LISMATUS: TRECEAVA HORA - 04
«Siempre me pregunté, si hubo algún propósito para que naciera, desde que era una niña me consideraban como un objeto para intercambiar por algo mejor… Era una ciega por no verlo, pero en mi ignorancia puedo decir que era feliz».
—Eso es Selena, tienes que crecer como una chica de la alta sociedad. Puede que sea un poco difícil, pero solo así continuaremos viviendo como hasta ahora. —Le decía su padre mientras dejaba a una Selena de 10 años en una escuela muy exclusiva.
«Todos los días me decían que era una niña muy hermosa, mis padres, mis compañeros, mis profesores, la gente de la calle… Solo a través de los ojos de otros, puedes darte valor a ti mismo. No estaba ciega, yo misma cubrí mis ojos del mundo».
—Nuestra pequeña Selena se volverá una hermosa flor cuando crezca. Ahora mi niña, vamos a casa que tus lecciones empezaran pronto. —La madre de Selena se la llevó apresurada, tras ellos había un niño que se despedía con la mano y se iba con su familia.
—Miguel es muy divertido, me gusta jugar con él… —Menciona la pequeña Selena, su madre era vista por sus ojos como una sombra de sonrisa falsa y esta le apretó fuertemente la mano.
—No te juntes nunca más con ese mocoso, debes tener amistades de tu nivel social. Juntarte con gente de su calaña, solo te traerá habladurías que no necesitamos. Esa estúpida de su madre, piensa que se ganará nuestro prestigio de una forma tan vil… ¡Ja! Me da risa su ignorancia. —La madre de Selena mostraba una falsa sonrisa al despedirse de lejos, tras ella estaba una señora algo humilde y su hijo, un niño con el cual nunca volvería a jugar o siquiera a verlo otra vez.
«Cuando crecí, entendí de mejor manera el lugar donde estaba. Todos se engañaban entre todos, mostrándose serviciales esperando sacar algún provecho y sacrificaban a personas inocentes para ganar más dinero… Aunque ellos me criaron, llegué a odiarlos por sus acciones».
—¿Qué significan estas notas? Tu rendimiento ha ido en declive desde el año pasado. —Su madre estaba molesta, le dio un golpe en la nuca y luego se marchó. Selena tenía 17 años para ese entonces, solo bajó la cabeza apretando con fuerza sus dientes.
—¿Te volviste un burro cuando creciste? Tendremos que dar otra contribución para ocultar esto, si no tuvieras esa linda cara te haría entender a golpes como el animal que eres. Desde hoy solo comerás pan y agua, no quiero que engordes y arruines lo único bueno que tienes. —Decía su padre del cual tampoco recordaba su rostro, un mayordomo le informó de una llamada y él contestó inmediatamente. Al poco tiempo estaba gritando fuertemente en su oficina, lo cual escuchó su hija al retirarse tras ser regañada.
«La depresión llegó afectando a la gran mayoría del país, mi padre se había metido en negocios turbios y terminó gastando una gran parte de su fortuna para no ir a la cárcel. Mi madre intentó escapar con su amante, pero este la traicionó robando todo el dinero que escondió de mi padre… ¿Acaso era un castigo divino? Ciertamente se lo merecían. Pero entonces todo comenzó a ser peor, ellos dos me veían como un seguro e intentaron buscar a alguien rico con quien casarme».
—Ella es mi hija Selena, vea que es muy hermosa en todos los sentidos. —La presentaba su padre a un hombre viejo, desagradable pero bien vestido y lleno de joyas.
—Veo que es muy hermosa —viéndola de arriba abajo la desnudaba con la mirada, al tomarla del mentón ella se apartó—. Una chica con carácter, me gustan cuando son así… Pero es una lástima, las noticias de tus negocios han corrido por todas las familias… Pero podemos llegar a un acuerdo ¿Te interesaría otra clase de trato? —Ese hombre murmuraba al oído del padre de Selena, tras hacer una reverencia ella solo salió de la habitación y se encontró a su madre en la puerta.
