LISMATUS: SENDA DEL HERALDO - 43
«A veces siento… Que ninguna de las decisiones que elijo es la correcta y que cada una de ellas me lleva a un peor desenlace. Caminó ciego por un sendero lleno de piedras, donde no paro de caer y hacerme daño… Y peor aún de lastimar a la gente que me acompaña», mirando la sangre que vomitó al suelo.
Axel estaba arrodillado, sujetando los restos de Holee contra su vientre para que no le sean arrebatados y respiraba con desesperación mientras vomitaba sangre. Con esfuerzo levantó su rostro dando un agónico gruñido, sus ojos a penas podían ver a la Diosa parada detrás de él y con esa última visión colapsó en el suelo.
—¡Perra de mierda! —Tamir salió corriendo con su espada en llamas y acertó un espadazo en el abdomen de esa manifestación de Durgea. Tan solo la había atravesado hasta la mitad del vientre y cuando intentó retirar su espada, la tierra que compone a la Diosa la sujetó con fuerza.
—Uhm… Es inútil que hagas esto —chasqueando la lengua—. No tengo tiempo ni para enojarme ahora mismo, así que seré breve con esto. A ese tipo le quité muchas de sus habilidades y las escondí al azar dentro de varias personas. Ahora le restan recuperar cuatro, una está en el corazón de ese chiquillo que murió partido a la mitad y por lo que he visto él no pensaba recolectarla. Este idiota no tiene la convicción de hacer lo necesario para lograr sus objetivos, se arriesgó inútilmente por salvar a esa mocosa y sigue negándose a olvidar su banal humanidad. Esto va para ustedes cuatro, pueden dejarlo morir aquí mismo, no será su culpa y serán libres de mi laberinto… O sustituyen su corazón por el del chiquillo muerto y continúan luchando hasta tal vez morir. Decidan rápido, en su condición le queda unos… 5 ó 6 minutos de vida. —Durgea calló a cualquiera que la interrumpía cubriéndolo con tierra y al terminar de hablar los liberó.
—¿Por qué los transformaste en monstruos? —Preguntó Yukiko recordando como Axel protegió los restos de Holee.
—Oh, en eso te equivocas, zorrita de las nieves. Ellos ya eran demonios desde antes, lo único que hice fue mostrar sus formas verdaderas —notando la sorpresa en los jóvenes—. ¿Pero cómo lo iban a saber, no? Todo este tiempo fueron engañados, poniendo su vida en juego por rescatar a ese par de demonios y por ello el otro chiquillo murió ¿Eso basta para que los dejen morir? —Durgea sonreía al ver las expresiones de esos jóvenes.
—¿E-Entonces? ¿Axel nunca existió? —Amaku estaba temblando de miedo y cólera.
—¡Te equivocas! Hay algo extraño aquí… Si Axel era un demonio desde antes, él no se hubiera arriesgado buscándonos o salvándonos en esas ocasiones. Puedo asegurarte que él Axel que conocimos es real, pero debe haber una razón tras todo esto… Y él nos la dirá cuando pueda hablar. Ángelo ¿Aun confías en Axel? —Tamir caminó hacia su herido compañero.
—[…] —Ángelo aun sostenía en brazos el cadáver de Galur, miró a Tamir notando que no tenía dudas en su mirada y el muchacho metió con pesar su mano dentro de los restos de Galur.
Tras unos segundos de esfuerzo, Ángelo logró sacar el corazón del cadáver de Galur pero aun no tenía fuerzas para caminar, así que entregó el órgano a Tamir, quien fue apresurado hacia Axel y en su camino miró con enojo la cínica sonrisa de Durgea. Tamir puso boca arriba el cuerpo del demonio, notó que este aun respiraba lentamente y sin saber bien cómo hacerlo, incrustó el corazón de Galur dentro de la herida abierta. En segundos varios filamentos cubrieron el órgano que comenzó a palpitar, con esfuerzo Axel volvió a respirar con normalidad y su herida iba cerrándose con rapidez.
—Ustedes en verdad son estúpidos, ya quiero ver el momento donde se arrepientan de sus decisiones —señalándoles uno de los túneles del fondo—. Sigan por ese túnel y llegaran hacia mis supervisores. Ellos están juzgando a otras ofrendas —viéndolos heridos—. Uhm, en esas condiciones no será nada entretenido verlos luchar por sus vidas —señalando el suelo, comenzó a levantarse un cumulo de tierra con cinco piedras verde oscuro—. Eso es algo que nunca verán en la superficie, cómanlas y curaran sus heridas… Solo recuerden, lo que doy se los quitaré cuando yo quiera. —El cuerpo terroso de esa Durgea se desmoronó.
«… … … … … …», Galur estaba sentado rodeado de oscuridad, miraba a alguien fijamente con una tranquila expresión de resignación, parecía decir algo pero sus palabras no eran audibles y de sus labios caía sangre. Ese joven levantó su brazo para despedirse, pero este estaba mutilado y al notarlo sonrió como si fuera gracioso.
«¡Galur, no te vayas! ¿Qué dijiste? No pude escucharte», Axel despertó abruptamente, jadeaba sosteniéndose con la mano el lugar donde fue atravesado pero no encontró herida, solo su [Armadura Adaptable] reconstruyéndose y al percatarse del brazo que le fue arrancado por Holee, vio que tenía uno diferente que daba algunos espasmos y subiendo su vista más arriba notó tentáculos delgados que lo unían a su muñón.
— Tamir-san, sugirió usar los restos de Galur-san para sanarte… No teníamos la certeza de que funcionaria, pero felizmente tú cuerpo los aceptó y recuperaste el brazo que te arrancaron. —Dijo Yukiko algo asustada por la forma en que Axel despertó.
>>Habilidades de transformación al 75%, recuperadas transformaciones y habilidades que requieran del tórax para ser activadas.
—¡Axel! ¡No sé como pero tienes que responderme! Los tatuajes en tus brazos pertenecen a la líder de un escuadrón amazona, ahí dice que su nombre era Tintaya… Pe-Pero no puedo recordarla en mi escuadrón, ni siquiera sé quién me trajo aquí ¿Ma-Mataste a esa amazona para obtenerlos? —Preguntó Amaku con cierto enojo, Axel solo asintió con la cabeza y fue sujetado del cuello por la joven amazona.
«Antes nos dijo que esa líder la obligó a venir ¿Cómo es posible que Amaku no pueda recordarla? —sintiendo un zumbido al intentar recordar—. Y-Yo tampoco lo recuerdo, no sé cómo ni cuando recuperé mis brazos», pensó Axel quedándose pasmado al notar ese detalle.
