LISMATUS: TRECEAVA HORA - 06
Eran cerca de las 10:00 pm, la casa donde vive Marx estaba hecha un lio, pues él se encontraba buscando entre todas las cosas algo en especial. Sacaba los cajones de la cocina, buscaba en la habitación cinta, soga y demás objetos.
—Es increíble que no tengas un arma en casa ¿Qué clase de hombre eres? —Le decía Selena algo decepcionada.
—¿Por qué tendría una? ¿Qué clase de vida crees que llevo? —Preguntaba el muchacho algo molesto, estaba sosteniendo un par de palos de escoba hechos de madera.
—Mi padre siempre guardaba una como seguro en su escritorio, solía decirme que un hombre tiene que proteger sus intereses a como dé lugar. —Selena se recordó de niña, viendo a su padre limpiar una pistola y Marx también vio este recuerdo.
—Bueno Selena, con los negocios turbios en los que estaba metido es razonable. Debió tenerla como un seguro, por si alguno de sus «inversionistas» quería cobrarle por las transas que hacía. —En la mente Marx estaba las memorias que vio de Selena mientras dormían, por ellas sabía que el padre de ella tenía negocios con estafadores y mafiosos.
—Por como hablaba mi padre pensaba que era algo normal… Oye ¿Eso lo vistes de mis recuerdos? —Le dijo con algo de sospecha.
—¿Eh? Si, si lo vi… Te pedí perdón por ello, fue algo que no pude evitar. Al menos estamos a mano, tú también vistes los míos —Marx estaba amarrando cosas al palo de escoba—. ¡Listo! esto debe servir de algo. —El muchacho se levantó contento, en sus manos tenía un consistente palo de escoba, en cuya punta había atado con cinta aislante y sogas unos tres cuchillos de cocina.
—Muy inteligente, Marx, eso puede que te defienda de algunos demonios pequeños… Pero si te encuentras con los grandes, no te sorprendas si se ríen en tu cara. —Mencionó Selena con un tono algo despectivo.
—Lo que ves es lo que hay, que bueno que los cuchillos son casi nuevos y aún tienen buen filo… Solo espero no perderlos, fueron algo caros y son los únicos que tengo. —Agregó Marx asegurando más los mangos de los cuchillos al palo de escoba.
—Trabajas con esa máquina —señalando la computadora en su escritorio—, no te pagan mucho, pero te alcanza para las cuentas. —Selena vio en los recuerdos de Marx, que este tipiaba documentos en su computadora.
—Sí, mi trabajo consiste transcribir documentos y otras cosas, me da lo suficiente para vivir tranquilamente. Lo bueno es que esta casa me la dejó mi tío para que la cuide, me ha servido para alejarme de todo y pensar. —Marx puso más empeño en su siguiente arma, nuevamente estaba haciendo otro palo de escoba con cuchillos.
—En mi tiempo solo escuché de instrumentos así, me recuerda mucho a la máquina de escribir que usaba mi padre. —Mencionó Selena pensando en su época.
—¿En si cuanto tiempo llevas en la treceava hora? —Preguntó Marx interesado, por los recuerdos de la chica podía ver que era de los años 70’s.
—Para serte sincera creo que llevo más de cien años ahí adentro, el tiempo no pasa normalmente y pareciera que está conectado a muchas partes del mundo o épocas. Algunas veces venían personas de otros países, culturas y tiempos… Era tan aburrido ahí que le pedí a algunos de los que llegaban que me enseñaran otros idiomas, sé español, inglés, francés, italiano, ruso y japonés… Los dos últimos solo superficialmente y al menos puedo entenderlos. —La muchacha hablaba amenamente sobre ello, cada vez que recordaba algo las imagines aparecían en la mente de Marx.
—¿Cien años? Eso es demasiado tiempo, Selena… ¿Cómo pudiste sobrevivir tanto? —Marx estaba sorprendido por tal revelación, pero al mismo tiempo preocupado. Tener que vivir tanto en ese lugar era una locura, entonces comprendió mejor porque se emocionó tanto al salir de ahí.