—Por tu bien, espero que mejores ese irritante carácter. Tu padre está haciendo lo posible para ofrecerte a un buen hombre y si no ayudas con eso… Hay destinos peores que el que crees. —Las palabras de la madre de Selena tenían malicia en su tono y esto comenzó a preocuparla.
«Los días anteriores fueron lo mismo, traían a algún tipo horrendo con la esperanza de que se casara conmigo, algunas veces los hacían tocarme para intentar convencerlos, pero sus acciones pasadas les cerraban todas las puertas. Odiaba cuando ellos me tocaban, solamente quería huir cuando comenzaban a verme con esos ojos, cuando sentía esos asquerosos alientos jadear en mi cuello y lo peor eran sus sucios halagos».
Un día cualquiera en su centro de estudios, Selena fue llamada a la oficia del director. Este la esperaba sentado en su escritorio, al verla pasar se levantó para acercarle el asiento y dejó unas cartas en la mesa, había cerrado la puerta con cuidado para que ella no se diera cuenta.
—Selena, te he llamado por tus notas, haz vuelto a desaprobar en otro curso y no recibo la colaboración de tus padres desde hace mucho tiempo. Estas en la cuerda floja, jovencita… —Decía su director dando vueltas detrás de ella y dejó un abrecartas en la mesa como una excusa para acercársele
—Lo sé, director. He tenido unos meses difíciles y problemas en mi familia… Intentaré mejorar mis calificadores y de verdad prometo mejorar. —Selena estaba avergonzada por su rendimiento, esa muestra de debilidad despertó algo en el hombre a su lado y sutilmente miró dentro del escote de la muchacha.
—No tienes que sentirte mal, Selena. Eres una buena chica y puedes tomarlo solo como una advertencia… Pero sabes, hay otros medios para arreglar esto sin involucrar a tus padres, solo tienes que ser una buena chica y hacer lo que te diga. —En un momento su director se le acercó a tocarle de forma lasciva los hombros, ella le miró el rostro con el rabillo del ojo y pudo verle la misma cara de esos hombres que traía su padre.
Ante tan insinuación Selena se levantó, intentó salir de la oficina, pero la puerta estaba cerrada, su director la agarró del brazo para jalarla y tapándole la boca sometió a la chica contra la mesa. Con la otra mano le sujetaba las muñecas, Selena forcejeaba, pero el asqueroso aliento de ese hombre la repugnaba y eso hacía que pierda sus fuerzas.
—Quédate quieta, Selena. Me enteré que tu padre anda ofreciéndote a otros hombres ¿Qué diferencia hay conmigo? Puedo arruinar tu vida si haces algo estúpido… Si gritas ya no seré amable contigo y a estas horas nadie te escucharía. —Lentamente fue quitándole la mano de la boca, Selena estaba paralizada por el miedo que sentía, el director le rompió la blusa para sacar a relucir sus pechos y al verlos hundió su rostro entre ellos para comenzar a lamerlos.
Selena se tapó el rostro con su brazo, estaba llorando sintiendo a ese hombre apretar sus pechos con brusquedad, ella desvió su mirada a un costado viendo una lámpara encendida y ahí estaba una polilla moribunda que intentaba alcanzar la luz.
«Por un segundo me sentí como ese insecto, retorciéndose moribundo mientras inútilmente intenta alcanzar algo que no es para él… Nunca he sido feliz más allá de lo que se me permitía, solo acepté las cosas que me imponían porque era lo único que conocía, simplemente me resigné a que el mundo pasara por encima de mí y fue porque tenía miedo arruinarlo todo… Pero cuando miro a esa polilla, aun estando moribunda con sus últimas fuerzas intentaba alcanzar su luz… Esa polilla seguía luchando, a pesar de que iba a morir ella no se rendía y eso que ya no tiene nada más que perder ¿Qué tengo yo que perder?».
El director empezó a bajarse el pantalón y subirle la falda, bajó sus manos para tocar la intimidad de la muchacha y fue ahí que ella no lo soportó más. Con todas sus fuerzas le pisó el pie, por el dolor él retrocedió dándole a Selena la oportunidad de tomar la lámpara de la mesa, el primer golpe que le dio fue directo a la sien y lo tumbó al suelo donde comenzó a golpearlo consecutivamente con mucha furia.
