Lost Sorrow Vol. 1 Prólogo. - 22
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- 22 - Lost Sorrow Vol. 1 - Capítulo 5: Tsukino Kohana.
No sabía lo que le había ocurrido en un principio, de verdad me asusté cuando lo vi caer sobre sus rodillas y ver cómo su mirada se perdía en la nada.
Creo que fue la primera vez que tuve ese miedo incontrolable de perder a alguien en mi vida y ahora que estoy un poco más tranquila, estuve recordando cómo lo conocí y cómo fue que llegué a sentir algo más que amistad por él…
Yo siempre he sido una estudiante que podría considerarse… «prodigio» al menos es lo que siempre mis padres y profesores dicen de mí, ya que los estudios jamás han sido un problema para mí, siempre saco diez en los exámenes, así como también terminar en primer lugar en las calificaciones de la preparatoria, Debo aclarar también, que la preparatoria donde asisto es una de las mejores del país con un porcentaje de egresados y matriculados en universidades de renombre de manera exitosa, del casi 98 por ciento. Así que, gracias a mi estatus de alumno ejemplar y una estudiante con calificaciones sobresalientes, la gente me trata de una manera distinta a como lo hace el resto.
Y es algo que siempre detesté.
Las personas siempre me ven como si me tuvieran miedo y si me hablan, siempre en plan hipócrita a tal punto de darme la razón, aunque este equivocada simplemente porque soy yo…
Supongo que por eso me agradó Fumiko, ya que, aunque siempre intentaba tratarme de manera correcta o mejor dicho natural, a ella nunca le funcionó. Fumiko y yo nos habíamos hecho amigas desde el principio de ese año, cuando llego transferida de otra preparatoria y como es natural llamo la atención de todos al ser la chica nueva. A Fumiko la conocí cuando comenzamos a hablar en los descansos, de hecho, tiempo después, me confesó que siempre me veía escribiendo en mi laptop y que le llamó la atención lo concentrada que estaba y así según sus propias palabras, juntó valor y un buen día me habló. La manera tan distraída e inocente con la que se desenvolvía en un principio me molestó, a veces era tan inocente y confiada respecto a las personas que simplemente se dejaba llevar y no sabía qué hacer, al menos es lo que aparentaba… Fue entonces que mi instinto de hermana mayor salió a florecer y terminé tratando a Fumiko como la hermana pequeña que nunca tuve… Aun que, si bien era inocente en algunos aspectos, en lo que respecta a chicos… Debo decir que sabía más que yo…
Simplemente ese era un ámbito que yo desconocía.
Es algo vergonzoso, pero supongo que hasta una estudiante «prodigio» tiene derecho a sentirse atraída por alguien…
Sin embargo, los chicos no suelen hablarme… Al parecer también me tienen miedo.
Hasta que un día… Un chico de cabello negro y ojos azules se sentó justo enfrente mío en la cafetería, recuerdo que me miraba fijamente como intentando reconocerme…
<<¿lo conoceré de algún lado?>> me preguntaba al ver que no apartaba la mirada de mi… Incluso me llegó a poner algo nerviosa, sus ojos eran realmente profundos.
Además, también estaba algo molesta, quería seguir escribiendo, pero este chico no apartaba la mirada…
—Si vas a seguir haciendo eso te reportaré a la dirección de la preparatoria como un acosador ¿quedo claro? —declaré tranquila mientras miraba mi laptop.
—¿Ah? lo siento, es que olvidé mis lentes de contacto en casa y estaba pensando cómo hacer para ir a buscarlos y volver sin que se den cuenta y supongo que me distraje mirando a la nada… solo que no me percate que estabas tú ahí. Lo siento… je, je, je…
Su respuesta tan tranquila me avergonzó completamente, ¿de verdad era tan egocéntrica como para pensar que estaba mirándome?
Por un instante también pensé que estaría mintiendo, pero se notaba que estaba haciendo un esfuerzo por enfocar la mirada.