—Cómo podía atravesar objetos, solía meterme dentro de las montañas cuando sentía que algo andaba mal o algún demonio se acercaba. Mientras no me tocaran estaría bien así que solo debía evitarlos, pero por otra parte no podía hacer nada por las personas con las que me encontraba… Aunque la gran mayoría fueron amables conmigo, yo… yo… —Selena no quería decirlo, pero esa negación llevó la mente de Marx a sus recuerdos. En esa memoria Marx vio a Selena ocultarse, mientras observaba como una pareja de ancianos eran devorados por los demonios.
—Selena… Este sentimiento, es como si yo mismo lo hubiera vivido… Pero no tienes por qué sentirte culpable, no podías hacer nada por ellos. Es normal que te invadiera el miedo y solo actuaste como cualquier persona lo hubiera hecho. —Marx se abrazó a sí mismo, sentía su corazón latir rápidamente mientras las emociones de Selena lo inundaban.
—No es justo… ¿Qué acaso no puedo ocultarte nada?… Se siente raro que puedas expresar, recordar, ver y sentir lo que yo… Me siento totalmente desnuda. —Dijo Selena algo molesta dentro del muchacho, pero con lo último que ella mencionó, Marx imaginó a Selena desnuda, esto fue percibido por ella, Marx sintió vergüenza y cólera combinados.
—Okey es mi culpa, pero dijiste algo raro y no pude evitar pensarlo. Ves que también es problemático para mí. —Decía Marx nervioso mientras sentía la mirada acusadora de Selena, la cual tenía el rostro saliéndole del pecho y mirándolo con sospecha.
—Eres como todos, hombre tenías que ser… Pero bueno, estoy acostumbrada a eso, si quiera tú no puedes ocultarme esas cosas porque lo sentiré. —Selena dio un suspiro y volvió dentro del cuerpo del Marx.
—Oye Selena, me acabo de dar cuenta de algo… ¿No te parece que nos hablamos con mucha confianza? Veras, nunca me había sentido tan “cercano” con alguien, bueno solo con… olvídalo. —Las palabras de Marx sorprendieron a Selena pues recién se percató de ello, con lo último el rostro de Nora fue presentado a la muchacha dentro de él.
—Es cierto, yo tampoco me había tomado tantas confianzas con algún hombre… Ahora que lo pienso, es algo muy vergonzoso y no soy una casquivana para simpatizar con cualquiera. —Selena sintió vergüenza combinada con miedo, el rostro de Marx se sonrojó por esos sentimientos y temblaba sutilmente.
—Ya deja de sentirte así, rayos, no sentía algo como esto desde que me arme de valor para declararme… Ta-Tal vez sea porque nos vimos obligados a ver la vida del otro, prácticamente es como si nos conociéramos de toda la vida… Y no vayas en pensar en los momentos privados o vergonzosos, no quiero revivirlos ni ver los tuyos. —Decía Marx cubriéndose el rostro de vergüenza como una adolescente lo haría.
—Mira, hagamos esto, si vemos o revivimos algo vergonzoso no nos juzguemos o digamos algo de ello… Solo hablemos sobre lo que queramos compartir o sea muy importante. —Selena estaba calmándose y Marx se sintió mejor por ello.
«Đ±:47:31 am». Deberían ser cerca de 10 minutos para la 1 am, el reloj pulsera ya estaba mostrando símbolos extraños. Marx estaba en medio de la calle, donde los parajes de la treceava hora ya se estaban mostrando más nítidos, solo que ahora ya no estaba dentro de las montañas y según Selena estaría libre de peligro. El muchacho tenia sujetas en su espalda las dos armas que hizo y pensaba usarlas como lanzas de pasar algún incidente.
—No te sientas tan preocupado, si sigues mis indicaciones podremos sobrevivir estas noches. Aunque no tengas armas de fuego, se dé un lugar donde encontraremos algunas. —Decía Selena con un tono apacible.
—Me dijiste que solo tengo que esperar dos días más para llegar ahí, uhm espero las cosas salgan bien. —Contestó Marx tragando saliva con dificultad y respiró lentamente calmándose.
—La treceava hora es un sitio extraño, no tiene tiempo y ni siquiera un terreno fijo. Suele mover sus locaciones periódicamente, es por eso que ni siquiera pensaba que nos encontraríamos en ese almacén de tu universidad y solo fue pura casualidad que converjamos en el mismo lugar —Selena le mostró los recuerdos de estas anomalías, sobre como aquel plano se cambia como un rompecabezas y se reformaba completamente—. Hace mucho un hombre vino a la treceava hora, traía armas consigo y ese lugar donde las ocultó aparecerá en dos días. Si llegamos ahí podrás defenderte de mejor forma, solo escapemos y ocultémonos por ahora. —Le dijo Selena mostrándole en sus memorias el sitio donde irían en dos días.