—¡No me toques! ¡No vuelvas a ponerme un dedo encima, desgraciado! ¡Odio que me toquen con sus asquerosas manos! —Selena continuó golpeándolo descargando toda su frustración, al no ser suficiente tomó el abre cartas de la mesa y lo apuñaló varias veces.
Recobrando la compostura estaba con las manos cubiertas de sangre, vio el cadáver con la cabeza destrozada de su director, se levantó retrocediendo con algo de miedo, sus manos temblaban y usó el baño de la oficina para limpiarse. Selena guardó el abre cartas entre la manga de su ropa, se miró al espejo y cuando vio su propio rostro se llevó una sorpresa, pues tras tantos años ella estaba sonriendo con verdadera sinceridad y escapó por la ventana con dirección a su hogar.
«En cierto modo me sentí viva, al fin había actuado como quería y no me importaba nada más que esta sensación de libertad. Estaba satisfecha con lo que hice, solamente quería llegar a casa y meterme en mi cama a esperar por un día diferente… Pero ese ya no era el hogar que conocía, mi emoción evitó que lo notase y lentamente me dirigía a una horrible posibilidad».
Cuando llegó a su hogar, no se percató de que no había nadie en la casa, las luces estaban apagadas y eso fue de su agradado para escabullirse sin que nadie la viera, pues tenía su blusa rota e intentaba ocultarlo con sus brazos. Dos pares de ojos la miraron cuando subió las gradas, ella se fue a su habitación, pero sintió que la puerta fue cerrada tras ella y el sonido de alguien parándose en la oscuridad de su cama llamó su atención. Encendiendo la luz de su cuarto, vio dentro a ese hombre que días antes se quedó hablando con su padre, estaba desnudo con una pervertida sonrisa, en la cama tenía una gran cantidad de objetos metálicos y de cuero.
—Selena, esto es lo mejor para todos. El señor pagó una buena cantidad de dinero por solo una noche contigo. —Decía su padre al otro lado de la puerta, estaba más preocupado por contar los billetes en sus manos y le hacia una seña a su esposa para irse.
—Hija, se cariñosa con él. Aunque sea tu primera vez complácelo en todo. —Dijo su madre tranquilamente y Selena escuchó los pasos de ambos alejándose del lugar.
—Sera mejor que seas una niña buena y obedezcas a tus padres. Si eres una buena chica vas a experimentar cosas que abrirán tu mente. Tienes un cuerpo perfecto para gozar del sexo, lo digo en todo el sentido de la palabra y me fascina ser el primero en ensuciar esa pureza. —Ese grotesco hombre se le acercaba para ponerle un collar de cuero.
—¿Con que así son las cosas? Este cuerpo solo lo ven como un objeto para su placer —ella quitó los brazos de sus pechos, mostrando sus senos que llamaron la atención de ese hombre—. ¿Esto es lo que quieres? —Selena abrió los brazos y pudo ver aquella pervertida expresión de gozo en ese truhan.
—Eres bellísima, son las mejores tetas que he visto en mi vida —lanzándose a esos rosados pechos—. Tan suaves, tan deliciosas y firmes. —Ese hombre lamia los pechos de Selena con desesperación y cerró los ojos para poder centrarse en sentirlos.
Selena lo abrazó pegándolo a sus pechos, se sentía asqueada de sentir el calor de ese hombre y lentamente sacó el abre cartas que antes guardó. Ella lo clavó en la garganta del tipo cuando tuvo la oportunidad, le cortó el cuello, le tapó la boca para terminar de matarlo silenciosamente y aguantó los golpes que este sujeto le dio para defenderse.
Cuando lo vio completamente inerte, con la sangre esparciéndose por el suelo y al escuchar esas gotas rojas caer por sus manos, supo que todo estaba bien. Selena se dio una rápida ducha en su baño, preparó unas cuantas cosas y dinero que había ahorrado. Ella huyó por la ventana sin mirar atrás, esa noche corrió sin rumbo por aquellas frías calles, pero en el fondo al fin se sentía libre del mundo que tanto odiaba, ahora solo tenía que ver por ella misma y hacerse responsable por su nueva vida… La cual no sería nada fácil.