—Los tatuajes en tus piernas, son representativos de mi familia y mencionan el nombre de Aluwa… ¡No recuerdo a nadie con ese nombre! ¡Dime que está pasando! ¿También la mataste a ella? —Amaku comenzó a zarandear al demonio, este negó repetidas veces mostrándose desconcertado y Tamir se acercó a ellos.
—¡Detente, Amaku! Él tampoco sabe que está pasando —haciendo que lo suelte—. Axel, esa mujer de tierra nos dijo que tú y Holee ya eran demonios antes de venir aquí ¿Eso es verdad? —viéndolo asentir, pateó el suelo para soltar su frustración—. Cuando puedas hablar y salgamos de aquí, vas a contarnos todo… Nos debes la verdad, Axel. —Tamir extendió su mano hacia Axel y lo ayudó a levantarse.
—¿Qué? ¿Solo le dirás eso? ¿Por qué sigues confiando en él a pesar de saber que siempre fue demonio? —Increpó Amaku enojada.
—Nadie sabía que Galur podía crear más escudos, pero Axel arriesgó su vida salvándolo de Holee y por ello perdió un brazo. En cada ocasión se mantuvo protegiéndonos, si fuera un demonio «normal» nunca se hubiera herido tanto por simples humanos —mirando fijamente al demonio—. Axel, tenía dudas sobre ti y te he observado lo suficiente como para disiparlas. Elijo confiar y esperar que nos cuentes tu historia y motivos. —Tamir tomó una de las piedras verdes que dejó Durgea, al comerla sus heridas comenzaron a humear y lentamente se cerraban.
—Y hablando de eso ¿Cómo es el asunto de Holee-san? —recibiendo una piedra verde—. Por mi está bien, Tamir-san. Solo tengo moretones por golpes, no son heridas graves. Mejor guárdalas que más adelante las necesitaremos. —Yukiko miró los restos de Holee que Axel sostenía contra su pecho.
—Es cierto, hicimos todo esto para rescatar a esa chica pero… ¿Siquiera está viva? —Agregó Amaku viendo como Axel levantaba el cerebro y espina dorsal de Holee.
«Holee está viva, aun puedo ver su información con [Analizar Superior]… Uhm hay dos estados anormales que aún no desaparecen, que raro… Creo que le tomara tiempo volver a formarse», Axel les mostró ese agujero negro en medio de la espina dorsal, de este salían pequeños gusanos que comenzaban a fusionarse con los restos e iban creando órganos.
>>Estado: [Conciencia disipada] – [Furia Ciega]
—Creo que tú debes cargarla, Axel-san… Disculpa pero me da algo de repelús ver… —Yukiko guardo silencio cuando escuchó voces proviniendo de los túneles, sus orejas de zorro se levantaron en dirección del sonido.
De la espalda de Axel se crearon tentáculos que tenían manos, con ellos envolvió cuidadosamente lo que queda de Holee y los usó para sostenerla escondida bajo su capa.
—Oh mierda, nos olvidamos que venían más personas y monstruos a esta caverna —viendo el mapa—. Es tiempo suficiente. Axel, toma las habilidades de Galur, nos ayudaran más adelante. —Tamir indicó a Ángelo traer el dorso de su amigo, con cuidado puso sus restos cerca de Axel.
«Esto es mi culpa… Perdóname, Galur… Te juro que saldremos de aquí. Cuando pueda usar tus escudos los protegeré a todos, no permitiré que nadie más muera por mi culpa», Axel liberó los tentáculos de su nuca, el muchacho tenía una triste expresión de arrepentimiento al asimilar a Galur.
Cuando el demonio terminó con el cadáver, hizo gestos para avisar que aún no puede usar aun las habilidades de Galur, no hasta que recupere su capacidad de conjurar. Él recibió una de las piedras verdes que dejó Durgea, usó [Analizar Superior] para saber de esta, pero la rechazó pensando más en quienes no pueden regenerarse como él y terminó dándosela a Amaku. No perdieron tiempo y recogieron las cosas que podían llevarse, una ballesta, un arco, un escudo pequeño y un peto magullado para reemplazar el de Ángelo que fue destrozado. Al entrar al túnel señalado por la Diosa, pudieron escuchar las voces de aquellos que llegaron y estos comenzaron a pelear con los monstruos entre fuertes gritos de guerra.
>Nombre: Piedra de vigor
>>Descripción: Roca creada de los residuos de gemas mágicas procesadas en el núcleo del planeta. La alta concentración de energía natural en su interior, sobrecarga el cuerpo de quien la consume, sanando sus heridas y aliviando el cansancio. Horas después de ser consumida, causara fatiga extrema en proporción a las heridas curadas o mana/chakra que repuso, anulando completamente la generación de esas energías por un periodo de tiempo.
Había un ambiente tenso entre las dos chicas con sus compañeros, la confianza de Amaku en Axel había disminuido y Yukiko solo estaba ahí por no tener otra opción para sobrevivir. Tamir y Ángelo confiaban en Axel pero sin que él pueda explicarles las cosas, esa confianza podía perderse en cualquier momento… Y Axel, él no deja de pensar en por que no puede recordar cosas importantes. Él sostiene los restos de Holee en su espalda, viendo cada cierto tiempo como los pequeños gusanos le van dando forma y actualmente formaron un corazón y parte de la garganta.
Según el mapa, la próxima caverna estaba a 20 minutos de ellos, veían un punto plateado que desaparecía a otros y solo algunos pasaban por los túneles hacia otras cavernas. Tal comportamiento dejó desconcertados a los muchachos.
—Ese debe ser el supervisor, ni siquiera conocemos su apariencia o como ataca y dudo que nos deje analizarlo como hicimos contra Holee. Pero por cómo se mueve, comienza una lucha apenas visualiza a sus enemigos. —Dijo Tamir preocupado.
—Tal vez podamos intentar lo que íbamos a hacer contra Axel, usar mi [Sacrificio de Sangre] para volverte invisible y que decapites a ese supervisor. —Sugirió Amaku recordando cómo se cortó la palma y cubrió a Tamir con hojas manchadas con su sangre, las cuales ocultaron su cuerpo y lo volvieron transparente.
—Amaku-san, si tienes una habilidad así de fuerte, lo mejor sería guardarla para la última pelea. Tal vez lleguemos agotados y heridos contra el último supervisor. —Agregó Yukiko observando el mapa con detenimiento y se percató de cierto detalle en el movimiento del punto plateado.