—Entiendo, bueno me dijiste que con mi alma guardada dentro de la mochila no atraería a esos demonios y eso quita un gran peso de encima. —Mencionó Marx acomodándose la mochila en su espalda.
—Mientras la mantengas oculta nada malo pasará, no vuelvas a cometer la tontería de sacarla imprudentemente. —Advirtió por última vez la muchacha.
«13:00:00 ЖЫ». Pasó lo mismo que la primera vez que Marx llegó, un estruendoso sonido hizo temblar su cuerpo, sin embargo, ahora cubrió sus oídos para no ser afectado como antes. La treceava hora se había materializado otra vez, Marx rápidamente salió de ese campo abierto y se dirigió hacia donde había rocas, ahí se ocultó y vio con atención a sus alrededores.
—Parece que no hay nada vivo cerca ―miró su propia mano tras limpiarse el polvo bajo su nariz―. ¿Pe-Pero que mierda? —Marx se sorprendió al notar extrañas arterias capilares de color rojo que recorrían su cuerpo.
—No pensé que te afectaría tan rápido… Como no tenías alma y ayer mataste a ese LittleBastard, debiste sentir un horrible dolor ¿No?… Eso era tu sentido del tacto desapareciendo, tu cuerpo ira cambiando mientras tengas más contacto con esos seres y lo mejor que puedes hacer es evitarlos… Si no, lentamente iras perdiendo partes de tu humanidad, he visto que algunos se volvieron fuertes, pero terminaron por convertirse en seres similares a esos demonios… Luego torturaron sus propias almas al sacarlas de sus contenedores. —Esas imágenes se mostraron en la mente de Marx, vio en los recuerdos de Selena como algunos hombres perdían su forma humana y ese hecho lo perturbó.
—E-Estas jodiéndome… Yo no quiero terminar así, no quiero ser como esas cosas. —Menciona Marx sintiendo ganas de vomitar.
—Mientras no hagas nada estúpido estarás bien, además, estando dentro de ti puedo filtrar esas energías negativas para evitarlo. Ahora debemos movernos, no es bueno quedarse en un solo sitio. —Advirtió Selena y Marx le hizo caso.
«13:11:45 Эђ». El paraje rojizo de la treceava hora se extendía hasta donde alcanzara la vista, todo lleno de montañas, quebradas, abismos y algunos ríos con agua, extrañamente el líquido que corría por ahí era cristalino, tan puro que podía verse el fondo sin problemas… Pero dentro había peces monstruosos que nadaban en cardúmenes, muchas veces peleando entre ellos y devorándose.
«13:24:14 Ễ≠». Durante la caminata Marx sintió alas agitándose en el cielo, su compañera le advirtió que era mejor esconderse, pues esos sonidos nunca auguran nada bueno. En lo alto dos sombras peleaban, se trata de un par de demonios alados que intentaban arrebatarse entre ellos, a un humano que atraparon y el cual gritaba desesperado por ayuda.
Uno de estos seres era de color plomo con manchas blancas en su cuerpo, el otro tenía los colores invertidos al primero, sus cabezas estaban coronadas por unos 6 cuernos de tamaño mediano, tenían largos brazos que llegaban a sus rodillas, largas garras como manos y patas similares a las de un águila. Aquel de color blanco con manchas plomas sujetaba con las garras de sus patas a su presa, mientras que con sus puños se batía en duelo con su igual. En ciertos momentos le era arrebatada la presa, para nuevamente la recuperarla en batalla al descender en picada contra el suelo. Los gritos de su pobre víctima se escuchaban por todas partes, incluso algunos LittleBastards se acercaban como carroñeros.
—Esto es algo que siempre sucede, algún incauto es capturado y atrae a más de esos monstruos. Sera mejor irnos despacio, no vas a querer ver más demonios reuniéndose. —Le dice Selena y él hace caso a su sugerencia.
—¿Cómo llamas a los más grandes con alas? —Pregunta Marx susurrando mientras se desliza por una pendiente.