«Fui una idiota al inicio, no supe administrar mi dinero y pasé noches enteras en la oscuridad de parques, con el temor constante de que alguien me lastimara. Algunos intentaron ayudarme, inocentemente caía en falsas palabras de personas que solamente querían violarme o venderme, eran tiempos duros y se buscaba ganar dinero con lo que fuera… Solamente con mi voluntad de no entregarles mi cuerpo, pude huir de todas esas bestias y conservarme en honra, no me iba a entregar a nadie, nunca a esos animales que querían usarme… Pero lentamente mi fuerza mental y física estaba mermando, si quería sobrevivir en la vida que escogí, tendría que ser más astuta».
«Viví ocultando el hecho de que era mujer, me ponía telas apretadas para tapar mis pechos y usaba ropa vieja de hombre, solía andar llena de polvo, incluso me corté el cabello, pero siempre me creció rápido, así que solo lo ocultaba con gorras… Por un tiempo trabajé revendiendo chatarra, andando con una vieja carretilla llena de cosas que algunos desechaban, pero que siquiera me daban para llevarme poca comida a la boca».
«A pesar de ocultar mi género, algunas veces terminaban descubriéndome, así era tiempo de escapar nuevamente y buscar un lugar lejano donde nadie me reconociera. Llegué a cansarme de ese tipo de vida, quería una salida fácil o un modo de mejorar mi situación, cosa que me llevó a creer en una anciana me trató como una persona tras muchos meses… Creí que quizás había encontrado un lugar de paz, donde podría tener un descanso para reponer fuerzas, sin embargo, todo fue lo mismo… Ella había escuchado de mí, planeó todo para atraerme en una trampa de miel y me encerró en un desván donde pensaba venderme a tratantes de blancas. Usó una manguera para mojarme, obligándome a bañarme y que limpiara mi cuerpo para sus clientes, luego solo me arrojó una bata casi transparente para que mostrara mi mercancía».
—Llevo tiempo buscándote, niña. Había rumores de una vagabunda de buen ver y no pensé que serias un premio tan gordo, seguro eres una niña rica que escapó de su familia. No te sientas mal, mocosa, yo también pasé lo mismo de joven y a mí nadie me ayudó por más que rogara clemencia… Por eso odio a las tipas como tú, que nacieron con cuchara de plata y andan siempre felices si saber lo afortunadas que son… Este es el mundo real, mocosa, acostúmbrate a ser usada y desechada… Solo para eso sirven las perras de buen cuerpo como tú. —Decía la anciana arrojándole un plato de comida y cerró la pequeña ventana de una gruesa puerta.
—Es cierto… Las personas sinceras no existen, todos siempre buscan sacar provecho de otros, no les importa nada más que ellos mismos y nadie es tan idiota para sacrificarse por otros… Este mundo está podrido —viéndose en un cristal roto, notó lo mucho que esa delgada tela resaltaba sus atributos—. Odio este cuerpo, solo me trae desgracias a donde voy. —Selena intentaba buscar alguna forma de escapar, se sentó en una esquina donde se sentía incomodada y sintió algo en su trasero.
«Me había sentado en un lapicero negro, al tomarlo solo tenía una idea en mi cabeza y era escapar de ahí, pero estando acorralada a ese destino que me esperaba, opté por la salida de los cobardes y dejar definitivamente de este mundo por mi mano. Guie con toda mi fuerza la punta de ese lapicero a mi cuello, sin embargo, comencé a detenerme por el miedo que tenía y mi deseo de no querer morir… Lo último que recuerdo de esa prisión, es una oscuridad absorbiéndome y el brillo de ese lapicero nublando mis ojos».
«Desperté en un suelo frío, con solo esa delgada bata para cubrir mi cuerpo… Tuve miedo por estar rodeada de esa oscuridad, pero aún más fue la sorpresa de ver salir de mi cuerpo un líquido rosado, el cual se arrastró y tomó forma de algo igual a mí. Esa cosa estaba desnuda, parecía estar compuesta de una especie de melaza rosada, tenía los ojos negros con las pupilas rojas. Me percaté del hecho de verle sangre saliendo de la entrepierna, labios y pechos. Casi me da un infarto cuando se arrastró hacia donde yo estaba».