—También te diste cuenta ¿No? Se mueve demasiado rápido como para sorprenderlo. Contra Axel me fije en su tiempo de reacción, logró salvarse de ser decapitado gracias a ese pelaje de su capa. Por cierto, disculpa por eso. —Tamir se mostró arrepentido, su compañero le hizo un gesto de que no importaba.
«Tiene razón, en ese momento de no ser por mi [Armadura Adaptable], su espada hubiera cortado mi cuello sin problemas… Ese supervisor no será tan descuidado como para permitir que nos acerquemos tanto», pensaba el muchacho tocando el pelaje que lo protegía.
—Haremos la formación básica… Amaku y Yukiko atacaran a distancia cubriéndonos desde atrás. Esta vez Ángelo las defenderá en caso de que las fijen como objetivo. Axel y yo comenzaremos un ataque frontal para evaluar a nuestro enemigo y que ustedes puedan contrarrestarlo. —Dijo Tamir indicándoles sus posiciones.
—Tamir-san, mis ataques de hielo serán peligrosos para ustedes si están cerca del supervisor. Necesitaré una señal para que dispare. —Mencionó Yukiko remarcando su problema.
—No puede ser algo muy notorio o se acostumbrará… Mira, las tres primeras veces chocaré las puntas de mis espadas, las siguientes dos golpearé ambos mangos y la sexta cruzaré las hojas sobre mi cabeza. —Tamir le mostró las formas en las cuales haría esas señales.
«Eso está bien pensado, evitará que el supervisor prevea y se defienda de los disparos de Yukiko. Por mi parte uhm… Creo que solo levantaré tentáculos de mis hombros», Axel generó dos tentáculos saliendo de sus hombros y con eso indicó que esa es su señal.
—En el tiempo que lleguemos, lograré siquiera imbuir seis semillas con mí mana ¿Cómo quieres repartirlas? —Preguntó Amaku dejando caer una semilla de su báculo, a la cual manchó con la sangre de sus heridas.
—Quédate con cuatro para que puedas arrojarlas según tu criterio, Yukiko tendrá una en caso de emergencia para defenderse y Axel la última ya que puede tirarla con sus tentáculos. —Con eso dicho por Tamir, Amaku aceptó su sugerencia.
—[…] —Ángelo se puso delante de sus compañeros, por su rostro era notorio que esperaba órdenes para colaborar.
—Ángelo, fuiste dañado de gravedad en la pelea anterior. Aunque tus heridas sanaron por la [Piedra de Vigor], no quiero arriesgarte a un combate contra algo desconocido. Por ahora observa bien a nuestro enemigo, defiende a las chicas y te llamaremos en caso de necesitarte. —Tamir notó que las heridas de Ángelo aún estaban en proceso de curación, la armadura que tomaron para él no estaba en muy buen estado y por esas consideraciones tomó su decisión de mantenerlo a la defensiva.
Los minutos pasaron, el túnel ya estaba comenzando a colapsar a sus espaldas y esto los hizo apurar el paso. Sus mapas les indicaban su posición frente a la caverna del supervisor, podían escuchar sonidos de pelea y fue por ello que se acercaron con cautela a la entrada, pero tuvieron que pasar inmediatamente por el derrumbe del túnel. Al estar en la caverna se encontraron con alguien que no esperaban, los tres chicos que fueron contratados como vigilantes lo reconocieron y no podían ocultar su sorpresa.
En medio de la caverna estaba el jefe de personal Wulfdog Dinato, su físico aumentó en musculatura llegando a rondar los dos metros, su pelaje plateado oscuro estaba manchado por sangre y expandiéndose por casi todo su cuerpo, la poca piel morena que exponía resplandece por la tenue iluminación de los cristales celestes y el giró a verlos con una amenazante expresión. Wulfdog los reconoció mirándolos ahora de una forma serena con esos profundos ojos azules, les regalaba una sonrisa que demostraba alegría sincera, sus orejas se levantaron con animosidad cuando vio a sus nuevos visitantes y su frondosa cola plateada se agitaba a los lados. Con su mano izquierda levantaba a un hombre del cuello, este desdichado rogaba por su vida mientras intentaba desesperadamente liberarse del fuerte agarre, pues las garras de Wulfdog estaban perforándole la cara y lo habían casi desfigurado.
La espalda del supervisor esta perforada por tres flechas, su hombro tiene incrustada la punta de una lanza rota y presenta varios cortes en su abdomen, piernas y rostro. Este parece agotado mientras jadeaba como un perro y soltó un largo suspiro de cansancio.
—¡Vaya! ¡Es bueno verlos, chicos! ¡Me alegra que pudieran llegar hasta aquí, aunque demoraron mucho! ¡Disculpen un momento! —la boca de Wulfdog se deformó hasta volverse un hocico canino, de un mordisco arrancó parte de la frente de su víctima—. ¡Me estaban comenzando a fastidiar sus lloriqueos! —Él arrojó ese cadáver a un costado como si de basura se tratara y lo hizo sobre una pila de cuerpos mutilados.
—¿Wu-Wulfdog? ¿Usted es el supervisor? —Preguntó Tamir avanzando con cautela, miró alrededor y encontró varios cadáveres de hombres destrozados.
—¿Pues no ves a nadie más, no? Uno, dos, tres y dos lindas chicas ¿Dónde están sus compañeros de trabajo? —El hubeast los contaba señalándolos con sus largas garras ensangrentadas, al ver a las chicas se relamió los labios de una forma que les hizo tener escalofríos.
—¡Galur murió y de Bando no tenemos rastro! ¿Por qué nos metió en esta locura de lugar? ¿Por qué estamos condenados a morir de esta manera? —Gritó Tamir molesto, desenvainó sus espadas dando la señal para que sus compañeros se posicionaran.
—Es una pena, Galur y tú eran los que más me agradaban… En otras circunstancias hubiéramos sido buenos amigos de bebida… Por eso te revelaré un secreto —calmando su respiración—. La razón por la que son ofrendas a Durgea, es por el bien de nuestro mundo… Cada muerte dentro del territorio de nuestra santa madre, otorga la energía necesaria para nutrir la tierra, revertir la contaminación, reforestar los bosques perdidos y fortalecer la flora y fauna del mundo… ¿No crees que sea un motivo noble por el cual morir? —Wulfdog intentó avanzar hacia ellos, pero al verlos tan alertas se detuvo y sonrió tranquilamente.