—Los nombré como Wind’s Fear «Vientos de miedo», cazan desde lo alto y cuando se posan sobre ti te hacen alucinar, revives tus miedos más profundos y terminas agonizando por ellos. Luego simplemente te llevan con sus garras y… Bueno ya puedes imaginar el resto. —Contestó Selena sintiendo el desagrado de Marx.
«13:30:02 ἆↂ». Un fuerte chillido se escuchó en el cielo, la curiosidad del muchacho le hizo girar la mirada a ver que sucedía. El demonio blanco de manchas plomas había atravesado el pecho del otro con sus garras, así se llevó al humano siendo seguido por varios LittleBastards, otro grupo siguió al que salió herido y se estrelló en el suelo levantando mucho polvo.
—Wow parece que ese de color negro terminó perdiendo, es un demonio menos por el cual preocuparse. —Dijo Marx teniendo calma.
—Marx, las cosas no son tan fáciles, esos seres no pueden matarse entre sí. Cuando son gravemente heridos por sus iguales o algún humano bien armado, sus cuerpos entran en un letargo. Durante ese tiempo se regeneran y vuelven a vivir como si nada, algunos demonios oportunistas aprovechan esto para comerse sus restos… Pero simplemente no mueren, a menos que los dañes con los objetos negros que te trajeron aquí… —Nuevamente los recuerdos de Selena se mostraron a Marx, en ellos podía ver a un soldado matar demonios con una navaja de afeitar color negro.
—Esto parece de nunca acabar, ¿Quién en su sano juicio se metería a pelear contra esos monstruos? —Decía Marx terminando de caer por esa pendiente, cuidadosamente caminó pegado a la pared y llegó hasta una bifurcación del camino.
«13:34:26 ԒԎ». El muchacho siguió las instrucciones de Selena, las cuales eran seguir por el camino de la izquierda. Según ella ahí había plantas agresivas que repelían a los demonios, pero si Marx andaba con cuidado no le pasaría nada. Al terminar de salir por ese camino, sintieron un fuerte olor a carne podrida, Selena se desconcertó por ello, pero cuando indicó que se retirara notaron que la senda por donde vinieron y estaba ahora cubierta de tallos espinosos.
—¿No dijiste que estaríamos a salvo? Claramente algo no está bien por aquí… —Marx sacó aquella lanza que improvisó con el palo de escoba y los cuchillos, la sostenía en modo defensivo por si lo peor pasaba.
—Esto está mal, los Demon’s Root «Raíz de demonio», no deberían estar tan extendidos, ni siquiera los monstruos más grandes se acercan por aquí, ya que esas plantas los atrapan y los devoran durante mucho tiempo. —Mencionó Selena sintiendo miedo y dudas sobre la situación.
De los tallos espinosos tras ellos, comenzaron a florecer unas rosas negras en cuyo centro tenían colmillos, los tallos crecieron mostrando varios ojos con pupilas amarillas y parecían comenzar a tomarle atención a Marx. Él no tuvo más opción que correr fuera del sendero, al hacerlo se topó con una madeja de ramas espinosas rodeando un gran cuerpo carnoso. A Marx casi le da un paro cardíaco al toparse con tal escena, pero sucede que los ojos de esas plantas estaban más enfocados en otra cosa.
—Ya entiendo, con que era por eso… Marx, camina despacio y pegado a la pared. Ahora no eres de importancia para los Demon’s Root. —Le dijo Selena y el muchacho lo hizo nervioso.
—Entiendo… Sera mejor no joderlos mientras comen. —Murmuró Marx yéndose sigilosamente cerca del muro.
Frente a ellos había un FloatingTorturer con el cuerpo casi partido a la mitad, las almas que había capturado en su interior estaban siendo carcomidas por las fauces de esas plantas. Ramas espinosas entraban en sus cuerpos comiéndoselos de adentro hacia fuera, florecían semillas que caían al suelo y de las cuales brotaban más de esas plantas monstruosas.
—Nunca antes había visto que un FloatingTorturer fuera derribado, ni siquiera los demonios que hablan se les acercan… ¿Qué diantres pudo dejarlo en tal estado? —Se preguntaba Selena desde el interior de Marx para no hacer ruido.
—No me importa quien fue mientras salgamos de aquí… —Murmuró Marx, pero sujetó mal la pared e hizo caer unas rocas que causaron ruido.