—Hipócrita… Desde que naciste viviste feliz contigo misma, ciega al mundo que estaba delante de ti… Siempre diciendo que no quieres ser tocada, pero solo es una fachada para ocultar tu propia perversión. —Aquel ente la miró fijamente, sus ojos reflejaban un vacío inmenso y parecían no tener la mínima humanidad en ellos.
—¿Qu-Qué eres? ¡Aléjate de mí! ¡Eso es mentira! —Selena intentó huir, pero ese ser se lanzó sobre ella y la inmovilizo en el suelo.
—Soy la verdad que ocultas. Y sé que te excitaba el que te desearan, te humedecías cuando ellos te desnudaban con sus lascivas miradas, querías que todos ellos desgarraran tu cuerpo y ser un trozo de carne para un único fin… Después de todo, solo eres un objeto para ser usado y desechado. —Su otra yo la sujetó del rostro y la besó, aunque Selena intentó resistir todo lo que hizo fue inútil. Ella se quedó quieta hasta que ese ser se separó de ella, entonces Selena le sujetó el rostro con firmeza.
—¿Eso es todo? —botándola hacia atrás con sus piernas—. No vuelvas a tocarme ¡Lo sé mejor que nadie y es lo que más odio! Sin dame cuenta, me estaba volviendo en lo que todos ellos querían que sea —sus lágrimas brotaron, pero ella no quitaba la mirada de esa criatura—. Estaba comenzando a aceptar lo que ellos querían imponerme, a ser feliz porque reconocieran mi existencia… ¡Pero yo no quiero eso! ¡No quiero ser así! —Selena gritó lo último con tanta fuerza que hizo eco en aquel oscuro lugar, ese extraño ente frente a ella se disolvió, pero no sin antes sonreírle y se deslizó rápidamente para volver nuevamente dentro de su cuerpo.
«Escuché una voz tras de mí, al voltear me topé con ese ser que se presentó como Fragas. El verlo me chocó enormemente, inclusive intenté huir, pero unos tentáculos me lo impidieron. Lo que entendí de ese desgraciado, es que me propuso que podía olvidar mi dolor si me deshacía de mi alma… Pero yo no quería deshacerme de eso… Yo odiaba otra cosa de mi».
—Qué humana tan interesante, hace mucho tiempo que nadie me pide algo como eso… ¿Segura de tu decisión? Hay cosas que… —Fragas es interrumpido por Selena, la mira con interés atendiendo a sus palabras.
—Dices que puedes hacerlo, pues entonces hazlo. —Fragas empezó la audiencia, ahí se presentaron 19 hombres, 36 mujeres y 12 animales diversos. Les hizo revivir el dolor de Selena a cada uno y menos de la mitad le dieron la espalda a su corazón.
—No se ha llegado a una decisión, pero por ser un caso especial cumpliré tu petición… Siéntanse tranquilas existencias pasadas, ese dolor permanecerá solamente en esta mujer… ¡Yo Fragas, con el poder que me fue concedido te hago candidata a ser reciclada! ¡Serás separada de aquello que tanto odias y terminaras como algo intangible!… ¡Recuerda que fue tu decisión, Selena Crawford! —Unos tentáculos separaron su cuerpo de su alma dejando un fuerte resplandor, el cuerpo de Selena fue metido en una bolsa negra. De la luz se formó una proyección de Selena, cayendo al suelo intentó tocarlo, pero lo atravesó e hizo mucho esfuerzo por no seguir cayendo.
—¡Al fin tengo lo que quería! ¡Nadie volverá a tocarme! Al fin… Al fin me deshice de ese cuerpo maldito por el que tanto sufrí —ella estaba tan emocionada que soltó unas lágrimas de alegría—. Es tiempo de eliminarlo para siempre. —Cuanto intentó tocar la bolsa, se dio cuenta de que solo la traspasaba.
—Eso es algo que no me dejaste explicarte, si no puedes tocar la bolsa donde está tu cuerpo, nunca podrás deshacerte de lo que más odias. Deseabas no ser tocada por ningún humano, pero en este mundo hay seres muy diferentes… Me pregunto cuanto tiempo aguantaras aquí. —Menciona Fragas sarcásticamente.