—¡Nobles mis pelotas! ¡Esto solo fue una masacre de inocentes! —Tamir intentaba ganar tiempo hablando, miró sobre sus hombros a sus compañeros alistarse y les dio una seña para que aun no hagan nada.
—¡Ninguno de nosotros pidió ser sacrificado! ¡Todo lo que sucede aquí está mal! —Gritó Yukiko recordando a las personas que vio morir.
—Ja,Ja,Ja Es cierto que nadie pide ser sacrificado, lo entiendo perfectamente mejor que nadie. Ustedes no lo saben, pero tal vez fueron dados como ofrendas por sus propias familias —al escucharle decir eso, todos se quedaron pasmados—. Hay un pacto con las minas, a cambio de buena fortuna, prosperidad en sus negocios y una vida dichosa, deben entregarnos sacrificios en cada festival. Piénsenlo detenidamente ¿Quién fue él que los ofreció? —La pregunta de Wulfdog dejó un río de dudas en las mentes de los muchachos.
Al escuchar la revelación de Wulfdog, cada uno de los jóvenes pensó en quien podría ser la persona que los envió como ofrenda. El sospechoso de Tamir era su propio padre, pues este nunca se interesó en su bienestar y le sería fácil deshacerse de él. Amaku comenzó a recordar su aldea, especialmente sobre unos problemas de sobrepoblación y falta de alimento que estaban sufriendo, entonces vino a su mente la imagen de una mujer perteneciente a la realeza amazona. Yukiko se quedó inmóvil titubeando sus labios, recordó a un niño humano de cabellera rubia pidiéndole ayuda mientras colgaban al vacío de un acantilado y ella solo lo vio perderse en una enorme caída hacia la oscuridad. Ángelo se recordó a si mismo siendo llevado por cadenas soldadas a un grillete en su cuello, donde en una entrada le otorgaban armas y lo lanzaban a una arena a pelear contra otro chico de su edad y viéndolo desde las graderías estaba un hombre delgado que le daba una amenazante mirada. Axel estaba desconcertado, él llegó a las minas de Equidna por voluntad propia para rescatar a Lulú… ¿O tal vez había algo oculto tras todo esto?
—Por sus rostros es obvio que pensaron muchas cosas, pero sus respuestas las obtendrán si pasan al último supervisor —viendo a las chicas del grupo—. No gusto de asesinar mujeres, a ellas les doy la opción de irse por alguno de esos túneles y todas aceptaron sea por voluntad propia o por pedido de sus compañeros. No los atacaré hasta que se vayan, son libres de irse a un destino diferente. —Wulfdog comenzó a quitarse las armas que lo herían, apoyó su espalda sobre una gran roca para recuperar el aliento y usó sus garras para limpiarse la carne que tenía entre los colmillos.
—Ustedes dos nos han ayudado mucho, pero no tienen obligación de quedarse con nosotros y no quiero que arriesguen sus vidas por unos extraños. Amaku, muchas gracias por confiarme tu espada. —Tamir caminó con cautela hacia atrás y puso la espada frente a Amaku.
—[…] —Ángelo se puso en guardia por si el enemigo frente a ellos se movía, pero este solo bostezaba de aburrimiento.
—¿Qu-Que hacemos, Amaku-san? —Le preguntó Yukiko a la amazona.
—No parece mentir con eso de no matar mujeres —mirando que alrededor solo hay cuerpos de hombres—. De abandonar a estos chicos, ninguna de las dos estará segura en ese horrendo lugar. —Amaku sostuvo otra semilla que cayó de su báculo, al tenerla en su mano comenzó a envolverla con su sangre. Negó con su cabeza y devolvió la espada a Tamir.
—Piensa mejor las cosas, Amaku. Ya has hecho mucho por nosotros. —Mencionó Tamir pero al ver los ojos de la amazona, notó que no retrocedería en su decisión.
—Es cierto que no los conozco, aun desconfió de Axel y tengo muchas dudas sobre todas las desgracias a las que fuimos condenados… Pero ustedes son la única oportunidad que tengo para salir viva de aquí y encontrar las respuestas que busco. Me quedo a pelear junto a ustedes. —Dijo Amaku determinada.
—Estando sola no podría sobrevivir. Sé que no puedo hacer mucho pero tampoco voy a abandonarlos aquí. —Yukiko desenvainó su larga odachi.
—Cielos, de verdad me hubiera gustado conocerlas fuera de este problema. Gracias por darnos su apoyo. —Tamir sostuvo la espada de Amaku, volvió a tomar su posición y miró de forma retadora a Wulfdog.
—Me gustan esas miradas, son totalmente diferentes a las confundidas que tenían antes ¡Mi santa madre, por favor cierra los túneles! ¡Como ordenaste pondré a prueba a este demonio y sus amigos! —La voz de Wulfdog hizo eco por la caverna, repentinamente todos los túneles comenzaron a sellarse y tan solo quedó uno abierto al fondo.
Wulfdog levantó su brazo izquierdo al techo, cerró sus garras en un puño, sus músculos se tensaron ensanchándose, su cabeza se volvió totalmente la de un canino y sus colmillos manchados con sangre sobresalían amenazantemente. El pelaje de su cuerpo se expandió cubriéndolo completamente, soltó un fuerte aullido que puso en alerta a los jóvenes y los miró con esos profundos ojos azules.
Nombre: Wulfdog Dinato
Edad: 51 años
Raza: Humano/Licántropo
Nivel: 41
Grado: II
Clase: [Peleador Lunar] / [Brutal sesudo]
Afinidad Elemental: Fuego
Trabajo: Jefe de personal
Título: [Supervisor de Durgea] [Bestia Lunar] [Garras Carmesís] [Esposo de la cocinera] [El caballeroso]
Valor como esclavo: Indeterminado
Dificultad de captura: Alto
Estado: [Forma Liberada] [Ansia de carne] [Abstinencia Lunar] [Locura controlada] [Bendición de Durgea]
«¿Qué? ¿Wulfdog no es un hubeast? Este tipo es un jodido hombre lobo… Supongo que eso no cambiara las cosas, ni siquiera sé cómo son los hombres lobos en este mundo», Axel estaba pensativo sobre la información que obtuvo con [Analizar Superior], sin embargo, no era tiempo de distraerse.
Habiendo recuperado más de sus habilidades de trasformación, Axel convirtió casi todo su cuerpo en el de los gorilas gorberin, a excepción de la cabeza y solo reemplazo los brazos por madejas de tentáculos entramados. Tamir activó sus habilidades de potenciación, ambas espadas fueron rodeadas de pequeños tornados y dio la señal a su compañero de comenzar el ataque.