Los grandes y destrozados ojos del FloatingTorturer veían hacia Marx, la gran bestia cerró su interior cortando los tallos que se le metieron y usó sus tentáculos para levantarse logrando estar libre de las plantas que se lo comían. Aun no podía hacer honor a su nombre flotando, por ahora se sostenía con cuatro tentáculos balanceándose torpemente y aun le quedaban dos libres con los cuales destrozó varias rosas negras del suelo.
A Marx dejó de importarle el sigilo, corrió con toda su voluntad de no ser atrapado y logró esquivar los lentos pero fuertes latigazos de esos tentáculos. La gran bestia caminaba despacio hacia él, Marx solamente sujetaba con fuerza su lanza y centró su atención en esquivar esos azotes.
—Esto es una mierda, Selena. Me dijiste que no tendría problemas mientras te escuchara… —Marx se lanzó a un costado para esquivar otro azote, el cual rompió el suelo causando la caída de piedras desde el risco y le faltaban unos 30 metros para llegar a otro sendero.
—¡Carajo! Yo no controlo las situaciones, solo no te dejes atrapar ¡Cuidado! —Advirtió Selena pues Marx se descuidó al protegerse de las rocas que cayeron por el impacto.
Marx estaba en el suelo, con una de esas aberrantes flores en su delante, esta abrió sus fauces mostrando esa gran cantidad de colmillos y un líquido asqueroso saliendo de ahí. Él no lo pensó dos veces, usó su lanza para apuñalar dentro de la flor, se esforzó lo más que pudo para levantarse y clavó el centro repetidamente, tras un chillido agonizante la planta dejó de moverse. Por otra parte, el FloatingTorturer estaba entretenido peleando con las ramas espinosas que querían someterlo nuevamente.
«13:41:36 ϰϱ». Marx tuvo menos de un segundo de alivio, pues en el instante que mató a esa planta demoníaca, sintió un fuerte dolor en sus ojos y era tan intenso como el ardor de una quemadura. El muchacho intentó no desplomarse por el dolor que sentía, alrededor de sus ojos comenzaron a formarse pequeñas y delgadas arterias negras. Apenas podía ver bien, ya que su visión estaba algo borrosa con distorsiones, se apoyó en la pared con una mano y la usó para ayudarse a escapar.
Dentro de Marx pasaba un fenómeno extraño, cuando mató a esa flor una especie de energía negra saltó hacia su cuerpo. Selena quien estaba ocupando el vació de su alma se percató de esto, ella hizo todo lo posible para evitar que ese cumulo oscuro invadiera el cuerpo que reside. La muchacha se esforzó poniéndose entre el vacío de Marx y la maza de energía que forzaba su entrada, aunque ella expulsó gran parte de esta, una pequeña porción terminó entrado en su compañero.
—Lo siento Marx, la energía negativa de esa planta entró en ti… No pude repelerla toda… Sé que duele, pero sigue adelante y yo seré tus ojos. Solo vuelve a confiar en mí, por favor… —Le decía Selena sintiéndose culpable, ella sacó su rostro por el pecho de Marx.
—No toda la culpa es tu-tuya, me dijiste que pasaría si seguía teniendo contacto con esas cosas… Me-Me desesperé y no te hice caso. —La visión de Marx estaba en tonos sepias, extrañamente solo podía ver sombras moviéndose a su alrededor.
—Ve hacia adelante, que no te distraigan los ruidos detrás de ti… Hay una roca así que tendrás que rodearla… ¡Marx detente y escóndete pegado a la roca! —Selena le indicaba con un tono que demostraba confianza, tras ellos la lucha del FloatingTorturer contra las Demon’s Root era brutal, los bramidos, rugidos y el sonido de carne siendo golpeada y picada colmaban el lugar. Selena le dijo a Marx que se esconda, pues una flor demoníaca salió volando hacia donde estaba y terminó por estrellarse muerta delante de Marx.
—¿Ha-Hay algo delante de mí? —Dijo Marx pudiendo distinguir un bulto negro.
—Es un Demon Root muerto, rodéalo y no lo toques. Si sigues en contacto con esos seres te pondrás peor. Vamos, camina un poco a tu izquierda y te diré hasta donde. —Ella le indicaba con precisión para que camine, Marx logró evadir el cadáver y por ultimo Selena le gritó que corriera en línea recta a toda velocidad.
