente para abrirse paso sin miedo… En cambio yo, estoy aquí temblando y haciendo que te preocupes por mí… —mirando a Ángelo negarle con la cabeza, este le extendió su mano con más firmeza—. E-Está bien, matemos a estas mierdas, Ángelo. —Galur tomó la mano de Ángelo y avanzó con su compañero al frente.
Aquellos que decidieron hacer frente a las bestias eran unos doce individuos, entre mitad elfos, hubeast y humanos, ellos se dividieron a las criaturas pero una de estas había escapado y estaba matando a los presos y esclavos que intentaban huir. Había una espadachín hubeast de especie lobo, usando su sable para cortar los escuálidos brazos de su enemigo, el cual era una gran cabeza humana sin piel con piernas de elefante y fauces abarrotadas de colmillos. Tras el ataque de esa espadachín, llegó un lancero mitad elfo que perforó rápidamente los ojos del monstruo, la bestia al verse arrinconada abrió por completo sus fauces y de esta salieron tentáculos que sorprendieron a ese par y los agarraron a él por el abdomen y a ella por su brazo. Ambos hablaban en un idioma diferente, parecían hacer énfasis en no dejar que esos tentáculos tocaran su piel.
Una gran hacha cortó esos tentáculos que los sujetaban, Ángelo dio un pesado paso al frente y blandió su hacha cortando parte de la cabeza de ese extraño monstruo, así permitió que el dúo de la espadachín y el lancero lo apuñaran continuamente. El monstruo iba a escupir más tentáculos, sin embargo, se chocaron contra una barrera que les impidió expandirse, así Ángelo se puso encima de la criatura y la partió con su hacha hasta matarla por completo.
Ángelo no perdió tiempo, al ver a la bestia muerta corrió apresurado a ayudar contra los otros monstruos. Galur había bloqueado las filosas patas de insecto pertenecientes a una deforme araña humanoide, la cual sangraba un hirviente líquido que humeaba de color blanco, arrojaba ese fluido por la boca contra una arquera mitad elfa que intentaba hacerle frente, la derritió entre agonizantes gritos y volvió a lanzar su vomito hacia un caballero humano que le peleaba con un martillo de guerra, sin embargo, esta vez la barreras de Galur bloquearon el ataque y salvaron a ese hombre.
La pelea duro cerca de 12 minutos, cuando la última bestia cayó muerta se dieron cuenta de la bajas que habían sufrido, contando al par de vigilantes y al par de amazonas mercenarias, comenzaron la lucha con 16 personas… 6 murieron en atroces circunstancias y el resto estaba con heridas menores.
—[ᚲᛁᛖᚾᛖᛊ ᛊᛟᚾ ᚢᛊᛏᛖᛞᛖᛊ] —Les hablaba aquella espadachín hubeast y empujó a Ángelo como pidiéndole explicaciones por lo que sucedía.
—¡Ey! ¡Ey! Mierda no entiendo nada de lo que dice… Mi amigo no puede hablar, no sabemos qué está pasando. —Al ver que Ángelo estaba siendo hostigado por ella, Galur intervino haciendo ademanes para dar a entender sobre la incapacidad del habla de su amigo.
—[ᛊᛟᚾ ᛞᛖ ᚨᚢᛒᛖᛚ] —Vino el lancero compañero de esa espadachín, parecía intentar calmar a su compañera y agachó la cabeza como disculpa.
—Ustedes los vigilantes ¿Qué mierda está pasando? ¿Dónde estamos y de donde salieron esos monstruos? —Preguntaron el par de amazonas que se acercaron a ellos, una empuñaba una espada corta cuya empuñadura estaba hecha de madera con pequeñas hojas brotándole y la otra un báculo con tallados extraños y pequeños brotes de flores rojas.
—Linda, si lo supiera sería el primero en decírtelo. Sé tanto como ustedes o estos amigos extranjeros, estamos en un lío tremendo y vamos a morir si no nos movemos. —Respondió Galur mirando de pies a cabeza a ese par de mujeres.
—[…] —Ángelo puso una expresión de enfado, pues por la mirada de su compañero, sabía que estaba más atento a los cuerpos de esas mujeres, que en la situación precaria en la se encontraban.