—¡Pues entonces me iré a un lugar habitado por humanos! —Grita Selena, ella espera con el lapicero en la mano a que la treceava hora acabe y pasó más de una hora sin resultados visibles.
—El objeto que te trajo ante mí, no siente ningún cuerpo para transportar. Es irónico, no quieres quedarte, pero tampoco puedes irte… Estás condenada a pasar toda la eternidad aquí, al menos hasta que alguno de los habitantes de mi mundo te atrape y te torture hasta purgar tus pecados. —La voz de Fragas se oía muy interesada en la situación de Selena y escucharlo la enfureció.
—¡De ninguna manera! ¡No puede pasarme eso!… Yo nunca más seré tocada por nadie… Se supone que al separarme de mi cuerpo sería feliz —ella cayó al suelo y su rostro demostraba lo desesperada que estaba—. Esto no puede ser cierto. —En poco tiempo empezó a traspasar el piso, pero recobró la conciencia para evitar caer en el vacío.
—Si pierdes tu ego y sentido de yo, serás absorbida por tu entorno y no hay vuelta atrás de ese destino. Tampoco puedes quedarte aquí, Selena, pero te haré el favor de guardar esto —Fragas tomó la bolsa de Selena con sus tentáculos y la escondió en un pasadizo que daba a una puerta—. Ahora sal de este lugar. —Abriendo la puerta, expulsó a Selena fuera de su recinto con un fuerte soplido.
«Vagué por la treceava hora durante muchas décadas, el tiempo pasa diferente en este lugar. Conocí a otros que se habían desecho de algo valioso, en sus casos era el alma. Muchos de ellos eran gente sin esperanza o aquellos que escapaban de sus crímenes y solo vi a algunos deshacerse de sus almas en la cámara astral».
—Muchas gracias por estar a mi lado, Señorita Selena… En verdad aprecio que me cuidaras por el corto tiempo que estuve aquí, fueron las 2 horas más felices de mi vida. El cuaderno que me trajo lo dejé en esas cuevas, espero que le sea de utilidad —Decía un niño de pelo rojizo y expresión triste, este tenía la ropa desgarrada y sujetaba su bolsa con sus débiles y arañados brazos.
—No sé qué te pasó para llegar aquí… Pero espero que encuentres paz a donde sea que vayas. —Dijo Selena un tanto melancólica, ella vio como una nube de arena se acercaba desde lo lejos.
—Voy a ser limpiado como dijo Fragas, no hay otro escape para lo que sufrí y mi familia nunca me extrañara… Al menos así, él no me seguirá lastimando. Hasta nunca, Señorita Selena, si me es posible espero volver a encontrarnos. —Dentro de la nube había una especie de cubo dorado que flotaba, tenía un lado abierto y solo había un espacio totalmente blanco dentro. Al momento de arrojar su bolsa, la abertura se cerró y el cuerpo del niño se hizo polvo.
«Por un segundo pensé en arrojarme ahí adentro, pero sentí miedo por la incertidumbre de saber que pasaría conmigo. No sería la última vez que vería la cámara astral y al verla partir siempre me arrepentía de no haberlo hecho».
—Adiós, Marco… Aunque seas borrado, nunca podrán borrarte de mi memoria… De verdad espero que a donde vayas seas verdaderamente feliz. —Mencionó Selena mientras se ocultaba dentro del suelo, la tapa superior de esa cámara se abrió y expulso una luz al cielo negro de la treceava hora.
«Pasaron tantas clases de personas por este lugar, todos diferentes en muchos sentidos, pero iguales por estar aquí. Intentaba ayudar a gente como Marco, pero en muchas ocasiones fallé y terminaban como juguetes de esos demonios. Solo las más fuertes de esas criaturas podían tocarme, lo cual me llenaba de temor… No quería acabar como una víctima más de esos seres… Vi tantas personas morir, debo decir que había algunos que se lo merecían y eso no lo dudo».
Comments for chapter "04"
QUE TE PARECIÓ?