Marx corrió confiando en su compañera, se tropezaba algunas veces, pero ponía sus brazos adelante para evitar golpearse contra el suelo y continuó así el resto del trayecto hasta llegar a un sendero que lo alejaría de esos monstruos. El FloatingTorturer lo vio corriendo e intentó seguirlo, sin embargo, se detuvo por que los Demon’s Root le habían carcomido los tentáculos que usaba para sostenerte, las plantas querían hacerlo caer para seguir devorándolo. La gran bestia saltó usando los tentáculos que le quedaban en dirección contraria a Marx para escapar, así se alejó de las plantas y se arrastraba con sus últimas fuerzas.
«13:55:17 ԑӼ». Aquel muchacho casi ciego aun corría guiado por la voz de Selena, no sentía cansancio alguno pues su vida estaba en juego. Tras varios minutos escuchó a la chica dentro de él decirle que se detenga, Marx se puso de espaldas contra la pared, cayo rendido y temblando por el miedo que tenía.
—Se-Selena… Algo anda mal con mi vista… —Él se sobaba los ojos con sus muñecas, poco a poco lo que veía se tornó más nítido y terminó sorprendiéndose.
—Primero perdiste el tacto, no sientes dolor ni cansancio físico… Ahora has perdido parte del sentido de la vista, pero no es como si te fueras quedar ciego, has perdido la vista de un humano normal. Todo irá perdiendo sus colores, sin darte cuenta podrás ver cosas extrañas de otros planos. —Dijo Selena algo triste, efectivamente Marx no podía ver el mundo de la misma forma, todo estaba con tonos sepias y parecía que las paredes se movían.
Al tocar la pared más cercana se vio abrumado por los sentimientos que albergaba, sintió en carne propia los horrores que pasaron ahí, vio a muchas personas ser asesinadas por los demonios, revivió su dolor y sufrimientos como si el mismo los pasara. Tales abrumadores sentimientos estaban por enfermarlo, pero repentinamente se sintió mejor.
—Si te dejas dominar te lanzaras a la locura, yo voy funcionar como tu alma y filtraré lo más que pueda de estas cosas. Solo piensa en ti mismo, olvídate de tu entorno y céntrate en tu persona… No pierdas tu sentido de yo, ni dejes tu ego de lado. —Le sugería Selena mientras evitaba que masas negras entren en el vacío de Marx y él le hizo caso calmando su respiración.
—Ya estoy mejor… Muchas gracias ―viendo su reloj―. Solo faltan cinco minutos, lo primero que quiero hacer es meterme en mi cama y no despertar hasta mañana. —Dijo Marx relajándose sobre esa pared.
—Oye, no te acuestes con la ropa sucia, es asqueroso que hagas eso y además estas todo sudado. —Le renegó Selena.
—¿De verdad quieres que me bañe a estas horas? ―ella se estremeció al recordar que lo hace con agua fría―. Solo limpiaré mi cuerpo y me pondré el pijama, así que no saques tu cabeza mientras lo hago. —Respondió Marx despreocupado.
—Al menos eso es aceptable, ciertamente los hombres viven de manera muy descuidada…
La treceava hora había comenzado a desvanecerse, Marx pudo reconocer las calles que se estaban volviendo más nítidas, las identificó como a 10 cuadras de su casa y se puso en la vereda para evitar cualquier accidente.
«01:00:01 AM». Ya estando en la realidad, Marx caminó hasta la avenida para tomar un taxi, a tales altas horas de la noche le cobraron algo caro, pero lo pagó sin problemas. Durante su trayecto él podía observar que la calle tenía personas extrañas, no entendía que hacían ahí pero el agotamiento hizo que dejara de prestarles atención.
Como dijo antes, limpió su cuerpo con unos paños y se arropó para dormir, no quería saber nada más del mundo, solo deseaba estar en su cama y tomar todo lo sucedido como una pesadilla. Tras dar las buenas noches a Selena terminó siendo vencido por el sueño, dentro de él aquella muchacha estaba contenta de volver a sentir la suavidad de una cama y también se quedó profundamente dormida.
Fueron dos noches difíciles para Marx y Selena, pero aún faltan dos más para que puedan llegar al sitio donde ella dijo que había armas. Las cosas no iban a ponerse fáciles de ahora en adelante, aunque ellos no querían pensar en el tema, ambos sabían que era una realidad.
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