Axel corrió ayudándose con sus brazos como lo hace un gorila, levantó él izquierdo dando un fuerte golpe hacia Wulfdog, quien lo resistió con sus garras e hizo a un lado con su extraordinaria fuerza y luego le devolvió un fuerte puñetazo que generó llamas en el abdomen de Axel. El dolor lo hizo arrodillarse, así el licántropo usó la rodilla del demonio como apoyo para saltar y le dio una patada en la cara que lo tumbó aun lado. Estando arriba del demonio extendió sus garras que se tornaron rojas e iba a desgarrarle la nuca, pero algo lo alertó pues vio cierto movimiento bajo el pelaje que cubre el lomo de Axel, algo se había movido y por ello canceló su ataque. Fue en ese momento de duda que Tamir aprovechó para atacarlo en el aire, usó los tornados en sus espadas para mandarlos contra Wulfdog haciéndolo perder estabilidad y que caiga abruptamente al suelo, donde rodó hasta frenarse con sus garras.
Las largas orejas del supervisor se tensaron en dirección contraria a sus enemigos, dio un arañazo al aire y destrozó un carámbano de hielo disparado por Yukiko. Se levantó inmediatamente al verla cargar nuevamente, lo hizo tomando un casco que aún tenía la cabeza dentro y se lo arrojó a la joven zorruna. Sin embargo, fue interceptado por las hachas de Ángelo, quien estaba por ir a pelear al frente pero recordó las órdenes de Tamir sobre proteger a las chicas y por ello decidió quedarse en su posición.
—Fue buena idea comenzar con el elemento viento. Wulfdog tiene una velocidad impresionante, no lo hubiera igualado sin potenciarme ¿Estas bien, Axel? —Tamir puso al frente la espada que le prestaron y de esta comenzaron a desprenderse hojas verdes que lo rodearon.
«Dos golpes, me rompió algunas costillas, quemó mi abdomen y fracturó mi mandíbula con solo eso… Este mierda no solo es rápido, fue capaz de dañarme tanto a pesar de tener un cuerpo resistente», Axel le mostró sus heridas a Tamir y con eso dio a entender la fuerza de Wulfdog.
—Eso es malo, Axel. No podemos permitir que llegue con las chicas, ellas no tienen tanta defensa física para aguantar uno de esos golpes. Rodéalo por la derecha, voy a intentar sorprenderlo. —Tamir salió corriendo por un costado, fue seguido en paralelo por Axel que movía los tentáculos de su mano izquierda y los acercaba a su boca para disparar la cerbatana que ahí ocultó.
—No lo hacen nada mal, chicos —deteniendo el dardo con sus garras, lo destrozó al instante—. Seguro fue Tamir quien les dio esta estrategia, el muchachito tiene buen pensamiento crítico… Sí que le tienen confianza, pues el grandulón no rompió su posición… Los felicito por eso, [Frenesí]. —Wulfdog se puso a cuatro patas, el pelaje de su espalda se erizó, aulló haciendo eco por la caverna y de su cuerpo emanaba un aura roja.
«E-Esta presión ¿Qu-Que acaba de hacer?», Axel sintió un escalofrió al instante que Wulfdog activo su habilidad, un cuadro de dialogo apareció.
>>Frenesí Nivel 10, detectado… El objetivo aumenta su velocidad durante un corto periodo de tiempo, la aceleración es equitativa al número de enemigos asesinados en un periodo de tiempo. La rápida aceleración disminuye su defensa y precisión.
Al leer la información, Axel miró a su alrededor notando la cantidad de cadáveres que hay, en fragmentos de segundos intentó correr hacia Tamir y en menos de un parpadeo Wulfdog ya estaba a su lado. La reacción del joven demonio fue tardía, Tamir tenía al licántropo a punto de darle un zarpazo en la espalda. Axel había logrado expulsar de su vientre varios tentáculos que medio rodearon a su compañero, el zarpazo dañó la mayoría de los tentáculos salvándolo y por la fuerza Tamir solo fue lanzado al suelo rodando.
Wulfdog aprovechó el momento para dar una vuelta entera, dando un golpe con su talón al desprotegido hombro de Axel, lo tomó del cuello planeando desgarrarle la cara con su mano libre y el demonio pudo ver las garras de su enemigo emanar fuego. En el piso Tamir logró frenar su caída al clavar sus armas, la tierra con la que sus espadas tenían contacto comenzó a volverse lodo, luego blandió una de ellas hacia arriba para levantar el sedimento donde pisaba el licántropo y logró desestabilizarlo para darle tiempo a Axel de defenderse. Las costillas de Axel salieron de su pecho abriéndose con las puntas filosas, intentó apuñalar con ellas a Wulfdog pero este al darse cuenta del peligro soltó al demonio y terminó recibiendo un profundo corte en el brazo derecho ocasionado por los huesos del demonio.
«¿Qué mierda le pasa a mi cuerpo? Nunca antes había hecho algo así», Axel retrocedió asustado volviendo a su forma de demonio, los tentáculos que tenía por brazos se transformaron en manos y se tocó las costillas que le sobresalían.
—Vaya chico, eres una verdadera caja de sorpresas… Pero parece que ni tú mismo sabes de lo que es capaz tu cuerpo, solo estas defendiéndote por puro instinto. Es difícil prever movimientos que hasta tu enemigo desconoce que puede realizar. —Wulfdog sostenía su brazo derecho, la sangre que brotaba de su herida no paraba de salir y su visión se vio comprometida por lo debilitado que lo dejaron sus combates anteriores.
—Mierda Axel, te veo hacer cosas cada vez más locas. ¿Eso lo obtuviste tras recibir el corazón de Galur? —viendo las manos de Axel temblar—. No deberías tener miedo de ti mismo, Axel. Puedes lograr cosas increíbles pero para ello tienes que dejar atrás tus dudas, no tengas miedo de liberarte… —Tamir se levantó poniéndose en guardia, las hojas que lo rodean aumentaron su número y se movían con más velocidad.
«Cometí un error al seguirles el juego, estos mocosos no dudan en cuidarse entre ellos. Será mejor ir por presas más divertidas», Wulfdog se puso a cuatro patas nuevamente, activo [Frenesí] desapareciendo de la vista de los presentes.