Así que aparte de mirarlo sorprendida por un segundo. Me sacó una carcajada como no recordaba haberlo hecho antes.
Claramente atraje la atención de todos en la cafetería, ya que «la chica predilecta de todos» se estaba riendo. Yo era consciente de eso y en ese instante no me importó lo más mínimo. Dejé lo que estaba haciendo y me apoyé en la mesa para entrelazar mis dedos y colocar mis manos frente a mi boca, sonreía luego de su respuesta y ésta aún me seguía causando gracia.
—Lo siento, realmente no me percate de ello, es raro que la gente mire directamente a los ojos… pero si tienes problemas ¿cómo haces para ver y poner atención en clases?
—No lo hago, de hecho, rara vez pongo atención en clases y si paso algún examen lo hago con lo que escuché en clases… La mayoría de las veces…
Contestó el chico de manera natural y sonriendo avergonzado.
Recuerdo que dicha respuesta causó otra carcajada en mí, luego me contó que, al no llevar los lentes de contactos, luego de un tiempo le comenzaba a doler la cabeza y que quería estar lo más tranquilo posible y al verme tan concertada pensó que sería buena idea estar sentado junto a alguien tranquilo también.
Siempre he tenido cierta facilidad para interpretar, ya sea el lenguaje corporal y los ojos y de esta manera saber que están pensado las personas y ciertamente, en ese entonces, el chico no estaba nervioso ante mi o si de alguna manera mi belleza lo hacía.
Sé que lo último sonó bastante pretencioso, pero también sé que atraigo más que el promedio y además que las miradas de los chicos siempre están en mi cada vez que pueden. Y aun así ninguno se atrevía a hablarme como lo hizo este chico y eso fue lo que me llamó la atención.
Recuerdo que al verlo me dio la impresión de que medía alrededor del 1,74 mts. Era un poco más alto que yo y su aspecto era de alguien que cuidaba de su apariencia y salud normalmente no como esos chicos del club de deporte donde sus músculos son más grandes que su cabeza. Recuerdo que tenía las manos lo suficientemente robustas para un chico de su edad, además de que sus dedos eran largos, era delgado, pero poseía unos músculos que demostraban que, si bien no abundaba el ejercicio en su vida, se preocupaba de hacer los de las clases de educación física. Así que, si bien se podría decir en resumen que es un chico normal, pero para mí era algo más… Era distinto al resto y eso me lo demostró con el tiempo.
Fue así como una amistad nació de manera natural y silenciosa, él era un grado menor que yo, pero no fue impedimento para que de a poco me abriera hacia él y terminará contándole mi sueño en convertirme en una escritora de novelas ligeras, lo que no le conté fue que por más que escribía no lograba entender el único aspecto de mi novela que me faltaba: el amor.
Como era de esperarse también sabía de mí, de hecho, había escuchado que yo era la chica más inteligente de la escuela y como los demás profesores y alumnos «me respetaban».
—¿De verdad los demás te tratan de manera tan fría? —preguntó un día cualquiera, él estaba parado mirando hacia el horizonte cerca de la reja de protección de aquella azotea, en la cual habíamos adquirido la costumbre de ir, para estar más tranquilos y poder concentrarme en mi novela mientras él me acompañaba, además de conversar de distintos temas por supuesto.
—¿Fría? ¿Qué quieres decir? —pregunté a la vez que terminaba de almorzar sentada en una banca que había allí y me preparaba para abrir el jugo que él muy amablemente me trajo.
—Digo, si te tratan de manera tan distante… ¿Acaso no saben que también eres humana y por lo mismo deberían tratarte de manera más amable? Hacen ver como si tener cerebro fuera algo por lo que temer… Además, tratar así a una chica deberían sentirse avergonzados.
La manera tan natural que mencionó esas palabras mientras daba media vuelta para mirarme a los ojos, me había sorprendido. Se notaba que no lo dijo en plan de conquista, simplemente las dijo.