—[ᛟ ᛗᛁᛖᚱᛞᚨ, ᛒᛁᛖᚾᛖᚾ ᛗᚨᛊ] —Aquel lancero extranjero parecía preocupado, se puso en medio de los vigilantes y las amazonas, señaló repetidamente a los pequeños túneles encima de ellos. Su compañera la hubeast lobo puso sus manos cerca de sus erguidas orejas, cerró los ojos como escuchando algo aproximarse y señaló con miedo hacia el túnel más grande.
Otros tres monstruos salían de aquellos túneles, eran seres con cuerpos similares a gordos gusanos cubiertos de púas, se arrastraban usando extremidades humanas, de su parte superior salían vestigios de un tórax humanoide con una gran boca horizontal en el pecho que parecía iluminarse y aumentar la intensidad del brillo que emanaban.
Zona 3, lugar desconocido
Unos [Orbes de vigilancia] se movían velozmente a través del suelo, pasaron por cavernas cuyas paredes estaban forradas de carne viva, con tumores negros de los cuales parecían nacer esos deformes seres, una vez salían de esa maza temblorosa caían a la oscuridad y de ahí comenzaban a moverse por diversos los túneles.
Los [Orbes de vigilancia] detectaron una señal del rastreador, se apresuraron para llegar hasta una amplia caverna, esta tenía varios caminos de roca lo suficientemente gruesos para una persona, eran como una red de telarañas que se extendían hacia adelante, parecían lo suficientemente resistentes para soportar peso y abajo era una caída a la oscuridad donde algo estaba retorciéndose en el fondo. Personas encerradas en tierra habían sido liberadas e igual que los otros, se encontraban desconcertadas haciéndose las mismas preguntas comunes. Se trataba de un grupo de alrededor de 60, entre ellos las amazonas mercenarias, personal del servicio de las minas, el resto de aventureros sancionados y el vigilante Tamir.
—N-No puedo creerte ¿Por qué el señor Horos nos haría algo como esto? —Replicaba Tamir a Tintaya, la amazona lo acusaba junto con sus compañeras.
—Piénsalo bien, imbécil. Cuando ese desgraciado se puso a dar su discurso fue que la tierra empezó a tragarnos y solo él estaba tranquilo mientras todos peleábamos por sobrevivir… Tú y el resto de escorias trabajaban directamente para Horos, así que vamos a hacerte hablar a la fuerza. —Tintaya levantó su espontón, apuntaba a Tamir amenazantemente y sus subordinadas le estaban cerrando cualquier lugar por donde pudiera escapar.
—¡Deténganse! E-El joven Tamir es inocente, según lo que dijeron los culpables estaban tranquilos cuando la tierra nos tragó —llamando la atención de los presentes—. Había una persona que se mostró de esa forma, la encargada de la cocina y mi jefa, su nombre es Vilma… Antes de que la tierra nos envolviera a mi hijo y a mí, ella dijo que me tranquilice y que todo terminaría pronto… Vilma, ella también debe estar inmiscuida en esto junto a Horos. —Quien intervino a favor de Tamir era Eveldra, una joven cocinera de 25 años, que vino con su hijo de dos años y al cual sostenía en brazos intentando calmar sus llantos.
—¿Qué? ¿Cómo podemos creerte? Tú también estabas bajo las órdenes de esa tal Vilma —sintiéndose molesta por los llantos del bebe—. Has callar a ese mocoso o lo callaré yo… —Juri, la segunda al mando de las amazonas avanzaba para empujar a Eveldra, sin embargo, Tintaya la detuvo.
—Basta, yo le creo —mirando a Eveldra proteger a su bebe con su cuerpo—. No veo mentiras en los ojos de la cocinera, pero eso no significa que quitaré mis sospechas sobre el vigilante. —Tintaya guardó su espontón e hizo una seña a sus subordinadas para que se calmaran.
—Con eso me basta, ahora debemos organizarnos y encontrar… —Tamir intentaba apelar a la razón, sin embargo, Tintaya lo miró de forma despectiva.