Ángelo había sido envestido sin que se diera cuenta, fue arrojado hacia arriba sorpresivamente y a duras penas podía distinguir el plateado pelaje del supervisor. Este licántropo estaba yendo en dirección de las chicas y saltó hacia Amaku que sostenía su báculo en forma defensiva. Del suelo brotaron tallos gruesos que atraparon a Wulfdog del brazo, la amazona se dejó caer de espaldas donde rodó para alejarse, luego golpeó el suelo con su báculo y delante de ella creció otro tallo que se entramó en el cuello de su atacante.
—¡Yukiko, hazlo ahora! —Gritó la amazona poniendo toda su concentración en fortalecer los tallos para sujetar a Wulfdog.
—¡Niña de mierda! ¿Sospechabas por dónde atacaría? —Wulfdog forcejeaba arrancándose los tallos que lo aprisionaban y una de esas ramas entró por la herida de su brazo haciéndolo gruñir.
—Tamir nos permitió analizar tus ataques, siempre lo haces de frente o por el punto ciego de tu objetivo. Yo que tu estaría preocupado por otra cosa… —Amaku se arrodilló cansada por el desgaste de mana al mantener los tallos activos.
Dos carámbanos de hielo golpearon los pies de Wulfdog y comenzaron a congelarlo extendiéndose lentamente. Por su parte las alas de hielo de Yukiko estaban formadas, Amaku le había dado el tiempo suficiente para cargar sus ataques y logró acertarle dos carámbanos más en la espalda. Las orejas de Wulfdog detectaron algo acercarse, hizo su cuerpo lo más que pudo hacia un lado y terminó clavándosele una hacha pequeña en el hombro. Furioso dio un zarpazo hacia atrás, casi logrando darle a Ángelo que iba a golpearlo con su otra hacha y por ello tuvo que cancelar su ataque sorpresa. El gran muchacho se lanzó al suelo en dirección de Amaku, la tomó en brazos y salió corriendo para resguardarla del peligro.
A varios metros de sus compañeros, Tamir había cortado varias estalagmitas, las cuales Axel recogió con sus fuertes brazos de gorberin y empezó a tirarlas contra Wulfdog. Este al sentir que venían las estalagmitas, ensanchó su cuerpo creciendo medio metro más, el hielo que cubría sus piernas y espalda se rompió dejándole varias heridas y a pesar del dolor dio un zarpazo soltando fuego al frente para destrozar las rocas que Axel le lanzaba. Yukiko estaba apuntando nuevamente sus carámbanos, pensaba aprovechar la distracción del supervisor para volver a congelarlo, sin embargo, Wulfdog previno su ataque e hizo sus manos hacia atrás, en sus palmas comenzó a formarse unas bolas de fuego, luego apuntó rápidamente con ellas hacia Yukiko y salió disparada una gruesa columna de fuego.
Aunque Amaku estaba siendo cargada por Ángelo, golpeó el suelo con su báculo e hizo germinar las semillas en los pies de Yukiko, por su parte la joven hubeast posicionó sus alas de hielo al frente para defenderse. Tanto la protección de ramas y la protección de hielo fueron rotas, la columna de fuego impactó de lleno contra Yukiko y la fuerza fue tanta que la mandó siquiera 25 metros hasta estrellarla contra la pared y al chocar el fuego se dispersó a los lados cubriendo todo el muro de roca.
—¡Yukiko! Ángelo, llévame con ella. Debo darle la [Piedra de Vigor] antes de que sea muy tarde. —Amaku se sostuvo de Ángelo con fuerza y le señalaba el sitio donde impactó su compañera.
—[…] —Ángelo no podía solo dejar a Amaku para que sea un blanco fácil, así que soltó su hacha para poder correr más rápido.
—Tienen mucha suerte de que sea esta temporada… La influencia de la luna roja que potencia el fuego es menor y soy incompatible con la luna verde que fortifica el viento… Pero no necesito técnicas elementales contra ustedes. —Wulfdog se puso en cuatro marcando a Amaku y Ángelo como sus objetivos, iba a activar [Frenesí] nuevamente, pero fue interrumpido por varias telarañas que lo pegaron al suelo.
—¡Axel, lánzame ahora! —Por el techo estaba Axel columpiándose con las telarañas de sus brazos, sostenía a Tamir con sus muchas extremidades y estando arriba de Wulfdog lanzó a su compañero con fuerza.
—He enfrentado a varios equipos improvisados, ninguno se arriesgaba tanto por desconocidos ¿Qué tanta confianza se tienen? —Wulfdog comenzó a arrancarse las telarañas que tenía encima, pero estas se pegaban a su pelaje y garras, por ello decidió crear llamas en sus manos y prenderse fuego a sí mismo.
—¡Siempre nos hemos protegido! [Hélice Vendaval] ¡Y estamos dispuestos a todo! —Las espadas de Tamir fueron envueltas por pequeñas ráfagas de aire, cayó en picada mientras daba abruptos giros.
Wulfdog canalizó su ataque hacia Tamir, de sus palmas fue disparada una gruesa columna de fuego y el muchacho terminó golpeándola con los giros que daba, el fuerte viento que hizo disipó las llamas expandiéndolas a los lados. Tamir era consciente de la debilidad de la espada que le dio Amaku ante el elemento fuego, sabía que tenía pocos segundos antes de que sucumba ante el calor y vio las hojas vedes a su alrededor comenzando a quemarse.
Repentinamente algo vino volando hacia el supervisor, sus orejas reaccionaron ante el extraño movimiento del aire, pero no pudo hacer nada por concentrar su ataque contra Tamir. Un impacto le acertó en el brazo que antes le hirió Axel, esa extremidad comenzó a congelársele y lentamente había hielo metiéndose en sus heridas abiertas.
A lo lejos, Amaku y Ángelo ayudaban a Yukiko a apuntar los restos su odachi, la pobre hubeast tenía toda su ropa quemada, la cual se había derretido uniéndose con su piel, su cabellera celeste ahora era una masa pastosa color negra, sus orejas y su cola estaban calcinadas y sus parpados tenían costras frescas pero los abría lo más que podía. Del cuerpo incinerado de Yukiko, brotaba un humo blanco que era efecto secundario de la [Piedra de Vigor], sus compañeros lograron dársela a tiempo y ambos estaban felices de que la hubeast esté viva.
Tamir aprovechó el segundo que Wulfdog se resintió por el ataque de hielo, soltó la espada de Amaku para sostener la empuñadura de la otra con ambas manos y caer desde arriba con el filo recto hacia su oponente. Gritó, [Flama Cardinal] causando que de la punta de su espada brotara fuego carmesí y que se arremolinara alrededor del metal. Wulfdog sintió el peligro inminente, levantó su brazo libre para cargar un segundo ataque de fuego pero fue demasiado tarde, la espada de Tamir le partió a la mitad la mano, brazo y llegando hasta el hombro del licántropo.