—Por eso detesto a la gente a veces…
Acotó, eso fue extraño viniendo de él, sin embargo, fue algo que me impulsó a actuar… No quería que cayera en eso. No estoy segura si fue en ese instante, pero si antes sentía algo por él, ese fue el momento por el que me había decidido.
Había leído que enamorarse es como lanzarse al vacío sin saber cómo vas a llegar o si saldrás sano y salvo, pero siempre que estaba con este chico me sentía muy cómoda y… A salvo. Y no hablo solo por su manera de ser conmigo, sino que también con los demás, siempre lo veía ayudando a sus compañeros de clases y profesores con una sonrisa amable y unos ojos audaces pero cálidos.
—Kohana… —dije mientras dejaba a un lado el jugo el cual bebía, me ponía de pie y arreglaba mi falda escolar. Trataba de aguantar mi nerviosismo, pero estaba decidida.
—¿Ah?
—Dejar que alguien, que no sea de tu familia, te llame por tu primer nombre es una muestra de confianza que solo se da en amigos cercanos o… Relaciones de pareja…
Claramente se notaba mi falta de experiencia en estos aspectos, lo más cercano era las novelas que leía y en ella muchas veces era el chico quien daba el primer paso, así que realmente no sabía cómo dar a entender mis sentimientos…
—¿Estás segura? pensé que ya lo éramos —preguntó de manera natural.
—¡¿QUEE?! —pregunté totalmente nerviosa, no podía creer que lo que escuchaba y realmente no sabía cómo reaccionar—. E… Entonces… ¿Te puedo llamar Maa…Kun?
Traté de mantener la calma, era la primera vez que me ocurría algo como esto y mientras jugaba con mis dedos a la altura de mi pecho trate de mirarlo a los ojos… no sé qué es lo que me pasaba, no sabía que tenía estas manías y sobretodo que yo era capaz de reaccionar así…
Recuerdo que acortó un poco la distancia entre los dos, nuestros ojos se cruzaron y él mantuvo la mirada en los míos…
—Claro que puedes y si necesitas ayuda para tu novela o lo que sea… Puedes contar conmigo ¡Recuerda que para eso están los amigos!
—¿Eh?
—Bueno, igual es algo raro… Es la primera vez que me llaman así… Pero si eres tú, no tengo problemas. ¡Cuento contigo Kohana-senpai!
REALMENTE QUISE GOLPEARLO.
¡En serio, cómo es posible que juegue así con el corazón de una chica! Pero luego pensé que no es su culpa ya que yo no me di a entender bien… ¡Y eso es lo que más me molestaba! Recuerdo que quería dejar claro lo que sentía por él… Por lo que reuní el valor suficiente mientras recordaba un capítulo de una novela que había leído hace poco y traté de tomar una postura más «agresiva».
—¿Entonces, Ma… Maa-kun… Haz… Besado a una chica antes? —pregunté mientras me acercaba de manera lenta y todo lo seductoramente posible que se me hubiera ocurrido, aunque realmente en ese instante y en el fondo me moría de vergüenza.
—¡¿AH?! de… ¿de qué hablas?
Claramente había logrado ponerlo nervioso y por alguna razón me sentía cómoda haciéndolo, no sabía que tenía este «poder» sobre Maa-kun, a pesar de que también me moría de vergüenza, eso me dio más valor para continuar…
—Solo para que lo sepas, yo tampoco… He besado a nadie antes… ¿Quieres que averigüemos que se siente… Juntos?
—Tsukino-Senpai… Yo…
Le propiné una mirada fulminante mientras me acercaba para poder dar a entender su error…
—Kohana…senpai… No creo que sea buena idea… —confesó avergonzado mientras agachaba su mirada hacia a un costado. Esa era una faceta de él que no conocía y una totalmente adorable.