—¡No seguiré órdenes de un hombre! Nosotras avanzaremos y saldremos de aquí por nuestra cuenta, ustedes los hombres pueden irse y morir en un rincón si lo desean —yendo frente de esos extraños caminos de piedra—. ¡Cualquier noble mujer que quiera seguirnos es bienvenida, juro que será protegida por nosotras! ¡El resto no nos importa! —Exclamó Tintaya causando que el grupo se dividiera, aunque algunas mujeres decidieron no ir con ellas.
—Jo-Joven Tamir… ¿Está bien que nos separemos de esta forma? —Preguntaba nerviosa Eveldra, ella se quedó tras Tamir viendo que un grupo de personas venia donde ellos.
—Tenía noción de la terquedad de las amazonas, sabía que su líder tomaría la peor decisión basada en su cultura… No me gusta aprovecharme de las mujeres, pero debemos tomar ventaja de que ellas estarán al frente, así nos protegeremos de los posibles peligros —viendo al bebe de Eveldra—. Te pido que intentes mantenerlo callado, este sitio puede estar lleno de monstruos desconocidos y no queremos atraerlos a nosotros. —Tamir se quitó la pequeña capa que cubría su espalda, se la dio a esa preocupada madre para que tapara a su bebe.
Tintaya no dudó en avanzar junto con sus amazonas, mandó a un par de ellas adelante para seccionarse de que el terreno sea seguro, entre ellas y el grupo principal había una distancia de 5 metros. Al ver que no pasaba nada inusual, el resto del grupo de mujeres decidió seguirlas, luego Tamir dio la orden a quienes lo seguían para también avanzaran por esos serpenteantes caminos de piedra. La iluminación del lugar era buena, sin embargo, había que resaltar que tanto el techo y abismo bajo los caminos, eran engullidos por una oscuridad absoluta.
Caminaron con más confianza por algo de 10 minutos, ya habían dejado atrás el lugar inicial pero al ver ese sitio, se percataron que no había un camino para regresar, solo más de esa densa oscuridad… Ahí lo entendieron, ya no había vuelta atrás.
Llegaron a un sitio donde los caminos se dividían en varias partes, parecía una especie de laberinto que buscaba separarlos por alguna razón. Las dos amazonas de adelante recibieron la orden de Tintaya, así se dividieron para tomar distintos caminos y al darse cuenta que todo estaba bien, llamaron al resto del grupo para que las siguieran, pues muy a lo lejos se podía ver que los caminos llegaban a una sola y amplia plataforma.
Ambos grupos avanzaron sin preocupaciones, pero fueron inesperadamente sorprendidos por la iluminación completa de zona y lo que vieron los dejó absortos en total terror. El techo tiene masas carnosas cubiertas de ojos y dientes, fauces que parecían titubear y abrirse lentamente mientras soltaban una espesa baba sobre los caminos. El abismo del fondo estaba repleto de madejas de órganos vivientes que palpitaban emitiendo grotescos sonidos, se componían de vestigios de cuerpos femeninos que tenían los vientres hinchados, restos de bocas por donde tentáculos entraban para inyectarles algo, extremidades fusionadas entre ellas y diversas criaturas amorfas lactándoles los pechos hinchados que sangraban continuamente.
Las masas carnosas del techo abrieron sus fauces, liberando de ellas largas lenguas de venas palpitantes, con ojos y colmillos en todas sus superficies, con las puntas similares a ventosas de calamar, estos largos órganos descendían a gran velocidad hacia los horrorizados rostros de esos incautos que caminaban sobre los caminos de piedra… Los gritos no se hicieron esperar, solo aquellos [Orbes de vigilancia] fueron los mudos testigos de las masacres que ahí estaban dándose.
Zona 4, lugar desconocido
Los [Orbes de vigilancia] recorrieron a gran velocidad una amplia distancia de donde fueron liberados, llegaron a una gran caverna donde muchas personas corrían despavoridas, pues ninguna entendía su situación y estaban asustados por los diversos gruñidos monstruosos que provenían de tres túneles tras ellos.
