Lost Sorrow Vol. 1 Prólogo. - 18
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- 18 - Lost Sorrow Vol. 1 - Capítulo 4 - 5: Reina sin trono.
De acuerdo a lo planeado, me encontré con Annaisha en la salida de la preparatoria para acompañarla a ir a buscar a Emiko-chan, que según me dijo ya le había contado que irían a ver a su madre luego de casi dos semanas sin verla, lógicamente Emiko-chan se emocionó con la idea.
Luego de pasar a buscarla a su escuela, partimos rápidamente al hospital en el que se encuentra la madre de Annaisha. No nos tomó mucho tiempo llegar ya que esta vez pedimos un taxi para hacer el trayecto más rápido. Luego de ingresar al hospital nos dirigimos a la habitación donde se encuentra, le dije a Annaisha que esperaría afuera mientras conversaban con Emiko.
No sería correcto que estuviera ahí dentro, es un tema que deben conversar en familia.
Pasó unos minutos mientras estaba sentado en una banca blanca del pasillo que estaba justo afuera de la habitación en cuestión, hasta que a mi izquierda escucho unos pasos, los cuales se detienen justo enfrente mío.
—¿Qué haces aquí…? —Alcé la mirada para ver de quién provenía la pregunta, al hacerlo me topo con el mismo padre de Annaisha quien me mira extrañado y algo cansado.
—Fujioka-san… —me pongo de pie apenas lo veo, intentando saber cuáles son sus intenciones.
—Tranquilo, vengo en paz… —dice mientras toma asiento en la misma banca donde estoy.
Me cuesta un poco reaccionar antes esta persona que de alguna forma se ve muy diferente del pedante y egoísta padre de Annaisha.
Lentamente bajo la guardia y tomo asiento junto a él, al hacerlo me percato que tiene una bolsa con algunas cosas como flores y una caja de bombones.
<<¿En serio…?>>
Pienso mientras siento que aquel momento de silencio sentado junto a él se hacía eterno.
—Sus hijas están adentro ¿porque no entra? —le pregunto sin mirarlo.
—Lo sé, las vi entrar al hospital… Junto a ti… —me responde casi sin ánimos.
Esa pequeña pausa en su respuesta me dio a entender lo que le preocupa. Sin embargo, su siguiente pregunta me confirma lo que sospechaba…
—¿Qué eres para Annaisha?
—¿En serio va a fingir ser un padre celoso con su hija justo ahora? —respondo molesto y acto seguido me dispongo a ponerme los audífonos y así ignorar con más facilidad cualquier tipo de réplica…
Pero dicha réplica no llega.
Lo miro para cerciorarme de que efectivamente seguía ahí, pero solo lo veo con la mirada perdida en el piso, hacia la nada.
—¿Se encuentra bien…? —ni siquiera sé por qué pregunté eso, creo que fue por mera educación.
—Cuídala ¿si? —su voz suena muy baja, ni siquiera parece el padre de Annaisha que una vez conocí.
—¿Qué quiere decir? —pregunto, algo preocupado por ese cambio repentino en la forma de ser de él, pero no alcanzo a recibir respuesta.
—Padre… —era Annaisha que nuevamente vuelve a sorprendernos.
El padre de Annaisha se levanta rápidamente del asiento al verla, creo que intentó abrazarla, pero ella no tenía intenciones de ello y simplemente lo mira con los brazos cruzados. Sin embargo, no muestra enfado, solo está ahí parada junto a la puerta de la habitación
Por lo que el padre se detiene enseguida al verla.
Pasan un par de segundos hasta que por fin Annaisha pronuncia unas palabras…
—¿Masao-kun puedes entrar un momento? Mi madre quiere conocerte —dijo mientras me dedica una pequeña sonrisa—. Yo esperaré afuera mientras…
—¿Estás segura? —pregunté preocupado, no me agrada mucho la idea de dejar los dos solos afuera.
—Descuida estaremos bien —respondió totalmente segura, mientras el padre nos miraba sorprendido intentando comprender la situación.
Por lo que acto seguido ingreso a la habitación, algo nervioso por todo lo ocurrido. Sin embargo, intento lo mejor que puedo mantener la compostura, ante todo.
—¡Ma Onii-chan! —me recibe con un abrazo de parte de Emiko-chan, mientras me lleva de la mano invitándome a pasar.
La habitación se ve bastante iluminada a pesar de que ya el sol se estaba poniendo, unos visillos blancos al fondo de la habitación se balancean suavemente con el viento que ingresa por la ventana y justo enfrente mío una mujer sentada en la cama de sábanas blancas y cuyo cabello castaño y largo cae sobre su hombro izquierdo.
—Masao-kun… Al fin te conozco —dice aquella mujer quien me mira con una sonrisa amable, su voz suena muy suave y tranquila—, por favor, siéntate aquí —indicándome con su mano una silla blanca a su costado derecho de la cama.
Me acerco a la silla la cual me indicó sin decir nada y tomo asiento, también me doy cuenta que aún está con el suero intravenoso.
—Mucho gusto señora Fujioka, yo… —estoy algo nervioso, se parece mucho a Annaisha incluso tiene sus mismos ojos verdes.
—Mis hijas me han hablado mucho de ti… —su voz suena muy débil pero no tanto como para no ser escuchada—. También debo pedirte disculpas por haberte metido en todo esto… Sin embargo, debo admitir que es mi culpa que haya ocurrido en primer lugar…
—Lo hecho, hecho está —declaré.