—Acaso… ¿No soy de tu tipo? —esa pregunta, aunque la mencioné de manera casi coqueta, en el fondo era algo que me preocupaba «¿y si de verdad no le gusto?» pensaba.
—¡Para nada, al contrario! Senpai, debes saber que eres una chica muy bella y que podrías tener a cualquier chico que quisieras y no solo eso, eres alguien digno de admirar, por lo que jamás pienses que no eres el tipo de chica que le gustaría a alguien o no. De hecho, no deberías pensar en si puedes hacer lo que los demás esperan de ti, ¡eres tú quién debe pensar en si ellos te merecen o no! —Respondió, con una determinación y entusiasmo que me sorprendió.
Sentí como mi rostro se había puesto rojo y lo poco que estaba de salir humo de mis orejas de lo avergonzada que estaba… y también estaba feliz, incluso ahora él estaba pensando en mí…
Quise acercarme un poco más, tenía unas ganas enormes de abrazarlo y decirle sin titubeos lo que sentía y pensaba de él…
Pero la vida es un titiritero caprichoso que juega contigo si le das la oportunidad.
Cuándo comenzaba a acercarme lentamente para alzar mis brazos y abrazarlo, de la puerta de entrada a la azotea de la preparatoria, una chica de cabellos marrones, hasta media espalda y una pequeña trenza por su costado izquierdo de su rostro, había aparecido por el pórtico. Sus ojos celestes nos miraron por un pequeño instante, acto seguido en una demostración que hasta el día de hoy considero totalmente territorial, se abalanzó sobre Maa-kun, posó sus labios en los de él, mientras ella se colgaba de su cuello. Ella era más pequeña que yo y por supuesto mucho más que Maa-kun. Era Inoue Fumiko… Mi “casi” hermana pequeña… Y llevaba su jersey de lana color miel como siempre, aquel que le hacía parecer más pequeña de lo que ya era.
—¡Fumiko, por qué haces eso de repente! ¿te das cuenta que no estamos solos? —preguntó Masao mientras me miraba avergonzado.
—¡Tenía unas ganas enormes de verte y como no contestabas el móvil me preocupé! luego recordé que siempre te juntas con Senpai en la azotea y por eso vine… ¡Oh! Hola Senpai ¿Sigues escribiendo tu novela? —preguntó la chica mientras bajaba del cuello de Maa-kun y posaba sus manos en el pecho de él.
Lo que acababa de ver me había dejado destrozada, no sabía qué pensar, de hecho creo que quedé paralizada por un segundo. Sin embargo, encontré fuerzas para reponerme y actuar de manera natural:
—No… Sabía que ustedes dos, estaban…
—¿Saliendo?, Senpai, no es algo que estemos diciendo a todo el mundo… Pero supongo que olvidé mencionarlo, je —Comentaba Fumiko mientras se daba un pequeño golpe en la cabeza con sus nudillos de la mano derecha, sacaba la lengua y cerraba un ojo, en demostración de una acción algo torpe.
—De hecho, eso era algo que quería comentarte hoy… Pero creo que no alcancé a hacerlo, je —sonreía Maa-kun de manera avergonzada.
Luego de verlos y tratar de controlar mis emociones al ver tal descubrimiento, me llevé la mano izquierda a mi rostro mientras posaba mis dedos índice y pulgar en mis sienes en un intento de taparme los ojos y declaré:
—De tal palo, tal astilla. Ustedes dos son exactamente iguales de torpes…. Bueno supongo que hay excepciones a la regla y efectivamente los polos iguales se pueden atraer.
—Bueno, ¿qué puedo decir? las cosas se dieron por si solas —agregó Maa-kun de manera algo preocupada.
—¿y desde cuándo? —Pregunté desinteresada, pero temerosa en mi interior.