—E-Esperen… Guarden la calma por favor, si se siguen desesperando de esa forma solo terminaran por exponernos a más peligros. —Hablaba Bando con nerviosismo, intentaba calmar al grupo con el que apareció, sin embargo, por su falta de confianza en sí mismo era ignorado y muchas veces insultado para que se callara. Bando es uno de los vigilante que llegó con Axel, estaba encargado de abrir o cerrar las puertas principales en las zonas dentro de las minas.
—Ese gordito no tiene carácter, no me extrañaría que alguna de esas lacras lo mate para quitarle sus armas. —Al fondo estaba Lulú sentada cerca de una piedra, miraba con una cínica sonrisa como los esfuerzos de Bando eran inútiles.
—Lulú, tenemos que hacer algo… Hay algo malo en este lugar, mi especie puede sentir los susurros de la tierra… Pero aquí… Aquí solo escucho gritos y llantos que quiebran mi corazón. Mis compañeros hubeast también lo sienten, es como si algo nos advirtiera de un gran peligro. —Quien hablaba con Lulú era Oswaldo, un hubeast de especie topo, con el que Axel tuvo un repentino encuentro.
—Es inútil que intenten escapar, los aros de esclavitud los tienen bajo la orden de quedarse en este lugar… Por más que lo deseen, aunque sus vidas estén en riesgo… Ninguno puede ir en contra de esa orden —Lulú tocó con su dedos el aro de esclavitud demoniaca que Axel le puso—. La opción que nos queda es esperar e intentar averiguar algo de este lugar, pero esos gruñidos me ponen muy intranquila. —Lulú miró como Bando fue empujado al suelo y estaba siendo rodeado por unos prisioneros.
—Yo tengo que encontrarme con alguien, estoy seguro que vi al señor Axel en el festival… É-Él me prometió algo muy importante. —Mencionó Oswaldo recordando que Axel lo ignoró durante el festival.
—¿A-Axel? ¿Te refieres al vigilante? —Preguntó Lulú sorprendida, rápidamente una idea pasó por su mente, pero fue interrumpida por los gritos de auxilio de Bando.
Los prisioneros tomaron rocas del suelo, iban a apedrear al pobre vigilante hasta matarlo, pero repentinamente el sonido de un látigo los detuvo. Por la espalda de todos ellos llegó Warawisa, no dudo en usar [Fuego Amatista] para quemar a esos truhanes con llamas moradas y ese pequeño grupo de dispersó yéndose hacia las paredes.
—Gr-Gracias por ayudarme, se lo agradezco. —Bando respiraba agitado y se sostenía el pecho sintiendo su corazón acelerado por el susto.
—Deja de gimotear —viendo a Bando levantarse con dificultad, lleno de suciedad y con sangre cayendo de sus labios, ella se vio a si misma reflejada en ese muchacho—. No seas tan patético y párate de una vez. —Le dijo Warawisa con algo de enfado, él se apresuró y comenzó a limpiarse la ropa.
Alguien vino corriendo a donde estaba Warawisa, se trataba de aquella chica pelo purpura de nombre Aranavia. Ella era del grupo de aventureros sancionados, estaba en esa zona junto a la clériga de su grupo, la cual se llamaba Gayra y estaba curando a los heridos con sus habilidades.
—Gracias por ayudar al vigilante, necesitamos el mayor número de personas que sean útiles para salir de aquí. Vengan con nosotros, creo que descubrimos algo… —Le dijo Aranavia, ella le señalaba uno de los túneles dentro de esa recamara.
Quien atendió su llamado fue Warawisa, Lulú, Bando, Oswaldo y algunas personas que parecían vigilantes pero con diferente uniforme que el de Bando.
—Cuando me acerqué a este túnel, aparte de escuchar aquellos gruñidos y sonidos grotescos, también escuché la voz de uno de mis compañeros… Presten atención, tal vez escuchen alguna voz familiar en los demás túneles. —Les dijo la [chaman] de pelo purpura y con algo de desconfianza todos lo hicieron.
—[ᛚᛟ ᛖᛊᚲᚢᛏᛃᛟ, ᛖᛊᛖ ᛖᛊ ᛁᛗᛁᚱ] —Exclamó en su idioma uno de esos extranjeros.
—¿Qué acaba de decir? A todo esto ¿De dónde son estos tipos? —Menciona Warawisa desconcertada.