Los pies de Tamir aterrizaron en el suelo, al estar estable empujó su espada para clavarla más adentro y escuchó a Wulfdog aullar de dolor. Pero este contrajo sus músculos para evitar que el muchacho retire su arma, aguantando el dolor del brazo que tenía congelado, lo usó para apegar a Tamir a su cuerpo y le mordió con sus afilados colmillos en el hombro, clavícula y espalda.
En la desesperación el muchacho le metió los dedos en el ojo derecho, escarbando profundamente para que lo soltara y no paraba de gritar por el dolor que sentía por los colmillos clavándosele. El ojo izquierdo de Wulfdog comenzó a teñir su esclerótica con un carmesí muy intenso, abrió sus fauces liberando a Tamir, quien cayó arrodillado al suelo mientras sostenía la mordida de su hombro. Algunos colmillos de Wulfdog se habían quedado en la carne del joven, lentamente comenzaron a incrustársele y se metieron en su cuerpo. En la posición que se quedó Tamir, le es imposible esquivar algún ataque pero… Wulfdog retrocedió dando lentos pasos, tenía una extraña sonrisa cuando lo hizo y miró sobre su hombro con una expresión de resignación, pues una sombra estaba posándose sobre él.
Desde el techo llegó Axel columpiándose con sus hilos, sus brazos se volvieron los de gorberin al soltar la telaraña, entrecruzó esos gruesos dedos y aplastó al supervisor con ambas manos. Arremetió repetidamente dándole puñetazos y fue de tan bestial forma que cada impacto hizo temblar la caverna.
Sus ojos solo podían ver como esos grandes puños lo golpean repetidamente, hace unos segundos que dejó de sentir dolor y en sus últimos momentos recuerda su pasado.
«Cuando uno intenta ganarse la vida, muchas veces se le ponen varias trabas… No tener talento para algo, no tener conexiones para que lo contraten o que tu apariencia cause desconfianza. El hambre te hace tomar malas decisiones, bajar tu guardia ante lo que visiblemente son mentiras y aferrarte a ellas por no tener nada mas en que creer».
Wulfdog se recordó de niño, vagando por las calles pidiendo limosna y únicamente recibiendo miradas de desprecio. De adolescente, intentando conseguir trabajo como cargador de mercado, pero siendo discriminado por las cicatrices que le dejó una vida de abusos. De adulto, siguiendo posibles incautos para asaltarlos junto a su pandilla. Se recordó recibiendo una propuesta de un extraño mago excerl, al cual con algunos de sus compañeros decidieron seguir… Pero se encontraron con una trampa y fueron atrapados en un claustro con equipos químicos arcaicos.
«Nos mintieron diciéndonos que se trataba de un saqueo a la casa de un noble, ese mago necesitaba cierto artículo guardado en una bóveda y contrató a nuestra pequeña pandilla por ser desconocidos… Lo que en realidad quería eran cuerpos frescos para sus experimentos, cosas que un grupo de excerls estaban investigando fuera de la ley y requerían gente a quien nadie extrañaría».
Wulfdog vio como sus compañeros recibían insertos de partes de monstruos, les inyectaban extrañas sustancias que cambian su apariencia a formas bestiales y perdían la razón comenzando a matarse entre ellos. Al morir eran diseccionados para estudiar sus cadáveres, extraer órganos que usarían en otros individuos y darlos de alimentos a los demás cautivos.
«Según lo que pude entender, ellos intentaban crear sus propios hubeast y guárdalos como su carta de triunfo para una posible guerra. Querían una elite militar libre de la ataduras emocionales, capaces de usar su fuerza física para defenderlos mientras conjuraban, que no reusaran ninguna orden por mas inmoral que sea e incapaces de traicionarlos».
Wulfdog era puesto en una camilla donde fue sujetado por ataduras mágicas, frente a él ponían el cráneo de lo que parecían ser un lobo, pero sorprendentemente los huesos parecían estar vivos y esas fauces blanquecinas comenzaron a morderlo con ferocidad. El proceso era largo, su cuerpo entero debía ser casi destrozado por esos huesos antiguos, los cuales terminaron destruidos en el proceso y lentamente iban metiéndosele hasta que el cráneo entero se perdió dentro de su cuerpo. Ese joven bandido había visto a sus compañeros pasar por lo mismo, sabía que ese procedimiento era una muerte segura… Pero contra todo lo esperado con él fue un éxito.
«Cuando desperté había dejado de ser humano, aún conservaba mis orejas humanas pero tenía las de lobo irguiéndose en mi cabeza, la espalda me dolía como mierda por la cola que me creció, mi piel se rompió para dar paso a un pelaje plateado y mis dedos explotaron para permitir que salieran garras».
El falso hubeast fue apresado por un aro de esclavitud, probaron su fuerza contra diversas bestias y lo obligaban a ir descubriendo las habilidades que su nuevo cuerpo poseía. En medio de una nublada noche, estando desnudo con nada más que un casco metálico y el aro de esclavitud encima, él fue mandado a un bosque donde lo hicieron combatir contra golems. La lucha duro varias horas, había triunfado pero resultó muy herido y los excerls se lo llevaron para registrar los avances que había hecho.
«Nadie sabía exactamente en que me convertí, ni siquiera yo mismo por lo aterrado que estaba. Ni humano ni hubeast, algo desconocido que obtuvieron por simple casualidad. Fue así que la ignorancia de esos supuestos «sabios», causaría su destrucción y daría comienzo a mi tormento. Era mi primera vez fuera del laboratorio, de regreso estando con el cuerpo destrozado agradecí la vista de esa noche y especialmente ver la luna roja que parecía seguirme… Oh si… Esa maravillosa luna roja».
Con la luna roja reflejándose en sus pupilas, una transformación tuvo lugar en su cuerpo y entre agresivas convulsiones la hinchazón de sus músculos rompió las cadenas que lo subyugaban. La carreta prisión de Wulfdog expulsó fuego incinerándose al instante, los excerls que estaban más cerca fueron carbonizados por esas fuertes llamas y aquel que tenía el control de su aro de esclavitud fue a hacerle frente. Sin embargo, cuando aplicó la orden de que se detuviera, el artefacto se rajó haciéndose añicos y lo último que ese mago vio, fueron las garras ardientes de su abominable creación.