—Creo que comenzamos a hablar en sala de clases unos días después de que me transfiriera a esta preparatoria, él me ayudó a hacer un problema que no lograba entender, lo encontré tan tierno y amable que desde entonces comenzó a… Llamarme la atención… pero creo que fue hace una semana, cuando me invitó a ver el atardecer a las afueras de la ciudad y comenzamos a salir ¡fue muy romántico! —respondió Fumiko entusiasmada.
Sinceramente no estaba segura de que es lo que pensaba Fumiko en ese entonces, me sorprendió la facilidad con la que besó a Maa-kun frente a mi…
Acto seguido intentó llevarse a Masao de la mano mientras me sonreía.
—¡Vamos Masao, las clases están por comenzar!
—Maa-kun… —Murmuré mientras bajaba la mirada.
—¿Kohana-Senpai? —Preguntaba Masao de manera confundida y con clara preocupación.
—¿La llamas por su nombre? Mmm… eso no me lo esperaba ya que ni yo lo hago… —Preguntaba Fumiko a Maa-kun, mientras ponía su dedo índice de la mano derecha en su barbilla en un gesto pensativo.
—¡Bien! Solo puedo decir que les deseo lo mejor, ambos se merecen, así que por favor quiéranse y cuídense mucho ¿sí? —Finalicé mientras tomaba mis cosas y me disponía a retirar, no sin antes detenerme un poco ante Maa-kun y decirle al oído:
—Lo del beso era verdad y no pretendo rendirme…
Dicho esto, me despedí de ambos y mientras bajaba las escaleras, no quise mirar atrás… Pero sentía como unas lágrimas tibias recorrían mis mejillas.
Aun así, a pesar de mi tristeza y dolor, lo que le había dicho a Maa-kun era verdad, no pretendo rendirme, pero una cosa había quedado clara para mí y era que Maa-kun estaría con ella, pero… ¿quién estaría para Maa-kun?
A Fumiko la considero mi hermana pequeña pero aun así…
Quizás de verdad estoy siendo celosa y solo estoy buscando una excusa… Pero a pesar de todo, me dije a mi misma que no me entrometería en su relación y solo sería una observadora… Si no puedo vivir el amor… Entonces lo observaré y analizaré.
Es lo que pensaba en ese entonces…
Ha pasado el tiempo, mi corazón aun duele, mis sentimientos por Maa-kun siguen ahí, pero han madurado y solo quiero que realmente sea feliz…
La vida real es así… contradictoria, insegura, relativa, cambiante, caprichosa.
A veces solo somos algo pasajero en la vida de alguien más, un personaje secundario destinado para estar ahí para el protagonista…
Y así es como esto nos lleva donde estamos querido lector, Maa-kun está bien ahora. Lo que le ocurrió, según el doctor, fue algo parecido a una insuficiencia cardiaca, es decir… su corazón a perdido fuerza…
Pero no paso a mayores gracias a que estaba cerca y logre aplicar primeros auxilios mientras esperaba a la ambulancia, lamentablemente al parecer es algo que se lleva arrastrando desde antes… Creo saber desde cuándo…
No sé qué fue lo que gatilló todo, si fue producto de lo vivido hasta ahora, todo lo que se guardó o todas las cosas que de golpe ocurrieron. Quizás el hecho de verme hizo que recordara cosas que sé que no quería hacer, pero era necesario para que él las supere…
Me da pena verlo así, Maa-kun era un chico muy preocupado por los demás. Y verlo así… Quiero ayudarlo, pero dije que sería una observadora, sin embargo, eso no me impide cuidarlo desde las sombras…
¿Aún hay preguntas en tu corazón no es así? Entiendo…
Sin embargo, no puedo responderlas ahora, ya que aún no es el momento, espero que comprendas…
Además, Maa-kun necesita recorrer este camino y si hace falta tropezar para volver a levantarse… que así sea. Pero tranquilo, no estará solo…
Al fin y al cabo… de eso se trata vivir ¿no?
¿Mm? Al parecer está despertando…
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