—Eh… Él dijo que escucha a su compañero, Imir —notando que llamó la atención—. Y-Yo trabajé duro para comprar conjuros de idioma, pensé que hablar otras lenguas me serviría en el trabajo. Reconozco que habla en idioma de Leteo, espera, voy a preguntarle algunas cosas. —Respondió Bando yendo a hablar con esos tipos, conversó por unos minutos y su charla parecía sorprender al joven vigilante.
—Esto me da mala espina, basta con verle la cara al gordito y se puede suponer que no le dijeron nada bueno. —Comentó Lulú con Oswaldo y vieron a Bando regresar con el rostro pálido.
—¿Qu-Que te dijo? —Aranavia estaba inquieta por escucharlo.
—Que él, su grupo de vigilantes y algunos presos… Ellos trabajan en las mina de Xion-Xan al norte de Leteo, tampoco me creyó cuando les dije de dónde venimos nosotros… Esto es absurdo, hay una distancia abismal entre ambas minas ¿Cómo es posible que estemos aquí? —Bando estaba notoriamente asustado al pensar más en ello.
—Yo sé algo —todos miraron a Aranavia—. Vine junto al líder de mi grupo para descubrir el misterio de las minas alrededor del mundo, lo que les voy a decir es algo difícil de creer —Aranavia se paró frente a uno de esos tres túneles—. Nadie sabe exactamente desde cuándo, pero se hizo un pacto con la Diosa Durgea, el cual asegura a los dirigentes de las minas temporadas de prosperidad, materia prima inacabable y fertilidad en las tierras… Todo a cambio del sacrificio de varias personas, al ser mayor el número de ofrendas, también lo será los beneficios que la Diosa les otorgue. La mina recluta gente de bajos recursos, atrayéndolos con la promesa de un trabajo, alimento y alojamiento asegurado, sin embargo, todo eso es una trampa de miel, la mayoría de esas personas sirven como sacrificio durante los festivales. —Al escucharla los presentes quedaron perplejos.
—E-Eso es imposible, si fuera verdad no habrían personas pobres en el mundo, es más, hace mucho se habrían dado cuenta de la ausencia de tanta gente. —Intervino Bando incrédulo de lo que escuchó.
—No solo son gente de bajos recursos —mirando al robusto muchacho—. No pareces alguien pobre, de seguro eres un bastardo al cual dijeron que probara su valía trabajando en las minas, que si lograbas regresar con méritos, tu padre te daría su apellido y serias tratado como alguien de la familia principal… Lamento decirte que muchos nobles usan las minas, para deshacerse de sus bastardos y que no sean una molestia a futuro —viendo a Bando caer arrodillado al recordar lo que le dijeron—. Si la gente no se percata de la desaparición de sus seres queridos, se debe a la influencia de la madre tierra… Una vez mueres como ofrenda a Durgea, la gente que te conoció recibe la noticia de que falleciste en un accidente, luego simplemente ignoran el hecho, tomándolo como algo sin importancia y siguiendo con sus vidas sin problemas. —Aranavia parecía triste al decir lo último.
—¿Entonces cómo es que sabes todo eso? Según lo que nos dices, todo está muy bien planeado para no ser descubierto. —Dijo Lulú intrigada.
—Yo perdí a mi hermana hace seis años, ella vino a trabajar a Equidna como cocinera y mandaba dinero a los tíos que me criaban, un día nos dieron la noticia de que murió en accidente de cocina y no nos importó… Mi hermana estaba casada con Aegar, cuando él se enteró siguió con su vida e incluso estaba comenzando a formar otra familia. Yo logré terminar el entrenamiento para ser aventura, durante esas misiones me encontré con Aegar y a pesar de ser cuñados actuábamos como extraños… Como si no existiera un vínculo que nos unirá, como si mi hermana nunca hubiera existido y fue en esos días cuando pasó. Conocimos a un anciano extraño, que nos dijo que estábamos bajo la influencia de un hechizo muy poderoso. Ese hombre nos purgó del encantamiento de Durgea, la forma en que nos dimos cuenta de la existencia de mi hermana, fue como recibir un golpe en la cabeza. Ese anciano nos dijo que no éramos los únicos, que había una organización dedicada a descubrir las atrocidades que los Dioses cometen contra nosotros. Por eso Aegar y yo vinimos a Equidna, para obtener las pruebas de lo que sucede en las minas y exponerlas al mundo… Ahora mismo hay orbes que graban lo que sucede —señalando los orbes en el techo de la cueva—. Aunque nosotros fallezcamos aquí, lo orbes llegaran a su destino y se sabrá la verdad. —Aranavia golpeó la pared con tristeza, parecía resignada a su destino.
