Lost Sorrow Vol. 1 Prólogo. - 00
«Lo siento…»
Decía una voz femenina, aquella chica de cabellos claros me miraba con tristeza, para luego dar media vuelta y alejarse lentamente de mi. En ese instante mi mente estaba en blanco, bloqueando incluso las lágrimas a punto de brotar.
Solo podía ver, como en una cadena de recuerdos rápidos, las imágenes de todo lo ocurrido y las cosas que me negué a ver por miedo. Miedo a enfrentar la realidad…
Recuerdo que solo quería cerrar los ojos y dormir… en un intento inútil de que todo lo ocurrido hubiera sido un sueño…
Vuelvo a abrir los ojos, esta vez la luz brillante de la mañana me ciega por un momento y me percato que ya no estoy en ese mirador lejano a las afueras de la ciudad, esta vez me encuentro en lo que parece ser un vagón de tren, sentado y recostando mi cabeza en el respaldo de mi asiento.
Me había quedado dormido.
<<Ha un buen tiempo desde la última vez que soñé con ella…>>
Me digo a mi mismo, a la vez que me incorporo hacia adelante y mis sentidos se despejan poco a poco
Me restriego los ojos tratando de sacarme esas imágenes que de nada me sirven ahora y trato de enfocarme en el presente.
<<Ese tipo no existe, ahora soy otra persona>>
Trato de enderezar mi postura en mi asiento, que es de color azul monótono como el blanco deslavado del tren. Una especie de oda a la lamentable sociedad individualista de Japón.
Voy camino a la preparatoria y me doy cuenta que el vagón está extrañamente vacío para ser un día lunes en la mañana, ya que por lo general a esta hora el tren va repleto.
Momento en el que me relajo por fin, pensando que tengo el vagón completo para mí.
Veo en el reflejo de la ventana de enfrente mis cansados ojos azules. Siempre tengo una mirada de cansancio y además de que hace un tiempo ya que vivo con sueño.
Trato de ordenar mi negra cabellera.
<<Desordenado como siempre…>>
Mientras termino de divagar sobre mi cabello, me doy cuenta que no estoy tan solo como pensaba, una mariposa blanca me estaba haciendo compañía y revoloteaba cerca mío quizás desde cuándo.
<<Esta mariposa… ¿Cómo llegó aquí? Se ve tan tranquila y ajena a todo que la envidio.>>
Me doy cuenta que además de la pequeña voladora, sentada a unos dos puestos de mí, a mi derecha, había una chica de pelo corto castaño rojizo y tez blanca, nunca la había visto y sin embargo lleva el mismo uniforme de chicas de mi preparatoria, es decir, chaqueta azul marino, camisa blanca, cinta roja alrededor de su cuello y una falda escocesa roja. Está durmiendo plácidamente y sin percatarse de nada, se ve cansada, ajena a todo, igual que la mariposa.
Observándola me doy cuenta que la mariposa decidió ir a hacerle compañía, esta vez posándose sobre la nariz de la dormida, sin embargo, la chica no se inmuta para nada, lo que por alguna extraña razón me molesta. Quería hacer algo para alejar a la mariposa y que dejara dormir a la chica, en realidad a mí tampoco me gustaría que me despertara un insecto mientras tomo mi siesta matutina pre-estudios.
Me acerco un poco e intento alejarla de su nariz con mi mano derecha, el tren se mueve y mi mano pasa peligrosamente cerca de ella.
<<Si por culpa del movimiento la golpeo con mi mano, me tiro del tren>>
Cambio de táctica, esta vez me acerco un poco más y utilizo mi boca para espantarla de un soplido, pongo mi boca como si fuera hacer un silbido y soplo. Al segundo intento, esta vez más fuerte, la pequeña mariposa se retira, como si supiera lo que iba a ocurrir…
Cuando termino de soplar y ver como la mariposa se retira de la nariz de la chica, me percato que estoy peligrosamente cerca de ella; el movimiento del tren me había acercado lo suficiente como para que mi boca quedara a unos 5 centímetros de la de ella.
En la misma posición, levanto la mirada y veo que la chica había despertado, pero no se había movido de donde estaba, sus ojos verdes se mostraban sorprendidos, pero ella no hacía ningún ruido ni expresión. Lo que es yo, apenas me percate de ello salté lejos e iba a hacer la legendaria técnica «disculpa de rodillas» cuando de pronto las puertas de los vagones se abren y con ello ingresan una gran cantidad de gente y entre oficinistas y estudiantes llenan el vagón. Mientras me paro rápidamente a recoger mi bolso que había quedado en mi asiento, intento dar un último vistazo a la chica entre la multitud y me percato que ella está mirándome sentada donde mismo y aunque lo que acaba de pasar podría ser considerado como acoso sexual, su mirada no muestra rencor alguno y mucho menos temor, su mirada demuestra… ¿curiosidad?
Las puertas del tren se cierran y este vuelve a ponerse en marcha, mientras un sudor frío corre por mi sien.
<<¿¿En qué demonios estaba pensando?? ella va en mi misma preparatoria, de seguro les contará a todos que soy un acosador sexual y mi vida terminará en un calabozo mugriento y frío.>>
pero la vida le encanta llevarme la contraria incluso para las cosas malas….
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