«Estuve confundido, desperté desnudo sobre un montón de ceniza y carne quemada, con mi estómago hinchado por los excerls que me había comido. Mi piel estaba tan caliente que creí estar ardiendo en fuego, mis garras destrozadas por todo lo que despedace y mi cuerpo temblando por el miedo que sentía. Durante las noches donde la luna roja se elevaba, ese instinto bestial me enloquecía y cuando salía el sol tenía breves recuerdos de los horrores cometí».
Ese hombre maldecido por un poder desconocido, vagó masacrando monstruos, viajeros, aldeas pequeñas y peleó contra grupos de aventureros que fueron a cazarlo. Las mañanas eran una tortura, pues al sentirse saciado podía escuchar los gritos de sus víctimas. Durante casi los últimos ciclos de la luna roja, él fue derrotado por un valiente grupo de aventureros y a pesar de estar medio muerto se sintió feliz.
«Pensé que al fin encontraría paz en el filo de sus armas, que ellos serían los heroicos hombres que liberarían al mundo de mi locura… Pero estuve muy equivocado. Esos aventureros vieron más rentable venderme a las minas de Equidna, que llevar mi cadáver ante la asociación y cobrar una miseria de recompensa».
Durante el día Wulfdog fue llevado con cadenas, siendo puesto en una caja que metieron junto a las personas que serían las ofrendas de esa temporada y desde esa claustrofóbica prisión vio como la tierra se lo tragaba. Cuando llegó al laberinto subterráneo, fue testigo de los horrores que ahí se llevaban a cabo y luchó con garras y colmillos por llegar a la salida de ese extraño paraje.
«Lo había logrado… Caminé abriéndome paso sobre decenas de cadáveres, batallé contra las bestias amorfas que se me interpusieron y me levanté como único vencedor contra el supervisor de ese entonces. Mi último oponente era Horos, pero fue imposible vencerlo solo. Terminó perdonándome la vida por petición de nuestra Santa Madre Durgea y ella me bendijo con una audiencia».
—Eres especial, pequeño humano. No lo entiendes pero ocultaron algo muy especial en tu cuerpo. Te incubaron algo antiguo de un época más divertida. —La verdadera Durgea estaba sentada en su trono y miraba con cierta nostalgia al confundido joven.
—¿Qu-Que metieron en mí? —escuchando toser a Horos—. Mi-Mi Santa Madre Durgea, se lo imploró… Dígame que hicieron esos magos conmigo ¿Qué es esta maldición a la que me condenaron? —Ese joven se postró pidiéndole con respeto y solemnidad.
—Cuando los primeros reyes demonios aparecieron, la encargada de vigilar este planeta dio a los humanos el ritual de Regis y con el debían traer gente de otros mundos para que sean los héroes que se necesitaba. La primera invocación de esos héroes trajo seis entidades, cuatro de ellas humanas pero dos muy diferentes… Uno era una criatura extraña, que era débil al sol y necesitaba sangre para vivir… Si recuerdo bien se presentó como un vampire o algo así y fue el padre de todos los espectros que ahora forman parte de nuestro mundo. El otro era un hombre bestia diferente a los que Regis diseñó, tenía cuerpo humano y solo durante las noches tomaba una forma bestial, pero perdía su cordura en esos momentos… Se llamó a si mismo ¿Wirewalf? ¿Dugwalf? ¿Wulfdog?… Si, era Wulfdog o algo así, fue hace muchas épocas y no lo recuerdo bien. —Durgea medio recordó una tierra primitiva, donde ella fue testigo de la llegada de esos primeros seis héroes y vio una corta pelea entre un verdadero vampiro y un hombre lobo real.
—E-Ese cráneo… Si, ese cráneo tenia forma de lobo y me estuvo comiendo por varias horas ¿E-Esa cosa era él? —escuchando toser a Horos nuevamente—. Disculpe mi Santa Madre Durgea, me-me sorprendí mucho. —Ese joven confundido bajó la cabeza pidiendo perdón por su comportamiento.
—Creí que se deshicieron de él, al igual que con los otros héroes… uhm, supongo que los excerls lo vieron como algo interesante y guardaron sus restos para experimentos ¿También tendrán a la otra criatura? —mirando al muchacho nuevamente—. Con el tiempo ese Wulfdog combinó su sangre con los hombres bestias de nuestro mundo, dando así la hibridación que se conocería como hubeast y librando a su descendencia de la maldita locura nocturna que a él lo aquejaba. —Durgea se levantó de su trono, subió en una roca flotante que la llevó con el joven arrodillado y ante su presencia Horos le da sus respetos arrodillándose.
—¿Si-Significa que nunca más viviré en paz? ¿Qué cada noche seguiré asesinando cómo una bestia desquiciada? Mi Santa Madre Durgea, por favor… Máteme… No quiero vivir de esa forma. —Él estaba llorando pidiendo su muerte, viéndola como el único escape a su tortuoso destino.
—Hay una opción diferente, mi niño. Si te vuelves uno de mis supervisores, puedo otorgarte una clase especial que evitara que te vuelvas un monstruo desquiciado y purgaras tus pecados ayudado al mundo a sanarse —al oírla ese joven levantó su rostro con una expresión de añoranza—. Perderás mucho del potencial que podrías liberar, pero a cambio tendrás un lugar al cual pertenecer… Tomaras el nombre de ese héroe y tendrás una cómoda nueva vida. —Durgea extendió su mano hacia Wulfdog y este la aceptó siendo rodeado por una luz café.
«De verdad tuve una buena vida… Diferente al hambre que pase de niño, a los abusos en mi adolescencia y a los crímenes que cometí de adulto. Dediqué mi cuerpo y alma a servir a la Diosa que me salvó, durante años juzgue a las ofrendas y nunca me arrepentí de lo que hice… Incluso llegué a amar a una mujer y sentirme feliz conmigo mismo… Oh, cierto… Lamento dejarte sola… Vilma», el último golpe de Axel destrozó el cráneo de Wulfdog y esparció sus órganos por todo el suelo.
El demonio regresó a su forma humanoide, fue corriendo con Tamir para ayudarlo a levantarse y al verle la herida notó que la mordedura de Wulfdog estaba sanándose lentamente.
—Di-Dime que esta mierda acabo, Axel. Joder… Ese puto degenerado me mordió muy fuerte ¿Qué tan mal se mira? —Tamir mostró su herida y habían colmillos metiéndose en su cuerpo.
«¿Qué mierda? Sera mejor sacarte esas cosas», Axel estaba por tocar la herida de Tamir, pero repentinamente la caverna comenzó a temblar y las paredes se rompieron liberando tumores que palpitaban con violencia.
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