—Desde un principio estábamos destinadas a esto, maldita sea ¿Sufrí todas esas cosas por nada?… Soporte tanto dolor, humillaciones y… ¡Ah! —Warawisa se arrodilló frustrada, pero una voz de esos túneles la hizo recobrar la compostura—. Ti-Tintaya, ella está ahí… Puedo escucharlas… Mis compañeras están por este túnel. —Warawisa estaba por adentrarse por ese túnel rocoso.
—Detente, loca… Ni siquiera sabes que puede estar pasando ahí adentro. —Lulú la sujetó de la mano, pero la amazona la hizo a un lado con violencia.
—No me jodas, tu no me conoces así que no te entrometas en mi vida. —Warawisa empujó a Lulú al suelo, se metió dentro del túnel y la perdieron de vista.
—Y-Ya no podemos hacer nada por ella —viendo la pared que daba entrada al túnel, encontró una extraña marca familiar—. E-Esto es… Imposible —Bando buscó entre su ropa la placa de vigilante que le dieron, la puso en la marca y notó que se levantó un muro de piedra para bloquear la entrada—. Yo puedo abrir y cerrar las entradas ¿Por qué? —Se preguntó Bando probando lo mismo en los otros dos túneles, en ambos obtuvo el mismo resultado del muro bloqueando la entrada.
—¡Entonces ciérralos todos! ¡No queremos que las bestias que rugen dentro, lleguen a este sitio! —Le dijo Lulú de manera insistente.
—No lo hagas, nuestros amigos y colegas siguen ahí adentro. Si cerramos esas salidas, los condenaremos a una muerte segura. —Aranavia tapó la marca en la pared con sus manos.
—Tiene razón, debemos esperar a todos para salir de aquí… ¡Yo no quiero abandonar a mis amigos! —Exclamó Bando decidió.
—Gordo idiota, ellos pueden estar muertos ahora mismo… Además —pensando en la forma demoníaca de Axel—. Hay quienes merecen morir. —Lulú estaba enojada, iba a golpear el estómago de Bando pero Aranavia se puso en medio y al mismo tiempo el [Aro de esclavitud demoníaca] de Axel estaba por activarse.
—Yo confió en que saldrán vivos, dales una oportunidad. No podemos hacer lo mismo que los dirigentes de las minas y no vamos a sacrificar a nuestros amigos. —Aranavia miró a Lulú con convicción.
—¡Mierda! Hagan lo que quieran, pero si los monstruos que se escuchan dentro de los túneles se acercan, será mejor que estén preparados para pelear o morir. —Lulú dio media vuelta, le hizo un gesto a Oswaldo para que la siguiera.
Zona 0, Trono de Durgea
La cólera de Axel había explotado, sus ojos brillaban con un intenso resplandor dorado y su mirada llena de ira se dirigía contra un solo objetivo, contra aquella Diosa que dio una cruel muerte a Holee.
Axel hizo explotar de su espalda las cuatro patas de su forma de araña gigante, usó esas extremidades para desplazarse con agilidad entre los pilares de tierra que Durgea levantaba para atacarlo. El muchacho transformó su brazo izquierdo en la cabeza del phurukatari, exhaló de aquellas fauces ese nocivo gas venenoso, transformó su brazo derecho en el fornido brazo del gorila Gorberin y lanzó un potente puñetazo contra la Diosa.
—Ja,Ja,Ja Eso es, niño, ahora tienes los ojos de un verdadero Rey Demonio —señalando con sus dedos trozos de rocas, los hizo levitar para que chocaran contra Axel—. Pero la furia ciega es inútil ¿Tanto te molestó lo que le hice a tu amiguita? —Las rocas que impactaron contra Axel, lo habían mandado a rodar por el suelo hasta chocar contra una pared que se formó en su camino.