Ella me mira y luego de una pequeña pausa, sonríe.
—Es verdad lo que mencionaba Anna de ti… Eres directo y sincero.
—Sólo digo lo que pienso y muchas veces lo hago sin meditarlo mucho —dije analizándome también.
—Agradezco mucho que hayas decidido estar ahí para Anna y Emiko mientras yo no estaba, has sido de más ayuda de lo que crees… —dijo mientras mira a Emiko-chan entre sus brazos y a su vez ella la mira algo confundida.
—Aun así… No estoy seguro de que sea yo a quien deba decirle todo esto… —dije algo confundido también.
—Lo que quiero decir es que has hecho más que yo en estos momentos difíciles, Masao-kun… Recuerdo que cuando caí enferma Anna siempre estaba algo decaída y aunque intentaba ocultarlo, se notaba que estaba cansada y sin ánimos, luego me percaté que cuando vino a visitarme un día, la logré ver con mejor ánimo y que se debía a que un compañero de clases se dio cuenta e intentó ayudarla…
Cuando mencionó eso me mira y luego mira a Emiko-chan quien me sonríe de manera inocente
—Yo siempre soñé con tener una familia completa y el amor ideal… Y que este duraría para siempre… Sin embargo, Anna estaba luchando por mí y Emiko, por eso debo luchar por mí y mi familia… Me di cuenta que era deber mío lograr reponerme de esto y que no debía decaer sólo porque las cosas no salieron para mí como esperaba.
Fruncí el ceño al escuchar esas palabras.
—El egoísmo tiene muchas formas… incluso se camufla como culpa… —comento de manera pensativa.
Fujioka-san me mira con una mezcla de confusión y sorpresa.
Tomo un poco de aire y declaro:
—Supongo que sé a qué se refiere… yo también creía en ese cuento de hadas como el amor… pero la vida me ha enseñado a no creer en las palabras bonitas solo por que las dijo quien te gustaba o en quien creías… las mentiras incluso se camuflan como buenas intenciones…
Fujioka-san me mira nuevamente, algo pensativa.
—Tu también tuviste que pasar por algo así… pero algo me dice que no es solo una chica quien te rompió el corazón… ¿no es así?
Guardo silencio ante aquella declaración, miro hacia los lados tratando de ordenar mis ideas y a su vez tratando de que aquellos recuerdos no vengan a mi a atormentarme.
—Cuando uno cae… Lo mejor que puedes hacer es levantarte, al mundo no le importas si caes, este seguirá girando y no se pondrá a llorar contigo. Los adultos siempre nos hablan de que debemos seguir adelante, de que nuestros problemas no son la gran cosa… hasta que lo viven ellos mismos. Entonces ahí es cuando importan ¿no?
Es cuando caigo en la cuenta de lo que había hecho, acabo de conocer a la madre de Annaisha y lo primero que hago es sermonearle… un chico de preparatoria sermoneando a una mujer mayor…
Aunque viéndola bien no es demasiado mayor, se ve bastante joven para tener a una hija de mi edad…
Ella me miraba sorprendida hasta que veo como una pequeña lagrima corre por su mejilla derecha.
<<Mierda… la cagué >>
—¿Mamá, por qué lloras? No llores… —dijo Emiko-chan quien se había subido a la cama a abrazar a su madre fuertemente.
—Estoy decepcionada de mi misma… No fui una madre responsable para ustedes cuando más lo necesitaban y gran parte del peso se lo llevó tu hermana… Por eso mamá se siente triste, porque cometió errores que se podrían haber evitado… —agrega la madre de Annaisha, mientras abraza a Emiko-chan fuertemente… Es como si se aferrara a ella—. Tuve miedo… Y por eso actué con egoísmo y producto de eso les traje problemas a todos los demás.
—Señora Fujioka…
—Por favor llámame Mizuki… —me dijo sonriendo amablemente y con unas pequeñas lágrimas en los ojos, aunque de manera firme, creo que se debe a que no aprecia mucho el apellido de su marido… A pesar de todo, no pude evitar ponerme algo nervioso al respecto…
—Mi… Mizuki… san… —la llamé algo nervioso al llamar directamente a la madre de Annaisha por su nombre—. Usted… Usted ha cometido errores… como todos, pero se supone que de los errores se aprende el doble que del éxito…
—Si… Annaisha me recordó todo lo importante que aún me queda… y tú también, por lo que no debo rendirme…
—Esto… Creo que debo decirle esto antes de que le afecte de manera negativa… Su esposo está afuera conversando con Annaisha-san ahora mismo…
—¡¿Papá está aquí también? —salta Emiko-chan que claramente no sabía todo el asunto.
—Lo sé… yo lo llamé —declara Mizuki-san, por lo que me sorprendí al escuchar eso.
—¿Está segura de esto…? —pregunté.
—Si… es necesario aclarar las cosas de una vez por todas.
Dijo ya, con una seguridad que me recuerda a la actitud de Annaisha, en aquellos momentos cuando se le mete algo en la cabeza y no se le puede sacar de esa idea.
Así que dicho eso, me dispuse a salir de la habitación, no sin antes despedirme con una pequeña reverencia… En eso veo que se acerca Emiko-chan:
—¡Ma Onii-chan, espero que pronto vayas a casa cuando mama se mejore! —dijo con su sonrisa de siempre.
Sin embargo, esta vez no dije nada y salgo de la habitación en silencio.
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