—¡Cállate! ¡Cierra tu maldita boca! —viendo estacas de tierra apuntándole—. [Saeta de Fuego] ¡Vayan! —Axel creó tantas [Saeta de Fuego] como estacas de tierra podía ver, sabía muy bien que la diferencia de nivel entre habilidades eran demasiado elevada, sin embargo, no podía resignarse a morir sin más y gastó gran parte de su mana en incrementar la potencia de sus saetas.
Todas las [Saeta de Fuego] impactaron contra las estacas, causaron grandes explosiones donde trozos de tierra en llamas caían al suelo como lluvia, la recamara entera se llenó de polvo y humo. Durgea parecía aburrida con su pelea, bostezaba tapándose modestamente la boca, repentinamente los colmillos del phurukatari la mordieron y rodearon su cuerpo para inmovilizarla, al irse disipando el humo notó que Axel había transformado su piernas y parte de su abdomen en el cuerpo de la serpiente alada, el dorso del muchacho tenía cuatro brazos y en cada mano una [Lanza Negativa]. Impactó a quemarropa los cuatro ataques y soportó el dolor de la explosión causada por la liberación de tanto poder destructivo. Estando cansado, jadeando como una animal y con su mana casi al límite, fue sorprendido por la mano izquierda de Durgea, ella lo tomó del cuello y levantaba sin esfuerzo mientras lo asfixiaba.
—Para mí solo eres mierda en el suelo, me bastaría un simple movimiento para matarte y acabar con tu patético esfuerzo —viendo como las piernas de Axel volvían a la normalidad y sus brazos extras se retraían dentro de su cuerpo—. Es una habilidad interesante la obtuviste, mi querido Ishtar estuvo experimentando con sujetos de prueba para desarrollarla, tú debes ser el tercero o tal vez el cuarto de sus prototipos… Pero dime pequeño imbécil ¿Qué eres sin tus habilidades? —Los dedos de Durgea estaban aplastando la tráquea de Axel, este se desesperaba pataleando e intentando golpearla, la arañaba con sus vestigios de garras… pero era inútil, la dura piel de la Diosa era inmune a todo daño físico.
Durgea levantó su dedo índice derecho, lo puso en la frente de Axel y disparó de ahí una luz violeta que atravesó la cabeza de su víctima, luego esa luz se solidifico en una gema y la Diosa dejó caer a Axel al suelo para que respirara. El muchacho no se rendía, se levantó tras recuperar algo de aliento y levantó su puño pensando en convertirlo en el brazo de Gorberin, sin embargo, su brazo no sufrió transformación alguna y golpeó con su puño la palma izquierda de Durgea. La Diosa le dio una patada en el estómago para alejarlo, cuando tomó una distancia de ella, Durgea volvió a levantar su dedo índice derecho, le disparó diversas ráfagas de luz que atravesaron el cuerpo de Axel, luego al igual que la anterior se solidificaron en gemas de distintos colores.
—E-Eso… N-No me… Hi-Hizo ¡Nada! [Lanza Negativa]… ¿Qué? [Saeta Terra]… ¿Qué está sucediendo? ¿Por qué no puedo usar magia? —Axel se concentró en sacar las patas de araña de su espalda, sin embargo, no sucedió nada y aun así no se rindió en seguir atacando, desenfundó la espada de Minos y se dirigió a un combate cercano.
Axel comenzó con una combinación de espadazos, golpes y patadas, la cual adquirió tras asimilar a los bandidos y mercenarios que encontró. Eran técnicas truculentas de golpes precisos a los puntos vitales del objetivo, la espada del muchacho impactaba con el cuello, pecho, abdomen y riñones de la Diosa, sin embargo, era inútil… Ella ni siquiera hizo algo para defenderse, simplemente permitió que los ataques le dieran y por último la burlona risa de Durgea sorprendió a Axel.
—Ja,Ja,Ja Deberías ver tu cara, no tiene precio el ver todo tu esfuerzo desmoronarse —señalándolo con su palma derecha, cerró el puño y varias piedras se pegaron a las extremidades del muchacho—. He sellado muchas de tus habilidades dentro de las gemas que ves ahí arriba, se me ocurrió un juego muy divertido… Algo para hacerte madurar, mocoso, voy a ponerte en la dirección correcta de abandonar la humanidad a la que te aferras. —Las piedras que inmovilizaron a Axel, lo obligaban a moverse hacia donde la Diosa quisiera.
Axel estaba aceptándolo, perdió de manera patética contra un oponente fuera de su comprensión. Se sentía frustrado, enojado y sobre todo triste por no poder haber hecho nada por Holee… Ni siquiera podía vengarla. Fue entonces que algo llamó su atención, escuchó débilmente algo que lo dejó pasmado y no sabía si la gravedad de sus heridas le estaban jugando una mala broma.
—¿Eh? ¿También lo escuchaste? —mirando el montón de tierra donde yacía el cuerpo de Holee—. Estoy segura de que destruí su cuerpo, es imposible que siga con vida… Pero nada pierdo asegurándome ¿No? —Desde la posición de Durgea podía verse los restos desmembrados de Holee, Axel también los vio y comenzó morderse el interior de la boca como señal de frustración.
—¡Ya déjala en paz, maldita perra! —Le gritó Axel, solo causó que Durgea aumentara la presión de las piedras que lo sujetaban.
—Sí, estos son los restos de tu pactante… Un momento —levantando uno de los brazos de Holee, este se descompuso en varios gusanos muertos—. Esto no es un cuerpo normal… Uhm… La había escuchado decirlo pero no me pareció algo posible, ella usó las habilidades de [Colmena Dimensional], no creí que volvería a ver esa habilidad tan única —haciendo levitar la tierra—. Si de verdad es la [Colmena Dimensional] que sospecho, ella debería estar por aquí… Ahí estas. —Durgea tomó algo de entre los escombros.
Era parte de la cabeza aun aferrada al dorso de Holee, cuando lo levantó la piel y carne se desmoronó en gusanos que cayeron muertos al suelo. Solo quedó el cerebro unido a la espina vertebral, varios pequeños filamentos que serían los nervios, el agujero negro que era la entra a la [Colmena Dimensional] y pequeños gusanos saliendo de ahí e intentando aferrarse a la columna.
—Vaya sorpresa, si es la [Colmena Dimensional] que conozco —llevando los restos, se los mostró a Axel para que los vea—. Taran, [Colmena Dimensional] es una habilidad que perteneció a una Reina Demonio prehistórica, en esas épocas el mundo era más brutal y divertido. La primera portadora de esa habilidad, extendió su plaga de insectos por casi todo el mundo… Era tiempos tan hermosos, los héroes de ese entonces murieron en su batalla final y se encargaron de erradicar cualquier rastro de esa Reina Demonio. Pensar que la mocosa de tu pactante tendría tal habilidad, eso me da muchas ideas para que me diviertan. —Durgea caminó junto a su prisionero y trajo las gemas donde selló las habilidades de Axel.
—¡Por favor, deja a Holee en paz! ¡Ella no tiene por qué sufrir así! ¡Te lo imploro, haré lo que quieras pero libérala! —Rogó Axel desesperadamente, podía ver como los pequeños gusanos seguían saliendo y esto le hizo suponer que intentaban reconstruir el cuerpo de su compañera.
—Ya te tengo donde quiero, solo cállate y espera tu momento de brillar —la Diosa caminó hasta el abismo que abrió antes—. Por ahora prepararé a tu pactante para el evento principal, ya quiero ver el terror que esta mocosa propagara —Durgea sostenía los restos de Holee sobre aquel abismo—. Ahí adentro habitan los nidos de varios monstruos insecto que se dispersan por el mundo, todos se sentirán atraídos por la esencia de la [Colmena Dimensional] y violaran la entrada solo para anidar dentro de ella. Con tu pactante tan debilitada, no podrá controlar el nuevo cuerpo que se le formará, pero será consciente de todo lo que haga. Ja,ja,ja Esto se pondrá muy divertido… —Durgea sonrió maliciosamente mientras arrojaba los restos de Holee dentro de aquellas marañas de insectos.
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